Aborto Terapéutico


Aborto Terapéutico

¿Qué pasa cuando peligra la vida de la madre?


Por la Dra. Concepción Morales y Adolfo J. Castañeda

¿Qué se debe hacer cuando peligra la vida una madre embarazada? En primer lugar hay que distinguir entre el mal llamado aborto «terapéutico» y el «aborto indirecto». El aborto «terapéutico» es un aborto directo porque mata directamente al bebé no nacido como medio para presuntamente salvar a la madre, cuando en realidad hay otras alternativas para salvarla a ella y a su bebé no nacido. Por consiguiente, el aborto «terapéutico», como todo aborto directo o provocado, es un acto intrínseca y gravemente inmoral, por cuanto constituye la destrucción directa de un ser humano inocente, y por ello no está justificado en ningún caso. En realidad la frase aborto «terapéutico» es una contradicción en términos, porque ningún aborto salva o cura a nadie (que es lo que la palabra «terapéutico» quiere decir).

Distinto es el caso del «aborto indirecto», que en realidad no es un aborto en el sentido verdadero de la palabra: no es un aborto directamente provocado. Se trata del caso en el que la vida de la madre embarazada corre un peligro inminente, y la situación es tal, que si el médico esperara a que el bebito fuera viable (momento a partir del cual puede vivir fuera del útero con la tecnología
disponible), morirían tanto la madre como él, ya que antes de que llegase el momento de la viabilidad, se produciría la muerte de la madre y el bebito moriría también. La situación también es tal que el médico tampoco tiene otra alternativa para salvar a los dos, si la hubiera, tendría que recurrir a ella. Entonces el médico no tiene más remedio que intervenir, tratando siempre de salvar a ambos (al bebé no nacido y a su madre). Si en ese proceso el bebé muere como un efecto no directamente causado ni querido por el médico, entonces no hay por qué culpar a nadie. Se trata de un «aborto indirecto», y aunque ciertamente es una tragedia, no es algo moralmente imputable.

Obsérvese que no estamos hablando de una excepción a la prohibición del aborto directo o provocado. El aborto directo o provocado no tiene excepción alguna. El caso del que estamos hablando aquí es, como ya hemos señalado, un «aborto indirecto», tanto en la causa como en la intención. Por consiguiente, se trata de un caso completamente distinto y que por tanto cae fuera de la norma que prohibe, de forma absoluta, la destrucción directa de un ser humano inocente.

Hay que observar también que, en el caso del «aborto indirecto», no se trata de que el médico escoja entre salvar al bebé no nacido o a su madre, se trata de optar por salvar las dos vidas. Si a
consecuencia de tratar de salvar a las dos vidas, muere una, ello no depende de la opción del médico.

Gracias a Dios, cada vez se logra la supervivencia fuera del útero materno de niños con menos tiempo de edad gestacional. Y también gracias a Dios y al avance tecnológico, se logran salvar bebitos no nacidos en situaciones en las que antes no se lograban salvar y en las que por tanto, ya no se puede invocar el principio del aborto indirecto para justificar una intervención que da como resultado la muerte indirecta del no nacido y el que la madre se salve, porque ahora ambos se pueden salvar.

Veamos los casos de embarazos ectópicos, es decir, de embarazos fuera del útero. De todos los embriones ectópicos, el más frecuente es el tubárico. Este se produce porque las trompas no tienen sana su fisiología o su anatomía. Ello puede ser causado por inflamaciones tubáricas, que a su vez son causadas por abortos provocados anteriormente que dan lugar a infecciones. También pueden ser causadas por enfermedades de transmisión sexual; por el uso del
dispositivo intrauterino (DIU o IUD), que dicho sea de paso, es abortivo; etc. Al ocurrir esto, el grosor interior de la trompa disminuye, permitendo que pase el espermatozoide y fecunde al ovocito, pero no permite que pase el ovocito fecundado o cigoto (o sea, el nuevo ser humano) por la trompa hacia el útero, sino que queda atrapado en la trompa y al crecer la rompe y muere el embrión y puede morir la madre, si no se detecta a tiempo.

En la época pre-ultrasonido generalmente se hacía el diagnóstico cuando la trompa ya se había roto. Ahora se puede diagnosticar con más frecuencia y antelación con el niño vivo dentro de la trompa. Es entonces que se crea el dilema ético y se aplica el principio del «doble efecto», que en este caso implica sacar un órgano enfermo dentro del cual hay un niño vivo.

Sin embargo, hay que valorar en qué medio se está. No es igual un embarazo tubárico en un centro médico donde se tiene la tecnología adecuada que en otro donde no se tiene. Por otra parte, hay que valorar la posibilidad de que ese embrión tubárico en vez de reventar la trompa sea expulsado hacia la cavidad abdominal, produciéndose así un embarazo ectópico abdominal. En esos casos el embarazo puede llegar a término y nacer el niño vivo por laparotomía.

Pero aunque el niño permanezca en la trompa, con la tecnología moderna, ha habido casos en los que se ha llevado al niño de la trompa al útero y consecuentemente se ha salvado al niño. Esto sería la forma ideal y correcta de tratamiento del embarazo ectópico tubárico, ya que se salvaría el niño, además de la madre. Pero, lamentablemente, requiere técnicas y equipos no disponibles en todos los lugares del mundo. Donde sí los haya, estos medios se deben emplear, se trata de un grave deber ético.

Tener una «expectación armada» ante el embarazo ectópico es lo que se debe hacer. Ello se refiere a que los médicos estén con la tecnología y los medicamentos listos, pero sin intervenir siguiendo muy de cerca a la mujer en esta situación, la cual estaría hospitalizada durante todo este tiempo, para entonces, en el momento adecuado, si ello es posible, salvar también al niño no nacido y si no, esperar a que este muera de forma natural para entonces extraerlo. De esa manera se estaría respetando la vida del niño ectópico. Hay que realizar esfuerzos, en la medida de lo posible, para que esa «expectación armada» se lleve a cabo en todas las instalaciones médicas. Ello también es un grave deber moral.

Pero, lamentablemente, no en todas partes se cuenta con lo necesario para ello y el índice de muerte materna por embarazo tubárico es muy elevado y los niños que nacen a consecuencia de un embarazo ectópico es muy bajo y muy pocos sobreviven. Aunque hay que respetar toda vida
humana, la situación inmediata de la mujer en un embarazo ectópico es mucho más grave que la de una mujer embarazada en el caso, por ejemplo, de un cáncer de útero, en el cual sí se pueden salvar a ambos: madre e hijo no nacido con la tecnología de que se dispone en la actualidad en prácticamente todos los lugares del mundo.

La Dra. Concepción Morales es Especialista de Medicina Interna del Hospital Materno-Docente «Hijas de Galicia» y Presidenta de Pro-vida Cuba, organización de la Iglesia Católica. Adolfo J. Castañeda tiene una licencia en teología moral de la Academia Alfonsiana en Roma y es Director de Programas Educativos de Vida Humana Internacional. 

