El diseño del universo no es tan inteligente como algunos creen

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Divulgar la evolucion

Divulgar la evolución

JOSEP M. SARRIEGUI 05/02/2009

Divulgar la evolución
JOSEP M. SARRIEGUI 05/02/2009

Artículos, experiencias educativas, proyectos de aula e innovaciones pedagógicas sobre biología y geología. Éste es el repertorio que anuncia Blog de Biosfera, una iniciativa divulgativa sobre el evolucionismo que puede resultar de gran provecho para todos aquéllos interesados en la materia, en particular educadores que busquen ideas frescas para sus clases en este año que tiene a Charles Darwin como foco de celebraciones.

Aunque se anuncia como dirigida a proporcionar material educativo a profesores de secundaria, esta bitácora cumple funciones que van más allá de su modesta presentación. Cualquiera extraerá enseñanzas de ella, sea o no maestro. Nació en mayo de 2006 (no está, por tanto, vinculada a las conmemoraciones de 2009), Juan Aznar es quien se ocupa preferentemente del espacio científico y su alojamiento cibernético pertenece al Ministerio de Educación. El Proyecto Biosfera, en el que se integra el blog, se compone de «unidades didácticas multimedia interactivas, herramientas y recursos que aprovechan las ventajas que ofrecen el ordenador e Internet». Hay enlace con dicho proyecto desde la bitácora.

Las entradas más recientes del blog hablan a las claras: hemos inaugurado el Año Darwin y no faltan convocatorias (conferencias y congresos) y nuevas publicaciones sobre su legado. Quienes quieran anunciarse tienen aquí un lugar para hacerlo y quienes busquen información sobre actos pueden darse un paseo por la bitácora, más actual que nunca en estos días del bicentenario del nacimiento del padre del evolucionismo y a la espera de que llegue la celebración de la publicación de su obra señera, El origen de las especies.

http://recursos.cnice.mec.es/biosfera/blog/

http://www.elpais.com/articulo/semana/Divulgar/evolucion/elpepusoc/20090205elpciblse_7/Tes

Así nos crearon

Así nos crearon

Este es un articulo de la revista MuyInteresante, con fecha Miércoles, 01 de Diciembre de 2004. No necesariamente debo estar de acuero con el contenido de la informacion de la revista ni la opinion del autor del artículo, Enrique M. Coperías

Así nos crearon

¿Somos los seres vivos producto de la evolución o de una intervención divina? Las nuevas corrientes creacionistas dicen que la Teoría de la Evolución es una patraña que debería retirarse de las escuelas.

La cruzada contra Darwin va viento en popa. Amparadas por unos supuestos argumentos científicos, las nuevas generaciones de creacionistas intentan dinamitar los cimientos de la Teoría de la Evolución para imponer lo que han bautizado como ciencia de la creación, que explica las adaptaciones y la diversidad de los organismos terrestres mediante una intervención de un Creador sabio. Principalmente en Estados Unidos y Australia, aunque también en Brasil, Italia, Turquía y otros países desarrollados, los antievolucionistas tratan de sembrar en la opinión pública dudas sobre la validez científica de la evolución, de hacer creer que la creación divina es una teoría alternativa a la planteada por Darwin y que, por consiguiente, debe ser explicada en las clases de ciencias e incluida en los libros de texto; y de pleitear en los tribunales para que el Gobierno imponga a los maestros de ciencias de las escuelas públicas la enseñanza de los nuevos postulados creacionistas.

El analfabetismo alcanza la universidad

En los últimos años, el movimiento creacionista ha librado campañas tan agresivas contra la evolución que a las universidades de EE UU les preocupa el creciente analfabetismo científico que impera en el país: cada año aumenta el número de estudiantes que cree que “la comunidad científica está dividida sobre la evolución” y que la “evolución es una teoría sin verificar”. Desde la comunidad científica se advierte que la ciencia de la creación es, en realidad, una pseudociencia, que la evidencia científica de la evolución es sólida como el granito y que los antievolucionistas desprecian y manipulan los métodos científicos y los debates entre investigadores para defender sus principios religiosos y aspiraciones políticas. “El ascenso del creacionismo no es más que, pura y simplemente, política; representa un punto –y no mucho menos la principal preocupación– de la resurgente derecha evangélica”, advirtió el recientemente fallecido Stephen Jay Gould en Dientes de gallina y dedos de caballo (1984).

Los estadounidenses están a favor del creacionismo

Pero el aviso de los científicos queda ensordecido ante la propaganda de los creacionistas que, sin duda alguna, han logrado sembrar la confusión en quienes no tienen claro qué dice y qué representa la teoría de la evolución. La mayoría de la gente cree en algún mito o superstición en torno a la aparición de la vida. Así lo constata una encuesta realizada en 2001 por The Gallup, una organización que desde hace 70 años estudia la naturaleza y el comportamiento humanos. En ella puede leerse que casi la mitad de los estadounidenses cree en el creacionismo. El 45 por 100 de los encuestados piensa que Dios creó el ser humano hace no más de 10.000 años, una idea muy próxima a las tesis creacionistas. Y aunque casi la otra mitad acepta que nuestra especie es el resultado de un proceso evolutivo que se dilató durante millones de años, el 37 por 100 de las personas de este grupo está convencido de que el dedo divino intervino en algún momento. La encuesta también dejó claro que hay más estadounidenses que creen en Satanás que en la evolución. Ciertamente, diabólico. Hay una gran cantidad de pruebas que atestiguan que el planeta azul ha tenido una dilatada existencia, y que todas las criaturas, incluidos los humanos, han aparecido de formas más primitivas en el curso de la historia terrestre. Esto significa que todas las especies proceden de otras especies y, por tanto, que todas ellas albergan antepasados comunes en un pasado lejano. Para los científicos, el hilo conductor que une las formas de vida, actuales o fósiles, es la evolución.

La manera en que opera este maravilloso proceso de cambio en el tiempo la explicó hace 146 años Charles Darwin en su obra El origen de las especies. Según el padre de la teoría de la evolución, en cualquier población de individuos existen variaciones entre cada uno de ellos, y algunas de estas diferencias pueden ser heredadas. La interacción de estas variaciones personales con el ambiente juegan un papel trascendental para determinar cuáles serán los individuos que sobrevivirán y se reproducirán, y cuáles no lo harán. Si esto ocurre, algunas variaciones capacitan a ciertos individuos a vivir más y a dejar mayor descendencia que otros. Darwin llamó a estas variaciones favorables y argumentó que las variaciones hereditarias positivas tendían a ser más frecuentes de una generación a otra. Este proceso por el que la naturaleza elige los supervivientes lo denominó selección natural. Es el motor de la evolución. Dado un tiempo suficiente, la selección natural puede producir una acumulación de cambios que hagan diferenciar dos organismos entre sí, hasta convertirse en especies diferentes e incompatibles desde el plano reproductivo. Como no podía ser de otra manera, el Origen de las especies irrumpió en el mundo teológico como un arado en un termitero, pues ponía en solfa la historia de los orígenes de la vida que relata el Génesis de la Biblia. La obra darwinista, al interponer la selección natural a la Mente Creadora, fue tachada de “una enorme impostura” y “una tentativa para destronar a Dios”.

La Iglesia considera la Biblia como alegórica

La Iglesia católica no puso sus miras en la delación, sino que estableció organizaciones científico-religiosas para combatir estas ideas. Los protestantes siguieron sus pasos y la Sociedad para la Promoción de los Conocimientos Cristianos editó un libro en el que se declaraba la evolución “abiertamente opuesta a la doctrina fundamental de la Creación”. Cuando Darwin publicó en 1871 su Origen del Hombre, estalló otra vez la batahola. Hasta el crítico del Times condenó el libro como “una hipótesis completamente insostenible”.

Sin embargo, la Iglesia, desbordada por las evidencias científicas a favor de la teoría de la evolución, empezó a admitir gradualmente que el darwinismo quizá no era incompatible con la creencia religiosa. En la encíclica Humani Generis, publicada en 1950, Pío XII admitía de mala gana la evolución como hipótesis legítima que consideraba tentativamente apoyada y potencialmente incierta. Pero casi medio siglo después, en 1996, el papa Juan Pablo II emitió un comunicado en el que invitaba a los cristianos a que consideraran el proceso evolutivo como un hecho efectivamente probado. A pesar de que la mayor parte de la jerarquía católica considera la Biblia como alegórica, existen diversas sectas protestantes y algunas católicas que mantienen un creacionismo tan pretendidamente científico como literalista, esto es, admiten al pie de la letra relatos como el de Adán y Eva, el Arca de Noé y el Diluvio Universal. Se trata de una creencia que hoy en día es marginal entre las principales religiones occidentales, y de una doctrina que, como ya señaló Gould en su obra de 2000 Ciencia versus religión, “sólo está bien desarrollada en el contexto distintivamente norteamericano del pluralismo de la Iglesia protestante. Ésta se ha diversificado en un rango de sectas único por su riqueza, que abarca toda la gama de formas concebidas de adoración y credo”.

Con el pastel de manzana y el Tío Sam

En palabras de este eminente paleontólogo, la controversia del creacionismo es tan estadounidense como el pastel de manzana y el Tío Sam. De hecho, ha sido en este país donde se ha atacado con más fiereza el darwinismo. Primero lo intentaron con la Biblia y versiones de ésta, como la que publicó en 1909 Cyrus Scofield para popularizar la idea del doctor inglés Thomas Chalmers de que existe una gran brecha temporal entre los versículos 1 y 2 del primer capítulo del Génesis, dejando así todo el tiempo necesario que requerían las ciencias de la Tierra entre un primer acto de creación y destrucción, y una segunda creación. Hoy, el grupo creacionista Tierra Vieja incluye en sus postulados esta trasnochada “solución creativa”. Otras facciones antievolucionistas optaron por ridiculizar a Darwin con argumentos aparentemente sólidos de la geología y la paleontología. El primero en intentarlo fue George McCreay Price, adventista del Séptimo Día, pero fue tachado de ignorante por la comunidad científica. Aún así, el movimiento fundamentalista se movilizó con gran éxito, sobre todo después de obtener el respaldo político del candidato presidencial y charlatán preeminente William Jenning Bryan.

A su amparo, los antievolucionistas lograron en los primeros años de la década de 1920 que 37 estados aprobaran decretos para prohibir la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas. Ésto dio lugar en 1925 al famoso Juicio del mono en Tennessee, que condenó a un profesor llamado John Thomas Scopes por enseñar la teoría de la evolución. La condena fue revocada, pero no porque los científicos lograran desacreditar a los antievolucionistas, sino sobre la base de un tecnicismo que impidió, como hubiesen deseado los liberales norteamericanos, poner a prueba la inconstitucionalidad de la Ley de Tennessee, que declaraba que era un crimen enseñar “que el hombre descendía de un orden inferior de los animales”.

Nacen las asociaciones antievolucionistas

Así nos crearon
QUIEREN DESUNIR NUESTRA FAMILIA

En su libro El triunfo de la evolución y el fallo del creacionismo, Niles Eldredge califica de patética la postura de los creacionistas ante la evidencia fósil de la evolución humana. Los antievolucionistas sostienen que los fósiles de los primeros homínidos, como los de los australopitecos, que vivieron hace unos 4 millones de años, pertenecen a meros monos extinguidos. Tampoco aceptan las formas intermedias entre estos homínidos y el hombre actual, como el Homo habilis, el Homo ergaster y el Homo erectus; y dicen que los fósiles que se parecen al hombre moderno no tienen la antigüedad confirmada de 100.000 años.

A pesar de todo, la derrota en el juicio de Scopes empujó a los creacionistas a cambiar de estrategia. Su nuevo objetivo estaba ahora en difundir sus postulados en los medios de comunicación y crear sus propios institutos bíblicos para exponer al público las tesis creacionistas. De este modo, nacieron numerosas asociaciones antievolucionistas a lo largo y ancho del país que estudiaban las pruebas científicas sobre los orígenes utilizando a la vez la ciencia y la revelación. En un alarde de pirueta mental, los creacionistas empezaron a presentar la creación como una teoría científica alternativa a la evolución. Se aferraron a ella como a una tabla de salvación, sobre todo después de la abolición de las leyes antievolucionistas que, dicho sea de paso, violaban flagrantemente la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, aprobada en 1791, que señala que “el Congreso no deberá promulgar ninguna ley que esté encaminada a imponer una religión o que prohíba profesar libremente una religión.”

A la cabeza del incipiente creacionismo científico se situaron el profesor de ingeniería hidráulica Henry M. Morris y el bioquímico Duane Gish, fundadores en 1970 del Institute for Creation Research (ICR), de San Diego. Sus miembros se hacen llamarcreacionistas de Tierra Joveny son los que han lanzado campañas para integrarse en las juntas escolares, para presionar a los tribunales con el fin de incorporar la ciencia creacionista en las escuelas públicas de estados como Luisiana, Arkansas y Ohio; y para difamar a los darwinistas.

Cómo hicieron el ridículo en los tribunales

En las dos décadas pasadas, los creacionistas de Tierra Joven lograron ciertos éxitos, pero también sufrieron importantes descalabros en varios pleitos destacados, como el caso de 1982 conocido como McLean et al vs. Arkansas Board of Education, donde premios Nobel, evolucionistas, filósofos y teólogos prestigiosos dejaron en evidencia el sesgo acientífico de sus tesis creacionistas y la imposibilidad de equiparar en los colegios la ciencia de la creación con la teoría de la evolución. Los antidarwinistas también tuvieron que morderse la lengua en el caso Edwards vs. Aguillard de Louisiana, en 1987, cuando la Corte Suprema declaró que era inconstitucional ordenar la enseñanza de la ciencia antievolucionista en las clases de ciencia.

A pesar de los reveses, los creacionistas que creen lo que pone en la Biblia al pie de la letra no han tirado la toalla y siguen sembrado la confusión desde sus instituciones de investigación, museos, páginas de internet, libros y panfletos. Su eslogan favorito es insistir en que “la teoría de la evolución es incorrecta” y que “tienen pruebas científicas para rebatirla”. Mienten descaradamente cuando dicen que la teoría de Darwin está en crisis en la comunidad científica, pero aún así recogen sus frutos envenenados. De hecho, el presidente Reagan se hizo eco de esta propaganda ante un grupo de evangélicos de Dallas cuando manifestó, al referirse a la evolución que “bueno, es una teoría. Es sólo una teoría científica y en los últimos años ha sido puesta en tela de juicio en el mundo de la ciencia; esto es, la comunidad científica ya no piensa que sea tan infalible.” Incluso, el reelegido presidente George W. Bush y miembros de peso del Gobierno como John Ashcroft –secretario de Justicia– y Tom Delay –líder de los congresistas republicanos– se jactan abiertamente de ser creacionistas.

Constituye la teoría más documentada de la ciencia

Es cierto que la evolución es una teoría, la más documentada de toda la ciencia. Aunque ha pasado más de un siglo desde la publicación del Origen de las especies, el concepto original de Darwin constituye todavía el marco global de compromiso del proceso evolutivo. Todo lo que se ha descubierto desde entonces ha confirmado y reforzado lo correcto de la teoría darwiniana. “Los avances de la genética y de la biología molecular han proporcionado un cuerpo sólido a las nociones vagas de herencia y variabilidad con que él y sus contemporáneos tenían que contentarse. Actualmente, hablamos en términos de replicación y de mutaciones del ADN, y comprendemos los mecanismos que hay implicados. El resultado es lo que a veces se denomina lateoría de la evolución sintética o neodarwiniana”, explica el premio Nobel de medicina Christian de Duve en su libro La vida en evolución.

La mayoría de los científicos está en completa sintonía con los hechos y mecanismos básicos de la evolución, como por ejemplo que la vida terrestre lleva evolucionando desde hace unos 3.500 millones de años y que sigue haciéndolo en la actualidad, que la selección natural es un mecanismo central con que opera el cambio evolutivo a lo largo de múltiples generaciones, que todas las especies están emparentadas porque descienden de antepasados comunes desde las primeras formas de vida y que el hombre es una especie única descendiente de una larga serie de primates bípedos. Como sucede en cualquier otro campo de la ciencia, los científicos debaten la teoría darwiniana para profundizar en los mecanismos y los procesos evolutivos que han diversificado la vida terrestre. Por ejemplo, mientras que ningún biólogo cuestiona la importancia de la selección natural, muchos dudan de su ubicuidad. En efecto, hay evolucionistas que argumentan que existen cantidades sustanciales de cambio genético que pueden no estar sometidas a la selección natural y que pueden extenderse al azar a través de las poblaciones. Otros expertos dudan de la ligazón que Darwin estableció entre la selección natural y el cambio imperceptible, a través de todos los grados intermedios. Éstos arguyen que la mayor parte de los sucesos evolutivos pueden acontecer mucho más deprisa de lo que suponía el padre de la evolución.

