La incredulidad del relojero ciego. Parte 2
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¿Como es posible que un grupo de científicos analice la creación y no vean un diseño inteligente en ella y otros si lo vean?
La respuesta está en la cosmovisión de ellos. Unos no creen en Dios o tienen una concepción materialista del mundo, y otros si creen en Dios y tienen una concepción teísta del mundo.
Mucho tiene que ver en esto, su concepción del mundo.
Vamos a tener que hablar si o si del tema de las cosmovisiones porque estas afectan si o si a la buena vista de nuestro buen amigo el relojero.
Si preguntas a alguien, “¿Cuál es tu cosmovisión?”, es probable que no pueda responder. Eso se debe a que la cosmovisión funciona a nivel de presupuestos. Para usar el lenguaje informático, la cosmovisión es el sistema operativo, y todo el mundo usa programas que dependen del sistema sin saber nada sobre el sistema mismo. ¿Quién entiende el código de Microsoft Windows? Los especialistas. De la misma manera los especialistas académicos reflexionan sobre la cosmovisión conscientemente, pero la mayoría usa el sistema sin pensar en ello.
La COSMOVISION
«Una cosmovisión es:
1) Una explicación y una interpretación del mundo.
2) Una aplicación de esta visión a la vida.
En términos más simples, nuestra Cosmovisión es una visión del mundo y para el mundo. (Philips y Brown).
Una Cosmovisión provee un modelo del mundo que guía a sus adherentes en el mundo. (Walsh y Middleton)
La necesidad de una Cosmovisión es cuádruple: (Holmes)
1) La necesidad de unificar el pensamiento y la vida.
2) La necesidad de definir la vida y encontrar esperanza y sentido a la vida.
3) La necesidad de guiar el pensamiento.
4) La necesidad de guiar la acción.
IDEA DE HOMBRE: MODELO / CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA
IDEA DEL MUNDO: COSMOVISIÓN
1) RELACIÓN: Conectan al Hombre con el universo.
2) DE IDENTIDAD: Se es el universo.
La explicación conecta al hombre (garantizando su existencia) con el universo, el cual sólo es cognoscible por intermediación de la misma, constituyéndose así las Cosmovisiones de relación.
Todos tenemos una Cosmovisión con la que nos orientamos para satisfacer nuestras necesidades, conscientes o inconscientes, en todos los dominios de lo humano; donde suele haber mapas divergentes para ser en el mundo.
Nos vemos enfrentados a una diversidad de Cosmovisiones, cada una de las cuales hace afirmaciones acerca de la verdad. Así, otra necesidad importante, cubierta por las Cosmovisiones es la de ayudarnos a manejar una cultura cada vez más compleja»[0]
Una cosmovisión provee un modelo del mundo que guía a sus adherentes en el mundo, es la lente de lectura de nuestra interpretación de la realidad. Afecta a cómo percibimos y cómo interpretamos nuestras experiencias y la realidad que nos rodea. Es imprescindible que comprendamos lo que es y cómo funciona la cosmovisión, porque la misma fe cristiana es una determinada cosmovisión. Una lectura consciente de la cosmovisión nos ayuda comprender mejor a los demás, clarificar la lectura bíblica, orientar y sacar sentido del culto y proclamar el Evangelio más efectivamente
La cosmovisión de una sociedad o cultura ofrece su visión de los asuntos esenciales de la existencia humana y responde a cuatro preguntas fundamentales:
- ¿Quiénes somos?
- ¿Dónde estamos?
- ¿Cuáles son los problemas con nuestra existencia?
- y ¿Cuál es la solución
Es decir, la cosmovisión trata del sentido de la identidad, del entorno o del sentido de la ubicación social, de la comprensión de los problemas de la vida, y una idea de cómo tratar con estos problemas. Todos nosotros tenemos una idea de quiénes somos. En parte sacamos esta idea del entorno y de la red de relaciones, como la familia, la etnia, la nacionalidad, etc. Por nuestro estar en el mundo encontramos obstáculos y observamos problemas. Además tenemos una idea, o quizás, mejor dicho, una esperanza, de cómo afrontar estos problemas y salir adelante.
Aunque la cosmovisión funciona a nivel de los presupuestos y es generalmente inconsciente, tiene expresiones visibles. La cosmovisión se expresa con relatos y símbolos, e incluye una praxis (una práctica).
Por ejemplo, la cosmovisión cristiana tiene su gran relato. La cosmovisión cristiana considera la humanidad como criatura especial, creada a imagen de Dios. Vive en un mundo creado por Dios y declarado bueno, pero está afligido por una rebelión generalizada que funciona casi como un defecto genético, es decir, toda la humanidad es pecadora y está separada de su creador. Dios mismo ha proporcionado una solución al problema del pecado enviando a su hijo, quien murió vicariamente por los pecados y resucitó de los muertos, y así ofrecer la reconciliación con Dios. Este es el gran relato del cristianismo en una forma muy breve. Expresa la cosmovisión y funciona como lente de lectura de la realidad. Responde a las cuatro preguntas esenciales de la identidad, el entorno, el problema con la vida y la solución.
Una cosmovisión, también se podría decir que es el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del mundo que tiene una persona, época o cultura, a partir del cual interpreta su propia naturaleza y la de todo lo existente. Una cosmovisión define nociones comunes que se aplican a todos los campos de la vida, desde la política, la economía o la ciencia hasta la religión, la moral o la filosofía.
El término “cosmovisión” es una adaptación del alemán Weltanschauung (Welt, “mundo”, y anschauen, “observar”), una expresión introducida por el filósofo Wilhelm Dilthey en su obra Einleitung in die Geisteswissenschaften (”Introducción a las Ciencias de la Cultura”, 1914).
Dilthey, un miembro de la escuela hermenéutica, sostenía que la experiencia vital estaba fundada —no sólo intelectual, sino también emocional y moralmente— en el conjunto de principios de la sociedad y de la cultura en la que se había formado. Las relaciones, sensaciones y emociones producidas por la experiencia peculiar del mundo en el seno de un ambiente determinado contribuirían a conformar una cosmovisión individual.
Todos los productos culturales o artísticos serían a su vez expresiones de la cosmovisión que los crease; la tarea hermenéutica consistiría en recrear el mundo del autor en la mente del lector. El término fue rápidamente adoptado en las ciencias sociales y en la filosofía, donde se emplea tanto traducido como en la forma alemana original.
