BIBLIA, VERSIONES Y TRADUCCIONES DE LA

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BIBLIA, VERSIONES Y TRADUCCIONES DE LA

La Biblia se comenzó a traducir a otros idiomas en Egipto en el siglo III a.C. Fue en esta época que se tradujo el Antiguo Testamento del hebreo al griego. Según la tradición, 70 eruditos judíos (algunos dicen 72) acometieron la empresa. De ahí surge el nombre de la versión Septuaginta.
En los días de Jesús, el griego era el idioma universal. A este solo lo superaba el latín debido a la extensión de la hegemonía romana. A mediados del siglo III d.C., partes del Nuevo Testamento aparecieron en este idioma, además del copto y siriaco. Después de una compilación de varias porciones en latín, Jerónimo, obispo de Milán, produjo una versión conocida como la Vulgata (ca. 382 d.C.). Esta fue la versión que la Iglesia usó durante la Edad Media.
Debido a que en España el latín cayó en desuso entre la gente común, Alfonso X, rey de Castilla y León, ordenó la traducción de la Vulgata al castellano. La obra se concluyó en 1280 y fue quizás la primera versión en idioma moderno.
Sin embargo, posteriormente surgieron numerosas versiones. Algunas solo del Antiguo Testamento, como la Biblia del duque de Alba, traducida por el judío Moisés Arragel para la comunidad judía española. También para los judíos se publicó en 1533 la Biblia de Ferrara. No obstante, en la época de los Reyes Católicos se prohibió la divulgación de la Biblia, pues temían que surgieran doctrinas contrarias a la iglesia de Roma.

Foto de Gustav Jeeninga

Una excavación arqueológica en la antigua Saretán (Jos 3.16) al sur de Israel.


Versiones Católicas

Con el tiempo, las cosas cambiaron y los católicos han publicado varias versiones. Las primeras se hicieron a partir de la Vulgata (p. ej., Felipe Scío de San Miguel, 1793; Félix Torres Amat, 1823; Rivera, primera que se publicó en América en 1833). No obstante, posteriormente los católicos publicaron varias versiones traducidas directamente de los idiomas originales. Estas son algunas de las versiones católicas:
Torres Amat, publicada en Madrid en 1825. Traducida a partir de la Vulgata.
Nácar-Colunga, publicada en Madrid en 1944.
Bover-Cantera, publicada en Madrid en 1944.
Versión de Straunbinger, publicada en Buenos Aires en 1944.
Edición Popular de las Sagradas Escrituras, de la Editorial Herder y publicada en Madrid en 1964.
Biblia de Jerusalén, traducida por un equipo de lingüistas dirigido por José Ángel Ubieta y publicada en 1966.
La Biblia para Latinoamérica, traducida por un equipo de lingüistas dirigido por Ramón Ricciardi y publicada en Madrid en 1972.

Foto: Servicio fotográfico Levant

Ruinas romanas en Hierápolis, una ciudad en la provincia de Asia mencionada por el apóstol Pablo (Col 4.13).

Versiones Protestantes
Algunos evangélicos españoles huyeron de su patria, a fin de escapar de la Inquisición que tomó auge después de la Reforma, y se dedicaron con fervor a la traducción de la Biblia. De ahí que surgieran las «Biblias del exilio», que en su mayoría no eran Biblias completas. Mencionaremos tres de dichas traducciones.
Juan de Valdés. Tradujo en 1534 los Salmos, los Evangelios y las Epístolas a los Romanos y a los Corintios.
Francisco de Enzinas. En 1543 tradujo el Nuevo Testamento.
Casiodoro de Reina. De todas las traducciones que se produjeron durante el Siglo de Oro de la literatura castellana, nada supera a esta. Casiodoro de Reina fue el primer evangélico en traducir la Biblia directamente de los idiomas originales. Cipriano de Valera la revisó y publicó en 1602. Posteriormente, varias veces se ha revisado y cotejado con los idiomas originales. La última que se publicó fue la de 1960. De esta se han hecho numerosas ediciones para el estudio de la Biblia:
Biblia anotada de Scofield. Publicada por W.H. Walker, con la colaboración de Emilio A. Núñez, en 1966.
Biblia de Estudio, publicada en 1977 por Editorial Mundo Hispano.
Biblia de Estudio Harper/Caribe, publicada en 1980 por Editorial Caribe.
Biblia Thompson, publicada en 1987 por Editorial Vida.
Biblia Plenitud, edición castellana de la Spirit Filled Life Bible. Fue publicada en 1994 por Editorial Caribe.
Biblia del diario vivir, edición castellana de la Life Application Bible. Fue publicada en 1997 por Editorial Caribe.

Foto de Howard Vos

Los campos de Booz, cerca de la ciudad de Belén (Rt 2.1–4).

Revisiones Posteriores de La Reina-Valera
Revisión 1977. Publicada por la Editorial CLIE de Barcelona.
Reina-Valera Actualizada. Publicada por la Casa Bautista de Publicaciones en 1989.
Revisión 1995. Publicada por las Sociedades Bíblicas en América Latina.

Otras Versiones
Versión Moderna. Publicada en 1893 por la Sociedad Bíblica Americana, de una traducción a partir de los idiomas originales.
Dios habla hoy o Versión Popular. Difundida por las Sociedades Bíblicas Unidas. Se ha publicado una versión para España y otra para América Latina. De ambas se han impreso ediciones interconfesionales que incluyen los libros apócrifos.
La Biblia al día. Paráfrasis de las Sagradas Escrituras que se preparó siguiendo el estilo de la famosa Living Bible estadounidense.

Fuente:
Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.

Objeciones al Nuevo Nacimiento

Objeciones al Nuevo Nacimiento

Posted: 21 Aug 2008 03:00 AM CDT

Autor:Dr. Eduardo Flores
El día de hoy quiero analizar algunas de las objeciones más frecuentes a la doctrina del nuevo nacimiento que defendemos aquellos que mantenemos la doctrina reformada, y que más importante es claramente enseñada en la Biblia.

1. Si solo Dios puede regenerar a un hombre, y aquellos que no han sido regenerados no pueden creer en Cristo, entonces cómo puede Dios hacer responsable a esos hombres por no creer en Cristo?

Esta es una pregunta muy común entre los que dicen ser cristianos hoy en día, y sobretodo en aquellos que aunque lo desconocen, siguen las enseñanzas arminianistas. Estas personas creen que la habilidad limita la obligación, es decir, concluye que sería poco razonable de parte de Dios requerir algo del hombre que es imposible hacer para el hombre. Y esta pregunta ha sido hecha en algunos puntos de la historia de la iglesia, en las cuales la iglesia como un todo ha dado su veredicto. Por ejemplo, en el siglo V de esta era, surgió un hombre llamado Pelagius, quien era un monje inglés. Entre las enseñanzas de este hombre estaba que el hombre debe ser capaz de hacer aquello que Dios le exige, pues si no era así, Dios era injusto. La iglesia declaró a Pelagius y sus enseñanzas como herejía.

