Capítulo 7. El argumento de la similitud estructural que hay entre el hombre y los animales superiores parte 2

Capítulo 7. El argumento de la similitud estructural que hay entre el hombre y los animales superiores parte 2

Antecesor común

El proceso de humanización

Como recientemente concluía el doctor Aguirre, S. I., en el magisterio de la Iglesia católica no hay «nada que, por razón dogmática, se oponga a la moderna teoría biológica de la evolución… El fixismo, en estos últimos años, no ha aportado un solo argumento filosófico positivamente a su favor, ni un solo hecho experimental que lo confirme, ni una idea fecunda en biología teórica, ni un avance provechoso en biología práctica: es fuerza reconocerlo» [0]

Entendemos como “proceso de humanización” el lento proceso del que surge y se desarrolla la cultura, a partir de la base biológica que la hace posible.

Éste es un proceso que debe entenderse como paralelo al de hominización. La separación que de ambos procesos se realiza en las explicaciones de la evolución del hombre, se debe a la necesidad de simplificar la exposición, pero es equívoco, porque pueden entenderse como dos procesos consecutivos, cuando en realidad son simultáneos y de influencia recíproca.

En suma, el hombre es producto de un largo y complejo proceso de relaciones y mutuas influencias entre factores biológicos y culturales.

El nacimiento de las teorías evolucionistas ha hecho que, en la actualidad, se acepte que todos los seres vivos son fruto de la evolución de especies anteriores, incluído el ser humano. Al proceso a través del cual ha aparecido el hombre como resultado de la evolución a partir de otras especies, en concreto, a partir de los primates de la familia de los homínidos, se le llama hominización.[1]

El desarrollo del cerebro y en consecuencia de la inteligencia, posibilitó la creación de nuevas y mejores herramientas, y eso permitió dar respuestas más eficaces a los retos de la supervivencia como fueron la vida social, el aprendizaje, la cooperación etc.

Estas capacidades son a su vez favorecidas por la selección natural, pues los individuos más capacitados logran sobrevivir y dejar más descendencia. La cultura se convierte en un factor positivo para la supervivencia. Y este proceso da como resultado, a la larga, homínidos cada vez más cerebrados y simultáneamente, mas culturizados. Hasta llegar al humano actual que es un homínido esencialmente cultural.

En este sentido, por cultura debemos entender, de forma amplia, todo un conjunto de capacidades y de costumbres, que no se adquieren por herencia genética, sino por el aprendizaje, gracias a la relación social con los otros congéneres.

Probablemente, los restos de los primeros microorganismos que aparecieron en el planeta han desaparecido para siempre. La carencia de partes duras en esos primeros seres vivos y la metamorfosis de las rocas del período arcaico permiten augurar que la historia de los primeros pasos de la vida en nuestro planeta permanecerá desconocida para siempre.

Se supone que los primeros aglomerados orgánicos se origi naron en las aguas cálidas de los océanos de hace más de 2.000 millones de años. De esta primera fase de la evolución de la vida se conservan algunos trozos de pizarra donde aparecen fosilizados res tos gelatinosos, dotados de función clorofílica y capaces, por tanto, de producir el alimento básico de todo ser vivo; a saber, los hidratos de carbono.

En estos primeros conglomerados orgánicos, se supone que fueron diferenciándose gradualmente algunos órganos elementales, como los orificios bucales y excretorios o los flagelos de las algas, que fueron posiblemente los primeros antecedentes de los órganos de locomoción autónoma de los seres vivos.

Por supuesto, aquí no vamos a intentar hacer un mal resumen de lo que se encuentra bien expuesto en cualquier manual de his toria natural. Bástanos indicar que desde que, en el Precámbrico inferior, aparecieron los primeros conglomerados de prótidos y las primeras macromoléculas y las bacterias, hasta que los primeros prehomínidos — el Oreopithecus, por ejemplo — hicieron su aparicion en el Mioceno , transcurrieron mas de 2000 años de filogénesis.

La cultura tiene dos polos claramente establecidos:
1º La relación del homínido con el medio, esto es, el desarrollo de la técnica, que se concreta en la creación de herramientas, vivienda, etc., que le permite sobrevivir más eficazmente en el medio.
2° La relación social con sus propios congéneres, que se concreta en la organización social, la cooperación, el aprendizaje, etc. Y en este polo adquiere especial importancia la comunicación y el lenguaje.

Entendiéndolo así, el grado de evolución de los homínidos se corresponde con el grado de evolución de su cultura, que consiste en una mayor cooperación e interacción social. Como en su lugar hemos señalado es, posiblemente, en el Horno Habilis donde se produce el salto a la evolución cultural. En esta especie el proceso de aprendizaje de las crías, y lo que, de manera muy genérica, podemos denominar “conducta inteligente” comienza a resultar muy eficaz para la adaptación al medio y para la supervivencia, no dependiendo ya exclusivamente de las capacidades heredadas genéticamente.

Este proceso se acelera en las especies posteriores y el aprendizaje cultural se convierte en un mecanismo de selección cada vez mas importante, pues los individuos intelectualmente más capaces son favorecidos por la selección natural, a la que hay que añadirle otro factor esencial que se superpone, la selección cultural. Esta consiste en la selección por parte del grupo (de manera consciente o no) de aquellos individuos más capaces intelectualmente en detrimento de los menos capaces. Acelerándose, así, la selección y la evolución.

Vida en grupo y cooperación
Las transformaciones biológicas que hemos visto provocarán el nacimiento inmaduro de crías y, por tanto, una prolongación del periodo de crianza, y del periodo de aprendizaje. La prolongación de la infancia significa una mayor dependencia de las crías y por tanto un mayor cuidado de los adultos que han de mantener grupos más estables.

El aprendizaje está menos vinculado a la maduración física y más a la transmisión de los conocimientos acumulados por la horda. Esta transmisión seguramente se realizaba tanto por reiterada observación e imitación, como la realizan los simios actuales, como de manera directa, con lo que la función del instinto va dejando paso a la del aprendizaje cultural.

Esta nueva realidad favoreció y a su vez se vio favorecida por una agudización de los hábitos sociales, desarrollándose un comportamiento que sería esencial para el éxito evolutivo, nos referimos a la cooperación estrecha y permanente del grupo, lo cual permitió una mayor explotación del medio, una más abundante recolección, mas fácil localización y obtención de carne, ya por la carroña que había que disputar a los competidores, ya por la caza de algunos animales. La cooperación aumentó, también, la capacidad de defensa frente a los depredadores. Todas éstas eran conductas muy elaboradas y complejas que exigían una mayor coordinación social.

La alimentación se realizaba en grupo, lo que estrechó los lazos sociales, el desarrollo de la afectividad, favoreció la comunicación de la experiencia social, etc. Y el manejo de nuevos útiles necesitaba de un adiestramiento que supuso el fomento de relaciones de aprendizaje entre los individuos del grupo, a la vez que produjo un aumento de la densidad de población.

Comunicación y lenguaje
El homínido evoluciona más rápidamente al aumentar la complejidad de su medio.

A mayor diversidad de experiencias, mayor número de diferentes estímulos a los que el individuo ha de aprender a responder adecuadamente. Todo lo que hemos visto exigía conductas más complejas y con ellas el desarrollo de la capacidad de emitir y distinguir mayor número de voces. El homínido empieza a dirigir sus gritos al servicio de esa vida social. El grito deja de ser exclusivamente una respuesta a estímulos externos, como expresión de dolor, temor o amenaza, y adquiere una función nueva, anunciar lo que se va a hacer en presencia de otros para enseñarles o para pedir su colaboración. Es éste un progreso fundamental para la posterior culminación en la palabra.

Así, parece que el manejo de útiles y la actividad cooperante fueron decisivos en el paso del mero grito animal al primer esbozo de lenguaje articulado.

Por su parte, la selección natural actuaría en favor de aquellos individuos con gran capacidad manual, y de emitir y percibir un mayor numero de voces. Esto produciría un notable cambio somático: cambios en la laringe para poder articular los nuevos sonidos y, en las últimas etapas de la hominización, el desarrollo del cerebro.

La progresiva implantación y perfeccionamiento del lenguaje tuvo consecuencias evolutivas trascendentales, en cuanto que permitió transmitir oralmente la propia experiencia desvinculada espacio-temporalmente de los hechos. El lenguaje es el instrumento más adecuado para adquirir y transmitir experiencia sobre todos y cada uno de los seres y procesos del universo, naciendo así la experiencia social. En definitiva, la realidad ha podido someterse progresivamente a la acción humana desde que fue expresándose en lengua.

El lenguaje es el último paso que permite al homínido desprenderse de su medio animal y sustituirlo por un medio social humano. Este importante cambio cualitativo de medio significa romper el equilibrio en el que se encontraba frente a las demás especies.

Ahora, el hombre primitivo se adelanta en su acción a las otras especies, interfiere en sus recursos alimentarios, y utiliza nuevas especies como alimento, convirtiéndose poco a poco en el animal hegemónico.

En cualquier caso, lo dicho no debe entenderse como una sucesión de fases, sino como una interrelación múltiple de factores en la que se da influencia recíproca constante entre ellos. Las transformaciones anatómicas, como la liberación de las manos y sus responsabilidades manipuladoras eran un reto al cerebro que debió dar órdenes cada vez más complejas y sutiles que forzaban a las manos a incrementar su habilidad y precisión para construir instrumentos cada vez más complejos y perfectos. Esto a su vez exigía un cerebro cada vez más voluminoso y complejo en sus conexiones, y por tanto exigía la posibilidad de crecimiento del cráneo. El aumento del cerebro implica más inteligencia y comportamientos depredatorios, sociales, etc., más refinados. El éxito de este proceso posibilitó la supervivencia y prosperidad en el nuevo hábitat dando una respuesta adecuada tanto en cuanto a las ventajas como a los peligros.»[3]

«Tan sólo desde el Silúrico inferiór, en que aparecen los vertebrados ancestrales, fluviales, hasta el momento en que emergen los primeros antropoídes hominoideos, transcurre nada menos que un lapso de cerca de 500 millones de años,

Restos de criaturas hominoideas jalonan luego un largo período de millones de años, durante los cuales se van separando de varias familias una de las cuales está representada por los actuales orangutanes,gorilas, chimpancés, y otra por la especie humana.

En efecto, de una rama del mismo tronco del que proceden los actuales póngidos descienden también nuestros remotos antepasados,los australopitecus o parántropos, pequeñas criaturas de una talla menor que la del gorila, pero mayor que la del chimpancé o el orangután, con un peso que se calcula entre los 25 y 50 kilogramos, y que ya caminaban erguidos pese a lo exiguo de su cerebro. Todavía muy semejantes a los actuales antropomorfos, estos australopitecus poseían una faz hocicada y una frente huidiza,con un cráneo hundido cuya capacidad normal oscilaba entre los 500 y los 600 centímetros cúbicos (en algún caso no llegaban siquiera a los 400 c.c.). No está demostrado que estos prehomínidos poseyeran una cultura, pues los pretendidos instrumentos encontrados junto a los restos de los australopitecus eran posiblemente restos anturales de guijarros tallados caprichosamente por la propia naturaleza. A pesar de todo, estas pequeñas criaturas, que vivieron hace un millón de años en el África del Sur, representan un evidente paso en el camino hacia la hominización, por cuanto su postura erecta y la liberación consiguiente de las manos, así como su vida no arbórea, hubieron de exigirles enormes esfuerzos adaptativos que abrieron el camino hacia escalones filogenéticos superiores.

No está muy claro, sin embargo, que los australopitecus fueran un precedente directo de los posteriores pitecántropos. Más bien parece que representaron simplemente una línea divergente, una especie a extinguir que, aunque procedente del mismo tronco básico de los primates, siguió una dirección distinta de la que condujo a a los genuinos hominidos. Ya en esa línea y hacia la misma época en que vivió el australopiteco, aparece el homo habilis, posible antecesor del homo erectas.

En cualquier caso, se sabe que el Pithecanthropus erectlus, descubierto en Java portel médico holandés Eugéne Dubois en 1891, vivió unos cuantos cientos de miles de años después que los austraIopitecos y el homo habilis — hace aproximadamente medio millón de años —, y que representa un paso ya más definido en el proceso de hominizcación. Claramente, los pitecántropos representan uno de los «eslabones perdidos» profetizados por Darwin, y aun cuando su mentón rudimentario, su coronilla plana, sus grandes arcos superciliares y su faz hocicada manifestaran características todavía muy alejadas de las del hombre actual, su capacidad craneal — decisiva a la hora de juzgar la capacidad adaptativa de una especie— se acercaba a los 1.000 c.c. y superaba con mucho a la de sus predecesores los australopitecus, y también a la de los simios actuales. Este grupo hominoideo, que aparece en el Pleistoceno medio y al cual pertenecen también muchos ejemplares del Smanthropus (cuya capacidad craneal oscila entre los 1.000 y los 1.100 ce), corresponde. a una fase de hominización rudimentaria, pero de hominización, al fin y al cabo.

A juzgar por lo que se ha podido reconstruir de su vida, habitaban en cavernas, utilizaban el fuego, tallaban útiles de piedra, martillos, también con trampas, conseguían, al parecer, cazar animales físicamente muy poderosos (elefantes, rinocerontes, bisontes, búfalos, osos, antílopes, tigres y leopardos); pero les faltaban dos ingredientes básicos: un cerebro más desarrollado y cultura.

Posiblemente, esos alardes venatorios de los pitecántropos suponían una labor de equipo y un lenguaje elemental capaz de mantener una organización social mínima. Con todo, el nivel de hominización de los pitecántropos parece haber sido muy rudimentario. A lo que se sabe, practicaban el canibalismo y gustaban, como los actuales antrpófagos melanesios, de extraer los cerebros de los muertos para saborearlos como exquisitas golosinas. Sus huesos aparecen, efectivamente, mezclados con los de la caza, y nada indica en ellos que enterraran a sus muertos ni que practicaran ritos o poseyeran un arte ornamental. Su cultura fue, por consiguiente, más bien una precultura; es decir, una organización social mínima en que unas técnicas subsistenciales rudimentarias estaban al servicio de fines vitales de pura supervivencia.

Hacia la mitad del segundo interglacial (hace unos 350.000 años), los pitecántropos se extinguieron y fueron sustituidos por grupos ya muy cercanos al homo sapiens de Neanderthal, esto es, muy cercanos al paleoántropo u hombre arcaico. Se sabe que este hombre presapiens poseía una cultura elemental; sus hachas bifaces eran ya muy superiores a las de los pitecántropos; su alimentación se componía de caza y granos, eran nómadas y que frecuentaban sobre todo las orillas de los ríos y los lagos. Cuando este grupo, que dura unos 100.000 años, se extingue, ya han aparecido los primeros ejemplares del género humano propiamente dichos, esto es, los paleántropos de Neanderthal, de Rodesia y de Solo, que poseen ya una frente recta, una dentición que demuestra que las manos han sustituido al hocico en muchas funciones adaptativas, una capacidad craneal muy semejante a la nuestra y una cultura típica del Paleolítico inferior. Su técnica, mas avanzada, les permitía tallar hachas más perfectas que las bifaces; sabían utilizar,por supuesto, el fuego, enterraban con ritos que suponían ciertas creencias religiosas, se pintaban los cuerpos, usaban amuletos y practicaban ritos de caza. En esencia, biológica y culturalmente, el hombre de Neanderthal había trascendido ya los niveles de la animalidad; pero súbitamente, en el tercer período interglacial, hace unos 50.000 años, esta especie desapareció sin dejar apenas rastro, y en toda la superficie del planeta quedó, como único representante del género homo, el hombre de Cromagnon, que venía compartiendo la escena paleolítica con el hombre de Neanderthal desde muchos miles de años atrás, quizás desde hacía más de 100.000 años.

A partir de entonces, una sola especie, la nuestra, quedó a la cabeza del largo proceso evolutivo que, a grandes rasgos, acabábamos de describir .

Con su cerebro más desarrollado (1.750 c.c. por término medio), este hombre nuevo, este neoántropo, produjo una cultura que se desarrolló relativamente poco durante los 100.000 años del Paleolítico superior, pero que a partir del Mesolítico y del Neolítico comenzó a progresar con ritmo creciente, hasta desembocar en la vertiginosa civilización actual.

Biológicamente, apenas podrían encontrarse diferencias sensibles entre los primeros hombres de Cromagnon y nuestros contrmporáneos; pero las diferencias culturales que nos separan son fabulosas, al menos en lo que respecta al conocimiento y dominio del mundo exterior.

A juzgar por lo que opinan algunos biólogos especializados en anatomía del cerebro, la evolución del cerebro humano todavía no se ha detenido; concretamente, hay indicios de que los polos frontales del mismo, es decir la zona del cortex que más directamente parece intervenir en el ejercicio de las funciones intelectuales su en una especie de forcejeo para agenciarse un mayor espacio para su expansión. Pero dejemos aparte ahora la posibilidad de que el hombre del futuro cuente con un cerebro superior al nuestro, y concentrémonos por un momento en el hecho de que el hombre de hace cincuenta mil años, que fabricaban hachas de sílex y llevaban una vida nómada, y la población actual de las grandes metrópolis tecnificadas, no presentan diferencias aparentes en lo referente a su dotación cerebral.

Expuesta la cosa de otro modo, lo que ocurre es que, con las mismas estructuras neurobiológicas, un hombre puede vivir en la barbarie, en la Atenas de Pericles o en el mundo técnico del presdente.A partir, pues de determinado momento de la evolución biológica, lo que entra en jeugo para continuar el progreso de la especie es un factor nuevo: la cultura, la acumulación y transmición de conocimientos. terminado el proceso biológico de hominización, en el Paelolítico, con la aparición de los hombres de Cromagnon, estabilizado ya (al menos momentáneamente) el proceso de cerebración de la especie, ocurre que un primate, el Pithecatropues erectus, utilzia su cerenbro y sus manos para cosntruir instrumentos que potencien y prolonguen su capacidad de acción. Entre la naturaleza y el nuevo homínido se va a interponer asi una realdiad nueva, una especie de intermundo tecnico, todavía muy rudimentario, pero que es la puerta que abre el camino pra als prodigiosas proezas científicas que vendrán mas tarde. El término, pues , del proceso de cerebración es la instalación de los homínidos en le mundo de la cultura, el salto a un mundo nuevo en el mundo de la cultura, el salto a un mundo nuevo en el que nada esta hecho y cuya esencia consiste, nada mas y nada menos, que en la necesidad de inventarlo todo.»[4]

El origen de los homíndos

«El hallazgo de Michel Brunet puede calificarse de fantástico por muchas razones. Brunet lleva trabajando mucho tiempo en la región del desierto de Chad. Ya en 1995 descubrió restos de «Australopithecus bahrelghazaly», que en aquel momento no fueron suficientemente valorados por la comunidad científica porque fueron escasos. De algún modo, la aparición ahora de un cráneo bastante completo de un homínido perteneciente a un nuevo género y a una nueva especie, viene a hacer justicia a la importante labor realizada durante años por este paleoantropólogo de la Universidad francesa de Potiers. El descubrimiento arroja luz sobre una época desconocida hasta la fecha. En ese sentido, abre el camino para aproximarnos al origen mismo de los homínidos, a esa delgada línea evolutiva que conduce a los chimpancés o a los humanos. Se estima que la separación entre el hombre y el mono se produjo hace entre cinco y siete millones de años, según los datos aportados por la genética. El cráneo hallado en Chad tiene entre seis y siete millones de años, lo que lo convierte en un ejemplar único para vislumbrar los secretos de esa bifurcación genética y que, por otra parte, demuestra la conexión que actualmente existe entre la Paleontología y la Genética.
Otra de las curiosidades que rodea este fantástico descubrimiento es su localización. Tradicionalmente se ha pensado que la separación de la línea evolutiva se produjo en el este del continente africano, donde se suponía que se asentaron los antecesores humanos hace seis o siete millones de años. Pero este cráneo ha aparecido en pleno centro de África, lo que abre enormemente el área de búsqueda de los primeros homínidos y puede contribuir de forma extraordinaria a saber algo más de nuestros orígenes.
La capacidad craneal del fósil descubierto se estima entre 320 y 380 centímetros cúbicos; por lo que es inferior a la de los chimpancés. Se trata de un cráneo pequeño -de unos 18 centímentros de largo- que, no obstante, presenta un aspecto facial que recuerda a la de los Australopithecus, que son entre tres y cuatro millones de años más recientes. Esa característica confirma que podemos estar ante el antecesor común, equidistante de las dos especies en el momento de la bifurcación. Aunque queda mucho por investigar, el hallazgo abre la puerta a precisar el origen de los homínidos.» [5]

Aunque hay líneas clara desde los tempranos australopitecus y los humanos actuales, estas no son todavía suficientemente continuas ni uniformes. Entre las tendencias más claras los científicos incluyen: Aumento del volumen del cerebro y del tamaño del cuerpo, uso creciente de herramientas y mayor sofisticación de estas, y, disminución del tamaño de los dientes y de la robustez del esqueleto. Igualmente, los paleontropólogos no ven claras líneas divisorias entre los últimos australopitecos y los primeros Homo, o entre erectus y el sapiens arcaico, ni entre este último y los sapiens modernos.

En estos puntos hay acuerdo suficientemente generalizado, no así en la forma de nuestro árbol genealógico. Si hay amplia aceptación sobre el hecho que no son ancestros nuestros los australopitecos aethiopicus, robustus y boisei, pero sigue siendo debatido si el Homo habilis desciende del A. afarensis, o del africanus o de ambos, o de ninguno de ellos. De hecho, se ha dicho que probablemente no descendemos de ningún otro australopitence.

Para complicar, o enriquecer, aún más las cosas, nuevos géneros y especies han sido descubiertos recientemente, incluyendo Ar. ramidus, Au. amanensis, Au. bahrelghazali, Au. garhi, Orrorin, Kenyanthropus y Sahelanthropus. De nuevo, no hay consenso sobre si existe relación entre ellos o de alguno de ellos y nosotros.

Como ayuda para los legos, si podemos decir que es (bastante) aceptado que el Homo erectus desciende del Homo habilis, pero, lamentablemente, no hay claridad sobre la potencial relación entre erectus, Neanderthal y sapiens.

Y ahora aparece otro actor en escena. Primero los numerosos fósiles datados hace 800.000 años de un nuevo personaje. Claramente homo, pero de morfología suficientemente especial, mezcla de características modernas y arcaicas, que sugieren a los científicos que se trata de una nueva especie, la cual han bautizado Homo antecessor. Más recientemente, en la misma localidad española de Atapuerca, fueron encontrados objetos que sugieren la existencia hace 1,2 millones de años de esta nueva especie.

El descubrimiento de antecessor reta a quienes sostienen teorías anteriores sobre la evolución de nuestra especie, provocando nuevas y fascinantes ramas y, también, aparentes caminos sin destino claro.

En todo caso, si es reafirmada del modo como es anunciada la descripción del Homo antecessor, tendríamos a un claro antecesor común del sapiens, por un lado, y por el otro, la rama que terminó en los Neanderthal, aunque todavía faltaría por conocer la o las otras etapas que permitieron la evolución hasta nosotros.[6]

¿Nuestro primer antepasado vivió en Atapuerca hace más de un millón de años?

El equipo de excavación que trabaja en los yacimientos prehistóricos de la Cueva de la Sima del Elefante en Atapuerca (Burgos) ha descubierto restos que demuestran la presencia humana en el continente europeo desde hace más de 1,2 millones de años.

La Fundación Atapuerca anunció el hallazgo de un diente fósil de homínido que fabricó herramientas de sílex que se habían encontrado en un nivel muy antiguo del yacimiento de la Cueva de la Sima del Elefante, en la Trinchera del Ferrocarril, en la localidad burgalesa de Burgos.

Los restos encontrados son de un ancestro del Homo antecessor. El equipo explica «con este sensacional hallazgo tenemos ya las pruebas científicas de la presencia humana en el continente europeo antes de un millón de años».

Destacó que los primeros análisis «permiten aventurar» que se trata de restos de un ancestro del Homo antecessor, una especie que ya había sido descubierta en el yacimiento de Gran Dolina, también en la Sierra de Atapuerca.

Descubrimientos anteriores

En el yacimiento de Atapuerta, declarado Patrimonio de la Humanidad, ya se descubrieron hace una década los restos del bautizado como Homo antecessor, una especie con 800.000 años de antigüedad y desconocida hasta entonces, que hizo cambiar todos los estudios sobre la evolución humana en Europa.

En campañas posteriores, se han encontrado en el yacimiento burgalés restos fósiles de otros homínidos como el Homo sapiens y del Homo heidelbergensis, de hace 500.000 años.¨

El descubrimiento de antecessor reta a quienes sostienen teorías anteriores sobre la evolución de nuestra especie, provocando nuevas y fascinantes ramas y, también, aparentes caminos sin destino claro.

En todo caso, si es reafirmada del modo como es anunciada la descripción del Homo antecessor, tendríamos a un claro antecesor común del sapiens, por un lado, y por el otro, la rama que termino en los Neanderthal, aunque todavía faltaría por conocer la o las otras etapas que permitieron la evolución hasta nosotros.[7]

¿El eslabón pudo nacer en Asia?
Recreación artística de dos ejemplares de Ganlea megacanina. – MARK KLINGER/CARNEGIE

La quijada fósil de un primate que vivió hace 38 millones de años cuestiona el origen africano de los antropoides

Un fragmento de mandíbula con unos pocos dientes hallado en Birmania amenaza con arruinar una de las mayores campañas de marketing de la historia de la ciencia. A mediados de mayo, como si fuera la presentación de Cristiano Ronaldo con la camiseta del Real Madrid, un equipo internacional de científicos anunció en Nueva York el hallazgo de Ida, un primate fósil que vivió hace 47 millones de años en la región de la actual Fráncfort (Alemania).

Aquel ejemplar, perteneciente a una nueva especie, Darwinius masillae, fue vendido por sus descubridores como el equivalente «al arca perdida para los arqueólogos»: el ancestro común de humanos y simios. Cuando la comunidad científica se enteró de su existencia, la BBC ya había rodado un documental sobre el fósil y decenas de miles de libros sobre Ida esperaban en la imprenta para ser distribuidos.

Hoy, otro equipo de científicos presenta un nuevo primate fósil que obliga a mirar con desdén al Cristiano Ronaldo de la paleontología. Según los investigadores, la quijada encontrada en Birmania perteneció a una especie de primate antropoide hasta ahora desconocido, Ganlea megacanina, que vivió hace 38 millones de años y cuya existencia, dicen sus descubridores, demuestra que el ancestro común de humanos, monos y simios surgió a partir de los primates asiáticos, no de los africanos como se pensaba hasta ahora.

Hasta fechas recientes, la mayor parte de los científicos creían que los primates antropoides (monos, simios y humanos) aparecieron a partir de otros más primitivos, los prosimios, el grupo al que pertenecen los lémures, característicos de la isla africana de Madagascar.

Sin embargo, una cadena de hallazgos en el sureste asiático hizo que la teoría se tambaleara. Y, en estas, apareció Ida, un fósil que, por sus semejanzas simultáneas con los lémures y los antropoides, devolvió la credibilidad al origen africano de humanos, monos y simios.

Pero el hallazgo del fragmento de mandíbula vuelve a sugerir que el ancestro de los seres humanos era asiático. «Una de las razones por las que creemos que Ganlea es tan próxima a los antropoides es por el inusual desgaste de sus colmillos inferiores», explica a Público el principal autor del estudio, Chris Beard, del Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh (EEUU).

Según el investigador, los ejemplares de esta especie utilizaban sus colmillos para hacer palanca y poder abrir la dura cáscara de las frutas tropicales. Este comportamiento, nunca visto en los prosimios, sí es característico de algunos antropoides actuales, como los saki cariblancos, unos monos típicos de las selvas de Venezuela.

Beard, que publica su estudio en la revista Proceedings of the Royal Society B, cree que el fósil birmano oscurece el papel de Ida en el árbol evolutivo humano. «Ida pertenece al linaje de primates que condujo a los lémures, no al que llevó a los humanos».

A juicio de Beard, la separación entre chimpancés y humanos ocurrió en África pero, como demuestran fósiles como Ganlea megacanina, «si nos remontamos en el tiempo, nuestros ancestros comunes vivieron en Asia».[8]

Hallada en Atapuerca la mandíbula del europeo más viejo

FOTOS – EFE – 26-03-2008

El equipo investigador de Atapuerca, dirigido por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez y Eudald Carbonell, ha descubierto la mandíbula del europeo más viejo de la historia, que vivió en la sierra burgalesa hace 1,2 millones de años, según publica la revista ‘Nature’- EFE

FOTOS – EFE – 26-03-2008.La mandíbula, encontrada en la Sima del Elefante, conserva aún algunos dientes. Junto a la mandíbula se han localizado utensilios de sílex así como especies de roedores que demuestran la antigüedad del importante fósil- EFE. «Los restos, de hace 1,2 millones de años, hacen retroceder en casi 500.000 años la llegada de los primeros homínidos a Europa

FOTOS – EFE – 26-03-2008. La mandíbula fue hallada el pasado 30 de junio durante unas excavaciones realizadas en un perímetro de 20 metros cuadrados. A ella corresponde además un premolar inferior que fue encontrado dos días antes y que se presentó a los medios de comunicación el 29 de junio de 2007- EFE

Descubrimiento crucial en Atapuerca. Los primeros humanos que habitaron Europa. El descubrimiento es crucial porque hace retroceder en casi medio millón de años la llegada de los primeros homínidos a Europa, un dato sobre el que los científicos ya estaban trabajando pero que ha corroborado el hallazgo- EFE – 26-03-2008

Continuas revelaciones. EFE – 2008-03-26. Miembros del equipo de paleontólogos de la sierra de Atapuerca. Las excavaciones en ese yacimiento, declaradas Patrimonio de la Humanidad, ofrecen desde hace treinta años continuas revelaciones sobre el modo de vida de los primeros humanos que habitaron el continente europeo

El europeo más viejo de la historia vivió en la sierra de Atapuerca hace 1,2 millones de años, un dato sobre el que los científicos ya estaban trabajando pero que ha corroborado el hallazgo de su mandíbula en este yacimiento burgalés. La revista Nature publica en su último número las principales conclusiones del nuevo descubrimiento del equipo investigador de Atapuerca, dirigido por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez y Eudald Carbonell, y que se produjo el 30 de junio de 2007.

La mandíbula, encontrada en la cueva denominada Sima del Elefante y vinculada «provisionalmente» a la especie Homo Antecessor, «confirma y refuerza la teoría de la antigüedad de la presencia de los primeros homínidos que llegaron a Europa», han informado fuentes de la investigación.

En el estrato de la cavidad donde apareció el fósil, denominado TE-9, se han localizado también utensilios de sílex de tradición Olduwaiense así como especies de roedores que demuestran el espacio temporal al que pertenece el hallazgo. El hueso consiste sobre todo en la sínfisis, la región anterior de la mandíbula donde se reúnen las ramas horizontales mientras que, en su parte externa, se localizaría el mentón del humano actual. La mandíbula conserva algunos dientes y a ella corresponde además un segundo premolar inferior que fue encontrado dos días antes en el nivel TE-9, y que se presentó a los medios de comunicación el 29 de junio de 2007.

Los científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos y del Institut Catalá de Paleoecología Humana i Evolució Social (IPHES) de Tarragona evidencian con multitud de pruebas la presencia de homínidos en el sur de Europa en una fase muy temprana del Pleistoceno Inferior.

Este descubrimiento fue crucial, al igual que el de este nuevo fósil, porque hace retroceder en casi medio millón de años la llegada de los primeros homínidos a Europa. En cuanto a la procedencia originaria del espécimen, aún por determinar, se apunta que la morfología de la cara anterior de la sínfisis es primitiva y recuerda a la de fósiles africanos del Pleistoceno Inferior atribuidos a Homo Hábilis y Homo Rudolfenss.

En particular, el fósil de la Sima del Elefante tiene muchas similitudes con las mandíbulas encontradas en el yacimiento de Dmanisi (República de Georgia) que datan de 1,7 millones de años. Por el contrario, la cara posterior de la sínfisis tiene un aspecto más derivado que, según los investigadores, recuerda a ciertas mandíbulas de Asia.

Los científicos creen «probable» que la primera población europea proceda de la región del Oriente Próximo, verdadero cruce de caminos entre África y Eurasia, y que estuviera relacionada con la primera expansión demográfica fuera de África que, en la actualidad, está representada por los homínidos de Dmanisi.

El descubrimiento de la mandíbula replantea las teorías que los científicos de Atapuerca expusieron en 1997 en la revista Science. Según Bermúdez, creían entonces que el Homo Antecessor era común de los neandertales y de las poblaciones modernas: «Pensábamos que podía ser una especia africana, pero ahora vemos que quizás no, que es una especie muy antigua».

Las herramientas, hasta un total de 32 piezas, fueron probablemente realizadas en el interior de la cavidad a partir de nódulos de sílex del Neógeno y Cretácico, que se localizan en un radio menor a dos kilómetros en torno a este lugar. La técnica de producción de las piezas es muy sencilla y su objetivo era obtener lascas de entre 30 y 75 milímetros de longitud mediante un percutor duro. Con ellas, los homínidos aprovechaban la carne de los grandes herbívoros, como muestran las marcas que los útiles líticos dejaron sobre algunos huesos.

Los científicos han sido capaces de obtener todas estas pruebas mediante la utilización de una variedad de técnicas, como paleomagntismo, biocronología y el estudio de la descomposición radiactiva de los isótopos en los sedimentos. El lugar del descubrimiento está situado a unos doscientos metros del yacimiento de la Gran Dolina, donde en 1994 se encontraron los primeros restos del Homo Antecessor, y a unos mil de la Sima de los Huesos, donde se han localizado más de 6.000 fósiles de la especie Homo Heidelbergensis.