Ahora bien, ningún científico duda de que la evolución por selección natural darwiniana no sucedió o de que no es un mecanismo clave y actual de la evolución viviente. Pero estos necesarios, saludables y no menos apasionantes debates científicos son pervertidos y caricaturizados por los creacionistas. Ésta es su táctica favorita, tergiversar lo que dicen y publican los científicos serios para que parezca que la teoría de la evolución tiene los pies de barro. Sobran los ejemplos de esta vil manipulación: hace unos años, Stephen Jay Gould y Niles Eldredge observaron que las grandes líneas evolutivas a menudo aparecen súbitamente en el registro fósil y propusieron que el cambio evolutivo a gran escala se desenvuelve posiblemente de forma gradual en unas épocas geológicas, mientras que lo hace más rápidamente en otras. Este modelo, que se conoce como equilibrio puntuado, contrastaba con la hipótesis de que la evolución era un proceso gradual y lento. Pues bien, a pesar de que Gould y Eldredge no cuestionaron los principios básicos constatados de la evolución darwiniana, los creacionistas no tardaron en difundir un panfleto con el siguiente titular: “Científicos de Harvard afirman que la evolución es una patraña”.

Unas biomoléculas que juegan a crear vida

Y hace poco, los antievolucionistas pusieron el grito en el cielo porque en la serie de televisión Evolution no se hacía mención de la investigación de Stuart Kauffman, bioquímico de la Universidad de Pennsylvania que investiga cómo los sistemas biológicos complejos se pueden autoorganizar a partir de componentes sencillos. Algunos creacionistas sugieren que este don molecular representa una alternativa a la selección natural, con lo que dan a entender que Kauffman cree que la selección natural no es válida y que, por ende, probablemente está en sintonía con los antievolucionistas. Nada más lejos de la realidad, puesto que el trabajo de este investigador muestra que es altamente probable que las primeras formas de vida –organismos autorreplicantes– surgieran por cuenta propia de la que se conoce como sopa primordial. Pero este dato anticreacionista no tienen ningún interés en divulgarlo los conspiradores de Darwin.

Al frente de los críticos a Evolution se halla Michael J. Behe, bioquímico de la Universidad de Pennsylvania y uno de los principales ideólogos de una nueva e influyente estirpe creacionista bautizada como diseño inteligente (DI). La vanguardia de este movimiento se atrinchera en el Centro para la Renovación de la Ciencia y la Cultura del Instituto Discovery, en Seattle. El núcleo ideológico de esta corriente neocreacionista está integrado por biólogos, bioquímicos, químicos, físicos, filósofos e historiadores de diferentes creencias religiosas: católicos, protestantes, judíos, ortodoxos, agnósticos… No les gusta que les llamen creacionistas, nunca ponen la Biblia como respuesta y a su Diseñador divino no le llaman Dios. La novedad en su estrategia antievolucionista está en argumentar en lenguaje científico por qué los procesos de la naturaleza no pueden explicarse en términos evolutivos y sí, si se introduce la figura de un diseñador inteligente que, dicho de paso, podría ser incluso de origen extraterrestre. Para ello, no escatiman medios económicos y se desenvuelven en el mundo mediático con una soltura inquietante. Sus elaboradas argumentaciones científicas, que en realidad no lo son, difícilmente pueden ser rebatidas por los no duchos en evolución, bilogía y matemáticas. De hecho, el pasado mes de septiembre, los científicos no daban crédito al comprobar que uno de los miembros de ID, Stephen Meyer, había colado uno de sus artículos antievolucionistas en la revista Proceedings of the Biological Society of Washington. Los biólogos serios advierten que el diseño inteligente no es más que un movimiento sociopolítico de cristianos conservadores cuyos representantes ignoran o malinterpretan, a veces intencionadamente, la ciencia de la evolución.

La prueba concluyente está en la coagulación

Sus argumentaciones antievolucionistas han sido sistemáticamente rebatidas, pero los ID hacen oídos sordos y denuncian la intransigencia de la ciencia oficial. Por ejemplo, uno de sus pilares antievolucionistas se centra en la idea de la complejidad irreductible de los sistemas naturales propuesta por Behe. Según éste, existen sistemas altamente complejos a nivel molecular, como el flagelo de las bacterias y el mecanismo de coagulación sanguínea, que es imposible que hayan evolucionado por su cuenta, lo que en sí son evidencia de diseño. Y William A. Dembski, matemático de la Universidad de Baylor y defensor del diseño inteligente, invoca que la biodiversidad no se explica por el azar evolutivo –la evolución, para empezar, no es un proceso enteramente aleatorio, según los científicos– y sostiene que “la acción de la inteligencia creadora deja tras de sí una seña o evidencia característica que se puede filtrar y detectar”. Estas ideas están siendo escuchadas en varios círculos políticos y educativos de al menos 37 estados de EE UU. El panorama no resulta nada alentador.

Enrique M. Coperías | MuyInteresante.es

La diversidad de los Homo sapiens surgió en África

La diversidad de los Homo sapiens surgió en África 

Abril 13, 2009

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Puntos de las mediciones tomadas en diferentes cráneos para realizar el trabajo. / PNAS

El Mundo Digital

Los Homo sapiens modernos, una especie que apareció en África hace unos 200.000 años, se diversificaron antes de decidirse por abandonar este continente y extenderse por el resto del planeta en diferentes oleadas.

Aquellos humanos, según concluye una nueva investigación, habrían evolucionado en poblaciones que estaban aisladas geográficamente, lo que hizo que no fueran exactamente iguales en sus genes, una conclusión que ya había apuntado el año pasado el equipo del paleontólogo español Manuel Domínguez-Rodrigo.

Durante una excavación en el Lago Eyasi (Tanzania), encontraron un fragmento de cráneo de H. sapiens que indicaba que no todos los humanos modernos eran idénticos. El trabajo, que se publica esta semana en la revistaProceedings of National Academy of Science (PNAS) ha ido más lejos y da otra vuelta de tuerca a la cada vez más compleja historia humana: Ni hubo una salida, ni hubo una Eva negra genética, sino varias.

Para ello, los investigadores han analizado 486 señales anatómicas de 203 cráneos fosilizados para comparar, mediante métodos de geometría morfológica, las formas de cada uno de ellos, al margen de su tamaño.

En concreto, se han fijado en parte neurocraneal, dado que es la que menos deformaciones sufre a lo largo de la vida. El equipo, dirigido por Gerhard W. Weber, quería comprobar el origen de la variabilidad existente entre los seres humanos que hoy habitan en planeta, demostrada genéticamente. El problema es que no hay datos genéticos de nuestros antepasados hace entre 200.000 y 60.000 años. Tras observar la gran variabilidad dentro de los H. sapiens primitivos, mayor que entre otros homínidos e incluso mayor que hoy, han deducido que vivían en poblaciones aisladas dentro de África, por lo que se fueron diferenciando localmente en el Pleistoceno, antes de emigrar.

Estudio español

Para Domínguez-Rodrigo el estudio “reafirma la conclusión que expusimos en nuestro estudio, que la variabilidad del Homo sapiens se remonta a su origen y que entonces era aún mayor que la actual”, señala.

José María Bermúdez de Castro, director del Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana (CENIEH), considera que las conclusiones a las que llegan Weber y su equipo (entre ellos, el experto en morfología geométrica Fred Brookstein), son “muy interesantes”. “No entran en conflicto con la idea más aceptada entre los paleontólogos de que hubo un origen africano de la especie, y no multirregional, pero señalan que la salida fue mucho más compleja de lo que se suponía”, argumenta.

Y añade: “Sabemos muy poco de evolución humana, y de hecho también entre los primeros europeos tenemos problemas de diversidad de fósiles similares, que se irán dilucidando a medida que se conozcan más yacimientos”.

Por su parte, Domínguez-Rodrigo recuerda que “algún estudio genético reciente ya ha sugerido que hubo diversidad desde el principio”.

Emiliano Bruner, también del CENIEH y experto en análisis de morfología geómétrica, añade que este articulo “nos recuerda que, a pesar de las informaciones que tenemos sobre moléculas y galaxias, todavía ignoramos muchas cosas de la variabilidad de nuestra propia anatomía básica y que hay muchos detalles del origen de nuestra propia especie que todavía hay que aclarar”.

Considera, no obstante, que “todas las hipótesis que siguen [los autores]son un poco excesivas, se pasan desde luego de la información actual que este análisis puede entregar”.

Fuente: Visto en http://oldearth.wordpress.com/

Michael Shermer: “Necesitamos escepticismo por todo el mundo”

Michael Shermer: “Necesitamos escepticismo por todo el mundo” 

Marzo 26, 2009

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Visto en Tercera Cultura.

El Dr. Michael Shermer es Editor Fundador de la revista Skeptic. Director ejecutivo de la Skeptics Society, columnista en Scientific American, anfitrión de la Skeptics Distinguished Science Lecture Series en Caltech, y Profesor Adjunto de Económicas en Claremont Graduate University. Es autor de más de diez libros, entre ellos, Why Darwin Matters, y el más reciente, The Mind of the Market. Michael nos concedió una videoentrevista desde Altadena, California. Versión de la entrevista en inglés: aquí.

Vicente Carbona

vicente.carbona@terceracultura.net

Tercera Cultura: Recientes investigaciones apuntan hacia una base genética para las religiones, y algunos investigadores incluso han afirmado que las creencias religiosas son quizás más naturales que la ciencia, que requiere mayor esfuerzo e instituciones más complejas. Desde tu experiencia, ¿dirías que un ateo nace? ¿O se trata más bien del resultado de la educación y el desarrollo del pensamiento crítico?

Michael Shermer: Pienso que tu idea inicial es correcta. La ciencia no viene de manera natural porque requiere pasos cognitivos adicionales, más allá del comportamiento que busca patrones, conecta patrones, que funciona a base de conectar los puntos, algo que todos hacemos, y que es la base del pensamiento supersticioso. Es lo que llamo “patronicidad” (en How We Believe – Cómo creemos), la tendencia a encontrar patrones significativos en el ruido aleatorio. Bien, a veces los patrones son reales y a veces no lo son. Y cometemos dos tipos de error. El del Tipo 1 es un falso positivo: piensas que el patrón es real y sucede que no lo es. Y el del Tipo 2: piensas que el patrón no es real y sucede que es real. Veamos un ejemplo. Imaginemos que estamos en un entorno del paleolítico, en un mundo peligroso, y oímos un susurro en la hierba. ¿Es el viento, o es un depredador peligroso? Bien, si cometes un error del Tipo 1 y piensas: “Bueno, probablemente es un depredador, así que me debo alejar y tener cuidado”; y resulta que sólo es el viento, no pasa nada. No ha requerido una gran inversión de energía. Pero si cometes un error del Tipo 2 y dices que sólo es el viento y resulta que es un depredador, te quedas parado y te conviertes en almuerzo, acabas de desaparecer del acervo genético.

Así que mi argumento es que existe selección natural para un supuesto como: “Asume que todos los patrones son reales, y funciona consecuentemente”. Pero claro, esto es sencillamente pensamiento mágico. Es aprendizaje por asociación, es sencillamente conectar A con B y suponer que existe siempre la conexión.

Y también hacemos otra cosa, infundimos agencia e intención en el patrón. No sólo imagino que el susurro en la hierba es un depredador, sino que es un depredador peligroso, un depredador que pretende comerme, que tiene intención y agencia y va a actuar en consecuencia. Pienso que ésta es la base del animismo, del espiritualismo, de las creencias en dioses o en dios, de las creencias en alienígenas y en las teorías de la conspiración. Ya sabes: existen cábalas secretas que controlan el mundo, poderes allí arriba que tiran de las cuerdas… ese tipo de cosas.

Pienso que esto lo llevamos cableado naturalmente. Tomemos un ejemplo tan sencillo como la reciente preocupación sobre si las vacunaciones causan el autismo. Esta idea se basa puramente en datos anecdóticos. Los padres que tienen niños autistas recuerdan que los llevaron a vacunar y creen que tiene que haber alguna conexión entre A y B. Pero la ciencia médica ha dedicado mucho tiempo a esto: la única manera de saberlo, en realidad, es haciendo experimentos controlados, o al menos algún tipo de estudio epidemiológico, con dos grupos distintos para poderlos comparar…Se requiere mucho trabajo “extra” para hacer eso, en lugar de simplemente “notar” algún tipo de conexión en tu entorno. La ciencia requiere pasos congitivos adicionales que son laboriosos, requieren energía y esfuerzo para averiguar cómo es el mundo en realidad…Y debido a esto, ya sabes, tú y yo tenemos seguridad laboral como escépticos (risas). Siempre va a haber gente que cree en cosas raras, y nuestro trabajo será corregirles ya que estas cosas pasan porque nuestros cerebros simplemente han evolucionado para poder hacer eso.

TC: En The Mind of the Market (La mente del mercado) dices que la economía es un “sistema adaptativo complejo”, que se basa en el empuje y el esfuerzo individual, y que está estructurado “de abajo arriba” en lugar de ser un producto de diseño político. Pero dado el ambiente actual de ayudas a la banca (bailouts), ¿el concepto de la “mano invisible” ha desaparecido realmente?

MS: La analogía entre evolución y economía es ciertamente real, pero se tiene que modificar un poco. Es decir, un mercado libre sólo puede funcionar dentro de un sistema, en una sociedad basada en un estado de derecho y en el refuerzo continuo de esas leyes, de la Constitución, del sistema jurídico…Un sistema bancario funcional requiere un sistema monetario funcional, y esto requiere un gobierno funcional. Así que, es cierto, es preciso que existan controles “de arriba abajo”, mientras que la naturaleza no tiene nada parecido.

Pero a lo que me refiero (en The Mind of the Market) es a que la mayor parte de lo que sucede en el mercado no está dirigido y controlado de arriba abajo; sí es como la evolución. La gente sencillamente intenta ganar algo de dinero y conseguir la mejor vida posible para ellos y para sus familias para pasar sus genes a la próxima generación. Y eso es, de hecho, lo que la evolución describe. Así que, una vez que esos controles de arriba abajo están en su sitio dejas que el mercado funcione. Evidentemente, el truco es: bien, pero ¿exactamente cuántos controles de arriba abajo necesitamos? Y últimamente no parece muy atractiva la idea de que necesitamos el menor número posible de controles de arriba abajo. Porque la gente engaña y la naturaleza humana incluye a algunos que manipularán el sistema, mentirán a la gente y montarán estafas y ardides. Y tiene que haber alguna manera de controlar eso. Ahora mismo estamos en un tipo de ambiente en el que existen demasiados engaños – en realidad, no es que las cosas hayan cambiado, es que el sistema estaba estructurado de manera que permitía que eso sucediera, especialmente a través de derivados e instrumentos financieros que eran tan complejos que la mayoría en realidad no los comprendía, y eso eliminó algunas de las señales que de otro modo recibiríamos cuando alguien no es digno de confianza, o cuando algo raro ocurre en el sistema. Porque queremos vivir en una sociedad de propietarios, en la que todo el mundo debe tener el derecho a comprar una casa, la misma gente al cargo, como el responsable de créditos, no tenía necesidad de sentir los riesgos normales, apresurado en dar préstamos “subprime” a personas cuyo crédito no era muy bueno. Esto está muy bien, pero alguien, en realidad, necesita hacer ese préstamo. Ahora, si el responsable de préstamos va a recibir su porcentaje, va a recibir su comisión aunque el prestado vaya a ser moroso, entonces ¿qué le importa? Su motivación es pasar el papeleo a otros porque el próximo ya se hará responsable. Él ya no es el responsable, se lo ha pasado a otro… la entidad inmediata vende las hipotecas a otra entidad y al final acaban en Freddie Mac o Fannie Mae, que son agentes del gobierno. Y… ¿quién se hace cargo del riesgo?: todos nosotros. Así que no estaban en su sitio ningunas de las garantías y controles que están basados en el conocimiento nuestra naturaleza humana.

TC: Muchos expertos consideraron que la caída del muro de Berlín marcó el fin de las ideas históricas de la izquierda; pero hoy día, varios teóricos económicos, especialmente economistas comportamentales, son casi seguidores izquierdistas de Adam Smith. ¿Qué piensas de esta tendencia?

MS: A Adam Smith no se le entiende muy bien. Sucede lo mismo con Darwin. Por eso hay mucha gente que asocia el darwinismo con “la naturaleza roja en diente y garra” (Tennyson), con “cada uno a por lo suyo”, con competencia al degüello, y con la supervivencia del más adaptado (survival of the fittest), cuando “el más adaptado” significa fuerte, tacaño, malvado, agresivo, enérgico, rápido, etc…Ya sabes, el mejor “adaptado” en la teoría evolucionista no es otro que el que deja más descendientes para la próxima generación. Nos entusiasmamos hablando de nuestros cerebros grandes, pero seamos serios, miles de millones de especies en la historia de la Tierra han sobrevivido muy bien -muchas gracias- con cerebros muy pequeños. Tener un cerebro grande no es una cosa tan importante, son caros de operar, se dañan y esto estropea el sistema…Es posible arreglárselas muy bien sin tener un cerebro. Hasta puede que ser pequeño, enclenque, lento y bien camuflado signifique “más adaptado”; y que ser cooperativo, y no competitivo, ser un animal grupal más prosociable, signifique ser más adaptado (”fit”).