Durante el siglo XVI, Erasmo, un académico amigo de Martín Lutero, escribió un documento en donde hacía la misma suposición. A esto Lutero reaccionó con su obra magna, “The Bondage of the Will,” en donde defendía la enseñanza bíblica que el hombre es esclavo del pecado, y por lo tanto no puede hacer el bien (Romanos 3: 9-12; Isaías 64:6) incluyendo buscar a Dios para su propia salvación. Y esto, no sólo no lo puede hacer, sino que no lo desea.

Pues, como lo dijo Salomón, “no hay nada nuevo bajo el sol,” es normal pensar que este tipo de creencias continuen existiendo y siendo enseñadas en la iglesia actual. Pero esta visión ignora el pacto que Dios hizo con el hombre en el Edén. Adán y Eva de su propia voluntad se rebelaron contra Dios. No fue al revés. Ellos pecaron, rompiendo y teniendo por nada el pacto que Dios había hecho con ellos. Fue el hombre quien se suicidó, trayendo consigo su propia muerte espiritual. Fue el propio hombre el que decidió tener un corazón de piedra. Dios le había dado una ley a Adán, y si la cumplía viviría, pero él decidió violar el mandamiento, y al ser Dios Santo y Justo, lo echó de Su presencia y lo condenó a una muerte espiritual, y lo declaró responsable de su propia muerte espiritual.

El hombre es incapaz de mantener la Ley de Dios. Esto es claro para cualquiera que lea el Antiguo Testamento, y que sea conciente de su propio pecado. Pero, a pesar de ser incapaz, es responsable por cada tilde y jota que rompe en la Ley. Dios le juzgará por sus infracciones en el día del juicio.

Algo que debemos tener claro es que Dios no es poco razonable cuando requiere del hombre su total obediencia a Su ley, a pesar de que el hombre sea incapaz de hacerlo, debido a que fue el hombre quien hizo que esa incapacidad ocurriera en su vida. La culpa es del hombre y por lo tanto es el problema del hombre. Debemos, por el contrario estar agradecidos de que Dios en Su misericordia y gracia ha permitido que algunos hombres sean salvos, cuando debería haberlos aniquilado a todos por traición.

Dios es justo cuando dice, “Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5: 48). Asumir que Dios solo ordena aquellos que los hombres pueden hacer es absurdo, pues entonces todas las personas tendrían la capacidad de ser perfectos, pues Dios lo ha ordenado. Entonces, para qué el evangelio? Para qué la muerte de Cristo? Para qué la cruz? Este tipo de ordenes dadas por Dios, son dadas para que veamos nuestra depravación; para que veamos nuestra deuda con Dios; para que veamos la gloria de Cristo; para que veamos la misericordia de Dios en Su plan de redención.

El hombre natural que rechaza el evangelio será responsable de este rechazo.

2. Cómo puede Dios cambiar el corazón de un hombre sin su permiso? No sería esto una violación al libre albedrío del hombre?

La Confesión Bautista de Londres de 1689 a la cual nos adherimos en mi iglesia dice lo siguiente con respecto al libre albedrío del hombre,

“Dios ha dotado la voluntad del hombre de una y un libertad natural, poder para actuar a base de decisión propia, que no es forzada ni obligada a hacer bien o mal, por ninguna necesidad de la naturaleza.” Capítulo 9.1

Pero, a pesar de que Dios le ha dado al hombre la capacidad de tomar sus propias decisiones, estas están determinadas por la naturaleza del hombre. Es decir, si tenemos a un cerdo, y le ponemos al frente un banquete y basura, el cerdo escogerá revocalse en la basura y comer la basura. Porqué? Porque esa es la naturaleza del cerdo.

La Biblia enseña que el corazón del hombre es perverso y corrupto. Es más, el profeta Jeremías escribe, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). El hombre es un agente libre en el sentido en que en sus acciones utiliza su auto-determinación. Analiza las cosas y luego toma la decisión de hacer algo. Pero, el hombre actúa libremente en armonía con sus emociones, pensamientos, juicios, inclinaciones, y deseos. Es decir, el hombre actúa dependiendo de su carácter o naturaleza, como dije antes.

Dado a que el hombre es esclavo del pecado, perverso, y corrupto, nunca puede escoger hacer algo espiritual, pues lo que es carne, carne es. El hombre, entonces, es en cierto sentido libre, pero cuando tiene que ver con verdades espirituales y acciones espirituales, el hombre es un esclavo. Esta es la verdad que Jesús enseñó acerca del hombre,

“De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.” Juan 8: 34

Y quienes son entonces esclavos del pecado? Toda la raza humana. De donde obtengo esta verdad? Pues de la Biblia. Dios dijo en el Antiguo Testamento,

“Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque)” 1 Reyes 8: 46

Es por ello que Pablo toma las enseñanzas de Jesús y del Antiguo Testamento y le escribe a gentiles y judíos lo siguiente,

“¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” Romanos 3: 9-12

La idea de que Dios necesita el permiso de una persona antes de que pueda cambiar o regenerar su corazón es una blasfemia. Primero, porque está en contra de la doctrina de la soberanía de Dios que habla la Biblia. Dios dice,

“Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antig:uedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo hare. Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.” Isaías 46: 9-13

“Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” Daniel 4: 35

Estos pasajes hablan de un Dios que no pide permiso para hacer según Su voluntad, pues como dice en Daniel, Él hace en los hombres y en la tierra lo que a Él le place. Él nunca pide permiso pues Él es el Creador y Soberano de la creación, nosotros somos Sus criaturas. Él es el alfarero y nosotros los vasos de barro.

Segundo, si Dios tuviera que pedir permiso para regenerar a un hombre, entonces ningún hombre sería salvo, ya que el hombre odia a Dios (Juan 3: 19-20) y no le busca, ni le desea buscar. Todos nos hemos hecho inútiles, para utilizar las palabras del apóstol Pablo (Romanos 3: 9-12). Esta idea tiene más en común con el humanismo secular que con el cristianismo bíblico. Dios es el soberano sobre todas las cosas en Su creación. Inclusive, el hombre puede planificar su futuro, pero es Dios quien determina lo que ocurre en su vida (Proverbios 16:9).

3. No dice la Biblia que Cristo se para frente a la puerta del corazón de un hombre y toca, y que somos nosotros los que le debemos dejar entrar a nuestro corazón?

Esta pregunta ya la he analizado cuando hice la exégesis del pasaje en Apocalipsis 3. Este análisis lo pueden encontrar aquí.

4. Y qué de aquellos que dicen “creer” en Cristo por un tiempo y luego le rechazan? No indica esto que una persona tiene la habilidad de resistir al Espíritu Santo?