Las excavaciones de Atapuerca, declaradas Patrimonio de la Humanidad, ofrecen desde hace 30 años continuas revelaciones sobre el modo de vida de los primeros humanos que habitaron el continente europeo. Tras la publicación del artículo, titulado El primer homínido de Europa, en la revista Nature, sus autores comparecerán mañana ante los medios de comunicación en Burgos y mostrarán los restos del homínido que se han encontrado.»[9]

El hallazgo en Atapuerca del cráneo de un niño con una malformación grave revela que el ‘Homo antecessor’ cuidaba a los discapacitados

El cráneo del niño con una malformación encontrado en Atapuerca. Foto: EFE

El Homo antecessor era buena gente. Mejor que algunos de los que le siguieron en la cadena evolutiva, a juzgar por el modo en que se ocupaban de los niños y los discapacitados. Hasta una época relativamente reciente, han sido numerosas las culturas en las que los bebés que nacían con malformaciones eran abandonados o sacrificados. No ocurría lo mismo entre los homínidos del pleistoceno medio, que dispensaban cuidados a aquellos de sus congéneres que sufrían algún tipo de discapacidad, aunque fuera grave. El llamado Cráneo 14 de Atapuerca (Burgos) así lo constata.
Entre los años 2001 y 2002, los investigadores que trabajan en el yacimiento de la Sima de los Huesos descubrieron numerosos fragmentos de calavera que, una vez ensamblados (un laborioso proceso que se alargó durante años), dieron lugar al Cráneo 14. Estudios posteriores atribuyeron la caja ósea a un niño que vivió hace no menos de 530.000 años y que, según un informe que acaba de ser publicado en el último número de la revista estadounidense Proceedings of the Nacional Academy of Sciences, padecía una alteración congénita llamada craneosinostosis (consistente en el cierre prematuro de las suturas que separan los huesos del cráneo) que le produjo graves deformidades y daño cerebral. Es el caso de craneosinostosis más antiguo que jamás se ha documentado.

Uno de los aspectos más relevantes del hallazgo es que, según las conclusiones de la investigación, en el momento de morir el propietario del Cráneo 14 tenía más de 5 años y menos de 12 (la edad más probable está entre los 8 y los 10). Y puesto que la malformación se produjo durante la gestación, es indudable que el individuo requirió unos cuidados específicos para llegar a esa edad. «Pese a su minusvalía, este niño recibió la misma atención y oportunidades que cualquier otro niño de su comunidad –explica la paleontóloga Ana Gracia, responsable de la conservación de los fósiles de la Sima de los Huesos–. Fue cuidado del mismo modo en que cuidamos hoy a nuestros niños, con independencia de su grado de autonomía».
Toda una revelación. Y más si se tiene en cuenta el comportamiento de civilizaciones más recientes, que no han dudado en deshacerse de los individuos considerados no aptos a edades bien tempranas. El estudio que ahora se publica cita el caso de un hospital medieval de Chichester (Reino Unido) que hacia el siglo XV acogía a bebés abandonados y en cuyo cementerio han sido hallados numerosos restos de niños con craneosinostosis y otras malformaciones similares. Hay más ejemplos. Por el contrario, en la línea apuntada por otros descubrimientos hechos en yacimientos de la época neanderthal, el Cráneo 14 revela que los homínidos de Atapuerca sí se ocupaban de los suyos, aunque estuvieran enfermos o no pudieran valerse por sí mismos. El pleistoceno medio aún tiene muchas cosas que enseñarnos.»[10]

«Se van a encontrar homínidos todavía más antiguos»
El equipo de científicos de Atapuerca halla en la sima del Elefante la mandíbula del homínido europeo más antiguo

Los hallazgos arqueológicos del yacimiento de la Gran Dolina y las industrias líticas de la cuenca de Guadix-Baza, con una antigüedad de 1,3 millones de años, confirmaban ya la presencia de los primeros europeos en la Península Ibérica. «Pero lo que nos faltaban eran los homínidos», explica José María Bermúdez, codirector de las excavaciones de los yacimientos de Atapuerca, donde ha sido encontrado el resto fósil humano más antiguo de Europa, una mandíbula de 1,2 millones de años, que sitúa la llegada de los primeros homínidos al viejo continente casi 500.000 años atrás. «Ahora podemos presumir de tener al primer europeo», añade Bermúdez.

El pasado 30 de junio, el equipo que dirige Bermúdez junto a Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell descubrió en la sima del Elefante, en la sierra de Atapuerca, la mandíbula, que aún conserva algunos dientes. La primera implicación que supone el descubrimiento, cuyas conclusiones publica el último número de la revista Nature es, según Bermúdez, el hallazgo de «una especie genuinamente europea», vinculada «provisionalmente» a la especie Homo Antecessor.

La tesis que sostiene el equipo de científicos de Atapuerca es que durante las migraciones de los primeros homínidos, que «partieron de África hace 1,8 millones de años», se produjeron «cambios en la estructura genética de las poblaciones». En concreto, en Europa hubo una «una especiación alopátrida», es decir, la aparición de una nueva especie fuera de su lugar geográfico de origen.

En efecto, las primeras evidencias de estas migraciones «se encuentran en el yacimiento de Dmanisi (Georgia), donde hay fósiles humanos con una antigüedad de 1,7 millones, y en la isla de Java, con restos de 1,6 millones», explica el paleontólogo, que señala que era lógico pensar que el «viaje» hubiera continuado por Europa hasta la Península Ibérica como demuestran las semejanzas entre la mandíbula de la sima del Elefante y los hallazgos del yacimiento de Dmanisi. Esto significa, según Bermúdez, que «se van a descubrir homínidos europeos todavía más antiguos, quizás en Bulgaria y Rumania».

No obstante, también en Atapuerca podrían ser hallados fósiles humanos de mayor antigüedad. Una de las pruebas realizadas, el método de nucleidos cosmogénicos –que estudia las edades de distintos materiales en función de la acumulación de ciertos núcleos atómicos-, dató la mandíbula en el primer test en 1,4 millones de años, «aunque preferimos ser cautos y tomar la fecha que resultó de la segunda prueba, 1,2 millones», comenta Bermúdez. Sin embargo, hay niveles inferiores a los que ahora se exploran que podrían esconder restos más primitivos, porque son «yacimientos inagotables».

El descubrimiento de la mandíbula replantea las teorías que los científicos de Atapuerca expusieron en 1997 en la revista Science. Según Bermúdez, creían entonces que el Homo Antecessor era común de los neandertales y de las poblaciones modernas: «Pensábamos que podía ser una especia africana, pero ahora vemos que quizás no, que es una especie muy antigua».[11]

Un nuevo hallazgo de una mandíbula humana, que correría hacia atrás la teoría de la edad vigente para nuestro planeta tierra.

En la revista digital, de la fe evangélica española, LupaProtestante.com, apareció un interesante artículo comentado por Eric Capó, de nacionalidad española, sobre un nuevo hallazgo de una mandíbula humana, que correría hacia atrás la teoría de la edad vigente para nuestro planeta tierra. El artículo dice lo siguiente: «La prensa se ha hecho eco del hallazgo en Atapuerca, provincia de Burgos, de una mandíbula humana de hace un millón doscientos mil años. La revista científica NATURE ha publicado un reportaje a toda página, que da cuenta de la importancia del hallazgo, ya que, aunque anteriormente se habían hecho hallazgos semejantes, ninguno era tan antiguo. A los restos anteriores encontrados se les había atribuido una antigüedad de unos 800.000 años. La mandíbula encontrada ahora es 400.000 años anterior por lo que nos vamos al millón doscientos mil años de antigüedad. Teniendo en cuenta que todavía faltan cinco metros por excavar en el yacimiento donde ha sido encontrada (cueva de la Sima del Elefante), se estima que es posible que se encuentren otros restos que incluso podrían llegar a tener 1,5 millones años de antigüedad. Dado que estos homínidos vinieron de África, este “muchacho” de unos 20 años de edad, a quien pertenecía la mandíbula, podría ser considerado, en este momento, como perteneciente al primer grupo de inmigrantes a Europa, o sea, uno de los primeros europeos. Para datarla se han hecho servir, nos dicen, hasta tres sistemas. El que nos da la fecha que le atribuimos es la técnica de los núcleos cosmogénitos, con un margen de error de unos 160.000 años. Otras técnicas aplicadas dan resultados parecidos.

La prensa se ha hecho eco del hallazgo en Atapuerca, provincia de Burgos, de una mandíbula humana de hace un millón doscientos mil años. La revista científica NATURE ha publicado un reportaje a toda página, que da cuenta de la importancia del hallazgo, ya que, aunque anteriormente se habían hecho hallazgos semejantes, ninguno era tan antiguo. A los restos anteriores encontrados se les había atribuido una antigüedad de unos 800.000 años. La mandíbula encontrada ahora es 400.000 años anterior por lo que nos vamos al millón doscientos mil años de antigüedad. Teniendo en cuenta que todavía faltan cinco metros por excavar en el yacimiento donde ha sido encontrada (cueva de la Sima del Elefante), se estima que es posible que se encuentren otros restos que incluso podrían llegar a tener 1,5 millones años de antigüedad. Dado que estos homínidos vinieron de África, este “muchacho” de unos 20 años de edad, a quien pertenecía la mandíbula, podría ser considerado, en este momento, como perteneciente al primer grupo de inmigrantes a Europa, o sea, uno de los primeros europeos. Para datarla se han hecho servir, nos dicen, hasta tres sistemas. El que nos da la fecha que le atribuimos es la técnica de los núcleos cosmogénitos, con un margen de error de unos 160.000 años. Otras técnicas aplicadas dan resultados parecidos.

¿Cómo nos afecta, a nosotros los cristianos, este hallazgo? No nos debe afectar en absoluto. Como hombres y mujeres comprometidos con la verdad, nos congratulamos de los avances de la paleontología y saludamos con reconocimiento los nuevos conocimientos sobre nuestros orígenes.

Sin embargo, somos conscientes de que nuestra tradición nos llevó a conclusiones muy diferentes sobre la antigüedad del hombre. Sin que jamás haya sido un dogma, era una convicción muy compartida que la Biblia era un libro infalible, incluso en cuestiones científicas e históricas. Por muchos siglos, y todavía hoy lo encontramos en círculos muy conservadores, se creyó que el relato de la creación, en el libro del Génesis, daba datos científicos sobre el origen del universo, lo que llevó a eminentes hombres de la Iglesia y a no menos eminentes científicos a datar la creación a partir de las referencias bíblicas. Así, el más famoso de ellos, James Ussher (1581-1656), arzobispo anglicano de Armagh, en Irlanda, señaló la fecha de la creación en el 23 de octubre del año 4004 a. de C. Esta cronología del obispo se aceptó de tal manera que fue incluso aplicada en la traducción de la Biblia King James, que en alguna edición llegó figurar en la parte superior de cada página. Fechas parecidas defendieron John Lightfoot y científicos como Keppler y Newton.

Actualmente, los biblistas más prestigiosos sostienen que los 11 primeros capítulos del libro del Génesis no deben ser considerados historia. Son relatos inconexos entre sí que recogen tradiciones y mitos del pueblo de Israel. Lo que propiamente podríamos llamar historia bíblica sólo empieza con Abraham, en el capítulo 12 del Génesis. También hay acuerdo entre ellos en que en las Sagradas Escrituras no hemos de ir a buscar precisiones históricas, ni datos científicos. Es un libro que nos habla de Dios, por medio de hombres que vivieron en íntima relación con El y, a través de hechos y palabras, nos comunicaron verdades de orden espiritual. La hermosa poesía de Génesis capítulo 1 no pretende decirnos cómo Dios hizo el mundo, sino quien es su creador y sustentador. El cómo pertenece a la investigación científica.» [12]

No estoy de acuerdo con esta opinión. Si creo que debemos ser prudentes a la hora de examinar el Génesis y no darle una interpretación literalista, que choque con una correcta hermenéutica,pero no dudo de la inspiración divina de esos textos bíblicos, por su conexión con el Nuevo Testamento, en la genealogía de Jesús de Lucas y la teología Paulina, que nos habla de la relación de Adán con el ingreso del pecado en la humanidad y su relación con Cristo, el segundo Adán. No dudo de la seriedad de los biblistas ni de su sinceridad, pero simplemente, creo que debemos ser prudentes a la hora de interpretarlo tan literalista que terminemos convirtiendolo en un dogma.La ciencia humana tiene axiomas y presupuestos teóricos que ¡hay que tener fe para creer, también! Aún las ciencias exactas (definiciones de conjuntos infinitos etc.) ¿Quién lo puede probar con rigor científico?. Todo es cuestión de Fe. La ciencia del hombre en su estado natural, a veces, es «ciencia ficción» ¡Comprobado! y Ud. no lo ignora. Creer o no creer es el dilema siempre. Luego viene la construcción lógica sobre dichos axiomas o teorías. La Fe tiene, también una lógica. La Fe no se opone a la razón, sino a la incredulidad. ¿Lo sabe Ud.? Si los primeros 11 capítulos del génesis no pertenecen a una realidad, entonces el testimonio que dan de ellos los siguientes hagiógrafos, incluso Cristo, son una falacia.
¿Quemamos la Biblia en nombre de la Ciencia, como se hizo en varias oportunidades históricas? O cada vez que tengamos alguna duda, los que la leemos (millones) , ¿debemos llamarlo a Ud., para saber que es mito o realidad? La Biblia, es el best seller de todos los tiempos. Que Dios nos dé Luz y Fe y capacidad racional para entender correctamente el relato de la creación divina.

Luego continua diciendo que «en nuestro contexto protestante hay actualmente un intento de promover en España la teoría del llamado “diseño inteligente”, que no es otra cosa que una actualización, con pretensiones científicas, de la antigua teoría creacionista. Es un movimiento que nos viene de los evangelicales de los EE.UU y no por eso deja de ser lícito, siempre que los que lo defienden sean honestos con ellos mismos y no se cierren a los avances de la ciencia. Ya tenemos en el pasado demasiadas condenas de cristianos, por mantener teorías que parecían contradecir la enseñanza oficial de la Iglesia, para añadir otras. Hemos de aceptar que la ciencia es un camino que nos lleva hacia la verdad de las cosas, con todos los errores que también comete, y, si somos seguidores de Jesús, hemos de buscar, por encima de todo, esta verdad, aunque aparentemente contradiga alguna de nuestras convicciones, que pueden ser erróneas. La práctica actual de los cristianos conservadores de buscar agujeros en las teorías científicas para tratar de demostrar que son falsas, no es de recibo. Siempre habrá preguntas sin respuestas y problemas sin solución. Nosotros los cristianos tenemos muchas y muchos por lo que tratamos de abrirnos paso hacia caminos más llanos y cielos más despejados.

En el camino hacia la verdad no se puede partir de dogmas, sino de experimentos comprobados y siempre en continua revisión, y en esto la ciencia nos da un ejemplo. En toda investigación, no podemos partir de nuestras convicciones, ni de la Biblia, por mucho que la amemos y estemos seguros de su mensaje. Hemos de ir más allá y analizar la realidad “etsi Deus non daretur”, es decir, como si no hubiera Dios, en frase de Bonhoeffer. Dios no es el punto de partida, sino el de llegada. Estamos convencidos de que caminar hacia la verdad, cualquier verdad, es en definitiva ir hacia Dios, el Camino, la Verdad y la Vida. Y si es camino hacia Dios, a Dios lo encontramos en todas partes. También en Atapuerca.»[13]

«Hace dos siglos, eruditos de tendencia racionalista pusieron en duda la paternidad mosaica del Pentateuco. Desarrollaron la Teoría Documentaria de la Alta Crítica, la cual considera que los primeros cinco libros de la Biblia son una compilación de documentos en su mayor parte en el período de Esdras (444 A.C.)

Según ellos el documento más antiguo que se encuentra en el Pentateuco data del tiempo de Salomón. Consideran que Deuteronomio es un “fraude pío” escrito por los sacerdotes en el reinado de Josías con el fin de promover a un avivamiento; y que el Génesis consiste mayormente en leyendas nacionales de Israel. Muchos estudiosos conservadores creen que es probable que Moisés empleara genealogías y tradiciones escritas al escribir el libro del Génesis (Moisés menciona específicamente las generaciones de Adán”, en Génesis 5:1). Guillermo Ross, observa que el tono personal que encontramos en la oración de Abraham por Sodoma, en el relato del sacrificio a Isaac y en las palabras de José al darse a conocer a sus hermanos “es precisamente el que esperaríamos, si el libro de hubiera basado en unas notas biográficas anteriores” Probablemente, tales memorias valiosas fueron transmitidas de generación a otra desde tiempos muy remotos. No debemos extrañarnos de que Dios tal vez haya guiado a Moisés a incorporar tales documentos en sus escritos. Igualmente serían inspirados y auténticos.

También es notable que hay algunas añadiduras y retoques insignificantes de palabras arcaicas, hechos a la obra original de Moisés. Es reconocido universalmente que el relato de la muerte de Moisés (Deut. 34) fue escrito por otra persona (el libro de los rabíes, lo asigna a Josué). Génesis 36:31 había rey en Israel, algo que no existía en la época de Moisés. En Génesis 14:14 se denomina “Dan” a la antigua ciudad de “Lais”, nombre que le fue dado después de la conquista. Esto se puede atribuir a notas aclaratorias, o cambios de nombres geográficos arcaicos, que se introdujeron para hacer mas claro el relato. Probablemente, fueron agregados por los copistas de las Escrituras, o por algún personaje (como el profeta Samuel)»[14]

Si estoy de acuerdo con lo que opina sobre “no cerrarnos a los descubrimientos de la ciencia y como dice el autor del artículo, “como hombres y mujeres comprometidos con la verdad, nos congratulamos de los avances de la paleontología y saludamos con reconocimiento los nuevos conocimientos sobre nuestros orígenes.”

También apoyo su expresión de que “no debemos cerrarnos a los avances de la ciencia.” Y debemos también, como dice Eric, aceptar “que la ciencia es un camino que nos lleva hacia la verdad de las cosas, con todos los errores que también comete, y, si somos seguidores de Jesús, hemos de buscar, por encima de todo, esta verdad, aunque aparentemente contradiga alguna de nuestras convicciones, que pueden ser erróneas.” [15]

Recordemos que la palabra de Dios nos dice que “Él (Dios) vela por la ciencia”

Comparto la opinión del articulo: caminemos hacia la verdad sin dogmas, ni literalismos ni falacias que no tienen ni pies ni cabeza.Y empezar a fijarse en el auténtico espíritu del texto. Reparar en la importancia teológica de frases cómo “… y vió que todo era bueno”.

Un cristiano verdadero no debe entrar en crisis por las evidencias científicas de la aparición de los seres humanos sobre el planeta que contradicen, la supuesta cronología sagrada. Lo profundamente importante es la certeza de un Dios de la justicia que se encarnó entre nosotros y constituye la esperanza frente al antireino. Las enseñanzas bíblicas son extremadamente firmes y consistentes y no depende de la cosmogonía culturalmente condicionada. El relato bíblico afirma que Dios hizo lo existente, pero no entra en detalles, no es su cometido de los mecanismos detrás de los cuales está la obra trascendente de Dios.

La biblia es un libro teológico, no científico

Recordemos, por otra parte, que las implicaciones de aceptar la evolución frente al creacionismo bíblico son también teológicas: se trata, ni más ni menos, de paradigmas distintos, e incluso opuestos. La lógica, por lo demás, nunca recomendará creer que del Azar pueda surgir el Orden.

No comparto el hecho de que “Dios no es el punto de partida, sino el de llegada”, porque contradice la palabra de Dios, que dice que el Señor “El es el alfa y la omega,el principio y el fin”

Respecto al interrogante de Cuántos años tiene la tierra, podemos citar a Pablo Hoff:

«Los hombres de ciencia han encontrado evidencias de grandes cambios geológicos, estratificación de masas de piedras, y otros indicios que los han hecho llegar a la conclusión de que la tierra es antiquísima. Se crea un con flicto entre ellos, y ciertos cristianos que creen que la Biblia Indica claramente que hace sólo seis mil años que Dios creó el universo. ¿Cómo puede resolverse este conflicto?

Según algunos estudiosos de la Biblia, el problema no radica tanto en la contradicción entre el relato bíblico y lo que la ciencia ha descubierto, sino entre la ciencia y el relato mal interpretado. Además, es preciso distinguir entre lo que la ciencia ha descubierto realmente y lo que es mera especulación o teoría que aún no ha sido comprobada (por ejemplo: la teoría de la evolución). La ciencia pura no consiste en teoría, sino en hechos demostrados y concretos.

El cristiano debe reconocer ciertos hechos al interpretar el relato de la creación: en primer lugar, el Génesis no da fechas, y las genealogías primitivas no se pueden tomar en cuenta para calcular pues hay en ellas grandes vacíos (ver la introducción al Génesis). En segundo lugar, la Biblia es primordialmente un libro de religión y no de ciencia. Da muy pocos detalles sobre la creación. Génesis 1 fue escrito no tanto para describir el proceso de la creación sino más bien para mostrar su causa y propósito. Recalca la gran verdad de que Dios es el Creador. Finalmente, es lógico creer que la revelación de Dios a Moisés haya sido dada en conceptos comprensibles a los hombres de esa época y no en altos términos técnicos o científicos comunes a los del siglo XX. Sin embargo, podemos confiar que la Biblia habla correctamente sobre lo que concierne a la ciencia.

No obstante, debemos ser cautos en el intento de armonizar el relato de la creación con las teorías actuales de la ciencia y no apresurarnos en aceptar estas teorías. La ciencia está descubriendo aún nuevos datos, rechazando teorías anteriores y sacando nuevas conclusiones. No debemos correr el riesgo de identificar nuestra posición con algo tan cambiante como las teorías científicas. Por otra parte, podemos descansar en la confianza de que los descubrimientos futuros, bien interpretados, eliminarán muchas de las supuestas contradicciones de hoy y arrojarán más luz sobre el testimonio bíblico.»[16]

El eslabón perdido que inventó la vida acuática

Javier Yanes, redactor del diario online http://www.madrimasd.org, opina que » Las corrientes creacionistas que niegan la evolución de las especies se atrincheran en una supuesta carencia de fósiles de transición que sugieran la aparición de las especies modernas. Pero nada más alejado de la realidad científica.»

En este artículo, este readactor español,comenta que «La revista Nature, publica un nuevo y flamante ejemplo de la evolución en acción, un eslabón perdido de las focas que congeló en el tiempo una especie en plena transición de la vida terrestre a la acuática.

El descubrimiento procede de la isla de Devon, en el ártico canadiense. En 2007, un equipo de científicos desenterró allí los primeros restos, ocultos en el sedimento de un antiguo lago en el fondo de un cráter meteorítico. La datación de los estratos los situaba en el Mioceno, hace unos 23 millones de años. Pero con este primer hallazgo, la escasez de piezas impidió la identificación del ejemplar. Un año más tarde, otra campaña de excavación logró rescatar la base del cráneo, una estructura que ayuda a establecer las relaciones taxonómicas.

Entonces y según los autores del trabajo, quedó claro que aquel animal de complexión similar a los mamíferos terrestres, pero con patas adaptadas a la natación, no era una nutria sino un ancestro de los pinnípedos, el grupo que reúne a las focas, otarios y morsas. Los científicos bautizaron a la nueva especie como Puijila darwini, un nombre que une el término empleado por los nativos inuit para designar a los mamíferos marinos con un homenaje a Darwin, el fundador de la biología evolutiva cuyo bicentenario se celebra este año.

Según la directora del estudio, Natalia Rybczynski, del Museo de Historia Natural de Canadá, la importancia de Puijila reside en que refleja «la transición de los pinnípedos de la tierra al mar», un fenómeno «que ha sido difícil de estudiar porque las pruebas fósiles son débiles y discutibles». El pinnípedo fósil más antiguo conocido hasta ahora, Enaliarctos, ya había trocado sus extremidades en aletas, mientras que la nueva especie es una primitiva «foca andante», con patas musculosas de proporciones similares a las de osos o mofetas, pero con dedos aplanados que sugieren unos pies palmípedos.

El hallazgo ha permitido también a Rybczynski y sus colegas corroborar la hipótesis más aceptada sobre el origen de los pinnípedos, que sitúa la cuna de estos animales en el ártico. Los restos de plantas fósiles recogidos en el lugar indican que Puijila conoció un clima muy diferente al que hoy azota el país inuit; el ártico del Mioceno era más templado, similar a la actual costa noreste de EE.UU., con lagos que se helaban en invierno.

Los científicos sospechan que las duras invernadas obligaban a aquellos antepasados de las focas a buscar su alimento más allá de sus tierras estivales, en las costas, y que así fue como los mamíferos semiacuáticos de agua dulce llegaron a conquistar los océanos.» [17]

Proceso de humanización

El ser humano posee una serie de características fisiológicas propias que lo diferencian de los los demás animales. Algunas de estas características hacen que sea capaz de producir cultura y ésta le permite adaptarse al medio de una forma totalmente nueva. El hombre evoluciona no sólo biológicamente, sino también culturalmente. Este proceso de evolución cultural recibe el nombre de humanización.

En lenguaje cinematográfico, una elipsis es un salto en el tiempo o en el espacio. El espectador no pierde la continuidad de la secuencia aunque se han eliminado los pasos intermedios. Ésta es, casi con toda seguridad, la mayor elipsis de la historia del cine. Cuando el hóminido arroja el hueso al aire, éste se transforma en una nave espacial, simbolizando la evolución de la cultura y la tecnología humanas.

La humanización es el proceso a través del cual el ser humano va creando manifestaciones culturales cada vez más complejas que le permiten una cada vez mejor adaptación al medio natural. Mientras que la hominización o evolución biológica es lenta y azarosa; la evolución cultural siempre dirigida a un fin determinaddo, es extraordinariamente rápida. En poco tiempo el homo sapiens ha transformado la faz de la tierra. Con la creación de la cultura y de los útiles artificiales, el hombre se va a relacionar con el mundo con más posiblidades que todos los demás seres vivos. Esto se pone claramente de manifiesto en esta escena de la película «Odisea del espacio 2001″.

Hemos de tener presente la humanización si queremos explicar el origen del ser humano, ya que éste es resultado no sólo de la evolución biológica, sino también de la evolución cultural.

Por otro lado, hay que decir que hominización y humanización son dos procesos paralelos y relacionados entre sí. Carece de sentido afirmar que en una primera etapa aparece el hombre a partir de otros homínidos (hominización) y en una segunda etapa comienza a crear cultura y a adaptarse al medio a través de ella (humanización). La evolución cultural está ya presente en los primeros homínidos y la evolución biológica sigue estando presente hoy en día en el ser humano actual.»[18]

Esquema genealógico de los primates

En este artículo presento un esquema de la evolución humana, según un libro de historia universal y algunos arboles evolutivos propuestos, incluyendo uno propuesto por un autor cristiano evangélico defensor del Diseño inteligente, que seguramente disiente con lo propuesto por la comunidad científica internacional (Punto 6), para que puedan ser comparados y evaluados por los estudiantes de la T.Ev.

1.Esquema de la evolución del hombre [19]

La mayor parte de los paleontólogos concuerdan en que los antropoides del período plioceno, pese a poseer un cerebro parecido al de los monos, adoptaban unas actitudes y tenían unas manos similares a las del hombre. Lo cierto es que los diversos organismos biológicos, y sobre todo el organismo animal, habían ya evolucionado entonces hacia un tipo superior.

El darwinismo, en su teoría de la selección natural, formuló una «ley descriptiva» de un tipo de seres dados; Haeckel, discípulo alemán de dicha escuela, llevó más lejos la hipótesis hasta llegar a la doctrina del materialismo científico. Otros autores preconizan teorías evolucionistas de ascensión ortogenética: desde los primeros corpúsculos —protones, electrones—, es decir, el átomo, pasando por la molécula y los agregados macromoleculares proteicos, al ser vivo, en una fase de vitalización, hasta llegar a la cefalizaclón y al hombre, en fase ya de hominización o de ser vivo reflexivo.

La evolución morfológica del hombre tuvo como corolario la del cerebro. El incremento de la capacidad craneana queda de manifiesto si se comparan la del chimpancé, la del sinantropo, la del neanderthaliano y la del hombre actual.

La etapa siguiente sería la de este mismo ser integrado en sociedad, en vida común. O sea, la del hombre como componente de un grupo social, en vida colectiva, última etapa del desarrollo racional. El hombre, encajado en la Naturaleza, acaba por dominarla.

En esta última fase entra ya en el campo de la Historia universal en la verdadera acepción del concepto, y en esta etapa histórica, el evolucionismo meramente biológico cede su lugar al psicológico y social. Se trata ya del hombre como «animal político», según la definición aristotélica. El homo sapiens u hombre reflexivo, agrupado y desarrollando una etapa de vida colectiva, genera un aumento de población, logrando merced a las ventajas que comporta la asociación humana, paralelamente a un progreso cultural en incremento —la continuidad de las civilizaciones, que diría el historiador Toynbee— hasta desembocar en tiempos actuales a la valoración del individuo en su máxima expresión: derechos humanos, democracia, socialismo humanista y espiritualidad.

En general, se ha relacionado la transformación del animal puro en ser humano a causa de las glaciaciones que tuvieron lugar en la superficie de la Tierra hace un millón de años. El alemán Weinert expuso la teoría de que el hombre procedía de un primate parecido al chimpancé y describe las condiciones climatológicas y ambientales para que ello pudiera producirse: «La selva tropical europea desapareció poco antes de la llegada del pleistoceno. Para los antropoides, la glaciación fue un golpe terrible a sus habituales condiciones de existencia. Tenían que resolver el problema de resignarse a desaparecer o intentar sobrevivir, huyendo en busca de condiciones climatológicas mejores. Pero les quedaba otra solución: adaptarse, transformarse en seres capaces de asimilar las nuevas condiciones.»

2.Esquema genealógico de los primates

3.Árbol genealógico de la especie humana [20]

Esta propuesta puede ser discutible. En el momento actual, aún no existe consenso entre los científicos en cuanto a las relaciones evolutivas entre los homínidos fósiles y la especie humana actual, “Homo sapiens”. Hay numerosas teorías, elaboradas por los distintos equipos de investigación, y varias propuestas de nuevas especies aún en proceso de aprobación por la comunidad científica.

Árbol genealógico de la especie humana

Darwin acertó con su árbol [21]

«Darwin estaba equivocado”. Y en pequeñito, un insulso e informativamente nulo “talando el árbol de la vida”. Eso dice en su portada la revista sobre ciencia New Scientist. Me imagino que este número venderá más ejemplares que de costumbre: habrá bastantes clientes extra. Aunque no se compre, una gran cantidad de gente asocia inmediatamente (y exclusivamente) la figura de Darwin con toda la biología evolutiva de ayer y hoy. Por tanto, una gran cantidad de gente, al pasar por el kiosko y leer ese titular en una revista tan seria, pensará que la ciencia ha entendido por fin que la evolución es un error.

El artículo al que hace referencia ese titular puede leerse aquí. Es de Graham Lawton, y aunque es frecuente que los autores no tengan ningún control sobre los “tituláridos” que otros ponen a sus textos, Lawton está de acuerdo y admite que la portada es “en un 50%” para lograr ventas.

Pero lo que quiere decir es que Darwin se “equivocó” con algo muy concreto: la forma del árbol evolutivo. Él, y casi todos los científicos posteriores, se lo imaginaron pues… como un árbol. O sea, con ramas que se separan unas de otras. Ahora sabemos que, sobre todo en tiempos remotos y en organismos unicelulares (pero no únicamente), existen ramas que se se juntan. Fenómenos como la endosimbiosis, la transferencia genética horizontal o la introgresión implican que los linajes evolutivos se interconectan. Pero también no se interconectan: la mayoría de las ramas no lo hacen en absoluto. El árbol evolutivo parece ser como se imaginó Darwin, pero con una interesante complicación añadida. ¿Significa eso que se equivocó? Como mínimo es discutible. ¿Tiene sentido hablar de “equivocación” cuando a un descubrimiento científico se le añade otro que lo amplía, lo complementa y lo mejora?

En la época de Darwin, su propuesta del árbol era la buena, la que se acercaba a la realidad; la que se ajustaba a las observaciones (observaciones “macroscópicas” realizadas sobre todo en animales y plantas). Hoy sigue siendo válida y útil en grandes áreas de la biología. La visión errónea era y sigue siendo la de Lamark, en la que no había árbol en absoluto, pues el francés pensaba que los linajes no compartían historia ni antepasados comunes y “avanzaban” por separado desde orígenes múltiples e independientes. Darwin acertó con el árbol; Lamarck no acertó con su césped. Y hoy los biólogos trabajan con un súper-árbol darwiniano.

El primer árbol evolutivo [22]

El primer árbol evolutivo

Entre los trabajos de Darwin se puede consultar Transmutación de las especies (1837). En la imagen se puede ver el primer boceto que Darwin hizo de un árbol que muestra la evolución de los animales y que estaba incluído en la obra citada.- UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE – 17-04-2008

Árbol de los Hominidos [23]

Árbol evolutivo y las relaciones entre las especies

Antonio Cruz, en su libro La ciencia encuentra a Dios, explica que «Los árboles evolutivos y las relaciones entre especies se construyen de manera hipotética pues están basados en meras conjeturas o asunciones previas. La realidad es que las especies siempre permanecen estables durante millones de años, nunca se observan evidencias de transición de una especie y otra. Más que el dibujo de un árbol de familia, los fósiles indican bloques aislados que flotan en medio de un océano oscuro y nebuloso (fig. 38.)»[24]

No hay relación entre los fósiles de simios (oscuros) y los fósiles humanos (claros). Se trata de dos grupos completamente independientes a pesar de las asunciones del darwinismo.

Un dinosaurio momificado confirma su similitud con reptiles y aves modernos

Evidencias de piel mineralizada del hadrosaurio ‘Dakota’. | Phillip Manning

El hombre de Piltdown ha pasado a la historia como uno de los mayores fraudes de la paleontología. Una mandíbula de orangután unida artificialmente al cráneo de un humano actual engañó durante años a los expertos y fue considerado como un nuevo y revolucionario antepasado de Homo sapiens. Todo ocurrió a principios del siglo XX, cuando la tarea de datar un fósil y examinarlo no contaba con la tecnología de hoy en día.