12 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:53:46

    Aborto: una opción peligrosa para la mujer

    El aborto es, ante todo, el asesinato de un inocente, pero además supone un riesgo para la mujer que se somete a él, riesgo que se pretende ocultar a las mujeres, muchas veces en situaciones difíciles, por quienes manipulan la información para favorecer la acción criminal.

    La agencia Zenit recoge unos datos muy intersantes de concer y analizar para evitar ser engañados por la propaganda abortista.

    La legalización del aborto en la mayor parte de los países del mundo ha sido considerada por muchos como un paso adelante en el reconocimiento de los derechos de la mujer. No obstante un estudio recientemente publicado por el «Elliot Institute» demuestra que el aborto es más peligroso para la salud de la mujer que la opción de seguir con el embarazo hasta el nacimiento del niño.

    El documento, escrito por David C. Reardon y publicado en el «Post Abortion Review», apunta cómo con frecuencia los grupos que promueven el aborto afirman que el peligro de muerte durante el parto es mucho más elevado que el riesgo a morir a causa de un aborto. Reardon desmiente esas afirmaciones aprovechando los datos de un nuevo estudio realizado en Finlandia. La investigación se llevó a cabo bajo la dirección del departamento de análisis de estadísticas del Centro Nacional de Investigación sobre la Salud y el Bienestar.

    Los investigadores analizaron los datos médicos de todas las mujeres de 15 a 45 años de edad que habían muerto entre 1987 y 1994. Dado que el sistema médico en Finlandia está nacionalizado los datos reflejan bien el panorama global del país.

    Encontraron que 281 mujeres murieron en el curso de un año desde su último embarazo. Resulta que la tasa de mortalidad por cada cien mil casos era de 27 para las que dieron a luz su niño, 48 para las que perdieron el bebé por causas naturales, y 101 para las que habían abortado.

    De las 281 mujeres que murieron en el curso de un año desde su último embarazo, 77 de ellas se habían suicidado. Para las que habían abortado hubo un riesgo de suicidio dentro de un año siete veces mayor, en comparación con las mujeres que continuaron la gestación hasta el nacimiento de su bebé. De hecho las mujeres que han dado a luz tienen una incidencia más baja de suicidio, en comparación con las mujeres en general. Mientras que el aborto está conectado con un dramático incremento en el suicidio.

    Otros estudios apoyan los datos de Finlandia

    También en Gran Bretaña existen datos que demuestran la relación entre la decisión de abortar y el suicidio de la mujer. Las autoridades de salud de South Glamorgan estudiaron los datos de la población local, 408.000 personas, y resulta que hubo 8,1 intentos de suicidio por cada mil mujeres que habían abortado, mientras que la tasa para las que tuvieron un niño fue de 1,9 por mil. Además, el suicidio después del aborto no se debía a problemas de salud mental ya existentes. Más bien la investigación concluyó que el aumento en el riesgo del suicidio después de abortar se debe probablemente al aborto mismo.

    El artículo del «Post Abortion Review» también cita otros estudios, donde hay datos detallados sobre casos individuales de suicidio. Se evidencia que con frecuencia la decisión de acabar con la propia vida ocurre en el aniversario del aborto o en la fecha en que el niño habría nacido. Un estudio de la Universidad de Minnesota concluyó que las adolescentes se encuentran particularmente en riesgo de suicidio después de un aborto.

    Reardon observa también que en China la incidencia del suicidio entre las mujeres es la mayor del mundo. De hecho un 56% de todos los suicidios de mujeres tiene lugar en China, que es el único país del mundo en el que más mujeres que varones acaban con sus propias vidas. Para las mujeres de edad inferior a 45 años la tasa de suicidio es nada menos que el doble que la de los varones. Reardon sugiere que esta situación tan anómala podría encontrar su explicación en la política de restringir a las familias a un sólo niño y el consiguiente uso de abortos, en no pocos casos contra la voluntad de la mujer, para implementar esa norma.

    La muerte de otras causas

    No es sólo el suicidio el que es propiciado por la decisión de abortar. También el aborto está relacionado con un aumento en los fallecimientos a causa de accidentes. Según el estudio finlandés una mujer que haya dado a luz tiene la mitad de la probabilidad de sufrir un accidente mortal que el resto de la población, mientras que la tasa de mortalidad de un accidente de alguien que abortó era dos veces más alta en comparación con el resto de la población.

    Reardon cita otro estudio de Canadá en el que los investigadores encontraron que las mujeres que se habían sometido a un aborto en el año precedente fueron tratadas en un 41% más por desórdenes mentales, en comparación con las que habían dado a luz. Asimismo la incidencia de accidentes era más alta para las que abortaron. Además el estudio de Finlandia descubrió que el riesgo de morir a causa de un homicidio era cuatro veces más alto para alguien que había abortado, en comparación con el resto de la población.

    De las 281 casos de muertes estudiados en Finlandia un 45% se debieron a causas naturales. Sin embargo, también en esta categoría el riesgo de morir era más alto para una mujer que había abortado, en un 60%, en comparación con las que llevaron a término el embarazo o que perdieron el niño por causas naturales. Una posible explicación de ese fenómeno podría ser que las que murieron después de un aborto ya estaban con mala salud desde antes y procuraron el aborto a causa de sus problemas ya existentes. Sin embargo, los investigadores finlandeses rechazaron esa hipótesis cuando, al examinar los registros de los abortos, sólo una mujer había señalado como motivo su salud física.

    Los daños psicológicos y emocionales

    Aparte de las consecuencias negativas de un aborto para la salud física de la mujer, la decisión de poner fin a la vida que llevan dentro de sí también provoca con frecuencia traumas psicológicos. Un nuevo libro, publicado en Australia por Melinda Tankdard Reist, examina ese tema. En «Giving Sorrow Words» (Duffy and Snellgrove, 2000) son relatados los casos de 18 mujeres que expresan su sufrimiento por haber abortado.

    Cuando Melinda Tankard Riest insertó un anuncio en el periódico para pedir datos sobre mujeres que quisieran contar las experiencias negativas a causa de su decisión de abortar, hubo 250 respuestas. Aunque ella admite que ese grupo no representa a todas las mujeres que han abortado, sin embargo demuestra que existe un grupo significativo de mujeres que sufren mucho a causa de su decisión de abortar.

    Riest observa cómo los grupos que promueven el aborto suelen ignorar, e incluso negar, los daños psicológicos que se presentan después de haber abortado. El derecho al aborto es resaltado como algo positivo, una liberación, que proporciona el dominio sobre el propio cuerpo. Las personas que trabajan en las clínicas de aborto hablan del feto como una mera colección de células, cuyo exterminio no debería presentar ningún problema, y si la paciente se traumatiza, entonces es culpa suya.

    Además, ni las clínicas ni los centros organizados por las feministas suelen ofrecer servicios de ayuda para las mujeres que sufren problemas psicológicos a causa de su aborto. Incluso el libro cuenta los casos de varias mujeres que, al ir a diversos centros de asistencia para las mujeres con el fin de encontrar apoyo, les dijeron que no deberían hablar mal de su experiencia de aborto.