Una cosmovisión no sería una teoría particular acerca del funcionamiento de alguna entidad particular, sino una serie de principios comunes que inspirarían teorías o modelos en todos los niveles: una idea de la estructura del mundo, que crea el marco o paradigma para las restantes ideas. De este modo, pertenece al ámbito de la filosofía tradicionalmente llamado metafísica (aunque doctrinas tradicionalmente antimetafísicas, como el positivismo o el marxismo puedan constituir una cosmovisión para sus adherentes). Sin embargo, una cosmovisión no es una elaboración filosófica explícita ni depende de una; puede ser más o menos rigurosa, acabada e intelectualmente coherente.
Los sistemas filosóficos, religiones o sistemas políticos pueden constituir cosmovisiones, puesto que proveen un marco interpretativo a partir del cual sus adherentes y seguidores elaboran doctrinas intelectuales y éticas. Ejemplos son el judaísmo, el cristianismo, el Islam, el socialismo, el marxismo, el cientificismo, el humanismo o el nacionalismo. Las cosmovisiones son complejas y resistentes al cambio; pueden, por lo tanto, integrar elementos divergentes y aún contradictorios. La afirmación intransigente y autoritaria de la propia cosmovisión es el fundamentalismo.
Una cosmovisión se definirá como “el marco global de las creencias básicas de uno con respecto a las cosas.”
[…]
Por lo tanto, en general, todos tienen una cosmovisión, no importa cuán inarticulada él o ella la puedan estar expresando. El tener una cosmovisión es simplemente parte de ser un ser humano adulto.
¿Qué papel juega una cosmovisión en nuestras vidas?
La respuesta a esto, es que nuestra cosmovisión funciona como una guía para nuestra vida. Aún cuando sea medio inconsciente y poco articulada, funciona como una brújula o como un mapa de carreteras. Nos orienta en el mundo en general, nos da un sentido de lo que está arriba y de lo que está abajo, de lo que es correcto y de lo que es incorrecto en la confusión de eventos y fenómenos que nos confrontan. Nuestra cosmovisión moldea, en un grado significativo, la manera como evaluamos los eventos, asuntos y estructuras de nuestra civilización y nuestros tiempos. Nos permite “ubicar” o “situar” los varios fenómenos que aparecen en nuestro ámbito de acción. Claro que otros factores juegan un papel en este proceso de orientación (el interés propio psicológico o económico, por ejemplo), pero estos otros factores no eliminan el rol rector de la cosmovisión propia; a menudo precisamente ejercen su influencia a través de nuestra perspectiva de la vida
Una de las características únicas de los seres humanos es que no podemos funcionar sin el tipo de orientación y guía que ofrece una cosmovisión. Necesitamos orientación porque somos, ineludiblemente, criaturas con responsabilidad, quienes por naturaleza somos incapaces de tener opiniones puramente arbitrarias o de tomar decisiones totalmente carentes de principios. Necesitamos algún credo por el cual vivir, algún mapa por el cual trazar nuestro curso. La necesidad de una perspectiva de dirección es básica para la vida humana, quizás más básica que el alimento o el sexo.
[…]
Las cosmovisiones actuales
Con el objeto de ilustrar la influencia de los poderes la cultura (cosmovisión), incluyo la gráfica siguiente. E gráfica muestra que la cosmovisión se moldea dependiendo de los poderes (espirituales) imperantes sobre una región; lo que tiene a su vez, un impacto directo en el desarrollo de pueblos.
Existen muchas diferentes cosmovisiones en el mundo pero básicamente todas pueden clasificarse dentro de grandes temas inclusivos: el animismo, el teísmo y el humanismo secular.
El secularismo ve la realidad como una fundamentalmente física. Para ellos la verdad es empírica. El método científico es su heredero natural. Sólo existe aquello que se puede percibir por medio de los sentidos. No existen los absolutos, por lo tanto, la moral es relativa. El modernismo logró que estas ideas se convirtieran en lo que ahora se llama «humanismo secular». Aquí, la medida del universo es el hombre; el centro del universo es el hombre, el hombre es dios.
El teísmo cristiano proviene de la cosmovisión Judeo-Cristiana. Nace en el Medio Oriente y percibe la realidad como una relación personal con Dios, el Creador de los cielos y la tierra a través de Jesucristo. El cristianismo es el fruto de esa relación personal. Dios existe. Dios tiene un plan que incluye el universo que un día creó y continúa hoy unido a Su creación, pendiente de Su plan, y pendiente de las acciones de Sus «embajadores» en el mundo. La Verdad es una Persona, no un concepto; Su nombre es Jesucristo. Dios, como Creador y poseedor del universo, ha dejado establecidos unos valores morales absolutos.
El animismo, cuya expresión moderna se llama la Nueva Era-y que, a propósito, no tiene nada de nueva-tiene sus raíces en el lejano oriente y se esparció por toda la Tierra a raíz de la salida de Babel. Una salida tan traumática, que forzó al hombre a atravesar montañas, abismos, lagos, ríos y mares, y a enfrentar fenómenos naturales desconocidos, que lo llevaron «pactar» con los poderes con el objetivo de «apaciguarlos»
De allí que todas las culturas antiguas coincidan en el culto a los elementos básicos como el fuego y la lluvia, el rayo, entre otros. Para el animista el mundo depende de los espíritus. La verdad está escondida y es irracional.
Si le preguntamos al animista, ¿Hay un Dios?, podría contestarnos algo así, «Un Dios no… Un millón de dioses».
Si se lo preguntamos al creyente cristiano, nos contestará, «Por supuesto que sí. Hay un Dios: Jehová, el Creador de los cielos y la Tierra».
Y si se lo preguntamos a un humanista secular, nos contestaría algo como esto, «No hay Dios; el hombre es dios.
Y estas posibles respuestas me hacen llegar a la segunda gráfica, en la que ilustramos a los poderes en base al politeísmo, monoteísmo y humanismo. Es decir, muchos dioses, un solo Dios, y ningún dios.
[…]
No vamos a tratar con la cosmovision animista, ya que para este análisis no nos interesa.
El Naturalismo
Si bien el Naturalismo en sus distintas formas es antiguo, usaremos el término para referirnos a una cosmovisión que ha tenido una influencia considerable durante un tiempo relativamente corto dentro de la cultura occidental. Las semillas fueron sembradas en el siglo diecisiete y comenzaron a florecer en el siglo dieciocho. Muchos de nosotros hemos estado expuestos al Naturalismo mediante el Marxismo y lo que se denomina Humanismo Secular.
