¿Fue Herodes un infanticida? parte 2

¿Fue Herodes un infanticida? parte 2

Dese el artículo anterior de esta serie, hemos estado compartiendo una temática acerca de  la matanza de los Inocentes a mano de Herodes y su análisis bajo un prisma histórico. ¿ Se trata de un suceso real o responde a algo imaginario? A través de estos artículo he intentado  mostrar el carácter del rey Herodes, lo que dice la historia (mejor dicho lo que no dice),lo que dice la Biblia y las pruebas a favor y en contra de Herodes. Algunos dudan  de que existieron esas muertes, y por lo tanto tampoco la huída a Egipto del Señor y su familia, ya que ellos, según el Evangelio, huyeron por la masacre de Herodes.

Yo no encuentro razones para dudar, creo que la Palabra del Señor está bien clara en este aspecto. La falta de evidencias históricas no es argumento para poner en duda lo que nos dice la escritura.

Hoy vamos a ver ciertos problemas que se surgen con las fechas, y ciertas historias paralelas.

Supuesta incoherencia en las fechas de acuerdo a la tradición.

«La tradición fija como día de la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos, el seis de enero, según disposición de la Iglesia Católica emitida al parecer a mediados del siglo IV de nuestra era.»[1]

«La iglesia católica recuerda este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque de acuerdo con los Evangelios, la matanza debería haber sucedido después de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes (uno o dos días despúes del 6 de enero), aunque también la fecha de la adoración de los Reyes Magos a Jesús no tiene una fecha dada exactamente en las escrituras, que sin embargo citan dicha visita.

Es muy corriente la explicación de la Navidad y demás fechas alrededor de ella como fechas arbitrarias, pues estas no figuran en los evangelios. Sin embargo, según el evangelio (Luc. 1.13-60); Zacarias supo que Santa Isabel estaba encinta de Juan el Bautista el día de la fiesta del final de la cosecha, esta festividad tiene lugar una sola vez al año en la religión judía, aún en nuestros días; la última semana del mes de septiembre. El evangelio también indica que Juan el Bautista era mayor que Jesucristo por seis meses. Por lo tanto, si el embarazo del Bautista comienza en la última semana de septiembre, es evidente que nació en la última de junio y que siendo seis meses mayor que Cristo, éste nació en la última semana de diciembre.

Si seguimos fielmente los evangelios, tenemos lo siguiente: El evangelio de Lucas nos muestra que Jesús nació en Belén debido a que César mandó que se realizace un censo de la población, lo que obligó a José y María a viajar a ese lugar. Miqueas el profeta, con varios siglos de antelación predijo que Jesús vendría de ese pueblo cercano a Jerusalén (Miq. 5.2).

Los belenes, hoy día, intentan representar lo que fue el nacimiento de Jesús, pero lo que realmente pasó es muy distinto a lo que con tanta frecuencia se representa. Además de hablarnos del censo que hizo que José y María fueran a Belén, el evangelista Lucas nos cuenta que había pastores que estaban pasando aquella importante noche a cielo raso, con sus rebaños. Esto nos lleva a la lógica conclusión de que Jesús no pudo haber nacido en diciembre ya que es improbable que César obligara a los judíos, a punto de la sublevación, a realizar un viaje hasta sus lugares de origen durante la estación fría y lluviosa. Es igual de improbable que los pastores estuvieran viviendo a la intemperie con sus rebaños en un tiempo tan inclemente (Luc. 2.8-14).»[2]

«La narración se encuadra cronológicamente en fechas poco anteriores a la muerte de Herodes, dato que sirvió al cronista Dionisio el Exiguo para calcular el nacimiento de Cristo y el comienzo de la era cristiana, base del actual calendario gregoriano que adolece de la imprecisión de esa fecha concreta.» [3]

Historias paralelas en otras culturas 

El dr. Ariel Alvares Valdes,comenta que:

«Desde épocas muy antiguas los cristianos, leyendo literalmente los Evangelios, buscaron celebrar la memoria de los niños muertos en Belén, ya que éstos aparecen en el Nuevo Testamento como los primeros mártires de Cristo. Por eso ya en el siglo IV apareció esta fiesta en el norte de África, donde la Iglesia de la ciudad de Cartago la conmemoraba todos los años con honda tristeza.

En el siglo V la celebración pasó a Roma, y desde allí se extendió luego al resto de las Iglesias. Durante la Edad Media, la memoria de los Santos Inocentes fue ubicada el 28 de diciembre, es decir, pocos días después del nacimiento del Niño Jesús, para acercarla lo más posible al acontecimiento que lo originó. En el siglo XVI, el papa San Pío V la elevó a la categoría de “fiesta” litúrgica, y poco a poco fue cambiando el carácter luctuoso que tenía por el más alegre que actualmente posee.

Pero si el relato de la muerte de los niños de Belén no fue un hecho exactamente histórico, ¿qué celebra entonces la Iglesia el día de los “Santos Inocentes”? Más que conmemorar a niños belenitas concretos y conocidos del siglo I, la Iglesia quiere recordar ese día a la inmensa multitud de hombres y mujeres que han dado su vida por mantenerse fieles a los valores cristianos, sea que hayan conocido o no a Jesucristo en sus vidas. »[4]

 

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La masacre de los niños por causa de Herodes

Algunos estudiosos han descubierto un cierto parecido entre los episodios de la infancia de Jesús, y de la infancia y vida de Moisés. En efecto, si analizamos lo que el libro del Éxodo cuenta sobre Moisés, y lo comparamos con lo que cuenta San Mateo sobre Jesús, veremos que ambos relatos coinciden asombrosamente.

«Se sabe que el mensaje del evangelista Mateo era para los judíos conversos de la época. Se cree que como Mateo no conocía mucho del nacimiento de Jesús, y como los judíos veneraban a Moisés como el más grande profeta del Pueblo, quién en su momento debió ser salvado de una matanza de niños, quizás extrapoló esta leyenda mosaica a la historia de Jesús. Pero esta postura es controversial. Porque si se especula que Mateo nada sabia del nacimiento de Jesus bien que, siendo su discípulo, el Maestro le pudo facilitar datos sobre el mismo que su propia madre le había transmitido. Para los Cristianos Cristo es Dios de modo que este, haciendo uso de su poder, pudo conocer detalles que otros ignoraban.