    En la introducción del libro la autora explica que con frecuencia las mujeres que le han contado sus experiencias desmienten el mito de la «libertad» para abortar. En no pocos casos existe presión por parte de los padres de familia o del padre del niño para abortar. Entonces, ¿en qué sentido se puede hablar de la libertad de escoger cuando la mujer es presionada de esa manera?

    Por eso el libro observa que es ilusorio pensar que el aborto pueda solucionar los problemas sin causar otras dificultades. La autora afirma también que es tiempo de que la sociedad apoye con mayor decisión la maternidad, para que las mujeres que deseen dar a luz a sus niños encuentren el respaldo necesario para hacerlo.

    Fuente: http://www.arbil.org/

  2. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:54:21

    Consecuencias psicopatológicas del aborto en la mujer

    Después del bebé, la mujer es la principal víctima del aborto: desde la depresión al rechazo de su propia sexualidad, son secuelas que sufren en elevadísmos porcentajes.

    Todo planteamiento necesariamente tiene que partir del reconocimiento del hecho en que desde el momento de la concepción comienza la vida de la persona humana, y por tanto, el producto de la fecundación -también desde el punto de vista psicológico es genéticamente único e irrepetible, tiene una propia dignidad humana.

    Uno de los problemas de mayor actualidad es, hoy, lo relativo al aborto, lo que suele llamarse aborto provocado o también aborto intencionado y voluntario. Complejísimo tema, que añade a su vertiente estrictamente médica, otros de carácter jurídico, moral, sociológico, religioso, demográfico, etc.

    Son innumerables las dificultades que se tienen para valorar adecuadamente los efectos psicopatológicos del aborto; puede ser debido 1) a que no es fácil la elaboración estadística de los resultados y a 2) que tampoco existen valoraciones médicas sistemáticas de estas pacientes después del aborto, y 3) también a que las mujeres que han abortado no suelen estar propicias a seguir relacionándose con el médico que la ha inducido a él.

    Aunque la literatura sobre el aborto es abundante, cuando se trata de exponer las consecuencias psicopatológicas del aborto, faltan todavía estudios científicos serios, y los pocos que se han hecho, rara vez no están marcados por un cierto carácter tendencioso.

    Por tanto he de apoyarme, más bien en los datos obtenidos a través de mi propia experiencia psiquiátrica que, por otra parte, son los que tienen más fuerza y te dan mayor seguridad al intentar hablar de este tema o de otros muchos temas en relación con la medicina.

    Es un ser plenamente individualizado. Es decir, posee todas las capacidades para convertirse en persona, con una dignidad propia e irrepetible, y los cambios que van a ocurrir son simplemente etapas del crecimiento y maduración. Puede decirse que es una «Persona en camino» con pleno derecho de alcanzar la madurez. O sea, posee ya toda una serie de potencialidades que le permitirá alcanzar su plenitud personal.

    No tiene por tanto ningún sentido considerarlo como un apéndice de su madre. Es un nuevo ser, que puede, incluso, sobrevivir 5 ó 6 días después de fecundado sin necesidad de la madre.

    Por eso ha dicho el Prof. Orts Llorca, Maestro de numerosas generaciones y Catedrático de la Facultad de Medicina de Madrid: «No tenemos los años que indica nuestro carnet de identidad, sino nueve más, que han sido los más significativos en nuestro devenir biológico e incluso psicológico».

    El nuevo ser tiene en potencia todas las posibilidades del ser humano: comienza a tener sensaciones, percepciones (es sensible al dolor, al tacto, al frío, al sonido y a la luz), tiene sentimientos, ideas…. Por ejemplo, se sabe, que a partir de los 43 días se puede recoger ya impulsos eléctricos en el EEG lo que indica, que el cerebro ha comenzado a funcionar.

    Una vez hecho este preámbulo, vamos a tratar de centrarnos más en el tema y enumerar algunas consecuencias psicopatológicas más frecuentes que acontecen en la mujer tras un aborto provocado.

    En primer lugar, los más frecuentes son cuadros depresivos que se acompañan de un sentimiento grande de culpabilidad y en lo que todos los autores están de acuerdo.

    En este probablemente el síntoma sobre el que existe mayor experiencia y mayor acuerdo entre los científicos. Se despierta en ellas un sentimiento grande de culpabilidad. Lo que los psiquiatras llamamos «culpabilidad psicológica». Culpa esta, distinta de esa otra culpa moral -aunque en este caso la incluya-.

    He podido constatar que este sentimiento de culpa en muchos casos es irreversible y permanece durante toda la vida de la mujer.

    Son pues continuos en las abortistas los autorreproches y la idea de reparación.

    Esto no es nada nuevo lo describen varios autores. La Dra. Standford psiquiatra canadiense, nos cuenta su propia experiencia.

    Habla del síndrome post aborto, y señala como la mujer recorre tres estadios:

    1) Desasosiego y tristeza («No tiene el alma en paz, ni el espíritu en paz»).

    2) Revive continuamente el momento traumatizante del aborto de un modo muy profundo, aunque pasen 5, 10, 15 años recuerda la vestimenta de la enfermera, las paredes de la habitación donde el aborto sucedió… y se pregunta a menudo ¿cómo sería mi niño ahora?, «suelen justificarlo diciendo que no tenían otra opción, que no podía hacer otra cosa… pero ese pensamiento vuelve».

    3) El estadio siguiente, es una gran depresión: Depresión profunda con un gran sentimiento de culpabilidad, perdiendo interés por las cosas que antes eran interesantes en su vida, y a veces no ve otras salidas que el suicidio. «No como elección por la muerte en sí, sino como una elección para salir de la situación de dolor, de pena, como un modo de salir de allí»….

    Describe también la Dra. Standford lo que ella llama la depresión de aniversario…. aniversario que se situa alrededor de la fecha del posible nacimiento o alrededor de la fecha del aborto.

    Quizás sea este uno de los argumentos de más peso que se puede esgrimir tras el aborto provocado: las consecuencias psicopatológicas que se derivan. Por eso ha dicho el Prof. Willke «es más fácil sacar al niño del útero de su madre que sacarlo de su pensamiento».

    Quién ha hecho o ha presenciado un aborto se queda para siempre con la impresión imborrable de que ha eliminado una vida humana. Es más, aquellas personas que tienen una cierta predisposición personal o familiar a la enfermedad mental, corren un riesgo mayor, y es raro que no queden con un desequilibrio psíquico tras el aborto, entre otras cosas, por la tensión emocional que siempre produce. Quizás es por esto por lo que en Holanda, donde se permite el aborto, uno de los criterios de selección de las enfermeras en las clínicas, es el que nunca hayan intervenido o se hayan provocado un aborto, porque se considera que las daña emocionalmente.

    De hecho la OMS en celebración oficial en 1970 dijo:»Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren mayor riesgo de graves desajustes mentales tras el aborto, y más si tenía alguna enfermedad psiquiátrica previa». Y sigue diciendo «cuanto más serio sea el diagnóstico psiquiátrico, más perjudicial es para ella el aborto».