Hemos evolucionado muchas cosas que parecen ser contraintuitivas al darwinismo, a no ser que se amplíe el concepto de darwinismo y se comprenda que estas cosas siguen formando parte de él. Pienso que somos cooperativos por naturaleza, que somos una especie social, etcétera. Bien, pues lo mismo sucede con Adam Smith. Smith era profesor de filosofía moral, no existían “económicas” entonces. Había gente que estudiaba economía política, pero en realidad no eran profesiones distintas, y Smith no hizo ni eso. Su primer libro fue La teoría de los sentimientos morales, en el que habló sobre la naturaleza humana, y sobre cómo somos: buenos, malvados, cooperativos, competitivos…En realidad, de algún modo tienes que deconstruir La riqueza de las naciones, que es una obra tan masiva, tan larga, tan pesada de leer… la mayoría no la lee. No está abogando a favor de la abolición del gobierno, que sea todo mercados libres…Tiene un pasaje largo en el que explica que no hay que fiarse de los empresarios, que manipularán el sistema si pueden y que emplearán su poder de influencia con el gobierno para obtener favores especiales para sus empresas contra las demás empresas…No te puedes fiar de las corporaciones y de las empresas, para nada. Lo que debes hacer es proteger a los consumidores ante esas empresas que usan al gobierno para obtener favores especiales.

Una observación más profunda consistía en que la economía debe basarse en los consumidores y no en los productores. Es decir, la riqueza de una nación está en toda la gente, no sólo en un puñado de productores y sus lacayos en el gobierno. La riqueza de las naciones está en toda la gente y en todas las “cosas” que tienen, así que si alguna empresa está recibiendo algún tipo de protección monopolística de parte del gobierno, para poder cobrar precios más altos porque no son capaces de competir con algunas empresas extranjeras…eso les ayudará a ellos, pero no nos ayuda a nosotros, los consumidores.

Así que cuando piensas en Adam Smith de esa manera, te dices: “¡Rayos! ¡Eso no suena como el señor laissez faire!” Ya, pues, correcto.

TC: En Why Darwin Matters (Por qué importa Darwin), dices que muchos ciudadanos estadounidenses rechazan a Darwin debido a un “miedo al ateísmo” y a que perciben la pérdida de un “sentido último”. El presidente Obama, en su discurso inaugural, mencionó a los no-creyentes como gente que no debería asustar a nadie…

MS: ¡Sí! ¿Qué te pareció eso? ¡Hay esperanza! (Risas).

TC: …Dado que estamos celebrando el bicentenario del nacimiento de Darwin, ¿cómo podemos los no-creyentes trabajar para demostrar que la evolución es una manera elegante y bella de buscar ese “sentido último”?

MS: Evidentemente, con el ejemplo, y diciendo simplemente: “Está bien no creer”. Ese ha sido básicamente el propósito de los anuncios en los autobuses que han aparecido aquí, en el Reino Unido, y en otros lugares. Y parece que la típica respuesta es: “¿Cómo? ¿De veras?” Una de las cosas buenas de Richard Dawkins es que debido a quién es, a su reputación y a que es un pensador tan sofisticado, un catedrático de Oxford y todo eso, cuando él dijo: “¿Sabéis qué? Está bien no creer”, entonces la gente pensó: “Ah, pues vale”. Creo que parte de la razón de su éxito, y también de las ventas de sus libros, es que ahí fuera había mucha gente que ya creía eso. Sencillamente estaban en el armario. Así que cuando alguien como Obama dice: “Escuchad, podéis ser no-creyentes y seguiremos considerándoos ciudadanos americanos” (risas), ya sabes, eso es un gran paso hacia delante. Significa que está bien no creer, pero también que no está bien que los creyentes tengan prejuicios contra los no creyentes.

TC: Has criticado a “Los Cuatro Jinetes” (Richard Dawkins, Daniel Dennett, Sam Harris y Christopher Hitchens) por ser quizás demasiado estridentes, demasiado negativos en sus posicionamientos. ¿Sigues pensando así?

MS: Supongo que sí. Es decir, depende sencillamente de la actitud que prefieras emplear cuando interactúas con las personas, lo agresivo que quieras ser al criticar sus creencias. Yo no trato a la gente religiosa de manera distinta que a los demás. Si estoy hablando con un ufólogo, o con alguien que cree en la medicina alternativa, o lo que sea, no los trato de manera distinta a como trato a un cristiano, a un musulmán, o a un hindú cuando me hablan de sus creencias religiosas. La religión tiene algo, últimamente, que la ha convertido en un blanco especialmente potente para nuestros dardos escépticos. Supongo que lo que ha hecho que la religión fuera señalada como algo diferente ha sido en parte el 11 S y el auge del movimiento evangélico, tan descarado que incomoda a la gente.

Uno de los argumentos de Dawkins es que la religión estaba protegida contra la crítica en una especie de cáscara, y que eso no está bien: hay que tratarla como trataríamos, por ejemplo, un punto de vista político o económico. Quiero decir que nadie me permitiría escaquearme después de decir: “Pienso que deberíamos abolir todos los gobiernos y tener mercados totalmente libres” diciendo simplemente: “Respeto tu punto de vista en este tema, es tu fe, y la mía es que debemos tener una sociedad marxista”, o algo por el estilo. No. No tenemos ese tipo de diálogo: discutimos unos con otros y tenemos debates rigurosos.

¿Por qué no podemos hacer lo mismo con la religión? Bien, por eso pienso que estuvo bien lo que hizo Dawkins. Pero claro, es fácil pasarse y considerar la religión como algo especial que verdaderamente queremos atacar, cuando lo cierto es que…Por ejemplo, pienso que es posible que existieran algunos componentes religiosos relacionados con el 11 S, claro, como cuando se le ofrecen 72 vírgenes a un tipo (risas) y todo eso, ya sabes…Vale, esa es una creencia supersticiosa, religiosa… pero la mayoría de los problemas, por ejemplo en Oriente Próximo, tienen más que ver con la política, con expropiar territorio y con hurtar propiedades que con la religión. Pero si nos deshiciésemos de la religión mañana, la gente seguiría siendo tribal, todos seguiríamos siendo tribales y xenófobos, y encontraríamos otras razones para matar a la gente, perseguirlos, quitarles los bienes, robarles la tierra…La religión es simplemente una excusa, en mi opinión, para hacer lo que estaríamos haciendo de todos modos.

En muchos aspectos, yo tengo una visión más oscura del lado oscuro de la naturaleza humana que Dawkins. De alguna manera, Los Cuatro Jinetes son como John Lennon diciendo “imagínate que no hay religión” y todo acabará estupendamente…Creo que no (risas).

TC: Dawkins advierte contra “la falsa ilusión de que la fe, aunque sus resultados sean detestables, tiene que ser respetada simplemente porque es fe”. ¿Existe el peligro de que esta llamada al “respeto” por parte de líderes de opinión, políticos e intelectuales pudiera ocultar un miedo al terror y servir asus fines?

MS: Uno de los argumentos de Dawkins con los que sí estoy de acuerdo, sin duda, es que donde existen obvias violaciones de derechos civiles y libertades por culpa de la religión debemos levantarnos y decir algo. Pero ya sabes, es preciso escoger tus batallas con cuidado. Todo el asunto de “Bajo Dios” (Under God) en la Promesa de Lealtad (Pledge of Allegiance), “Nos Fiamos de Dios” (In God we Trust) en el dinero, y el “Que Dios Bendiga a los Estados Unidos de América” (God Bless the United States of America) que dicen todos los políticos, hasta Obama…no deberían estar ahí en un foro público. Tenemos separación entre estado e iglesia, no deberían estar ahí. Pero esto es tan insignificante, tan banal, que pienso que a la gente en realidad no le importa. Ni piensan en ello hasta que un ateo se levanta para decir que eso no debería estar ahí. Entonces se excitan y se convierte en evento público, cuando no creo que nadie lo haya pensado dos veces.

Me refiero a que decir “Que Dios Bendiga a América” es como decir -ya sabes- “¡Aleluya!”, o “¡Somos los Número Uno!”, lo que sea. Sólo es algo que se dice, no tiene mayor significado. Sin embargo, “Vamos a enseñar el creacionismo en una escuela pública”, donde pretenden que se cambie el plan de estudios, y se obligue a los maestros a hacer algo, so sí está convirtiéndose en algo bastante serio. O los matrimonios homosexuales: ahora estamos hablando de contratos, de la Constitución, de libertades civiles y de derechos que las personas tienen sobre sucesiones, de testimonios y decisiones médicas. Esto es incomparablemente más serio que el “Nos Fiamos de Dios” de las monedas. Así que yo aconsejaría a las personas que se ocupasen de luchar por asuntos políticos más serios.

TC: Parecemos estar en una encrucijada existencial global, y dada la importancia de Estados Unidos como la nación más influyente del mundo, ¿qué consejos ofrecerías al presidente Obama?

MS: Pienso que está en el buen camino, hay pocas cosas que necesitemos contarle. Parece estar bastante a favor de la ciencia, a favor de la razón. Ya ha tomado medidas sobre el asunto de las células madre: Hoy (Viernes 23) ha eliminado las prohibiciones sobre la financiación federal para organizaciones que tienen que ver con el aborto, por ejemplo. Así que pienso que sencillamente debemos darle un par de semanas más (risas) para que solucione las cosas. Simplemente, que sea pro-ciencia como lo somos siempre nosotros.

TC: Como Director Ejecutivo de la Skeptics Society y Editor Fundador de la revista Skeptic, ¿dirías que el movimiento va creciendo? ¿Ves que tenga un efecto directo sobre la opinión pública? ¿Existe esperanza para el pensamiento crítico?

MS: Absolutamente. Sin duda alguna. Aquí en nuestro mundo, con la revista Skeptic, nuestra tirada sigue creciendo. Comenzamos con menos de mil y ya estamos en unos 58.000 ejemplares ahora mismo. Ya sabes, crecimiento lento pero estable, y estamos hablando de personas dispuestas a poner el dinero sobre el mostrador para comprar la revista, o pagar una suscripción. Y también las ventas de los libros de Dawkins y de Harris…Son los indicadores de cómo va el mercado: cuando alguien está dispuesto a gastarse veinticinco pavos en un libro, eso te dice algo. Los que lo hacen no son todos curas que quieren saber lo que dice el Diablo (risas). Pienso que la gente los lee por lo que contienen. Es un proceso lento, gradual. Simplemente compáralo con, digamos, hace quinientos años, o hace cien años…Sí, hemos progresado mucho. Hay bloqueos y retrasos de vez en cuando, la administración de Bush se basaba demasiado en el evangelismo y todo eso, pero como vengo diciendo: “Esto también pasará”.

Una de las bellezas del sistema en el que vivimos es que Bush se largó el martes, no hubo ni un disparo, los tanques no salieron a las calles, simplemente se fue de paseo, ¡y todo el mundo de fiesta! (risas). Bien, ¡esto es muchísimo mejo mejor de lo que era en el pasado! Y cada vez hay más países que funcionan así. Pienso que, a largo plazo, lo del matrimonio gay sencillamente desaparecerá, será como la conversación sobre los lugares para beber separados por razas, que cuando ahora recordamos cómo era aquello, decimos: “¡Vaya! ¿En qué estaban pensando?” Y creo que eso sucederá con las bodas de gays, con los ateos, con todo eso, y será simplemente una parte más de la historia. Esto sucederá más temprano que tarde.

TC: Y, finalmente, ¿qué hay en el futuro inmediato para Michael Shermer? ¿En qué proyectos estás trabajando; qué te ocupa el tiempo?

MS: ¡Ja! Bueno, siempre estoy escribiendo libros y artículos y todo eso, pero quiero hacer más con los medios, los medios electrónicos, televisión, documentales, vídeos en YouTube, cosas así. Sencillamente porque de esa manera puedes llegar a más gente. Es decir, yo podría seguir escribiendo libros durante mil años, pero puedo llegar a más gente en un episodio de Larry King Live – ese es el mundo en el que vivimos. Si quieres cambiar el mundo, tienes que estar en televisión, todo el mundo lo sabe. Y necesitamos llevar el mensaje al mundo entero.

VISTO EN OLDEARTH.WORDPRESS.COM

Un dinosaurio herbívoro cubierto de plumas

Un dinosaurio herbívoro cubierto de plumas

Marzo 20, 2009
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Recreación de un Tianyulong confuciusi, un dinosaurio con plumas encontrado en China. / Nature

Rosa M. Tristán – El Mundo

El hallazgo de los fósiles de un dinosaurio ‘heterodontosaurus’ con plumas en su cuerpo puede dar un vuelco a lo que se sabía sobre el origen de estos filamentos, característicos de las aves. Se trata de un Tianyulong confuciusi, que vivió en el Cretácico inferior (hace entre 144 y 99 millones de años) y que ha sido localizado en la provincia china de Liaoning, una mina en restos de este periodo.

Hasta ahora todos los fósiles de dinosaurios con plumas encontrados eran del grupo de Saurischia, un suborden del que forman parte los terópodos, de quienes se cree que descienden las aves. Sin embargo, el Tianyulong pertenece al otro gran subgrupo, el de los Ornithischia, según el exhaustivo análisis que el equipo de Xiao-Ting Zeng publica esta semana en Nature.

La hipótesis que lanzan los investigadores chinos es que las plumas primitivas fueron un rasgo común en todos los dinosaurios desde su origen, hace más de 200 millones de años, pero que acabó por desaparecer en el transcurso de la evolución en el resto.

Primero de su grupo en Asia

Además, se trata del primer heterodontosaurio que se encuentra en Asia, aunque ya hay descritos ejemplares en África, Europa y América. Estos dinosaurios eran pequeños bípedos herbívoros que llegaban a medir 1,3 metros de largo.

En el fósil del ejemplar de Tianyulong confuciusi, un individuo joven que sólo medía 70 centímetros, se han conservado tres estructuras similares a los filamentos de las plumas. Las de las vértebras cervicales y dorsales habrían sido cortas, pero las de la cola tenían seis centímetros de largo.

Para el experto americano Lawrence M. Witmer lo importante es averiguar si esos filamentos están en la superficie exterior o interior de la piel, posibilidad esta última que sería la que cambiaría el panorama evolutivo de aquellos habitantes del Cretácico.

Visto en http://oldearth.wordpress.com

La red cerebral de las creencias religiosas

La red cerebral de las creencias religiosas 

Marzo 16, 2009

ISABEL F. LANTIGUA- El Mundo Digital

Sin entrar en el debate sobre la existencia o no de Dios, lo que es indudable es que las religiones y la fe sí existen. Están presentes en todas las sociedades y culturas y son un rasgo único y exclusivo de los seres humanos. Investigadores de los Institutos Nacionales de Trastornos Neurológicos de EEUU han logrado ver, gracias a las técnicas de imagen cerebral, dónde se localizan estas creencias y cómo entran en funcionamiento.

“Nuestros pensamientos religiosos están mediados por unas regiones del cerebro que han evolucionado con el paso del tiempo y que sirven para otras funciones, entre ellas la de reconocer las intenciones de las personas. Además están relacionadas con las emociones y la memoria”, explica a elmundo.es Jordan Grafman, principal autor del estudio que se publica en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Science’. “Las creencias religiosas forman una pequeña parte de un proceso cognitivo mucho más amplio, del que no se pueden separar”, añade este especialista.
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Áreas del cerebro que están involucradas con la creencia en Dios. (Foto: NIH)

El equipo analizó tres componentes de estas creencias en 66 individuos: cómo percibían la implicación de Dios con el mundo, la emoción provocada por la fe y las propias experiencias religiosas. Mediante diversos test e imágenes de resonancia magnética, los autores midieron la función cerebral de los participantes ante afirmaciones del tipo ‘Dios guiará mis actos’, ‘Dios está siempre presente’ o ‘Nos castigará o recompensará al final de la vida’, entre otras. Así observaron que las áreas cerebrales que se activaban al escuchar cuestiones de religión se situaban en el lóbulo temporal – que desempeña un papel importante en el reconocimiento de las caras y en el lenguaje- y el lóbulo frontal -implicado en la memoria y el juicio-.

“De la misma manera en la que juzgamos a los demás y evaluamos sus acciones, evaluamos a Dios, pues las áreas cerebrales implicadas en ambos procesos son las mismas”, argumenta Grafman. No obstante, aunque estas sean las áreas implicadas, las regiones concretas que entran en funcionamiento difieren si el individuo ama a Dios o si, por el contrario, siente ira hacia él, al igual que ocurre con los sentimientos de simpatía o antipatía hacia cualquier otra persona.