¿Cuáles son las doctrinas básicas de esta cosmovisión?
Primero, Dios es irrelevante. Esta doctrina nos ayuda a entender mejor el término Naturalismo; está en contraste directo con el Teísmo Cristiano, que está basado en el sobrenaturalismo.
Segundo, el progreso y el cambio evolucionista son inevitables.
Tercero, el hombre es autónomo, centrado en sí mismo y se salvará a sí mismo.
Cuarto, la educación es la guía para la vida; la inteligencia y la libertad garantizan todo el potencial humano.
Quinto, la ciencia es el proveedor último tanto del conocimiento como de la moral. E
stas doctrinas han impregnado nuestras vidas. Son aparentes, por ejemplo, en los medios, el gobierno y la educación. Debemos estar alertas constantemente a su influencia.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el «Postmodernismo» comenzó a reemplazar la confianza del Naturalismo. Con él, llegó la conclusión que no existía la verdad en ningún sentido real. Esta puede ser la próxima cosmovisión principal, o anti-cosmovisión, que infectará la cultura. Actualmente está de moda en muchas de nuestras universidades. Mientras tanto, sin embargo, las últimas décadas nos han traído otra antigua cosmovisión vestida de ropas occidentales
Humanista secular:
. El materialismo constructivista
Se puede considerar que esta cosmovisión está muy extendida entre las personas que tienen una formación científica. Consiste en ver toda la realidad desde la experiencia de la bioquímica y la física atómicas.
Casi todas las personas que tienen una formación científica contemplan el mundo como si fuera una inmensa construcción: un conglomerado material íntimamente ordenado. Existía -y todavía existe- un juego muy popular que se llama «Mecano». Es un juego de construcción con piezas metálicas, que permite hacer grúas, coches, puentes, etc. Muchas personas con mentalidad científica tienden a contemplar el mundo como si fuera un enorme «Mecano»: un artefacto muy complicado construido con piezas muy sencillas. Todo lo que se construye con él depende absolutamente de las piezas con que se construye. No hay más.
Desde hace dos siglos, las ciencias modernas han descubierto, en sucesivos pasos, la composición del mundo material: tanto de la materia inerte como de la materia viva. Y han llegado a la conclusión de que todo está compuesto de lo mismo. Esta idea ha sido reforzada por la teoría del Big Bang, que habla de un origen común del universo, y de un despliegue de toda la realidad visible a partir de una enorme concentración de energía primitiva (S. Weinberg, Los tres primeros minutos del universo).
Gracias a un formidable empeño científico, sabemos cómo está compuesto casi todo el cosmos visible. Y es muy fácil caer en la tentación de decir que el universo es sólo una inmensa construcción hecha con las piezas elementales que conocemos. Y que todo se puede explicar por las propiedades de esas «piezas» elementales. Exáctamente lo mismo que diríamos sobre un coche construido con el juego del «Mecano». Podríamos asegurar que sólo es un conjunto de piezas, y que las propiedades del coche se explican por las propiedades de las piezas que lo componen. Pero conviene advertir ya, de pasada, que esto supone una reducción sutil, porque un coche no está hecho sólo con las «piezas» del Mecano, sino también con una «idea» de lo que es un coche. Un coche no es sólo un conjunto de piezas, por la misma razón que el Quijote no es sólo un conjunto ordenado de letras. Pero vayamos por partes.
En esta cosmovisión materialista, el analogatum princeps desde el que se contempla toda la realidad, es decir el punto de partida, son las partículas subatómicas que componen los átomos y las moléculas, tal como nos las describe la física. Se quiere ver toda la realidad desde la física y se da por supuesto que todo se puede explicar acudiendo a las propiedades elementales con las que trabajamos en la física. Una roca, una planta, un perro o un hombre son sólo, en definitiva, un enorme compuesto físico-químico. Y las propiedades del conjunto deben depender de las propiedades elementales.
Esta es la tesis de algunos conocidos científicos que han divulgado sus ideas, como los premios nobel Erwin Schrödinger (Qué es la vida) y Jacques Monod (Azar y necesidad), y los astrofísicos Stephen Hawking (Historia del tiempo) y Carl Sagan (Cosmos). Aplican a todo el universo su conocimiento de la composición de la materia, y lo reducen a lo que les resulta más familiar. Todo lo ven desde algunas propiedades de la materia.
Ciertamente, aportan algo cuando afirman que todo lo visible está compuesto de lo mismo. Es una verdad llena de interés. En cambio, son reductivistas cuando dicen que toda la realidad es «sólo» una composición material compleja.
Primero, olvidan la complejidad de la realidad y, en particular, las ideas que dan la posibilidad y forma de las cosas: «ideas» como la del «coche», sin la cual no se puede explicar la posibilidad de la construcción. Se conforman con una explicación «material», pero también la forma de las cosas necesita una explicación. Es evidente que falta algo cuando decimos que el Quijote es sólo un conjunto de letras. También falta algo cuando decimos que un animal es un compuesto físico-químico. Hoy tenemos, además, otro acercamiento al problema, a medida que conocemos mejor la composición de los códigos genéticos. Es evidente que hay en ellos algún tipo de leyes de reordenación; si no la evolución no hubiera podido progresar de manera creciente. Con un Mecano se puede hacer un coche, pero no un caballo, por más piezas que se reúnan. Las piezas del Mecano no tienen las propiedades necesarias para hacer un caballo. El coche está ya en unas piezas que han sido preparadas pensando en el coche, pero el caballo no.
En segundo lugar, al negar que pueda haber algo no material en el universo, reducen todas las dimensiones de la persona humana a fenómenos físicos, aunque todavía -dicen- no podamos explicarlas. Una versión particular de esta tendencia es el intenso debate sobre la inteligencia artificial. Algunos científicos piensan que la inteligencia humana es como la de un procesador complejo (Marvin Mynsky), y que muy pronto todas sus funciones podrán ser imitadas, aunque hoy aparezcan dificultades notables. Esto les lleva a ver al hombre como un mecanismo complejo y a desconocer, de hecho, las complejas funciones intelectuales que se manifiestan en la conciencia. Dan por supuesto que dependen, en definitiva, de la composición, aunque no puedan demostrarlo.