Eso no es cierto. La Biblia enseña que aquellos que profesan creer en Cristo y luego le rechazan nunca fueron verdaderos cristianos en primer lugar. En el evangelio de Juan vemos a Jesús rechazando a unas personas que “creían” en Él. Porqué? Porque Él sabía lo que había en el hombre (Juan 2: 23-25). Cristo sabía que ellos no tenían una verdadera fe. En Hechos 8 vemos a Pedro reprendiendo a Simón pues “creyó…y fue bautizado,” pero Pedro dice que su creencia era falsa.

Es decir, muchos dicen creer en Cristo, pero creen en un Cristo creado por su propia imaginación. La verdadera fe es aquella que está puesta sobre el Cristo que está enseñado en la Biblia. La verdadera fe no escoge cuales enseñanzas de Jesús son aceptables para ellos, como los ‘discípulos’ de Jesús que le rechazaron y se alejaron de Él porque Jesús les había dado una palabra dura. El apostol Juan dice que aquellos que se alejan de la iglesia nunca eran verdaderos cristianos, y se alejan de la iglesia para demostrar que nunca lo fueron (1 Juan 2: 19-20).

Una persona a la que le ha sido otorgada por Dios la verdadera fe, no puede rechazarla o apostatar. Jesús dijo, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:37-39, 44)

Entonces, porqué algunos permaneces fieles a Cristo y otros le rechazan? Porque solo aquellos que han sido elegidos por Dios, expiados por el Hijo y regenerados por el Espíritu Santo son capaces de perseverar hasta el fin. Jesús dijo, “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre;(B) y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” (Juan 10: 14-16, 26-29)

Si la regeneración es algo que el hombre hace por su propio poder, entonces como Cristo garantizaría que sus ovejas nunca perecerían? El poder del Espíritu Santo no puede ser resistido.

Espero que esta pequeña serie haya sido de bendición para algunos y espero poder ahondar en este tema en el futuro próximo.

sujetosalaroca.com

¿Aprueba la Biblia la Esclavitud?

¿Aprueba la Biblia la Esclavitud?

Una respuesta al ateo Sam Harris                                                                                                       

Pablo Santomauro

No existe una respuesta breve ni prefabricada para esta pregunta. En esta sociedad moderna hasta los cristianos esperamos que todo se nos dé en cápsulas aceleradas. Si ésta es su pretensión, desde ya le invitamos a no seguir leyendo. Puede volver a su show favorito de televisión.

¿Aprueba la Biblia la esclavitud? Sam Harris, uno de los nuevos bulldogs del ateísmo moderno en el mundo de habla inglesa, afirma que sí. El Señor Harris es el autor del libro Letter to a Christian Nation (Carta a una Nación Cristiana), publicado en Septiembre 2006 y que continúa en la categoría de bestsellers, algo que revela en parte, el estado espiritual de dicha nación (U.S.A.).

Sam Harris le ha declarado la guerra a Dios, al cristianismo y la Biblia en particular, y a la religión en general. Harris dice que la religión, incluyendo el cristianismo con sus absolutos morales, es una amenaza para la civilización. En una entrevista televisada por PBS [1], se le preguntó qué pensaba del concepto de que la religión era la mejor forma de enseñar principios morales [2]. Harris no demoró en contestar que la idea “es una alucinación”. “La Biblia, por ejemplo, endorsa la esclavitud … Dios nos dice como tratar los esclavos, no pegarles mucho de modo que no pierdan un ojo o algunos dientes, pero nos dice que debemos conservarlos, y Jesús claramente esperó que los conserváramos. Eso por sí solo elimina a la Biblia como la mejor fuente de moralidad”.

Una declaración como la anterior revela que cualquiera puede escribir un libro en cualquier tema, sin conocer un rábano de lo que está hablando. Las palabras de Harris dan a entender que abrió la Biblia, vio la palabra “esclavitud” y de inmediato imaginó la escena donde a Kunta Kinte le cortan parte de su pie como castigo por haber intentado escapar. Harris no ha leído la Biblia ni realizado ninguna investigación exhaustiva en el tema de la esclavitud. Pero no podíamos esperar otra cosa de Sam Harris, un hombre que apareció en el documental de Brian Flemming, The God Who Wasn’t There (El Dios que nunca estuvo allí), film que intenta probar que Jesús nunca existió, una tesis que los expertos acreditados de renombre rechazan universalmente. Esto es suficiente para no tomar en serio a Sam Harris, un hombre con gran falta de discernimiento en el área de religiones. Debe ser por ello que el único debate que aceptó fue contra Rick Warren [3], quien con todo respeto, no tiene una formación académica para debatir en estos temas. Es natural que Harris siga huyendo de los pesos pesados como Alvin Plantinga, William Lane Craig, J.P. Moreland, Norman Geisler, y otros.

Fue precisamente en el tema de la esclavitud que Harris hizo trastabillar a Warren, por ello queremos de aquí en adelante abordar el tópico para capacitar en lo posible a los cristianos a rebatir esta objeción que los críticos usan para atacar nuestra fe. Al mismo tiempo, si algún ateo alcanza a leer este trabajo, permítanos educarlo a los efectos de rescatarlo de las garras fatales de la ignorancia. Para llevar a cabo este desafío monumental  (educarlo a usted), tomaremos como base el trabajo académico publicado en http://www.christian-thinktank.com/qnoslave.html

Comencemos diciendo que lo primero que viene a la mente del hombre actual cuando se habla de esclavitud, es la noción relativamente moderna derivada de las experiencias en el Sur de los Estados Unidos, el Caribe y Latinoamérica. La imagen de la esclavitud en occidente ha sido circunstancialmente construida en base a las representaciones de la literatura abolicionista primero, y novelas, libros de texto y películas más adelante. Este tipo de esclavitud fue caracterizado por 1) el uso de esclavos como propiedades con exclusión de su humanidad, 2) el empleo de ellos para mano de obra únicamente, y 3) su absoluta falta de libertad. [Encyclopedia of Cultural Anthropology (4 vols), David Levinson and Melvin Ember (eds), HenryHolt:1996, 4:1190f]

Antes de elaborar en la descripción de esclavitud en la antigüedad, es crucial señalar que los eruditos en el Antiguo Cercano Oriente (ACO en adelante) ya han abandonado el uso del término “esclavitud” para describir las diversas formas relacionales señor-sirviente en la antigüedad. En realidad, la historia devela que hubo muy pocas sociedades antiguas esclavistas por definición – las romana y la griega siendo las más conocidas. Para decepción de los Sam Harris de hoy, la sociedad del antiguo Israel no clasifica en esta última categoría con los romanos y los griegos. Ni siquiera estas dos últimas poseían las tres características dominantes de la esclavitud del siglo diecinueve, aunque sin duda hubo abusos de todo tipo, dada la condición humana.