Enseñanzas recibidas

Otro de los aspectos que comprobaron los autores del nuevo trabajo es que en la formación de estas creencias tienen mucho que ver las enseñanzas recibidas. Una de las fuentes necesarias para el conocimiento de las religiones es la doctrina, un conjunto de proposiciones que los creyentes aceptan como verdaderas a pesar de que no pueden verificarlo personalmente. La mayor parte de la doctrina religiosa tiene un componente linguístico abstracto que es culturalmente transmitido de generación a generación. Esto explica, según los investigadores, que exista un vínculo claro entre la religiosidad de un individuo y lo que le han enseñado sobre el tema previamente y, todo ello, controlado por el lóbulo temporal, responsable de las actividades discursivas y de memoria.

“Lo más destacable de nuestra investigación es que demuestra que la religiosidad se puede estudiar con las técnicas de neurociencia y compararse con los sistemas crebrales y neuronales que regulan otro tipo de creencias. Además, hemos visto que la fe y los pensamientos religiosos se adaptan a la evolución biológica de las funciones cognitivas”, declara a este periódico el especialista del Instituto de Trastornos Neurológicos de Bethesda (EEUU).

De teoría en teoría

Las bases biológicas de la religión han sido desde siempre objeto de un amplio debate en distintos campos, desde la antropología y la genética pasando por la cosmología. Las teorías psicológicas contemporáneas consideran que estas creencias son parte de un fenómeno cerebral complejo que emergió en la especie humana con el objetivo de ayudar a los individuos en sus relaciones sociales. Esto es lo que sostiene, por ejemplo, la extendida Teoría de la Mente.

En cuanto a las redes neuronales de la religiosidad, poco se sabía hasta ahora. Los primeros estudios al respecto se centraron en manifestaciones concretas de la fe relacionadas con ciertas patologías. Así, la hiperreligiosidad mostrada por algunos pacientes con epilepsia motivaron algunas hipótesis que relacionaban las creencias religiosas con las áreas cerebrales responsables de la enfermedad. Lo mismo ocurrió con otros trastornos. No obstante, ninguna de las teorías fue capaz de proponer una arquitectura psicológica y neuronal firme sobre las bases que subyacen a estas creencias.

“El objetivo de nuestro estudio era definir la estructura cerebral y el proceso cognitivo que está detrás de las creencias religiosas. Y con las técnicas de imagen hemos podido ver cuáles son estas regiones del cerebro concretas” afirma Jordan Grafman, que indica que “una vez identificadas estas regiones particulares tenemos una mayor capacidad para caracterizar los posibles cambios de comportamientos que puede experimentar una persona que se dañe dichas zonas”.

Un alga revela las claves de la formación de la vida compleja

Un alga revela las claves de la formación de la vida compleja 

Febrero 23, 2009

volvox
Un ejemplar del alga verde ‘Volvox aureus’. – PNAS

Miguel G. Corral- El Mundo Digital

De una forma semejante a la que llevó, en 1953, al entonces doctorando Stanley L. Miller y a su director Harold Urey a rastrear en un laboratorio el orígen de las primeras moléculas orgánicas formadas en la Tierra, un equipo científico de la Universidad de Arizona ha buceado en el árbol filogenético de un grupo de algas verdes microscópicas, llamadas Volvox, para establecer los pasos fundamentales de la formación de los organismos multicelulares de este grupo en la Tierra.

Los investigadores, dirigidos por el especialista en biología evolutiva Matthew D. Herron, no sólo han podido esclarecer los grandes cambios que operaron en el ancestro unicelular del género hasta que concluyó la formación de la primera forma de vida multicelular de este tipo de algas, sino que, además, han conseguido determinar en qué momento de la Historia de la Vida operó cada transformación. Esto ha permitido al equipo de Herron datar el orígen multicelular de estos organismos hace alrededor de 234 millones de años, en lugar de hace entre 50 y 75 millones de años, como se creía hasta el momento.

Aunque la fecha de aparición se retrasa sustancialmente hay que tener en cuenta que por aquel entonces (pleno triásico) ya andaban por la superficie terrestre los primeros dinosaurios. Aún así, el trabajo podría orientar futuras investigaciones dirigidas a esclarecer el orígen multicelular de las plantas y los animales.

Además, según afirman los investigadores en el trabajo, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), la mayor parte de los cambios que ocurrieron en el desarrollo de estas algas tuvieron lugar durante una temprana y rápida (en términos de millones de años, por supuesto) explosión que tuvo lugar poco después de la divergencia entre las formas uni y multicelular.

El reloj de la vida multicelular

En los 34 millones de años después de esta separación tuvieron lugar gran parte de las transformaciones que darían con la forma multicelular que conocemos en la actualidad. Hace 223 millones de años tuvo lugar el primer gran cambio. Las células hijas de una forma de vida parecida a las actuales Chlamydomonas, que debieron separarse, quedaron atrapadas en una matriz común. A partir de ese momento se sucedieron de forma rápida los cambios.

Hace unos 211 millones de años, se produjo la primera citoquinesis incompleta en el grupo de algas, es decir, que, tras una división celular, las paredes de ambas células hijas no se cerraron completamente quedando unidas por puentes de citoplasma (el líquido que contiene el interior de las células). Además, algunas de las células resultantes rotaron para que sus órgánulos locomotores quedaran orientados hacia el mismo lado y el organismo, ya multicelular, tuviese un sistema locomotor más efectivo, parecido al flagelo que impulsa a los espermazoides pero formado por muchos filamentos.

Poco después, tan sólo unos 11 millones de años, se produjo el cambio de forma corporal definitivo, lo que produjo una especialización definitiva de las células que formaban el organismo. Por último hace unos 180 millones de años se dio el primer paso hacia la diferenciación de las células reproductoras y las somáticas o no reproductoras.

El equipo de Herron sugiere que este primer modelo bien documentado podría ayudar a comprender la formación de los ancestros multicelulares de animales y plantas, ya que este mismo proceso se ha producido en la Historia de la Vida docenas de veces.

Fuente: oldearth.wordpress.com

El genoma del neandertal confirma que podía hablar

El genoma del neandertal confirma que podía hablar 

Un equipo internacional de investigadores, con participación española, consigue secuenciar el ADN del pariente más próximo del humano moderno

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Entrada de la cueva de Vindija (Croacia) donde se hallaron los restos secuenciados

NUÑO DOMÍNGUEZ – Público Digital

Darwin estaría emocionado. El mismo día en que el científico cumpliría 200 años, un grupo de investigadores ha presentado el primer borrador del genoma del hombre de neandertal, nuestro pariente más cercano en la larga cadena de la evolución.

La secuencia genética contiene el 60% de todo el genoma del neandertal, que ha sido extraído de fósiles encontrados en varios yacimientos europeos, incluido El Sidrón, en Asturias.

El líder del equipo, el biólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva Svante Pääbo, ha señalado que el próximo paso será ver si las teorías evolutivas de Darwin son aplicables a este eslabón de la evolución. “Queremos averiguar si hubo selección natural, si algo cambió en nuestros ancestros que marcó la diferencia en la forma en la vivimos y nos reproducimos”, señaló.

El segundo gran reto será establecer un catálogo exhaustivo de cambios que incluya diferencias genéticas entre humanos modernos y neandertales. Aunque a simple vista son obvias, las diferencias genéticas entre humanos y otros homininos son una porción diminuta de sus genes. De hecho, se estima que compartimos el 99% de nuestros genes con nuestros parientes más próximos.

Hibridación improbable

Pääbo presentó los primeros resultados del su proyecto en el congreso de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), que se celebra hasta el próximo lunes en Chicago. Pääbo indicó que el neandertal no ha dejado apenas rastro en nuestro genoma. “Aunque aún no se sabe el porcentaje, la cantidad de rasgos específicos del neandertal que comparte el humano actual es diminuta”, señaló.

La otra gran pregunta es si los ancestros de los humanos actuales dejaron rastro en el genoma neandertal, es decir, si ambas especies se cruzaron. Los neandertales se extinguieron hace unos 30.000 años y su presencia se solapó con la del hombre actual, el Homo sapiens. Pero aún es pronto para saber si, hace miles de años, hubo un encuentro íntimo entre ambas especies.

Lo que sí se conocen son dos detalles algo aleatorios que Pääbo ha podido corroborar. El neandertal adulto podía hablar, y no bebía leche. Pääbo y su equipo han comprobado que el neandertal comparte con el hombre modificaciones en el gen FOXP2, que está relacionado con la capacidad para hablar.

“No hay razones para pensar que no pudieran articular de la forma en que nosotros lo hacemos”, señaló el científico. Pero eso no significa que tuviera un lenguaje tal y como lo conocemos hoy, pues el habla es resultado de una infinidad de factores que no depende de un solo gen, matizo el científico. También carecía del gen que permite al hombre adulto digerir correctamente la leche.

Mosaico de épocas

El genoma presentado este jueves en Chicago no corresponde a un solo individuo, sino que es un mosaico de varios ejemplares y épocas. En total, se han analizado más de 1.000 millones de muestras de ADN. La mayor parte procede de huesos encontrados en la cueva de Vindija, Croacia. El equipo ha comparado estos fósiles con otros encontrados en Alemania, Rusia y la cueva de El Sidrón, en Asturias.

De esta última se han utilizado restos de neandertales que vivieron hace 43.000 años. Pääbo resaltó la importancia de los fósiles asturianos debido la total asepsia con que fueron obtenidos por el equipo de Javier Fortea, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo. “Es un yacimiento único que ha sido excavado en condiciones perfectas” dijo.

Las muestras recogidas en Alemania proceden de un ejemplar que fue hallado en 1856 en el valle de Neander y que dio nombre a la especie. El último grupo de fósiles se remonta 60.000 años y fue hallado en la Cueva de Mezmaiskaya, Rusia.

Este primer borrador incluye 3.000 millones de bases pero, gracias a refinadas técnicas, solo se ha necesitado un gramo de hueso para obtener todo el genoma. El equipo usó una nueva tecnología desarrollada por la compañía estadounidense 454 Life Sciences, que en 2007 secuenció el genoma de James Watson, uno de los descubridores del ADN.

A pesar del constante avance de la tecnología, hay cosas que aun no son posibles. Y es que, respondiendo a un periodista, Pääbo descartó que las técnicas actuales hagan posible clonar al neandertal para traerlo de nuevo a la vida.

Credo quia absordum. La Teoría de la Evolucion – Influencia sobre los cristianos

Desarrollo embrionario y evolución

Desarrollo embrionario y evolución

El estudio comparado del desarrollo de los embriones aportaría, según el darwinismo, otra de las pruebas clásicas en favor de la evolución. Al parecer, determinadas similitudes entre embriones de peces, aves, mamíferos y seres humanos demostrarían que todos ellos descenderían de antepasados comunes parecidos a los peces. 

 
Darwin lo explicaba así: “De dos o más grupos de animales, aunque difieran mucho entre sí por su conformación y costumbres en estado adulto, si pasan por fases embrionarias muy semejantes, podemos estar seguros de que todos ellos descienden de una misma forma madre y, por consiguiente, de que tienen estrecho parentesco. Así, pues, la comunidad de estructura embrionaria revela la comunidad de origen; […] La embriología aumenta mucho en interés cuando consideramos al embrión como un retrato, más o menos borroso, del progenitor de todos los miembros de una misma gran clase” (Darwin, 1980, El origen de las especies, Edaf, Madrid: 446-447). 

Estas ideas fueron recogidas en la llamada ley biogenética de Haeckel que afirmaba que la ontogenia o desarrollo embrionario de un organismo era una recapitulación breve de su filogenia o secuencia evolutiva de las especies antecesoras. Es decir que, durante los primeros estadios en el útero materno, los embriones pasaban por formas que recordaban las transformaciones experimentadas por sus ancestros a lo largo de la evolución. Se señalaba, por ejemplo, que en los embriones humanos igual que en los de gallina, se podían observar arcos aórticos similares y un corazón con sólo una aurícula y un ventrículo como el que poseen los peces actuales. Esto se interpretaba como una prueba embriológica de que tanto los hombres como las aves habían evolucionado a partir de sus antepasados los peces.

El problema de los dibujos que realizó Haeckel (fig. 4), como se pudo comprobar años después, es que fueron maliciosamente retocados en las primeras etapas para que se parecieran entre sí. En realidad, cuando se analizan los embriones tempranos de las diferentes clases de vertebrados, se observa que éstos presentan notables diferencias. El de los peces posee casi un aspecto esférico. En los anfibios es más ovalado. Los reptiles se caracterizan por su alargamiento, mientras que en las aves se alcanza un mayor tamaño de la cabeza. No cabe duda de que el embrión de los mamíferos es el más complejo desde el punto de vista estructural. Esto lo explica con mucho detalle el biólogo norteamericano, Jonathan Wells, en su obra Icons of Evolution. (fig. 5)

Son tantos los datos de la embriología que contradicen esta ley que pronto fue abandonada por la comunidad científica. Sin embargo, a pesar de este rechazo lo cierto es que todavía continúa apareciendo en los textos escolares de secundaria como una confirmación de la teoría transformista. En la actualidad, los embriólogos saben que los embriones de los vertebrados se diferencian progresivamente en varias direcciones, sólo para converger en apariencia a mitad del proceso y luego volver a diverger hasta formar órganos o estructuras que pueden ser parecidas entre sí, pero que se han formado a partir de células o tejidos absolutamente diferentes.

Por ejemplo, la presencia en los embriones de los mamíferos de un corazón con dos cavidades y unos arcos aórticos parecidos a los de los peces, se debe a que tales embriones sólo necesitan en las primeras etapas de su desarrollo una circulación simple, ya que están alimentados a través de la placenta materna. Pero más tarde, la circulación sanguínea se vuelve doble a fin de que los pulmones permitan la respiración autónoma del bebé. De manera que la presencia de tales órganos se debe a las diferentes necesidades fisiológicas del embrión durante el desarrollo y no a su pretendido parentesco evolutivo con los peces. La forma de los órganos de los embriones viene impuesta por las exigencias fisiológicas y no por su pasado filogenético.

Contra las pretensiones de la ley biogenética, finalmente ha sido la genética quien ha aportado la prueba definitiva. El ADN de cada especie está determinado únicamente para desarrollar el cuerpo de los individuos que pertenecen a dicha especie. No es capaz de volver a recrear en el desarrollo embrionario las etapas de otros organismos supuestamente anteriores y relacionados entre sí. El genoma de cada ser vivo sólo expresa aquello que corresponde a su propio género.

Como reconoce el evolucionista, Pere Alberch, del Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard: “El descubrimiento de los mecanismos genéticos dio la puntilla definitiva a las leyes de Haeckel, demostrando que la teoría de la recapitulación no puede ser justificada fisiológicamente… En resumen, la biología del desarrollo jugó un papel cada vez menor en la teoría de la evolución. Muestra de ello, […] es el insignificante papel que tuvo la embriología en la llamada “Nueva Síntesis” darwiniana de los años 40 de este siglo” (Alberch, 1984, La embriología en el darwinismo: un problema clásico con nuevas perspectivas, en P. Alberch y otros (ed.), Darwin a Barcelona, PPU, Barcelona, 401-442).

La ley biogenética de Haeckel no es capaz de explicar los hechos comprobados por la embriología, ni constituye tampoco un argumento sólido en favor del darwinismo, y además fue abandonada por la ciencia hace ya muchos años, ¿cómo es que continúa apareciendo todavía como prueba de la evolución en tantos libros escolares?

Antonio Cruz es biólogo, profesor y escritor.

© A. C. Suárez, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

http://www.protestantedigital.com/new/nowleernoticiaDom.php?r=234&n=10392

Problemas Con La Macro-evolución

Problemas Con La Macro-evolución

Introducción:

Existen muchos problemas con la teoría de la evolución, dice  un artículo que encontré en internet, en la web de una iglesia bautista; sin embargo, trataré de dar breves  respuestas científicas a algunos puntos de este artículo, con la ayuda y aesoramiento del dr. Manuel Carmona ,un prestigioso científico español.

*1. La Segunda Ley de la Termodinamica no permite que el desorden produzca orden. El desorden o entropía del universo nunca disminuye sino que siempre aumenta con el tiempo. ¿Como puede ser que el hombre, un organismo extremadamente complejo (orden) pueda evolucionar de una organismo tan simple como una bacteria (desorden)?

Respuesta:

La Segunda Ley de la Termodinamica sólo es aplicable a sistemas cerrados. Nuestra biosfera (conjunto de seres vivos) es un sistema abierto, ya que recibe energía del Sol. La segunda Ley de la Termodinámica sólo se aplica a sistemas aislados, es decir, aquellos que no intercambian (abiertos) o reciben energía (cerrados).

De ahí que sea posible, por ejemplo, la organización cristalina de los minerales. Si esa ley impidiese la organización de la materia este fenómeno no tendría lugar.

* 2La probabilidad de que el ADN se forme al azar requiere mucho mas tiempo que la edad del mismo universo. Se tardaria mas de 1075 años (el numero 1 seguido por 75 zeros).