Hay que decir que los ideales materialistas y mecanicistas se han difuminado un poco en los últimos veinte años por las consecuencias epistemológicas del principio de indeterminación de Heisemberg; por el problema de las condiciones de partida (Arecchi); y por la aparición de la problemática del caos (Ilya Prygoguine), que afecta a muchas disciplinas científicas. Somos más conscientes que nunca de los límites de nuestro conocimiento científico. Y ha desaparecido la utopía mecanicista que pensaba que un día podríamos conocer y controlar todo el universo como si fuera un inmenso mecanismo. Basta pensar en las dificultades habituales de los partes metereológicos raya,
¿Qué es el Humanismo Secular?
El Humanismo Secular es un término que ha sido usado en los últimos treinta años para describir una visión del mundo con los siguientes elementos y principios:
- Una convicción de que los dogmas, ideologías y tradiciones religiosas, sociales o políticas, deben ser avalados y probados por cada persona de manera individual en lugar de ser aceptados simplemente por cuestión de fe.
- El compromiso con el uso de la razón crítica, la evidencia factual y el método científico, en lugar de la fe y el misticismo, en la búsqueda de soluciones para los problemas de los humanos y las respuestas para las cuestiones humanas más importantes.
- Una preocupación primaria con la satisfacción, el desarrollo y la creatividad tanto para el individuo como para la humanidad en general.
- Una búsqueda constante por la verdad objetiva, teniendo entendido que nuestra imperfecta percepción de esa verdad es constantemente alterada por nuevos conocimientos y experiencias. (N. del T. En realidad los Humanistas Seculares reconocen que «conocer la verdad objetiva» es en si utópico. Sin embargo, es posible realizar una considerable aproximación al conocimiento objetivo, aunque sabemos que éste nunca podrá ser plenamente alcanzado.)
- Una preocupación con esta vida y un compromiso de dotarla de sentido a través de un mejor conocimiento de nosotros mismos, nuestra historia, nuestras conquistas intelectuales y artísticas, y las perspectivas de aquellas que difieren de nosotros.
- Una búsqueda de principios viables de conducta ética (tanto individuales, como sociales y políticos), juzgándolos por su capacidad de mejorar el bienestar humano y la responsabilidad individual.
- Una convicción de que con la razón, un mercado abierto de ideas, buena voluntad y tolerancia, se puede obtener el progreso en la construcción de un mundo mejor para nosotros y nuestros hijos.
Los humanistas seculares siguen una perspectiva o filosofía llamada Naturalismo, en la cual las leyes físicas del universo no están subordinadas a entidades inmateriales o sobrenaturales como demonios, dioses u otros seres «sobrenaturales» fuera del dominio del universo natural. Los eventos sobrenaturales como los milagros (que contradicen las leyes físicas) y los fenómenos psíquicos, como la percepción extrasensorial, la telekinesia, etc., no son descartados automáticamente, mas son vistos con un alto grado de escepticismo.
Los Humanistas Seculares consideran que quienes hacen afirmaciones extraordinarias deben mostrar evidencias extraordinarias. Son quienes afirman la existencia de algo los que deben mostrar claras y contundentes evidencias
Los Humanistas Seculares típicamente se describen como ateístas (sin la creencia en un dios y son bastante escépticos en cuanto a la posibilidad de que exista uno) o agnósticos (sin la creencia en un dios y dudan en cuanto a su posibilidad). Los Humanistas Seculares tienen orígenes filosóficos y religiosos bastante diversos, desde el fundamentalismo cristiano ante el sistema de creencias liberales y el ateísmo. Algunas personas encontraron bienestar en una posición humanista secular después de haber pasado un período de deísmo. Los deístas son aquellos que expresan un sentimiento vago o místico de que una inteligencia creativa puede estar, o que estuvo en algún momento, conectada al Universo o involucrada en su creación, más ahora no existe, o no se encuentra más ocupada con su operación.
Los Humanistas Seculares no dependen de dioses o de otras fuerzas sobrenaturales para resolver sus problemas u ofrecer orientación para sus conductas. En lugar de eso, dependen de la aplicación de la razón, de las lecciones de la historia y la experiencia personal para formar un fundamento moral y ético y crear sentido en la vida. Los Humanistas Seculares ven en la metodología de la ciencia como la fuente más confiable de información para poder saber qué es lo falso o lo verdadero sobre el Universo que todos compartimos, reconociendo que nuevos descubrimientos siempre estarán alterando y expandiendo nuestra comprensión de este y, posiblemente, cambiará nuestro abordaje de los asuntos éticos.
El Humanismo Secular como sistema filosófico organizado es relativamente nuevo, mas sus fundamentos pueden ser encontrados en las ideas de los filósofos griegos clásicos como los Estoicos e Epicurianos, y también en el Confucionismo chino. Estas posiciones filosóficas buscaban las soluciones de los problemas humanos en los seres humanos en lugar de los dioses.
Durante la edad de las tinieblas de la Europa Occidental, las filosofías humanistas fueron suprimidas por el poder político de la Iglesia. Aquellos que se atrevían a expresar opiniones en oposición a los dogmas religiosos dominantes eran desterrados, torturados o ejecutados. Fue tan solo en el Renacimiento de los siglos XIV al XVII, con el desarrollo del arte, la música, la literatura y los grandes viajes de navegación, que se pasó a considerar la alternativa de pasar de una existencia centrada en «Dios» a una alternativa humanista. Durante el iluminismo del siglo XVIII, con el desarrollo de la ciencia, los filósofos finalmente comenzaron a criticar abiertamente la autoridad de la Iglesia y a engranar lo que hoy se conoce con el nombre de «Librepensamiento».
El movimiento librepensador del siglo XIX en América del Norte y Europa Occidental, finalmente volvió posible la renuncia de la fe ciega y la superstición, sin el riesgo de la persecución. La influencia de la ciencia y la tecnología, conjuntamente con los desafíos a la ortodoxia religiosa hecha por célebres pensadores como Mark Twain y Robert G. Ingersoll trazaron los elementos de la filosofía humanista, así mismo para las iglesias cristianas que se tornaban más preocupadas con este mundo y menos con el prójimo.
En el siglo XX los científicos, los filósofos y los teólogos progresistas comenzaron a organizarse en un esfuerzo por la alternativa humanista a las tradiciones y perspectivas puestas en la fe. Esos primeros organizadores clasificaron el humanismo como una religión no-teísta que atendía la necesidad humana de un sistema ético y filosófico organizado para orientar nuestras vidas, una «espiritualidad» sin lo sobrenatural. En los últimos treinta años aquellos que rechazaban el sobrenaturalismo como opción filosófica viable, adoptaron el término «Humanismo secular» para describir su postura de vida no-religiosa.