Moisés había sido puesto en las aguas del Nilo en una canasta —como Krishna, uno de los héroes del Mahabhárata, fue puesto en una canasta en el río Ganges—, porque el faraón estaba haciendo matar a todos los hijos varones de los esclavos israelitas, que se estaban reproduciendo mucho más que los ciudadanos egipcios. De esta manera Mateo expresó que Jesús había llegado para instaurar la Nueva Alianza (superando la antigua alianza de Yahvé con Moisés) y mostró así que Jesús era el mesías que los judíos esperaban.»[5]

Vidas paralelas Moisés – Jesús
El dr. Ariel Alvares Valdes, expone un paralelismo entre el relato del Señor y la vida de Moisés.

1) Al nacer Moisés un rey (el faraón) da la orden de matar a todos los niños nacidos en Egipto (Ex. 1:15-22). Al nacer Jesús, un rey (Herodes) da la orden de matar a todos los niños nacidos en Belén (Mat. 2:16).

2) La orden del rey egipcio se debió a la desobediencia de las parteras (Ex. 1:15-22). La orden del rey judío se debió a la desobediencia de los reyes magos (Mat. 2:16).

3) Ejecutada la orden, Moisés salva su vida milagrosamente (Ex. 2:2-3). Ejecutada la orden, Jesús salva su vida milagrosamente (Mat. 2:13-14).

4) Moisés se salva en Egipto. Jesús se salva en Egipto (Mat. 2:14)

5) Luego de un tiempo muere el rey egipcio persecutor (Ex 2:23). Luego de un tiempo muere el rey judío persecutor (Mat. 2:19).

6) Entonces Moisés recibe la orden de volver a Egipto, porque han muerto los que intentaban matarlo (Ex. 4:19). Entonces San José recibe la orden de volver de Egipto, porque han muerto los que intentaban matar al Niño (Mat. 2:20).

7) Moisés toma a su mujer y a sus hijos, y vuelve a Egipto (Ex 4:20). San José toma al Niño y a su madre, y vuelve a Israel (Mat. 2:21).

8) Moisés tiene que huir dos veces para salvarse de los gobernantes de Egipto (Ex 2:1-10 y 2:15). Jesús tiene que huir dos veces para salvarse de los gobernantes de Israel (Mat 2:13-14 y 2:22-23).»[6]

El dr. Ariel Alvares Valdes, se hace la pregunta  

¿Por qué los dos relatos son tan parecidos?, y el responde, dando su opinión, diciendo esto:

«Ocurre que San Mateo compuso su Evangelio para una comunidad cristiana de origen judío, es decir, que tenía una formación y una cultura judías. Y sabía que los judíos veneraban grandemente a Moisés ya que él había sido el Salvador del pueblo y el Mediador de la Alianza con Dios. Ahora bien, Mateo no sabía demasiados detalles de la infancia de Jesús. Sí conocía los hechos de su vida pública, pero no los de su niñez. Entonces decidió contarla inspirándose en elementos tomados de la infancia de Moisés más que en datos estrictamente históricos. De ésta manera aprovechó para decir a sus lectores que Jesús era el nuevo Moisés que Dios había enviado a la tierra.»[7] 

«Pero Mateo, en el relato de los niños inocentes, no sólo se inspiró en el Antiguo Testamento para la figura de Jesús, sino también para la figura de San José. En efecto, el evangelista también sabía muy poco sobre San José. O mejor dicho, no sabía nada, porque cuando Jesús se lanzó a predicar probablemente San José ya había muerto. Por eso no lo menciona nunca durante su vida pública. ¿Cómo representar, entonces, a este José del que no sabía nada? ¿Cómo caracterizarlo?

Mateo, entonces, decidió describirlo con rasgos tomados del famoso José del Génesis, uno de los doce hijos de Jacob. ¿Y cuáles eran las características del José del Génesis? Era un “especialista en sueños”, pues Dios solía revelársele por este medio (Gn 37:19); y bajó durante su vida a Egipto contra su voluntad (Gn 37:28). Por lo tanto estas dos características serán las únicas que Mateo contará de San José.

Por un lado lo mostrará como un “soñador”, a quien Dios le habla siempre en sueños (Mat 1:20; 2:13; 2:19; 2:22). Y por otro, lo mostrará bajando al país de Egipto contra su voluntad (Mat 2:14). Incluso San José será el único personaje de todo el Nuevo Testamento que aparezca viajando a este país.

Por lo tanto, como San Mateo desconocía los detalles de la infancia de Jesús, quiso narrarla inspirándose en los personajes del Antiguo Testamento, de manera que Jesús será le nuevo Moisés, Herodes será el nuevo Faraón, y San José será el nuevo patriarca José.»[8]

Respuesta:

A. Falacias del Ariel Alvares Valdes

Entiendo que esta teoría, es una falacia, ignorante del uso de los recursos literarios que nos permiten comprender mejor las escrituras.Aunque parece bien armadita su teoría, es una excelente falacia.

No me imagino que fuera un sofisma, y no quiero creer que lo haya escrito como un acto malicioso, ni que su intención haya sido adrede negar el valor histórico de los textos inspirados. Menos aún me puedo imaginar que desconozca que la palabra del Señor es inerrante.

Además, Mateo estuvo con Jesús tres años, tuvo  tiempo mas que suficiente de escuchar muchas cosas de boca de el, o de profundizar algunos temas previo a la redacción de este evangelio sinóptico.

Además, Mateo escribe a judíos, que eran conocedores de este evento. Si hubiese sido una fabula , o un Midrash como algunos comentaristas se atreven a suponer,los judios lectores del libro de Mateo lo hubieses rechazado, no hubiese sido reconocido como inspirado por Dios, o al menos su exactitud historica hubiese sido cuestionada.Si no por los judios, al menos por los lectores posteriores, los apologistas hubiesen tenido que dar razon de este error histórico.Nada de eso ha pasado.

Ademas, vemos que Mateo entiende este evento a la luz de las profecias biblicas acerca de Jesús en el Antiguo Testamento, de Jeremías y de Oseas. 