Respuesta:

La probabilidad de que una molécula de ADN se forme es muy baja, cierto. Aún no estamos seguros de su origen. La TE no se ocupa de ello, de eso se ocupan las teorías del origen de la vida. De todas formas la probabilidad de que dos organismos separados tales como el chimpancé y el hombre tengan más de 30.000 retrovirus inactivos localizados exactamente en el mismo lugar de su genoma, es una posibilidad aún menor, y a pesar de ello hay quien sigue diciendo que hombres y chimpancés no tienen un ancestro común. Aquí alguien usa dos varas de medir diferentes según le convenga. Los Hiperciclos de Moléculas Autorreplicantes sometidas a Selección Química explican perfectamente el origen del ARN y el ADN, sin estadísticas amañadas ni Programadores Sobrenaturales…

*3.La evolución tiene un punto de vista limitado ya que solamente intenta esplicar el origen de las especies una vez que la vida ya este presente en el planeta e ignora el proceso total de la creación del universo. Los cientificos no pueden probar el origen de la vida de algo sin vida.

Respuesta:

La evolución no habla del origen de la vida, sino del origen de la biodiversidad. También hay hipótesis de cómo se pudo originar un organismo vivo a partir de moléculas complejas.

Sobre la abiogénesis:
http://www.youtube.com/watch?v=snYd42FVEEI

 La evolución tiene un punto de vista limitado ya que solamente intenta explicar el origen de las especies una vez que la vida ya esté presente en el planeta

Eso no es tener un punto de vista limitado. Solo se trata de que el origen de las especies, una vez la vida ya está establecida, es un problema particular y diferente a cualquier otro problema que se pueda establecer dentro de la Ciencia; porque los seres vivientes son entidades particulares y diferentes (pero no ajenas ni mucho menos) por derecho propio. Más o menos. Digo yo 

e ignora el proceso total de la creación del universo.

La Biología Evolutiva se sostiene perfectamente bien dentro de la Biología, la Física, la Química, la Geología, la Astronomía y otras Ciencias. Además de que resulta igualmente armoniosa con el resto de teorías que pretenden explicar unas el origen del universo, otras el origen estelar, otras el origen del planeta, etc.

*4. La mayoria de mutaciones son perjudiciales resultando en la extinción del organismo, aunque hay algunas que son neutrales.

Respuesta:

Esto es Falso. La mayoría de las mutaciones son neutras, otras muchas son perjudiciales y sólo unas pocas son beneficiosas. Pero éstas últimas existen y son importantes en el proceso evolutivo.

Voy a ampliar los puntos 2 y 4. Cuanta más información disponible, mejor que mejor.

Aquí dejo un paquete con más de 30 artículos. Se descargan rápido, solo son 19 megas. Son ejemplos, demostrados en laboratorio (y alguno de campo), demostrados una y otra vez, que enseñan como diversas mutaciones:
– Perfeccionan al organismo para sobrevivir a una temperatura determinada
– Permiten sobrevivir al organismo a una temperatura que antes lo mataba.
– Perfeccionan al organismo a sobrevivir a un pH determinado.
– Perfeccionan al organismo a sobrevivir a una falta de alimento.
– Permiten al organismo convertir algo incomible en un nuevo nutriente.
– Permiten al organismo desarrollar nuevas rutas metabólicas.
– Permiten al organismo sobrevivir a un veneno.
– Perfeccionan a una cepa resistente a un veneno, de modo que ahora crece mejor que antes.
– Permiten que un híbrido ESTÉRIL, adquiera FECUNDIDAD.
– Permiten el nacimiento de nuevas especies.

Para descargar el paquete: PULSAR AQUÍ
O sea, que el punto 4 está equivocado.
Y el punto 2 es falso porque en estos artículos, la mutación azarosa + la selección natural, permiten que el DNA adquiera “nuevas habilidades”, por llamarlo de algún modo.

Para que el punto 3 no se quede solitario: Este video

13. La evolución no tiene explicación para el altruismo en los animales e insectos. Por ejemplo, como puede ser que un ejército de hormigas o abejas (que no pueden reproducirse) sirvan a una reina (la única que puede reproducirse).

Me quedo con este. Es muy facilito y además me pilla reciente. Es más fácil con avispas 

1º. Empezamos con una avispa reina solitaria. Como el género Sceliphron, construyen nidos de barro, en soledad, mientras cazan presas y las almacenan para sus larvas, que una vez las abandonaran.

2º. Pero es más ventajoso vivir en comunidad, más que nada, están más agrupadas y se protegen mejor. Así que al igual que en una colonia de pingüinos, donde cada uno cría a su pollo; los insectos pueden reunir sus nidos en una comuna. Eso es lo que se ven en otro grupo de himenópteros, las abejas Megachile rotundata.

3º. El siguiente paso de la socialización, en vez de reinas que viven en nidos separados pero adyacentes, serían reinas que comparten el mismo nido. En avispas tenemos:

3.1 Ropalidia cyathiformis. Varias “reinas” comparten el mismo nido. No hace falta añadir que así están muy bien protegidas, un montón de agresivas reinas de punzantes aguijones viviendo juntas. Sin embargo, hay competencia entre ellas ¿Cómo lo solucionan? Con violencia, mediante mordiscos, la más fuerte inhibe la capacidad reproductiva de las demás (¿estrés?). Y estas que no pueden reproducirse actuaran “como” obreras.

3.2 Ropalidia marginata. Igual que el anterior pero un poco más sofisticado, en este caso, es una feromona la que mantiene que solo una pueda “reinar” y las demás solo podrán actuar como obreras. Esta feromona tiene los mismos efectos qeu los mordiscos, impide que las otras lleguen a reproducirse, Y es un análogo a lo que sería el antepasado al control olorífico de nuestras reinas en las abejas melíferas.

Si en cualquiera de los dos ejemplos anteriores retiramos la “reina”, otra “obrera” automáticamente ocupará su lugar.

4º. Siguiente ejemplo, son los abejorros del género Bombus. Esta vez tenemos una diferencia de tamaño. Una reina, reina de verdad. Y el resto, son obreras más diferenciadas. La separación de castas está más diferenciada, pero es imperfecta. La reina debe dejar de segregar una feromona para que sus larvas, se desarrollen como hembras. ¡Pero si deja de segregar la feromona las obreras empiezan a comportarse como reinas! De hecho, en las últimas etapas del panal, dado que la reina deja de segregar esa feromona (que imita los efectos de los mordiscos), las obreras empiezan a poner sus propios huevos, organizan un comportamiento anárquico y pueden llegar a asesinar a su propia reina. Mmm… ¿eso no sería un regicidio? 

5º. ¿Y si una reina perfecciona SU control sobre las obreras? Pues bueno, eso es lo que ha hecho la abeja melífera (Apis melifera, para saber de qué especie hablamos). Simplemente, ahora son más autoritarias que antes.

Así pues, ¿qué son las obreras? Desde mi particular punto de vista: autómatas convertidos en extremidades de la propia reina. Después de todo, también se producen en serie, son casi clónicos a nivel genético y actúan de forma casi idéntica ante los mismos estímulos. 

¿Qué no hay explicación?  Empezamos por una “comuna” casi privatizada y terminamos con una monarquía, si casi parecen humanas las bichas 

Vídeo sobre el ojo, por Richard Dawkins

http://www.youtube.com/watch?v=QM-LcQZHg1M

Evolución del ojo, de la página SinDioses. Con ejemplos de “ojos transicionales” del mundo actual.
http://www.sindioses.org/cienciaorigenes/bookjehova03.html

* 5. La evolución no tiene explicación para la fotosíntesis.

Respuesta:

Esta opinión es FALSA. En el punto 3 de este link hay información: Photosynthesis

Tambien se puede descargar los artículos 

Según el vídeo sobre el origen de la vida, esta se originó en las fumarolas hidrotermales del fondo oceánico. Por lo que es de suponer, que los primeros organismos eran criaturas que se alimentaban (i) de los materiales orgánicos que espontáneamente se formaban allí además de (ii) sintetizar sus propios componentes a partir de los materiales que allí se formaban. Por lo que si un buen hogar, en aquellos tiempos, eran las fuentes hidrotermales, lo ideal no era alejarse demasiado de ellas.

Dado que las fuentes hidrotermales emiten radiación infrarroja, una buena adaptación en aquellas fechas sería tener receptores de luz infrarroja, para detectar “cuánto de lejos” estamos de una fuente hidrotermal; actualmente se ha visto que (i) las bacterias “púrpuras” tienen comportamiento fototáctico en la franja del infrarrojo, (ii) la luz infrarroja puede acumular suficiente energía para llevar a cabo reacciones fotoquímicas y (iii) las bacterias púrpuras parecen ser filogenéticamente las más antiguas bacterias capaces de llevar a cabo la fotosíntesis. En este sentido, las bacterioclorofilas encargadas de captar el infrarrojo “simplemente” han ido variando a otras longitudes de onda.

¿Cómo aparecieron los centros de reacción? Según Xiong&Bauer (2002) los antepasados de las bacterioclorofilas se unirían a los precursores de los citocromos b, para facilitar la eliminación de radicales libres formados durante la fotoexcitación; naciendo una fotoquímica primitiva que, entre otras cosas, podía utilizar hierro para obtener reducir dióxido de carbono y sería el precursor de los centros de reacción; es el caso de las bacterias púrpuras, con un primitivo centro de reacción I.

El resto de un modelo es un batiburrillo de transferencia génica horizontal de un lado para otro que de momento, no me convence mucho 

Dejo aquí la revisión para que le echéis un ojo: COMPLEX EVOLUTION OF PHOTOSYNTHESIS

*6. La evolución no tiene explicación para la metamorfosis.

*7. La evolución no tiene explicación de como el hombre adquirió su estado conciente e inteligencia.

*8. El ojo y el oido humano tiene un complejidad irreducible para ser un producto de la casualidad. El ojo sin retina, o sin nervios opticos, o sin cornea, o sin iris, etc. es inservible. Es imposible «evolucionar» este órgano gradualmente.

*9. La evolución no tiene explicación para el proceso de coagulación de la sangre.

Respuesta:

http://asclepio.revistas.csic.es/index.php/asclepio/article/view/224/220

* 10. Cuando una persona muere, el cuerpo genera endorfinas para hacer la muerte menos traumatica. ¿Como puede ser que la evolución desarrolle un proceso para hacer la muerte mas facil ya que esto obviamente no ofrece ventaja alguna para la supervivencia del organismo?

Respuesta:

http://asclepio.revistas.csic.es/index.php/asclepio/article/view/224/220

Las endorfinas son segregadas en determinadas situaciones, entre ellas el estrés o el dolor, situaciones que encajan bastante bien con la muerte.

Para mas información:

http://lomas.excite.es/noticias/625/Las-endorfinas-explicarian-el-fervor-religioso

http://es.wikipedia.org/wiki/Beta-Endorfina

*11. ¿Como puede se que la mariposa pase por cuatro etapas de vida (huevo, oruga, capullo, mariposa) y solamente la mariposa pueda ser capaz de reproducirse?

*12. La evolución no tiene explicación para el altruismo en los animales e insectos. Por ejemplo, como puede ser que un ejercito de hormigas o abejas (que no pueden reproducirse) sirvan a una reina (la unica que puede reproducirse).

Respuesta:

La explicación evolutiva última de por qué las hormigas “plebeyas” no se reproducen es por el fenómeno de la haplodiploidía que se da entre machos y hembras. En los insectos sociales (aunque no se si en todos), los machos son haploides (solo tienen un juego de cromosomas) y las hembras diploides (dos juegos de cromosomas, como nosotros). Así, cuando un huevo no es fecundado dará lugar a un macho y en caso de que sí sea fecundado, dará lugar a una hembra.
Si nos fijamos en el grado de parentesco entre diversos individuos, veremos que no es como el que se produce entre individuos diploides como nosotros. En este caso, las hembras poseen un 50% de parentesco con sus madres, un 100% con sus padres y, lo que es más curioso, un 75% con sus hermanas.
Esto nos lleva a que cualquier obrera se va a tener un grado de parentesco superior con sus hermanas (75%) que el que podría tener con sus hijas (50%), razón por la cual, aunque tuvieran hijas, “preferirían” cuidar a sus hermanas.
La explicación completa sería algo más amplia y matizada pero creo que con esto puede valer.

*13. La evolución no tiene explicación de como el universo ha sido creado con suma precision para que la vida humana exista. Esto es «principio antrópico».

Respuesta:

Al parecer, en esas especies de insectos los individuos comparten una muy elevada proporción de sus genes, con lo que al sacrificarse por su reina están aumentando las posibilidades de que sus genes pasen a la siguiente hornada de bichos.

La evolución no hace absolutamente ninguna predicción acerca del origen del universo.

Lo que sí que predice es que un ser vivo se adaptará lo máximo posible al medio en el que viva. Eso significa que no es que el universo esté adaptado a nosotros sino que nosotros estamos adaptados a nuestro universo.

La mayoría de puntos se reducen a la “falacia de llenar vacíos de conocimiento con dioses”.

Para mas información:

 

Conclución: 

Este artículo concluye diciendo que «En resumen, es bastante obvio que se necesita mucha más fe para creer en la teoría de la evolución biológica que la que se necesita para creer que Dios es el creador del universo.»

En respuesta a esto, desde mi psocion de cristiano y administrador de este blog, confieso que para aquellos cristianos comprometidos con una fe bíblica, no deberían haber dudas que Dios es el creador de todas las cosas.(Gen 1:2;Heb.11:3)  

Fue por el espíritu que el Señor  Dios soberanamente creó todo lo que existe” Allen Ross (v.2b) (1)

Pero los cristianos no debemos «creer» en la teoría de la evolución. Los cristianos creemos que existe una gran diversidad de especies, y la Teoría de la Evolución, es hasta el momento la mejor TEORÍA CIENTÍFICA que explica la biodiversidad.Es sencillo.

Lo que si sucede, lamentablemente, es que hay muchos agnósticos y ateos, que se refugian detrás de esta y  de otras teorias científicas para negar la existencia de Dios y la necesidad de la fe cristiana en el mundo (y de las otras religiones, proclamando la secularización de las culturas como la panacea para los males del mundo y las teorías científicas como la Biblia para nuestra sociedad actual).

¡Nada mas que entre los biólogos se calcula que mundialmente hay un 95% de ateos!

Esta es, a mi modo de ver, la razón del aparente conflicto entre ciencia y religión.<>

Paulo Arieu

Notas:

1. Jhon F Walwoord y Roy B. Zuck,editores,Knowledge Commentary,Old Testament,Allen Ross escribió el comentario de la sección de Génesis. Victor Books, Wheaton,1985,p.28 citado por Benny Hin en «Bienvenido Espíritu Santo»,nota pp 10,pag. 49,ed.Betania  

Fuentes:

Puede ser peligroso debatir con creacionistas: “el caso Plimer”

Puede ser peligroso debatir con creacionistas: “el caso Plimer” 

regalokansas03

El dr. Manuel Carmona publicó ya ahce un tiempo atrás (Mayo 14, 2008), un artículo que resalta la batalla que hay (intelectual) entre los creacionistas y los cientificos. No deberia suceder esta batalla, pero lamentablemente sucede.Esta batalla de indole intelectual trasciende muchas veces el mero discurso apologetico de los distintos sectores  y va a parar a los juzgados, enredansose en un conflicto religioso y político, no solamente científico.

Tambien sucede en otros ambitos de la ciencia, contra otros grupos que también se oponen a la ciencia tal como hoyu es entendida, tales como los teóricos del Diseño inteligente (D.I).

Algunos teóricos del D.I o alguno de sus defensores, han tenido que renunciar a sus trabajos, otros han sido despedidos, ya que hoy por hoy no es aceptada como ciencia esta teoria cientifica (D.I), sino como pseudociencia, por lo cual todos sus defensores no son aceptados como cientificos serios.

En fin, «el mar está muy  revuelto», habrá que esperar algunos cuantos años quizás para ver que pasa.

Yo particularmente creo que cuando la ciencia explica la verdad y la fe cristiana hace lo mismo, y se abandonan los prejucios y los dogmas, ambos corren por la misma carretera aunque en carriles distintos, pero en el mismo sentido, ya que ambos luchan por la verdad, pero lo hacen de maneras distintas. Los creacionistas (cristianos) lo hacen desde la fe bíblica, los cientificos desde el método racional experimental.

Bueno,los dejo con el artículo.

Dios te bendiga

Paulo Arieu


Puede ser peligroso debatir con creacionistas: “el caso Plimer” 

 

Autor: Dr. Manuel Carmona (oldearth.wordpress.com)

Fuente: EUSTOQUIO MOLINA (Revista el Escéptico)

Pleitear con los pseudocientíficos supone un cierto peligro para la salud y la economía de cualquier científico, por prestigioso y famoso que sea.