Si alguien en quien Piltdown haya sembrado la semilla del escepticismo tuviera dudas de la existencia de los dinosaurios, podrá encontrar, en un nuevo estudio publicado en la última edición de la revista británica ‘Proceedings of the Royal Society B’ , evidencias frescas de aquellos animales; evidencias que van más allá de huesos fosilizados o icnitas.

Phillip Manning, del Museo de Manchester, y colegas han realizado un completo análisis de la estructura y composición de tejidos blandos mineralizados (piel, falanges, tendones) que pertenecieron a un hadrosaurio de finales del Cretácico, poco antes del ocaso del largo reinado de sus congéneres sobre la Tierra.

Los resultados confirman que la estructura de la piel del reptil prehistórico es igual a la de aves y cocodrilos modernos, sus descendientes. Algo que ya se suponía, pero que se demuestra esta vez con evidencias concretas.

Los fragmentos orgánicos del espécimen encontrado proceden de la prolífica formación de Hell Creeks, en Dakota del Norte. El hadrosaurio (Edmontosaurus sp.) en cuestión ha sido bautizado, pues, ‘Dakota’.

Que se encuentren tejidos blandos de tamaña antigüedad no es, pese a ser siempre jugoso para la ciencia, una estricta novedad. La coincidencia de distintos factores ambientales -enterramiento repentino y conservación en entornos pobres en oxígeno- puede permitir que los tejidos orgánicos, destinados, en condiciones normales, a descomponerse rápidamente y desaparecer, puedan durar a lo largo de tiempos extraordinarios.

Pero el estudio sí es novedoso en sus procedimientos. Las evidencias bien aprovechadas pueden llevar a resultados interesantes. “Es uno de los análisis más completos que se han hecho hasta ahora de los restos de un dinosaurio”, comenta a elmundo.es José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid y el mayor experto en dinosaurios de España. “Se han utilizado muy diversas técnicas de observación para tratar de conocer los mecanismos que han permitido la conservación de estos tejidos”, añade.

Las partes blandas encontradas pertenecen a falanges, piel y tendones osificados. La ‘autopsia’ ha revelado que el hadrosaurio fue enterrado abruptamente en los márgenes arenosos de un río y cubierto de un sedimento fino que envolvió su piel formando una especie de cemento.

Aunque el análisis de los restos del animal no ha obtenido proteínas intactas, sí muestra la presencia de estructuras celulares, bloques de aminoácidos que en su día formaron las proteínas. Toda una lección de conservación.[25]

El minúsculo cerebro de un primate de 54 millones de años

El paleontólogo Jonathan Bloch muestra el cráneo del primate y el modelo virtual del cerebro

Es un cerebro tan minúsculo que mide poco más que la yema de un dedo. Pertenece a un primate primitivo, de la familia de los Plesiadapiformes, uno de los «primos» de nuestros antepasados más antiguos, que vivió hace la friolera de unos 54 millones de años. Tras analizar una calavera de uno de estos especímenes, científicos de la Universidad de Florida y de la Universidad de Winnipeg han conseguido reproducir las primeras imágenes en tres dimensiones de su cerebro y, con ello, deducir algunas de las características de estos compañeros de evolución. Para empezar, los investigadores descubrieron que el animal, llamado Ignacius graybullianus, dependía más del olfato que de la vista, y que ya era capaz de hacer muchas de las actividades que hacen los monos modernos, lo que abre la puerta a buen número de preguntas sobre cómo se produjo el desarrollo de los «cocos» de los primates.

Los científicos analizaron una calavera de Plesiadapiforme de 3,8 centímetros de longitud que fue encontrada prácticamente intacta, toda una suerte debido a su extrema antigüedad, ya que estos primates vivieron en la horquilla de diez millones de años entre la extinción de los dinosaurios y la aparición de los primeros ancestros humanos. Gracias a estos huesos, los investigadores pudieron realizar el primer «molde virtual» del cerebro de un primate primitivo, un modelo en tres dimensiones. Para ello, utilizaron tomografías computarizadas de 1.200 secciones transversales de imágenes de rayos X del cráneo.

«La mayoría de las explicaciones de la evolución de los cerebros de los primates se basa en las especies que viven en la actualidad», explica la antropóloga de la Universidad de Winnipeg Mary Silcox, una forma de estudio que, a su juicio, ha llevado a deducciones «erróneas». El coautor del estudio, el paleontólogo Jonathan Bloch considera que los primates no siempre gozaron de un cerebro «privilegiado» que les diferenciaba de los demás mamíferos. «Al principio, no eran tan especiales -concluye- y eso ocurrió durante decenas de millones de años».

Ignacius, «un primo de la línea principal del linaje que finalmente ha dado lugar a nosotros», se parece a los primates modernos en su dieta y en que vivía en los árboles, pero no saltaba de árbol en árbol como sus familiares modernos. En muchos aspectos, el antiguo primate se comportaba como los actuales, pero con un cerebro que era de la mitad a dos tercios el tamaño del de los monos modernos más pequeños. Para los científicos, esto significa que vivir en los árboles o comer frutas pueden ser eliminados como las causas potenciales que provocaron el crecimiento del cerebro en los primates, ya que «Ignacius ya hacía todas esas cosas con su pequeño cerebro».

Para los investigadores, conocer las características del cerebro de Ignacius hace necesario un replanteamiento de cómo los primates evolucionaron hacia un cerebro más grande. Algunas hipótesis apuntan a la mayor importancia de la visión frente al olfato al pasar a una dieta fundamentalmente de frutas o al desarrollo de bosques más frondosos que permitía a estos animales realizar más saltos. Sin embargo, la respuesta requiere el descubrimiento y análisis de nuevos fósiles.
El estudio se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).[26]

7. Conclución

«Dada la hipótesis de que los antropoides son los antecesores de los homínidos, pero no pudiendo hallar en las formas antropoideas vivientes —monos actuales— al precursor inmediato del hombre, muchos autores se inclinan a suponer que lo más verosímil es que, de una forma ancestral común •—fósil, por supuesto—, es decir, de una sola y misma especie, arrancasen ambas ramas: la de los monos antropoides y la del hombre, los primeros por evolución regresiva y éste por evolución progresiva. Por consiguiente, en la lucha por la existencia, los monos antropoides desaparecieron del continente asiático —y se extinguen ahora rápidamente en África—, mientras que el homo sapiens, perfeccionando sus instrumentos de dominio sobre la Naturaleza, se ha extendido y enseñoreado por todos los ámbitos del planeta en la sucesiva perfección de sus diferentes razas.

«Lo más probable —observa Kurt Umland— es que la humanidad, ante un desastre universal de las civilizaciones, abandonada a sí misma y sin medios de lucha y de defensa, se bestializara y, por atavismo, por saltos regresivos y por degeneración, volviera de nuevo al estado antropoideo. Pero si esta utopía se realizase, podemos tener la seguridad de que aún sumida en este caos surgiría con los siglos otra rama progresiva que, poco a poco, iría apartándose del tronco común para recomenzar el ciclo vital de la evolución fecunda.» » [27]

Si la evolución, como Darwin la expuso, es verdadera, entonces todas las formas de vida deben ser explicables a base de la acumulación gradual de pequeñas y numerosas modificaciones en sus estructuras. Como hemos visto, existen muchas estructuras que no se pueden explicar así. También hemos visto los vacíos del registro de fósiles que hacen inciertos todos sus ancestros. Una consecuencia más del concepto de evolución expuesto por Darwin es que, como la fosilización ocurrió al azar, se deberían encontrar algunos eslabones perdidos. Pero no ha sido así.

No existe ninguna evidencia fósil del cambio de forma de uno a otro grupo. No hay ningún pez fósil con una mandíbula medio desarrollada. Todos los fósiles de peces, o tienen mandíbula o no la tienen. Sin embargo, se cree comúnmente que los peces sin mandíbula evolucionaron hasta los peces con mandíbula.

Se dice que los peces evolucionaron hasta los anfibios de cuatro patas, pero no hay un fósil de pez con una aleta medio evolucionada en pata. Esta etapa, aunque poco útil, es definitivamente una transición necesaria para la evolución de un anfibio.

No hay ningún fósil con un ala medio evolucionada. Esta transición ocurrió tres veces diferentes, según la mayoría de las autoridades científicas. Los insectos tuvieron que aprender a volar partiendo de ancestros que no volaban; lo mismo pasó con los pterodáctilos y con las aves. Como la evolución postula que esta transición o< un
veces, debería aumentarse la posibilidad de encontrar umi < IMHIUI con un ala medio evolucionada, pero no existe tal.
El registro fósil no da ejemplos de plumas en |>ic»«-i.>.i luí

aunque las plumas tuvieron que evolucionar de escamas de reptiles si los evolucionistas están en lo cierto. Ni hay evidencia de que las escamas hayan evolucionado hasta convertirse en las pieles de los mamíferos. Pero eso tenía que ocurrir si la evolución es verdadera.
En todos los casos que impliquen una nueva estructura fisiológica en la transición entre dos criaturas, nunca hay evidencia de formas de transición* medio evolucionadas. Parecería lógico suponer que des¬pués de más de cien años de estudios paleontológicos, estas formas de transición fueran evidentes, si es que alguna vez existieron.
Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de los evolucionistas, no hay formas intermedias entre los tipos fundamentales de organismos que se han observado, ni en el mundo actual, ni en los fósiles. Hay numerosos «cambios horizontales» dentro de los tipos, tanto en los organismos existentes como en los fósiles, pero no hay cambios verticales, excepto la decadencia y la extinción.
Es posible que tales formas intermedias hayan existido en el pasado, como creen los evolucionistas, pero sólo tienen su fe y nada observado en la realidad. Tal vez puedan ofrecer cierto tipo de «explicación» para los vacíos (dificultad para encontrar fósiles, evolución rápida en pequeños grupos, etc.), pero el modelo creacionista las predice. Todos esos «eslabones perdidos» todavía están tan perdidos como en los tiempos de Darwin.

Se ha escrito mucho en la literatura paleontológica con respecto a diversas líneas evolutivas. Se cree que los peces evolucionaron hacia los anfibios; éstos se convirtieron en reptiles. Estos a su vez, se nos dice que se convirtieron en aves y mamíferos. ¿Cómo se determina esto?
Cuando se hace un estudio de la estructura de las diversas formas de vida, hay un hecho obvio. Algunas partes de diferentes animales tienen una función similar y también una estructura similar. El hombre tiene dos piernas y dos manos y el chimpancé también. Casi todas las criaturas terrestres (excluyendo los insectos) tienen cuatro miembros. Las aves tienen dos patas y dos alas; los perros tienen cuatro patas. Casi todos los animales tienen sólo dos ojos. Estos son ejemplos de lo que se llama homología.
La gente se ha preguntado por mucho tiempo por qué existen esas similitudes u homologías. Theodosius Dobzhansky señala:
«El gran problema es éste: ¿Cómo surge la homología? Darwin dio la solución del problema: Los diferentes organismos tienen órganos homólogos porque descienden de un ancestro común. Mientras más grande sea la semejanza en la estructura corporal, tanto más cercano está el ancestro común; mientras menos semejanza haya, tanto más remota es la relación con el ancestro común.»
Dobzhansky dice además:
«No hay razón para dudar de que las semejanzas entre los organismos usualmente indiquen un ancestro común; excepto cuando las semejanzas se deben a analogía y no a homología.»
Razones ¿Tiene sentido la fe cristiana para el hombre de hoy?

0. https://lasteologias.wordpress.com/2009/01/29/el-proceso-de-hominizacion/
1. usuarios.lycos.es/…/PROCESO%20DE%20HUMANIZACI%D3N.pdf
2. http://www.abc.es/hemeroteca/historico-11-07-2002/abc/Sociedad/el-antecesor-comun_112696.html
3. http://www.tecnologiahechapalabra.com/ciencia/biociencias/articulo.asp?i=1121
4. http://www.tecnologiahechapalabra.com/ciencia/miscelanea/articulo.asp?i=1120
5. http://usuarios.lycos.es/diariodeclase/SESIONES/BLOQUE%20EL%20SER%20HUMANO/WEBQUEST%20HOMINIZACION/PROCESO%20DE%20HUMANIZACI%D3N.pdf
6. Jose Lusi Pinillos, La mente humana, pp.18-26, ed. Salvat, impr. 1969
7. publico.es
8. http://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1072&Itemid=1
9. http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=599814&idseccio_PK=1021
10. http://www.elpais.com/articulo/sociedad/van/encontrar/hominidos/todavia/antiguos/elpepusoc/20080326elpepusoc_12/Tes
11. http://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1072&Itemid=1
12. Ibid
13. Ibid
14. Pabo Hoff, El Pentateuco, ed. Vida p., 15ª impresión, 1993
15. http://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1072&Itemid=1
16. Pablo Hoff, El Pentateuco, edit. vida, pag.15,16,25,15ª impresión, 1993
17. http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=39097
18. http://microsofia.com/filosofia/tema_01/humanizacion.html
19. Carl Grimberg / Ragnar Svanstrom, Historia Universal 1 – El Alba de la civilizacion, pp. 20-22, Circulo de lectores S.A, Bs. As. Rep. Argentina, por gentileza de ed. Damon S.a
20. http://www.kalipedia.com/ciencias-vida/tema/graficos-arbol-genealogico-especie.html?x1=20070417klpcnatun_179.Ees
21. http://paleofreak.blogalia.com/historias/61676
22. http://www.elpais.com/fotogaleria/Charles/Darwin/red/5333-4/
23. http://www.monografias.com/trabajos48/origen-universo/origen-universo.shtml
24. Antonio Cruz, La ciencia encuentra a Dios, pag., 294, ed. Clie
25. Julio 3, 2009 ,El Mundo Digital
26.Lunes, 6 de Julio de 2009, Eric Zamora,ABC Digital
27. Historia Universal 1 – El Alba de la civilizacion,op. cit.
28.

Capítulo 6 – Argumento embriológico

Capítulo 6 – Argumento embriológico

Darwin entendía que la embriología daba los argumentos más sólidos a la doctrina transformista. La comparación de embriones dentro de cada grupo, al tiempo que revela semejanzas notables, da pistas sobre el parentesco y sobre la evolución adaptativa de las distintas especies.

Así, en cierta etapa del desarrollo de los embriones de tiburón, pollo y hombre se parecen mucho; moluscos y anélidos son troncos distintos, pero comparten un tipo de larva: la trocófora. Los cirrípedos (percebes) tiene forma de larva (nauplio) inconfundible de crustáceos, que permiten clasificar e interpretar correctamente algunas características anatómicas de estos animales.[0]

Copia de Romanes (1892) de los dibujos embriológicos de Haeckel

«Algunos profesores y libros de texto persisten en exponer la simplista hipótesis darwinista del siglo diecinueve de que un embrión en desarrollo resume la historia evolutiva de dicho organismo. Este punto de vista, que se designa como recapitulación, está rechazado desde hace más de medio siglo por los embriólogos académicos.

El principal promotor de la recapitulación fue el antiteísta Ernst Haeckel, que elaboró unas ilustraciones falseadas para dar apoyo a su punto de vista. Incluso en nuestros días algunos autores siguen usando irreflexivamente algunas de estas falsas ilustraciones en secciones de los libros de texto donde promulgan el evolucionismo.

Gracias a modernos estudios sobre procesos de desarrollo incluyendo los genes homeóticos, nuestra comprensión del origen de las formas de vida está sufriendo grandes cambios. El designio con una creación divina de tipos no relacionados se está convirtiendo en una opción crecientemente más viable.» [1]

«Este concepto se designa como recapitulación, porque se supone que el embrión en desarrollo «resume» o «recapitula» toda la historia de su raza. Cuando se presentan ciertas observaciones acerca del desarrollo embrionario de una forma convincente, este argumento induce a aceptar una secuencia macroevolutiva de las especies animales o vegetales. «[2]

En biología, la teoría de la recapitulación o ley biogenética es la teoría según la cual la ontogenia recapitula la filogenia. Los primeros en proponer una teoría recapitulacionista de la filogenia fueron John Hunter (1728-1793) y Carl Friedrich Kielmeyer (1795-1844), si bien fue Ernst Haeckel quien en 1866 la expuso de un modo sistemático y la difundió ampliamente. La teoría de la recapitulación cayó en el olvido con el auge de la Teoría Sintética y ha sido desacreditada en su versión literal. No obstante, las relaciones entre la ontogenia y la filogenia han vuelto a ser objeto de estudio, dando lugar a la nueva disciplina biológica popularmente conocida como «evo-devo». [3]

Anatomía o morfología comparada: Sí los organismos se hallan de hecho relacionados entre sí, es lógico suponer que cuánto más estrecha sea la relación entre dos especies cualesquiera mayor será el número de características comunes que ellas posean.

1. Órganos homólogos (Gr. Homos: el mismo + lego: hablar): Cuando en distintos organismo encontramos estructuras que tienen igual origen estructural e idéntico origen en el desarrollo, y se hallan construidas según el mismo plan fundamental, decimos que tales órganos son homólogos, oque poseen semejanza homóloga, sin tener en cuenta que sean o no similares en su aspecto, o que desempeñen iguales funciones. La Homología es una semejanza fundamental; igualdad estructural de un órgano o parte en una clase de organismos comparada con la misma unidad de otros, que es consecuencia de comunidad de antepasados.

2. Órganos análogos (Gr. Analogía: relación): Cuando en diferentes organismos encontramos estructuras que parecen iguales y poseen funciones similares, pero difieren en su plan estructural y en su origen, decimos que duchas estructuras son análogas, o que poseen similitudes análogas. La Analogía es la semejanza de rasgos o funciones externas, pero no de plan estructural o del origen.

3. Órganos vestigiales (Lat. Vestigium: huella o resto): Son órganos pequeños o degenerados, pero que corresponden a órganos, otrora útiles, que habían estado completamente desarrollados, que han dejado de serlo, lo que es probado por el hecho de que órganos homólogos de aquellos, se encuentran aún en función en otros organismos emparentados.

La Embriología comparada: La embriología, que es el estudio de las etapas del desarrollo individual de los organismos, si bien constituye una rama especial de la biología, está íntimamente relacionada con la anatomía comparada. Los problemas abarcados y las evidencias que proporciona la embriología se dividen en 2 categorías:

1).Las semejanzas entre embriones de distintos grupos y las semejanzas entre embriones de grupos “superiores” y adultos de grupos “inferiores”. El parecido entre embriones de animales diferentes es más próximo que el parecido entre los animales adultos.

2).Algunos caracteres ancestrales son conservados en la ontogenia de los descendientes; esta persistencia puede ser una ayuda en la interpretación de las relaciones evolutivas.

La acumulación de cambios genéticos procedentes de organismos de diversa evolución modifica el patrón de desarrollo de los embriones de los vertebrados superiores.

«Los resultados de los estudios comparativos entre las distintas formas de desarrollo embrionario de los vertebrados resultó otro aval para la teoría de la evolución.

Estos patrones comunes de desarrollo son prueba del parentesco de las especies. Es decir, la posibilidad de que diferentes especies hayan descendido de un antepasado común.»[4]

Historia de la Teoría de la recapitulación

Aristóteles fue el primero en establecer una analogía entre las formas atravesadas por el embrión durante su ontogenia y las formas animales.

La historia de la biología evolutiva del desarrollo (evo-devo) se remonta a la tradición analógica que, ya en Grecia, estableció un paralelismo entre el desarrollo ontogenético y la organización de los seres vivos. La vinculación entre evolución y desarrollo no tiene lugar hasta la Teoría de la Recapitulación de Ernst Haeckel. Finalmente, la institucionalización de la evo-devo como disciplina autónoma y consolidada tendrá lugar en los años noventa del siglo XX.La idea de recapitulación hunde sus raíces en los presocráticos, para quienes una especie de membrana amniótica primordial habría envuelto al cosmos como a un feto. En Platón encontramos un recapitulacionismo descendente (por degeneración) y en Aristóteles ascendente.

La tradición analógica según la cual existe una relación entre las formas que atraviesa el embrión a lo largo de su desarrollo y las distintas formas animales se remonta a Aristóteles. En la Reproducción de los animales el estagirita concibió la ontogenia como un proceso epigenético que procedía de lo general a lo particular: las primeras etapas se definirían por una forma animal compartida por todo el reino animal que progresivamente se iría concretando para dar lugar, en cada caso, primero a los rasgos genéricos y finalmente a los rasgos propios de cada especie.

La analogía entre ontogenia y Sistema Natural se mantuvo de un modo confuso hasta la obra del preformacionista Charles Bonnet (1720-1793), quien fue el primero en establecer un amplio paralelismo entre los estadios ontogenéticos y la historia de la vida, profundamente ligado a la idea de Scala naturae.[5]

Empédocles (484-424 a. C.) estableció un paralelismo entre el desarrollo individual y el del universo.

En su obra Observaciones sobre ciertas partes de la economía animal y al comentar sus dibujos sobre el desarrollo del pollo, John Hunter esbozó de manera un tanto confusa la teoría de la recapitulación.

Partiendo de las ideas de la cadena de los seres y de la preformación, Charles Bonnet propuso un paralelismo entre el desarrollo embrionario y la jerarquía orgánica. Bonnet era fijista, pensando que todos los seres habían sido creados por Dios una sola vez. Sin embargo, pensaba que lo que constituía la esencia de las especies no era su forma actual, sino un germen interior (invisible e indestructible) que habría permanecido idéntico a lo largo de la historia, a pesar de las variaciones exteriores sufridas por las especies. Lo mismo sucede con el desarrollo embrionario: si bien el embrión es perfecto desde su concepción, las características que permiten situarlo en la escala de los seres sólo aparecen progresivamente.

Según Carl Friedrich Keilmeyer (1793) el mundo orgánico está regido por cinco fuerzas: la sensibilidad, la irritabilidad, la reproducción, la secreción y la propulsión. Kielmeyer analiza el modo en el que estas cinco fuerzas se distribuyen por la scala naturae y señala que, durante el desarrollo, aparecen en el mismo orden en el que las encontramos en la sistemática.

La ley de Meckel-Serres

Las analogías establecidas por los trascendentalistas alemanes Lorenz Oken, Friedrich Johann Meckel y K. G. Carus.

La ley del paralelismo fue fuertemente criticada por Karl Ernst von Baer, que propuso en su lugar la ley de diferenciación.

Según Gould, la aplicación de la recapitulación a la evolución fue descubierta independientemente al menos cuatro veces en la década que siguió a la publicación del origen por Fritz Müller, Haeckel y los paleontólogos Edward Drinker Cope y Alpheus Hyatt. [6]

El triple paralelismo

Algunos autores propusieron el paralelismo, no sólo entre la serie sistemática y la ontogenética, sino también la paleontológica. Esta idea fue ya apuntada por Tiedemann en 1808 (Russell 1916), pero es ahora cuando encuentra una formulación más desarrollada. Es el caso de Christian Heinrich Pander (desde el evolucionismo) y de la ley biogenética de Louis Agassiz (desde el fijismo).[7]

La teoría de Haeckel: la ontogenia recapitula la filogenia

La ontogenia, o el desarrollo de los individuos orgánicos, considerada como una secuencia de formas que cambia a lo largo de todo individuo orgánico durante su existencia individual, está inmediatamente determinada por la filogenia o el desarrollo del grupo orgánico (phylum) al que pertenece. La ontogenia es una breve y rápida recapitulación de la filogenia, determinada por la función fisiológica de la herencia (reproducción) y la adaptación (nutrición) cit en Haeckel 1866, Vol. 2, p. 300

La teoría de la recapitulación sostiene que el desarrollo embrionario de cada especie (ontogenia) repite completamente la historia evolutiva de dicha especie (filogenia). De otro modo: cada uno de los estadios que el individuo de una especie atraviesa a lo largo de su desarrollo embrionario representa una de las formas adultas que apareció en su historia evolutiva:

Conforme un organismo tan elevado y complicado como el hombre se eleva desde un simple estado celular, y conforme progresa en su diferenciación y perfeccionamiento, atraviesa la misma serie de transformaciones que han atravesado sus progenitores animales durante inmensos períodos de tiempo […] Ciertos estadios muy tempranos e inferiores del desarrollo del hombre, y de otros animales vertebrados en general, se corresponden completamente en muchos puntos de su estructura con las condiciones que permitieron sobrevivir a los peces inferiores. La siguiente fase se nos ofrece como un cambio de un ser pez a una especie de animal anfibio. En un período más tardío del mamífero, con sus características especiales, se desarrolla a partir del anfibio, y podemos ver claramente, en los estadios sucesivos de su desarrollo posterior, una serie de pasos de progresiva transformación que evidentemente se corresponden con las diferencias de diferentes familias y órdenes animales

Haeckel 1868/1876, p. 310. Cit. en Russell 1916. trad. Wikipedia

Las objeciones de von Baer a la ley de Meckel-Serres no se aplicaron a la teoría de la recapitulación por la razón señalada por Francis Maitland Balfour (1880): ¿Por qué los animales, durante su ontogenia, adquieren rasgos no funcionales que después desaparecen? Los ancestros hipotéticos pueden ser utilizados para explicar la aparición de los arcos branquiales y notocordios en embriones mamíferos. » [8]

Mecanismos recapitulatorios

El ajolote, una especie acuática de salamandra, es un ejemplo clásico de neotenia, pues el adulto conserva los rasgos que en otras especies de salamandra aparecen en la fase larvaria.

El ajolote, una especie acuática de salamandra, es un ejemplo clásico de neotenia, pues el adulto conserva los rasgos que en otras especies de salamandra aparecen en la fase larvaria.

El mecanismo de la recapitulación se basaba en dos leyes:

La adición terminal, resultado de la aceleración, da lugar a la progénesis

La condensación, resultado del retardo, da lugar a la neotenia.[9]

Palingénesis y cenogénesis

La palingénesis se produce cuando la recapitulación es integral; la cenogénesis abarca las excepciones a la teoría de la recapitulación, siendo consideradas adaptaciones a la vida larvaria. Las dos leyes rectoras de la recapitulación son la adición terminal, que añade nuevos rasgos al final de la ontogenia, y la condensación, que elimina estadios de desarrollo temprano que dejan lugar para la aparición de nuevos rasgos.[10]

La teoría de la recapitulación en la actualidad

La biología actual rechaza la versión literal de la teoría de Haeckel. Mientras que, por ejemplo, se acepta la filogénesis del Homo sapiens como resultado de la evolución del pez a través de los reptiles hasta los mamíferos (aunque ahora se sabe que los ‘reptiles’ son un grupo compuesto y los ancestros de los mamíferos se separaron antes de que los reptiles actuales evolucionaran), no podemos distinguir estadios definidos de «pez», «reptil» y «mamífero» en el desarrollo embrionario humano.

El hecho de que la versión literal de la recapitulación sea rechazada por la biología actual ha sido a veces utilizado como un argumento en contra de la evolución por algunos creacionistas: «La hipótesis de Haeckel fue presentada como una evidencia a favor de la evolución; la teoría de Haeckel es falsa; luego la evolución tiene menos evidencia a su favor». Este argumento no es sólo sobresimplificador sino falso: la biología moderna reconoce numerosas conexiones entre la ontogenia y la filogenia, pero las explica a partir de la teoría de la evolución, sin necesidad de recurrir a los puntos de vista de Haeckel, y las considera, precisamente, como evidencias de tal teoría.[11]

Aplicaciones a otras disciplinas

La teoría de la recapitulación de Haeckel tuvo un fuerte impacto en las teorías sociales y educativas de finales del siglo XIX. La teoría de la maduración de G. Stanley Hall se basaba en la premisa de que el crecimiento infantil recapitulaba los estadios evolutivos, y que había una correspondencia perfecta entre los estadios que se atraviesan a lo largo de la infancia y la historia evolutiva. Esta concepción encaja perfectamente con otros conceptos del darwinismo social, como la idea de que las sociedades «primitivas» necesitaban ser guiadas por otras sociedades más avanzadas como Europa o Norteamérica, cumbres de la evolución.[12]

Observaciones recientes

«El estudio comparativo de la embriología de diversos vertebrados muestra gran similitud con el patrón de desarrollo inicial. Como el embrión se desarrolla, existe individualizantes las características y las similitudes disminuir. Esta similitud se encuentra también en el desarrollo embrionario de todos los animales metazoos. En este caso, sin embargo, cuando varios organismos son diferentes, el período embrionario es menos común entre ellos.

La interpretación filogenética del desarrollo embrionario no habría podido producirse sin el previo desarrollo de la embriología comparada: Martin Heinrich Rathke (1793-1860), N. J. Berrill, D. T. Anderson, Karl Ernst von Baer, Martin Barry.

La obra inaugural del enfoque comparativo de la embriología es, sin duda, la de Kaspar Wolff (1734-1793), quien en su Theoria Generationis (1759) y especialmente en De Formatione Intestinorum (1768) defendió una concepción epigenética del desarrollo y fundó las bases de la futura teoría de las capas germinales.

Christian Pander (1794-1865) fue el primer naturalista en establecer un pararelismo entre el desarrollo ontogenético, la filogenia y el registro paleontológico. Para Pander, tanto el desarrollo individual como la transformación de las especies observada en el registro fósil eran manifestaciones de un mismo fenómeno: la metamorfosis de los seres orgánicos. «[13]

Generalmente, si una estructura antecede a otra estructura en términos evolutivos, entonces también aparece antes que la otra en el desarrollo embrionario. Las especies evolutivamente emparentadas comparten normalmente los estadios tempranos del desarrollo embrionario y difieren en los más tardíos.

Ejemplos:

La columna vertebral, la estructura común a todos los vertebrados como peces, reptiles y mamíferos, aparece como una de las estructuras más tempranas en todos los embriones de vertebrados.

El cerebro de los humanos se desarrolla más tarde en relación al resto de los primates.

Asimismo, si una estructura desaparece en una secuencia evolutiva, entonces podemos observar a menudo otra estructura que aparece en un estadio del desarrollo embrionario pero que después desaparece o es modificada en un estadio más tardío.

Las ballenas, que han evolucionado a partir de mamíferos terrestres, no tienen patas, pero conservan pequeños huesos de extremidades inferiores en el interior del cuerpo. Durante el desarrollo embrionario, las extremidades inferiores aparecen para retroceder en los estadios más tardíos. Del mismo modo, los embriones de ballena tienen pelo en uno de los estadios, pero más tarde lo pierden en su mayor parte.

El ancestro común de primates y humanos tenía una cola que los embriones humanos conservan todavía en cierto estadio para después receder y formar el coxis.[14]

Observaciones criticas a esta teoría:

«La teoría de la recapitulación fue criticada desde la perspectiva embriológica por Nicolaus Michael Oppel, Keibel, Mehnert, Oscar Hertwig y Vialleton, en un sentido muy similar a las críticas que Karl Ernst von Baer dirigiera a la Ley de Meckel-Serres.»[15]

Las observaciones criticas a esta teoría, que aun se enseña en los libros de biologia del secundario proviene de una autoridad cientifica en este tema, el dr. Wayne Frair Ph.D, quien comparte su testimonio al respecto de esta teoria, testimonio que considero importante citar.

«Me sentí identificado con este estudiante, porque en la primavera de 1947, cuando yo era estudiante de primer año y estudiando mi primer semestre de zoología en la Universidad de Massachusetts en Amherst, viví una experiencia similar. Mi profesor, Gilbert L. Woodside, un doctor en embriología educado en Harvard, y que entonces era pionero en esta disciplina, presentó en nuestra clase el argumento de la embriología para la evolución. En general, este concepto se designa como recapitulación, porque se supone que el embrión en desarrollo «resume» o «recapitula» toda la historia de su raza. Cuando se presentan ciertas observaciones acerca del desarrollo embrionario de una forma convincente, este argumento induce a aceptar una secuencia macroevolutiva de las especies animales o vegetales. Recuerdo que después de esta clase pensé: «¿Cómo podría nadie dudar de la realidad de la evolución cuando ha comprendido esta evidencia?»

Me surgió el deseo profundizar en el conocimiento de la biología, de modo que cambié mi especialidad de psicología a zoología, y estudié fisiología y entomología en mi segundo año. Me había convertido al cristianismo mientras estaba en la marina, antes de mi educación universitaria, pero después de dos años en la universidad, mis creencias cristianas hacían frente a unos retos ante los que resultaba difícil de resistir. Me habían propuesto el puesto de asistente de laboratorio para la clase de fisiología para el siguiente otoño, y me hubiera gustado mucho aceptar, pero cambié a un instituto cristiano de enseñanza superior (Houghton en Nueva York), donde me especialicé en zoología, con grados en Biblia y en química. Recibí una diplomatura en letras en 1950, y en el verano de 1951 una diplomatura en ciencias, también en zoología, en otro instituto superior cristiano (Wheaton, en Illinois). En este último extendí mis conocimientos en ciencia y en teología. Luego enseñé ciencias a estudiantes de secundaria durante un año en la Escuela Ben Lippen, que estaba entonces en Carolina del Norte. En 1952 volví como estudiante graduado a la Universidad de Massachusetts, donde conseguí un puesto como profesor auxiliar y auxiliar de investigación.

Sin yo preverlo, me encontré en un curso de embriología experimental con el doctor Woodside, que era ahora el Catedrático Numerario del Departamento de Zoología y decano de la Escuela de Graduados. Me sentí cautivado por el doctor Woodside y por su campo de embriología. Emprendí una investigación e hice una tesis sobre la embriología del pollo y el primer fármaco inhibidor del cáncer, la 8-azaguanina (véase Frair y Woodside, 1956).

Durante mi estudio e investigación, me decidí a sondear las profundidades de la recapitulación embrionaria, ¡pero, para mi total sorpresa aprendí por el doctor Woodside que la «ley biogenética» estaba muerta! De modo que el hombre que me había convencido de la importancia de la recapitulación en mi primer año de carrera, cinco años después me estaba convenciendo de todo lo contrario. El doctor Woodside no solo no la creía, sino que realmente la desdeñaba. La recapitulación ya no podía ser nada más que una hipótesis en el mejor de los casos, y no quería que yo tuviera nada que hacer con ella.