1. Mateo vio en la profecia de Jeremías, una profecía referente a Cristo:

  • “Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos,y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.” (Jer. 31:15 RV 1960)

«En la matanza de los «inocentes», busca el cumplimiento del lamento de Raquel (Jeremías 31:15) (que murió y fue enterrada en Rama) sobre sus hijos, los hombres de Benjamín, cuando los exiliados se reunieron en Rama (Jer. 40:1), y allí hubo un amargo llanto ante la perspectiva de partir hacia una cautividad sin esperanza, y todavía un lamento más amargo cuando aquellos que podían haber estorbado en la marcha fueron exterminados sin misericordia»[9] 

2.Mateo vio en las palabras de Oseas una profecía referente a Cristo: 

Al referirse a la liberación de Israel de la esclavitud, Oseas dijo que Dios llamó a su hijo de Egipto:     

  • «Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo» (Oseas 11:1).
  • «y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo» (Mateo 2:15). 

Advertidos por Dios en un sueño, los «magos» regresaron «a su propio país por otro camino»; y José advertido por el ángel del Señor en un sueño, buscó asilo temporalmente en Egipto. Burlado en su esperanza de alcanzar su objeto a través de los Ma gos, el tirano temerario intentó asegurarse del mismo mediante una matanza indiscriminada de todos los niños de Belén, y área circun dante, de menos de dos años.

B.El desconocimiento de la Hermenéutica

Se ve que este señor desconoce el uso de la Hermenéutica,como herramienta auxiliar para la interpretación de textos literarios. Hay un recurso literario que es propio solamente del cristianismo, que son los tipos y los antitipos. Son partes de los distintos recursos literarios que han sido definidos para una correcta interpretacion del texto sagrado (Hermenéutica)

«El entero Nuevo Pacto es aquel del cual el Antiguo Pacto era un tipo así que debemos ver algunas conexiones similares.»[10]

Ver 

«Los tipos y símbolos constituyen una clase de figuras distintas de todas las que hemos tratado en los capítulos anteriores, pero no son, hablando con propiedad, figuras de lenguaje. Se parecen unos a otros en que son representaciones juiciosas de verdad religiosa y moral y, en general, puede definírselas como figuras de pensamiento en las que, por medio de objetos materiales, se ofrecen a la mente vívidos conceptos espirituales. Crabb define los tipos y símbolos como especies diversas del emblema.»[11]

«El tipo, esencial­mente, prefigura algo en el futuro. En el sentido técnico y teológico un tipo es una figura o bosquejo de algo venidero. Es una persona, institución, oficio, acción o acontecimiento, mediante el cual se predijo, bajo las disposiciones del A. Testamento, alguna verdad del Evangelio. Cualquier cosa así prefigurada se llama anti‑tipo. »[12]

«Cada santo profeta del A. Testamento, al ser un medio de revelación divina y mensajero enviado por Dios, era un tipo de Cristo. Era en el oficio de profeta como Moisés fue tipo de Jesús (Deut. 18:15) [13]

«Los tipos del A. Testamento no son susceptibles de completa interpretación sino a la luz del Evangelio. Con demasiada frecuencia se ha supuesto que los antiguos profetas y santos estaban poseídos de pleno conocimiento de los misterios de Cristo y que entendían vívidamente el profundo significado de todos los tipos y símbolos sagrados. Que a veces tuviesen alguna idea de que ciertos hechos e instituciones anunciaban mejores cosas que habían de venir, puede admitirse; pero, de acuerdo con Heb. 9:7‑12, el significado de los más santos misterios del antiguo culto no fue manifiesto mientras el tabernáculo externo permaneció de pie. »[14]

«Un hecho que no hay que olvidar es que tanto el tipo como el antitipo trasmiten exactamente la misma verdad pero bajo formas adecuadas a diferentes grados de desarrollo.

Cada caso que haya de usarse como típico debe determinarse sobre sus propios méritos, por el sentido común y el sano criterio del expositor; y el discernimiento exegético de éste debe disciplinarse por un estudio a fondo de los caracteres que todo el mundo acepta como tipos bíblicos.»[15]

C.El Antiguo Testamento se interpreta a la luz del Nuevo Testamento:

Me doy cuenta que este señor ignora este importante concepto.

«A la luz de lo dicho en la lección anterior, podemos afirmar entonces que todo el Antiguo Testamento era una profecía acerca de Cristo. Al respecto, el apóstol Mateo dijo: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan” (11:13). Esto quiere decir que hasta Juan el Bautista todo era profecía; pero, desde él en adelante, ha llegado la realidad. Lucas, por su parte, lo dice así: “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él” (16:16). Por lo tanto, lo que tenemos en el Nuevo Testamento es el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento. Aquellos que podemos mirar el A.T. desde el Nuevo, tenemos, pues, la bendición de interpretar el Antiguo desde su cumplimiento, esto es, desde el Nuevo.

De manera que no debemos ir al Antiguo Testamento sin la interpretación que hace el Nuevo Testamento de él[16]

D.Moisés.

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Tambien veo que no comprende que Moisés es un tipo de Cristo

«¡Dios siempre da MODELOS a seguir!

  • Modelo para el tabernáculo: figura del modelo para la iglesia.
  • Moisés: tipo de Jesucristo»[17]
  • Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir…” (Heb. 3:5).
  • «Para testimonio ¿de qué? De que Jesús –a diferencia de Moisés- fue y es fiel no como siervo, sino como hijo, y no en la casa de Dios, sino sobre la casa. ¡Aleluya!» »[18]

«Moisés es tipo de Cristo

  • «Moisés fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir» (Heb. 3:6)

Jesucristo es el antitipo de Moisés.