    Y ésto incluso, entre no cristianos. Hay abundantes testimonios que demuestran estos hechos. Porque aunque el aborto no suponga una transgresión de la ley civil, siempre contraría la ley natural, y es muy frecuente encontrarse después en tales mujeres con problemas emocionales, y trastornos psiquiátricos persistentes.

    Pienso que es bueno que aparezca este sentimiento de culpabilidad, si no existiera, sería que se había borrado en su conciencia, hasta la noción del mal, reflejaría un deterioro psicológico grave, una falta de respuesta emocional con todas las características que ello tiene. Supondría una frialdad afectiva y una insensibilidad grave en cuestiones tan importantes y en sentimientos tan esenciales, como es para la mujer, su sentimiento de maternidad, lo que los psiquiatras llamamos, Psicopatía o Personalidad Anormal.

    Si se analiza con objetividad el problema, se observa que nunca el aborto es un hecho aislado, sino que casi siempre irá acompañado de otra serie de trastornos conductuales importantes, muchas veces patológicos, tal como pueden ser las toxicomanías, alcoholismo, perversiones sexuales, intentos de suicidio, etc. Trastornos de conductas importantes que suponen un deterioro grande en la vida personal, familiar, y social: suelen ser consecuencia de una gran relajación o infravaloración de los principios más elementales éticos y morales.

    – Otra de las consecuencias del aborto, suele ser el rechazo de su propia sexualidad. Presentan sentimientos de animadversión y rechazo a su propia pareja, que pueden interrelacionarse con sentimientos de frigidez sexual, esterilidad futura y distintas dificultades específicas en la adaptación sexual. En general suelen ser mujeres con poca identidad femenina y con rechazo de su papel maternal, que puede llevar en algunos casos a la destrucción de su matrimonio.

    – No es raro tampoco encontrarse con que son mujeres muy inmaduras. A la vez que buscan la protección de algún hombre, rechazan todo lo que pueda suponer compromiso, porque de alguna forma lo consideran como debilidad y sumisión.

    Ford hace un estudio entre 40 mujeres que solicitan el aborto para ver cual es su actitud hacia la maternidad y dice que sólo 8 de 40 ó sea el 20% de las mujeres, expresan comentarios positivos respecto a la propia imagen.

    También el mismo autor relata la proporción de síntomas psíquicos que aparecen en estas mujeres en relación al grupo control y encuentra: depresión (97,5%), ansiedad (82,5%), insomnio (77,5%), perdida de la líbido (72,5%), ideas de suicidio (55%), anorexia (45%).

    Son mujeres que a la vez que tienen una gran necesidad de afecto, apoyo y atención, que buscan frecuentemente por estratagemas inconscientes, aunque evitan involucrarse afectivamente en sus relaciones y tienden a aislarse.

    En este sentido, no es infrecuente encontrarse con lo que pudiéramos llamar un síndrome independentista. Hay en estas mujeres como una incapacidad para contraer vínculos duraderos, y poder establecer una buena relación interpersonal.

    En general, puede decirse que todos los abortos, también desde este punto de vista psicológico, tienen consecuencias negativas no solo para la propia mujer sino también para su familia y para la sociedad en general.

    Se podría seguir enumerando distintos síntomas psicopatológicos que siempre se encuentran en mujeres abortistas, pero no voy a alargarme, solo pretendía que se viera a través de mi propia casuística, avalada por 25 años de dedicación a la clínica, y atención ambulatoria de enfermos, la problemática con la que generalmente me encuentro.

    Por eso pienso, que quizá uno de los argumentos más poderosos que puede haber en contra del aborto, es precisamente las consecuencias psicopatológicas, porque como decimos al principio con frase del propio Profesor Willke: «es más fácil sacar al niño del útero de su madre que sacárselo de su pensamiento».

    Dra. Gómez Lavín (Asociación Vivir en Familia y http://www.vidahumana.org)

    Fuente: http://www.arbil.org/

  3. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:54:53

    Efectos psicológicos de realizar un Aborto

    Traducido de Touchstone Magazine:
    http://www.touchstonemag.com/docs/issues/16.7docs/16-7pg22.html

    Por Rachel MacNair

    «Sueño con fetos, como todos los que estamos aquí: sueños de abortos, uno tras otro, de baldes de sangre salpicados por las paredes; árboles colmados de fetos gateando». Así habló Sallie Tisdale sobre el tiempo en que trabajó como enfermera en una clínica de abortos. En un artículo para la revista Harper, ella escribió acerca de un sueño en el que dos hombres la sujetaron y la arrastraron a la fuerza.
    «Hagamos un aborto», dijeron con una nauseabunda mirada lasciva. Yo empecé a gritar, estaba sumergida en una visión de succiones, de dolores chirriantes, de ser extendida y desmembrada por una serie de instrumentos que cumplen la función para la que fueron hechos. Desperté casi sin poder respirar e imaginé mesas de cocina y percheros, agujas de tejer manchadas de sangre y a mujeres que en soledad apretaban almohadas en sus bocas para evitar que sus gritos perforen las paredes de sus departamentos.

    No es un trabajo ni fácil ni agradable. «Hay momentos de cansancio, sombríos momentos en los que creo no poder aguantar un recipiente más lleno de restos sangrientos, en que no creo poder pronunciar alguna otra clase de frase de consuelo», escribió. «…me preparo para el siguiente recipiente, para otra breve y áspera pérdida.’¿Cómo aguantas?’ Hasta los pacientes preguntan…observo desinflarse el abdomen hinchado de una mujer en tan sólo unos momentos y mi propio estómago se estremece de dolor, de pesar».

    ¿Cuál es el impacto emocional en las personas que realizan abortos? Quienes los hacen han escrito y dicho lo suficiente como para mostrar que no se trata de un procedimiento médico cualquiera. Algunos, como Tisdale, tienen pesadillas. Otros sufren muchos de los síntomas asociados con el Desorden de Estrés Post-traumático (PTSD), alguna vez llamado «neurosis de guerra» y «fatiga de batalla». La práctica de la medicina, de curar, no debería dar pesadillas, no debería causar una neurosis de guerra.

    A continuación, se citarán solamente a doctores pro-opción, enfermeras y publicaciones médicas oficiales, salvo por los dos médicos citados al final. Sus creencias de que lidiar constantemente con el aborto es una inusual y significativa fuente de estrés, más que la medicina ordinaria, de ninguna manera proviene de la oposición al aborto.

    Sus Traumas

    Es notable la poca atención y estudio prestado a los médicos, enfermeras, consejeros y demás trabajadores de las clínicas abortivas. Sólo se han realizado dos estudios que observan una gran cantidad de personas, y fueron hechos por investigadores que no trabajaban en el campo del aborto. El primero (de M. Such-Baer), apareció en Social Casework en 1974 y el otro (de K. M. Roe) apareció en Social Science and Medicine en 1989.

    Ambos estudios fueron realizados por personas a favor del aborto legal, no obstante lo cual, ambos notan la alta frecuencia de los síntomas que se enmarcan en la condición conocida hoy como Desorden de Estrés Post-Traumático (PTSD). El estudio publicado en 1974, antes de que se adoptara el término, describe que «eran frecuentes los pensamientos obsesivos sobre el aborto, depresiones, fatiga, ira, baja autoestima y problemas de identidad. El complejo sintomático fue considerado un ‘desorden reactivo transitorio’, similar a la ‘fatiga de batalla'».