El profesor Woodside creía que la embriología como disciplina había sufrido un retraso debido a la recapitulación. Me contó que para mediados del siglo 20 ningún embriólogo bien informado podía aceptar el concepto de la recapitulación. Muchos investigadores habían abandonado sus proyectos, frustrados al quedar atrapados en callejones sin salida en el intento de hacer concordar sus datos embriológicos dentro de un contexto evolutivo. El profesor Woodside creía también que solo había un único Premio Nóbel en embriología (Hans Spemann) debido a que muchos otros excelentes investigadores en embriología habían estado centrándose en la evolución y fracasando.

Un ejemplo de las muchas excepciones a la hipótesis de la recapitulación es que en un esquema evolutivo la médula espinal está presente antes que el cerebro, pero en embriología el cerebro se desarrolla antes. ¿Pero acaso no es la evolución el concepto que unifica a toda la biología? Al menos, hace 50 años ya sabíamos, y seguimos sabiéndolo en la actualidad, que la recapitulación darwinista no forma parte de tal unificación (véase Bergman, 1999; Wells, 1999a).» [16]

Con frecuencia se han atribuido a Charles Darwin ideas que él promovió, incluso en el caso de que dichas ideas se hubieran originado en las mentes de otras personas. Así sucede con la recapitulación, que parece hundir sus más antiguas raíces entre los griegos de más de medio milenio antes de Cristo (véase Osborn, 1929). Durante el siglo dieciocho se expusieron algunos pensamientos tocantes a la recapitulación, pero el propularizador más famoso de la recapitulación fue el zoólogo y filósofo Ernst Haeckel (1834-1919). Él fue el partidario más destacado, dogmático y activo del evolucionismo darwinista en Alemania, pero su influencia se extendió por todo el mundo. Después de conocer a Darwin en 1866, Haeckel trató de poner no solo la ciencia, sino también la filosofía y la religión bajo un paraguas evolucionista ateo (Jenkins-Jones, 1997).

Es interesante observar que desde la década de los 1860+ se ha sabido que Haeckel había falseado sus ilustraciones empleadas para «demostrar» la recapitulación. El tratamiento más extenso de esta cuestión en inglés es el libro de Assmuth y Hull, publicado en 1915. Estos autores hacen referencia a una enorme cantidad de material que revela que los miembros de la comunidad científica habían reconocido que en su defensa de sus puntos de vista, Haeckel perpetró fraudes y falsedades de manera constante y con todo descaro. Hay denuncias claras que se remontan a 1908, a 1875, y al menos a fecha tan temprana como 1868. Muchos científicos se unieron en condenar «los métodos de Haeckel, en los ejemplos que habían quedado denunciados … por ochenta y tres personas [un grupo de 46 y otro de 37] de buena posición en diversas ramas de la ciencia y del mundo académico, además de otros que publicaron sus condenas a título individual» (Assmuth y Hull, p. 23). Véase también Rusch, 1969. Las muchas docenas de los fraudes y falsificaciones de Haeckel tenían que ver con la embriología y con otros campos científicos.

Tanto en los tiempos de Haeckel como en la actualidad los científicos han admitido que los investigadores han de tener libertad para erigir sus hipótesis y teorías sobre la base de la evidencia empírica. Pero han reconocido de manera uniforme la impropiedad de apoyar estos conceptos mediante datos imaginarios no identificados o mediante falseamientos de los datos obtenidos o presentados ante otros. Como ejemplo de las fechorías de Haeckel, véanse las Láminas I y II (Figuras 1 y 2) procedentes de Assmuth y Hull [con los textos traducidos al castellano —N. del T.].

Las actividades de Haeckel (aparte de posiblemente su investigación científica efectiva en zoología sistemática) parecen haber estado tan estrechamente unidas a su filosofía que parece imposible separar sus acciones de sus actitudes. Por ejemplo, cuando alguien presentaba objeciones a las pretensiones embriológicas de Haeckel y de sus seguidores, estos decían:

«Esta cuestión pertenece a la embriología, y por ello vosotros, que no sois embriólogos, sois incompetentes para formaros un juicio en este tema.» Incluso si su oponente resultaba ser un embriólogo, le desacreditaban si encontraban que mantenía el más mínimo vestigio de creencia en Dios, en el libre albedrío o en el alma humana. Inmediatamente lo tildaban de teólogo, de oscurantista clerical, cuyas supersticiones dualistas le privaban del libre uso de su razón. Las páginas de Haeckel están salpicadas de esta táctica de «sentencias ex-cátedra» … (Assmuth y Hull, p. 54).

Un crítico explícito de Haeckel era J. Reinke, Profesor de Botánica en la Universidad de Kiel.

En un opúsculo titulado «Lo último sobre el Haeckelismo» (Heilbronn 1908) Reinke llena siete páginas con columnas paralelas, con una que contiene «lo que dice Haeckel», y la otra, «la verdad». Da veinticuatro ejemplos de falsamientos perpetrados por Haeckel, y añade: «Estos son ejemplos tomados al azar. Sería posible multiplicarlos por muchas veces» (Assmuth y Hull, p. 31).

Pero parece que Haeckel, el divulgador, no se refrenó debido a estas denuncias, y mantuvo sus maniobras engañosas en sus años posteriores, intentando justificarse a veces afirmando que estaba siguiendo procedimientos normales en biología. Como resultado, incontables científicos y estudiantes de ciencia, incluyendo muchos autores, han sido llevados a engaño, bajo una influencia que ha ido manifestándose hasta el final del siglo veinte. Incluso a pesar de que en la actualidad muchos científicos tienden a creer que la eliminación de la «ley biogenética» fue un fenómeno que tuvo lugar entre mediados y finales del siglo veinte, incluso en 1915 ya se podía mantener la siguiente declaración, totalmente explícita:

Difícilmente se puede encontrar en la actualidad a ningún científico destacado que acepte esta ley tal como se expone. La razón de ello, totalmente convincente, es que la investigación reciente ha demostrado con claridad que las excepciones a esta ley son mucho más frecuentes que sus materializaciones. La mayor parte de las etapas por las que pasan los embriones individuales de diferentes animales no se corresponden en su mayor parte con las gradaciones que, según la teoría de la evolución, constituyen la historia del desarrollo de la vida (Assmuth y Hull, p. 98).

Probablemente, Haeckel era conocedor de estas dificultades, porque distinguió los cambios embrionarios que conducían al progreso evolutivo («palingénesis») de otras desviaciones («cenogénesis»). Pero los llamados cambios cenogenéticos son tan numerosos que no sustentan la «ley», sino que la refutan.

Como se indica al comienzo de este artículo, algunos profesores siguen presentando la «ley biogenética» en apoyo de la macroevolución, aunque ha estado moribunda durante décadas a la luz de las enseñanzas de muchos científicos pioneros incluyendo el difunto biólogo canadiense, W. R. Thompson, que en 1956 escribió una «Introducción» para una reedición de El origen de las especies de Darwin, en la que observaba:

Cuando la «convergencia» de los embriones no resultó totalmente satisfactoria, Haeckel alteró las ilustraciones de las mismas para que concordasen con su teoría. Las alteraciones eran ligeras pero significativas. La «ley biogenética» como prueba de evolución carece de todo valor (pp. xv–xvi).

Durante los últimos años, las ilustraciones de Haeckel han vuelto a estar en las noticias debido a que algunos libros de texto en favor de la evolución han estado todavía publicando el material fraudulento de Haeckel (véase Richardson, et al., 1998).[17]

Los genes que controlan el desarrollo del embrión, desde el huevo fecundado hasta el nacimiento, contienen un plan minucioso para lograr que de la unión de dos células, una del macho y otra de la hembra, aparezca un individuo completo. El gran misterio, y a la vez la gran belleza, de todo este proceso del desarrollo embrionario es que se trata de un sistema totalmente descentralizado. No existe ningún ordenador central que dirija todo el desarrollo. Como cada célula del cuerpo tiene una copia completa del genonoma, no hace falta que esperen instrucciones de la autoridad central. Cada célula del cuerpo tiene

una célula puede actuar según su propia información y la de las señales químicas que le transmiten sus vecinas. Es como un gobierno que funcionara perfectamente sin necesidad del gobierno central.

Cuando una determinada célula descubre dónde está localizada, busca su situación en la guía interior y encuentra las instrucciones que debe seguir, “desarrolla un pelo, conviértete en músculo, vete transformando poco a poco en glóbulo rojo» o algo parecido.”

Aunque esto es simplificar mucho las cosas pero, de hecho, ocurre algo similar. El plan general para formar al adulto está en los genes que posee cada célula.

Todo en el ADN del huevo fecundado obedece a una finalidad clarísima, llegar a elaborar un adulto.

Todo conspira a la formación completa del individuo bajo un plan evidentemente concebido de antemano. En el huevo se empiezan a fabricar innumerables cosas, que como el esqueleto, las extremidades, la boca, los ojos, los oídos, para nada sirven al principio, en nada emplean entonces, pero que serán necesarios más tarde y para esa última etapa de la vida se han hecho.

El embrión no es sólo el producto de las fuerzas de la naturaleza dejadas a sí mismas y combinadas al azar. Creer esto es creer el mayor de los absurdos. No, el desarrollo embrionario revela algo que se oculta a nuestra mirada humana, pero que se manifiesta por sus efectos. Se trata de la inteligencia creadora que lo diseñó todo con un propósito determinado:

No obstante, según el darwinismo clásico, el estudio comparativo del desarrollo de los embriones sería una prueba en favor de la evolución Al parecer, determinadas similitudes entre embriones de peces, aves, mamíferos y seres humanos demostrarían que todos ellos descenderían de antepasados comunes parecidos a los peces.

Darwin lo explicaba así:

«De dos o más grupos de animales, aunque difieran mucho entre sí por su conformación y costumbres en estado adulto, si pasan por fases embrionarias muy semejantes, podemos estar seguros de que todos ellos descienden de una misma forma

Madre y por consiguiente, de que tienen estrecho parentesco. Así, pues, la comunidad de estructura embrionaria revela la comunidad de origen. La embriología

aumenta mucho en interés cuando consideramos al embrión como un retrato, mas o menos borroso, del progenitor de todos los miembros de una misma gran clase” (Darwin, 1980:446-447.)

Estas ideas fueron recogidas en la llamada ley biogenética de Haeckel que afirmaba que la ontogenia o desarrollo embrionario de un organismo era una recapitulación breve de su filogenia o secuencia evolutiva de las especies antecesoras. Es decir que, durante los primeros estadios en el útero materno, los embriones pasaban por formas que recordaban las transformaciones experimentadas por sus ancestros a lo largo de la evolución. Se señalaba, por ejemplo, que en los embriones humanos igual que en los de

gallina, se podían observar arcos aórticos similares y un corazón con sólo aurícula y un ventrículo como el que poseen los peces actuales. Esto se interpretaba como una prueba embriológica de que tanto los hombres como las aves habían evolucionado a partir de sus antepasados los peces.

Comparación entre algunas fases del desarrollo embrionario de ocho especies animales: pez, salamandra, tortuga, pollo, cerdo, ternero, conejo y hombre. Sin embargo, hoy se sabe que los dibujos de Haeckel fueron retocados para que coincidieran con la teoría de la evolución. La realidad es muy distinta.

El problema de los dibujos que realizó Haeckel (fig. 26), como se pudieron comprobar años después, es que fueron maliciosamente retocados en las primeras etapas para que se parecieran entre sí. En realidad, cuando analizan los embriones tempranos de las diferentes clases de vertebrad se observa que éstos presentan notables diferencias. El de los peces posee casi un aspecto esférico. En los anfibios es más ovalado. Los reptiles se caracterizan por su alargamiento, mientras que en las aves se alcanza mayor tamaño de la cabeza. No cabe duda de que el embrión de los mamíferos es el más complejo desde el punto de vista estructural. Esto se explica con mucho detalle el biólogo norteamericano, Jonathan Wells, en su obra Icons of Evolution (fig. 27.)

PEZ

RANA

TORTUGA

GALLINA

HOMBRE

A la derecha: aspecto real de los embriones durante la primera etapa de su desarrollo y a la izquierda, dibujos realizados por Haeckel para esa misma etapa. (Modificado de Wells,2000)

Son tantos los datos de la embriología que contradicen esta ley que pronto fue abandonada por la comunidad científica. Sin embargo, a pesar de este rechazo lo cierto es que todavía continúa apareciendo en los textos escolares de secundaria como una confirmación de la teoría transformista. Un la actualidad, los embriólogos saben que los embriones de los vertebrados se diferencian progresivamente en varias direcciones, sólo para converger en apariencia a mitad del proceso y luego volver a diverger hasta formar órganos o estructuras que pueden ser parecidas entre sí, pero que se han formado a partir de células o tejidos absolutamente diferentes.

Por ejemplo, la presencia en los embriones de los mamíferos de un corazón con dos cavidades y unos arcos aórticos parecidos a los de los peces, se debe a que tales embriones sólo necesitan en las primeras etapas de su desarrollo una circulación simple, ya que están alimentados a través de la placenta materna. Pero más tarde, la circulación sanguínea se vuelve doble a fin p i|uc los pulmones permitan la respiración autónoma del bebé. De manera que la presencia de tales órganos se debe a las diferentes necesidades fisiológicas del embrión durante el desarrollo y no a su pretendido parentesco evolutivo con los peces. La forma de los órganos de los embriones viene puesta por las exigencias fisiológicas y no por su pasado filogenético.

Contra las pretensiones de la ley biogenética, finalmente ha sido la genética quien ha aportado la prueba definitiva. El ADN de cada especie está determinado únicamente para desarrollar el cuerpo de los individuos que pertenecen a dicha especie. No es capaz de volver a recrear en el desarrollo embrionario las etapas de otros organismos supuestamente anteriores y relacionados entre sí. El genoma de cada ser vivo sólo expresa aquello que corresponde a su propio género.

Como reconoce el evolucionista, Pere Alberche, del Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard:

El descubrimiento de los mecanismos genéticos dio la puntilla definitiva a las leyes de Haeckel, demostrando que la teoria de la recapitulación no puede ser justificada fisiológicamente… En resumen, la biología del desarrollo jugó un papel cada vez menor en la teoría de la evolución. Muestra de ello, […] es el insignificante papel que tuvo la embriología en la llamada “Nueva Síntesis” darwiniana de los años 40 de este siglo (Alberch,1984:410)

La ley biogenética de Haeckel no es capaz de explicar los hechos comprobados por la embriología, ni constituye tampoco un argumento sólido a favor del darwinismo, y además fue abandonada por la ciencia hace ya muchos años.[18]

Notas

0. http://es.geocities.com/soloapuntes/quinto/hc2/t12hc2.html

1. Wayne Frair Ph.D., Embriología y Evolución,http://www.sedin.org/ID/embriologiafrair.html

2. Ibid

3. Wikipedia,Teoría de la recapitulación

4. Biologia Es.6 ,pag. 321, op. cit.

5.Wikipedia, Historia de la evo-devo

6. Wikipedia,Teoría de la recapitulación

7. Ibid

8. Ibid

9. Ibid

10. Ibid

11. Ibid

12. Ibid

13. Wikipedia, Historia de la evo-devo

14. Wikipedia,Teoría de la recapitulación

15 Ibid

16. Embriología y Evolución,op. cit.

17. http://www.sedin.org/ID/embriologiafrair.html

18. Antonio Cruz,La ciencia ¿encuentra a Dios?, pag. 31-236,coleccion pensamiento cristiano.Ed.Clie,(2004)

Capitulo 4. La teoría evolutiva

Capitulo 4. La teoría evolutiva

¿Que es la Teoria de la Evolucion?

En palabras sencillas, la teoria de la evolucion es al momento de hoy,la mejor teoría científica aceptada por la gran mayoría de los científicos del mundo,como la mejor explicación que existe acerca del origen de la biodiversidad de especies.La evolución biológica es un hecho comprobado y ampliamente documentado desde ya hace 150 años aproximadamente y la teoria es la demostración científica de esta ley biológica de las especies.

El gran filósofo evolucionista Michael Ruse, un ateo irredimible, declaró hace unos meses a este diario: ‘La evolución sigue siendo promulgada como una ideología, como una religión secular. Los evolucionistas contemporáneos con más presencia pública, como Richard Dawkins, usan el darwinismo como un esqueleto del que cuelgan toda clase de principios éticos y otras directrices, y ven en él una especie de cimiento metafísico, al igual que el arzobispo de Canterbury utiliza el cristianismo como un cimiento metafísico para sus doctrinas. Yo no creo que el darwinismo deba ser tratado como una religión -la verdad, no abandoné el cristianismo para sustituirlo por otra fe-, pero creo que eso es exactamente lo que está pasando, y nos hacemos un flaco favor si nos empeñamos en negar o ignorar ese hecho’. http://www.fcen.uba.ar/prensa/noticias/2002/noticias_24may_2002_04.html

La entrada de Downe House, Bromley, al sureste de Londres.

Stephen Jay Gould, un conocido paleontólogo y científico estadounidense, dijo “Bien, la evolución es una teoría. También es un hecho. Y hechos y teorías son cosas diferentes, no peldaños en una jerarquía de certeza creciente. Los hechos son los datos del mundo. Las teorías son estructuras de ideas que explican e interpretan los hechos. Los hechos no se marchan cuando los científicos debaten teorías rivales para explicarlos. La teoría de gravitación de Einstein reemplazó a la de Newton en este siglo, pero las manzanas no se quedaron suspendidas en el aire esperando el resultado. Y los humanos evolucionaron de ancestros tipo monos ya sea que lo hicieron mediante el mecanismo propuesto por Darwin o por algún otro no descubierto aún” [1]

La placa en la entrada.

El científico británico Charles Darwin (1809-1882), figura capital del evolucionismo y del pensamiento moderno, representa como pocos el antagonismo entre religión y ciencia, pues no sólo se dio en sus obras sino en su propia vida.

Popularmente Darwin es conocido como el científico que descubrió que el hombre desciende del mono, en contraposición a la versión bíblica que dice que Dios lo hizo a su imagen y semejanza a partir de un puñado de arcilla.

Darwin creía que toda la vida en la Tierra evolucionó durante millones de años a partir de unos pocos ancestros comunes y que mediante un mecanismo de selección natural se llegó a las especies que hoy pueblan el planeta.

El cuarto de trabajo de Charles Darwin.

Darwin se vió inicialmente impresionado por el argumento del reloj de William Paley,teólogo inglés, y vio el diseño en la naturaleza como prueba de una fuente divina, sus puntos de vista empezaron a cambiar cuando viajó en el HMS Beagle de 1831 a 1836.Del axioma del teólogo inglés William Paley es que los teóricos del «Diseño Inteligente» (ID) han basado sus investigaciones.

Darwin recorrió con el Beagle,La Patagonia Argentina en Sudamérica, y las islas Galápagos, en donde examinó los restos fosilizados de antiguos organismos y observó la diversidad de formas de vida en ambientes aislados.

A partir de esas observaciones, y con base en un trabajo adicional de más de veinte años, Darwin desarrolló la teoría de la evolución por selección natural. En 1859, enfrentado con la posibilidad de que se le adelantara Alfred Russel Wallace, finalmente escribió y publicó sus ideas en un libro profundamente influyente: El origen de las especies.

El escritorio.

Reconociendo que los argumentos de su libro podrían tener repercusiones muy amplias, Darwin modestamente comentó casi al final del libro: «Cuando las concepciones propuestas por mí y por el Sr. Wallace en este volumen, o cuando visiones análogas sobre el origen de las especies sean admitidas en general, habrá una considerable revolución en la historia natural».

Darwin propuso que todas las especies vivas descienden de un pequeño grupo de ancestros comunes, quizá uno solo. Sostenía que la variación dentro de las especies ocurre aleatoriamente, y que la supervivencia o extinción de cada organismo depende de su capacidad de adaptarse al ambiente. A eso lo llamó selección natural. Reconociendo la naturaleza potencialmente explosiva del argumento, sugirió que ese mismo proceso podría aplicarse a la humanidad y desarrolló esto más a fondo en un siguiente libro: El origen del hombre.

La mesa de billar con un esqueleto de ave. Los biólogos (y sus parientes) – conocen este fenómeno – nunca tienen suficiente espacio para sus hallazgos.

El origen de las especies engendró una controversia inmediata e intensa, si bien la reacción de las autoridades religiosas no fue tan universalmente negativa como a menudo se señala ahora. De hecho, el importante teólogo conservador protestante Benjamín Warfield de Princeton aceptó la evolución como «una teoría sobre el método de la divina providencia», aclarando a la vez que la evolución misma debía tener un autor sobrenatural.

Warfield señala que «Calvino prefería reservar el término «creación ‘ al acto inicial de Dios por el que hizo las cosas de la nada, y evitaba emplear dicha palabra para designar los actos posteriores de Dios que se mencionan en conexión con los seis días del primer capítulo de Génesis. Esos actos subsiguientes parecería pues que Calvino los consideró como acciones creadoras en el sentido estricto. (…) En este punto al menos — es decir, en cuanto al origen del hombre — Calvino, como el Dr Warfield señala, vio una obra creadora en el sentido más estricto de la palabra; y creo que el lector atento de la Biblia que acepte el relato bíblico como verdadero debe estar de acuerdo con él. El origen del hombre, según la Biblia, no se debió tan solo a la acción providencial de Dios, gobierno por parte de Dios del curso de la naturaleza ya creado, sino que se debió a un acto de Dios que fue verdaderamente sobrenatural. Dios no ordenó el curso de la naturaleza de modo que se produjera el hombre, sino que El mismo lo creó.» [2]

Fachada oeste de la abadía de Westminster.

La abadía de noche.En la abadía de Westmister también han sido enterradas algunas de las grandes personalidades del Reino Unido. En el llamado Poet’s corner están enterrados algunos de los principales literator ingleses; además, también se han enterrado a científicos, exploradores, políticos, militares, pintores, músicos e incluso actores de renombre internacional.

Empleados de la abadía de Westminster, ante la tumba de Darwin. Foto: AFP / CARL DE SOUZA

Existen muchos mitos sobre la reacción del público ante Darwin. Por ejemplo, si bien hubo un famoso debate entre Thomas H. Huxley, ardiente promotor de la evolución, y el obispo Samuel Wilberforce, Huxley probablemente no dijo, como dice la leyenda, que no le daba pena tener por ancestro un mono, y que solamente se avergonzaría de estar relacionado con cualquiera que ocultara la verdad. Más aún, lejos de ser condenado al ostracismo por la comunidad religiosa, Darwin fue enterrado en la abadía de Westminster.

Darwin mismo estaba profundamente preocupado por el efecto de su teoría en la creencia religiosa, a pesar de que en El origen de las especies se esforzó mucho para señalar una posible interpretación armoniosa: «No veo ninguna buena razón por la que las opiniones expresadas en este libro pudieran afectar los sentimientos religiosos de nadie… Un celebrado clérigo y autor me ha escrito que «gradualmente he llegado a comprender que es una concepción igualmente noble de la deidad creer que él creó unas cuantas formas originales capaces de autodesarrollarse en otras y necesarias formas que creer que requería nuevos actos de creación para suplir los vacíos causados por la acción de sus leyes»».

Darwin incluso concluye El origen de las espedes con la siguiente frase: «Existe grandeza en esta concepción de la vida, con sus varios poderes, insuflada originalmente por el Creador en unas cuantas o en una sola forma; y mientras este planeta ha ido girando de acuerdo con las leyes fijas de la gravedad, desde un inicio tan sencillo infinitas formas, maravillosas y bellísimas, han estado y están evolucionando».

Las creencias personales de Darwin siguen siendo ambiguas y parecen variar a lo largo de los últimos años de su vida. En un momento dado dijo: «Agnóstico sería la descripción más correcta de mi estado mental». En otro momento escribió que se sentía considerablemente desafiado por «la extrema dificultad, o más bien imposibilidad de concebir este inmenso y maravilloso universo, incluyendo al hombre con su capacidad para ver muy hacia atrás y muy hacia el futuro, como el resultado de la pura casualidad o de la necesidad. Cuando al reflexionar así me siento impelido a buscar una Primera Causa que tenga una mente inteligente, en cierto modo análoga a la del hombre, merezco ser llamado teísta».»[3]

Les resulta dificil a los biólogos dudar de la validez actual de esta teoría al precio de no ser considerados cientificos serios:

«Ningún biólogo serio actual duda de la teoría de la evolución como explicación de la maravillosa complejidad y diversidad de la vida. De hecho, lo relacionado de todas las especies a través del mecanismo de la evolución es un fundamento tan profundo para el entendimiento de la biología que es difícil imaginar cómo se podría estudiar la vida sin ella. Sin embargo, ¿qué otra área de la investigación científica ha generado tanta fricción con las creencias religiosas como la revolucionaria visión de Darwin? Desde los circenses juicios contra Scopes en 1925, hasta los actuales debates en los Estados Unidos sobre la enseñanza de la evolución en las escuelas, esta batalla no muestra signos de terminar. «[4]

Es mas, actualmente muchos cientificos se acusan de ser creacionistas,lo que vendría a ser como una especie de insulto a la etica del cientifico. ¡Que increible!

«Kenneth R Miller, el azote permanente de los proponentes del Diseño Inteligente ha sido acusado a su vez de creacionista por otro darwinista más fanático: Jerry Coyne. Al Robespierre-Miller le ha llegado la hora de encaminarse hacia la guillotina. Estas acusaciones contra fervorosos ortodoxos no son nada nuevo, hace años que Daniel Dennett acusaba a Gould de tener un programa oculto, cuando al paleontólogo se le cae la baba con solo recordar a Darwin, y se proclama permanentemente darwinista. Creo que esto irá en aumento, se miran unos a otros con el rabillo del ojo y se escudriñan mutuamente para ver si hay infiltrados.» [5]

Sin duda, las investigaciones naturalsitas de Darwin y la muerte porematura d euna de sus niñas, lo llevo a padcer teribles dudas sobre su fe.

«Para medir las angustias metafísicas de Charles Darwin respecto a la religión, lo mejor es releer sus Recuerdos —su referencia concreta en artículos anteriores— en los que lo advierte: “Yo estaba poco dispuesto a abandonar mis creencias; de eso estoy bien seguro… pero, a pesar de mi imaginación, encontré cada vez más difícil inventar pruebas suficientes para convencerme… Poco a poco, y finalmente por completo, me sobrecogió la incredulidad…”.[6]

Esta es una de las razones por las que aún hoy en día, los norteamericanos se resisten tanto a aceptar las teorías de este hombre.

El estadounidense Stuart Kauffman, una de las voces más autorizadas de la biología evolutiva y uno de los gurús de la llamada teoría de la complejidad, profesor de la Universidad de Calgary (Canadá), cuando le entrevistaron, y le preguntaron por qué las tesis de los creacionistas no están llegando a Europa,como si lo sucede en los Estados Unidos,respondió diciendo que:

«América es el más religioso de los países del primer mundo, mientras que Europa es más secular. El debate está creciendo en los EE UU. Allí hay gente que se cree la Biblia literalmente. Y la evolución contradice lo relatado en el Génesis. En realidad, no hay debate científico sobre el creacionismo: los científicos creen que el creacionismo es una estupidez. A veces el fundamentalismo consigue en Estados Unidos un espacio público que no es en ningún caso proporcional a su relevancia.»[7]

Kauffman quien estuvo recientemente en San Sebastián invitado por el grupo de Filosofía de la Biología de la Universidad del País Vasco, califica al creacionismo de aburdo, no cree en la existencia de Dios,pero esta considerando como viables las ideas de Gordon Kaufman, un teologo de la Harvard Divinity School, que lleva 20 años afirmando que el único sentido entendible de Dios es la creatividad en el universo, y no el de un Dios supernatural. pero aboga por reinventar el concepto de sagrado.

Stuart Kauffman, durante su reciente estancia en San Sebastián.- JESÚS URIARTE

«Nuestros valores están dominados por la sociedad de consumo. En el mundo secular hemos perdido el sentido de los valores. Si pudiéramos encontrar un concepto de Dios que se pudiera compartir, un espacio común de lo sagrado, podría ayudar a que nuestras tradiciones coevolucionen. Gordon Kaufman, teólogoIndependientemente, llegué a la misma conclusión que él. Creo que he encontrado los fundamentos científicos de lo que él afirma. Piense en el Dios creador. Lo que digo es que no necesitamos al creador, sino su creatividad. Esa carencia parcial de leyes en la evolución de la biosfera deja un espacio en el que las creencias de todos, judíos, musulmanes y cristianos, pueden convivir pacíficamente.» [8]

Preocupante son las ideas de este notable cientifico, quien además de esto, mantiene la convicción firme de que en los proximos años se podrá crear vida artificial en los laboratorios.

¿Que es la evolucion biologica?

«La evolución biológica es el proceso continuo de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones, y que se ve reflejado en el cambio de las frecuencias alélicas de una población.» [9]

Según lo afirman muchos de los cientifcos actuales, el concepto de Evolución es un pilar de la Biología y está bien fundamentado.

La evolución es un concepto unificador de la Biología: La Teoría de la Evolución (Lat. Evolvo: desenrollar o desplegar), nos capacita para comprender la inmensa variedad de formas de vida que existen en el planeta. La Evolución es el cambio acumulativo en las características de poblaciones u organismos, que aparece en el transcurso de generaciones sucesivas relacionadas por descendencia.

La Teoría de la Evolución trata del origen de todas las formas de organismos que ahora existen y se opone al mito religioso de la Creación Especial, que dice que cada “tipo” (Baramin) de organismo fue creado sobrenaturalmente como tal y no está, por lo tanto, relacionado por descendencia con cualquier otro. Se establece una diferencia entre los conceptos antiguos de la evolución y el estudio científico, relativamente moderno, de los mecanismos de la evolución (Gradualismo, Saltacionismo y Neutralismo).

Aunque este tema parece moderno, en realidad no lo es. Desde epocas muy antiguas los hombre han reflexionado sobre las características de animalidad que hay en el ser humano,muchos de ellos siendo además consciente que hay algo en él que lo diferencia de los animales irracionales o bestias.

Por ejemplo, el rey Salomón «mucho antes de nuestra era, reflexionó sobre las diferencias y similitudes entre humanos y bestias, preguntándose si el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba y si el espíritu del animal desciende abajo a la tierra

«Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?» (Ecl. 3:21 RV 1960).» [10]

Previamente, al considerar lo corporal o biológico concluye:

«Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo» (Ecl. 3:19-20).

Posteriormente ya entrado el siglo XVIII, es que se profundiza aún más el interés por la animalidad humana, llegando a forjarse la idea de parentesco entre el hombre y animales aparentemente similares en forma, como los monos. Nace en aquel tiempo una enorme curiosidad por los «eslabones perdidos», luego que hiciese su aparición en la escena filosófica la teoría evolutiva darviniana. Falsas bestias humanas eran exhibidas entonces en los circos europeos, avivando el fuego de la pasión filosófica y científica de la época.

Dos siglos después cabe preguntarse ¿cuánto se ha avanzado en este ámbito?

Francisco Ayala, un prestigioso cientifico de nacionaldiad española,quien fue ordenado sacerdote dominico en 1960, le gusta repetir que el gran descubrimiento de Darwin fue “explicar el diseño de los seres vivos sin necesidad de un diseñador”. Y también que la revolución de Copérnico fue el inicio de la ciencia moderna. “Y Darwin completó la revolución copernicana”, porque si Copérnico descubrió que los planetas giraban alrededor del Sol y que la Tierra no era el centro del universo, Darwin extendió a la biología la noción de naturaleza y con la selección natural de las especies demostró que la especie humana no era el centro de la vida. También le gusta subrayar que, mientras “el creacionismo no es compatible con la creencia cristiana en un Dios omnipotente y benévolo, la teoría de la evolución sí lo es”.[11]

En una entrevista que le hicieron en España a Ayala, quien ahora vive en Estados Unidos, le preguntaron en que estaba el tema del cambio de bestia a humano ( la conversión del cerebro en mente, y el paso del homínido a humano),¿hemos progresado en su conocimiento?, el respondió asi:

«Se está avanzando mucho, entendemos ya bastante de cómo se comunican las neuronas. En colaboración con Camilo José Cela Conde, he publicado hace poco un artículo en Procedings of the National Academy of Sciences, sobre cómo funciona el cerebro en los hombres y las mujeres ante la apreciación de la belleza, que ha tenido mucho impacto. Hasta el punto de que los editores de la revista nos han ofrecido publicar el próximo artículo gratis y dándonos toda clase de facilidades, porque en las revistas científicas hay que pagar un importe por página… Esto es un avance pequeñísimo para saber cómo funciona el cerebro. La neurobiología está avanzando a pasos agigantados, pero aún no hemos cruzado esa barrera de saber cómo las señales físicas y químicas se convierten en ideas, de cómo emerge la función de la persona como individuo. Respecto al paso de mono a hombre, ya tenemos, desde 2005, el genoma del chimpancé, y ahora lo están comparando con el humano. Sabemos que las diferencias con el chimpancé de las partes del genoma que codifican las proteínas y las enzimas son del 1,5%, pero todavía no entendemos bien cómo eso se transforma en seres humanos tan diferentes de los chimpancés. Es sólo un 1,5% de diferencia del ADN, pero las disparidades son tremendas.»[12]

Theodosius Dobzhansky

Están tan convencidos los cientificos en general , que Theodosius Dobzhansky, acuño la frase «Nada tiene sentido en Biología si no es a la luz de la Evolución» [13]

«Esta frase, acuñada por el genetista de origen ruso Theodosius Dobzhansky, define al día de hoy el eje fundamental de las explicaciones de la evolución biológica. La frase es comúnmente utilizada en el ámbito de la biología, pero pocos conocen cuáles fueron sus razones de fondo para hablar de la evolución como una luz que guía nuestra forma de entender el mundo biológico y cuáles fueron sus motivos para acuñarla.

Dobzhansky (1900-1975), fue uno de los más importantes biólogos evolutivos del siglo XX, en especial por sus aportaciones a la genética, gracias a sus estudios con moscas (Drosophila melanogaster) y por el papel decisivo que jugó en la construcción de la teoría moderna de la evolución, también conocida como Síntesis Evolutiva, ya que fue su obra Genética y el origen de las especies, 1937, con la que empezó la formalización y establecimiento de las bases teóricas de la teoría evolutiva moderna. Su importancia en la divulgación de la teoría de la evolución es ampliamente reconocida, y uno de los mejores ejemplos de ello es su conocida frase Nothing in Biology Makes Sense Except in the Light of Evolution, que define en buena medida el papel protagónico de la evolución, como el eje fundamental de las explicaciones en biología.»