  • «Profeta levantaré como tú«, dice Jehová a Moisés (Deut. 18:18)
  • «Tanto mayor gloria que Moisés es estimado éste (Cristo), cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo» (Heb. 3:1-6)»[19]

Francisco La Cueva, comentando a Mattew Henry, acerca de los israelitas, escribió que «muchas veces habrían sido destruidos,si Moisés no hubiese intercedido por ellos,en lo cual fue tipo de Cristo,nuestro gran mediador y perpetuo mediador y perpetuo intercesor»[20]

Israel es tipo y simbolo de Cristo, el siervo sufriente (Isaías 42.1-9; Is 49.1-6;Is. 53:1;Hch 4.27)

«En los vs. 1-7 de este cap. se encuentra el primero de los cuatro poemas designados habitualmente con el nombre de «Cantos del Siervo sufriente» (cf. 49.1-6; 50.4-9; 52.13–53.12). En estos poemas se describe al Siervo como un profeta elegido y llamado por el Señor, colmado de su espíritu y enviado a cumplir una misión en beneficio no solo de Israel sino de todas las naciones (cf. vs. 1,4). Para llevar a cabo su misión, debe afrontar muchos padecimientos, pero el Señor lo sostiene con su poder y al final lo eleva a una dignidad tal que provoca la admiración de reyes y naciones (cf. Is 52.13-15). El NT cita repetidamente estos «Cantos del Siervo sufriente» y los interpreta como una anticipación profética de la persona y la obra de Cristo. Cf. Mt 8.17;Hch 8.32-33Ro 15.2142.1 »[21]

San Policarpo

San Policarpo

 

Kenneth C. Fleming, comenta que al comentar Policarpo (quién fue uno de los padres de la iglesia y obispo de Esmirna, y quien fue quemado como mártir en el año 155 d.c.) , a Isaías 52:13-53:12, que es «el climax de los poemas del siervo«, Policarpo, quien  de Esmirna, llamó a esa sección «el martirologio de oro del antiguo testamento».[22]

«Policarpo siendo presuntamente consagrado por Juan el EvangelistaJuan el Apóstol o Juan el Presbítero, sin embargo a ciencia cierta no se sabe con cual de estos tres personajes fue dicipulado, pero lo más probable es que fuera con San Juan el Apóstol .»[23]

«Los autores del Nuevo Testamento, los primeros cristianos, unánimemente destacan una verdad: Jesucristo es el Mesías sobre el cual los profetas del Antiguo Testamento profetizaron con tanto detalle. Aunque los discípulos habían esperado al Mesías de otra forma, vieron, el cumplimiento de tantos detalles profetizados en el Antiguo Testamento que no les quedó lugar a dudas.

[…] La visión profética de la misión del Mesías, entonces, tiene muchas implicaciones para la misión de la iglesia. Vimos como en los cánticos del Siervo de Yahveh aparece el plan de Dios enfocando, como con un embudo, la persona del Mesías. La combinación de este cuadro con la perspectiva del Nuevo Testamento nos plantea un tremendo desafío. Los cánticos del Siervo nos dejan con la figura de un embudo con el pico hacia abajo. El Nuevo Testamento agrega otro embudo en posición inversa. El Antiguo Testamento enfoca a Israel, al remanente, al profeta, y al Mesías; el Nuevo Testamento, a Cristo, a los apóstoles, a la iglesia, a todas las naciones. »[24]

Conclución:

Al concluir este artículo de hoy, quizas ud.,mi estimado lector, se haga la pregunta de porqué es tan importante aclarar todos estos cuestionamientos.

Debemos tener en cuenta que: 

«Entre las diversas herejías que surgieron para turbar a la iglesia, las más graves fueron las que atañían a la naturaleza y persona de Cristo. Durante siglos la iglesia fue sacudida por los conflictos suscitados por estos problemas, que dejaron una larga estela de herejías, concilios y cismas.

Para cualquiera, con excepción de los estudiantes de historia eclesiástica, un estudio detallado de esta controversia puede parecer desprovisto de interés y de valor práctico. Pero hoy día, no menos que en los tiempos apostólicos, la certeza de la fe cristiana se centra en el Cristo histórico del NT.

También es un hecho que, de una manera u otra, varias herejías antiguas han sobrevivido o han revivido.

Mediante un repaso del decurso de esa controversia de los primeros días, los cristianos modernos pueden aprender a reconocer – para estar vigilantes contra ellos – los mismos errores que perturbaron a sus consagrados hermanos en siglos pasados:

  • «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn. 8:32).
  • «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo» (1 Jn. 4:1).
  • «El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta» (Jn. 7:17).»[25]

«En dos pasajes de su propio Antiguo Testamento ve el Evangelista un cumplimiento en estos sucesos. La huida a Egipto es para él el cumplimiento de la expresión de Oseas: «De Egipto he llamado a mi Hijo» (Oseas 11:1).

Los que han seguido atentamente el curso del pensamiento judío, y notado que la antigua Sinagoga debidamente leía el Antiguo Testamento como una unidad que siempre señala al Mesías como el cumplimiento de la historia de Israel, no se sorprenderán, sino que estarán completamente de acuerdo con la vista retrospec tiva de Mateo. Las palabras de Oseas fueron, en su sentido más alto, «cumplidas» en la huida del Salvador a Egipto y su regreso.

Para un escritor inspirado, y aun para un verdadero lector judío del Antiguo Testamento, la cuestión referente a una profecía no podía ser: ¿Qué quería decir el profeta, sino: ¿Qué quería decir la profecía?

Un ejemplo ilustrativo de la destrucción implacable de familias enteras por la sospecha de que su corona estaba en peligro ocurre en Ant. xv. 8. 4.»[26]

Como siempre en la historia de Cristo, lo mismo aquí: la gloria y el sufrimiento aparecen en yuxtaposición. Era imposible que estos Magos pasaran a ser instrumentos inocentes de los designios criminales de Herodes; ni que el niño Salvador cayera víctima del tirano.»[27]

