1 Pedro 3:18-20
- «Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua».
SI CRISTO DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
Por: Edwin Vélez, Iglesia Bautista La Gracia en Yauco
INTRODUCCIÓN
El significado de predicar «a los espíritus encarcelados» no es totalmente claro y los comentaristas lo han explicado de diversas formas. La interpretación tradicional es que Cristo, entre su muerte y resurrección, anunció la salvación a los seguidores fieles de Dios que esperaban ser salvos durante el período del Antiguo Testamento. Mateo afirma que, cuando Jesús murió, «se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron» (Mateo 27.52, 53). Algunos comentaristas piensan que este pasaje dice que el espíritu de Cristo estuvo en Noé al predicar a los que eran prisioneros del pecado (pero que ahora estaban en el infierno). Otros sostienen que Cristo fue al Hades a proclamar su victoria y la condenación definitiva de los ángeles caídos que se hallaban prisioneros allí desde la época de Noé (véase 2 Pedro 2.4).
En cualquier caso, el pasaje muestra que las buenas nuevas de Cristo de salvación y victoria no están limitadas. Han sido predicadas en el pasado así como en el presente; han sido dirigidas a los muertos y a los vivos. Dios les ha dado a todos la oportunidad de acudir a Él, pero eso no significa una segunda oportunidad para quienes rechazaron a Cristo estando vivos.
Muchas veces se ha manifestado que Cristo descendió a los infiernos después que murió. La frase “descendió a los infiernos” no se encuentra en la Biblia.Pero el muy conocido Credo de los Apóstoles lee, “fue crucificado, muerto , y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día se levantó de la muerte.” ¿Significa ésto que Cristo padeció sufrimiento adicional después de su muerte en la cruz? Por medio de este trabajo vamos a contestar esta y otras preguntas. Veamos.
EL ORIGEN DE LA FRASE: “DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS”
Es sorprendente encontrar que la frase “descendió a los infiernos” no fue encontrada en ninguna de las versiones tempranas del Credo de los Apóstoles ( ni en las versiones usadas en Roma, en el resto de Italia, y en Africa) hasta que apareció en una de dos versiones de Rufino en el 390. De hecho, no fue incluída la frase en ninguna otra versión del credo antes del 650. El mismo Rufino no pensaba que Cristo había descendido a los infiernos, solo entendió que Cristo había sido sepultado. En otras palabras, lo tomó para decir que “Cristo descendió a la tumba”. La palabra griega que se utilizó fue hades, que significa “tumba” , y no gehenna, que significa “infierno, lugar de castigo”. No es hasta el año 650 que se inserta la frase dando un sentido diferente a la misma.
Algunos han tomado la frase para indicar que Cristo sufrió los dolores del infierno mientras estaba en la cruz. Calvino , por ejemplo, decía que el “descenso de Cristo al infierno” se refiere al dato que no solo experimentó la muerte corporalmente sino que “fue conveniente que al mismo tiempo para El sufrir la severidad de la venganza de Dios , apaciguar su ira y satisfacer su justo juicio.” Similarmente, el Catecismo de Heidelberg, en su pregunta 44, dice:
“¿Por qué es añadida : Descendió al Hades?
Respuesta: A pesar de mis grandes tentaciones, estoy seguro que Cristo, mi Señor, por su angustia inexpresible, dolores, y terrores que El sufrió en su alma en la cruz y antes, me ha redimido de la angustia y el tormento del infierno.”
Otros han entendido que Cristo continuó en su “estado de muerte” hasta su resurrección. El Catecismo Mayor de Westminster, en su pregunta 50, dice:
“La humillación de Cristo después de su muerte consistió en ser sepultado, y continuando en el estado de muerte, y bajo el poder de la muerte hasta el tercer día; el cual fue expresado en estas palabras, El descendió al infierno.” Obviamente vemos que estas explicaciones no son muy convincentes, y más aún que la palabra hell no tiene el sentido de simplemente “estar muerto” como lo es el caso de la palabra griega hades. Y algunos argumentan que la frase si verdaderamente significa que Cristo descendió al infierno después de su muerte en la cruz. ¿Puede esta idea ser sostenida por las Escrituras?