Para poder entender mejor el origen de tan emblemática frase para la biología, que pese a lo que se puede pensar, es poco conocido e incluso distante de lo que uno esperaría, conviene conocer algunos datos biográficos de Dobzhansky:

«nacido en la Unión Soviética, en 1937, emigró a los Estados Unidos para estudiar (posteriormente obtuvo su nacionalización como estadounidense). Fue educado desde sus primeros años para dedicarse a la ciencia, pero también lo hizo en una familia con profundas convicciones religiosas, convicciones que mantuvo hasta el final de sus días, como miembro de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Por ello, no es de extrañar que sus escritos y frases estén salpicados de dos puntos básicos para él, la evolución y Dios.

La primera mención de su frase la hizo en un artículo llamado Biology, Molecular and Organismic (1964), publicado en la revista American Zoologist, artículo en que plantea diversos puntos sobre el avance de la biología molecular en esa época, junto al valor de otras disciplinas biológicas, en una clara discusión entre dos visiones muy comunes en la biología, el reduccionismo y el holismo. La propuesta de Dobzhansky en este artículo, en la búsqueda de unificar formas de explicación en la biología, es mediante la evolución, teoría con la que se busca dar cohesión a todas esas explicaciones surgidas de diferentes áreas de la biología, en concreto, la biología molecular y la organísmica.

Esta frase la retomaría en un artículo mucho más conocido, dado que lleva por título esta frase, publicado en la revista American Teacher, en 1973, cuyo objetivo fundamental era argumentar a favor de la enseñanza de la teoría evolutiva en los cursos de ciencia, en contra del avance de las posiciones creacionistas, y es en la parte final del artículo donde aclara cuál fue su inspiración para tal frase, líneas escritas por el sacerdote jesuita y paleoantropólogo francés Pierre Teilhard de Chardin: “La Evolución, ¿una teoría, un sistema, una hipótesis? De ninguna manera, es mucho más que esto: una condición general a la cual deben doblegarse para ser posibles y verdaderas, todas las teorías, todas las hipótesis, todos los sistemas. Una luz que esclarece todos los hechos, una curvatura a la cual deben amoldarse todos los rasgos: he aquí lo que es la Evolución”. Estas líneas son el corolario de la obra más importante de Teilhard de Chardin, El fenómeno humano, 1955, que era un planteamiento in extenso de la evolución del Universo, y ante todo era una búsqueda por conciliar la teoría de la evolución con las creencias cristianas.

Dobzhansky deja ver la misma intención, al considerar a la evolución no sólo un proceso o un mecanismo, sino un todo, capaz de explicar por completo lo que nos rodea. La parte final del artículo deja clara su simpatía por las ideas de Teilhard, comentando que pese a que muchas de sus ideas no eran aceptadas por muchos filósofos, teólogos, y científicos, había que destacar la manera armoniosa en que Teilhard había conjugado en su visión del mundo la ciencia con sus creencias, reconociendo que fue un creacionista, pero uno que entendió que la Creación se realiza en este mundo por medio de la evolución.

La idea de Dobzhansky siempre fue buscar el diálogo armónico entre la ciencia y la religión, y un ejemplo de ello lo podemos encontrar en ese mismo artículo de 1973, en el que tras una fuerte crítica hacia el fundamentalismo de los anti-evolucionistas, para definir su postura, dice: “Soy un creacionista y un evolucionista. La evolución es el método de creación de Dios o de la naturaleza. La Creación no es un evento que sucedió en 4004 a. C.; es un proceso que inició hace unos 10,000 millones de años y que aun sigue sucediendo…”.» [14]

Lo mismo opina Richard Dawkins, científico británico,“Entre todas las cosas que conoce la ciencia, la evolución es tan cierta como cualquier cosa que sepamos”, ateologo famoso por la cuestion de los buses ateos» Entrevista 2004, Bill Moyers et al, 2004. “Now with Bill Moyers.” PBS.

¿Que es la evolución?

«Generalmente se denomina evolución a cualquier proceso de cambio en el tiempo. En el contexto de las Ciencias de la vida, la evolución es un cambio en el perfil genético de una población de individuos, que puede llevar a la aparición de nuevas especies, a la adaptación a distintos ambientes o a la aparición de novedades evolutivas.

A menudo existe cierta confusión entre hecho evolutivo y teoría de la evolución. Se denomina hecho evolutivo al hecho científico de que los seres vivos están emparentados entre sí y han ido transformándose a lo largo del tiempo. La teoría de la evolución es el modelo científico que describe la transformación y diversificación evolutivas y explica sus causas.

Charles Darwin y Alfred Russel Wallace propusieron la selección natural como principal mecanismo de la evolución. Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel y otros avances genéticos posteriores; por eso es llamada Síntesis Moderna o Teoría Sintética. En el seno de esta teoría, la evolución se define como un cambio en la frecuencia de los alelos en una población a lo largo de las generaciones. Este cambio puede ser causado por una cantidad de mecanismos diferentes:selección natural, deriva genética, mutación, migración (flujo genético). La Teoría Sintética recibe una aceptación general en la comunidad científica, aunque también ciertas críticas. Ha sido enriquecida desde su formulación, en torno a 1940, por avances en otras disciplinas relacionadas, como la biología molecular, la genética del desarrollo o la paleontología.» [15]

¿Qué es esa cosa llamada darwinismo?

Juan J. Morrone,explica que «Pocos años después de la publicación de El origen de las especies, Thomas H. Huxley y Alfred R. Wallace acuñaron el término “darwinismo”. Pese a lo común que resulta este término, no hay evidencias de que su uso sea consistente entre los diferentes autores que lo emplean. Ernst Mayr, uno de los autores que ha explorado y discutido las diversas acepciones que posee el término, considera que existirían al menos nueve significados diferentes.» [16]

Luego cita 9 puntos donde explica que es el darwinismo [17]

1. Darwinismo como la teoría de la evolución de Darwin.

Si bien éste sería el primer uso histórico del término, realmente Darwin no propuso una única teoría evolutiva, sino un conjunto de teorías entrelazadas. Estas teorías son: origen común, diversificación, transformismo, selección natural, leyes de crecimiento, pangénesis, gradualismo y centros de origen. Si bien Darwin consideró al conjunto de estas teorías como un todo coherente, ninguno de sus seguidores aceptó todas a la vez. Por ejemplo, Huxley y Lyell no aceptaban la selección natural ni el gradualismo.

2. Darwinismo como evolucionismo.

Podríamos emplear el término darwinismo en un sentido más amplio, para referirnos al evolucionismo, es decir, a la concepción histórica de la vida. Sin embargo, varios autores anteriores a Darwin, como Buffon, Lamarck, Geoffroy y Chambers, deberían entonces ser darwinistas, lo cual carecería de sentido. Sin embargo, si bien Darwin no fue el padre del evolucionismo, fue quien logró que éste se implantara definitivamente.

3. Darwinismo como anticreacionismo.

Probablemente éste haya sido el uso más frecuente entre los primeros seguidores de Darwin. En El origen de las especies, la necesidad de recurrir a un Creador desapareció radicalmente, por lo que tanto el rechazo a la creación especial como la adopción de la mutabilidad de las especies aglutinaron a los anticreacionistas. Sin embargo, existirían diferencias sustanciales entre ellos mismos. Por ejemplo, algunos darwinistas deístas mantenían la creencia en Dios, pero como un legislador remoto, que no interfería en los acontecimientos concretos y sus leyes naturales, mientras que los darwinistas agnósticos explicaban todos los fenómenos naturales sin invocar agente sobrenatural alguno.

4. Darwinismo como antifinalismo.

Se entiende por finalismo a la creencia en una tendencia inherente en los seres vivos hacia un propósito final preestablecido, para alcanzar cierto estado de perfección. Un aspecto fundamental de la revolución darwiniana es que a partir de ella se eliminaron todos los aspectos finalistas de la evolución orgánica, interpretándosela entonces a ésta como un proceso histórico sujeto a contingencias temporales y fenómenos azarosos.

5. Darwinismo como seleccionismo.

Para muchos biólogos de la segunda mitad del siglo pasado, darwinismo significa la creencia que la selección natural desempeña el papel preponderante en la evolución biológica.

6. Darwinismo como evolución variacional.

Uno de los componentes más revolucionarios de la evolución darwiniana es la idea que los integrantes de una especie manifiestan diferencias apreciables entre sí. Esto hace del darwinismo una teoría completamente diferente a las teorías de Lamarck y otros autores.

7. Darwinismo como la creencia de los darwinistas.

Dado que para algunos historiadores y filósofos resulta imposible definir satisfactoriamente al darwinismo, han optado por considerarlo como la “creencia de los darwinistas”, es decir la comunidad científica que apoyó inicialmente las ideas de Darwin. Sin embargo, aunque el grupo de darwinistas iniciales aparentemente estaba bien cohesionado, en sentido estricto sólo podría incluirse en él a Lyell, Huxley y Hooker, ya que Asa Gray se encontraba en los Estados Unidos, Alfred R. Wallace en el archipiélago Malayo, Fritz Müller en Brasil y Ernst Häckel en Alemania. Por otra parte, aparentemente no existiría creencia común alguna a todos los darwinistas, por ejemplo Huxley y Lyell nunca creyeron en la selección natural ni suscribieron el gradualismo, mientras que Wallace no aceptaba que la especie humana fuera una especie animal más. Sin embargo, todos los darwinistas coincidirían en la idea que la diversidad biológica es resultado de procesos naturales.

8. Darwinismo como una nueva visión del mundo.

El sufijo “ismo” debería aplicarse a ideologías y nunca a teorías científicas. Sin embargo, algunos conceptos darwinianos se han convertido en pilares ideológicos y filosóficos de nuestra cultura, por ejemplo, la selección natural, la evolución variacional, la ausencia de agentes evolutivos sobrenaturales y la posición del hombre en el reino Animal, entre otros. El darwinismo significó la destrucción de la visión del mundo predominante en Occidente hasta mediados del siglo XIX. Contribuyeron a esta visión, de modo más o menos independiente, Spencer, Darwin, Wallace y Huxley.

9. Darwinismo como nueva metodología.

No hay acuerdo entre diferentes autores acerca de cuál fue el método científico de Darwin. ¿Fue inductivo o hipotético-deductivo? Teniendo en cuenta la masiva presentación de pruebas de su teoría evolutiva por parte de Darwin, algunos han sostenido que su enfoque fue inductista. Sin embargo, Darwin se refirió claramente a la preeminencia de las teorías. La razón por la cual diferentes autores han sacado conclusiones distintas es que en realidad Darwin no usó un único método, sino que en algunas argumentaciones siguió un esquema hipotético-deductivo y en otras actuó inductivamente. Darwin observaba fenómenos y trataba de comprender cómo ocurrían. Cuando algo no encajaba, hacía una conjetura y luego intentaba comprobarla con nuevas observaciones. Esto podía conducir a refutar o a reforzar la hipótesis inicial. Si bien su aplicación consistente de este “método” es sin duda parte de su éxito, esto no nos permitiría hablar de un “darwinismo metodológico.

De los significados posibles para el término darwinismo, ¿con cuál nos quedaremos? Aparentemente, el considerar al darwinismo como seleccionismo o evolución variacional sería lo menos controversial. En lo personal, prefiero el considerar al darwinismo como evolucionismo. Sin embargo, ninguno de los otros significados sería totalmente erróneo.

III. Conclusión:

La gran mayoría de los biólogos, serios, aceptan la teoría de Darwin-Wallace como la mejor explicación general de la evolución. Discrepan, principalmente, debido a la mejor comprensión de algunos procesos biológicos esenciales, desconocidos en su época, pero descubiertos por las investigaciones recientes, como ser el Neutralismo y el Saltacionismo, pero no del hecho evolutivo en sí.

Por más que los Creacionistas se esfuercen en decir lo contrario, las expresiones Evolución y Darwinismo NO son necesariamente sinónimas, aunque a menudo se las emplee como tales; muchos biólogos reservan la segunda para la explicación que dio Darwin de las causas de la evolución.

Las falacias lógicas del Universo bien afinado, la Complejidad Bioquímica Irreductible de Michael J. Behe (1993) y la Información Compleja Específica de William A. Dembski, ya han sido ampliamente refutadas, al menos momentáneamente, por científicos como Ken Miller y Francisco J. Ayala, entre muchos otros.

Los partidiarios del Creacionismo cientifico en Estados Unidos, primero quisieron prohibir la Teoría de la Evolución, luego dijeron que el Creacionismo es una Ciencia, después admitieron que es una religión, pero aduciendo que la Evolución es una Religión del “Dogma Ateo-materialista”, y finalmente apareció en Estaods Undios, de la mano del bioquimico Michel Behe «la teoria del Diseño Inteligente», que no logró su objetivo,aunque por cierto es mas cientifica que el Creacionismo científico.

Cositas fundamentales que la ciencia ha comprendido desde entonces:

1 – Existe un sistema molecular de herencia de caracteres y esta basado en la molecula de ADN.

2- El ADN de una célula a traves de ciclos de división va acumulando cambios en su secuencia, algunos de ellos producidos por errores de replicación que son inevitables, y otros producidos por el ambiente celular.

3- La identidad del ADN que es reponsable de la herencia de caracteres es el ADN que se encuentra EXCLUSIVAMENTE en los tejidos reproductivos en aquellas especies que se reproducen sexualmente.

4- Un mismo genotipo es capaz de generar distintos fenotipos dependiendo de las condiciones ambientales en las que se enuentra un organismo, este fenomeno es conocido como plasticidad fenotipica.

5- La mayoria de los cambios menores de ADN en el genoma no resultan en cambios fenotipicos. Estos son conocidos como cambios o mutaciones neutrales.

6- Los genes que codifican proteinas encargadas de funciones esenciales en la celula tienen secuencias tremendamente similares en distintas especies. Estas similitudes son mantenidas de manera «activa» de una generacion a la siguiente porque si no lo fueran el simple coeficiente de error de replicacion exigiria matematicamente una aparicion muchisimo mayor de diferencias en secuencia entre especies.

7- Son capaces de transplantar la secuencia de un gen especifico de una especie a otra y ese gen lleva a cabo la misma función que llevaba a cabo en el organismo origen.

Porque es que estas cositas y muchisimas otras en un sinfin de campos en biologia se han descubierto despues de la muerte de Darwin y se han descubierto por el trabajo incesante de miles de biologos de todo el mundo. La biologia evolutiva de hoy es patrimonio universal y parte del legado de Darwin, pero equiparar a ambos es tanto un desprecio al trabajo de miles de personas de todo el mundo como a la genial capacidad intuitiva y de observacion de su fundador. [18]

Con expresiones como las de Dobzhansky,Ayala,Chardin u otros como ésta, nos deja en claro que aún dentro de las comunidades científicas hay una gran diversidad de opiniones y cosmovisiones, aun teniendo todos como base la ciencia misma, y no cierra las puertas a búsquedas como la de Dobzhansky y Teilhard, quienes desde la ciencia, y sobre todo, desde la evolución como eje, buscaron siempre un complemento para sus respectivas visiones del mundo, encontrándolo en una convicción personal, en este caso, una inquietud que va más allá del mundo biológico, del universo y de la propia existencia, un ámbito en el que se suele llegar a buscar explicaciones en causas primeras, en Dios.

«La visión de Dobzhansky se caracterizó por ir mucho más allá de un marco estrictamente científico, ya que uno de sus intereses primarios fue entender al ser humano, no sólo como ente biológico, sino en su conjunto, como lo refleja su obra Mankind evolving, 1962, que de acuerdo a su alumno más destacado, Francisco José Ayala, es una obra que refleja su visión general del mundo y del ser humano en todos sus aspectos desde la genética, la teoría evolutiva, la antropología hasta la sociología» [19]

Sin embargo, el debate continúa.

El escritorio del científico británico en la que fue su casa, en el condado de Kent, Gran Bretaña Foto: EFE

«El 24 de noviembre de 1859 apareció en las librerías de Londres (1,250 ejemplares) la edición famosa: On the Origin of Species by means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life. En la primera edición, en español, la portada fue así: Del origen de las especies por medio de la selección natural o la Conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida. Aquel mismo día se vendieron todos los ejemplares. Una inmediata edición de 3 mil tuvo la misma suerte. El libro se transformó en una gran polémica. “Desde el principio —Darwin dixit— tuvo un éxito extraordinario. Fue traducido a los principales idiomas europeos y también al japonés y, añade, al hebreo”. Incitante tema bíblico.

Entre los lectores hubo uno especial, el industrial alemán (era socio, por su padre, de una fábrica textil en Inglaterra) Federico Engels que tendría, en la vida de Karl Marx, un papel decisivo. Rico, políglota y enterado de los problemas de la industrialización y la proletarización derivada de la Revolución Industrial (tuvo como compañera ¡en aquellos tiempos! a una obrera irlandesa de su fábrica) lúcido y generoso (sin él la familia Marx difícilmente hubiera sobrevivido) y de notable curiosidad intelectual, leyó inmediatamente el libro de Darwin. Maravillado habló a Marx de El origen de las especies porque, según él, confirmaba, por otra vía, la del materialismo histórico. No voy a entrar en el tema porque necesitaría amplio espacio. Sí advierto que en el área de Marx se produjo una idea: que el científico prologara El capital. En 1859 coincidiendo, pues, con El origen de las especies, Marx publicó, en Berlín, su Crítica de la economía política. Por vías distintas corrientes políticas o científicas se vertebraban.

Marx vivía en Londres, con su familia, desde 1849 —fue expulsado de Francia y no se le admitió en ningún país salvo en Inglaterra, donde el régimen parlamentario no tuvo inconvenientes en recibirle y vivió allí hasta su muerte en 1883— y nunca, Darwin y Marx, se conocieron. Lo que sí sabemos es el envío a Darwin de un ejemplar de El capital para que lo prologara. Darwin contestó: “Bastantes problemas tengo ya con la Iglesia para añadir otro más”. A su muerte se encontró, en su biblioteca, el libro de Marx a medio abrir. A los interesados en el tema me permito citarles la obra de Yves Christen, La grand affrontement Marx et Darwin (Albin Miel, Colección Sciences d’aujourd’hui, 1981).

La polémica que suscitó el libro de Darwin —todavía en varios estados norteamericanos está prohibido leerlo en las escuelas— ha llegado hasta nuestros días y ello le vincula al caso Galileo en 1633. El juicio contra el libro de Darwin, en 1925, en Dayton (Tennessee) es testimonio de esa reacción inquisitorial. Los científicos estadounidenses, en mayoría, estuvieron a favor del profesor Scopes, llevado a juicio, por enseñar la Teoría de la Evolución. A los interesados en ello les remito a la lectura del discurso del papa Juan Pablo II ante la Academia Pontificia, el 31 de octubre de 1992. Entre otras cosas, dice que los teólogos deben tener en cuenta la ciencia. Léase ese texto, pero entero. No siempre ha sido así. Darwin murió el 19 de abril de 1882. Fue enterrado, solemnemente, en la Abadía de Westminster. » [20]

LA ABADIA DE WESTMINSTER.GALERIA AL INTERIOR DE LA ABADIA. CONECTA CON UNA ENTRADA LATERAL DE LA IGLESIA. EL NOMBRE EXACTO DE LA ABADIA ES «THE COLLEGIATE CHURCH OF SAINT PETER, WESTMINSTER».

Un aporte que cambió la ciencia y la cultura. El legado de Darwin, según expertos locales argentinos

“La teoría de Charles Darwin es una de las más revolucionarias del pensamiento occidental: hasta la aparición de sus postulados, la visión que prevalecía era la de un mundo estático, esencialmente idéntico a la perfecta creación divina. Su aporte fue demostrar cómo causas materiales pueden explicar los fenómenos naturales, a pesar de su aparente diseño y propósito”, afirma Esteban Hasson, biólogo, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e investigador del Conicet.

“La obra de Darwin marcó un profundo cambio en la visión antropocéntrica del ser humano en torno a la evolución -agrega al profesor Leonardo S. Filippi, paleontólogo del Museo Municipal Carmen Funes, de Plaza Huincul, Neuquén-. Su teoría nos situó en el mismo nivel que el resto de los seres vivos que viven o vivieron sobre el planeta y logró una explicación lógica sobre la diversidad de la vida, debido a una serie de modificaciones evolutivas acumuladas a lo largo de sucesivas generaciones.”

Hasson puntualiza que al unir el concepto de variación al azar y el de selección natural, Darwin “pergeñó un mecanismo causal para explicar las adaptaciones de los organismos: las plagas, por ejemplo, dejaron de constituir un castigo divino, sino que aquellas variantes que se adaptaron a obtener nutrientes a partir de la producción humana pudieron sobrevivir y reproducirse mejor.”[21]

Conclución:

La evolución es un fenómeno, y consiste en la variación de las especies a lo largo del tiempo. Muchos naturalistas vieron esto antes de Darwin, pero muchos no se atrevieron a contarlo por miedo a las reacciones religiosas.

Otro concepto es la TE, y ésta consiste en dar una explicación a la variación de los organismos. Por así decirlo es el mecanismo.

Lamarck expuso la primera teoría para explicar el transformismo, y posteriormente Darwin, Wallace y Tremoux describieron el concepto de la selección natural como motor evolutivo. La idea del ancestro común era anterior a Darwin, Linneo ya la apuntó para las plantas.

La selección natural no es más que un filtro, un tamiz. Son las condiciones ambientes. Aquellos que están bien adaptados a las condiciones ambientales que imperan cuando nace un individuo puede pasar sus genes a la descendencia. Aquellos organismos que están adaptados a muchas condiciones ambientales distintas tienen éxito para sobrevivir. Claro que lo contrario dice, que aquellos que no están preparados para esas condiciones ambientes fallecen. Eso es terrible y triste, pero la naturaleza funciona así. El león para vivir devora un antílope y no por ello lo llamamos asesino. Estos son los mecanismos por los que opera la naturaleza y los naturalista del siglo XIX (entre ellos Darwin) así la describieron.

Los humanos ya hemos escapado a la selección natural, gracias a nuestra civilización, a haber desarrollado medios para evitar que ésta opere sobre nosotros. El problema vino por parte de aquellos que tomaron el concepto de selección natural para su propio interés. Así un grupo de aristócratas y racistas ingleses (Galton a la cabeza) inventó el concepto de eugenesia para la mejora de la raza humana, al igual que ya se hacía con el ganado. La idea era descartar (esterilizar) a los “débiles”. Esta corriente filosófica caló en posteriores dictadores del siglo XX. Pero no sólo en ellos. El propio W.Churchill escribió a favor de la eugenesia.Tambien Malthus escribió que los recursos del planeta son limitados. Si una población mantiene un gran crecimiento y los recursos son finitos, llegará el momento en el que no habrá recursos para todos. En ese momento se inicia una competencia por los recursos. Aquellos que estén mejor preparados para la competencia serán los que accedan a los recursos, el resto sucumbirá. Esta idea economista fue la que llevó a Darwin a pensar en la selección natural. Cuando la tasa de reproducción es elevada y los recursos escasos habrá competencia. Dado que ningún organismo es igual a otro, sino que existe variabilidad, aquellos que mejor accedan a los recursos podrán pasar sus genes a la siguiente generación.

Pero culpar de esto a Darwin es tan deshonesto como culpar a los padres de la estructura atómica de la materia de la bomba atómica. En malas manos cualquiere descubrimiento científico puede ser mal utilizado. ¿Podcemos culpar al que inventó el fuego de todos los incendios que ha habido?.

El concepto de base es:

(i) No entender que los científicos estamos para describir la naturaleza. A algunos esto no les gusta, porque creen que cada descubrimiento les quita un trozo de parcela. Para mí eso implica que estas personas no saben lo que es Dios.

(ii) No asumir los beneficios que la ciencia supone para la sociedad y sólo prestan atención a los aspectos nocivos que también pueden derivarse de ellos.

(iii) Los científicos somos personas, algunos hacen desarrollos que son útiles para la humanidad; otros desarrollan aplicaciones criminales. Son muchos los científicos que forman parte de cómites de ética y organizaciones contra el uso militar de los descubrimientos.

Notas

1. http://es.wikiquote.org/wiki/Evolución_biológica

2. J.Gresham Machen, Visión Cristiana del hombre,p.115,ed. El Estandarte

3. F.Collins,¿Como habla Dios?,p. 108-111

4. http://evolucion-y-darwinismo.blogspot.com/2009/03/darwinismo-todos-son-

sospechosos.html

5. Ibid

6. http://www.eluniversal.com.mx/columnas/76669.html

7. KARIM ASRY – San Sebastián – 17/06/2009,http://www.elpais.com/articulo/futuro/podamos/crear/vida/sabremos/evolucionara/elpepusocfut/20090617elpepifut_1/Tes

8. http://www.elpais.com/articulo/futuro/podamos/crear/vida/sabremos/evolucionara/elpepusocfut/20090617elpepifut_1/Tes

9. http://www.docencia.unt.edu.ar/biologiageneral/…/EVOLUCION.pdf

10. http://www.aguasvivas.cl/revistas/44/apologetica.htm

11. Junio 21, 2009, El País Digital

12. Ibid

13. http://blog-evolucion.unam.mx/2009/05/04/dobzhansky-y-la-luz-de-la-evolucion/

14. Ibid

15.Wikipedia,Evolución Biológica , http://es.wikipedia.org/wiki/Evolución_biológica

16.http://blog-evolucion.unam.mx/2009/04/13/¿que-es-esa-cosa-llamada-darwinismo/

17.Ibid

18.http://evolucionarios.blogalia.com/historias/61885,comentario #6, Ana,2009-02-11 16:59

19. http://blog-evolucion.unam.mx/2009/05/04/dobzhansky-y-la-luz-de-la-evolucion/

20. http://www.eluniversal.com.mx/columnas/76669.html

21. Jueves 12 de febrero de 2009,ww.lanacion.com

Leyendo a Amit Goswani, “Evolución Creativa”

Leyendo a Amit Goswani, “Evolución Creativa”

Tengo unos amigos socarrones y por mi cumpleaños, y conociendo mis inclinaciones, han tenido a bien regarlarme el último “best seller” de Amit Goswani: “Evolución creativa”.

Independientemente que ya el título me recuerde al “ni pa’ ti ni pa’ mí” muy en boga en estos tiempos de implicación, la justa ó de aquello de “para que nadie se dé por perjudicado, todos jodidos”, nuestro autor nos aclara en el segundo título sus intenciones con una frase lapidaria: ” La Física cuántica reconcilia el darwinismo y el diseño inteligente”. Ante esta perpectiva.., mi impaciencia por comenzar la lectura no ha tenido límites y de inmediato me he puesto “gafas a la obra”

Sin tiempo para respirar hondo, una aseveración en sus primeras letras: El “crujido” de los cimientos de la biología evolutiva por las discontinuidades en los linajes fósiles”, – afirmación que posteriormente apoya en los estudios de R. Saphiro y su demostración del número de sucesos azarosos, posibles, durante el periodo evolutivo biológico (2,5X10¬51 sucesos) y su imposibilidad estadística de cumplir las necesidades de la evolución- para a continuación “acomodar en esos huecos” el concepto de una “presencia cuántica” y su indeterminación que asocia, después de rechazar el materialismo científico y evocar un inteligencia animal metafísica, con un dios creacionista.

Como todo no van a ser palos para el neodarwinismo, según ese criterio conciliador, vuelve su vista hacia el creacionismo y desestima la lectura literal bíblica, seis días y seis mil años desde la creación, aduciéndo la falta de rigor científico del dogma de fé y la visión de un Dios “emperador en su trono”.

LA BUSQUEDA DEL TERMINO MEDIO

En este punto desarrolla, basándose en la discontinuidad del registro fósil y en los trabajos de Simpson, Grant y otros, la teoría de dos ritmos evolutivos: Lento y rápido, considerándo las teorías darwinianas como explicativas de los ritmos “lentos” evolutivos y asimilando los estudios de Eldredge y S. J. Gould, los ritmos rápidos evolutivos, a una metáfora del Génesis.

Así pués, y según el autor, tenemos dos tipos, teóricos, en los ritmos rápidos evolutivos: La causalidad ascendente ó teoría materialista científica ó la correcta: La causalidad descendente, creacionista, en manos de una conciencia cuántica, inteligente y cuya teoría desarrolla de las siguientes maneras:

1. Después de repasar las teorías sobre la integral de caminos de Feynman dándole una intención, y ahora lo entenderán, “que las posibilidades (cuánticas) colapsan en una realidad.. (lo que llama colápso discontínuo) auspiciadas por una conciencia” ¿Y quién ese ente cuántico inteligente.?. Respuesta: Los seres humanos. Los seres humanos recreamos en objetos esas posibilidades cuánticas y cuyas pautas vienen dictadas mediante una conciencia colectiva: Dios.

2. Las teorías darwinistas no dan un sentido a nuestra evolución en el futuro (¿Es que tienen que darlas..?) Nuestro autor nos indica que la evolución parte de organismos simples a organismos mas complejos (Yo entiendo que no necesariamente..) incorporando aquí los conceptos de línea del tiempo y entropía dando por sentado que las flechas del tiempo físicas y biológicas son diferentes (¡Cuando aprenderemos que la Tierra no es un sistema cerrado..!) y haciendo patente que las teorías evolutivas no dan una explicación a este hecho (obviando los estudios de Ilya Prigogine..) y aseverando que su “Teoría de la evolución creativa”, sí y que por tanto, consecuentemente (¿?), justifican una razón final para la evolución.

A partir de aquí basa sus argumentaciones de la razón final de evolución, en sus teorías sobre la conciencia (concepto antes desarrollado..) y que la evolución consiste en nuevas creaciones auspiciadas por la conciencia colectiva mediante el dictamen: “La evolución es necesaria para experimentar las posibilidades de la conciencia (colectiva) en manifestación” (Quien lo entienda que me lo explique…)

No quisiera seguir descubriendo la trama de tan sesuda publicación, (continúa con energías vitales y chakcras relacionadas con esa energía creativa común..) y dejo al lector, quién goce de esa cualidad que yo no tengo, la satisfación de profundizar en tan benemérita lectura.

Amit Goswani, doctor en Física Nuclear por la Universidad de Calcuta y profesor emérito de la Universidad de Oregón. Evolución Creativa (2008)
fuente:lampuzo.wordpress.com

creacionismo-hechos de fe

Geologia ¿Actualismo o Diluvialismo?

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El gen del esperma tiene 600 millones de años

El gen Boule, responsable de la producción de espermatozoides, es común a la mayoría de los animales y los humanos. Y según revela un estudio publicado en la revista Plos Genetics lleva 600 millones de años dedicado a esa actividad.
Según ha comprobado el doctor Eugene Xu, de la Northwestern University deChicago (EEUU), esta es la primera evidencia genética de que «nuestra habilidad de producir esperma es muy antigua y se originó probablemente en los albores de la evolución animal, hace 600 millones de años».

El equipo dirigido por Xu investigó el esperma de un erizo de mar, un pollo, una mosca de la fruta, un pez y un humano, y en todos ellos descubrió la presencia del gen Boule. «Nuestros resultados indican que toda la producción de esperma tendría un origen común», afirma el investigador.

La constatación del rol clave que desempeña el gen Boule en la reproducción puede ayudar al desarrollo de un nuevo anticonceptivo masculino, así como a buscar nuevas formas de combatir enfermedades que transmiten los insectos o los parásitos.

Elena Sanz16/07/2010
http://www.muyinteresante.es/el-gen-del-esperma-tiene-600-millones-de-anos

Así sonará la «partícula de Dios» en el LHC

Así sonará la «partícula de Dios» en el LHC

SERGIO PARRA
23 DE JUNIO DE 2010


Siguiendo la estela de la música que nacía de las entrañas del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), de nuevo la música podría ser una manera más rápida de detectar el bosón de Higgs, la también llamada partícula de Dios.

El problema del LHC es que aporta tantos datos que se precisa de mucho tiempo y esfuerzo para analizarlos, como si tratáramos de hallar una señal de radio inteligente de todas las ondas que recibimos del espacio exterior. Así pues, se ha desarrollado un método para que los físicos del CERN puedan “escuchar los datos“ y saber reconocer la partícula de Dios cuando finalmente aparezca en el LHC.

El equipo responsable de la “sonificación“ de los datos cree que el oído se adapta mejor que la vista para distinguir los sutiles cambios que pudieran indicar la detección de una nueva partícula.

Así es como explica esta traducción de la física a sonidos Lily Asquith, cienfífica del CERN:

Si la energía está cerca, se oye en un tono bajo y si está más lejos se oye en un tono más alto. Si hay mucha energía se oirá más fuerte y el sonido será más tranquilo si la energía es poca.
El instrumentos para ello es el ATLAS, que mide la energía y se compone de siete capas concéntricas. Cada capa es una nota, y su tono es diferente dependiendo de la cantidad de energía que se deposita en ella.

De hallarse, así es como sonaría la partícula de Dios:

Colapso de La Teoría de La Evolución

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El Atlas de La Creacion-1

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El Atlas de La Creacion v2

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EN CIERTA EPOCA EXISTIA EL DARWINISMO

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¿Qué pasó entre Génesis 1:1-2?