    El otro estudio mostró síntomas similares: «Los periodos ambivalentes se caracterizaban por una variedad de sentimientos otrora poco comunes y un comportamiento que incluía aislamiento de los colegas, resistencia a ir al trabajo, falta de energía, impaciencia con los clientes y un sentimiento de desasosiego general. Pesadillas, imágenes que no se iban y preocupación era elementos comunes. También era común la profunda y solitaria intimidad en la que los médicos se enfrascaban para afrontar esta ambivalencia.

    Todavía no puede afirmarse que los médicos abortistas sufren de PTSD porque realizan abortos. Es difícil de probar: Puede ser difícil determinar quien y quien no está realizando abortos; aquellos que han sufrido más ya pueden haber dejado la práctica; puede ser que las personas que han sufrido eventos traumáticos en el pasado están más inclinados a participar de los abortos; finalmente, el debate político actual puede afectar la manera en como percibe la gente su trabajo.

    Sin embargo, la evidencia recogida hasta el momento muestra que se necesitan más estudios.

    American Medical News, una revista publicada por la Asociación Médica Americana, señaló que las discusiones en el taller de la Federación Nacional del Aborto «iluminan un aspecto poco conocido del debate sobre el aborto: los sentimientos de conflicto que afectan a muchos proveedores…La idea de que las enfermeras, doctores, consejeros y los demás trabajadores en este campo sienten escrúpulos de que el trabajo que realizan es un secreto muy bien guardado».

    Entre las historias.

    Una enfermera que había trabajado en una clínica abortista durante menos de un año dijo que sus peores momentos no aparecían en la sala de operaciones sino después. Muchas veces, dijo, las mujeres que acaban de someterse a un aborto se echaban en la sala de recuperación y lloraban, «He matado a mi hijo. Acabo de matar a mi hijo». «No sé qué decirle a estas mujeres», dijo la enfermera al grupo. «Una parte de mí piensa, ‘Tal vez tienen razón'».

    Un doctor en Nuevo México admitió que

    A veces se sorprendía por la ira que un aborto tardío podía provocarle. Por un lado, dijo el médico, está molesto con la mujer. «Pero paradójicamente», añadió, «Tengo sentimientos de molestia hacia mí por sentirme bien al apretar el tope de la cabeza del bebé, por sentirme bien por haber realizado un procedimiento técnicamente bueno que destruye al feto, que mata un bebé».

    Casi todo negativo

    El estudio Such-Baer, hecho en 1974, un año después de la legalización del aborto en todo el país gracias a Roe vs Wade, reportó que «casi todos los profesionales involucrados en trabajos abortivos reaccionaban con sentimientos negativos». Quienes tienen contacto con los residuos fetales tienen mayores sentimientos negativos que aquellos que no entablan contacto, y su reacción no varía mucho: «Todas las reacciones emocionales fueron unánimemente, extremadamente negativas».

    El más grande estudio publicado incluía entrevistas a 130 «trabajadores del aborto» en San Francisco entre enero de 1984 y marzo de 1985. Los autores no esperaban encontrar lo que encontraron. «Particularmente sorprendente fue el hecho que el malestar con los clientes del aborto o con los procedimientos tenía lugar en los médicos que apoyaban fervientemente el derecho al aborto y que expresaban un gran compromiso con su trabajo», anotaron. «Este hallazgo preliminar sugirió que incluso aquellos que apoyan el derecho de una mujer a eliminar un embarazo, pueden estar luchando con una fuerte tensión entre sus creencias formales y la experiencia situada en sus trabajo con el aborto».

    Como reacción, los investigadores decidieron «entrevistar solo a médicos que se consideraban pro-opción y que estaban comprometidos a continuar con su labor por lo menos durante seis meses». Creyeron que estas personas, «en tanto libres de sentimientos preexistentes de anti-opción y resistentes a su potencial influencia, proveerían datos valiosos sobre los dilemas y dinámicas del trabajo en el aborto legal». Esto redujo la muestra a 105 trabajadores.

    Setenta y siete por ciento de ellos habló del tema del aborto como un acto destructivo, de la destrucción de algo vivo. Sobre el asesinato: «No se esperaba que salga este tema entre médicos pro-opción, sin embargo, el dieciocho por ciento habló de él cuando habló de su participación en el aborto en algún punto de la entrevista. Este tema tendía a surgir lentamente en las entrevistas y era siempre presentado con una evidente incomodidad».

    Incluso Tisdale, que aún creía en el aborto, admitió la ambigüedad de realizarlos. El aborto, dijo, «es el límite más estrecho entre la amabilidad y la crueldad. Hecho de la mejor manera posible, sigue habiendo violencia -violencia misericordiosa, como darle muerte a un animal sufriente…es una dulce brutalidad la que aquí practicamos, una dura y amorosa frialdad».

    El estrés parece crecer en la medida en que el no-nacido se desarrolla. «Mientras el embarazo avanza, la idea del aborto se vuelve más y más repugnante para muchas personas, incluso para el personal médico», dijo un doctor abortista llamado Don Sloan en un libro que apoyaba vigorosamente la necesidad de la legalización del aborto. Como respuesta, «Los médicos intentan divorciarse del método». Luego de describir el procedimiento de gráficamente, incluyendo la necesidad de revisar las partes del cuerpo para asegurarse de que todo el feto haya sido removido del útero, concluyó diciendo: «¿Quieres abortar? Paga el precio. Hay un viejo dicho en medicina: Si quieres trabajar en la cocina, tendrás que romper algún huevo. El horno se calienta. Prepárate para quemarte».

    Los abortos en una etapa avanzada del embarazo ofrecen «un inusual dilema», dijo Warren Hern, especialista en abortos, en un trabajo para la Asociación de Médicos de Planned Parenthood. Los doctores y enfermeras que los realizan tienen «fuertes reservas personales acerca de participar en una operación que ellos ven como destructiva y violenta». Explicó sus reacciones de la siguiente manera:

    Parte de nuestra herencia cultural y tal vez biológica retrocede ante una operación destructiva de una manera muy similar a la nuestra, incluso cuando sabemos que el acto tiene un efecto positivo en una persona viva. Nadie que no haya realizado este procedimiento puede saber cómo es o lo que significa; pero habiéndolo hecho, quedamos perplejos ante las posibilidades de interpretación. Hemos alcanzado un punto en esta tecnología en particular, en el que no hay posibilidad de negar el acto de destrucción del operante. Está frente a nuestros ojos. Las sensaciones de desmembramiento fluyen a través de los fórceps como una corriente eléctrica…Mientras más parece que solucionamos el problema, más espinoso se vuelve.

    Pesadillas

    Pero son los sueños de los médicos los más nos pueden decir al respecto. Los malos sueños son tan comunes que su mención, aunque sea pequeña, puede esperarse en casi todas las presentaciones sobre el tema de las reacciones emocionales de los trabajadores que realizan abortos en un clínica abortiva. Muchos de ellos dejaron de realizar abortos porque se convencieron de estaba mal, gracias a sus sueños sobre abortos.