El Humanismo Secular, es por lo tanto, una filosofía y perspectiva que se centra en los asuntos humanos y emplea los métodos científicos y racionales para lidiar con una gran variedad de asuntos importantes para todos nosotros. Al mismo tiempo que el Humanismo Secular es adverso en muchos puntos a los sistemas religiosos basados en la fe, este se dedica al desarrollo del individuo y de la humanidad en general. Para alcanzar esta meta el Humanismo Secular alienta todo un conjunto de principios que promueven el desarrollo de la tolerancia, la compasión y una comprensión de los métodos de la ciencia, el análisis crítico y la reflexión filosófica.
[…]
En este contexto cultural, se ofrece la oportunidad de presentar con nuevo vigor la cosmovisión cristiana, que es profundamente coherente con el universo personal que consideramos uno de los grandes tesoros de Occidente. No tiene sentido presentarla en polémica con otras opciones, porque la desgastaría inútilmente. Debe presentarse como plenitud de lo que en otros lugares está incoado. El cristianismo como fe religiosa es capaz de asumir lo que hay de verdadero en otras cosmovisiones y en otras visiones parciales de la realidad. Éste es el enfoque que conviene a una apologética moderna, que ha asumido en profundidad la idea de un Dios creador y redentor para todo el universo. Todo lo naturalmente valioso tiene un lugar en la obra de la redención y consumación en Cristo. Por eso, frente a cada cosmovisión, plena o parcial, es necesario discernir para poner de manifiesto sus reduccionismos y aceptar lo que tiene de válido.
La fuerza de la oferta cristiana se basa en la belleza del universo personal: en su idea de persona y de intimidad, de libertad y de realización humana, de las relaciones personales, de entrega y del amor, de la felicidad y de Dios. Todo este universo no tiene dónde apoyarse en las demás cosmovisiones. Ha nacido de la cultura cristiana y se sostiene sólo dentro de ella. Hay que esforzarse en mostrar su atractivo, que es un signo de su verdad. Pero, como hemos dicho antes, la belleza es sólo un indicio para vencer prejuicios; la puerta de entrada a esta cosmovisión es la fe en Cristo resucitado.
Cosmovisión cristiana:
Desde un punto de vista Cristiano, debemos decir que la creencia es un factor decisivo en nuestras vidas aún cuando nuestras creencias profesadas puedan discrepar con las creencias que son realmente operativas en nuestras vidas. Es mandato del evangelio que vivamos nuestras vidas en conformidad con las creencias enseñadas en las Escrituras. El hecho de que a menudo dejamos de vivir a la altura de este mandamiento no invalida el hecho de que podemos y deberíamos vivir de acuerdo con nuestras creencias. Entonces, ¿cuál es la relación de la cosmovisión con la Escritura? La respuesta Cristiana a esta pregunta es clara: nuestra cosmovisión debe ser moldeada y probada por la Escritura.
Puede guiar nuestras vidas legítimamente solamente si es escritural. Esto significa que en el asunto de la cosmovisión existe una brecha significativa entre aquellos que aceptan esta Escritura como la palabra de Dios y aquellos que no la aceptan así. También quiere decir que los Cristianos deben examinar constantemente sus creencias y cosmovisión verificándolas con las Escrituras, porque dejar de hacerlo será una inclinación poderosa para apropiarnos de muchas de nuestras creencias, incluso las más básicas, tomándolas de una cultura que se ha venido secularizando a un ritmo acelerado por generaciones. Una buena parte del propósito de este libro es ofrecer ayuda en el proceso de reformar nuestra cosmovisión para conformarla cada vez más a la enseñanza de la Escritura.
[…]
Mientras que las dos primeras cosmovisiones reducen el ser del hombre a sustratos inferiores de la naturaleza, la cosmovisión espiritualista lo difumina en la totalidad espiritual. Para entender la idea de hombre que transmite la cultura occidental es necesario recurrir a otra cosmovisión que la ha inspirado y que todavía está presente como una alternativa real: la cosmovisión cristiana, que es una cosmovisión profundamente personalista.
La cosmovisión cristiana no se basa directamente en una experiencia, sino, según se presenta, en una revelación divina. Se acepte o no la existencia de esa revelación, hay que reconocer que ha permitido mirar las realidades del universo con ojos nuevos. Y que nuestra idea del universo personal, de lo que es el hombre y su dignidad, y de lo que son las relaciones humanas se basa en ella. Es la única cosmovisión -entre las que hemos visto- que permite fundamentar la personalidad humana y el universo de las realidades personales. No hay que olvidar que la palabra «persona» procede de la teología cristiana.
El centro de la vida cristiana, en contraste, es la relación que tienen los creyentes con Dios. La relación de Dios con la humanidad está basada en la gracia y el amor. Dado que Dios muestra su gracia, no necesita ser apaciguado constantemente por los creyentes. Sus leyes están reveladas claramente para nosotros en la Biblia. Cuando desobedecemos, podemos sufrir las consecuencias de nuestro pecado o experimentar su disciplina, que siempre está motivada por su amor y busca llevarnos a una relación correcta con Él. En tiempos de dificultad, no tememos su ira sino que Él nos invita a acercarnos aún más a Él. En 1 Juan 4:16-18 dice: «Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor . . .». Si bien los creyentes encuentran tragedias y sufrimiento, no vivimos en temor sino en fe, confiando en el carácter de Dios.
La cosmovisión cristiana se basa en tres puntos fundamentales:
a) que Dios es creador, y que ha hecho el mundo cuando ha querido
b) que Dios es Trino, es decir una comunión vital de tres personas
c) que el hombre ha sido hecho a imagen de Dios.
a) Que Dios es creador significa que Dios es un ser personal, alguien y no algo que ha creado el mundo libremente, y que no se confunde con el mundo sino que lo trasciende. Por eso puede actuar en el mundo y en la historia, cuando quiere y como quiere. Dios es el fundamento de todo, pero no se confunde con el todo. Está en el fondo de todo lo que existe, pero no es el fondo de todo lo que existe. Las cosas no son parte de Dios y Dios no es una parte de las cosas. Entre Dios y las cosas creadas hay una distancia, porque las ha creado con su voluntad, no proceden de Él como si fueran los efluvios de un gas caliente.