POSIBLE SOSTENIMIENTO BÍBLICO DE UN DESCENSO AL INFIERNO
(a)Hechos 2:27. Es parte del sermón de Pedro en el día de Pentecostés, donde está citando el Salmo 16:10. En la versión King James dice : “because thou wilt not leave my soul in hell”. ¿Esto significa que Cristo fue al infierno luego de su muerte? Aquí la palabra hell es traducida como hades (en griego) y en el hebreo del Antiguo Testamento como seol, la cual quiere decir “tumba” o “muerte”.En la NIV traduce así: “Because you will not abandon me to the grave”. En la Reina Valera dice: “Porque no dejarás mi alma en el Hades “. Este sentido va de acuerdo con el contexto que enfatiza el levantamiento del cuerpo de Cristo de la tumba, en contraste al cuerpo de David, que se mantiene en la tumba. Aquí Pedro está usando el salmo para demostrar que el cuerpo de Cristo no sufrió descomposición , a diferencia del cuerpo de David, que “murió, y fue sepultado , y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy” (v. 29).
(b)Romanos 10:6-7. Estos versos contienen dos preguntas retóricas citadas de Deut. 30:12-13.El punto de este pasaje es que Pablo está diciendo no que contesten las preguntas, porque Cristo no está lejos, sino cerca, tan cerca de ellos como si confiesan con su boca y creen en su corazón (v. 9). Algunos argumentan que Cristo descendió a los infiernos como lugar de castigo ( en griego gehenna). De acuerdo con el pastor Wayne Grudem en su libro Systematic Theology , aquí la palabra “abismo” viene del griego abyssos , un término que utiliza la Septuaginta para referirse a las profundidades del océano,refiriéndose al reino de la muerte.Pablo usa la palabra “profundo” (abyssos) como un contraste de “cielo” en orden de dar sentido a un lugar que es inaccesible, inalcanzable a los seres humanos. El contraste no es “¿Quién irá a buscar a Cristo en un lugar de gran bendición (cielo) ó a un lugar de gran castigo (infierno)?” pero mejor aún es “¿Quién irá a buscar a Cristo en un lugar de alta inaccesibilidad (cielo) ó un lugar de baja inaccesiblidad (lo profundo, ó el reino de la muerte)?” En fin, no hay una clara afirmación ó negación de un “descenso al infierno” que pueda ser encontrado en este pasaje.
(c)Efesios 4:8-9. Este es un versículo clásico que se usa para afirmar el descenso de Cristo a los infiernos. En la versión católica Torres Amat de la Biblia hay un comentario con respecto a este pasaje y dice:”En su ascensión llevó consigo a los cielos las almas de los justos que estaban en el seno de Abraham.” De hecho, en su libro Manual de Doctrina Reformada , Louis Berkhof nombra esta doctrina católica como el limbus patrum. La describe así: “Es el lugar donde las almas de los creyentes del Antiguo Testamento fueron detenidas en un estado de expectación, hasta la resurrección del Señor de entre los muertos.Después de su muerte, Cristo descendió a esta parte del hades, libertó a dichos creyentes y triunfantemente los llevó al cielo.” Pero, ¿enseña ésto la Biblia?
Cuando analizamos el cap. 4 de Efesios vemos que se se está hablando de la unidad del Espíritu. Pablo insiste en que esa unidad no excluye el ejercicio de los dones. Por el contrario , la diversidad de dones ayuda en el crecimiento del cuerpo de Cristo, proveyendo madurez y la estabilidad necesaria para guardarse de las falsas enseñanzas. En los v.7-11, Pablo comienza con el argumento que Dios ha distribuído graciosamente dones a su pueblo.