Notas

1. http://www.fundacionlengua.es/es/recursos/Efemerides/1217/Dia_de_los_Santos_Reyes_Magos.html
2 http://www.clarin.com/diario/2007/05/09/sociedad/s-03601.htm
3. Herodes el Grande, Wikipedia
4. http://www.ieab.es/content/¿ordenó-matar-el-rey-herodes-los-niños-inocentes-por-dr-ariel-álvarez-valdés
5.Día de los Santos Inocentes,Wikipedia
6. http://www.ieab.es/content/¿ordenó-matar-el-rey-herodes-los-niños-inocentes-por-dr-ariel-álvarez-valdés
7. http://www.ieab.es/content/¿ordenó-matar-el-rey-herodes-los-niños-inocentes-por-dr-ariel-álvarez-valdés
8. http://www.ieab.es/content/¿ordenó-matar-el-rey-herodes-los-niños-inocentes-por-dr-ariel-álvarez-valdés
9.Alfred Edersheim, La Vida y los Tiempos de Jesús el Mesías, Tomo 1, p. 256,Ed. Clie,1988,Barcelona,España.
10. http://hechos238.net/html/jesus-command.html
11.http://www.seminarioabierto.com/hermeneutica14.htm
12.http://www.seminarioabierto.com/hermeneutica14.htm
13.http://www.seminarioabierto.com/hermeneutica14.htm
14. http://www.seminarioabierto.com/hermeneutica14.htm
15. http://www.seminarioabierto.com/hermeneutica14.htm
16.http://www.aguasvivas.cl/revistas/26/principios.htm
17.http://www.editoriallapaz.org/tabernaculo_desglose.htm
18. http://www.aguasvivas.cl/revistas/26/principios.htm
19.http://www.editoriallapaz.org/tabernaculo_desglose.htm
20. Francisco Lacueva,Comentario Matthew Henry Hechos Romanos I Corintios, p. 69-70,ed. clie
21. http://www.biblija.net
22. Kenneth C.Fleming, «Se humilló a si mismo»,Ed. Vida, p. 89,Florida,E.U,1992
23. Seminario Cristiano de Formación e Información, «San Policarpo de Esmirna« (Consultado 3 de julio de 2007)., citado en Wikipedia, Policarpo.nota pp. nº 1
24http://www.kairos.org.ar/articuloderevistaiym.php?ID=1683#
25. http://christologia.blogspot.com/
26.La Vida y los Tiempos de Jesús el Mesías tomo 1,op. cit.,p.256
27.La Vida y los Tiempos de Jesús el Mesías tomo 1,op. cit.,p. 256

Continúa…

INTERPRETACIÓN DE TIPOS

Hermenéutica es la ciencia de interpretar correctamente la Biblia usando el método gramático-historico tomando en cuenta el impacto directo del contexto en el cual se dio la Palabra de Dios.  Se sigue la interpretación literal de las palabras sin ignorar las figuras literarias y retóricas, las parábolas, la poesía y la profecía.  Provee las herramientas para ser un buen intérprete de las Escrituras.

INTERPRETACIÓN DE TIPOS

Los tipos y símbolos constituyen una clase de figuras distintas de todas las que hemos tratado en los capítulos anteriores, pero no son, hablando con propiedad, figuras de lenguaje. Se parecen unos a otros en que son representaciones juiciosas de verdad religiosa y moral y, en general, puede definírselas como figuras de pensamiento en las que, por medio de objetos materiales, se ofrecen a la mente vívidos conceptos espirituales. Crabb define los tipos y símbolos como especies diversas del emblema.

Los símbolos de la Biblia se elevan muy por arriba de los signos convencionales en uso común entre los hombres y se emplean especialmente en las porciones apocalípticas de la Biblia para presentar aquellas revelaciones dadas en sueños o en visiones que no podrían hallar expresión conveniente en términos ordinarios.

Puede decirse que los tipos y símbolos armonizan en su carácter general como emblemas, pero difieren notablemente en método y designio especiales. Adán, en su carácter representativo y su relación para con la raza humana, era un tipo de Cristo (Rom. 5:14) . El arco‑iris es símbolo de las pactadas misericordia y fidelidad de Dios (Gen. 9:13‑16; Ezeq. 1:28; Revel. 4:3; compar. Isaías 54:8‑10) y el pan y el vino del sacramento de la Cena del Señor, son símbolos del cuerpo y de la sangre suyas. También existen acontecimientos típicos como el pasaje del Mar Rojo (1 Cor. 10:1‑11) y actos típico‑simbólicos, como el de Ahías rompiendo su capa nueva como signo de la ruptura del reino de Salomón (1 Rey. 11:29‑31) . En casos como este último ciertos elementos esenciales, tanto de tipo como de símbolo, se mezclan en un solo y mismo ejemplo. Las Escrituras nos suministran también ejemplos de metales, nombres, números y colores simbólicos.

El símbolo difiere del tipo en ser un signo sugestivo más bien que una imagen de aquello que está destinado a representar. La interpretación de un tipo nos obliga a mostrar alguna analogía formal entre dos personas, objetos o acontecimientos; la de un símbolo nos obliga, más bien, a señalar las cualidades particulares, marcas, aspectos o señales mediante los cuales un objeto, real o ideal, indica e ilustra a otro. Melquizedec es un tipo, no un símbolo, de Cristo; y el capítulo 7 de la Epístola a los hebreos nos suministra una declaración formal de las analogías típicas, pero los siete candeleros de oro (Revel. 1:12) son un símbolo, no un tipo, de las siete iglesias del Asia. Sin embargo, la comparación está implicada, no expresada, y se deja al intérprete la tarea de desenvolverla y mostrar los puntos de semejanza.

Aparte de estas distinciones formales entre tipos y símbolos, existe la diferencia más radical y fundamental de que, en tanto que un símbolo puede representar una cosa, sea éste presente, pasada o futura, el tipo, esencial­mente, prefigura algo en el futuro. En el sentido técnico y teológico un tipo es una figura o bosquejo de algo venidero. Es una persona, institución, oficio, acción o acontecimiento, mediante el cual se predijo, bajo las disposiciones del A. Testamento, alguna verdad del Evangelio. Cualquier cosa así prefigurada se llama anti‑tipo. Por otra parte, el símbolo no tiene en sí mismo referencia esencial al tiempo. Su objeto es más bien el de repre sentar algún carácter, oficio o cualidad, como p.ej., cuando un cuerpo denota fuerza o un rey en quien está personificada la fortaleza (Dan. 7:24; 8:21). El origen de los símbolos se supone estar relacionado con la histo ria de los jeroglíficos.

El tipo es siempre alguna cosa real, no un símbolo ficticio o ideal. Y además, no es un hecho o incidente ordinario de la historia sino una exaltada dignidad y valor, ‑uno divinamente ordenado por el omnisciente Gobernante para ser un pronóstico de las buenas cosas que en la plenitud de los tiempos se proponía que acontecieran por la mediación de Jesucristo. Por consiguiente, hay tres cosas esenciales para confirmar a una persona o acontecimiento en tipo de otro.