b) Que Dios es Trino es la gran revelación que nos ha transmitido Jesucristo, al presentarse como Hijo de Dios, lleno de su Espíritu Santo. Por Jesucristo sabemos que en el misterio de Dios hay una comunión de tres Personas. Esta verdad ilumina toda nuestra idea del cosmos y especialmente nuestra idea del hombre, de su capacidad de relación y de la vida social. En la entraña de la realidad, el ser más importante de todos los seres, Dios, resulta que contiene, que es, una comunión de tres personas. Dios no es un ser inerte, ni un espíritu gaseoso con una inteligencia inmutable y perpleja. En el núcleo del misterio de Dios -lo sabemos por Jesucristo- hay una comunión de tres personas.
c) La tercera gran afirmación es que el hombre es imagen de Dios. Hecho a semejanza de Dios y con una huella y parecido de Dios. Esto significa, entre otras cosas, que podemos buscar en el hombre el reflejo de las dos afirmaciones anteriores: que Dios es Creador y que es Trino. Si es verdad que el hombre es imagen de Dios, es la imagen de un Dios creador y de un Dios Trino. Esto tiene consecuencias antropológicas importantísimas, que vamos a intentar mostrar.
[…]
De esta manera la revelación cristiana permite fundamentar el universo personal: sustentar auténticamente la personalidad de cada hombre, con su propia intimidad y creatividad, y expresar en qué consiste la plenitud de sus relaciones. Esta cosmovisión aporta un ideal de realización y responde a los anhelos de trascendencia y plenitud (plenitud de realización y de amor), del ser humano. La connaturalidad de esos ideales con los anhelos humanos es un indicio de su verdad, pero no es suficiente para demostrarla.
La cosmovisión cristiana parte de la fe y sólo se entra en ella cuando se acepta a Jesucristo como Hijo y revelador de Dios Padre, y redentor del hombre, porque nos ha dado su Espíritu.»[1]
Nosotros los cristianos debemos tener una cosmovision bíblica
«¿Qué es “cosmovisión bíblica”? La palabra “cosmovisión” se refiere a los principios que usamos para evaluar el mundo en que vivimos. Se puede decir que es nuestra “filosofía de la vida”. Afecta la forma en que relacionamos cada aspecto de nuestra cultura y la gente alrededor de nosotros. La segunda palabra “bíblica” es importante porque nos ayuda a ver la fuente de los principios que debemos usar para tomar decisiones como cristianos. Los no creyentes basan sus vidas y decisiones en la cultura que les rodea. Pero el creyente en Cristo debe pensar y actuar en una forma muy distinta. »[2]
Santiago 4:4 dice, “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”
1 Corintios 1:18-23 «Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;»
I Corintios 2:1-15 «Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;(y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.»
La cosmovisión occidental
Antonio cruz explica acerca de la cosmovision en Occidente:«Se entiende por cosmovisión la imagen unificada del mundo que posee el ser humano. Esta imagen ha ido cambiando a lo largo de la historia según las creencias y los conocimientos de la naturaleza que se tenían en cada momento. La mayoría de los historiadores están de acuerdo en reconocer en tantos períodos de la humanidad (Artigas, 2000). A saber, la cosmovisión riega, que se mantuvo desde la antigüedad hasta el nacimiento de la ciencia cosmovisión renacentista, iniciada con la Revolución científica de los siglos XVI y XVII, que predominó prácticamente Occidente, tres grandes cosmovisiones que corresponden a otros
A saber, la cosmovisión griega, que se mantuvo desde la antigüedad hasta el nacimiento de la ciencia experimental moderna; la cosmovisión renacentista, iniciada con la Revolución científica de los siglos XVI y XVII, que predominó prácticamente hasta finales del XIX y la cosmovisión contemporánea, característica de todo el ligio XX, que llega a la actualidad.
Creo que esta última debería subdividirse en dos maneras más de ver el mundo. Propongo para tales cosmovisiones las siguientes denominaciones: contemporánea evolucionista, que caracterizó el pensamiento del siglo pasado llegando incluso a nuestros días, y contemporánea posevolucionista, para una nueva interpretación del cosmos que está apareciendo en la actualidad.» [3]
¿Continúa la ciencia actual sustentando esta imagen del evolucionismo materialista?
Antonio Cruz comenta que «A principios del siglo XXI, es cada vez mayor el número de investigadores que reconocen la aparición de una nueva cosmovisión científica. En este sentido, Paul Davies, el famoso profesor inglés de física teórica, fue uno de los primeros en dar la noticia. Refiriéndose a las implicaciones de las teorías cuántica y de la relatividad, escribió en el prefacio de Dios y la nueva física:
«Los físicos empezaron a darse cuenta de que sus descubrimientos exigirían una reformulación radical de la mayor parte de los aspectos fundamentales de los aspectos fundamentales de la realidad. Aprendieron a enfocar sus temas de un modo totalmente nuevo e inesperado que parecía alcanzar un elevado sentido común y acercarse más al misticismo que al materialismo»(Davies, 1988b:v).
«Los físicos empezaron a darse cuenta de que sus descubrimientos exigirían una reformulación radical de la mayor parte de los aspectos fundamentales de los aspectos fundamentales de la realidad. Aprendieron a enfocar sus temas de un modo totalmente nuevo e inesperado que parecía alcanzar un elevado sentido común y acercarse más al misticismo que al materialismo»(Davies, 1988b:v).
Si bien es verdad que la mayor parte del estamento científico continúa todavía aceptando los planteamientos evolucionistas, clásicos o modernos, no es menos cierto que actualmente se está entrando en una nueva etapa más crítica que podría llamarse posevolucionista. Son cada vez más los investigadores que, a pesar de seguir creyendo en el transformismo, denuncian la incapacidad de la teoría de la evolución para explicar satisfactoriamente la elevada complejidad e información que se observa en el universo y en los seres vivos.
Los mecanismos propuestos por el neodarwinismo, tales como las mutaciones aleatorias potenciadas por la selección natural como responsables de todas las posibles adaptaciones al medio ambiente, se revelan insuficientes para dar cuenta de la gran sofisticación que la ciencia ha descubierto en la naturaleza. De ahí la perplejidad actual de tantos científicos que buscan ansiosamente nuevas leyes y mecanismos capaces de responder a la difícil pregunta acerca de cómo lo complejo ha podido formarse a partir de lo simple.