El término “esclavo” es por demás ambiguo en el contexto de las culturas antiguas. Por ejemplo, en occidente jamás llamaríamos a los ministros de gobierno “siervos del presidente”, pero ese es exactamente el término que los definiría en los imperios o reinos del ACO. “Siervo” era el título aplicado para un subordinado en la escala social. Todos los súbditos de un rey eran llamados “siervos”, a pesar de ser ciudadanos libres. El rey mismo, de ser vasallo, era un siervo del emperador. Los reyes, emperadores y plebeyos, eran todos “siervos” de los dioses. Las personas de capas sociales inferiores, cuando se dirigían a alguien de una capa superior, usaban el respetuoso “vuestro siervo”. [A History of Ancient Near Eastern Law (2 vols). Raymond Westbrook (ed). Brill:2003. 1:40]

Observación: los términos “siervo”, “esclavo” y “sirviente” no acarreaban la connotación negativa atribuida en el día de hoy. Teniendo presente lo anterior, es increíble que el señor Harris simplemente cite versos donde aparece la palabra “siervo” y no se tome la molestia de contextualizar el término o la referencia. Sólo la ignorancia o la deshonestidad intelectual pueden llevar a un hombre a hacer eso.

Pasemos ahora a definir la palabra “esclavo” (siervo) en el Antiguo Testamento, y por extensión, en el Nuevo Testamento. La palabra ebed/doulos denotaba no sólo esclavos ocupados en la producción o en las tareas domésticas, sino también personas en puestos subordinados en relación al rey y los altos oficiales. Es por ello que el término ebed es traducido a veces como “siervo”. Como se ha señalado anteriormente, el término se usaba también en referencia a la persona cuando se dirigía a otra de rango más alto. Por último, ebed se usaba también en un sentido figurado/espiritual: siervo de Dios  (Ex. 32:13; Lv. 25:55; 1 S. 3:9; Ezra 9:11, etc.).

En nuevas versiones bíblicas encontramos que ebed/doulos (griego NT) es traducido como “esclavo”. Es comprensible que ciertas personas se confundan al ver esta traducción y lleguen a pensar que la Biblia aprueba la institución de la esclavitud, pero es inusitado que Sam Harris, supuestamente un genio, se llegue a confundir. Todo lo que se necesita para aclarar la confusión es estudiar el contexto y la etimología de la palabra. Por ejemplo: Abimelec, rey de Gerar, llamó a todos sus siervos y les contó un sueño que tuvo (Gé. 20:8). Estos “siervos”, en contexto, eran los oficiales y ministros de su corte. Abraham, por su parte, derrotó a los reyes de Mesopotamia con un ejército constituido por 318 de sus criados (Gé. 14:14). Podemos suponer con un alto grado de certidumbre que al menos una parte de estos “criados” eran miembros de la familia de Abraham nacidos libres. Al ascender al trono de Judá, Amasías mató a los “siervos” que habían matado a su padre. Estos siervos eran dignatarios reales (2 Cr. 25:1-3). Y así existen otros ejemplos.

En Génesis 24:2, encontramos que la persona que gobernaba sobre todos los bienes de Abraham, es llamada su “criado”. Más que un esclavo en el sentido occidental moderno, aquí tenemos a alguien que muy probablemente nació libre, o de ser un esclavo, su condición dista mucho de semejar la de un esclavo del siglo 19 en occidente.

Luego de haber extirpado la carga negativa de la palabra “esclavo” en el contexto de la cultura del antiguo Israel, vayamos ahora a los casos de esclavitud o servidumbre para los cuales el Antiguo Testamento contiene legislación por parte de Dios.

La mayor parte de las regulaciones en el AT relacionadas con la esclavitud tienen que ver con individuos hebreos que por razones de endeudamiento, o riesgo de morir de inanición, se vendían (o firmaban un contrato de servidumbre por un tiempo limitado). Llamémosles “esclavos endeudados”. Debe “quedar en actas”, Sam Harris y hordas ateas, que no estamos hablando de esclavos que fueron cazados como animales, como ustedes en su cruzada anti-Dios creen o hacen creer al desprevenido público.

En un contexto histórico-religioso-cultural donde la lucha por la estabilidad económica era una constante, la ley mosaica contenía varias iniciativas para prevenir que la persona se convirtiera en un esclavo/a. Deuteronomio 23:19 legisla que en materia de préstamos no se debe cobrar interés al que pide prestado. Este principio se repite en Ex. 22:25; Lv. 25:36, 37; Sal. 15:15 Neh. 5:7, y Ez. 18:8, 13, 17; 22:12. A su vez, Deuteronomio 15 insta con coerción teocrática inconfundible, que siempre se debe ayudar al pobre y al menestoroso. Levítico 19:9 y 23:22 también aseguran la provisión de los necesitados.

“Las regulaciones pentateucas eran para mitigar las causas de que  las personas tuvieran que servir como esclavos. Los extranjeros residentes, los huérfanos y las viudas no debían de ser abusados, oprimidos o deprivados de justicia. Cuando se les prestaba dinero a los pobres, no se debía cobrar interés. En cualquier otra zona del Cercano Oriente, los intereses exorbitantes sobre los préstamos eran la primer causa de que la gente se vendiera en esclavitud”. [Dictionary of the Old Testament Pentateuch, T. Desmond Alexander and David W. Baker (eds). IVP:2003, OT5]

Es significativo que en Israel nadie podía ser esclavo a la fuerza. El traficante de esclavos en potencia era castigado con la pena de muerte (Ex. 21:16). Señor Harris, ¿puede usted discernir esta gran diferencia con los sistemas esclavistas de los siglos 18 y 19? Yo pienso que usted sí sabe la mala representación que usted hace de la forma de esclavitud en el Israel antiguo? Si ese es el caso, usted comete la falacia del monigote de paja, o sea, construye su versión del sistema para poder refutarla con facilidad.  La esclavitud del AT era una servidumbre con responsabilidad contractual, o sea, un compromiso de trabajar para alguien a quien la persona debe dinero y de esa manera pagar la deuda – algo así como hacemos hoy con las tarjetas de crédito.