1. Debe existir algún punto notable de semejanza o de analogía entre los dos. En muchos respectos pueden ser enteramente desemejantes. Realmente, es tan esencial que existan puntos de semejanza como que haya alguna notable analogía; de otra manera tendríamos identidad donde sólo se requiere similitud. p. ej., Adán está constituido en tipo de Cristo, pero sólo como cabeza de la raza, como primer representante de la humanidad; y en Rom. .5:14‑20 y 1 Cor. 15, 15‑49 el apóstol nota más puntos de desemejanza que de armonía entre los dos. Además, siempre esperamos hallar en el antitipo algo más elevado y noble que en el tipo por cuanto «mayor dignidad tiene la casa que él que la construyó».

2. Tiene que haber experiencia de que el tipo fué designado y establecido por Dios para representar la cosa tipificada. Los mejores escritores sobre tipos bíblicos sostienen con gran unanimidad esta proposición. Dice Van Mildert: «es esencial el tipo, en la adaptación bíblica de este término, que .exista competente evidencia de la intención divina en la correspondencia entre él y el antitipo, asunto que no ha de dejarse que lo descubra la imaginación del expositor sino que ha de apoyarse en alguna sólida prueba de la Biblia misma». Pero debemos guardarnos de la posición extremista de algunos escrito res que declaran que ninguna cosa en el A. Testamento debe considerarse como típica sino sólo lo que el Nuevo Testamento afirme serlo. Admitimos un propósito divino en cada tipo real pero de ahí no se sigue que cada propósito semejante deba estar formalmente declarado por las Escrituras.

3. El tipo debe prefigurar algo en el futuro. En la economía divina debe servir como una sombra de cosas venideras (Col. 2:17; Heb. 10:1) . De aquí que (lo que llamaremos en castellano) la tipología sagrada constituya una forma específica de revelación profética. Las disposiciones del A. Testamento eran preparatorias para el Nuevo y contenían en germen muchas cosas que sólo podían florecer por entero en la luz del Evangelio de Jesús. Así, la Ley fué un pedagogo para conducir los hombres a Cristo (Gál. 3:24) . Los caracteres, oficios, instituciones y acontecimientos del A. Testamento eran indicios proféticos de realidades correspondientes en la Iglesia y el tipo reino de Cristo.

Los principales tipos del A. Testamento pueden distribuirse en cinco clases distintas, a saber:

1. Personas típicas. Debe notarse, sin embargo, que las personas son típicas, no como personas, sino a causa de algún carácter o relación que sostiene con la historia de la Redención. Adán fue tipo de Cristo a causa de su carácter representativo como primer hombre y cabeza federal de la raza (Rom. 5:14) . «Porque como por la desobediencia de un hombre, los muchos fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos». (Rom. 5:19) «Fue hecho el primer hombre, Adán, en ánima viviente; el postrer Adán en espíritu vivificante». (1 Cor. 15:45) Enoch puede ser considerado como tipo de Cristo en que, por su vida san ta y su traslado, sacó a luz la vida y la inmortalidad al mundo antediluviano. Elías el Tisbita, de la misma manera, fue constituido tipo de la ascensión del Señor; y estos dos hombres fueron también tipos de la potencia de Dios y del propósito de transformación sus santos en «un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta». (1 Cor. 15:52) . En el espíritu y poder de su ministerio profético Elías fue tipo, también, de Juan el Bautista. La fe de Abraham en la declaración de Dios, y su consecuente justificación (Gén. 15:6) cuando aún era incircunciso (Rom. 4:10) le constituyó en tipo de todos los creyentes justificados por la fe «sin las obras de la Ley» (Rom. 3:28). Su ofrenda de Isaac, en época posterior (Gén. 22) hizo de él un tipo de la fe que obra, enseñando que «el hombre es justificado por las obras y no sólo por la fe» (Sant, 2:24) . Pueden, también, descubrirse relaciones típicas en Melquizedec, José, Moisés, Josué, David, Salomón y Zorobabel.

2. Instituciones típicas. Los sacrificios de corderos y otros animales cuya sangre se consagraba a hacer expiación por las almas de los hombres (Lev. 17:11) eran típicos del Cristo, quien «como cordero sin mancha y sin contaminación» (1 Pedro 1:19) «fué ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos» (Hebr. 9:28) . El sabat o Día de Reposo, es un tipo del eterno descanso del creyente (Hebr. 4: 9) . La provisión de ciudades de refugio a las que pudiera escapar el homicida inocente (Núm. 35: 9 34) era típica de las provisiones del Evangelio mediante el cual el pecador puede salvarse de la muerte eterna. La Pascua del A. Testamento era típica de la Eucaristía del Nuevo Testamento y la fiesta de los tabernáculos fue un símbolo de la acción de gracias universal de la Iglesia del último tiempo (Zac. 14:16) . La misma teocracia del A. Testamento era un tipo y sombra del más glorioso reino de Dios, del Nuevo Testamento.

3. Oficios o dignidades típicos. Cada santo profeta del A. Testamento, al ser un medio de revelación divina y mensajero enviado por Dios, era un tipo de Cristo. Era en el oficio de profeta como Moisés fue tipo de Jesús (Deut. 18:15) . Los sacerdotes, y especialmente el sumo sacerdote, en el desempeño de sus deberes sacerdotales, eran tipos de Aquél quien por su propia sangre entró por una sola vez en el santuario, obteniendo eterna redención (Hebr. 14:14; 9:12) . Cristo es también, como rey, el antitipo de Melquizedec que fue rey de justicia y de paz (Hebr. 7:2) y de David y de Salomón y de cada uno de quien Jehová pudo decir: «He puesto mi rey sobre Sión, monte de mi santidad». (Salmo 2: 6) . Así que el Señor Jesucristo une en sí mismo los oficios o dignidades de profeta, sacerdote y rey, y cumple los tipos de las anteriores dispensaciones.

4. Acontecimientos típicos. Bajo este rubro puede incluirse el Diluvio, el Éxodo, el viaje por el Desierto, la suministración del maná, la provisión de agua de la roca, la elevación de la serpiente de bronce, la conquista de Canaán y la vuelta de la cautividad babilónica. Según Pablo, acontecimientos y experiencias como éstos «les acontecieron en figura (es decir, típicamente) y están escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado». (1 Cor. 10:11).