    Los reportes varían respecto del número de trabajadores que sufrían de pesadillas relacionadas con el aborto: Un estudio del Dr. Hern señala que solo dos de 23 trabajadores reportaron pesadillas sobre el aborto, mientras que una noticia sobre abortos en embarazos avanzados aparecida en ObGyn News dijo que un cuarto de los trabajadores soñaban con abortos. Tisdale dijo que en su centro médico todos tenían esos sueños, pero eso probablemente haya sido una licencia poética.

    ¿Cómo son estos sueños? Tisdale habló de sueños de «sangre salpicada en las paredes» y «árboles repletos de fetos gateando», así como de su propia violación. Otro escritor habló sobre una enfermera que soñó que «estaba metiendo un bebé por la boca de un jarrón [de antigüedades]. El bebé la miraba con una expresión suplicante. Había un aro blanco alrededor del jarrón. Ella interpretó esto como la representación de las demás enfermeras observando su acto y condenándolo».

    Él llegó a la conclusión de que su sueño (el de ella) «muestra que inconscientemente el acto de abortar se experimentó como un acto de asesinato. Debe notarse que esta enfermera estaba absolutamente involucrada e intelectualmente comprometida con la nueva ley del aborto. Tuvo una reacción típica. Sin importar la religión u orientación filosófica de cada quien, la visión inconsciente del aborto permanece igual. Esto es lo más significativo de todo lo que se aprendió en estas sesiones». (Esta historia apareció en un editorial de Obstetricia y Ginecología, que argumentaba que los trabajadores de centros abortistas deben ser alentados a hablar sobre sus problemas como una manera de que sigan realizando su trabajo).

    American Medical News reportó lo siguiente del taller de la Federación Nacional del Aborto: «Ellos [quienes realizan o ayudan a realizar abortos] se preguntan si es que el feto siente dolor. Hablan sobre el alma y a donde va. Y acerca de sus sueños, en los que los fetos abortados los miran con ojos de ancianos (ancient eyes) y con sus manos y pies perfectamente desarrollados preguntándoles, ‘¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto?'».

    Un informe presentado a la Asociación de Médicos de Planned Parenthood describió los sueños de dos personas que soñaron que «vomitaban fetos, junto con un sentimiento de horror». Los escritores concluyeron, «En general, parece que mientras mayor es el contacto físico y visual (de los doctores y enfermeras), se experimenta mayor estrés. Esto es evidente tanto en el estrés consciente cuanto en las manifestaciones inconscientes como los sueños. Por lo menos, los dos individuos que reportaron varios sueños significativos desempeñaban estos roles».

    Explicaciones Alternativas

    ¿Cómo podemos dar cuenta de los problemas de los médicos, especialmente de su sueños? Puede ser que sea así como la mente humana responde a una matanza, como se ha sugerido en otros grupos de personas que matan. Quienes creen que el aborto es un asesinato, y que matar a otro ser humano es algo que pocas personas pueden hacer de manera natural, encontrará plausible esta explicación.

    Pero científicos sociales ofrecen otras dos explicaciones. Una de ellas dice que las personas sufren de agotamiento, como tantos en las profesiones de ayuda. Es por ello un problema más fácil de resolver, ya que requiere solo de vacaciones y rotación de responsabilidades. Considerando el alto volumen y la alta velocidad de los más de los abortos, puede ser que sí estén agotados, lo cual no quita que sufran de conciencia o también PTSD. Más aún, el agotamiento no explica sus sueños.

    La otra explicación es que las personas responden negativamente por un primitivo o infantil mal entendimiento de los hechos. El editorial en Obstetricia y Ginecología antes citado dijo que «el niño mezcla inevitablemente la realidad con la fantasía. Incapaz de conceptuar todo el proceso en términos sofisticados, el niño piensa en términos concretos. Visualizó un ‘huevo’ en ‘el estómago’ y cree que un bebé formado se desarrolla desde el principio, creciendo por nueve meses hasta llegar a ser un infante de tamaño completo».

    Este autor cree que esta es la manera de explicar los sueños. No obstante los adultos entienden la reproducción, «las fantasías primitivas permanecen en el inconsciente…Por tanto, incluso quienes están intelectualmente comprometidos con el aborto tienen que luchar contra la visión de un feto como un bebé real que tiene su propio inconsciente. El trauma emocional observado en estas enfermeras fue el resultado de un conflicto entre su compromiso intelectual, por un lado, y sus posturas inconscientes por el otro. En su interior, tienen la experiencia de haber participado en un asesinato».

    Si el ver al feto como un bebé es un mero producto de la imaginación, un símbolo o una sobresimplificación, la solución es simple. La mejor manera de enfrentar una fantasía es mostrando la realidad. La tecnología moderna nos ha provisto de fotografías de embriones y fetos en cada etapa de su desarrollo, y los sonogramas muestran sus movimientos en tiempo real. Pero esta técnica no parece ser útil a la hora de reducir los síntomas de los que sufren los que trabajan con abortos, como otro editorial titulado «Advertencias de Impactos Psicológicos Negativos de la Sonografía en el Aborto», mostraba en 1986.

    Una Advertencia

    Los defensores del aborto creen que es un tipo de medicina. Quienes se oponen creen que es asesinato. Si el aborto se trata de quitar una vida humana, algunos o muchos de los que los realizan sufrirían ciertas consecuencias psicológicas asociadas con el trauma causado por dañar a otros. Si no encontramos tales consecuencias, el caso de que el aborto no es violencia de ningún tipo se ve fortalecido. Si es que hay consecuencias, se fortalece el caso de que hay violencia. La evidencia anecdótica y tales estudios sugieren, como nosotros lo hemos hecho, que algunos de los que realizan abortos sufren daños psicológicos; que realizar abortos tiene esas consecuencias.

    Tal vez los sueños sean una advertencia. De serlo, esas pesadillas pueden ser una bendición. Bernard Nathanson, hablando del tiempo en que era un pionero en preparar centros abortistas, recuerda haber sido abordado por la esposa de un médico en un cocktail. «Me llevó a un lado y me habló muy agitada acerca de las cada vez más frecuentes pesadillas de su esposo. Él le había confesado a su esposa que sus sueños estaban plagados de niños y sangre, y que luego se había obsesionado con la idea de que alguna justicia terrible se impondría sobre sus hijos como pago por lo que estaba haciendo». Estos sueños y sentimientos pueden haber sido una advertencia de su conciencia para que no siga.

    El ex doctor abortista McArthur Hill ha hablado acerca de cómo él intentaba salvar bebés prematuros y cómo luego encontró que los bebés que había abortado eran más grandes que los prematuros que había salvado.

    Fue ahí cuando empecé a tener pesadillas…En mis pesadillas, yo recibía a un saludable recién nacido. Luego tomaba a ese saludable recién nacido y lo cargaba. Estaba frente a un jurado de gente sin rostro y les preguntaba qué hacer con ese bebé. Ellos tenían que mostrar el dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo, y si mostraban el pulgar hacia abajo, yo tenía que soltar el bebé dentro de una balde lleno de agua que estaba en el suelo. Nunca llegué a soltar al bebé porque siempre me despertaba en ese momento.