El Opus Magnum en esta materia, que Sam Harris debió haber leído si deseaba algún tipo de respeto entre los eruditos, son los dos tomos de A History of Ancient Near Eastern Law (Historia de la Ley en el Cercano Oriente) editado por Raymond Westbrook,  Brill Academic Publishers:2003. Este trabajo hecho por 22 eruditos encompasa todos los documentos legales del ACO (por períodos) e incluye secciones en esclavitud. Citando algunas porciones, intento demostrar que la esclavitud de las civilizaciones del área geográfica tendía a ser un recurso de ayuda al pobre más que para el rico [ver http://www.christian-thinktank.com/qnoslave.html]:

v      “La mayoría de los esclavos poseídos por los Asirios en Asur y Anatolia parecen originalmente ser esclavos-deudores – personas libres vendidas en esclavitud por un padre, esposo, una hermana mayor, o por ellos mismos”. (1.449)

v      “La venta de esposas, niños, parientes, o uno mismo debido a obligaciones financieras, es una característica recurrente en la escena socio-económica de Nuzi … Un caso algo diferente es el de la mujer o el hombre extranjero, llamados hapiru (inmigrantes), quienes se ofrecían voluntariamente como esclavos a individuos privados o a la administración de palacio. La pobreza era la causa de estos acuerdos …”  (1.585)

v      “La mayoría de los casos registrados donde personas libres ingresan al sistema de esclavitud (en Emar) son debido a deudas, hambruna, o ambas …” (1.664s)

v      “Por otra parte, se hace mención de gente libre que son vendidos como esclavos como resultado de las condiciones de hambre y la situación económica crítica de las poblaciones [Canaán]. Hijos e hijas son vendidos por provisiones…” (1.741)

v      “El método de esclavización más frecuentemente mencionado [Neo- Sumerio, UR III] era la venta de hijos por parte de sus padres. La mayoría son mujeres, evidentemente viudas vendiendo una hija; en una instancia una madre y una abuela venden un niño … Hay un caso de auto-venta. Todas éstas claramente se originan en la pobreza; no se declara, sin embargo, si alguna deuda estaba específicamente en juego”. (1.199)

Ahora, en lo referente al trato dado a los esclavos en el ACO y el AT (Israel), corresponde señalar las diferencias con el trato a los esclavos en la historia más reciente. La esclavitud en el Sur Americano abundó en maltratos y no necesitamos documentar estas cosas. En el ACO, el trato a los esclavos era mucho menos severo, principalmente por el tipo de relación cercana creado entre el señor y el esclavo. La esclavitud en el ACO era por lo general  algo de “entrecasa”, “cosa de familia”, con fuertes lazos emocionales involucrados. Sin embargo, hubo casos registrados de castigos extremos en la región. Pero cuando llegamos a Israel, el relato bíblico presenta un marcado mejoramiento de las condiciones de vida de los esclavos, superior a las del ACO. Exodo 21, por ejemplo, es considerado por muchos comentaristas como un modelo de tratamiento humanitario a los esclavos.

Reiteramos, sí hubo casos de castigos extremos en el ACO, pero la norma era que los esclavos eran protegidos del abuso:

“Los esclavos eran generalmente protegidos contra castigos físicos excesivos. Aun los esclavos-propiedad parecen haberse beneficiado en cierto grado de esta protección”. [A History of Ancient Near Eastern Law (2 vols), Raymond Westbrook (ed). Brill:2003, 1:43]

Todos los documentos del período histórico parecen indicar un tratamiento humano:

“Primero, separemos los esclavos — el botín de guerra o en servidumbre por varias razones – quienes por definición eran totalmente dependientes de sus señores, no obstante este último parece haberlos tratado bastante humanamente, y más como sirvientes domésticos”. [Everyday in Ancient Mesopotamia. Jean Bottero (Antonia Nevill, trans). JohnsHopkins:1992/2001, p. 114]

Por su parte, en el sistema de esclavización en los siglos 18 y 19 en América, los esclavos vivían separados y no participaban de muchos de los beneficios de las fortunas de los dueños. En el Nuevo Mundo, por lo menos dos tercios de los esclavos de las plantaciones vivían en barracas y no en cercanía con los dueños (esclavos domésticos). En el ACO, por el contrario, la vasta mayoría de los esclavos eran domésticos bajo un mismo techo. En el ACO/AT no existían las cuadrillas de trabajadores agrícolas que surgen más tarde en la historia de la República de Roma y en el Nuevo Mundo:

“Además, por lo regular había probablemente sólo unos pocos en cada casa [en Israel] – no hay indicación, por ejemplo, que largas cuadrillas laboraran en condiciones deplorables para cultivar grandes latifundios, como en el mundo romano posterior”. [The Israelites, B.S.J. Isserlin, Thames and Hudson:1998,OT I:101]

“Ambas clases (hebreos, extranjeros) eran esclavos domésticos viviendo en las casas de sus dueños, no miembros de cuadrillas trabajando en plantaciones”. [Notes, Jewish Study Bible, Ex. 21]

En el Nuevo Mundo (e imperio romano también) los esclavos eran considerados “propiedad” con la correspondiente exclusión de su humanidad. En otras palabras, meterle una bala a un esclavo era como hacer lo mismo con un zapallo o calabaza. No existían obligaciones legales ni éticas para el tratamiento de las “propiedades”. Más allá del caso ocasional del amo benevolente, el valor económico era el mayor elemento disuasorio contra el trato abusivo. En teoría, en el Nuevo Mundo (las Americas) existían algunos mecanismos preventivos para que los esclavos no fueran asesinados impunemente, pero esto no era aceptado en general. Hubo muy pocos casos en que los amos fueron castigados por la ley por matar a un esclavo. Casos como El Estado vs. Hoover (N. Carolina, 1839) y El Estado vs. Jones (Alabama, 1843) fueron la excepción y se consideraron sensacionales porque los dueños de esclavos fueron penalizados por castigar “correctivamente a sus esclavos al extremo de matarlos”. [Británica]

Entremos ahora nuevamente en el túnel del tiempo, esta vez para desplazarnos al pasado más lejano:

“ … En la mayoría de las sociedades neolíticas y de la Edad de Bronce [los esclavos no tenían derechos sobre su vida] … desde el antiguo Egipto hasta las estepas de Eurasia [los esclavos] eran sepultados vivos o muertos con sus amos para que los acompañaran al más allá. Entre los indios Tinglit de la costa noroeste los amos mataban a sus esclavos en ceremonias llamadas potlatches [sin traducción al español] para demostrar su desprecio por las riquezas y propiedades. También mataban a los esclavos viejos o de poco uso y arrojaban sus cuerpos al océano Pacífico. Un amo podía matar impunemente a sus esclavos en la Grecia de Homero, la antigua India, la República Romana, la China Han, los países islámicos, la Inglaterra anglosajona, la Rusia medieval, y muchas partes de sur Americano antes de 1830 …….. Este no fue el caso en otras sociedades. Los hebreos, los atenienses y los romanos bajo el principado restringieron el derecho de los dueños sobre la vida de los esclavos de su propiedad”. [Británica – traducción flexible]