5. Acciones típicas. Tan abundantemente participan éstas de la naturaleza del símbolo que, con propiedad, podemos designarlas como simbólico‑típicas y tratarlas en capítulo aparte. Hasta donde fueron proféticas de cosas venideras eran tipos y pertenecen esencialmente a lo que hemos definido como acontecimientos típicos; hasta donde fueron señales (semeia) sugestivas de lecciones de valor actual y permanente, eran símbolos. El símbolo puede ser un nuevo signo visible externo; el tipo siempre requiere le presencia y acción de un agente inteligente. Así que debe notarse que los caracteres, instituciones, oficios o acontecimientos típicos, son tales por el hecho de introducir la actividad o servicio de algún agente inteligente. La serpiente de metal, considerada meramente como signo, ‑un objeto al cual mirar, fue más bien un símbolo que un tipo; pero la agencia personal de Moisés en colocarla sobre un palo y el hecho de mirarla los israelitas mordi dos, coloca todo el asunto en la categoría de los acontecimientos típicos, pues, como tal fue, principalmente, una predicción. El milagro del vellón (Jueces 6:36‑40) no fue tanto un tipo como un signo simbólico, una señal milagrosamente extraordinaria; y el Señor cita el caso de Jonás no sólo como un tipo profético de su entierro y resurrección sino también como una «señal» simbólica para aquella «generación mala y adulterina». (Mat. 12: 39) . Los actos tipo‑simbólicos de los profetas son: Isaías andando desnudo y descalzo durante tres años Usa. 20:2 4); Jeremías tomando su cinto y escondiéndolo cerca del Eufrates (Jer. 13‑ 1‑11); su visita al alfarero y el observar cómo trabajaba éste (18:1‑.6) ; su destrozo del vaso del al farero en el valle de Hinnom (19) ; el ponerse un yugo al cuello como signo para las naciones (27:1‑14; comp. 38:10‑17) y su ocultación de piedras en el horno (43:8 13) ; el diseñar Ezequiel sobre un adobe, el sitio de Jerusalén y el dormir sobre un costado por muchos días (Ezeq. 4); el cortarse el cabello y barba y destruirlos, después, en porciones (5) ; la preparación de su bagaje y el comer y beber con temblor (12:13‑20) ; su gemir (21: 6‑7) y su rara conducta en la muerte de su esposa (24: 15‑27); Oseas casándose con una fornicaria (Os. 1) y su adquisición de una adúltera (3) y Zacarías haciendo coronas de plata y de oro para la cabeza de Josué (Zac. 6: 9‑15) .

Los principios hermenéuticos para usarse en la interpretación de tipos, son esencialmente los mismos que los empleados para la interpretación de parábolas y alego rías. Sin embargo, en vista de la naturaleza y el propósito especial de los tipos bíblicos hay que ser cuidadosos en la aplicación de los siguientes principios:

1. Ante todo debe descubrirse claramente el verdadero punto de semejanza entre el tipo y el antitipo y con igual esmero debe evitarse toda analogía rebuscada y recóndita. A veces se necesita ejercitar un discernimiento muy agudo para determinar la conveniente aplicación de esta regla. Debe notarse toda verdadera correspondencia. Ve mos cómo la colocación en alto de la serpiente de metal (Núm. 21:4‑9) es uno de los tipos más notables del A. Testamento y que el Señor mismo lo explicó como una prefiguración de su propia elevación en la cruz (Juan 3:14‑15)

Tres puntos de analogía se descubren claramente:

(1) Como la serpiente fue levantada sobre un palo, así lo fue el Señor sobre una cruz.

(2) Como la serpiente de metal fue construida por mandato divino, a semejanza de las serpientes ardientes, así Cristo fue hecho a semejanza de carne pecadora (Rom. 8:3), maldito en lugar nuestro (Gál. 3:13) .

(3) Como los israelitas que ofendieron a Dios, mordidos y ya moribundos, miraban a la serpiente y recibían vida, así los pecadores, envenenados por la antigua serpiente, Satanás, y pereciendo ya, dirigen a Cristo crucificado la mirada de fe y viven para siempre.

Otras analogías incidentales envueltas en una u otra de estas tres, pueden admitirse, pero deben usarse con precaución. Por ej., Bengel dice: «Como aquella fué una serpiente sin veneno, levantada contra las venenosas ,así también tenemos al hombre Cristo, hombre sin pecado, contra la antigua Serpiente». Este pensamiento cabe en nuestra analogía número (2).

Tales analogías incidentales, siempre que se adhieran consecuentemente a los puntos principales, son permisibles, especialmente en el discurso homilético. Pero el querer hallar en el bronce, metal inferior al oro y la plata, un tipo de la apariencia exterior del Salvador; o el suponer que la serpiente fué fundida en un molde no hecho por manos de hombre, tipificando así la concepción divina de la naturaleza humana de Cristo, o el imaginar que la serpiente sobre el palo formaba algo como una cruz para representar más exactamente la forma en que Cristo había de sufrir, todas esas cosas y cualquiera otra suposición semejante son rebuscadas y engañadoras y deben desecharse.

En Hebr. 7, se refuerza e ilustra el sacerdocio de Cristo por medio de analogías típicas en el carácter y posición de Melquizedec. Se presentan allí cuatro puntos de semejanza:

(1) Melquizedec fué tanto rey como sacerdo­te, lo mismo Cristo.

(2) Sin historia de tiempo, no existiendo registro de parentela o genealogía ni de muerte, es figura de la perpetuidad del sacerdocio de Cristo.

(3) La superioridad de Melquizedec sobre Abraham y sobre los sacerdotes levíticos sugiere la exaltada dignidad de Cristo.

(4) El sacerdocio de Melquizedec no estaba constituido, como el levítico, por un decreto legal sino que era sin sucesión y sin limitaciones de tributo o de raza; de la misma manera Cristo, sacerdote independiente y universal, permanece siempre, teniendo un sacerdocio inmutable. Mucho más se dice en el capítulo, contrastando a Cristo con los sacerdotes levíticos y el designio manifiesto del escritor es presentar en forma muy notable la gran dignidad y la inmutable perpetuidad del sacerdocio del Hijo de Dios, pero los intérpretes se han enloquecido pensando en el carácter misterioso de Melquizedec, entregándose a toda clase de teorías, primeramente en la tentativa de responder a la pregunta: «¿Quién era Melquizedec?» y, en segundo lugar, rastreando todas las ge nealogías imaginables.