    El doctor Hill, eventualmente, despertó a la realidad de lo que estaba haciendo. Otros también lo han hecho. Si es verdad que las pesadillas de los médicos abortistas y otros síntomas resultan de su trabajo, como lo sugieren las evidencias, habrán muchos otros médicos abortistas que serán llevados por sus sueños a escuchar la voz de sus conciencias y dejarán de ayudar en la matanza de los no nacidos.

    Rachel M. MacNair, Ph.D., es directora del Institute for Integrated Social Analysisen Kansas City, brazo investigativo de la organización Consistent Life (http://www.consistent-life.org), y es autora de Perpetration-Induced Traumatic Stress: The Psychological Consequences of Killing (Praeger, 2002), una obra que examina grupos involucrados en matar, incluyedo veteranos de guerra y verdugos.

  4. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:55:16

    Estudios científicos revelan trastornos psicológicos en mujeres que han abortado
    Sandra Gutierrez

    Depresión, hostilidad y conducta autodestructiva son algunas de las consecuencias psíquicas que sufren las mujeres que han abortado, que en España suman ya más de 800.000. El «Síndrome Post-aborto» (SPA) ha sido estudiado en países como EEUU, Canadá, Finlandia, Francia, Suiza e Inglaterra. Un equipo de profesionales de salud mental ha iniciado la primera investigación sobre el SPA en España.

    Según un estudio de la Real Academia de Obstetricia de Inglaterra, el 59 por ciento de las mujeres que abortan tiene altas probabilidades de sufrir problemas psiquiátricos graves y permanentes. Los trastornos psíquicos derivados del aborto se conocen como Síndrome post-aborto (SPA), un tipo de trastorno de estrés post-traumático (PTSD). Algunos de los síntomas más frecuentes son ansiedad, conducta agresiva, pesadillas, pensamientos o actos suicidas, bulimia, anorexia, abuso de alcohol y drogas y ruptura de relaciones de pareja.

    Daños a largo plazo

    El Síndrome post-aborto puede tardar años en manifestarse debido a la represión a la que recurren muchas mujeres como mecanismo de defensa. Según Juan Cardona, psiquiatra y académico de la Real Academia de Medicina de Valencia y miembro del equipo investigador español, «después del trauma que supone el aborto se deteriora la afectividad, la capacidad de querer, la voluntad, y todo lo demás viene en cascada: la ruptura con parejas sucesivas, la depresión y otras consecuencias negativas».

    En cuanto a la relación de pareja, la doctora Emily Milling halló que el 70 por ciento de las 400 parejas de su estudio se rompieron en el año siguiente al aborto. Por otro lado, el doctor Phillip Ney, psiquiatra infantil de la Universidad de British Columbia, descubrió que el aborto aumenta el maltrato a los otros hijos. De hecho, en Estados Unidos el maltrato infantil ha aumentado un 1000 por cien desde que se legalizó el aborto.

    También el suicidio aumenta notablemente entre las mujeres que han abortado. Los investigadores finlandeses Speckhard y Vaughan constataron que la tasa de suicidio en el año posterior al aborto era tres veces más alta que la media femenina, y siete veces más alta que la de las mujeres que habían dado a luz. El estudio más completo sobre el SPA data de 1997, y fue financiado por el Gobierno de Finlandia. Sobre una muestra de 9.129 mujeres, el estudio reveló que las que abortaron tuvieron 4 veces más probabilidades de morir al año siguiente que las que habían dado a luz.

    Organismos internacionales que promueven el aborto han reconocido la existencia de secuelas psicopatológicas. La Federación Internacional de Planificación Familiar (Planned Parenthood) los ha confirmado en su Plan Trienal del período 1990-1993: «Una serie de estudios y encuestas de los opositores al aborto han mostrado que la incidencia del trauma post-aborto puede llegar a afectar al 91 por ciento de los casos. Algunos informes recientes del Instituto Alan Guttmacher que no han sido publicados indican que el alcance del problema puede haber sido correctamente calculado en dichos estudios».

    Hasta ahora, el único estudio que existe en España sobre este Síndrome fue elaborado en 1993 por la Asociación Española de Neuropsiquiatría, titulado «Mujer y salud mental». En él se señalaban como rasgos de las mujeres que abortan más de una vez la inmadurez, la inestabilidad emocional, la sexualidad dependiente, los problemas de pareja y las tendencias de personalidad patológica como esquizofrenia y psicopatía. Según datos oficiales, el 25 por ciento de las mujeres que abortan ya habían abortado antes.

    Primer estudio en España

    Ante la ausencia de estudios especializados sobre este problema que afecta a casi un millón de mujeres en nuestro país, un equipo de psicólogos y psiquiatras ha elaborado una página web para dar a conocer los estudios internacionales sobre las secuelas del aborto. En ella se presenta un cuestionario para profesionales de salud interesados en colaborar para recoger datos de la población española con el fin de realizar un estudio sobre el SPA en España. Asimismo, desde su página web, http://www.nomassilencio.com, se ofrece ayuda psicológica a las mujeres que sufren el Síndrome.

    Frente a la idea de que el aborto evita problemas psíquicos derivados de un embarazo no deseado, Pilar Gutiérrez, psicóloga e investigadora del SPA, aclara que «las estadísticas muestran todo lo contrario». Según la OMS, «las mujeres con algún trastorno emocional corren mayor riesgo de desajustes mentales después del aborto»..

    Sandra Gutierrez

    Fuente: http://www.arbil.org/

  5. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:55:44

    Los muertos vivientes del aborto
    por Victoria Uroz y Pablo Sánchez

    Si has sido víctima de desinformación médica en tu aborto provocado, falta de amparo institucional o presión social, o conoces a mujeres que lo hayan sufrido, AVA te ofrece atención cualificada psicológica, médica y social, además de amparo legal y económico ante Tribunales

    El aborto es un crimen que genera víctimas. Las primeras víctimas son claras: los millones de seres humanos inocentes cuya vida es interrumpida violentamente durante su tiempo prenatal. 77.125 seres humanos murieron en su etapa embrionaria y fetal de manos de médicos en el año 2002 en España. Y, en numerosos casos, las segundas víctimas del aborto son las propias madres y padres que acuden al aborto pensando que es la solución de «su problema», de su soledad o abandono, de su pobreza o incapacidad material, de su inmadurez, de su violación… El aborto no puede solucionar todo esto. Tras el aborto, sucede lo contrario, la interrupción voluntaria de ese embarazo no hace más que agravar las circunstancias, como han demostrado las numerosas investigaciones científicas sobre las consecuencias médicas y psicológicas del aborto. Así lo entendemos desde la experiencia de la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA), constituida en Madrid en marzo de 2004.
    La primera junta directiva de AVA quedó constituida por D.ª Carmina García-Valdés García, Presidenta, licenciada en Pedagogía; D. Pablo Sánchez, Vicepresidente, licenciado en Filosofía y Profesor de universidad, y D.ª Victoria Uroz, Secretaria, licenciada en Medicina y estudiante de Doctorado de la Universidad Complutense de Madrid. AVA ha surgido como iniciativa espontánea de ciudadanos, algunos abogados y profesionales universitarios de varios puntos de España, ante el creciente fenómeno del aborto provocado en nuestro país y la falta de conocimiento sobre las graves repercusiones sociales y personales a causa del mismo. La junta directiva se ha comunicado con otras asociaciones y han encontrado amplio apoyo en todas ellas para empezar su actividad.