Dice el refrán popular: pleitos tengas y los ganes. Pero no sólo basta con ganarlos, sino que también hay que tener suerte de que no surjan complicaciones. La analogía se puede hacer extensiva a las guerras, en las cuales tanto los vencedores como los vencidos sufren un desgaste considerable y, por tanto, puede generalizarse la afirmación: en las guerras todos pierden. Lo ocurrido en Australia al profesor Ian Plimer ilustra sobre el poder de los pseudocientíficos y el peligro al que están expuestos los científicos que osan combatirlos pleiteando con ellos. Ha habido muchos paleontólogos y biólogos australianos que han alzado la voz para criticar la ciencia creacionista, pero el más activo y valiente ha sido Ian Plimer, geólogo especialista en Mineralogía, quien, una vez obtenida la cátedra en 1985 en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Melbourne, pensó que era su obligación profesar su disciplina en público combatiendo a los creacionistas científicos. Así, difundió sus preocupaciones respecto a los valores científicos y de educación del creacionismo en la literatura profesional y, por eso, fue inmediatamente atacado en público y amenazado de querella por los grupos creacionistas. En Estados Unidos, los grupos científicos y religiosos que combatían al creacionismo trataban a los creacionistas al mismo
nivel y discutían desde una posición de debilidad.

Leer el resto del artículo….

Evolución: la ciencia y sus límites

Evolución: la ciencia y sus límites

Descargar (evolucion-la-ciencia-y-sus-limites.pdf)

El mito del evolucionismo propuesto por Darwin se ha venido utilizando, durante todo el siglo XX, por los partidarios del materialismo puro para corroer la creencia en un Dios Creador. Muchos pensadores cristianos, como Pierre Teilhard de Chardin y otros, procuraron hacer frente a tal ataque conciliando la teoría transformista con la fe, abundando en la posibilidad de que la creación hubiera ocurrido mediante un proceso de evolución darwinista dirigido por Dios. Se elaboró así una moderna cosmogonía evolucionista-teísta que suavizaba el relato bíblico, reduciéndolo a una especie de parábola constituida por verdades simbólicas que no debían interpretarse en sentido literal.  

 
De esta manera se pretendía que la Biblia no entrara en conflicto con los enunciados transformistas de la ciencia que, en aquella época, se consideraban verdaderos.  

Tal como resalta el catedrático de Antropología Social de Cambridge, Ernest Gellner: “ […] los creyentes “modernos” no se preocupan por la incompatibilidad entre el libro del Génesis y el darwinismo o la astrofísica contemporánea. Dan por sentado que los enunciados, si bien en apariencia tratan de los mismos sucesos -la creación del mundo y los orígenes del hombre-, están en realidad en niveles muy distintos o incluso, como dirían algunos, en lenguajes completamente distintos, en tipos de “discurso” diferenciados o separados. Hablando en general, las doctrinas y las exigencias morales de la fe se convierten así en algo que, debidamente interpretado, apenas está “curiosamente” en conflicto con la sabiduría secular de la época, o con nada en realidad. Así descansa la paz y la vacuidad doctrinal” (Gellner, 1994, Posmodernismo, razón y religión, Paidós, Barcelona: 16).

Sin embargo, a principios del siglo XXI, los últimos descubrimientos de la ciencia parecen sugerir que esta batalla era innecesaria. Hay evidencia de la variabilidad que existe dentro de las especies, pero no la suficiente como para explicar las profundas transformaciones requeridas por el darwinismo.Los seres vivos prosiguen reproduciéndose según su género y no salen del cuadro estructural al que pertenecen, tal como afirma el relato del Génesis. Los cambios observados tampoco van siempre de lo simple a lo complejo, como se suponía, sino que desde el principio las estructuras celulares y los procesos metabólicos demuestran una alta complejidad que se mantiene hasta hoy y que sólo puede ser interpretada apelando a un Creador inteligente.

Toda la información de que dispone la ciencia en la actualidad apunta hacia un principio del universo en el tiempo y el espacio. La física y la cosmología han descubierto que la materia no es eterna como antes se creía, sino que empezó a existir en un momento determinado. Miles de acontecimientos físicos y químicos se dan la mano de forma asombrosa en el planeta Tierra para hacer posible la vida humana y del resto de los organismos. Pero, a la vez, la ciencia ha demostrado que en ningún lugar del planeta aparece actualmente le vida de manera espontánea, como consecuencia de las leyes naturales.

El descubrimiento del ADN y de la sofisticación del genoma humano, así como de la complejidad irreductible que hay en cada célula viva, sugieren también la necesidad de un diseñador que lo haya planificado todo. No obstante, el acto mismo de la creación sigue envuelto en la bruma del misterio y aunque nos fuera explicado por el mismo Dios, seguramente tampoco seríamos capaces de entenderlo. El nivel de los conocimientos científicos actuales no está a la altura requerida, aunque lo que cada vez resulta más evidente es que tal proceso creador no es ni mucho menos el transformismo lento y azaroso propuesto por Darwin, sino que más bien se perfila como un diseño perfecto, complejo y consumado desde el primer momento.

El estudio de los orígenes continúa siendo uno de los principales retos para la ciencia del tercer milenio. En lo más hondo del alma humana sigue latiendo el deseo de desentrañar los misterios que hay detrás de las leyes que rigen el universo y de los seres vivos que lo habitan. Es el eterno desafío de intentar comprender la mente del Creador. Pero conviene reconocer que hay cosas que la ciencia nunca podrá hacer, como revelar el carácter del supremo diseñador o su plan de salvación para la criatura humana. Esto es algo que pertenece a la teología.

A pesar de ello, la evidencia de designio y propósito en la naturaleza interpela directamente a cada ser humano. De tal manera que como afirma el apóstol Pablo:“las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Ro. 1:20). El diseño inteligente demanda una respuesta de cada persona. Una actitud de aceptación o de rechazo. Dios se ha manifestado también en el mundo natural y, por tanto, no valen las ambigüedades. La creación es la evidencia del Creador y seguirá siendo el fundamento de la visión cristiana del mundo.

Antonio Cruz es biólogo, profesor y escritor.

© A. C. Suárez, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

http://www.protestantedigital.com/new/nowleernoticiaDom.php?r=241&n=10464

Apuntes para el debate histórico de la cosmología bíblica

Apuntes para el debate histórico de la cosmología bíblica

Pablo de Felipe
Publicado en Alétheia (2000) 17:67-76.

Es comúnmente creído que el Génesis 1 y otros de los primeros capítulos de la Biblia se ocupan exclusivamente de los orígenes; pero no solamente encontramos en ellos el relato de la Creación, sino que al detallar lo creado dan alguna luz sobre la imagen del mundo que los autores hebreos manejaban. No es por ello extraño que el debate de los orígenes desarrollado en los últimos números de Alétheia se haya deslizado hacia la cosmología bíblica. ¿Cómo interpretar el “firmamento”? ¿Qué eran las aguas superiores sobre el firmamento? ¿Y las compuertas de los cielos? ¿Y las columnas de los cielos y de la tierra?

Hay un gran abismo entre la cosmología del Mediterráneo oriental de hace tres milenios y nuestra actual cosmología científica. En estas páginas me propongo tan sólo esbozar brevemente la actitud de los cristianos ante ese cambio y la forma en que la Biblia ha sido utilizada a lo largo de esta historia.

El mundo-caja y el mundo-tienda

La mitología y la literatura de la mayoría de los pueblos antiguos contiene cierto número de referencias cosmológicas. Como ocurre en la Biblia, no suelen ser tratados cosmológicos sistemáticos, sino menciones a veces indirectas. Una antigua adivinanza babilónica comparaba el mundo a una casa. Esta metáfora era un lugar común en la antigüedad. No es una estupidez. ¿Qué es más razonable, al pararse en medio del campo, que pensar en el mundo como una gran habitación con la tierra por suelo y el cielo como techo?

La Biblia no defiende esa idea, simplemente no la cuestiona, no piensa que deba ser criticada. Es la divinización de esos cielos, tierra y ocupantes correspondientes, lo que se machaca sin cesar, los aspectos “científicos” no interesaba discutirlos, y por ello la ciencia de la época sólo aparece tangencialmente (ver mi carta en Alétheia, nº 14, pp. 62-64).

Se ha señalado que la Biblia no concebía el firmamento simplemente como un techo sólido, sino también como una piel. Lo uno no anula lo otro. ¿Contradicción? ¿Paradoja? ¿Absurdo? ¿Y si la Biblia manejase dos modelos diferentes de describir el mundo? Nosotros también tenemos a veces varios modelos para explicar hoy en día un mismo fenómeno. Por una parte, la Biblia concebía el firmamento como suficientemente duro para sostener el abismo acuoso superior, impidiendo el diluvio (Gn. 1:6,7; 7:11; 8:2); pero lo suficientemente flexible como para ser descorrido ante el poder de Dios (Is. 34:4, Ap. 6;14). En cualquier caso, ya se describa el mundo como una sólida caja o como una tienda flexible, se mantiene el paralelismo con la habitación que Dios ilumina, construye con esmero, adorna y finalmente regala a la humanidad (Gn. 1). A pesar de la falta de interés de la mayoría de los textos bíblicos por los detalles “científicos”, hay referencias suficientes (ver mi carta en Alétheia, nº 14, p. 64 para las citas bíblicas) como para hacerse una buena idea de la imagen del mundo entre los hebreos: tierra plana (cuyos bordes eran posiblemente circulares), con columnas por debajo que aseguran su estabilidad y con un cielo como tapa superior (más o menos sólido) apoyado en firmes pilares sobre los bordes de la tierra y por el que se desplazan los astros, un abismo oceánico acuoso rodeando todo el conjunto y compuertas que pueden permitir su irrupción en el mundo tanto a través del cielo como de la tierra.

La Biblia no inventa estas ideas, ni las defiende, ni las ataca, simplemente las usa. Dado que no son divinizadas en las páginas bíblicas, nada impediría que al ser cambiadas según el desarrollo de la cultura, judíos y cristianos continuasen enseñando la fe en el Creador y su obra creadora en el marco de otras cosmologías. Pero ¿qué nos enseña la historia de esto? Los cristianos, no solamente siguieron creyendo durante siglos en la misma cosmología que se refleja en la Biblia literalmente, sino que consideraron que su mantenimiento era un pilar para la fe. Equivocados, convirtieron aquellas referencias cosmológicas dispersas en doctrina. Para muchos, considerar alegorías o metáforas aquellas cosas era un insulto, y no menos el considerar que correspondían a antiguas ideas que no debían ser tomadas en cuenta científicamente. Buscaron la autoridad científica a toda costa, y “consiguieron” la unidad con los científicos por todos los métodos, forzando tanto la ciencia como la Biblia para evitar lo inevitable, el hundimiento de aquel antiguo sistema cosmológico convertido en doctrina cristiana.

Entendimiento y enfrentamiento entre los cristianos y la cultura griega

El consenso universal del mundo como habitáculo, con un cielo apoyado en los extremos de la tierra que mantenía lejos las aguas del océano abismal exterior, y que se mantuvo entre los judíos después del Antiguo Testamento, empezó a cuestionarse pocos siglos antes de Cristo. En Grecia, algunos filósofos y científicos (Anaximandro, los pitagóricos, Platón, Aristóteles, Eratóstenes, etc.) llegaron a la conclusión de que la tierra era curva, tal vez esférica y hasta midieron su radio, e igualmente los cielos que ya no tocarían los bordes de la tierra, siendo también esféricos. Algunos (Heráclides, Aristarco, Seleuco), más audaces, sostuvieron la disparatada idea de que aquella tierra a cuya firmeza cantaron los profetas y salmistas (1 S. 2:8; 1 Cr. 16:30; Sal. 93:1, 96:10) se movía a gran velocidad con varios movimientos. Esta segunda idea no pudo sostenerse con argumentos conclusivos y, dado que además escandalizó a algunos espíritus religiosos del paganismo (por mover el corazón del universo), fue arrinconada, mientras que la esfericidad se abrió camino. Contaba con toda clase de argumentos provenientes de las más variadas ciencias y, en la época del Nuevo Testamento, era parte del saber general de cualquier persona culta.

A los apóstoles no les importaba la forma del planeta, sino su evangelización. Pero el crecimiento de la iglesia permitió la incorporación de muchas personas con toda clase de intereses que se ocuparon de confrontar minuciosamente su fe con la cultura que las rodeaba. Los cristianos, no solamente fueron críticos con los ídolos, las peleas de gladiadores, los ejércitos imperiales, el infanticidio, el aborto o la esclavitud, etc., sino que se plantearon cuestiones de tipo filosófico-científico. Poco a poco se perfilaron dos grandes corrientes. Entre los padres de la iglesia dominaron los que tenían una actitud positiva, desde el respeto hasta el deseo de integración ante la cultura griega, que alimentaba intelectualmente el imperio romano. Justino mártir, Clemente de Alejandría y Orígenes fueron algunos de los cristianos más representativos que, desde el siglo II, transitaron por el camino que había abierto el filósofo judío Filón en el s. I. Platón (s. V-IV a. C.) y Aristóteles (s. IV a. C.) eran los grandes padres de la filosofía y la ciencia, así como de las especulaciones intelectuales sobre la divinidad. En el campo astronómico-cosmológico, Ptolomeo (s. II) sintetizaba siglos de observaciones y teorías sobre el universo en una gran síntesis geocentrista que se mantendría hasta el siglo XVII. La tierra era una esfera formada por tierra, agua, aire y fuego, inmóvil en el centro del universo. Se rodeaba por esferas transparentes en las que se movían el sol, la luna y los planetas, formados todos ellos por un quinto elemento, el éter. Este mundo-cebolla, sólido, compacto, inmutable, nada tenía que ver ya con el pequeño mundo de las culturas precedentes. Fue la primera gran revolución cosmológica. No todos los cristianos estaban dispuestos a aceptarlo.

Una corriente de resistencia se iba formando dentro de la iglesia, en especial en la costa oriental del Mediterráneo. Despreciaban la cultura griega. Renegados de ella, realizaron una crítica feroz hacia la idolatría y allí incluyeron todos los aspectos de esa cultura: desde su religión a su arte, desde su filosofía a su ciencia. Para ellos sólo la Biblia era digna de crédito. En su ataque cometieron un trágico error, saltaron de la teología a la ciencia. Hoy seguimos pagando las consecuencias. Así se expresaba, por ejemplo, Tertuliano (s. II-III):

“¿Qué… tiene que ver Atenas con Jerusalén? ¿Qué concordia hay entre la Academia y la Iglesia? ¿Entre heréticos y cristianos?… ¡Fuera con todos los intentos de producir un cristianismo híbrido de composición estoica, platónica y dialéctica! ¡No queremos extrañas disputas después de poseer a Jesucristo, ninguna indagación después de gozar del Evangelio! Poseemos nuestra fe y no deseamos ninguna otra creencia.” (La prescripción de los herejes. Citado en Francis Oakley. Los siglos decisivos. La experiencia medieval. Alianza Ed., Madrid, 1993, p. 178).

Esta fosa, abierta por Tertuliano, había sido ya trabajada por otros de sus contemporáneos del siglo II. Taciano, en su furibundo Discurso contra los griegos, y Hermias, en su mucho más feroz Escarnio de los filósofos paganos, atacan sin piedad a las glorias del mundo griego. Después de afirmar que “la sabiduría de este mundo tuvo principio de la apostasía de los ángeles” (Escarnio, 1. Ver en Daniel Ruíz Bueno. Padres apologistas griegos (s. II). B.A.C., Madrid, 1954, p. 879), Hermias pasa revista a los más célebres griegos: Empédocles, Anaxágoras, Parménides, Anaxímenes, Protágoras, Tales, Anaximandro, Platón, Aristóteles, Leucipo, Demócrito, Heráclito, Epicuro, Pitágoras… Pero estos mismos personajes, cuyas doctrinas filosófico-religiosas eran aquí parodiadas (en algunos casos con mucha razón), también fueron en algunos casos iniciadores de la nueva cosmología. Finalmente, estos teólogos, Biblia en mano, tomaron por asalto la cosmología. Lactancio (s. III-IV) creía que la idea de la existencia de habitantes en las antípodas era absurda, pues tendrían que vivir cabeza abajo. Para mejor destruir esa idea lanzaba su ataque hacia lo que creía que era el origen de ese disparate, la creencia en la esfericidad terrestre:
“[…]. Y de la aceptación de la redondez del cielo se seguía que la tierra tenía que estar encerrada en la mitad de la cavidad del cielo. Y, si esto es así, también la tierra es semejante a una esfera, ya que no puede suceder que no sea redondo lo que está encerrado en algo redondo. […]. De esta forma, a partir de la redondez del cielo se descubrió la existencia de esos antípodas colgantes. […].
No sé qué decir de estos que, tras haber errado una vez, perseveran constantemente en su estolidez y defienden, a partir de un absurdo, otro absurdo; sólo diré que pienso que éstos o bien filosofan por diversión o bien si son inteligentes y conscientes, que han aceptado la defensa de mentiras, como si quisieran ejercer y demostrar su talento con el tratamiento de argumentos absurdos. […].” (Instituciones Divinas III, 24. Ed. Gredos, Madrid, 1990, pp. 323, 324).