El comentarista Whedon observa prudente y apropiadamente: «Nuestra opinión es que Melquizedec no fue nadie más que él mismo; él mismo, cual se le menciona en Gén: 14:18‑20, narración en la cual David en el Salmo 110 y nuestro autor, después de él, hallan cada uno de los puntos que especifican al hacerlo rey sacerdote, típico de la realeza sacerdocio de Cristo. Sin embargo, no es sólo en la persona de Melquizedec, sino también en la agrupación de las circunstancias de su persona y de las circunstancias que lo rodean, en donde la imaginación inspirada del salmista encuentra los puntos característicos.

En el Génesis, Melquizedee aparece repentinamente en el procenio histórico, sin antecedentes ni consecuentes. Es un rey‑sacerdote, no del Judaísmo sino del Gentilismo, universalmente.

Aparece como sacerdote sin ascendencia, sin padre, madre ni genealogía. Le precede y le sigue un silencio eterno, de modo que no presenta principio ni fin de vida. Y ahí queda, como retrato histórico, presente para siempre, colgado por mano divina, imagen real de perpetuo rey‑sacerdote.

De modo que no es en su propia realidad desco nocida sino en la presentación hecha por las Escrituras en que aparece el grupo de indicaciones. Es sólo mediante la verdad óptica, no por hechos corpóreos, que se convierte en retrato, y junto con lo que le rodea forma un cuadro, en el cual primeramente el salmista descubre el concepto de un vislumbre del sacerdocio eterno del Mesías; y todo lo que hace nuestro autor es desarrollar los particulares que el salmista presupone en masa».

2. El intérprete ha de notar, también, los puntos de diferencia y de contraste entre el tipo y el antitipo. Por su propia naturaleza, el tipo ha de ser inferior al antitipo, pues no hemos de esperar que la sombra rivalice con la sustancia.

Los escritores del N. Testamento se extienden sobre estas diferencias entre tipo y antitipo. En Heb. 3:1‑6, Moisés, considerado como fiel apóstol y siervo de Dios está representado como tipo de Cristo; y este aspecto típico de su carácter se basa en la observación, en Núm. 13:7, de que Moisés fue fiel en toda la casa de Dios.

Este es el gran punto de analogía, pero el escritor pasa, inmediatamente, a decir que Jesús «es digno de mayor gloria que Moisés» y da el ejemplo de dos puntos de superioridad:

(1) Moisés constituía, simplemente, una parte de la casa misma en que vivía, pero Jesús tiene derecho a mucha mayor gloria por cuanto puede ser considerado como edificador de la casa y mucho más honorable que una casa es quien la edifica. Además (2) Moisés fue fiel en la casa, como siervo (v. 5) pero Cristo como hijo de la familia. Con mucha mayor extensión se dilata este escritor acerca de la superioridad de Cristo, el gran Sumo Sacerdote, comparado con los sacerdotes levíticos del orden de Aarón.

En Rom. 5:14 se declara a Adán «tipo de Aquél que había de venir» y todo el célebre pasaje, vs. 12‑21, es la elaboración de una analogía típica que sólo tiene fuerza en cuanto envuelve ideas y consecuencias del carácter más opuesto. El gran pensamiento del pasaje es este: De la manera cómo por la trasgresión de un hombre, Adán, un juicio condenatorio que envolvía muerte pasó sobre todos los hombres, así también, por medio de la justicia de un hombre, Jesucristo, la dádiva gratuita de gracia salvadora, envolviendo justificación para vida, vino a todos los hombres. Pero en dos vs. 15‑17 el apóstol hace resaltar varios puntos de distinción en los cuales la dádiva gratuita es «no como la trasgresión». Primero, difiere cuantitativamente. La trasgresión envolvía la irrevocable sen tencia de muerte para los muchos; la dádiva gratuita abundaba con múltiples provisiones de gracia para los mismos muchos (tous pollous).Difería, también, numéricamente en el asunto de transgresiones, pues la condenación seguía a un acto de trasgresión, pero la dádiva gratuita provee justificación de muchas transgresiones. Además, la dádiva difiere cualitativamente en sus glorio sos resultados. Por la trasgresión de Adán «reinó la muerte», adquirió dominio, sobre todos los hombres, aun sobre aquellos que no pecaron a la manera de la rebelión de Adán; pero por un hombre, Jesucristo, los que reciben la abundancia de su gracia salvadora reinarán en vida eterna.

3. Los tipos del A. Testamento no son susceptibles de completa interpretación sino a la luz del Evangelio. Con demasiada frecuencia se ha supuesto que los antiguos profetas y santos estaban poseídos de pleno conocimiento de los misterios de Cristo y que entendían vívidamente el profundo significado de todos los tipos y símbolos sagrados. Que a veces tuviesen alguna idea de que ciertos he chos e instituciones anunciaban mejores cosas que habían de venir, puede admitirse; pero, de acuerdo con Heb. 9:7‑12, el significado de los más santos misterios del antiguo culto no fue manifiesto mientras el tabernáculo externo permaneció de pie. Y los antiguos adora­dores no sólo no entendieron esos misterios sino que los misterios mismos, ‑las formas de culto, «viandas y be bidas y diversos lavamientos y ordenanzas acerca de la carne, impuesta hasta el tiempo de la Corrección» (dior doseos, enderezamiento) eran incapaces de perfeccionar a los adoradores. En fin, todo el culto mosaico era, en su naturaleza y propósito, preparatorio y pedagógico ( Gál. 3:25 ) y cualquier intérprete que pretenda que los antiguos perciban claramente lo que el Evangelio revela en los tipos del A. Testamento está expuesto a caer en extravagancias y a envolverse en conclusiones insostenibles.

Un hecho que no hay que olvidar es que tanto el tipo como el antitipo trasmiten exactamente la misma verdad pero bajo formas adecuadas a diferentes grados de desarrollo.

Cada caso que haya de usarse como típico debe determinarse sobre sus propios méritos, por el sentido común y el sano criterio del expositor; y el discernimiento exegético de éste debe disciplinarse por un estudio a fondo de los caracteres que todo el mundo acepta como tipos bíblicos.

Hermenéutica por M. S. Terry,http://www.seminarioabierto.com/hermeneutica14.htm