A esta última cosmovisión posevolucionista se adhieren los investigadores que ven en el diseño original la única explicación lógica. El neoevolucionismo teísta de quienes no conciben el universo sin un Dios inteligente, pero siguen creyendo que el proceso creador continúa todavía hoy mediante transformaciones no graduales dirigidas por la mente divina , vuelve a ser una opción abierta dentro de la visión actual. Además, se ha incrementado el número de los nuevos creacionistas, quienes admiten el hecho de que en la naturaleza se dan procesos de microevolución, o variación dentro de unos tipos básicos de organismos que fueron originalmente diseñados, y que sobre ellos puede actuar la selección natural para producir otras variedades, pero no aceptan las clásicas hipótesis de la macroevolución darwinista
El zoologo francés, Rémy Chauvin, dice que: «la proliferación de libros pro v anti-Darwin demuestra que el “proceso pro o antidarwinista del siglo XXI” está a punto de comenzar. ¡Por fin!» (Chauvin, 2000:284).
Michael J. Bohe señala que: «La complejidad del fundamento de la vida ha frustrado el intento científico de explicarlo; las máquinas moleculares presentan una barrera todavía inexpugnable para los alcances universales del darwinismo» (Behe, 1999:21). Ante tal realidad, se llega a la conclución de que la naturaleza muestra inequívocas señales de diseño y sería gran error empecinarse en rechazarlo. En su opinión, la teoría de la evolución no dirigida ya está muerta, pero el trabajo científico debe continuar. La actitud sabia debería ser, por tanto, aceptar esta realidad y seguir haciendo ciencia a partir de ella.»[4]
Bien dice Antonio Cruz, y realmente estoy plenamente de acuerdo con su pensamiento, que «No es posible obviar que el universo tiene una causa. Y aunque ciertos asadores quieran ocultar esta realidad, afirmando que las preguntas que se interesan por esa causa carecen de sentido, lo cierto es que desde el deísmo naturalista es imposible comprender cómo la creación a partir de la nada pudo suceder de manera natural. De ahí que algunos, en vez de depositar su fe en el Dios que se revela en la Biblia, prefieran ponerla en un hipotético universo que se crearía a sí mismo (autocausado). Según ellos, el cosmos tendría una causa pero tal causa no sería Dios, sino el propio universo reproductor de él mismo.
Sin embargo, el conocimiento científico actual muestra que se requieren muchas más dosis de fe para asumir tal planteamiento que para aceptar al Creador que dijo: «sea la luz; y fue la luz». Obstinarse en la creencia panteísta de que «Dios es la naturaleza» o que «Dios es el universo» es, en realidad, como «cambiar la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles» (Ro. 1:23). Es mezclar lo material con lo inmaterial, lo mutable con lo inmutable. Tal como escribió San Pablo, es la mayor necedad que pueden cometer los hombres que se creen sabios.» [5]
No todos estarán de acuerdo con este concepto, seguramente
Aunque no todos los cristianos están de acuerdo con estos conceptos,como un español,estudiante de filosofía y cristiano católico, que me dijo que «pese a que no comparto el análisis filosófico que hicieron a principios de siglo los lógicos del lenguaje (sobre todo Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein) que llegaban a decir que de lo que no se tiene noticia (en sentido tangible) mejor no hablar (es decir que de alguna manera, de Dios, de quién no tenemos noticia física, mejor no hablar…)
El debate diseño inteligente vs evolucionismo debe darse en el lugar que le corresponde, y ese amigos, es el de la gnoseología, o teoría del conocimiento -de índole netamente filosófico, no científico o geométrico-, disciplina que parece haber quedado semi-resuelta por la modernidad con los postulados relativistas y pseudo-moralistas.
Ahí es donde debe llevarse el debate.
Me dirás que el valor de la verdad es de un cierto carácter multi-disciplinar, y que en cierto sentido, una verdad de base teológico-filosófica no puede contradecirse en el ámbito biológico o cosmológico, principio en sí mismo filosófico que tiene su base en el primer principio lógico de “no se puede ser y no ser en el mismo sentido y en el mismo momento” (aristóteles puro y duro), que sugirió a los teólogos de la primigenia cristiandad que la fe y la razón no se pueden contradecir (esto mismo lo afirmó ya San Agustín de Hipona) “credo ut intelligere” o “intellegamus ut credibilibus” (creer para entender o entender para creer) que no dice que la fe sea absolutamente racional (al estilo Hegel) ni lo contrario (que la fe sea algo absurdo, tipo Sören Kierkegaard), sino que un cristiano fiel, coherente, veráz, enamorado de Cristo, de la verdad de su Persona, puede y debe (”ut operaretur”) trabajar para entender y transformar en Cristo la realidad (”poner a Cristo en la cumbre de las actividades humanas”).
El verdadero mal de la sociedad actual no es la ciencia o las teorías científicas, es la dictadura del relativismo moral. La dictadura del todo vale. Y en este sentido, opino, que los creyentes tenemos unos grandes aliados en los científicos sinceros, como de alguna manera Manuel, que apuestan por el optimismo de la razón, de la inteligencia humana, de la no ambigüedad de las afirmaciones.
Tu tarea debería transformarse en recuperar de una vez por todas aquel lema del Obispo de Hipona, “nos creaste para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”…» [6]
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Conclusión:
No se niega que ha habido una evolución biológica en la que han actuado seguramente a lo largo de las edades, posiblemente una selección natural. Eso no se discute. Pero hasta un niño se da cuenta que alguien creo el cielo. Ellos preguntan ¿quien creo el cielo?
Hay dos opciones: o el cielo se creó solo, a través de procesos complejos autónomos, sin que nadie lo dirija o lo planifique, o lo creó una mente inteligente planificadora. Y eso es lo que plantea el Diseño Inteligente. Nada mas, es simple; Y a partir de esta segunda hipótesis, que para millones de personas (islam,judaísmo y cristianismo) es una verdad, se pretende el replantearse muchas de las teorías científicas y el seguir investigando como se hacia antes de la aparición de la filosofía positivista que dio lugar a los tres grandes ateos de esta época Freud, Marx y Darwin.
Es simple,solo que la ciencia reclama hoy por hoy la independencia de la ciencia de toda deidad, pero eso esta mal, un buen investigador no puede desechar ninguna hipótesis por mas absurda que le parezca a algunos.
Se trata de una vuelta a la época en que los científicos creían en Dios y desarrollaban sus teorías científicas en base a su fe en un Dios creador,una mente racional que permitia se le investigase y se le analizase. La unión de los mejores conceptos de la civilización griega junto con la fe cristiana dieron lugar a la ciencia moderna.