Behe: “Los procesos darwinistas pueden explicar la diversidad de especies”

Behe: “Los procesos darwinistas pueden explicar la diversidad de especies”
En una reciente entrevista, uno de los protagonistas del Diseño Inteligente declara que se ha malinterpretado su pensamiento

El argumento del diseño para probar la existencia de Dios fue desarrollado por el reverendo inglés William Paley (1743-1805), quien escribió en Natural Theology, en 1802, que si una persona encuentra un instrumento muy complejo y preciso, como un reloj, nos forzaría a concluir que debió tener un fabricante, que debió existir en algún momento y lugar un artífice que lo construyera con una finalidad, que concibió su construcción y diseñó su utilización. La nueva estrategia del Diseño Inteligente surgió en EEUU hacia 1992 y los principales proponentes fueron Phillip E. Johnson, Michael J. Behe, William A. Dembski y Stephen C. Meyer. La revista digital “La Ciencia y sus demonios” acaba de publicar (8 de marzo de 2010) una entrevista con Michael J. Behe en la que matiza algunas de sus afirmaciones y aclara lo que otros han malinterpretado de su pensamiento. Por Leandro Sequeiros

Michael Behe. Foto: Imageshack
n febrero de 2010 ha aparecido el ensayo El Diseño Chapucero. Darwin, la biología y Dios. En este ensayo se pasa revista al debate del Diseño Inteligente como presunto paradigma científico. La figura de Michael J. Behe es esencial en este debate por cuanto este bioquímico –muy debatido en su propia universidad- pretende aportar los datos científicos para mostrar la necesidad científica de acudir a un Diseñador supremo de la complejidad irreductible del mundo. Una reciente entrevista al Dr. Michael J. Behe, publicada en la revista digital La Ciencia y sus demonios, puede ayudar a poner en claro su pensamiento y a percibir si ha habido alguna evolución en estos años.

El Diseño Inteligente

Se suele repetir que el origen de esta corriente del Diseño Inteligente (Intelligent Design, ID, en inglés) arranca del profesor de Derecho Phillip E. Johnson. Éste entiende que los creacionistas bíblicos textuales del Institute for Creation Research y similares han perjudicado la causa porque la impresión que dan es que son unos dogmáticos fanáticos irracionales. Afirma que hay que dejar de hablar de la Biblia, el Génesis, Adán y Eva, Noé y de que Dios creó todo en seis días porque hace fácil cerrarle las puertas de las clases de ciencias a la teoría de la creación divina con argumentos de que es un punto de vista religioso específico.

De este modo, reelabora una nueva versión conservadora del creacionismo a la que denomina como el Diseño Inteligente. Su hipótesis es que el conocimiento científico del mundo nos lleva directamente a postular la existencia de un Diseñador máximo de la realidad natural. Todo es tan bello, tan perfectamente ajustado, tan complejamente perfecto que no puede haber aparecido al azar. Es necesario creer científicamente en un Diseñador máximo, sea Dios, una inteligencia extraterrestre o un gran ordenador externo.

Las tesis de Johnson, muy coherentes con la teología adventista, fueron bien acogidas en determinados círculos. Pero Johnson no era un científico natural sino un profesor de Derecho. Necesitaba una fundamentación científica de sus teorías. Y las encontró en un grupo de científicos y filósofos que asumieron esta tarea.

Michael J. Behe y los argumentos científicos del Diseño Inteligente

El único de los seguidores de Johnson que desarrolla una línea de investigación algo relacionada con la evolución es Michael J. Behe, profesor de bioquímica en la Universidad de Lehigh. Behe es mucho más conocido por sus sensacionales propuestas que por la relevancia de sus descubrimientos.

Behe fue quien desarrollo el concepto de «Complejidad irreductible” (irreducible complexity). El postulado de Behe sobre la complejidad irreductible de estructuras celulares claves ha tenido una fuerte oposición en la comunidad científica. En su obra más conocida, Darwin´s Black Box (editada por Free Press en 1996) y traducida en 2000 como La caja negra de Darwin: el reto de la bioquímica a la evolución (Editorial Andrés Bello) desarrolla sus argumentos.

Los ejemplos preferidos de Behe sobre la complejidad irreductible son el flagelo bacteriano, el sistema inmunitario o la cascada de coagulación sanguínea. Su aparición no se explica por pura selección natural. Tienen que haber sido diseñados por una mente superior. Tomemos el caso del sistema de motilidad bacteriano. La estructura arquetípica es el flagelo de Escherichia coli o de Salmonella enterica que depende de la acción de unos 30 genes.

Según Behe, ninguna de las piezas componentes se puede eliminar sin que se pierda la actividad. Por tanto, es imposible imaginar estadios intermedios durante la evolución de una estructura de tal complejidad porque no supondrían ventaja selectiva alguna a sus poseedores. Además, repasando la bibliografía dice que no ha encontrado artículos ni libros que expliquen con detalle las sucesivas etapas evolutivas en la formación de un flagelo.

En estos últimos años son numerosos los trabajos en los que se ha mostrado que la presunta teoría del Diseño Inteligente carece de base científica y que por ello los argumentos de Johnson, Behe, Dembski y compañeros tienen una enorme debilidad. Es más: desde la reflexión teológica, si se aceptan las ideas del Diseño Inteligente, la imagen de Dios queda muy deteriorada al ser directamente culpable de los desarreglos y chapuzas que existen en la naturaleza. Se suele decir que, si existe un diseñador del orden natural, este diseñador es un chapucero.

La entrevista con Michael J. Behe

Como se ha dicho más arriba, Michael J. Behe es un bioquímico estadounidense que ha ganado popularidad por su defensa del Diseño Inteligente (ID) y por postular la existencia de estructuras irreductiblemente complejas. Estructuras que no pueden explicarse acudiendo a una epistemología reduccionista de selección natural.

En la actualidad el doctor Behe es profesor de bioquímica en la universidad Lehigh University y es un miembro senior del Center for Science and Culture del Discovery Institute, organización que reside en Seattle y que promueve la difusión del Diseño Inteligente, intentando introducir la enseñanza del DI en clase de ciencias de las escuelas públicas de EEUU, ya sea junto, o bien sustituyendo, a la evolución.

Behe defiende la idea de acuerdo a la cual existen algunas estructuras demasiado complejas en un nivel bioquímico para explicar su origen como el resultado de mecanismos de la Teoría Sintética de la evolución. Él fue quien desarrolló el concepto de “Complejidad Irreductible”, de la cual nos hablará a lo largo de esta entrevista.

El DI ha chocado de frente contra la comunidad científica. Así el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Lehigh, donde el doctor Behe desarrolla su labor científica, ha publicado una declaración con su posición oficial en la que señala: “Nuestra posición colectiva es que el DI no tiene su base en la ciencia, no ha sido comprobado experimentalmente, y no debe ser considerado como científico.”.

El doctor Behe participó en 2005 en Dover, ante el Juez Jones III, como testigo experto en defensa del DI en los tribunales para promover su enseñanza en las escuelas públicas. Sin embargo, no ha conseguido en ningún caso convencer a los jurados de la validez científica del DI.

No sólo eso, sino que en famoso juicio del condado de Dover la sentencia afirmaba que “el DI no era más que creacionismo, o lo que es lo mismo, una materia religiosa”.

En la entrevista que resumimos, el doctor Behe comenta que el DI es más fácil de falsar que el darwinismo y que es ciencia, no religión. Behe no niega la evolución, incluso afirma que el darwinismo explica la aparición de nuevas especies, pero no de los grandes taxones. Algunas de sus declaraciones pueden sorprender a más de uno de los lectores.

El doctor Behe ha contestado amablemente a las preguntas que se le han formulado, dándole la oportunidad de que explique por qué el DI debe de ser considerado ciencia, así como explicarnos por qué los mecanismos propuestos por Darwin no pueden explicar la biodiversidad que existe hoy en la Tierra.

El entrevistador hizo nueve preguntas a Behe sobre puntos esenciales que abordan los aspectos epistemológicos, científicos y religiosos del Diseño. De esas preguntas, seleccionamos las siguientes cuestiones y remitimos a la fuente original para la lectura completa de la entrevista.

¿Se puede considerar científico al Diseño Inteligente?

Al preguntarle sobre las bases científicas del DI, Behe señala que el Diseño Inteligente es científico porque puede ser falsado; sin embargo, el darwinismo no es científico porque no puede ser falsado.

Flagelo bacteriano, un ejemplo de lo que Michael Behe describe como un sistema de complejidad irreductible. Imagen de Mariana Ruiz Villarreal. LadyofHats
Al referirse al concepto de complejidad irreductible, Behe señala en otra parte de la entrevista que el concepto de complejidad irreductible es apropiado y avanza, convenciendo a más científicos cuando tratan de una forma honesta con él.

Añade que el DI está basado en datos físicos, en datos empíricos (la estructura de los sistemas biológicos) y en la lógica inductiva estándar… Considero que una idea es científica si se puede justificar únicamente por los datos empíricos y lógica estándar. Por ello pienso y mantengo que el Diseño Inteligente es una teoría científica y no una especulación filosófica o una creencia religiosa

En este punto, el doctor Behe se mantiene fiel a sus principios y no cede un ápice a las acusaciones de mixtificación filosófico-religiosa de su teoría.

Sobre la diversidad de la naturaleza, Behe señala que los procesos darwinistas pueden explicar la diversidad de especies, de género y tal vez de las familias. Pero no el de órdenes mayores, como las clases y otros niveles superiores. La razón de esta distinción se debe a que se han descubierto en la última década que se precisan sistemas de regulación complejos para distinguir entre clases, y es poco probable que esos circuitos complejos, en mi opinión, hayan surgido por procesos darwinistas. Por otra parte, pueden aparecer nuevas especies por mecanismos muy simples como por ejemplo inversiones cromosómicas, que provoca que esos mutantes puedan entrecruzarse con los organismos parentales. Por tanto, los mecanismos darwinistas pueden explicar los niveles biológicos inferiores, pero no las categorías superiores.

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Y al referirse a la ausencia de pruebas científicas concluyentes para el Diseño Inteligente, Behe declara que el Big Bang es una hipótesis científica. Considero que el Diseño Inteligente está en el mismo caso. No se conoce el mecanismo, pero somos capaces de reconocer el efecto del diseño igual que nosotros reconocemos el efecto del Big Bang.

Algunos comentarios finales

La entrevista con Michael J. Behe deja insatisfecho. Sus planteamientos no han cambiado en estos 20 años. Sigue defendiendo una postura que cada vez más se hace más débil. El Diseño Inteligente puede aceptarse como una postura del ámbito de las creencias y de las convicciones. Pero la argumentación científica que Behe presenta es cada vez más inconsistente.

Leandro Sequeiros es Catedrático de Paleontología y profesor de Filosofía en la Facultad de Teología de Granada. Miembro de la Cátedra CTR.

Un ensayo básico actualiza la filosofía de Teilhard

Un ensayo básico actualiza la filosofía de Teilhard
“El Corazón de la Materia”, escrito en 1950, culmina la evolución de su visión interior

El tomo XIII de la edición francesa de las Oeuvres, los ensayos filosóficos y teológicos de Pierre Teilhard de Chardin (bajo el título general de La Coeur de la Matière) no había sido traducido al castellano hasta el 2002. En este artículo se sintetizan las líneas de fondo del ensayo autobiográfico (escrito en 1950, hace ahora sesenta años), que da nombre al volumen: El Corazón de la Materia. Este ensayo (que suele ser poco citado en España, al no haber sido traducido hasta 2002), se sitúa aquí dentro de la obra general teilhardiana. Este ensayo, escrito pocos años antes del fallecimiento de Teilhard, revela un avance en la maduración de su pensamiento. Es breve pero denso, y es fundamental para entender el pensamiento teológico, espiritual y místico del Teilhard enfermo, débil y anciano. El Corazón de la Materia está impregnado de referencias autobiográficas e introspectivas que resumen la experiencia interior del autor. Por Manuel Medina Casado, María José Medina de la Fuente, María Dolores Prieto Santana y Leandro Sequeiros.

Red night sea. Chita. Photoxpress.
Las llamadas Obras Completas de Teilhard fueron editadas en Francia en trece tomos después de su muerte y han sido casi totalmente traducidas al castellano. Se trata de ensayos de tipo filosófico, teológico y espiritual, casi todos inéditos, al serle prohibido su publicación en vida del autor. El último tomo traducido, El Corazón de la Materia lo ha sido en 2002.

En sus obras, Teilhard centró en la evolución cósmica en el tiempo intentando, a partir de los datos aportados por las ciencias de la Tierra y las ciencias de la Vida, una síntesis entre ciencia, filosofía, teología y mística. Su filosofía/teología es así una proyección del sentido del ser humano en el mundo que, desde el futuro, ilumina el pasado. Dios, el mundo, la materia, la socialización, la esperanza, lo humano se amalgaman en una unidad fascinante.

En el año 1950, cinco años antes de su fallecimiento en Nueva York, Teilhard redacta un escrito sorprendente de tipo autobiográfico que titula El Corazón de la Materia. El fondo de este ensayo se condensa en esta frase del propio autor: “este año de 1950 culmina la evolución de mi visión interior”.

Teilhard cuenta ya 69 años. Antes se dedicó –nos parece- a poner unos rayos de luz, a modo de ráfagas de linterna, sobre la ingente realidad del pasado del hombre y por extensión del mundo y del cosmos. Desde la Ciencia, desde la Fe comprometida, desde cualquier parte del mundo.

Las experiencias de infancia y la maduración del pensamiento

Dos aspectos convienen resaltar en una primera lectura de El Corazón de la Materia. Por un lado, la insistencia que pone Teilhard en sus experiencias de infancia, tanto a la influencia espiritual de su madre como al despertar a la Naturaleza. Éste se realiza gracias al coleccionismo de fósiles, animales, vegetales y rocas volcánicas que hacían sus familiares, y que suscitó en él la temprana vocación a lo que se llamaba en los manuales escolares Historia Natural.

Por otra parte, en El Corazón de la Materia resalta el extenso uso por parte de Teilhard del lexema “génesis” en la elaboración de múltiples conceptos que no cesa de utilizar en sus más importantes obras: cosmogénesis, biogénesis, noogénesis, antropogénesis, ortogénesis, cristogénesis, etc. Esto muestra su empeño y esfuerzo científico por explicar esas diversas “génesis” u orígenes de cada cosa. Una lectura atenta, 60 años más tarde, de El Corazón de la Materia de Pierre Teilhard de Chardin, nos permite percibir que los latidos de ese corazón maduro siguen latiendo. Pese a que Teilhard en esa época había padecido algunas crisis cardíacas, su alma seguía tejiendo hondos sentimientos.

Dónde y cuándo fue escrito El Corazón de la Materia

En el mes de agosto de 1950 Teilhard redacta el texto más largo y complejo de este ensayo al que puso como título El Corazón de la Materia. Lo redacta reflexiva y pausadamente en la finca familiar de Les Moulins mientras pasaba unas vacaciones en Francia. Es un momento de plena madurez en nuestro autor. Firma el escrito precisando incluso la fecha: el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María. Se nos antoja que es, una vez más, la devoción mariana la que le dicta el día.

Dentro del amplio conjunto de la obra filosófica y espiritual de Teilhard, ¿qué lugar ocupa El Corazón de la Materia? En cuanto al tamaño material, es decir, en cuanto al número de páginas, que en rigor serían en torno a 50, se puede calificar esta obra como de tamaño menor. Pero si la comparamos con la obra más compacta, larga y pensada, como es El Fenómeno humano, el ensayo que glosamos podría pasar por un capítulo y no precisamente el más largo. Si la comparamos sólo en cuanto al tamaño material se refiere, con El Medio Divino (175 pags.), (la segunda obra de alta divulgación en extensión), El Corazón de la Materia, es menos de un tercio.

No obstante, el momento o circunstancia en que Teilhard escribe es de reflexión pausada, de madurez casi plena, de estancia feliz con familiares y amigos en una Francia que comienza a ser próspera al igual que una Europa que ve alejarse el fantasma de la última guerra y de la locura colectiva que supuso.

En el año 1950 se viven días de recuperación económica, en una Europa que no quiere mirar al pasado inmediato (años 1930-45 aproximadamente). Es una época de experimentos sociales fallidos soportados una vez más, sobre todo por el pueblo llano y los que no tuvieron poder de decisión alguna, que, por cierto, fueron la inmensa mayoría. Pero no sólo nos referimos al año de un continente entero, Europa, sino más bien al año de la vida de una persona que se acerca a su fin biológico con la madurez que dan los años.

Parece ser que estos días de vacaciones en la casa familiar evocan interiormente a Teilhard toda su vida. Es un momento de felicidad interior cuando en el verano de 1950 se lanza a escribir, parece que en muy poco tiempo, este ensayo: El Corazón de la Materia. Teilhard revive su infancia, sus primeros años de jesuita, su formación en Inglaterra, los primeros contactos con la geología y con la paleontología. La experiencia en las trincheras durante la guerra europea y luego, la larga estancia en China.

Cuando la guerra mundial, en los años cuarenta, se encuentra en China, muy alejado de los centros militares que se enfrentan. Pero se mantuvo bien informado por el correo de amigos o familiares y por las noticias radiofónicas, las reuniones con sus hermanos de comunidad, de sus compatriotas franceses en la embajada, etc.

En estas vacaciones de agosto de hace 60 años, imaginamos a Pierre Teilhard de Chardin con ánimos para hacer balance de su “visión interior”. Una visión diacrítica, ahora no marcada por cientos de miles de años, sino por la brevedad relativa de una vida dedicada a la Fe y a la Ciencia.

El latido de la Vida en la Materia

En cuanto al título del ensayo: El Corazón de la Materia, Teilhard explica largamente no sólo por qué razones la Materia tiene para él un Corazón, sino quien personaliza ese corazón “que hace funcionar y evolucionar la materia”, (entrecomillado nuestro) al modo como el corazón de los animales y personas hace funcionar y vivir el cuerpo.

Ese corazón de la materia, lo es de toda materia, no sólo en cuanto a la cantidad, sino sobretodo en cuanto a la calidad de la misma. Si bien, no es lo mismo la materia inerte o mineral que el Espíritu que surge de cierta materia humana, materia que, incluso puede llegar a ser pensante o “productora”, en cierto modo, de Espíritu.

El tema del “corazón” no era algo nuevo es la Espiritualidad del mundo cristiano occidental del siglo XX. Parece ser que fue nada menos que el Padre de la Iglesia de Occidente San Agustín de Hipona, quien primero se refiere al tema del “corazón”.

Breve esquema de El Corazón de la Materia

El ensayo se inicia con una introducción titulada La Zarza Ardiente. Comienza con sencillez. Parece que el autor se quiere acotar a sí mismo y define lo que va a hacer en esta obra: narrar “una experiencia psicológica directa, lo bastante reflexionada como para ser inteligible”. Más breve aún “un documento vivido”.

Dice que ha “necesitado más de sesenta años de esfuerzo apasionado para descubrir (lo) que no eran sino enfoques o aproximaciones sucesivas a una misma realidad de fondo…”. Escribe literalmente más abajo: “como yo he experimentado en contacto con la Tierra, la Diafanía de lo Divino en el corazón de un Universo ardiente: lo Divino resplandeciendo desde las profundidades de una Materia ardiente”.

La obra consta de tres partes o capítulos que están numerados en romano: I. Lo Cósmico, o Evolutivo; II. Lo Humano, o lo Convergente; y III. Lo Crístico, o lo Céntrico.

I.- LO CÓSMICO, O EVOLUTIVO

La primera parte la denomina su autor como lo Cósmico, o Evolutivo y se inicia con una Nota preliminar sobre el Sentido de la Plenitud. Se cita a sí mismo con un texto de 1917 (en plena primera Guerra Mundial). En ella afirma que toda la presente obra va a ser un desarrollo de su “polarización sicológica particular, común ciertamente a todos los hombres” a la que llamará “Sentido de la Plenitud”. Por ello, sigue haciendo referencias a su infancia. Fue entonces cuando tuvo una “llamada”: era “por algo que brillaba en el corazón de la Materia”.

1.- La llamada de la Materia.

Escribe Teilhard que, por influencia de su madre, quería mucho al Niño Jesús. Sin embargo, “mi verdadero “yo” estaba en otra parte”. Sentía “aquel gesto instintivo que me hacía ‘adorar’ un fragmento de metal”. Mantiene que “toda mi vida espiritual no ha consistido sino en desarrollar” aquellas íntimas experiencias de niño. Intuye que la consistencia de aquellas materias (hierro, restos de metralla…) fueron su “aprehensión inicial de lo absoluto bajo la forma de lo Tangible”. (Con mayúscula inicial en el texto). Enfrenta, como buen dialéctico, físico y metafísico, nacido en el rigor de la escolástica, lo Necesario, a lo Contingente, lo General a lo particular y lo Natural a lo Artificial.
Ya en este segundo epígrafe prevé que “la Consistencia con la que yo soñaba por entonces es un efecto no de la ‘sustancia’ sino de la ‘convergencia’”.

Al nombrar la palabra convergencia, de tanta importancia en la etapa final de la evolución, alude expresamente al Punto Omega, donde todo convergerá al final de los tiempos. Termina este epígrafe: “comencé, sin darme cuenta, a acceder verdaderamente al Mundo…”. Aquello fue cuando él contaba aproximadamente con 9 ó 10 años de edad.

2.- La aparición de lo Universal

En el desarrollo de sus intereses vocacionales, Teilhard pasa de lo metálico a lo mineral, a las piedras y a las rocas (incluso a los seres vivos petrificados o fosilizados). Todo el universo no es metálico, pero sí mineral, como “un Elemental expandido por doquier, cuya ubicuidad misma constituía su incorruptibilidad”. (Recuérdense los cuatro elementos de la Cosmología griega primitiva: agua, fuego, tierra y aire).

Y sigue: “Más adelante, cuando estudiara Geología (…) lo que me ha llevado irresistiblemente (aún a expensas de la Paleontología) al estudio de las grandes masas eruptivas y de los zócalos continentales, no es sino una necesidad de mantener contacto (un contacto de comunión) con una especie de raíz, o de matriz, universal de los seres”.

Continúa: “Durante cerca de 20 años de mi vida encuentro claramente en mis recuerdos las huellas ininterrumpidas de esta transformación profunda”. Sigue con excelentes párrafos, incluso poéticos, en un sentido amplio, de su vida íntima, pero con un sesgo muy profesional o vocacional: la ciencia como vocación irrenunciable.

Enuncia a continuación los componentes o atributos juveniles de su Sentido del Todo (sentido de Dios, al menos como aproximación o vía hacia Él):

a) Gusto por lo geológico: “lugar axial ocupado invariablemente por la pasión y la ciencia ‘de las Piedras’ a lo largo de la embriogénesis espiritual”.
b) Las tres columnas de su visión: “la Materia, la Vida y la Energía: las tres columnas de mi visión y mi bienaventuranza internas”. Al mismo tiempo Dios se le manifestaba, de alguna manera, a través de la visión, contemplación, razonamiento y admiración del Cosmos y sus leyes físico-químicas.

Sigue haciendo un elogio de la Física, como ciencia que le ayudó a sentirse a gusto: “me siento en mi casa”, afirma. En la Física, “he encontrado los ‘arquetipos’ de lo Consistente, lo Total, lo Único, lo Esencial de mis sueños de la infancia, esos mismos arquetipos que (como veremos) incluso en lo Crístico me siguen sirviendo hoy para expresarme a mí mismo”.

Y en el párrafo siguiente: “El Oriente (en Egipto, dónde explicó Física) entrevisto y ‘bebido’ ávidamente (…). Tal era hacia los 28 años de edad, el complejo espiritual, pasablemente confuso, en el seno del cual fermentaba, sin lograr aún emitir una llama bien definida, mi amor apasionado por el Universo”.

Antes de terminar este importante epígrafe 2 del capítulo I, escribe sobre la insidiosa tentación de “panteísmo de efusión y disolución”. Se refiere, al decir disolución a que finalmente todo iría diluyéndose en la nada, algo típico también de algunas filosofías orientales. Llama a esa tentación o posible opción, de formas “orientales bajo su ropaje científico”.

Y finaliza el apartado, como suele hacer, enlazándolo con el siguiente y encadenando así los silogismos del razonamiento fenomenológico: “si por azar no hubiera eclosionado en mí, como un germen salido de no se sabe donde la idea de Evolución…”. Hipótesis u oración condicional que no tuvo que lamentar, ya que, como se puede apreciar, para Teilhard la “idea de la Evolución” supuso mucho, supuso casi todo.

3.- El descubrimiento de la Evolución

En los años de Teología en Hastings, sur de Inglaterra (1911 – 1914), “fue cuando poco a poco, (…) como una presencia –fue creciendo en mí- hasta invadir por completo mi cielo interior, la conciencia de una Deriva profunda, ontológica y total del Universo en torno a mí”.

Enumera algunas pistas de aquella conciencia de Deriva. También indica cómo por aquellos años diez del siglo XX al “haber leído en aquel tiempo, ávidamente, L´Evolutión Créatrice” de su compatriota Henri Bergson (1859 – 1941).

Afirma, yendo más lejos: “yo siempre había admirado dócilmente hasta entonces (…) una heterogeneidad de fondo entre Materia y Espíritu, Cuerpo y Alma, Inconsciente y Consciente: dos ‘sustancias’ de naturaleza distinta, dos ‘especies’ de Ser incomprensiblemente asociadas en el Compuesto vivo, respecto de las cuales era preciso mantener a cualquier precio, se me aseguraba, que la primera (mi divina Materia) no era sino la humilde sierva (por no decir la adversaria) de la segunda, encontrándose ésta (es decir, el Espíritu) reducida a mis ojos, por este mismo hecho, a no ser más que una Sombra que había que venerar por principio, pero por la cual (emotiva e intelectualmente hablando) yo no experimentaba en realidad ningún interés vivo. Júzguese en consecuencia, mi impresión interior de liberación y júbilo cuando, con mis primeros pasos, aún vacilantes, por un Universo ‘evolutivo’ constataba que el dualismo en el que se me había mantenido hasta entonces se disipaba como la niebla ante el sol naciente. Materia y Espíritu, no dos cosas, sino dos estados, dos rostros de una misma Trama cósmica, según se la vea, o se la prolongue…”.

Esta cita es muy ilustrativa de la problemática de fondo que mantuvo nuestro autor, problemática incluso de una parte del catolicismo universal, hasta llegar al nuevo cambio de ritmo que supusieron las nuevas espiritualidades dimanadas pocos años después, a su vez, de una lectura pastoral y generosa de algunos documentos del Concilio ecuménico Vaticano II.

Sobre la irreversibilidad del proceso evolutivo, escribe más abajo: “No me detuve seriamente ni un sólo instante ante la idea de que la Espiritualización progresiva de la Materia, a la que me hacía tan claramente asistir la Paleontología, pudiera ser nada distinto ni inferior a un proceso irreversible”. “Dicho de otro modo, la materia se metamorfoseaba, por el contrario, en Psiqué”. “El Espíritu, lejos de ser antagonista o antípoda, era el corazón mismo de la Tangibilidad a la que yo trataba de llegar. Necesitaría toda una vida para calibrar (…) lo que esta transposición de valor (…) tiene de inagotablemente constructivo…, y a la vez de revolucionario para la inteligencia, la oración y la acción”.

Sigue escribiendo fluido y contento de recordar aquellos descubrimientos tan decisivos en su visión biológico-filosófica. Concluye este primer capítulo reafirmándose en “dos inmensas Unidades vivientes”, “unidades de dimensiones planetarias”: una, “la envoltura viva de la Tierra, la Biosfera”; otra, “-para cuya perspectiva definitiva no le faltaba a mi espíritu sino el gran impacto de la Guerra- (1914-1918), la Humanidad totalizada: la Noosfera”.

Convergencia y divergencia según Theilard. John Manuel – JMK. Wikipedia.
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II.- LO HUMANO, O LO CONVERGENTE.

La segunda parte de El Corazón de la Materia lleva como título: II.- LO HUMANO, O LO CONVERGENTE. En ella describe las tres etapas por las que pasó: “entre los 30 y los 50 años” (lo que correspondería a 1911-1931).

Esquemáticamente: “la primera etapa me hizo acceder a la noción de Planetariedad humana, (existencia y contornos de una Noosfera)”. (O sea, el Fenómeno Humano como un fenómeno que se extiende por todo el Planeta). “La segunda me descubrió más explícitamente, la transformación crítica en el nivel de la Reflexión”. “Y la tercera me condujo a identificar (…) una deriva acelerada de la Noosfera hacia estados ultra-humanos”.

1.- La realidad de la Noosfera

Narra como en 1917, en el frente de guerra entre Yser y Verdun (Francia) intuyó el concepto “Noosfera” a causa de la inmensa marea de personas (cientos de miles) en la que él estaba inmerso. Tarda diez años en escribir sobre el concepto de Noosfera que elabora por semejanza con el concepto Biosfera” de Eduard Suess (1831-1914).

Percibió en esa importante “experiencia de la Guerra”, “la realidad y la organicidad de las magnitudes colectivas”. En este caso, la realidad de un pensamiento, si no colectivamente organizado en su totalidad, sí con momentos en que se resalta “con un resplandor y una consistencia crecientes, la esencia, o, mejor dicho, el Alma misma de la Tierra.

2.- La trama de la Noosfera

Teilhard sintetiza sus ideas sobre la Noosfera: “Se totaliza absolutamente sobre sí misma” a modo de una esfera. Así pues, a “la multitud desordenada de los vivientes” le supone Teilhard que tenga unicidad, es decir, no hay varias “noosferas”, al igual que no hay varias “atmósferas” o “biosferas” en el planeta Tierra.

Enumera tres grados en la Trama noosférica: a) en la raíz. Disposición “sui generis, de la sustancia cósmica a enrollarse sobre sí misma”. b) en el camino, “punto crítico de reflexión, que desencadena el cortejo completo de las propiedades específicas de lo Humano”. Finalmente: “difundidos, por efecto de Reflexión, en la médula misma de lo noosférico, una exigencia y un germen de completa y definitiva inalterabilidad”.

Cuenta cómo, cuando era joven estudiante de Física pretendía desentrañar (cuando fuera mayor) los secretos de la gravedad de los cuerpos (siguiendo la tradición de Galileo y de Newton). Sin embargo, ha descubierto la Noosfera. Se entusiasma con este concepto que, (nosotros suponemos) él prevé se llenará de contenido y tendrá una importancia decisiva.
3.- La evolución de la Noosfera

Dice que la Noosfera sigue evolucionando, no está parada como un cuerpo móvil cuando está “en punto muerto”. La evolución de la Noosfera hay que estudiarla como una antropogénesis (el proceso de evolución humana) ya que la humanización continúa incluso en la actualidad. Enlaza pues con la ciencia social que es la Historia: “La humanización aún prosigue”. Y es un proceso que “generador del pensamiento en la tierra: (es) un dinamismo de cerebración”. La “Reflexión colectiva está en rápido ascenso al mismo tiempo que una organización más unitaria”

Casi finaliza este epígrafe (último del capítulo II) con un párrafo de 5 líneas, todo él en letra cursiva que, dada la importancia para el autor y el lector, reproducimos aquí: “Zoológica y psicológicamente hablando, el Hombre, percibido finalmente en la integridad cósmica de su trayectoria, no se encuentra aún sino en un estado embrionario…, más allá del cual se perfila ya una amplia franja de ULTRAHUMANO». Y termina satisfecho de haber encontrado “por efecto de la convergencia de) lo Inalterable con que siempre había soñado”.

Nuestro autor ha pasado pues, a lo largo de los años, del “Trozo de Hierro” (eterno para aquel niño) al “Punto Omega” del que escribirá en el tercer y último capítulo, pero del que nos adelanta: “es la Consistencia del Universo la que tengo ahora concentrada (no sabría ahora decir si por encima o en el fondo de mí mismo) en un único centro indestructible, al que puedo amar”.

A partir de ahora va a entrar, definitivamente y sin retorno, en el terreno donde se unen la fe y la ciencia, interpretada ésta última por la fe. Este “Punto Omega” al que se refiere va a ser también, por efecto de su fe religiosa, una persona (Cristo) a la que puede amar. De momento sólo lo insinúa.

La convergencia hacia el futuro: el punto Omega

III.- LO CRÍSTICO, O LO CÉNTRICO

La tercera parte de El Corazón de la Materia, la más extensa, lleva como título general: III.- LO CRÍSTICO, O LO CÉNTRICO.

Se inicia, como en otras ocasiones, con una “Observación preliminar” seguida de una “Reflexión o revelación del Punto Omega”. Teilhard relata que con el nacimiento en su “trayectoria interior” del concepto denominado “Punto Omega” termina su visión: “en busca de la consistencia última del Universo”.

¿Y si yo no hubiera sido creyente? –se pregunta. Le parece que por reflexión, o sea “por simple profundización racional de las propiedades cósmicas de Omega (…) hubiera sido llevado tardíamente en el curso de un proceso final, a reconocer en un Dios encarnado (Cristo) el Reflejo mismo, en nuestra Noosfera”. Pero duda y escribe: “todo esto no son más que suposiciones gratuitas”.

En los tres últimos párrafos de esta “observación preliminar” se congratula de haber nacido “en pleno ‘phylum’ católico”, es decir, en Francia, en la vieja Europa. Ello ha ocasionado en él, tanto el gusto innato por “la fuerza ascensional cósmica”, como por “el flujo descendente (…) de atracción personal y personalizante”. Se refiere al despertar de un “Sentido Crístico” (con mayúsculas iniciales) “cuyas fases me es preciso ahora relatar”.

Y prepara, como suele, el siguiente epígrafe con los siguientes cinco renglones muy apropiados para releer lentamente: “Sentido cósmico y sentido crístico: en mí, dos ejes aparentemente independientes el uno del otro en su nacimiento, y en cuya relación, convergencia, y finalmente, identidad de fondo, sólo después de mucho tiempo y esfuerzo he acabado por percibir a través y más allá de lo Humano”.

El Corazón de Jesús

A su visión del Universo o cosmos le faltaba algo: “Al Punto Omega yo no accedía, en efecto, por vía cósmica y biológica, sino a duras penas” –nos dice. ‘La chispa’ que hizo que su Universo acabara de centrarse y amorizarse –escribe-: “fue indudablemente a través de mi madre, a partir de la corriente mística cristiana, cómo iluminó y encendió mi alma de niño”.
Otros “muchos espíritus bien dispuestos (incluso ávidos) para concebir la posibilidad misma de un amor super-hominizado”, no llegaban a esa realidad espiritual.

En el caso de nuestro autor, describe un “proceso de universalización” con dos fases: a) de “materialización” del Amor divino, y b) de “energificación”, también del Amor divino. Dado que ambas fases (también las llama “gusto por”) tienden a entrar en conflicto acabando el uno con el otro, o viceversa, la solución que se impuso a sí mismo fue: “el ajuste en mí de lo Divino a lo evolutivo”.