Los argumentos a favor de la esfericidad terrestre eran mucho más sólidos que todo eso; pero muchos escritores cristianos los ignoraron sistemáticamente. El avance del cristianismo y el declive de la cultura griega hizo que poco a poco fueran cayendo en el olvido muchos logros de la ciencia antigua. Ciertos ambientes orientales hacían lecturas cada vez más literales de la Biblia y se fue creando una tradición que recuperaba la idea de un mundo-caja. Finalmente la lucha estalló en el siglo VI.

Cosmas contra Filopón: el debate sobre la herencia cosmológica griega y la síntesis escolástica

Tras la caída del imperio romano occidental, el oriental vive un nuevo esplendor. En la Alejandría del siglo VI quedaba tiempo para las disputas teológicas entre nestorianos, monofisitas y católicos. Filopón era un hombre de amplia cultura, cuyo cristianismo no renunciaba a la filosofía. Sin embargo, se adelantó un milenio a la historia y, en nombre de la Biblia y de la razón, criticó a Aristóteles sin piedad, desacralizando el universo y eliminando los restos divinos que quedaban en el cielo del sistema aristotélico. Todo son criaturas creadas por Dios y el Sol no es más que un fuego (las lámparas de Gn. 1 seguían inspirando filosofía). Mientras los pocos filósofos paganos restantes (como Simplicio) se escandalizaban, para Cosmas eso no era suficiente. Este viajero cristiano sintetiza toda una serie de tradiciones cosmológicas que hemos venido exponiendo (además de los autores antes mencionados, otros más sostenían que la tierra era plana, Cirilo de Jerusalén (s. IV), Diodoro, obispo de Tarso, (s. IV), etc.) en una obra que ha pasado a la historia: Topografía cristiana. ¿Objetivo? Los paganos y los “falsos cristianos” que afirmaban la esfericidad de la tierra. El conflicto estaba servido. Cosmas lanza toda su artillería bíblica contra ellos. Para él el mundo es como una caja de fondo plano y rectangular, rodeado por el océano y con la tapa del cielo (véase la figura adjunta). Esta verdad cosmológica, según Cosmas, fue revelada a Moisés, pues el tabernáculo se inspiraba en la forma del universo. Era su representación revelada por Dios. Un diluvio de citas bíblicas y de varios padres de la iglesia anteriores le avalaban. Frente a ellos, cualquier argumento astronómico de una filosofía y ciencias paganas en retroceso, apenas si podían considerarse rivales relevantes (1). Si las citas que van a continuación consiguen sonrojar en algo al lector, este artículo habrá merecido la pena:
Esquema del mundo según Cosmas. Se puede ver a la izquierda la entrada del Mar Mediterráneo y al norte una gran montaña que estaría situada en Europa. La parte superior del cosmos está curvada dando una forma de cofre al conjunto. En la base de esa tapa curva, Cosmas situaba un cielo plano, el firmamento, que producía así dos espacios superpuestos sobre la superficie terrestre. Tomado de Topographie chrétienne, op. cit., p. 557.

“4. Existen cristianos de apariencia que, sin tener en cuenta la divina Escritura, a la que desdeñan y menosprecian como los filósofos no cristianos, suponen que la forma del cielo es esférica, inducidos al error por los eclipses del sol y de la luna. Por tanto, he dispuesto toda la materia de la obra de forma apropiada en cinco libros. En primer lugar, pensando en dichos cristianos extraviados, he compuesto el libro I, para demostrar que es imposible que cualquiera que tenga la voluntad de ser cristiano se deje extraviar por el error especioso de los no cristianos, mientras que la divina Escritura presenta otras teorías. En efecto, si alguien quisiera escudriñar a fondo las teorías paganas, no encontraría nada más que ficciones y sofismas fabulosos, absolutamente imposibles. 5. Pues, (para responder) a la pregunta del cristiano que necesariamente va a preguntar: una vez extirpados esos errores, ¿cuáles son las verdaderas teorías para sustituirlos?, he escrito el libro II, que presenta las teorías cristianas a partir de la divina Escritura, da a conocer la forma del universo, y (muestra) que algunos de los no cristianos antes tenían nuestra misma opinión. A continuación, suponiendo que alguno objetara, perplejo: ¿Cómo se sabe que Moisés y los profetas dicen la verdad presentando esta clase de ideas?, el libro III demuestra que Moisés y los profetas son dignos de fe, que ellos no hablaron por su propia cuenta, sino inspirados por la revelación divina, y que puestos a prueba en sus obras y en sus hechos, los escritores del Antiguo como los del Nuevo Testamento han presentado las cosas tal como ellos las han visto anticipadamente (por revelación); (este libro explica) además cuál es la utilidad de las formas del universo, y de dónde ha tomado su principio y su origen la hipótesis de la esfera. A continuación, una vez más, dirigiéndome a los que desean instruirse visiblemente sobre el tema de las formas (del universo), he compuesto el libro IV, que es una recapitulación concisa, con ilustraciones, de las teorías expuestas precedentemente, también con una refutación de la esfera y de los antípodas. 6. En fin, para el que busca instruirse sobre las teorías cristianas se ha compuesto el libro V: hay que conocer que esto no se funda en ficciones de nuestra propia invención, ni es en fábulas de invención reciente donde fundamos nuestra exposición y nuestra ilustración, sino en la revelación y en el orden de Dios, demiurgo del universo; porque hemos meditado sobre la imagen del conjunto del universo, es decir, sobre el tabernáculo construido por Moisés, que el Nuevo Testamento concuerda en calificar de copia del universo; partiéndolo por medio de un velo, Moisés hizo, de uno sólo, dos tabernáculos, lo mismo que Dios, en el origen, había partido, por medio del firmamento, el espacio único, que había entre la tierra y el cielo, en dos espacios; en el tabernáculo hay un tabernáculo exterior y un tabernáculo interior; en el universo hay un espacio inferior y un espacio superior; el espacio inferior es este mundo, y el espacio superior es el mundo que vendrá, donde Jesucristo según la carne, resucitado de entre los muertos, entró el primero de todos, y donde los justos entrarán más tarde a su vez.” (Cosmas Indicopleustes. Topographie chrétienne, prólogo, 4-6. Wanda Wolska-Conus (ed.). Les Éditions du Cerf, Paris, 1968, tomo I, pp. 264-268).

“2. Por el contrario, los que están adornados con la sabiduría de este mundo y se fían de los argumentos especiosos de su propia razón, para comprender la forma y la posición del universo, se burlan de toda la divina Escritura catalogándola como un conjunto de mitos; consideran a Moisés, a los profetas, a Jesucristo y a los apóstoles como charlatanes e impostores y, levantando orgullosamente las cejas, como si ellos fueran muy superiores en sabiduría al resto de la humanidad, atribuyen al cielo la forma esférica y el movimiento circular; se esfuerzan en comprender la posición y la forma del universo a partir de los eclipses del sol y de la luna, para reforzar métodos geométricos, cálculos astronómicos, juegos de palabras y engaño profano; engañadores y engañados afirman que estos fenómenos no pueden producirse con otra forma (que no sea la esférica). […].
“3. Pero los que quieren ser cristianos y desean también adornarse con elocuencia, sabiduría y cosas engañosas de este mundo, cuando ellos rivalizan entre sí para recibir a la vez los principios cristianos y los principios paganos, parece que no difieren en nada a la sombra que se produce por la interposición de un cuerpo delante de la luz; […]. 4. Dirijo mi discurso a éstos, sobre los cuales la divina Escritura dice que han llegado a ser parecidos a los extranjeros establecidos antiguamente en Samaria: “Ellos temían a Dios al mismo tiempo que adoraban y sacrificaban en los lugares altos.” Uno no se equivocaría llamándoles hombres con dos caras; ellos quieren estar a la vez con nosotros y con los paganos; la renuncia a Satán que proclamaron en el momento de su bautismo, la abjuran ahora y se vuelven a él. […].” (Idem, I, 2-4, pp. 274, 276).

“100. Puesto que una gran esperanza se presenta a los cristianos, a saber, que los ángeles, los hombres y la creación entera serán cambiados a una condición mejor y dichosa, ¿quién será el malvado e impío capaz de despreciar esta esperanza y apoyarse en la nueva y engañosa vanidad de los no cristianos? El tal oirá en el día terrible las palabras del Juez: «En verdad, os digo, no os conozco. Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad.» Y en verdad es una gran iniquidad desechar las palabras de Dios y, en contra de estas palabras, atribuir al cielo una forma esférica [nota: porque parece imposible colocar el reino de los cielos en una esfera].” (Idem, II, 100, pp. 418).

“4. He aquí el primer cielo en forma de bóveda, creado en el primer día al mismo tiempo que la tierra, referente al cual Isaías dice: «El que levanta el cielo como una bóveda.» (Is. 40:22). Por el contrario, el cielo unido a media altura al primer cielo, el cielo creado en el segundo día, es al que se refiere Isaías diciendo: «Él lo extiende como un tabernáculo para que se habite en él.» (Is. 40:22). Por otra parte, David dice: «Él extiende el cielo como una piel.» (Sal. 103:2) y, explicándose con más claridad todavía, precisa: «Él pone un techo de aguas a sus aposentos superiores.» (Sal. 103:3). 5. Como la Escritura menciona además las extremidades del cielo y las extremidades de la tierra, esto no se puede concebir sobre una esfera. […].” (Idem, IV, 4, 5, pp. 538, 540).

Por fortuna, Cosmas no fue unánimemente seguido, al menos en la iglesia occidental (tuvo más eco en oriente), que prefirió seguir a Ambrosio de Milán (s. IV), Agustín de Hipona (s. IV-V), Isidoro de Sevilla (x. VI-VII) o Beda el Venerable (s. VII-VIII), que retuvieron diferentes elementos de la cosmología griega, aunque no sin ciertas dudas. Agustín se refería a aquellos que se preguntaban “cuál debe creerse que es la forma y figura del cielo, de acuerdo con la Sagrada Escritura”, y frente a ellos hacía gala de su ignorancia sin complejos, pero afortunadamente, sin condenar ninguna opinión: “Pues, ¿qué me importa a mí si el cielo, como una esfera, rodea por todas partes a la tierra, colocada en el centro del universo, o si la cubre sólo por una parte, desde arriba, como un disco?”. Con el mismo sentido práctico rechazaba entrar en otras polémicas semejantes a propósito de la compatibilidad del movimiento del cielo y de su denominación como “firmamento”. (Sobre el Génesis en sentido literal, II, 9. Citado en Galileo Galilei. Carta a Cristina de Lorena y otros textos sobre ciencia y religión [preparado por Moisés González]. Alianza Ed., Madrid, 1987, pp. 71, 72). Pero los temibles precedentes que habían sido ya sembrados no desaparecieron. Algunos mantendrían su desprecio teológico por la ciencia durante siglos, como Pedro Damián (s. IX):
“Platón escruta los secretos de la misteriosa naturaleza, fija los límites de las órbitas de los planetas y calcula la trayectoria de los astros: lo rechazo con desprecio. Pitágoras divide en latitudes la esfera terrestre: le hago muy poco caso (…) Euclides se inclina sobre los embrollados problemas de sus figuras geométricas: también lo mando a paseo; en cuanto a todos los retóricos, con sus silogismos y sus especulaciones sofísticas, los descalifico como indignos de tratar esta cuestión.” (Citado en Pierre Thuillier. De Arquímedes a Einstein. Tomo 1. Alianza Ed., Madrid, 1988, pp. 99-101).

Afortunadamente, otros destacados cristianos denunciaron la herencia de Cosmas. El patriarca de Constantinopla, Focio (s. IX) comentó así la obra de Cosmas:

“Siendo vulgar en la expresión, ignora hasta la sintaxis común; además, expone hechos inverosímiles según la ciencia. También es justo considerar a este hombre como un autor de fábulas más que como un testigo veraz. Los dogmas que él discute son los siguientes: el cielo no es esférico, y tampoco la tierra, pero el primero es como un edificio abovedado, la otra es un rectángulo, y las extremidades del cielo están pegadas a las extremidades de la tierra; todos los astros se mueven porque unos ángeles les aseguran su movimiento, y otras cosas del mismo estilo. […].
[…]. El profesa también otras cosas absurdas.” (Fotio, Biblioteca, codex 36. Citado en Topographie Chrétienne, op. cit., p. 116).

A pesar de la enorme contradicción entre el modelo bíblico y el griego que estas luchas manifestaban, los escolásticos medievales occidentales se las ingeniaron (silenciando unos textos, forzando otros, etc.) para encajar ambas cosmologías, sin querer renunciar claramente a ninguna. Se aceptó la esfericidad terrestre y celeste. La inmovilidad de la tierra estaba garantizada por los griegos que habían rechazado a sus compatriotas que creían en el movimiento de nuestro planeta. Las referencias a un cielo sólido como tapa de la tierra se aplicaron a las sólidas esferas celestes de Aristóteles. El movimiento de los astros se atribuyó a los ángeles (siguiendo a Cosmas y a autores anteriores, a pesar de Filopón). De las columnas de la tierra o de los cielos nadie se acordó, las aguas superiores se identificaron con las nubes (aunque estas dos cosas eran claramente diferenciadas en el Antiguo Testamento) y el conflicto se fue olvidando. La fe y la razón/ciencia habían llegado a una nueva unidad tras más de mil años de problemas…

Las revoluciones del siglo XVI

El siglo XVI no iba a ser sólo el de la reforma teológica. Varios cometas perturbaron los cielos inmutables de los aristotélicos. ¿Cómo podrían los cometas atravesar las duras esferas? Tycho Brahe y otros astrónomos llegaron a una conclusión espectacular. El cielo no era sólido. De repente los astros se vieron libres. Los orbes cristalinos que los oprimían fueron declarados inexistentes. Aristóteles se agrietaba. ¿Y la Biblia? ¿No se habían usado sus citas mil veces para apoyar esos cielos sólidos? La difícil unidad entre teólogos y científicos se vino a bajo. Los astrónomos y los teólogos se esforzaban en dar una salida a los textos bíblicos sobre el firmamento. Pero antes de que pudiesen encajar este mazazo, los seguidores de Copérnico esparcían por Europa las enseñanzas del maestro que poco antes había removido una tierra que, como los demás astros flotaba ahora libremente en el espacio. El tercer gran modelo cosmológico de la historia estaba naciendo: más trabajo para los apologistas cristianos. Las componendas entre la cosmología bíblica y la nueva ciencia no eran ya posibles. Los científicos rebuscaron la bibliografía cristiana en busca de argumentos que apoyasen la interpretación de los pasajes bíblicos de formas no científicas. Mientras, los teólogos se prepararon para la defensa. Lutero llamó, a Copérnico:

“…astrólogo advenedizo que pretende probar que es la Tierra la que gira, y no el cielo, el firmamento, el Sol o la Luna […]. Este loco echa completamente por tierra la ciencia de la astronomía, pero las Sagradas Escrituras nos enseñan que Josué ordenó al Sol, y no a la Tierra, que se detuviese.” (Citado en Nicolás Copérnico, Thomas Digges y Galileo Galilei. Opúsculos sobre el movimiento de la Tierra [preparado por Alberto Elena]. Alianza Ed., Madrid, 1986, p. 8).

Melanchton sugirió que las autoridades civiles deberían tomar cartas en el asunto y “deberían poner freno al desencadenamiento de los espíritus.” (Ibídem). Desde la Roma católica, Tolosani, piadosamente escandalizado, escribió un manuscrito (que la muerte le impidió publicar) en el que condenaba a Copérnico. Mientras, los amigos luteranos del canónigo católico Copérnico (entre los que se hallaba su único discípulo, Retico), imprimían sus obras, las estudiaban y exploraban vías de conciliación entre ciencia y fe que no pasaran ya simplemente por una nueva unidad, sino por el reconocimiento de la imposibilidad de reconciliar las ideas bíblicas con la nueva cosmología. Retico escribió un “Tratado sobre la Sagrada Escritura y el movimiento de la tierra”, y el obispo católico Giese tuvo que redactar una obra (perdida) en defensa de su amigo Copérnico.

Poco después Brahe y Rothmann, dos grandes astrónomos protestantes, mantenían un apasionado debate epistolar. El primero había destruido las esferas celestes; pero, con la Biblia en la mano, no se atrevía a mover la tierra. El segundo quería aplicar la misma solución del problema ciencia y fe dado para justificar las referencias al sólido firmamento, a otros campos de la cosmología, como el movimiento de la tierra.