Pero la controversia son los v.8-9. Según el libro Commentary on the New Testament Use of the Old Testament de D.A. Carson y G.K. Beale , estos versos que son traídos del Salmo 68:18, cuyo contexto es el triunfo sobre los enemigos. Entre los intérpretes del judaísmo resaltan que este salmo se refiere al ascenso de Moisés al cielo a recibir la Torah de parte de Dios. Así mismo, Pablo está resaltando el triunfo de Cristo sobre sus enemigos. No solo lo resalta con la frase “llevó cautiva la cautividad”, sino también en el v.10 donde dice “es el mismo que también subió por encima de todos los cielos”. El v. 8 viene a recalcar todo el contexto del triunfo de Cristo sobre sus enemigos, y no de llevarse la cautividad del limbo de los patriarcas.
Wayne Grudem en su libro Systematic Theology dice que el v. 9 se refiere a la encarnación de Cristo en la tierra. La frase “las partes más bajas de la tierra” son aceptables en el texto griego como “las partes más bajas las cuales son la tierra”. Ejemplo de esta regla es en la frase “la ciudad de Chicago”, la que significa “la ciudad la cual es Chicago”.Pablo está hablando de ese “descenso” del cielo el cual ocurrió cuando Cristo nació como hombre.El verso está aludiendo a la encarnación, y no a un descenso al infierno.
CONTROVERSIA POR EL PASAJE DE 1 PEDRO 3:18-20
- El teologo uruguayo Pablo Santomauro, escribió un buen artículo, el cual hemos publicado en el blog, defendiendo esta otra posición, que es otra de las posibles interpretaciones. Ver El Seol, el Hades y el Infierno
Quizás este es el pasaje más enigmático de este tema. Algunos sostienen que “Cristo fue y predicó a los espíritus encarcelados”, les proclamó el evangelio y les ofreció una segunda oportunidad para arrepentirse, ó solamente que fue proclamar el triunfo sobre ellos y que serían eternamente condenados. Pero falla al contexto del pasaje.Primeramente, Pedro no está diciendo que Cristo les predicó a los espíritus en general, solo aquellos que “no obedecieron en los días de Noé”. Siendo una audiencia limitada, sería un extraño grupo para Cristo para viajar al infierno y predicarles.Si Cristo proclamó su triunfo, ¿por qué solo lo hizo a estos pecadores y no a todos? Si ofreció una segunda oportunidad de salvación, ¿por qué solo lo hizo a ellos?La Escritura es bien clara al definir que no hay oportunidad para arrepentirse luego de la muerte(Lucas 16:26; Heb. 10:26-27).
Varios comentaristas ven en este pasaje , junto con Judas 6 y II Pedro 2:4, al hecho de que los “espíritus encarcelados” son demonios, los espíritus de los ángeles caídos, y Cristo fue a proclamarle condenación en esas “prisiones de oscuridad”. Algunos le llaman a este lugar el Tártaro , que es un lugar más abajo del hades.Lo ven como sinónimo de infierno y abismo.De hecho, el Tártaro era el reinado del inframundo en la mitología griega.En este lugar fueron aprisionados los Titanes. Algunos escritores judíos como Josefo identificaban a los Titanes con los ángeles caídos.Según D.A.Carson en su libro Commentary on the New Testament Use of the Old Testament, la palabra que utilizó Pedro (pero no Judas) para infierno es tártaro, una palabra que era de uso corriente en el vocabulario de alguien influenciado por el judaísmo helenístico. Otros consideran que en este pasaje Cristo fue y proclamó liberación a los creyentes del Antiguo Testamento que fueron incapaces de entrar al cielo hasta la consumación de la obra redentora de Cristo. En la teología católica romana le llaman el limbus patrum .Pero aquí el texto habla de desobedientes no de creyentes. Y no se refiere a los creyentes del Antiguo Testamento en específico, sino a los que vivieron en tiempos de Noé.