Demos ahora un vistazo general al Antiguo Testamento. Allí encontramos que:

a.        La Ley prohibía el tratamiento injusto, establecía estipulaciones para el trato positivo, y prescribía serias limitaciones en cuanto a la disciplina/abuso de los esclavos. (Lv. 25.43; 25:46; 25:53; Dt. 15:18; Ex. 21:5)

b.        La ley presupone que la situación podría ser lo suficientemente lucrativa para algunos sirvientes como para decidir quedarse con sus amos por el resto de sus vidas. (Ex. 21:5; Dt. 15:16)

c.        El consenso académico es que la “esclavitud” doméstica no era abrumante o insoportable, se expandía más allá del concepto de “propiedad”, y en su lugar creaba vínculos semejantes a los lazos de familia:

i.                    “… la esclavitud doméstica era con toda probabilidad bien tolerable. Los esclavos formaban parte de la familia y los varones, si circuncidados, podían tomar parte en la Pascua de la familia y otras funciones religiosas”. [The Israelites, B.S.J. Isserlin, Thames and Hudson:1998, I:101]

ii.                   “La mano de obra esclava era usada en el servicio doméstico y por ende creaba una relación estrecha entre el señor y el siervo”. [Hebrew Law in Biblical Times, Ze’ev Falk, Eisenbrauns:2001(2nd ed), p.114]

iii.                 “El trato de los esclavos-propiedad indica que estos esclavos eran considerados seres humanos”. [Slavery, Dictionary of the Old Testament Pentateuch, T. Desmond Alexander and David w. Baker (eds.) IVP:2003]

iv.                “La dignidad personal del esclavo se evidencia también en las prescripciones relacionadas con las lesiones personales (Ex. 21:20-27) … Claramente, los derechos personales de los esclavos prevalecen sobre los derechos de propiedad por parte del dueño”. (Ibid.)

v.                  “Interesantemente, cuando un siervo era liberado en un año sabático (sin pago de dinero), el dueño debía liberarlo con dones y posesiones materiales. (Dt. 15:12s)

vi.                Todos los siervos debían tomar el sábado libre, al igual que sus señores. (Ex. 20:9; 23:12; Dt. 5:13s; 12:18)

vii.               No solamente se prohibía  terminantemente el trato abusivo del esclavo, sino que además se hacía a los señores responsables. Si el esclavo moría a causa del castigo, el dueño estaba sujeto a la cláusula de “vida por vida”. (Ex. 21:20)

viii.             Si el señor hiriere a un esclavo y el daño físico fuera permanente, el siervo debería quedar inmediatamente en libertad. (Ex. 21:26-27)

La evidencia presentada es suficiente para demostrar que el intento de Sam Harris (y del ateísmo militante en general) para socavar la pureza moral de la Biblia en el tema de la esclavitud, no pasa de ser una bravuconada de colegial mediocre.

Es también un ejemplo de la falacia ad misericordiam, el caso especial de recurrir a las emociones de un público poco instruido. Sam Harris utiliza recursos deshonestos para atacar la integridad bíblica, como cuando en referencia a Exodo 21:7-11 dice, “todo hombre es libre de vender a su hija como esclava sexual – aunque ciertos atenuantes aplican”. [Sam Harris,  Letter to a Christian Nation, p. 15. Ref. Exodus 21:7-11]

Harris ni siquiera menciona que en los días de AT, cuando un hombre vendía a su hija en calidad de sierva, ésta era parte de un pacto matrimonial aprobado por ella. Un hombre o su familia iniciaban típicamente la secuencia de pasos necesarios hacia la consumación del matrimonio. El padre de la novia recibía una oferta por su hija, no necesariamente monetaria, y ésta era aceptada primordialmente como una medida protectiva hacia su hija por parte de un padre que estaba enfrentando una situación económica desesperante. No se trataba de un padre desnaturalizado, sino de un padre asegurando una provisión adecuada para una hija en medio de una crisis extrema. El pasaje en cuestión (Ex. 21:7-11) provee leyes protegiendo a la mujer en matrimonios arreglados de esa forma.

“En el antiguo mundo, un padre afectado por la pobreza, podía vender su hija a una familia solvente a los efectos de asegurar su futuro. La venta presupone el matrimonio con el señor o el hijo del señor. Documentos que atestan transacciones legales de este tipo han sobrevido en las tablas de Nuzi. La Tora estipula que la joven debe ser tratada como una mujer libre. En caso de que el esposo designado tome una esposa adicional, él sigue obligado a sustentarla. Una violación de este contrato resulta en la libertad de ella, y el señor no recibe ninguna indemnización por el precio de compra. [The JPS Torah Commentary (5vols). Nahum Sarna (gen ed). JPS:1989]

El argumento de Sam Harris también es un ejemplo de la falacia ad populum. Este es un recurso usado por todo propagandista y/o demagogo. Es falaz porque reemplaza la laboriosa tarea de presentar elementos de prueba y argumentos racionales con lenguaje expresivo y otras artimañas calculadas para provocar entusiasmo, excitación, ira u odio.

A la luz de los documentos históricos queda en evidencia que:

1.        La definición de esclavitud usada tácitamente por Sam Harris y otros misoteístas mal adaptados como él, no aplica al contexto bíblico, por ende, sus afirmaciones carecen de sentido. Su argumento esta descontextualizado y es alevosamente anacrónico.

2.        El señor Sam Harris no hizo una investigación apropiada (quizá ninguna investigación) sobre el tema. Y si la hizo, fue totalmente abyecto en su aproximación, quedando demostrado que está interesado en cualquier cosa menos en la verdad.

3.        La integridad de la Biblia sigue intacta. La vieja patraña usada por los ateos sobre la esclavitud condonada por Dios en el Antiguo Testamento queda desenmascarada una vez más.

4.        El material presentado en nuestra refutación prueba que Dios intervino dentro de la cultura para regular una costumbre que en la zona del Antiguo Cercano Oriente era un recurso socio-económico que paliaba la situación del pobre y traía cierta estabilidad a la sociedad. Dios regula y legisla de modo que el trato a los siervos sea el más justo posible.

5.        Sam Harris es un demagogo de tercera categoría cuya hipocresía queda en evidencia cuando trata de convertirse en el paladín de los valores morales que como ateo no puede esgrimir, por más que insista de que es posible la existencia de moralidad sin la existencia de Dios.

Por último debemos abordar el tópico en referencia al Nuevo Testamento. Sam Harris cita en su libro, Carta a una Nación Cristiana, pasajes que él aduce comprueban que la Biblia aprueba la esclavitud. Tanto en Efesios 6   como en 1 Timoteo 6, el apóstol Pablo llama a los esclavos del imperio romano a conducirse decentemente y en sujeción a sus amos. Esto ya es suficiente para que Harris, usando los mismos argumentos de ateos tan amateurs como él, intente probar que la esclavitud contaba con un sello de complacencia por parte de Dios.