Teilhard se explaya en una descripción del papel o función de la piedad materna en su corazón infanto-juvenil. Hace referencia a la devoción en su familia, e incluso en el catolicismo francés al Corazón de Jesús. (En realidad, es algo común a casi todo el catolicismo europeo occidental, la devoción de la divinidad humana de Cristo, centrada en el órgano biológico que tradicionalmente se ha considerado el centro de la vida afectiva. En Francia fue más divulgada esta espiritualidad por apariciones personales a Santa Margarita María Alacoque, 1647-1690, canonizada en 1920).

La devoción al Corazón de Jesús la presenta Teilhard de Chardin con frase entre paréntesis y exclamaciones, de este modo: “(¡sírvase el lector no sonreir!)” y también “una devoción con la que mi madre no dejó jamás de nutrirme, sin sospechar las transformaciones que le haría experimentar mi insaciable necesidad de Organicidad cósmica”. Aquella devoción infantil fue para Teilhard una “primera aproximación a lo Crístico mas allá de Cristo”.

Para terminar con este apartado que podría ser glosado mucho más a fondo, dada la importancia central, no sólo en lo autobiográfico, sino también en todo su esquema reflexivo-afectivo e incluso poético, nada mejor que este párrafo, aunque hay otros muy enjundiosos: “Me sería difícil hacer comprender a qué profundidades, con qué vehemencia y con cuánta continuidad (mucho antes de que se formara explícitamente en mí la noción de “Cristo-Universal”) mi vida religiosa de pre-guerra (1914-1918) se desarrollaba bajo el signo y el asombro del Corazón de Jesús… así comprendido”.

Teilhard de Chardin. Wikipedia.
El Cristo Universal

Con breves y sencillas comparaciones describe Teilhard como en su “ego” pagano, hay “un Universo haciéndose persona por convergencia”, al mismo tiempo que en su “ego” cristiano existe una Persona (la de Cristo) universalizándose por Irradiación. Ello, es decir, esta lucha dialéctica en progreso, le produce en su “vida interior” conflictos, caídas y avances continuados.

Pero siempre hay conflictos. El conflicto clave parece ser el choque entre la falsa espiritualidad desencarnada, de otros tiempos, incluso desencarnada de su actualidad vital. Él propone una espiritualidad no enfrentada a la “orientación tradicional”, sino transversal. Lo explica de dos formas diferentes. Una de las dos formas, tal vez la más descarnada y existencial es ésta: “entre el ‘Dios del Hacia Arriba’ y una suerte de ‘Dios del Hacia Delante’, se había entablado una lucha en lo más profundo de mi alma moderna”.

Teilhard se lamenta, conscientemente, de la vía de síntesis que ha emprendido, (a la altura de 1950). Distingue entre “fe ascensional en Dios” y “fe motriz de lo Ultra-humano”. Concluye este texto sobre los conflictos, en los que se ha adentrado por querer avanzar en la Mística cristiana: “Una aventura grande y espléndida, en el curso de la cual sigo frecuentemente teniendo miedo, pero en la que me era imposible no arriesgarme, tan poderosa era la fuerza con que se aproximaban y cerraban gradualmente sobre mi cabeza, en una única bóveda, las capas de lo universal y lo Personal”.

Pero no solo hay conflictos. También hay progresos. A lo largo de este ensayo-síntesis de su obra ha venido escribiendo sobre el “Sentido de la Plenitud” y sobre el “Sentido de la Consumación y de la Compleción, Sentido Plerómico”. Ahora en el tercer y último capítulo de la obra que glosamos se refiere a “la importancia, en rápido crecimiento, adquirida en mi vida espiritual por el Sentido de ‘la Voluntad de Dios’”.

Teilhard hace alusión “a los grandes impactos de Asia y de la Guerra (1914-1918) lo que reflejan en 1924 y 1927, La Misa sobre el Mundo y El Medio Divino”. Y sigue: “todos los rasgos esenciales de mi visión cristo-cósmica se encontraban ya establecidos en aquel tiempo”.

Establece una etapa larga de progresos maduros, que llega hasta el año en que escribe este texto. Se expresa así: “Constituiría la obra y el gozo continuos de los veinte años siguientes, el ver –paso a paso y a la par- reforzarse en torno a mí, la una por la otra, la Densidad crística y la Densidad cósmica de un Mundo cuyo”poder comulgante” aumentaba incesantemente a mis ojos con el “poder convergente””.

Lenguaje comprensible para todos los seres humanos

Es imprescindible leer sus propias palabras. Son muy calculados los vocablos; son muy sintéticas las oraciones gramaticales. Teilhard, hombre crítico con el pensamiento espiritualista – por lo que las mentalidades conservadores lo tachan de “modernismo” – de su época nos narra ahora los ‘progresos’ de su vida interior. ¡Qué bien sabía que aquellas líneas no iban a ser publicadas en letras de molde hasta después de su muerte!

Sentimos respeto ante estos párrafos de una autobiografía espiritual que le costó, no sólo el destierro prolongado (aunque enriquecedor) desde 1923 hasta el año 1950 en que escribe esta obra, y podríamos decir, hasta el final de sus días; sino también la incomprensión de la inmensa mayoría que, podrían haberlo entendido si no hubiera sido por diversas razones ocultas: ¿miedo a la posible inestabilidad personal de la propia fe?, ¿cortedad de miras ante el futuro?, ¿ignorancia científica? En fin, así avanza la historia del pensamiento desde tiempo inmemorial.

Así pues, tras este párrafo y comentario, sólo introducido para provocar un receso, volvemos a la pura síntesis de la obra y nos adentramos en:

El descubrimiento de Dios, o la llamada a Aquel que Viene

Teilhard apunta que, si ha podido escapar tanto de la “materialización progresiva” como de la “deshumanización materializante” ha sido por “haber percibido un día que, en un Mundo previamente reconocido como de esencia convergente, había una tercera vía abierta -¡y era la buena!- en dirección a la Unidad”. Explica, aunque con dificultad, esta afirmación sobre la tercera vía.

Para ello, es necesario introducir un término típicamente teilhardiano: “lo Céntrico”. Lo Céntrico es el ámbito donde se encuentran lo Cósmico, lo Humano y lo Crístico. También en lo Céntrico “se desvanecen las múltiples oposiciones que constituyen la desdicha o las ansiedades de nuestra existencia”.

Lo Céntrico, el centro al cual nos dirigimos nos atrae y hacia él convergemos: “ni disuelve, ni somete los elementos que reúne, sino que los personaliza” e incluso, “la Materia se hace Espíritu, en la medida misma en que el amor comienza a expandirse por doquier”….“Lo Personal en la cumbre de la Evolución”, pero para ello “sería necesaria nada menos que la conjunción de Cristo con el Punto Omega”, es decir, “un abrasamiento general del Mundo por amorización total”. ¡Por amor!

En resumen, Evolución convergente hacia un “Polo supremo de atracción y compleción”. “Toda pasión (e incluso toda visión) muestra una singular inclinación a transformarse en amor”. Y concluye, “el amor tiende gradualmente, según nuestra experiencia a convertirse en la parte principal y, finalmente, en la forma única y suprema. Sola caritas”…“Continúo escrutando sin descanso el futuro –escribe- para ver mejor llegar a Dios”.

El retorno a El Medio Divino

La Trama del Cosmos intensifica en nuestro autor la Presencia de Dios, mediante las fuerzas que él llama de Comunión con ese Cosmos o Universo material. Se está refiriendo a los años veinte del siglo XX en los que escribió el pequeño opúsculo La Misa sobre el Mundo, en 1923 y El Medio Divino, en 1927.

Fue aquel un “periodo aún algo egocéntrico y cerrado de mi vida interior”. Ahora, veintitantos años más tarde, cuando escribe, dice que “la Evolución hominizada” va siendo que “Dios, bajo el efecto mismo de la operación unitiva que le revela a nosotros, de alguna manera, se ‘transforma’ incorporándonos (…) no simplemente a verlo y dejarse envolver y penetrar por Él, sino al mismo paso descubrirlo (…) cada vez más y más”.

Llegando ahora nuestro autor al último punto de esta “especie de autobiografía”, antes de la oración final, nos hace referencia a su desconfianza y sospecha personal “desde la infancia”. No dice específicamente que fuera “el diablo” quien le tentara, sino que la “enigmática fuerza (…) me había habituado a considerar que emanaba, no de Dios, sino de algún Astro rival”.

Vuelve a distinguir, como lo hizo más atrás, además de en otros ensayos, entre la “Fe ascensional hacia un Trascendente y la Fe propulsora hacia un Inmanente; una Caridad nueva en la que se combinan, divinizándose, todas las pasiones (y acciones) que mueven la Tierra”.

Cita ahora el Nuevo Testamento, (aunque ya El Medio Divino también contenía bastantes citas bíblicas) concretamente a San Pablo. No especifica la carta, ni el capítulo pero escribe entre paréntesis “conforme con el espíritu de San Pablo”.

Añade que el mundo (cosmos) no sólo ha sido creado por Dios como algo extrínseco, “por benevolencia desbordante, de la suprema eficiencia divina”, sino que también ha sido creado como “un misterioso producto” para que llegue a ser completado y acabado para el Ser Absoluto mismo: Dios. El Mundo es pues, “el Ser participado de pleromización y convergencia”.

Sigue, tras exponer la teoría, haciendo una crítica que no es otra que la que nos hacen los gentiles a los cristianos: “la idea de Dios se encuentra detenida y como atrofiada para nosotros en su evolución”.Resume la crítica de los gentiles, escribiendo que nuestro Cristo, al no creer verdadera y consecuentemente en Él como realmente “encarnado en el mundo”, o al menos no lo explicamos bien, es una especie de “Cristo reductor de Dios…”.

El último epígrafe o titular, fuera de la numeración de los epígrafes anteriores, como colofón de esta obra va a ser una oración, evidentemente personal e íntima. Los teilhardianos la conocen o han oído hablar de ella, se titula: Oración al Cristo siempre mayor. Ocupa tres páginas de denso contenido y va entrecomillada por el autor de principio a fin. Es una preciosidad, literaria, espiritual y mística. Recomendamos al lector su lectura reposada…

Teilhard en el Corazón, sesenta años después

Hace 60 años, en el verano de 1950, Teilhard aprovechaba las vacaciones en la casa familiar para redactar su testamento espiritual, El Corazón de la Materia.

Para poder llegar con más claridad a los pliegues de su alma, nada mejor que la reflexión de un teólogo que lo conocía bien. El volumen que incluye El Corazón de la Materia está precedido por un prólogo de N. M. Wildiers. Este franciscano holandés, doctor en Teología, ha prologado o introducido diversas obras de Teilhard, como El Porvenir del Hombre, El Fenómeno Humano y el Himno del Universo.

Ya participaba a los pocos años de su muerte en los tempranos coloquios públicos sobre su pensamiento espiritual: en Milán, mayo de 1965, el libro que salió de aquellos coloquios se tituló Le Message Spirituel de Teilhard de Chardin.

Wildiers tiene la buena costumbre de ser breve y conciso en sus prólogos. No obsta la brevedad para que cite a diversos y cualificados pensadores del área lingüística anglo-francesa que, van corroborando, o al menos no niegan, con sus investigaciones, la verosimilitud real de los aspectos más importantes de la filosofía evolutiva general teilhardiana: el paleontólogo Jean Piveteau, que conoció personalmente a nuestro autor; el biólogo Pierre Grassé; François Meyer y otros.

N. M. Wildiers califica El Corazón de la Materia, así como su último ensayo Lo Crístico, como “dos obras maestras”. Sobre la oración final “al Cristo siempre mayor” dice el prologuista que “es inigualada hasta el día de hoy (escribe en 1976) en su profundidad mística, como en el alcance de la ciencia que implica y en la belleza de la expresión”.

Es evidente que los editores han presentado en español esta obrita cuando el grueso de la traducción de la obra ensayística teilhardiana al español estaba ya concluido. Ello es un acierto ya que se puede considerar El Corazón de la Materia como una obra de síntesis. Es la síntesis de un pensamiento y su trayectoria, pero también de una vida dedicada a abrir caminos de investigación. El realismo del científico, así como sus intuiciones prospectivas de futuro, se perciben cada vez más a la altura de 1950-1955. Este último el año de su muerte.

Tal vez podamos ver una relación entre la actual fase de globalización del conocimiento a través sobretodo de internet, y la convergencia final a la que Teilhard se refiere, si no fuera porque los caminos abiertos de la Historia siguen ignotos para la inmensa mayoría de los mortales, incluido el que suscribe. Además, nuestro autor tiene tal sesgo teológico y finalista en su pensamiento que, no podemos atisbar, más que borrosamente el fin de los tiempos o como él dijo: “la Llamada de Aquel que Viene”.

Teilhard y Darwin: dos testamentos vitales

Comparamos aquí el ensayo El Corazón de la Materia, salvando lógicamente las distancias, con la Autobiografía de Charles Darwin. El naturalista inglés la subtituló Recuerdos de la Evolución de mi Espíritu y de mi Carácter. Darwin contaba 67 años cuando la dictó a su hijo. Teilhard cuando escribe El Corazón de la Materia, ha cumplido ya los 69 años. Ambos textos son breves y analítico-sintéticos. Y están escritos con el distanciamiento propio de los que ven la vida como un continuo movimiento evolutivo al que se van incorporando generaciones y generaciones.

Darwin, ironías del destino, murió en abril de 1882, meses después del nacimiento de nuestro autor, en mayo de 1881. El desarrollo del evolucionismo desde lo biológico a lo cosmológico, tanto hacia el futuro, como descubriendo su pasado, quedaría garantizado como corriente de pensamiento e hipótesis generalizada. Una hipótesis que puede tener mucho como Didáctica de toda la Realidad. Tanto de la del pasado, a través de millones de años, como de la que nos rodea en la actualidad, que es el resultado de aquel.

Manuel Medina Casado, María José Medina de la Fuente, María Dolores Prieto Santana y Leandro Sequeiros son colaboradores de la Cátedra Ciencia-Tecnología y Religión

http://www.tendencias21.net/Un-ensayo-basico-actualiza-la-filosofia-de-Teilhard_a4455.html?preaction=nl&id=10635871&idnl=68772&

Savater y los caballos voladores

Savater y los caballos voladores
Juan José R. Calaza
El buenazo, recio y siempre inteligentísimo Fernando Savater me reprocha que mi defensa del diseño inteligente (DI) –sin incluirme en esta escuela– suministre armas a los oscurantistas.
De hilo en ovillo, uno de los datos que me suministró Savater es harto interesante. Desde que existe el cronometraje de carreras de caballos la velocidad media ha aumentado ligeramente. Pero en un enfoque mutatis mutandis hay que tener en cuenta que también la calidad de la alimentación ha progresado, así como las técnicas de monta y mejor estado de las pistas. En realidad, es como si se diera una regresión a la media de Galton, el primo de Darwin. A mayores, el último ganador de la triple corona británica fue Nijinsky en…1967. El título de «Mejor caballo del siglo» se lo disputan el americano Secretariat, el francés Sea Bird (1962) y el italiano Ribot (1952) El más rápido del mundo fue The Tetrarch (1911).
¿Qué obtendríamos si durante el tiempo T dejáramos mil garañones y yeguas hunter y mil árabes a pasto libre en las praderas de Kentucky? En cualquier caso, lo que resultara probablemente no sería pura sangre. Pero eso es secundario porque la direccionalidad, en ausencia de selección artificial, no va hacia ninguna parte precisa, no es determinista. La selección natural (SN) es una argucia teórica, una metáfora, un artefacto ¿Qué es lo que explica la evolución entonces? Los del DI dicen que hay un «diseño» una «información» previa. A lo cual Savater responde: «La proclamación de lo radicalmente incomprensible se convierte en garantía de lo argumentalmente invulnerable» (F.S. «La vida eterna» p.89) Seamos claros, el DI es, en el fondo, la versión teísta de la SN que es la versión naturalista de la «mano invisible» de Adam Smith. Es decir, pura convención. La SN es a la naturaleza viva lo que la mano invisible de Adam Smith a la sociedad humana. Darwin copió la «idea» de la SN de la «idea» de la mano invisible de Adam Smith. Y para hacerla más plástica, más viva, tomó la terminología, «selección», y la metáfora reproductiva de la gentry dedicaba a la selección de razas.
En tanto caso de escuela, supongamos que un equipo de científicos plantease el problema de los caballos hunters y árabes de las praderas de Kentucky como un tipo de «información especificada compleja», hay equipos interdisciplinarios de biólogos capaces de cosas mucho más difíciles, como los problemas NP-completos, calculando cuanto tiempo se necesitaría para que nacieran y se asentaran caballos con alas, a imagen y semejanza de Pegaso. Lo cual no es descabellado pues existen los quirópteros, mamíferos voladores. Y bien, ese es, más o menos, el problema que planteó el proponente del diseño inteligente Dembski: la esperanza de probabilidad de aparición del flagelo bacteriano (es decir, un caballo con alas y que vuele) es nula ( p. 156 del libro de Francisco Ayala, «Darwin y el diseño inteligente») Aunque hubieran transcurrido ciento cincuenta mil millones de veces la edad del Universo, que es 13.500 millones de años, no habría dado tiempo a la aparición del flagelo bacteriano. Pero como el flagelo bacteriano existe, es que un «diseño», una «información», suministró el algoritmo necesario al acoplamiento de las piezas, piensa Dembski. De hecho, para algunos proponentes del DI ese acoplamiento hasta podría haberlo auspiciado mecanismo semejante al de la SN si admitiesen los darwinistas que hay una «información» que la pone en movimiento. Por ello, DI y SN son las dos caras, teísta y naturista, del mecanismo de la mano invisible.
Sin avalar los cálculos de Dembski, considero, no obstante, que el contraataque de Ayala fue de antología de la chapuza: «La selección natural y su proceder gradual pueden obtener resultados con probabilidades previas inmensamente menores que los cálculos de Dembski» (Ibídem, p. 156) Para ello, Ayala se sirve de un ejemplo de probabilidad de adquisición de resistencia a los antibióticos por las bacterias, manda truco, como si ello tuviera algo que ver con el problema que plantea Dembski. Es como si Ayala sacara a relucir la resistencia a la rabia de los murciélagos cuando el otro enlazara entropía y probabilidades de volar de los caballos.
Si en la Teoría de la Relatividad, tal como la conocemos hoy, se toca la hipótesis de la constancia de velocidad de la luz, se derrumba. Sin embargo, João Magueijo, genial físico portugués, se ha replanteado la hipótesis de la velocidad de la luz: fue mucho más elevada en los orígenes, en el tiempo de Planck. Y no obstante, a pesar de su heterodoxia, a Magueijo se le abrieron las puertas de las mejores revistas de física. Ahora bien, si a la teoría de la evolución se le retira la hipótesis de la SN y se la substituye por «la mano invisible» no pasa nada: deja de ser teoría para ser sólo evolución. ¿Se imaginan ustedes a algún biólogo contestar la «hipótesis» de la SN, y decir que es un trasunto de la «mano invisible» de Adam Smith, en Nature o Science?
En fin, la idea de la velocidad de la luz se le ocurrió a Magueijo una mañana que salió a correr para curar la resaca después de pasar una noche completamente borracho. A mí, lo de Pegaso, aunque parezca lo contrario, se me ocurrió sin beber, yo me chuto leyendo a Fernando Savater.

http://www.farodevigo.es/opinion/2010/04/25/savater-caballos-voladores/432632.html

Destronando al Juez

Destronando al Juez
Domingo, 04 de abril 2010

La evolución se presentó como una alternativa atea a la visión bíblica de la creación. Según la evolución, el hombre creó a Dios antes que a la inversa. La principal agenda de los evolucionistas es eliminar por completo la fe en Dios y por lo tanto prescindir de la responsabilidad moral.

La intuición sugiere una serie de preguntas a la mente humana cuando contemplamos nuestro origen: ¿Quién tiene el control del universo? ¿Hay alguien que es soberano-un Legislador? ¿Hay un juez universal? ¿Existe una norma moral trascendente para vivir? ¿Hay alguien a quien vamos a rendir cuentas? ¿Habrá una evaluación final de cómo vivimos nuestras vidas? ¿Habrá un juicio final?

Esas son las preguntas que la evolución inventó para evitar.

La evolución fue ideada para explicar al Dios de la Biblia, no porque realmente los evolucionistas creían que un Creador no era necesario para explicar cómo las cosas empezaron, sino porque no querían al Dios de las Escrituras como su Juez. Marvin L. Lubenow escribe:

El problema real en el debate de la creación/evolución no es la existencia de Dios. El problema real es la naturaleza de Dios. Pensar en la evolución como básicamente atea es no entender la singularidad de la evolución. La evolución no fue diseñada como un ataque general contra el teísmo. Fue diseñada como un ataque específico contra el Dios de la Biblia y el Dios de la Biblia se revela claramente a través de la doctrina de la creación. Obviamente, si una persona es un ateo, sería normal para él ser también un evolucionista. Pero la evolución esta tan cómoda con el teísmo como lo es con el ateísmo. Un evolucionista es perfectamente libre de elegir cualquier dios que desee, siempre y cuando no sea el Dios de la Biblia. Los dioses permitidos por la evolución son de carácter privado, subjetivo, y artificial. Ellos no molestan a nadie y no hacen exigencias éticas absolutas. Sin embargo, el Dios de la Biblia es el Creador, el Sustentador, el Salvador y el Juez. Todos son responsables ante él. Él tiene un programa que entra en conflicto con el de los seres humanos pecadores. Porque el hombre creado a la imagen de Dios es muy impresionante. Porque Dios para ser creado a imagen del hombre es muy cómodo. ( Bones of Contention: A Creationist Assessment of Human Fossils , 188-89).

En pocas palabras, la evolución fue inventada a fin de eliminar el Dios del Génesis y por lo tanto para derrocar al Legislador y destruir la inviolabilidad de Su ley. La evolución es simplemente el último medio que nuestra raza caída ha ideado con el fin de suprimir nuestro conocimiento innato y el testimonio bíblico de que hay un Dios y que somos responsables ante Él (cf. Romanos 1:28). Al abrazar la evolución, la sociedad moderna busca acabar con la moral, la responsabilidad y la culpa. La sociedad ha abrazado con tanto entusiasmo la evolución, porque la gente se imagina que elimina al Juez y los deja libres para hacer lo que quieran sin culpa y sin consecuencias.

Es importante recordar que las teorías evolucionistas (por ejemplo, la mutación favorable, millones de años) no surgen de la investigación científica honesta-la evolución es ciencia con una agenda. La evolución comenzó y continúa en la rebelión contra el Creador, haciendo caso omiso de las leyes y de destronar al Juez. Incluso su ciencia está a flote en un mar de irracionalidad, sostenida sólo por las oscuras profundidades de la contradicción y la especulación.

Muchos cristianos profesantes e influyentes están ignorando esa evidencia en estos días, es decir, los orígenes de la evolución, cuando nos animan a armonizar la teoría evolutiva con la Biblia. ¿Por qué entregar la tierra a los rebeldes ilegales? ¿Por qué el diálogo con el enemigo sobre esto? ¿Por qué darle voz al “intruso”?

Hay demasiados que afirman el nombre de Cristo, pero no están satisfechos con Su ley, no están contentos en meditar la Palabra de Dios día y noche. Más bien, se sienten intimidados por el consejo de los malvados (teoría de la evolución), se sienten atraídos por el camino de los pecadores (deseo de la pertinencia y la credibilidad académica), y tienen muchas ganas de sentarse en silla de escarnecedores (posiciones de respeto y de influencia).. Hagan lo que hagan, no destronaran al juez, sino que van a encontrar con El un día.

-John F. Macarthur

http://evangelio.wordpress.com/2010/04/21/destronano-al-juez/

Colocando a los Seres Humanos en Su Lugar

Colocando a los Seres Humanos en Su Lugar – John F. Macarthur
Martes, 20 de abril 2010

El naturalista, si es fiel a sus principios, finalmente debe concluir que la humanidad es un extraño accidente sin ningún tipo de propósito o importancia real. El naturalismo es por tanto una fórmula de inutilidad y falta de sentido, borrando la imagen de Dios de la imagen propia de nuestra raza colectiva, depreciando el valor de la vida humana, lo que socava la dignidad humana, y subvierte la moralidad.

El montón de la sociedad moderna lo demuestra. Estamos siendo testigos de un abandono de las normas morales y la pérdida del sentido del destino de la humanidad. La delincuencia rampante, el abuso de drogas, la perversión sexual, las crecientes tasas de suicidio, y la epidemia del aborto son todos síntomas de que la vida humana está siendo sistemáticamente devaluada y un sentido de inutilidad absoluta se extiende por encima de la sociedad. Estas tendencias pueden atribuirse directamente al ascenso de la teoría evolutiva.

¿Y por qué no? Si la evolución es verdad, los seres humanos son sólo una de las muchas especies que evolucionaron de antepasados comunes. No somos mejores que los animales, y no debemos pensar que lo somos. Si hemos evolucionado a partir de materia pura, ¿por qué estimar lo que es espiritual? De hecho, si todo se desarrolló de la materia, nada “espiritual” es real. Finalmente, nosotros mismos no somos mejor que o diferentes a cualquier otra especie viviente.. No somos nada más que el protoplasma de espera para convertirse en abono.

En realidad, esa es precisamente la razón detrás del movimiento moderno de derechos de los animales, un movimiento cuya razón de ser es la degradación absoluta de la raza humana. Naturalmente, todos los defensores radicales de derechos de los animales son evolucionistas. Su sistema de creencias es un subproducto inevitable de la teoría evolutiva.

Gente por el Trato Ético de los Animales (PETA) es bien conocido por su postura de que los derechos de los animales son iguales (o más importantes que) los derechos humanos. Sostienen que matar un animal para la alimentación es el equivalente moral del asesinato; comer carne es prácticamente el canibalismo, y el hombre es una especie de tirano, en detrimento de su entorno.

PETA se opone a la cría de animales domésticos y los “animales de compañía”-incluyendo a los perros guía para ciegos. Una declaración de 1988 distribuida por la organización incluye lo siguiente: “Como John Bryant ha escrito en su libro Reinos Encadenados, [los animales de compañía] son como esclavos, aunque esclavos bien guardados.”

Ingrid Newkirk, fundador controversial de PETA, dice: “No hay base racional para decir que los seres humanos tienen derechos especiales…. Una rata es un cerdo es un perro es un niño” (Citado en Katie McCabe, “Who Will Live and Who Will Die?” [¿Quién van a vivir y que va a morir?] The Washingtonian, Agosto, 1986, p. 114). Newkirk dijo a un reportero del Washington Post que las atrocidades de los nazis de Alemania palidecen en comparación con el matar animales para la alimentación: “Seis millones de Judíos murieron en campos de concentración, pero seis mil millones de pollos para asar morirán este año en los mataderos” (Citado en Chip Brown, “She’s a Portrait of Zealotry in Plastic Shoes” The Washington Post, 13 de noviembre de 1983, B-10).

Claramente, la Sra. Newkirk esta más indignada por la matanza de pollos para la alimentación de lo que esta por la masacre al por mayor de seres humanos. Uno tiene la impresión de que no necesariamente considera la extinción de la humanidad una cosa indeseable. De hecho, ella y otros defensores de los derechos de los animales a menudo suenan francamente misántropo. Ella le dijo a un reportero, “no tengo ningún respeto por la vida, sólo para las propias entidades. Prefiero ver un espacio en blanco donde estoy. Esto suena como materia de pastel de frutas de nuevo, pero al menos yo no dañaría nada” (Ibíd.).

Y la edición de verano de la revista Wild Earth [Tierra Salvaje], una revista para promover el ecologismo radical, incluido un manifiesto para la extinción de la raza humana, escrita bajo el seudónimo de “Les U. Knight.” El artículo decía: “Si usted no le ha dado antes la importancia a la extinción humana voluntaria, la idea de un mundo sin gente en el puede parecer extraña. Pero, si le das una oportunidad, creo que podría estar de acuerdo que la extinción del Homo sapiens significa la supervivencia de millones, si no miles de millones de especies que habitan la Tierra….La supresión gradual de la raza humana va a resolver todos los problemas en la tierra, sociales y ambientales”(“Voluntary Human Extinction” [Extinción Humana Voluntaria], Wild Earth, Vol. 1. , No. 2, 72).

Eso es peor que simplemente estúpido, irracional, inmoral, o humillante, es mortal.

Pero hay incluso una organización llamada La Iglesia de la Eutanasia. Su página web defiende el suicidio, el aborto, el canibalismo y la sodomía como las principales formas de reducir la población humana. Aunque la página Web contiene los elementos de la parodia deliberadamente diseñados para el valor de choque (por ejemplo, que “defienden” el canibalismo con el lema “Coma gente, no animales” para establecer el punto de que en su opinión, el acto de comer cualquier animal es la moral equivalente al canibalismo), la gente detrás de ella son muy serios en su oposición a la continuidad de la raza humana. They include detailed instructions for committing suicide. Se incluyen instrucciones detalladas para suicidarse.

Los miembros de la Iglesia de un mandamiento están obligados a obedecer “No procrearas”. Al manifestar de forma deliberada su opinión sonando tan escandaloso como sea posible, han recibido una amplia cobertura en programas de entrevistas y programas informativos tipo tabloide. Se aprovechan de esa publicidad para reclutar miembros para su causa. A pesar de su mensaje impactante, evidentemente han podido convencer a muchas personas que una de las especies en la tierra que debe ser extinguida es la humanidad. Su sitio Web se jacta de que miles de personas han pagado la cuota de membresía de $10 para convertirse en “miembros de la iglesia.”

Ese tipo de locura tiene sus raíces en la creencia de que la humanidad es simplemente el producto de la evolución-un mero animal sin ningún propósito, sin destino, y sin semejanza con el Creador. Después de todo, si llegamos a donde estamos por un proceso evolutivo natural, no puede haber toda validez a la idea de que nuestra raza lleva la imagen de Dios. En última instancia, no tienen dignidad más que la de una ameba. Y desde luego no tienen un mandato del Todopoderoso para someter al resto de la creación.

Y si un ser humano no es más que un animal en proceso de evolución, ¿Quién puede argumentar en contra del movimiento de los derechos de los animales? Incluso la posición más radical de derechos de los animales se justifica en una cosmovisión naturalista y evolutiva. Si realmente hemos evolucionado de los animales, de hecho sólo somos animales. Y si la evolución es correcta, es una pura casualidad que el hombre evolucionó de una inteligencia superior. Si las mutaciones al azar se han producido de manera diferente, los simios podrían estar funcionando el planeta y los humanoides estarían en el zoológico. ¿Qué derecho tenemos de ejercer dominio sobre otras especies que no han tenido todavía la oportunidad de evolucionar a un estado más avanzado?

De hecho, si el hombre no es más que un producto de procesos evolutivos naturales, entonces él es en última instancia, nada más que el subproducto accidental de miles de mutaciones genéticas al azar. Él es uno más de los animales que evolucionaron de la ameba, y es probable que ni siquiera la más alta forma de vida que con el tiempo irá evolucionando. ¿Que es lo que tiene  de especial él? ¿Dónde está su sentido? ¿Dónde está su dignidad? ¿Dónde está su valor? ¿Cuál es su propósito? Obviamente, él no tiene ninguno.

Es sólo cuestión de tiempo antes de que una sociedad inmersa en la creencia de naturalistas abrace plenamente ese pensamiento y lo despoje de todas las restricciones morales y espirituales. De hecho, ese proceso ha comenzado. Si usted duda de esto, considere algunos de los libertinajes televisados dirigido a la generación de MTV / Jerry Springer.

http://evangelio.wordpress.com/2010/04/21/colocando-a-los-seres-humanos-en-su-lugar/

No Eres Nada Especial – John F. Macarthur

No Eres Nada Especial – John F. Macarthur
Jueves, 15 de abril 2010

Carl Sagan, tal vez la celebridad científica más conocida de las últimas dos décadas. Un astrónomo de renombre y figura de medios de comunicación, Sagan era abiertamente antagónico con el teísmo bíblico. Pero se convirtió en el tele-evangelista jefe de la religión del naturalismo. Predicó una visión del mundo que se basa enteramente en supuestos naturalistas. Detrás de todo lo que enseñó estaba la firme convicción de que todo en el universo tiene una causa natural y una explicación natural. Esa creencia, —una cuestión de fe, no una verdad observación científica -gobernó y le dio forma a cada una de sus teorías sobre el universo.

La religión de Sagan incluía la creencia de que la raza humana no es nada especial. Dada la inmensidad incomprensible del universo y la impersonalidad de todo esto, ¿cómo podría la humanidad, posiblemente, ser importante? Sagan llegó a la conclusión de que nuestra raza no es importante en absoluto. En diciembre de 1996, a menos de tres semanas antes de que Sagan muriera, fue entrevistado por Ted Koppel en “Nightline”. Sagan sabía que estaba muriendo, y le preguntó Koppel, “Dr. Sagan, ¿tiene usted ciertas perlas de sabiduría que le gustaría dar a la raza humana?”

Sagan contestó:

Vivimos en un trozo de roca y metal que rodea una estrella aburrida que es una de las 400 mil millones de otras estrellas que componen la Vía Láctea, que es una de las miles de millones de otras galaxias, que forman un universo, que puede ser uno de un número muy grande-tal vez un infinito número de otros universos. Esa es una perspectiva de la vida humana y de nuestra cultura que vale la pena reflexionar. (ABC News Nightline, 4 de diciembre de 1996)

En un libro publicado a título póstumo, Sagan escribió: “Nuestro planeta es una mota solitaria en la gran envolvente oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta inmensidad, no hay ningún indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos” (Pale Blue Dot, Nueva York: Random House, 1994, p. 9).

Aunque Sagan decididamente trató de mantener una apariencia de optimismo para el final, su religión le llevó a donde todo naturalismo inevitablemente conduce: a una sensación de insignificancia absoluta y a la desesperación. De acuerdo a su perspectiva, la humanidad ocupa un puesto pequeño-un punto azul pálido en un vasto mar de las galaxias. Por lo que sabemos, pasamos desapercibidos por el resto del universo, no rendimos cuentas a nadie, y somos pequeños e irrelevantes en un cosmos tan expansivo. Es necio hablar de la ayuda externa o el rescate de la raza humana. Ninguna ayuda vendra. Sería bueno si resolviésemos de alguna manera algunos de nuestros problemas, pero si lo hacemos o no en última instancia, seriamos un poco olvidado de trivialidades cósmicas. Eso, dijo Sagan, es una perspectiva que vale la pena reflexionar.