La explicación más satisfactoria a este pasaje es posiblemente la que defendió Agustín: el pasaje no se refiere a algo que hizo Cristo entre su muerte y la resurrección, pero a lo que hizo en “el reino espiritual de la existencia” (o “através del Espíritu” ) en el tiempo de Noé. Cuando Noé estaba construyendo el arca, Cristo “en espíritu” estaba predicando através de Noé a los no creyentes hostiles alrededor de él.Este punto de vista gana apoyo con otros dos versículos de Pedro.En I Pedro 1:10-11 dice que el “espíritu de Cristo” estaba hablando através de Noé. Entonces en el v. 2 Pedro 2:5, él le llama a Noé como “pregonero de justicia”, usando el nombre (keryx) que proviene de la raíz del verbo “predicar” (ekeryxen) en I Pedro 3:19. La gente a la cual Cristo predicó através de Noé eran no creyentes en la tierra en el tiempo antidiluviano.Pero Pedro les llamó “espíritus encarcelados” porque están ahora en la prisión del infierno, según Wayne Grudem. De hecho, una versión dice que Cristo “predicó a los espíritus ahora en prisión”. Samuel Vila en su Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado dice:”Pedro habla, en el contexto de una exhortación a los cristianos,de avergonzar a los incrédulos mediante su buena conducta, que así les serviría de testimonio, de la predicación que tuvo el mundo antiguo, y cómo los espíritus encarcelados, que habían vivido en aquellos tiempos, habían sido desobedientes a la predicación que les había sido dada por el Espíritu de Cristo en su paciencia.”
Dice la Biblia en Lucas 23:43 “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” ,implicando que después que Jesús murió su alma fue inmediatamente ante la presencia del Padre. En Lucas 23:46 dice “Padre, en tus manos encomiendo tu espíritu” , sugiriendo que Cristo esperaba el inmediato fin de su sufrimiento y la bienvenida de su espíritu al cielo por su Padre.En conclusión, el hecho de que Cristo fue y predicó a los espíritus encarcelados en el infierno no tiene ningún fundamento bíblico. Se ha tomado como parte de la tradición eclesiástica, lo cual no tiene origen en las Escrituras. Consultemos la Palabra y no tradiciones de hombres.
¿Enseña este texto la doctrina del purgatorio?
No la enseña. El purgatorio es el supuesto «Lugar donde las almas de los justos, incompletamente purificadas, acaban de purgar sus faltas». Esta enseñanza es un dogma la Iglesia Católica Romana no basado en la Biblia, sino en la tradición humana. El purgatorio no existe excepto en la enseñanza católica. ¡Es «lugar» imaginario! (una fábula, 2 Tim. 4:4). Pedro no dice que Cristo predicó a los muertos para darles la segunda oportunidad para obedecer a Dios.
La Biblia dice, «que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» (Heb. 9:27). Dice 2 Cor. 5:10, «Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo». No seremos juzgados por lo que hagamos después de morir, sino por lo que hayamos hecho en el cuerpo.
La enseñanza de que habrá otra oportunidad para obedecer a Dios después de morir contradice Luc. 16:19-31 (el caso del rico y Lázaro). Jesús enseña que no habrá cambio de estado después de la muerte (véase el ver. 26).
Por lo tanto, Cristo no predicó a los espíritus encarcelados en el Hades cuando su cuerpo estaba en el sepulcro. No hay nada en el texto que indique tal cosa. ¿Por qué creen algunos que Cristo predicó a un número limitado de espíritus? ¿Por qué predicó a este grupo de desobedientes sin predicar a los demás? ¿Acaso creen que Dios hace acepción de personas? (Hech. 20:34, 35; Rom. 2:11). También conviene preguntar: Si Cristo hubiera ido en persona para predicarles, ¿qué les habría predicado? Ya hemos visto que no podía ofrecerles otra oportunidad para obedecer; entonces, ¿qué les habría predicado?
Desde luego, 1 Ped. 3:18-20 concuerda perfectamente con el resto de la Biblia sin contradecir otros textos. Si algún texto nos parece difícil u oscuro, recordemos siempre que debemos dejar que los textos claros y sencillos expliquen los textos difíciles. De otro modo caeremos en el error de torcer las Escrituras (2 Ped. 3:16).
¿Quiénes eran los «espíritus encarcelados»?
Los «espíritus encarcelados» eran los desobedientes que vivieron antes del diluvio. Es imposible probar que esta expresión se refiera a otras personas.