La situación de los esclavos en el mundo mediterráneo bajo la éjida del emperador romano era muy parecida a la de los esclavos de las Américas en los siglos recientes. No sólo eran considerados la clase social más baja, sino también se les despreciaba y acusaba de ser gente de la peor calaña. Esta predisposición no sólo era típica entre los gentiles sino también en ciertos sectores del judaísmo. En su tratamiento infantil y malintencionado del tema, Harris escoge ignorar la verdad de que fue el cristianismo el que elevó a la clase esclava al mismo nivel de dignidad que cualquier otra capa social. El NT deja bien en claro que en la nueva creación en Cristo, en referencia a la redención del hombre, quedan obliteradas las barreras étnicas, culturales, sociales, éticas y de género. Pablo expresa en sus escritos que en Cristo ya no existen judío ni griego, esclavo ni libre, varón ni mujer (Gá. 3:28) porque somos uno en Cristo. El apóstol reitera el pensamiento en Colosenses 3:11. Esto iba totalmente en contra del criterio general del momento histórico.

Veamos ahora los pasajes bíblicos primarios usados por los ateos para sostener su punto:

“Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas”. (Ef. 6:5-9)

“Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas”. (Col. 3:22-25)

Cualquier lector imparcial discierne que en estos pasajes, tanto esclavos como amos serán llamados a rendir cuentas delante de Dios. Esto también chocaba de frente con el criterio de la época. Cristo es Señor sobre todas las cosas, incluyendo las relaciones entre siervos y señores, por lo cual las transforma por medio de Su señorío sobre la vida de las personas de ambas categorías sociales.

No se necesita ser un genio para ver que la respuesta cristiana a la esclavitud, fue una que sutilmente socavaría la institución de la esclavitud, algo que todo político hábil haría. Cualquier medida radical, como Sam Harris parece pensar se debió haberse tomado, hubiera tenido consecuencias desastrosas.

La respuesta cristiana fue la correcta, en lugar de promover una abolición repentina, se dieron los pasos necesarios para ir eliminando la esclavitud progresivamente por medio de la penetración de los valores morales/éticos/ espirituales del cristianismo. De haberse emitido un llamado inmediato para la liberación de los esclavos, se hubiera dado una serie de trágicas consecuencias, comenzando con la indigencia inmediata de niños-esclavos rescatados de las calles por sus amos, y el desamparo social de los esclavos ancianos, enfermos o discapacitados.

Es por ello que en el NT encontramos declaraciones que comienzan a distanciar a la iglesia del sistema de esclavitud:

1.        Pablo condena explícitamente la trata de esclavos en 1 Timoteo 1:9-10. Esto naturalmente reduciría el suministro de esclavos en los hogares cristianos.

2.        Pablo manda a los cristianos a no “hacerse” esclavos (1 Cor. 7:23).

3.        Pablo les dice a los creyentes que si pueden, consigan su libertad (1 Co. 7:21).

4.        Pablo exhorta a Filemón a liberar a Onésimo (Fil. 16,21).

Como mencionamos anteriormente, la situación histórica era muy compleja como para dar la orden de “libertad ahora”:

v      Muchos esclavos aun estaban en su infancia o niñez. Habiendo sido rescatados de su abandono, en ese momento sus amos proveían por sus necesidades.

v      Muchos esclavos eran de edad avanzada o estaban enfermos, prácticamente incapaces de vivir en “libertad”.

v      El imperio romano no poseía un sistema de ayuda adecuado para los indigentes (el emperador Julián se lamentaría luego sobre esto, diciendo que la comunidad cristiana era la única en condiciones de proveer servicios de asistencia al mundo necesitado).

v      En ese momento histórico ya se esbozaban esperanzas en la legislación (además de apoyo intelectual) para un mejoramiento de las condiciones del esclavo. “Las crueles perspectivas de Cato, quien aconsejaba que los esclavos trabajaran como bestia de carga para que se mueran en lugar de hacerse viejos e inservibles, fueron reemplazadas por las perspectivas más humanitarias de Séneca, Plinio y Plutarco, que se acercaban mucho a las enseñanzas de los apóstoles”. [Schaff]

v      Aun si hipotéticamente Pablo hubiera logrado que el imperio concediera la emancipación de los esclavos, el caos social y económico hubiera sido inimaginable, teniendo en cuenta que los esclavos constituían entre el 30 y 40 por ciento de la población total del imperio romano.

Es obvio que desde el punto de vista práctico, hubiera sido imposible emitir un mandamiento de emancipación unilateral de parte de la comunidad cristiana. Algunos comentaristas dicen que si los apóstoles hubieran llamado a la insurrección de los esclavos, los romanos la hubieran aplastado sangrientamente (recordar cómo le fue a Espartaco – 73 d.C.), demorando en algunos años de esa forma, la inevitable propagación del Cristianismo.

Sam Harris ha demostrado ser un perfecto ignorante en el tema. Su aguda esclerosis mental queda en evidencia cuando descontextualiza la Biblia con la finalidad de hacerla apoyar lo que él quiere decir. Sus horrendas triquiñelas no terminan ahí. Usa el argumento de que los esclavistas de recientes siglos usaron la Biblia para justificar la validez del tráfico de esclavos, no considerando para nada que fueron cristianos los que lucharon hasta lograr la emancipación de éstos (volúmenes de documentos atestan por ello). Ante esto último, su contestación es que la gente siempre ha levantado textos de la Biblia para justificar sus posiciones. Curiosamente, ésto es lo que Harris hace para apoyar la suya.

La Biblia nunca aprueba la esclavitud al estilo siglos 18 y 19 como Harris afirma. Por el contrario, el NT reivindica plenamente la humanidad de los esclavos elevándolos a la igualdad con sus amos. Con un manifesto impregnado de los principios establecidos por los apóstoles, el sistema de esclavitud pagano no podría sobrevir por mucho tiempo. Y en efecto, no pudo.

En vista de la ignorancia o mala fé de Sam Harris, es natural entender el por qué no ha querido debatir sus opiniones con filósofos cristianos de renombre. Debe ser porque como todo ateo, es definitivamente incapaz de defender sus ideas con un mínimo grado de persuasión, y de presentar una crítica coherente del cristianismo.

La gran mayoría de los ataques a Dios por parte de Harris no son argumentos, sino meros alegatos sin base alguna. Sus desplantes o rabietas son comparables a un niño de primer grado llamándole “malo” a su compañero de clase. <>

Notas: 

1.        Public Broadcasting System – Canal Estatal en USA

2.        http://www.pbs.org/wnet/religionandethics/week1019/interview2.html

3.        Revista Newsweek, Abril 9, 2007.

Instrumentales en este trabajo fueron las publicaciones de internet a continuación, sin las cuales hubiera sido imposible brindar la información disponible:

http://www.christian-thinktank.com/qnoslave.html  Todas las citas de documentos históricos fueron tomadas de esta página.

http://www.tektonics.org/gk/harrisletter.html, Letter to a Maladjusted Misotheist  por J.P. Holding.

 

Masoreta

Masoreta

Los masoretas eran judíos que sucedieron a los soferim o [escriba]s en la responsabilidad de hacer copias fidedignas de las escrituras sagradas.