No es nada raro, lo que proponen los defensores del Diseño Inteligente. Y hay evidencias que apuntan a un diseño inteligente, eso es lo que proclaman Lo bueno del Diseño Inteligente que permite su aceptación hasta por el Islam, esto permita seguir haciendo ciencia e investigando normalmente.
Y en Polonia esta teniendo mucho ímpetu esta teoría, tambien en algunas universidades árabes.
Es decirle no al ateísmo y si a Dios.Es volver atrás a antes de Darwin en los conceptos. Lo que se decubrió y verdaderamente se comprobó nadie lo va a desacreditar, salvo algún grupo sectario, que no son científicos ni les interesa la ciencia para nada, quizás ultrafundamentalistas bíblicos, es posible. Pero no este grupo de personas, que son todos cientificos y pretenden seguir siéndolo.
Los que creen que “Lo del relojero de Paley o cualquier otra argumentación de ese estilo entra en el mundo de la filosofía” , no necesariamente es correcto, es simplemente un prejuicio, ya que lo que uno cree, afecta toda su cosmovision, y es algo que salta a la vista. ¿Acaso detrás de la ciencia actual en el fondo, no se esconde la filosofía , con su teoría del positivismo?
Poco a poco al leer e investigar vamos dándonos cuenta que detrás de cada teoría que se proclama en ese mundo existe toda una filosofía detrás de ese pensamiento. La ciencia no es neutral, porque los que la practican no son neutrales, o son agnósticos-ateos o son creyentes, no hay dos, y depende cual sea tu cosmovision será tambien tu manera de hacer ciencia, serán las determinaciones que tome antes las posibles hipótesis que se te presenten, y esto afecta tu práctica, y no solo tu ética o moral. Es mucho mas profundo.La cosmovisión de la persona afecta toda su manera de ver la vida,sea científico o un simple albañil.
Quiero decir que Darwin al final de sus días apostató de la fe, al volver de la Patagonia, lamentablemente. Quizás lo que le afectó fue la muerte de su hija, probablemente, que hizo que él se rebelara contra Dios.
Nadie cambia su cosmovisión por lo que ve, ya que todo se mide por lo que se cree.El cambio su enfoque, o sea el lente con el que veia las cosas, y esto lo afectó en su manera de hacer ciencia.Alteró su cosmovisión.
Cuando se habla de volver atrás, no es anular los descubrimientos, para nada, sino replantearse la filosofía de la ciencia. Hoy es el positivismo. Se defiende el darwinismo ateo por todos los centros de estudio, los cientificos como Dawkins y otros son los mas leídos y admirados.
Es un cambio de paradigma. Es terminar con ese mito de que La ciencia no puede tomar a Dios como un resultado. Ni a Dios ni a nada. Eso es un error, Dios existe y es verdadero, por encima de los resultados, ya que Dios no es un experimento del hombre ni su creación ni su mascota.
Y además, replantearse el modo de hacer ciencia, en vez de ignorar que Dios existe, es afirmar que Dios existe, cambia la cosmovisión totalmente.
Además, terminar con esos ataques furiosos a la fe, desde el lado de la ciencia, ambos deben respetar sus límites.
Es tan sencillo que hasta un niño lo entiende, Manuel, será que uds, son tan inteligentes que desechan la inocencia de un niño, pero hay sabiduría en un niño
Si la ciencia moderna nació con la unión del pensamiento cristiano con los conceptos de la civilización grecoromana que imperaban en occidente, es volver atrás en el pensamiento, salir de esta época ateísta o agnóstica que caracteriza la ciencia.
Es derribar la filosofía del positivismo, que se esconde en la cosmovisión de la amplia mayoría de los científicos actuales, conscientes o no, aun de los creyentes, están infectados de esa filosofía
Alguien me comentó ¿Sabías que la TE está ayudando a entender como se extienden los tumores?
Pues me alegra sinceramente que se sigan haciendo descubrimientos por el bien de la humanidad, y se siga investigando. Nadie se opone a eso. En absoluto, solo nos oponemos a que no se defina el tema de los orígenes. Sin una definición de los orígenes, imposible hablar de evolución. Es ridículo. Seguramente hay que replantearse la interpretación del Génesis, seguro, pero quitarle a las personas la posibilidad que estudien su cosmovisión desde niños me parece ridículo. Solo por que los científicos han definido que no es ciencia. Pues ese concepto de ciencia no lo acepto. Es largo el tema, ya que la cosmovisión afecta toda la vida del ser humano. Se trata de la cosmovision. Es simple.
Concluyo la segunda parte de este estudio con las palabras del dr. Antonio Cruz,cientifico y pastor evangélico español:
«…la idea de que los descubrimientos científicos han hecho innecesaria la fe en Dios, no es cierta en absoluto. Más bien se ha producido todo lo contrario. A partir de la teoría de la relatividad y del nacimiento de la mecánica cuántica se ha podido comprobar que el universo material, y los seres vivos que lo habitan, son mucho más complejos de lo que suponían la antigua física newtoniana o los naturalistas decimonónicos. Al reducir o ampliar la escala de los objetos estudiados su complejidad se multiplica y la materia de que están hechos cambia de comportamiento. La física de Einstein ha mostrado que cuando las partículas se mueven a la velocidad de la luz, su masa deja de ser constante y aumenta con la velocidad. Esto, desde luego, no demuestra la existencia de Dios, pero sí contribuye a reforzar la creencia en él. Pues un mundo altamente complejo y con diversos niveles de orden, demanda la presencia de un diseñador inteligente.
Si, durante los siglos pasados la ciencia se cerraba a la posibilidad de un Creador, al suponer que la materia era eterna, que el universo no había tenido ni principio ni tendría fin y que todo evolucionaba siempre en un tiempo infinito, en la actualidad tales concepciones han cambiado. Los nuevos planteamientos científicos permiten la fe en un Dios que creo la materia y el tiempo, una mente omnisciente que pensó el cosmos y lo materializó.»[7]
Continúa…
Notas:
[0] http://www.textos.org/cosmovision.php
[1] LA COSMOVISION Y El DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
[2] Cosmovisión bíblica
[3] Antonio Cruz, «La ciencia encuentra a Dios«, p.35, Colección Pensamiento Cristiano, Edit. Clie
[4] Ibid,pp.38-39
[5] Ibid,p.97
[6] Francisco Prieto Roselló (director del blog pedaleosymas)
[7] «La ciencia encuentra a Dios«, op. cit., p.34
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