La palabra «encarcelados» se refiere a la habitación de estos desobedientes cuando Pedro escribió esta epístola. Esa habitación se llama «Hades». Dice Pedro en la segunda carta (2:4), «Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio». La palabra traducida «infierno» en este texto no viene de la palabra geenna (traducida «infierno» en Mat. 5:22, 29, 30; 10:28, etc.), sino de tartaroo y significa «consignar al Tártaro». Los ángeles que pecaron se hallan en un lugar llamado «Tártaro» en cadenas, para ser reservados al juicio. Están en prisiones de oscuridad. (Véase también Judas 6).
1 Ped. 3:19 usa la misma figura: al morir todos los desobedientes están encarcelados, están en prisiones de oscuridad, hasta el juicio final, pero Pedro habla de los espíritus encarcelados de aquellos que eran desobedientes cuando Noé preparó el arca.
¿Cuándo y dónde predicó Cristo a los espíritus encarcelados?
No dice Pedro que Cristo les predicó cuando estaban encarcelados. No es posible predicar a los espíritus encarcelados. Cristo predicó a «los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca». El les predicó a ellos en ese tiempo, durante su vida, cuando eran desobedientes, mientras se preparaba el arca.
¿Por qué habla de ellos como «espíritus encarcelados»? Porque así eran cuando Pedro escribió esta carta. Cuando Cristo les predicó, no eran espíritus encarcelados, pero cuando Pedro escribió acerca de ellos, ya estaban muertos y sus espíritus estaban encarcelados en el Tártaro, esperando el Juicio Final.
¿Cómo pudo Cristo predicar a la gente de aquel tiempo?
Su espíritu estaba en Noé. El predicó a través de Noé. En aquellos días antes del diluvio Dios dijo, «No contender mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años» (Gén. 6:3). El espíritu de Dios contendió con los pecadores, pero no lo hizo en alguna forma misteriosa y sobrenatural, sino a través de la persona de Noé.
Pedro dice en la misma carta (1:10, 11), «Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos». Dice Pedro claramente que el Espíritu de Cristo estaba en los profetas; así también el Espíritu de Cristo estaba en Noé y, por lo tanto, la predicación de Noé era la predicación de Cristo.
Otro texto que confirma esta conclusión es Efes. 2:17. Dice Pablo que Cristo «vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos», o sea, los gentiles. Los judíos «estaban cerca» y los gentiles estaban lejos. Pero ¿cuándo vino Cristo a predicar a los gentiles? El no vino en persona para predicar a los gentiles, sino que vino en la persona de los apóstoles (especialmente en la persona del apóstol Pablo) para predicar a los gentiles.
Juan 16:8, promete Jesús que “cuando venga el Espíritu Santo, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio». ¿Cómo y cuándo lo hizo? Lo hizo a través de los apóstoles, comenzando el día de Pentecostés, cuando convencieron a tres mil judíos de su pecado de haber crucificado a Jesús (Hech. 2:22, 23, 37, 38, 41).
1 Ped. 3:19 dice, pues, que Cristo fue y predicó en el espíritu (el cual estaba en Noé) a los desobedientes que vivieron antes del diluvio, que ahora son «espíritus encarcelados».
¿Cuál fue el propósito de Pedro al escribir este texto?
¿Por qué habla Pedro de la predicación de Cristo «en espíritu» (o sea, a través de Noé) a los desobedientes que vivieron antes del diluvio? ¿Qué tiene que ver esto con el contexto y el tema del sufrimiento de los santos?
En primer lugar, Pedro habla de lo que Cristo hizo «en espíritu». Esto se pone en contraste con lo que hizo «en la carne», es decir, en el cuerpo físico.
Dice el hermano Bill Reeves en su comentario sobre esta carta: «Pedro sigue con el punto del contexto. Dice que Cristo es nuestro gran ejemplo. Fue en (la esfera de) espíritu en los d¡as de Noé, y predicó por medio de su escogido heraldo, Noé, a aquellos desobedientes (que ahora que Pedro escribía se encontraban guardados en el Hades). Como Cristo hizo esta obra entre los malos con toda paciencia, así nosotros hoy en día debemos hacer la nuestra entre ellos, aun siendo a veces rechazados y hasta perseguidos».
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