Curiosamente fue Calvino, que nunca profesó el copernicanismo, quien relanzó la vieja tesis, ya utilizada por teólogos como Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, de la teoría de la acomodación, según la cual el Espíritu Santo se acomoda a la mentalidad de cada época en que se revela, especialmente en temas teológicamente sin importancia como es la cosmología. Sorprende que idea tan simple no se haya extendido más. El luterano Kepler y el católico Galileo la aceptaban con entusiasmo (como habían hecho Retico y Rothmann), el segundo la sintetizaba en 1615 citando al cardenal Baronio que había afirmado: “la intención del Espíritu Santo era enseñarnos cómo se va al cielo, y no cómo va el cielo.” (Citado por el propio Galileo en Carta a Cristina de Lorena y otros textos sobre ciencia y religión, op. cit., p. 73). Pero el literalismo no había muerto. Para el cardenal Bellarmino, máxima autoridad teológica en Roma, al igual que no podía afirmarse que “Abraham no tuvo dos hijos y Jacob doce” tampoco podría negarse que “el Sol está en el cielo y gira a gran velocidad en torno a la Tierra, y que la Tierra está muy alejada del cielo y está inmóvil en el centro del mundo.” Pues si bien ambos casos no eran “materia de fe”, “lo uno y lo otro lo dice el Espíritu Santo” (Citado en Carta a Cristina de Lorena y otros textos sobre ciencia y religión, op. cit., p. 112). Por ello, el copernicanismo fue condenado en 1616 por la Inquisición, en nombre de la filosofía aristotélica y de la inspiración divina de la Biblia. La reincidencia de Galileo en su defensa del movimiento de la tierra le acarrearía una vergonzosa abjuración y la prisión perpetua en su casa desde 1633 hasta su muerte en 1642.

Nuestra herencia

Mientras los astrónomos católicos (especialmente jesuitas) se debatían entre sus propias contribuciones a la ciencia moderna y su filosofía aristotélica protegida por los decretos inquisitoriales, los protestantes publicaban las obras de Galileo y, tras acabar con las resistencias teológicas iniciales, alcanzaban una nueva unidad con la física newtoniana. La nueva paz en ciencia y fe construida en la Inglaterra del siglo XVII acabaría naufragando con las polémicas darwinistas del siglo XIX, y en el siglo XX el “divino” Newton pasaría a la historia de la física. Hoy algunos siguen buscando una falsa solución, encajando a golpes la ciencia actual con la cosmología de la edad de bronce que se refleja en el Antiguo Testamento o estirando la Biblia para recubrir los más recientes descubrimientos científicos. Debemos, pues, comprender que no tiene sentido continuar intentando buscar una explicación para la cosmología bíblica. No es posible seguir forzando la ciencia, la Biblia o ambas para intentar unificar la cosmología bíblica y la de la ciencia actual. No nos es posible “salvar” la cosmología bíblica. Pero esto no debe sorprendernos. Cristo envió a sus discípulos a predicar la buena nueva del Evangelio, no de la antigua cosmología hebrea. Leer en la Biblia sobre las columnas del cielo no nos debería sorprender ni intranquilizar más que leer que los barcos navegaban a vela y no con hélice.

Lo interesante de este enfoque es que, paradójicamente, nos permite hacer una lectura del texto más literal que la de cualquier literalista. No necesitamos estirar el significado de las palabras hebreas para leer en ellas veladas referencias a la ciencia de más “rabiosa” actualidad. Paralelamente, tampoco tenemos que diluir por completo esas palabras para convertirlas en etéreas referencias poéticas o alegorías teológicas sin ninguna relación con la realidad del mundo creado. Podemos aceptar, sin problemas, que el trasfondo de las referencias a las aguas superiores era un océano que literalmente rodeaba la tierra. Que luego esa idea se usara con intenciones más metafóricas que realistas es otro asunto; pero nadie puede hacer una metáfora usando un concepto que desconoce (¿podría alguien que no conoce la existencia del trigo comparar una melena rubia con este cereal?). De esta manera no tendremos que forzar la Biblia y la ciencia para explicar esas aguas como nubes, ángeles, efectos invernadero primitivos, aguas extraterrestres, etc. No deberíamos luchar por mantener la ciencia hebrea del Antiguo Testamento, como no intentamos revivir su agricultura, su ganadería, su arquitectura, su medicina, su metalurgia, su náutica…

De Lactancio a hoy, pasando por Cosmas y la inquisición: casi 2000 años de disparates en ciencia y fe. ¿Dejaremos ya de hacer el ridículo y de poner en peligro la respetabilidad de la Biblia? ¿Continuaremos buscando las aguas sobre el firmamento? ¿Reconoceremos que no es posible ni necesario reconciliar la cosmología bíblica con la ciencia de ninguna época histórica pasada, presente o futura?


“Pues sucede con frecuencia que el cristiano no tiene suficientes conocimientos sobre la tierra; el cielo; los restantes elementos de este mundo; el movimiento; el curso; magnitud e intervalos de las estrellas; sobre los eclipses de sol y de luna; sobre los períodos de tiempo y años; sobre la naturaleza de los animales, plantas y piedras, y sobre otras cosas, hasta el punto que necesita una prueba muy segura o una experiencia. Pero es vergonzoso y pernicioso, y se debe evitar al máximo, que cualquier no creyente al oír a un cristiano hablar de estas cosas de acuerdo con la Sagrada Escritura, pero diciendo tonterías y equivocándose completamente, apenas pueda contener la risa; y no es tan molesto el que un hombre que comete errores sea objeto de burla, pero sí lo es que se crea [por] parte de los que están fuera que nuestros autores sagrados han opinado tales cosas y, con gran daño para aquellos de cuya salvación nos preocupamos, sean censurados y rechazados por incultos. Pues cuando descubren que alguno de los cristianos se equivocan en un asunto que ellos conocen de maravilla y dan una opinión falsa sobre nuestros libros sagrados, ¿cómo van a creer y confiar en aquellos libros en temas como la resurrección de los muertos, la esperanza de la vida eterna y el reino de los cielos si pensaron que se habían escrito cosas erróneas sobre asuntos que pudieron comprobar experimentalmente y percibir con pruebas irrefutables?” (Agustín de Hipona, Sobre el Génesis en sentido literal, I, 18 y 19. Citado por el propio Galileo en Carta a Cristina de Lorena, op. cit., p. 91).

“Cuando Fromondo u otros hayan proclamado que decir que la tierra se mueve es herejía, si las demostraciones, las observaciones y las necesarias verificaciones demuestran que se mueve, ¿en qué dificultad se habrán puesto a sí mismos y habrán colocado a la Santa Iglesia?” (Galileo, en una carta a Elia Diodati de 1633. Citado en Ludovico Geymonat. Galileo Galilei. Ed. Península, Barcelona, 1986, p. 82).

Nota: los textos de Cosmas han sido traducidos del frances por mi padre, Pedro de Felipe, al que agradezco su esfuerzo entusiasta.

(1) Por la misma época, en textos talmúdicos y otros comentarios judíos, se seguían manteniendo las tradiciones cosmológicas que contenían una imagen del mundo muy similar, con la tierra plana y uno o varios cielos como pisos superpuestos hasta llegar a Dios.

http://www.centroseut.org/cienciayfe/Apuntes_cosmologia.htm

¿HUBO EVOLUCIÓN EN LA CRUCIFIXIÓN?

Febrero 14/2008

LA EVOLUCIÓN ES CASUÍSTICA; LA CRUCIFIXIÓN FUE UN PLAN.

En este mundo actual de vuelos espaciales, satélites capaces de divisar lo aparentemente indetectable, saturado de ordenadores y de adelantos tecnológicos de todo tipo que parecen insuperables, a gran cantidad de personas les resulta difícil comprender que hace 2000 años, un hombre dijera llamarse hijo de Dios. Menos aun que asegurara que la causa de su presencia entre nosotros era un final de crucifixión en la cruz, para lograr la salvación de la humanidad, liberándola de todo tipo de pecado.

Desde la lógica y la razón humana, a no ser por la desgarradora y sufrida muerte, esto pudiera parecer un cuento para niños, en el mejor de los casos, y la actitud de un desequilibrado mental, para muchos que viven vinculados a endebles filosofías. Pero no fue otra cosa que un plan diseñado por Dios desde mucho antes. Las Escrituras hablan del Mesías, desde tiempos del Éxodo judío. Pero, ¿qué relación pueden tener entre sí, sabiendo que distan entre unas y otro, a veces más de mil años? La primera, directa, aparece en 2ª Samuel 7:16 (aprox. 1200 aC); en una promesa al rey David (ascendente 43 del Señor, según linaje humano):

‘Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.’

En un orbe apocalíptico, de final previsto, el ‘para siempre’ de Dios solo puede referirse a una vida eterna regida por Jesucristo, luego de juzgar a todos los hombres. El Salmo 2:2 (cerca de 1000 aC), lanza una profecía que se corresponde a estos tiempos:

“Los reyes y gobernantes de la tierra se rebelan y juntos conspiran contra el Señor y su rey escogido. Y gritan:’¡Vamos a quitarnos sus cadenas’! ‘¡Vamos a librarnos de sus ataduras!’ Y el Señor, que reina en el cielo, se ríe de ellos…”

Y años después, alrededor del 900 aC, el propio David habla de Jesús en Sal 110:1:

“El Señor dijo a mi señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.’ “

Poco más tarde, en el 740 aC, Is 53: 5 vaticina:

“Mas Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Finalmente, el profeta Zacarías (519 aC) hizo su aporte muy puntual, en Zac 9:9:

“¡Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén! He aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”

La presencia de Jesucristo respondió a un plan de Dios en el tiempo; no fue obra de la casualidad, sino hubo toda una preparación sicológica, antes de que Jesús emprendiera su prédica, cumpliendo sus 30 años. El que se conociera su pre-existencia, es un NO rotundo al evolucionismo, pues no existe plan en una evolución que dicta que todo surge por sucesos aleatorios y casuísticos. Su entidad como ser humano, con todo su código ADN de humano, fue constantemente anunciada antes de manifestarse. No llegó en paracaídas ni producto de la evolución de las especies, sino que ya estaba previsto y anunciado más de un milenio previo a su llegada.

Imagino estar viendo el escándalo que estas líneas provocarán a los evolucionistas que lean esto, pero son hechos recogidos en un libro de Historia que habla de todos los sucesos importantes ocurridos en la humanidad desde la creación. Para aumentar sus exaltaciones, les diré que Isaías, además de augurar la llegada de Cristo, también había predicho la caída de Babilonia, unos doscientos años antes de que esta ocurriera; incluso puntualizando que sería tomada por los medos, en Iz 13:17-19:

“Ved, yo suscitaré contra ellos a los medos, que no estiman la plata ni se afanan por el oro… Babilonia, la joya de los reinos, la perla, el orgullo de los caldeos, será destruida por Dios como Sodoma y Gomorra”.

O sea, mucho antes de ocurrir, auguró lo que historiadores (Herodoto, 484/425 aC: Crónica de Nabónida) y arqueólogos (hallazgo de tablillas de arcilla cocida, escritas en persa antiguo, babilonio y elamita) han confirmado: Ciro II “El Grande”, fundador del imperio persa, pero nieto del rey medo Astiages, la conquistó en el 539 aC, con sus generales y ejército medos, para luego liberar a los judíos y permitir su regreso a Israel, arrasada en el 579 aC por Nabucodonosor, quien les llevó esclavizados a Babilonia.

Se trata de otra evidencia histórica contra ‘la evolución imprevisible‘. Hablamos de personas, resultados cromosomáticos planificados y previstos antes de que se manifestaran. Algo ESCRITO mucho antes, que quedó como prueba para el futuro.

Pero aún añade más sobre esto, en: Isaías 13:19-22:

“No será jamás poblada ni habitada al paso de generaciones; el árabe no alzará allí su tienda, ni el pastor apacentará su ganado”.

Alejandro Magno la asaltó y murió en ella en el 323 aC. Hubo todavía otros intentos por perpetuar Babilonia mientras se rompía, continuando sus orgías y ofrecimientos de sacrificios en su viejo santuario, aún durante un siglo después de la muerte del gran conquistador; pero, una vez más, se confirmó el prevalecer de la profecía, pues según otras tablillas datadas en el 275 aC, halladas por una expedición arqueológica, los babilonios, en la última invasión sufrida, fueron transportados a Seleucia del Tigris, la nueva capital creada por Seleuco I Nikator, para su naciente reino.

Hacia el año 141 aC, cuando los partos sometieron la región, Babilonia ya estaba vacía, sumida en completa desolación y oscuridad. (”No será jamás poblada ni habitada al paso de generaciones”)

La convergencia histórica de la topografía y vivencias de Babilonia, con las predicciones bíblicas, se lograron a partir de coincidencias entre narradores clásicos, las inscripciones en piedra realizadas por Nabucodonosor y las excavaciones del Deutsche Oriengesellschaft, en el 1899 de la era contemporánea. Al fin, Babilonia nunca más fue ocupada. Sus ruinas aún pueden verse en la actual provincia iraquí de Babil, 110 kms. al sur de Bagdad. La historia, definitivamente, volvió a darle la razón al bueno de Isaías, mas… ¿Cómo pudo éste conocer el final si no fue a través de una revelación?

Algunos escépticos pensarán que tantos siglos es suficiente tiempo para que una ciudad no sobreviva. Pero ahí están, entre otras, Gaza y Damasco, capital aramea en el año 732 aC (hoy de la actual Siria)

La raza humana no responde a la casuística, sino al plan de Dios en el que todos participamos. Jesús comenzó sus enseñanzas con 30 años de edad; durante 3 años instruyó a sus apóstoles y a todo aquel que se le acercó, mientras hacía que los ciegos vieran, los cojos recuperaran su andar, los mudos hablaran: sanaba dolencias de todo tipo. También convirtió el agua en vino, dio comida a 5000 personas con 5 panes y 2 peces… y resucitó muertos.

Instruía y alertaba sobre el futuro, acreditando su palabra con hechos de poder. Y lo hizo no solo educando sobre el comportamiento que esperaba de las personas, sino también para no dejar lugar a dudas sobre un final de los tiempos que ya venía siendo anunciado por varios profetas, desde 740 años antes, Isaías primero, pero también Ezequiel, Daniel, etc.

Ahora bien: ¿Por qué concluyó entregándose para ser inmolado? Al hombre actual eso puede sonarle a cuento chino; la mayoría de la sociedad está secularizada y vive apartada de la religión. Muy pocos leen la Biblia de vez en cuando y muchos, jamás lo han hecho; nuestros hábitos son distintos a los de los judíos de entonces. Ellos eran fieles a su Torá, su libro de cabecera (varios libros en uno, como nuestra Biblia) Tenían varios hábitos, entre ellos, el de purificación de sus pecados, para poder entrar al templo.

En aquel entonces eran frecuentes las ofrendas y sacrificios para depurar todo tipo de faltas. Estos actos de purificación durante la Pascua (conmemorando la liberación judía de Egipto) tomaban un cariz especial: se escogía el mejor cordero para ofrendarlo, el más sano, blanco como la nieve, sin manchas; era el único válido para un acto de purgación en un día tan solemne.

Y ese fue exactamente el día elegido por Dios para la crucifixión de Jesús; no solo lo atestiguan los escritos judíos y cristianos, sino las mismas crónicas romanas. Fue todo un símbolo, pues Él representaba ese cordero sin mancha que limpiaría el pecado del mundo: fue sacrificado el mismo día de la pascua hebrea. Murió y, según el plan previsto, resucitó el domingo, el primer día de la semana.

Se le presentó a María Magdalena en primer lugar, luego a algunos apóstoles, y al final a los 12; compartió con ellos durante varios días, en diferentes apariciones y al final les pidió que salieran por el mundo para dar la buena noticia de una resurrección posible. Sin embargo, en realidad esa buena nueva lo que hizo fue subsanar la mala que había dado días antes, cuando les habló del fin de este mundo y de las señales antes del desenlace humano.

Su última enseñanza fue que hay una vida incombustible, según Jn 6:53:

“Jesús les dijo: ‘El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”

¿No es fácil de comprender, verdad? Jesús lo supo; para aquellos que no pudieron captar el mensaje a la 1ª, se ratifica y conceptúa un poco después, en el versículo 63:

“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”

Ese fue su legado: si nos arrepentimos de nuestros errores pasados, le somos fieles con nuestros actos y nos mantenemos en comunión con Él a través de la oración, llevará nuestros pecados a ‘0′; el Espíritu Santo nos visitará y fortalecerá en fe constantemente. Nuestro propio espíritu será alimentado por esta relación constante; desde esa promesa y la realidad de su resurrección, la fidelidad nos permitirá tomar la corona de una vida sin fin, en su reino definitivo, porque ese es el Plan de Dios y Él no es ‘casuística evolución‘.

Un cuento para tontos, según los que se viven en una sabiduría alejada de Dios. Para nosotros, una excelente noticia, reforzada por la promesa de Dios en Ez 18: 21-22:

“Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá.”

Fuente: ¿HUBO EVOLUCIÓN EN LA CRUCIFIXIÓN?