Todo esto pone de relieve la esterilidad espiritual del naturalismo. La religión naturalista borra toda la responsabilidad moral y ética, y en última instancia, abandona toda esperanza para la humanidad. Si el cosmos impersonal es todo lo que hay, todo lo que alguna vez fue, y todo lo que alguna vez será, entonces la moralidad es en última instancia, discutible. Si no hay un Creador personal a quien la humanidad es responsable y la supervivencia del más apto es la ley que rige el universo, todos los principios morales que normalmente regulan la conciencia humana son en última instancia-sin fundamento e incluso perjudiciales para la supervivencia de nuestra especie.

De hecho, el aumento del naturalismo ha significado una catástrofe moral de la sociedad moderna. Las ideologías más perjudiciales de los siglos XIX y XX se basaban todas en el darwinismo. Uno de los primeros campeones de Darwin, Thomas Huxley, dio una conferencia en 1893 en el cual argumentaba que la ética y la evolución son incompatibles. Escribió que “la práctica de lo que es éticamente mejor –lo que llamamos bondad o virtud, – consiste en una línea de conducta que, en todos los aspectos, se opone a lo que conduce al éxito en la lucha cósmica por la existencia” (“Evolución y Ética:” The Romanes Lecture, 1893).

[Nota: Huxley no obstante, pasó a tratar de justificar la ética como un resultado positivo de funciones racionales superiores de la humanidad, y pidió a su audiencia ni a imitar “el proceso cósmico”, ni a huir de él, sino a luchar contra él-ostensiblemente al mantener una cierta apariencia de la moralidad y la ética. Pero lo que no podía hacer-lo que él y otros filósofos de su época ni siquiera se molestaron en hacer-no ofrece justificación alguna para suponer la validez de la moralidad y la ética en sí misma en principios puramente naturalistas. Huxley y sus colegas naturalistas no podían ofrecer ninguna brújula moral que no sean sus propias preferencias personales, como era previsible, todas sus filosofías abrieron la puerta de la subjetividad moral total y finalmente a la amoralidad.]

Los filósofos que incorporaron las ideas de Darwin fueron rápidos en ver el punto de Huxley, concibiendo nuevas filosofías que sentaron las bases para la amoralidad y el genocidio que caracterizó a gran parte del siglo XX.

Karl Marx, por ejemplo, tímidamente siguió a Darwin en la elaboración de sus teorías económicas y sociales. Se inscribió un ejemplar de su libro Das Kapital to Darwin “de un devoto admirador.” Se refirió al El Origen de las Especies de Darwin como “el libro que contiene la base de la historia natural de nuestro punto de vista” (Stephen Jay Gould, Ever Since Darwin, Nueva York: Norton, 1977, p. 26).

La filosofía de Herbert Spencer del “darwinismo social” aplico las doctrinas de la evolución y la supervivencia del más apto para las sociedades humanas. Spencer sostuvo que si la naturaleza misma ha determinado que los fuertes sobreviven y los débiles perezcan, esta norma debe regir también. Las distinciones raciales y de clase reflejan simplemente la manera natural. Por lo tanto, ninguna razón moral trascendente para simpatizar con la lucha de las clases desfavorecidas. Es, después de todo, parte del proceso evolutivo natural-y la sociedad de hecho se podría mejorar mediante el reconocimiento de la superioridad de las clases dominantes y el fomento de su ascendencia. El racismo de los escritores como Ernst Haeckel (que creían que las razas de África eran incapaces de la cultura o el desarrollo mental superior) también tiene sus raíces en el darwinismo.

Toda la filosofía de Friedrich Nietzsche se basaba en la doctrina de la evolución. Nietzsche fue implacablemente hostil a la religión, y en particular el cristianismo. La moral cristiana encarna la esencia de todo lo que Nietzsche odiaba, creía que la enseñanza de Cristo glorificaba la debilidad humana y era perjudicial para el desarrollo de la raza humana. Él se burlaba de los valores morales cristianos como la humildad, la misericordia, la modestia, la mansedumbre, la compasión por los débiles, y el servicio a los otros. A su juicio tales ideales habían criado debilidad en la sociedad. Nietzsche vio a dos tipos de personas-el maestro de clase, un ser iluminado, minoría dominante, y la “manada”, seguidores serviles que eran dirigidos con facilidad. Y concluyó que la única esperanza para la humanidad sería cuando el maestro de clase se convirtiera en una raza de Übermenschen (superhombres), sin el estorbo de las costumbres religiosas o sociales, que tomarían el poder y llevarían a la humanidad a la siguiente etapa de su evolución.

No sorprende que la filosofía de Nietzsche sentara las bases para el movimiento nazi en Alemania. Lo sorprendente es que en los albores del siglo XXI, la reputación de Nietzsche ha sido rehabilitada por portavoces filosóficos y sus escritos son una vez más de moda en el mundo académico. De hecho, su filosofía-o algo muy parecido a ello –es a lo que el naturalismo inevitablemente debe regresar.

Todas estas filosofías se basan en conceptos que son diametralmente opuestos a una visión bíblica de la naturaleza del hombre, porque todos comienzan por abrazar una visión darwiniana del origen de la humanidad. Ellos tienen sus raíces en las teorías anti-cristianas sobre los orígenes del hombre y el origen del cosmos, y por lo tanto no es de extrañar que se opongan a los principios bíblicos en todos los niveles.

El simple hecho de la cuestión es que todos los frutos filosóficos del darwinismo han sido negativos, innobles, y destructivos para el tejido de la sociedad. Ninguna de las grandes revoluciones del siglo XX, dirigido por filosofías post-darwinianas han mejorado o ennoblecido cualquier sociedad. En cambio, el principal legado social y político del pensamiento darwiniano es un espectro completo de la tiranía malvada con el comunismo inspirado de Marx en un extremos y el fascismo inspirado en Nietzsche en el otro. Y la catástrofe moral que ha desfigurado la sociedad occidental moderna está también directamente rastreables hasta el darwinismo y el rechazo de los primeros capítulos del Génesis.

En este momento en la historia, aunque la mayoría de la sociedad moderna ya está plenamente comprometida con una visión del mundo naturalista y evolutiva, nuestra sociedad sigue beneficiándose de la memoria colectiva de una cosmovisión bíblica. La gente en general todavía cree que la vida humana es especial. Ellos todavía tienen restos de la moral bíblica, como la noción de que el amor es la mayor virtud (1 Corintios 13:13), el servicio de los unos a otros es mejor que la lucha por el dominio personal (Mateo 20:25-27), y la humildad y la sumisión son superiores a la arrogancia y la rebelión (1 Pedro 5:5).

Pero la sociedad secular a cualquier grado aún mantiene las virtudes en gran estima, y lo hace por completo sin ningún fundamento filosófico. Después de haber rechazado ya el Dios revelado en las Escrituras y en cambio abrazado el materialismo naturalista puro, la mente moderna no tiene motivo alguno para la celebración de cualquier norma ética, no hay razón alguna por la estima de la “virtud” sobre el “vicio”, y sin justificación alguna para considerar la vida humana como más valiosa que cualquier otra forma de vida. La sociedad moderna ha abandonado su base moral.

http://evangelio.wordpress.com/2010/04/16/no-eres-nada-especial/

EL HOMBRE Y SU LIBERTAD

EL HOMBRE Y SU LIBERTAD

Para las corrientes materialistoides, el hombre es una realidad material producto de un proceso evolutivo de la naturaleza; afirman que el hombre no es sino materia, materia complejamente organizada en vida y en un nivel vital complejísimo. El materialismo es monista: afirma la existencia de una sola realidad: la materia.

La tentativa más simple y consecuente con este modelo es la de Julien Offray de la Metrie (1709-1751) en su libro «El Hombre Máquina» (1748), que pretende describir al ser humano en términos mecánicos de extensión y movimiento.

Otras concepciones buscan las particularidades del hombre en su misma constitución física, biológica y neurológica, dándose nociones casi pintorescas del hombre, como la de Desmond Morris quien define al hombre como «mono desnudo«, o sea, sin pelaje en la mayor parte de su cuerpo. Pero la característica más destacada a ese nivel, como específicamente humana, es la del mayor desarrollo y complejidad de su cerebro, que comparado con los grandes monos aproximadamente es tres veces más pesado (entre 1,200 y 1,800 gramos); y la superficie que ocupan las circunvoluciones cerebrales en el hombre (2,200 centímetros cuadrados) es cuatro veces superior que en tales monos.

Según Blas Pascal (1623-1662) «el hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza, pero un junco pensante«; y recuerda que su padre decía: «Todo lo que es objeto de fe, no puede serlo de la razón«.

Tal razonamiento nos permite entender que no hay argumento capaz de refutar la clásica definición dada por Aristóteles: el hombre es un animal dotado de logos, es decir, es un animal racional; pues el estudio del alma humana como ente espiritual es tema de la metafísica, pero se incluye en la filosofía natural en cuanto que el alma forma parte del cuerpo. Ciertamente la razón distingue al hombre del resto de los animales. Al margen de cuanto pretendieron insulsamente los racionalistas supervalorando la razón y olvidando los sentidos, el pensamiento del hombre es predominantemente lingüístico y está marcado tanto por el fenómeno del lenguaje cuanto por el idioma particular del grupo social al que pertenece.

Los latinos tomaron la definición de hombre dada por los griegos de logos (zwon logon e Jon : palabra, razón, espíritu) y la tradujeron como «animal rationale»: animal dotado de razón. Tanto la definición griega como la latina mencionan los dos polos en torno a los cuales gira el problema del hombre:

Un polo constituye la animalidad. El hombre pertenece a la naturaleza animal. Es un cuerpo, un ser vivo y sensible con todas las propiedades que le corresponden por ser una especie animal. De acuerdo con su animalidad es una criatura «que tiene que devolver al planeta (un mero punto en el universo) la materia de que fue hecho después de haber sido provisto (no se sabe cómo) por un corto tiempo, de fuerza vital» (Kant en Crítica de la Razón Pura).

El otro polo lo constituye la trascendentalidad. Aquí nos tropezamos con la subjetividad, con el cogito de Descartes, con el yo que condiciona trascendentalmente todo lo objetivo, todo lo empírico, que está en una diferencia trascendental frente a todo y que, a su vez, no es nada objetivo ni empírico, «ni una parte del mundo» (Wittgenstein).

M. Keilbacker afirma que «el hombre en su totalidad, debe ser considerado como un ser dotado de vida biológica, síquica y espiritual, es decir, una triplicidad de aspectos observados jerárquicamente. Sólo de esta forma la sicología y la pedagogía pueden realizar la propia naturaleza y la propia intervención específica. Por lo demás, dicha tripartición no es nueva; ésta aparece ya claramente en Aristóteles y en su subdivisión del alma vegetativa, sensitiva y racional«.

La reflexión ontológica conduce al hombre como ser sensible, que el evolucionismo destaca como parte de la naturaleza. La reflexión trascendental conduce al hombre como sujeto, que no es parte de esa naturaleza. Ambos métodos son irrecusables. Muestran al hombre como «ciudadanos de dos mundos» (Kant). La diferencia y contraposición de ambos mundos constituyen el problema del hombre. Según Sören Kierkegaard (1813-1855) el hombre es la síntesis de infinitud y finitud, de lo temporal y lo eterno, de libertad y necesidad; el hombre es una «existencia en paradoja«. Por una parte el espíritu es nuestro verdadero ser nosotros mismos, nuestra verdadera mismidad (Aristóteles), y por otra, contemplamos la luz del mundo «entre heces y orina» (inter faeces et urinam, san Agustín). Pese a todo, el hombre es una persona corpórea en la unidad de ambas realidades.

Pues, el hombre es un ser consciente: sólo él sabe que sabe, por eso Friedrich Nietzsche (1844-1900) habló del hombre como único animal capaz de hacer promesas. El hombre es el único animal que ríe y que sonríe, evidenciando ahí las posibilidades de inteligencia comunicativa y recíproca entre los hombres. Pero muchas veces, y debido a la introducción de técnicas electrónicas de las cuales casi nadie tiene la menor idea de cómo todo eso funciona, pareciera que el hombre de nuestro tiempo ejecuta constantemente operaciones sin inteligibilidad; es decir, se vive con una extrañísima renuncia a entender, confiando en el éxito, en la eficacia, sin preocuparse de más.

Entonces no es raro que olvidemos que por gozar de razón y conciencia el hombre es persona, es decir, la «sustancia individual de naturaleza racional» según definición de Anicio Manlio Boecio (480-524). A parte de esta noción, el pensamiento filosófico ha acudido a otros conceptos para tratar de comprender al hombre. En teoría del conocimiento, los conceptos de «sujeto» y de «yo» han servido para representar al hombre en cuanto conocedor de la realidad. El sujeto-hombre cognoscente se contrapone al objeto-mundo conocido. La razón humana puede llegar a conocer la existencia de Dios, sus atributos (infinitud, omnipotencia, etc.), y que es el fin último del hombre; y este conocimiento, que puede ser logrado por cualquiera, es examinado rigurosamente por la metafísica. El «yo» se contrapone a todo lo que no es él.

Sobre este basamento racional-consciente se sustenta la libertad del hombre, entendida como exención de trabas. Y según la índole de las trabas se distingue varias clases de libertad:

El hecho del libre albedrío se infiere ante todo de sus relaciones con la personalidad ética. Por tanto, sin libertad y sin la posibilidad de querer de tal o cual manera, el hombre no puede razonablemente ser más responsable de las orientaciones de su voluntad ni más digno de premio o castigo de lo que lo es un enfermo de su enfermedad. Por consiguiente, sin libertad no cabría tampoco separar con razón la bondad moral o la maldad del querer del puro valor de utilidad. Con mucha razón afirma Jean Paul Sartre (1905-1980): «Cuando yo elijo, elijo por todo el mundo, soy responsable de algún modo del pasado y del futuro del mundo»En último término, la libertad de la voluntad ancla en último término en la esencia del ser espiritual. El alma espiritual es forma sustancial del hombre, sustancia única en la cual lo espiritual y lo potencial forman un único ser (aunque, por ser espiritual, el alma humana sigue subsistiendo después de la muerte, y ha de ser creada directamente por Dios). Por tanto, el estudio del hombre requiere la consideración de todo lo propio de los entes corpóreos y de los vivientes inferiores; pues sólo el ser espiritual ha de llegar de manera esencialmente necesaria al conocimiento del valor meramente relativo de los fines limitados apetecidos.

Para el cristianismo, Dios hizo surgir al hombre a imagen suya y lo llamó a una salvación definitiva que afecta todo el cuerpo humano. La vida toda constituye un don divino. El hombre es un ser libre capaz de virtud y de pecado, pero también posible objeto del perdón de Dios. Por un lado, lLa plenitud del hombre consiste, por un lado, en la fe religiosa y, por otro, en la fraternidad con los demás. En la perspectiva cristiana, todas las cosas y situaciones tienen un sentido revelador y a la postre salvador, incluso el sufrimiento y la muerte. Dios no ha hecho surgir al hombre para que muera del todo, sino para que viva, pese a la muerte.

http://www.ucsm.edu.pe/rabarcaf/fividu09.htm

Desde Siberia, la Mujer X

05:18 08/04/2010, Celedonio García-Pozuelo,

Cuando está a punto de publicarse la secuencia completa del genoma del núcleo celular de los neandertales, la comunidad científica se ha visto sorprendida con el descubrimiento de la que parece ser una nueva especie, subespecie o variante humana, fósil.

Un equipo de científicos acaba de publicar el hallazgo en la revista Nature. El ADN secuenciado pertenece a un orgánulo celular, la mitocondria, y lo han aislado de un único y minúsculo hueso fósil, una falange de los dedos.

El fósil ha sido datado mediante los métodos estándar en unos 40.000 años. Se encontró en la cueva Denisova, en Rusia, y no encontraron más restos humanos que hayan permitido atribuirlo con seguridad a neandertales o humanos actuales. Con tan escaso material, se decidió trabajar sobre material genético de las mitocondrias, que en número de 8.000 orgánulos por célula, supera el par de copias de ADN que posee un núcleo celular.

A pesar de que se desconoce si la falange perteneció a un hombre o a una mujer, el ADN mitocondrial pertenece a una línea de transmisión materna, dado que las mitocondrias se transmiten sólo a través de las mujeres. Este ha sido el motivo para la denominación: Mujer X.

Los resultados de la secuenciación presentan un ADN más próximo al humano que al de cualquier otro primate. Las divergencias en la secuencia respecto de humanos actuales y neandertales situarían a los tres ‘humanos’ divergiendo de un ancestro común hace un millón de años, según la teoría de la evolución.

El caso es que los tres tipos humanos habrían coexistido en la zona durante la misma época, porque en las proximidades de la cueva Danisova se encuentran restos de humanos actuales y neandertales.

Los científicos que han llevado a cabo la investigación han presentado el hallazgo como una nueva especie humana, pero no todos los paleoantropólogos están de acuerdo. Por una parte hay quienes se preguntan si se puede definir una especie nueva sin restos fósiles que pongan cara al ADN. Los candidatos para antecesores de la nueva ‘especie’, podrían ser Homo erectus, o quizá el H. antecessor descrito en Atapuerca. Además, hay quien ha señalado que los relojes moleculares no van siempre al mismo ritmo en unos seres vivos y en otros, con lo cual, el momento de la separación entre los tres tipos humanos quizá no corresponda al millón de años que se propone.

Por otra parte, algunos investigadores, como Milford Wolpoff, están convencidos de que la Mujer X es tan humana como nosotros o los neandertales. Las tres especies, como algunos las califican, serían realmente tres grupos étnicos o razas. Dice Wolpoff que si a principios del siglo XX se consideraban especies diferentes a las distintas razas humanas, hoy se está cometiendo el mismo error con estos fósiles, al establecer su relación biológica con los humanos actuales.

El asunto no está cerrado, tan sólo se ha abierto y se espera con ansiedad la luz que pueda arrojar la secuencia del genoma de núcleo celular del neandertal y de la Mujer X, para resolver las relaciones entre los diferentes humanos, actuales y fósiles.

BIBLIOGRAFÍA
KRAUSE, J. y otros. (2010). The complete mitochondrial DNA genome of an unknown hominn from southern Siberia. Nature 464: 530-534.

http://www.spectrummagazine.org/cafe_hispano/2010/04/08/desde_siberia_la_mujer_x

La creación: el antimito religioso (Parte 1)

06:38 01/04/2010, J.M. López Yuste, Spectrum Café Hispano

Me gustaría comentar el concepto de la creación desde la óptica de Moisés y desde nuestra inquietud científico-religiosa. Comenzaré planteándome algunos interrogantes. ¿Desde dónde escribe y nos habla este hombre de fe? ¿Podemos nosotros en el siglo XXI defender las mismas enseñanzas? ¿Debemos interpretar Génesis 1 y 2 sin discutir de cuestiones científicas con el paradigma evolucionista? ¿Cómo plantearnos preguntas que obtengan respuestas verdaderas sin caer en el dogmatismo religioso ni científico? ¿Qué límites nos imponen dichos relatos? ¿En qué nos puede ilustrar y ser útil la mitología o la filosofía de la ciencia?

En primer lugar, Moisés habla y escribe desde el éxodo. El concepto de la liberación de su pueblo le permite enseñar al Dios de Israel sin forma física, sin imagen, sin rasgos zoomórficos, sin características cosmogónicas. Dios es “voz” a semejanza humana. Dios es relación. Dios es poder liberador de la opresión socioeconómica. Dios los ha traído al Sinaí.

Me explico. Moisés no imagina ni supone un Dios que nace y engendra otros dioses. Eso sería una teogonía. Tampoco asocia cualidades de los animales a los dioses, y diosas, como es costumbre en Mesopotamia, y Egipto. A modo de ilustración, decir que estas religiones politeístas no transcenderán como el monoteísmo hebreo. Es curioso porque “la bestia”, −en cuanto que poder político, religioso, económico, demográfico, y social, − potencia invasora de Israel, no erradicará esa creencia del Dios Creador eterno e inmortal. Esto es una peculiaridad, o una profecía, ya que Israel será luz de las naciones. Hebreo procede etimológicamente de “Ibrit”, traducido por tránsito, es decir, siempre en camino. Siempre abiertos a nuevos horizontes. Siempre necesitados de nuevas interpretaciones de la realidad cambiante.

Por todo ello, Dios ha permitido narrar los relatos fundacionales de la creación así. Son poemas embrionarios de su amor. Están minimizados, pero programados para ser ampliados a medida que el ser humano necesite de ellos en su investigación. En la pantalla de su vida.

Actualmente nadie cree en la teogonía de Hesíodo ni se organiza una explicación así de la naturaleza. Sencillamente la ciencia es más plausible y funcional en su respuesta. Al menos para Occidente. Nadie se organiza la representación del espacio físico celeste como el territorio de An(u), Zeus, Urano, Uruk, Horus ( dios-Halcón, protector de faraón). Tampoco vemos divinidades en la “bóveda celeste”, cuya divinidad en Egipto se decía Nut, esposa del dios de la Tierra, Geb. Y así, con Moisés, podríamos nombrar a Ra, divinidad solar; o a Tot, dios de la Luna; o a Amón, rey de los dioses; o a la Esfinge, león con cabeza humana, símbolo del poder real faraónico; o a Apis, toro sagrado, símbolo de la virilidad y la fecundidad, encarnación del dios Ptah, dios creador y de los artesanos.

Quizá eso explique el enfado de Moisés con el episodio del becerro de oro. Una imagen sustitutoria del Dios Creador en el Sinaí. ¡Qué ridículo se sintió! Si no hay Dios creador, tampoco habrá necesidad del Dios Salvador. Quizá por ello, Moisés entendió que debía derribar para siempre la mentalidad egipcia de su pueblo. Sólo con la explicación de Génesis 1 y 2, más las vivencias de las plagas del Dios de Israel. Faraón dejó ir a los hebreos a adorar porque el Dios de dioses, como diría el salmista, hace que sus propias deidades se les vuelvan en contra. Un ejemplo, es cuando el Nilo o dios Hapi, fecundador de la tierra se vuelve sangre.

El pueblo debe entender siempre la diferencia entre la religión vista, hecha obras de arte, y la religión oída, hecha pensamiento, carácter, acción libre, y corpórea a través de su Espíritu. No a Egipto y sí a Israel. No al politeísmo ateniense, dirá muchos siglos después Pablo y sí a Cristo resucitado y glorificado.

No hay que olvidar el dictum, según el cual, “sólo Dios dice de sí mismo”, y el profeta se hace eco de sus dichos para ser nabin, los que luchan contra el olvido del pueblo. Primer encuentro con Dios, primera vuelta desde el olvido a la representación zoomórfica en el Sinaí. Trágico encuentro.

Con los relatos de la creación, Moisés, inspirado por Dios, revela una concepción peculiar, original y novedosa de contar nuestro origen. La narración de estos pasajes es un antimito. El relato no da respuesta al origen de Dios. Sencillamente, Yahvé preexiste. Su propio nombre así lo indica. Esta es la ironía que Moisés debe aceptar. Dios no se nombra. Dios no puede ser cosificado en un nombre cerrado. Dios no puede ser utilizado. Esto es un rasgo único del judaísmo. Moisés en su peculiar encuentro con la “zarza ardiente” ha llevado a cabo una deconstrucción de la religión aprehendida, y enseñada en Egipto. Moisés le dice a su pueblo que la religión zoomórfica de faraón no es verdadera ni superior a la del Dios Único, Invisible y Trascendente que los ha sacado de dicha esclavitud. Nadie mejor que él puede ser enviado por Dios a los hijos de Israel. Antes que profeta, participó de los privilegios sacerdotales egipcios como familiar de un “semidios”, faraón. Conoce todo de dicha religión. Conoce la técnica mitológica de narrar.

Moisés dice que hay un monismo que crea. No hay dioses estáticos que representen el caos ni dioses dinámicos que simbolicen el surgimiento del orden. Toda esta acción la efectúa el mismo Espíritu divino. Por dicha causa, la creación será toda ella buena en gran manera. La naturaleza ya no está sometida a lo mágico ni se ha de adorar. No pueden ser sus fenómenos interpretados como la manifestación airada de los dioses. Pensemos en los castigos que un héroe homérico como Ulises sufre a manos del dios del mar Poseidón. No, en el relato bíblico las aguas no reciben el nombre de ninguna divinidad como en la cultura sumeria, llamado Enki. Es interesante apreciar que aunque en las tradiciones mitológicas los dioses varían de nombres, e incluso se narran de diferente manera, no obstante se mantiene la misma temática de sentido. Incluso se abre dicho denominador común a diferentes tradiciones como la grecorromana.

Los dioses sumerios en su teogonía crean a los hombres para que trabajen para ellos. La idea del trabajo es negativa. El hombre tiene un origen asimétrico y desemejante con los dioses. Su destino es sufrir castigos o entretenerlos como cual bufón de sus existencias inmortales. También en el mundo griego el mito de Pandora escenifica la creación de la mujer para desgracia del hombre. Estas narrativas míticas destilan un machismo en su forma y contenido. Otro ejemplo de lo dicho, en la cosmogonía sumeria, las diosas femeninas simbolizan la maldad, caso de Tiamat, diosa del agua salada. Sin embargo, Apsu será el dios del agua dulce.

No ocurre así en el Génesis, donde hay una gradación de lo más distante a lo más emocionalmente próximo, e importante, el primer ser humano. Con el “Hagamos”, la Divinidad ofrece un modelo complementario e idóneo. La vida es un don de Dios, que sólo la mujer podrá en compañía del hombre perpetuar. Sin ella, la vida no sería posible para Adán. La mujer es la última obra sofisticada que Dios hace en su creación. Mientras que al varón lo moldea como si de una escultura se tratase, a la mujer la extrae del varón como si fuese una obra de ingeniera genética. La pareja es semejante a Dios. Es única como Dios, pero estructurada en una familia. Tendrán la posibilidad de desarrollar el privilegio de la paternidad y de la maternidad. Poblarán el Paraíso. El trabajo será autorrealización satisfactoria. Serán capaces de gobernar la creación. Tal y como apuntó en el Renacimiento Pico de la Mirandola, será superior a los animales no en base a sus sentidos, ni a su aptitudes físicas, sino en cuanto que Dios nos ha otorgado su dignidad. Nos ha distinguido con la palabra. Nos ha permitido nombrar a las especies supeditadas a nuestro señorío. Es más, su propio Hijo, Jesucristo, se ha hecho carne y sangre. Ha dignificado la corporeidad en cuanto que segundo Adán.

En definitiva, Moisés cuenta un primer relato desmitificándolo de contenidos religiosos politeístas. También hace una explicación espaciotemporal de cómo se desarrolla la creación. No responde a preguntas nuestras sobre la secuenciación de los elementos naturales. No tiene pretensión científica. No tiene un énfasis en el cómo. No sigue el método científico en su discurrir. Ni mucho menos tal y como nosotros lo tenemos tipificado en la actualidad. Pero sí que nos dice que Dios primero despliega su orden, separando las unidades de tiempo y espacio. De más lejos a más cerca en función de su finalidad espacial. Hay una simetría estructural temporal: los días.

Primer día, la luz versus la oscuridad, o el día y la noche como todo un día cíclico. En el cuarto día, adornará dicho espacio con el sol y la luna. Y así sucesivamente, el segundo día, la bóveda que separe y organice las aguas de encima y de debajo. En el quinto día, aparece toda vida acuática y también las aves. En el tercer día se separa lo seco, tierra, de las aguas o mar. Se produce la vida vegetal. En el sexto día, la tierra producirá la vida animal en toda su diversidad. Esta aparición se separa de la primera pareja. Dios forma, y sopla con su propia respiración aliento de vida a Adán.

Lo explica como si se estuviera montando una tienda en el desierto. Es un lenguaje de sentido común. Todo edificio comienza por la estructura, y luego por el interiorismo. Finalmente se hace para que alguien, una familia, la habite. Sólo así tiene sentido. De igual manera explica la creación de nuestro hogar Moisés.

Parecería que la creación podía haber acabado aquí en seis días pero en el plan de Dios, no. Lo principal es el para qué crea Dios. Para dedicar tiempo a las criaturas que ama como a sí mismo. Compartir. Estar con y por ellos. Esta respuesta se da con el séptimo día o sábado. Testigo en el tiempo de la creación, semana a semana. Día de recrearse, encontrarse con su Padre. Con su Creador. Dios quiere educar y enseñar su obra creadora a su primera pareja. Formar un vínculo especial. Poderles dedicar una extraordinaria atención. Su creación es un acto de amor, libre y responsable. Con el candelabro hebreo se simboliza este primer relato de la Creación. Con el arca de la alianza se resalta la presencia de Dios. Los judíos esperan este encuentro, o shekiná. Este pacto relacional de Dios y su pueblo. Los primeros cuatro mandamientos de Éxodo 20 vienen a enseñarnos la misma finalidad que Génesis 1. La relación con Dios mediante la palabra.

La finalidad del segundo capítulo o relato de la creación es otra. No se trata ya del pacto efectuado con Dios, el Creador. Se trata de enfatizar y valorar el pacto del hombre, varón y hembra, entre sí. Es como si Moisés quisiese recordar que el matrimonio es la esencia de los restantes seis mandamientos de la ley sinaítica. Es decir, el amor al prójimo ha de ser como la relación idílica de la primera pareja. No sentían vergüenza de verse tal y como eran. Tal y como estaban desnudos. Sin secretos. Convivir en plena confianza amorosa. Sin tapujos. Sin ser uno más que otro sino dos en uno. Siendo capaces de alegrarse de la existencia del otro rostro, espejo de nuestro ser. Ni siquiera Adán podía estar pleno sólo con Dios. Necesitaba alguien a su semejanza y medida. Dios no entiende la bondad sin Eva. Ni siquiera Él puede saciar la necesidad plena del corazón humano.

Es curioso que Juan, el apóstol del amor, diga en sus cartas que no podemos decir que amamos a Dios, invisible, y al mismo tiempo, odiamos a nuestros hermanos, los seres humanos, visibles. Esta es la prueba del prójimo que Moisés nos enseña. Sin el otro no estoy completo. El amor se alegra de que el otro exista. Esto permite la ética de la mirada, y de la caricia. El encuentro íntimo. El hogar como lugar de encuentro sentimental. Todo ello desde la elección libre y responsable, ejemplificada en el simbolismo de los dos árboles. Sólo se ama si se es libre de elegirlo. Solo se es humano si elegimos amar más el árbol de la vida que el árbol del conocimiento del bien y del mal. Sólo seremos eternos comiendo de dicho árbol en la Nueva Jerusalén, descrita en Apocalipsis como ciudad de la paz, entre el hombre y su Creador, Salvador. Entre el hombre con su prójimo, su hermano adoptivo en Cristo.

Para Moisés su prójimo será su pueblo y éste debe aprehender a caminar con Dios sin idolatría ni falsedad. Por ello la ley será dada para desarrollar la semejanza con el Creador a través del conocimiento del no. La negación como límite que destruye el mal que arrastraban por haber sido esclavizados. No codiciarás…, y sí te acordarás de venir a encontrarte conmigo en el día de reposo que conmemora tu creación. Nuestra relación debe ser respetada, como respetas a tus padres, para que te vaya bien aquí y ahora. Sí al bien. No a la idolatría. Ni divina ni humana. Aprender a ser feliz de nuevo pasa por recordar su plan al crearnos.

En otro artículo, continuaremos con la finalidad del paradigma evolutivo a la luz de Génesis 1 y 2.

http://www.spectrummagazine.org/cafe_hispano/2010/04/01/la_creaci%C3%B3n_el_antimito_religioso_parte_1

Organización Europea para la Investigación Nuclear pretende recrear el origen del Universo

Organización Europea para la Investigación Nuclear pretende recrear el origen del Universo
Los científicos buscarán señales del bosón de Higgs, una partícula subatómica también llamada la «partícula de Dios» que es crucial para la comprensión actual de la física. La teoría indica que provee de masa a todo en el Universo.
Naciones Unidas | Lunes 5 de Abril, 2010 | Por Nínro Ruíz Peña

(NoticiaCristiana.com).


La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés), con un nuevo récord de energía generada por la colisión de partículas, comenzó un experimento para recrear el origen del Universo.
Los científicos que trabajan en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), el experimento físico más ambicioso del mundo, comenzaron una prueba que busca recrear las condiciones del origen del Universo conocido popularmente como el Big Bang.
El experimento, intenta encontrar pistas sobre algunas de las grandes preguntas que aún no tienen respuesta en la física de partículas. Los investigadores confirmaron el choque de dos haces de partículas subatómicas a una velocidad levemente inferior a la de la luz. La colisión generó una energía récord de siete trillones de voltios.
Durante el experimento, los científicos buscarán señales del bosón de Higgs, una partícula subatómica también llamada la “partícula de Dios” que es crucial para la comprensión actual de la física. La teoría indica que provee de masa a todo en el Universo. Aunque se prevé su existencia, los científicos nunca la han encontrado, comenta Matt McGrath, especialista en ciencia en Ginebra.
El LHC, o “La máquina de Dios”, como lo han denominado popularmente los científicos, tiene un costo de construcción de US$9.000 millones, que empezó a producir resultados 18 meses después de su puesta en funcionamiento luego, de haber sufrido algunas roturas. El LHC se encuentra en la ciudad suiza, en un túnel circular de 27 kilómetros de longitud, a 100 metros de profundidad bajo la frontera franco-suiza.
McGrath, explica que los investigadores han estado trabajando en incrementar la energía contenida en los pequeños haces que recorren el túnel 11.000 veces por segundo.
Guido Tonelli, portavoz de los científicos expresó: “no esperen respuestas inmediatas. Las enormes cantidades de datos generados por la colisión de haces necesitan años de análisis antes de extraer conclusiones definitivas”.
Fuente: BBC Mundo

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