Se puede decir que el trabajo de los masoretas empezó con lo creativo, con poner vocales y acentos, luego un periodo de copiado y conservando los textos, y luego una tercera etapa de estar criticando a los textos y aprendiendo las reglas de la gramática, etc. que extiende hasta el presente. 

A. Periodos en la evolución del texto hebreo 

Los masoretas no eran todos de la misma familia y aun entre ellos había diferentes escuelas, entre ellos los de Aarón ben Moisés ben Ashur y Ben Neftalí, que vivieron en el siglo X y compilaron dos versiones distintas del texto masoretico.

1. Primer Período (Hasta Siglo I D.C.): Cambios en el Texto.

Registra cambios en el texto, como omisiones, adiciones, trasposiciones, compendios, aunque estos cambios no afectan a la sustancia. Estos cambios se observan comparando el texto hebreo que ahora poseemos con la traducción de la Setenta, el Pentateuco samaritano, los manuscritos de Qumrán. En 1947 un grupo de beduinos descubre en unas cuevas cerca de Khirbet Qumran, en las inmediaciones del Mar Muerto, unos pergaminos enrollados y depositados dentro de jarras. Se examinan cuidadosamente todas las cuevas del entorno, llegándose a descubrir en su conjunto una preciosa biblioteca de escritos pertenecientes a una secta judía de entre los años 150 a.C. y 70 d.C. Contienen textos bíblicos, comentarios a textos bíblicos, y otros documentos relativos a la secta de Qumrán. Se han encontrado manuscritos de todos los libros del Antiguo Testamento hebreo, con excepción de Ester. Entre los hallazgos más importantes está uno de los rollos de Isaías, de unos 8 metros. El texto es casi idéntico al conservado en el texto masorético. Es posible que en el período anterior al cristianismo ya existiera una forma estabilizada de ciertas partes de la Biblia, sobre todo de la Torá.

2. Segundo Período (Siglo I – 500 d.C.): Texto Consonántico Fijado

El texto se transmite invariablemente con las mismas consonantes. Tras la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C. el judaísmo tiene necesidad de afianzarse. La base de este afianzamiento será el Libro Sagrado y la tradición de corte farisea. Quizá la figura que más contribuyó al resurgimiento sea Rabbí Aquiba, martirizado en el 132, en los acontecimientos de la Segunda Revuelta Judía. Testigos de este período: manuscritos del Wadi Muraba’at y del Nahal Hever, en las riveras del Mar Muerto. Presentan una asombrosa coincidencia con el texto hebreo transmitido por los masoretas.

3. Tercer Período (500 – 900 D.C.): Texto Masorético, Con Fijación de Vocales

El texto bíblico se mantiene únicamente con caracteres consonánticos, sin vocales, hasta los comienzos de la Edad Media. A partir del siglo VIII se desarrollan varios sistemas de vocalización. Los dos más importantes son:

a. El Sistema Babilónico, en el que los signos vocálicos son supralineales (se colocan sobre el signo consonántico)

b. El Sistema Tiberiense, en el que los signos vocálicos son infralineales .Es el utilizado por las Biblias hebreas actuales. El período de florecimiento de la escuela de Tiberíades abarca desde 780 a 930 d.C. Abarca seis generaciones de la familia más famosa de masoretas, la familia de los Ben Asher. El representante más conocido es Aarón Ben Moisés Ben Asher, quien editó un texto completo de la Biblia hebrea con vocales, acentos y la correspondiente masora. El Códice de Alepo y el Códice de Leningrado son muy cercanos a este texto. El trabajo de vocalización del texto hebreo consonántico de la Biblia corresponde a los masoretas. La palabra “masoreta” deriva del verbo hebreo “masar”, que significa “transmitir”. Los masoretas tenían una preocupación por garantizar la lectura y la transmisión exacta del texto. Así, anotaron cuidadosamente la pronunciación de cada palabra incorporando signos vocálicos, junto con otras anotaciones marginales, que constituyen la “masora”. Desde entonces el texto se copió con el mayor cuidado, reduciéndose casi a la nada las variantes entre un códice y otro.

B.Continuamos con los masoretas:

Eran [rabino]s y escribas estudiosos que compilaban el llamado texto masorético, que es el texto más usado para hacer traducciones visto por muchos estudiosos como el más fiable del Antiguo Testamento. Los masoretas empezaron su trabajo siglos después de Cristo y lo siguieron hasta el [siglo XI] , con unas adiciones hasta el siglo XVI.

El Codex de Aleppo , del [siglo X] , es la versión más antigua conocida del texto masorético de la Biblia hebrea. Desafortunadamente una parte de él se quemó en [1947] . El Codex leningradense que data del año [1008] es la versión masorética completa más antigua que se conserva actualmente.

Etimología 
La palabra masoreta tiene su raíz en la palabra mesorá (מסורה), que quiere decir ‘tradición’ y cómo esta va pasando a lo largo del tiempo. Llegó a usarse para referirse a las notas que los masoretas pusieron en los textos. Estas notas generalmente tenían información sobre como deletrear palabras, pronunciación, palabras con letras perdidas, ciertas palabras que eran ofensivas y se tenían que leer de otra forma (como cuando Dios maldice, usan su nombre santo, o le mezclaban su nombre con el de Baal).

Estilo 
Biblia hebrea del siglo X con puntuación Masorética
Los masoretas también agregaron vocales, acentos, y marcaciones sobre el canto al texto, y notas marginales. El idioma hebreo no tuvo la mayoría de las vocales gráficas hasta mucho después que se escribieran los textos originales de la [Biblia] , y no fue hasta mucho despuéa partir del [IX] .  

Los masoretas eran muy cuidadosos en su forma de copiar las Escrituras. Aun replicaba a las letras que se escribían más grande o pequeña, o chuecas. También incluyeron otras cosas irregulares como unos puntitos que se escribían sobre unas quince palabras y unas letras que escribían fuera de su lugar.

Obras 
Por su esfuerzo, tenemos todavía hoy copias del Antiguo Testamento que son muy similares a los antiguos libros. Ese hecho fue probado cuando se descubrieron los [rollos del Mar Muerto] , que coinciden en una alta proporción con las versiones masoréticas y aun más que las copias más nuevas que se nos habían trasmitido sobre el tiempo por otras fuentes. Cerca del 60% de los rollos encontrados en [Qumrán] , son versiones proto-masoréticas; un 20% más son variantes con estilo propio; en tanto el restante 20% se relaciona con la [Septuaginta] , la versíon [Samaritana] y otras fuentes. La coincidencia entre el Texto maxorético y la mayoría de los rollos de Qumrán no debe entenderse letra por letra, sino en líneas generales. Lo que se concluye es que textos correspondientes a una versión antepasada del Texto Masorético ya se divulgaba en el [siglo II a. C.] y que además circulaban otras versiones.

A partir del trabajo de los masoretas se aseguró que cada copia del TaNaKh era igual, y hasta también se podía leer de la misma forma.

Bibliografía