    A finales de mayo de 2004, ya son más de doscientos asociados en España y se están acercando mujeres y hombres que se sienten víctimas de su aborto provocado. Algunos ciudadanos de países de todo el mundo han secundado la iniciativa y quieren emprender AVA en sus lugares de origen.

    Nuestro primer objetivo: las víctimas vivientes

    Si has sido víctima de desinformación médica en tu aborto espontáneo o provocado, falta de amparo institucional o presión social, o conoces a mujeres que lo hayan sufrido, AVA te ofrece atención cualificada psicológica, médica y social, además de amparo legal y económico ante Tribunales. Pretendemos compensar a las familias víctimas del aborto, del provocado y del causado por imprudencia médica, haciendo oír su voz en los procesos administrativos y en las vistas judiciales pertinentes. Ya son cerca de 800.000 las mujeres que han abortado en España. Se están acercando a AVA mujeres y hombres que sufren el drama del aborto en sus vidas, que son víctimas vivientes de traumas originados de haber matado a sus hijos impunemente.

    Y es que el aborto tiene graves consecuencias psíquicas y físicas científicamente demostradas. Se necesita un mayor conocimiento de las consecuencias del aborto en las mujeres y familias en las que acontece, y AVA solicita que en el consentimiento informado del aborto provocado se incluya la explicación a la madre de toda la información conocida sobre los efectos secundarios y adversos. Así lo exige la legislación vigente española (Ley 41/2002 y Ley General de Sanidad). Dicha información ha de concretarse en las siguientes diez consecuencias, de gran rigor científico y metodológico, resumidas por el comité médico de AVA en abril de 2004:

    El índice de muerte materna vinculado al aborto es 2.95 veces más elevado que el de embarazos que llegan al parto en la población de mujeres de Finlandia entre los 15 y los 49 años de edad. Investigación realizada en el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo para el Bienestar y la Salud de Finlandia, que concluyó que el embarazo contribuye a la salud de las mujeres.(Gissler M, Berg C, Bouvier-Colle MH, Bueckens P. Pregnancy-associated mortality after birth, spontaneous abortion or induced abortion in Finland, 1987-2000. Am J Ob Gyn 2004; 190:422-427).

    Las mujeres que se habían practicado abortos tuvieron un índice de mortalidad casi doble a las controles en los siguientes 2 años, persistiendo el índice de muerte incrementado elevado durante por lo menos 8 años. (Reardon DC, Ney PG, Scheuren F, Cougle J, Coleman PK, Strahan TW. Deaths associated with pregnancy outcome: a record linkage study of low income women. South Med J 2002 Aug; 95(8):834-41).

    Mortalidad de 1.1/100,000 mujeres que abortaron a las 12 semanas de gestación, investigación realizada por Gynecologie-obstetrique et biologie de la reproduction, Universite Paris V (Rev Prat. 1995 Nov 15;45(18):2361-9).

    Perforación asociada al aborto provocado de un 0.2% a un 1.2% de los casos. Realizado por el mismo grupo francés anterior (Rev Prat. 1995 Nov 15;45(18):2361-9).

    Trombosis de la vena ovárica con presentación atípica, de Washington University/Barnes-Jewish Hospital, St. Louis, Missouri, USA (Obstet Gynecol. 2000 Nov;96(5 Pt 2):828-30).

    El aborto provocado o espontáneo no produce cáncer de mama según los mejores estudios hasta la fecha, pero está claro que la decisión de retrasar el embarazo tiene consecuentemente una pérdida de la protección que aporta éste, con un riesgo neto mayor aumentado, investigación de la University of North Carolina, USA ( Lancet 363; 1007, 2004; Obstet Gynecol Surv. 2003 Jan;58(1):67-79. Review).

    El aborto provocado por aspiración produce un riesgo aumentado de pérdida del hijo en el siguiente embarazo, resultados de Shangai Institute of Planned Parenthood Research, China (Int J Epidemiol. 2003 Jun;32(3):449-54).

    El aborto provocado aumenta los riesgos de alteraciones en el estado del ánimo (depresión y autolesión), un estudio de University of North Carolina, USA (Obstet Gynecol Surv. 2003 Jan;58(1):67-79. Review).

    El aborto provocado puede tener secuelas psiquiátricas, difícilmente tratables e irreversibles, independientemente de la actitud previa de la mujer hacia el aborto, todas ellas englobadas en el síndrome postaborto (Melinda Tankard Reist, Giving Sorrow Words: Women´s Stories of Grief After Abortion, Sydney, Duffy & Snellgrove, 2000).

    Se han descrito alteraciones en las relaciones sexuales y el deseo sexual de numerosas mujeres que abortaron voluntariamente, investigación realizada en Polonia (Pieleg Polozna. 1988;(5):7-9 contd).

    El síndrome postaborto es una realidad que vivenciamos en AVA. Antonio es uno de los asociados que recientemente nos ha relatado cómo vivió su aborto provocado él y su novia. Los primeros días fueron de liberación. Los dos se sintieron libres de un peso no deseado. Volvieron a reír y a disfrutar de la vida. Pero la conciencia llegó con un mes de retraso. Los dos sabían lo que habían hecho y habían tratado inútilmente de ahogar el peso de la culpa que ahora llamaba a la puerta. «No me apetecía jugar al fútbol, ni salir de copas. A veces no podemos dormir, y se nos quitan las ganas de comer. Éramos alegres y nos sentíamos cobardes. Todo te habla de embarazos y niños. Te sientes aludido por la palabra asesino. Siento que no me merezco pasarlo bien jamás», cuenta Antonio entre lágrimas.

    Rosa, recordando la interrupción voluntaria del aborto que se había realizado hacía seis días, nos dijo: «Estoy muy arrepentida, me ha faltado apoyo, información médica y el aborto no me ha solucionado nada. Nunca volvería a hacer esto… pero…¡Es tan fácil abortar! Ahora me encuentro fatal y mi novio también».

    Recuperar la memoria de los ciudadanos que no nacieron

    AVA también pretende recuperar la memoria de las víctimas que no siguen con nosotros: los 200 seres humanos que cada día mueren en este país a causa del aborto provocado, muertes voluntarias bajo el consentimiento de la madre, al amparo legal de tres supuestos de despenalización de dudosa aplicación. El objetivo es tener a todas estas víctimas presentes y vivas en la memoria colectiva: recordarlos asiduamente en actos públicos civiles y religiosos y levantarles monumentos para que el recuerdo dé sentido a sus vidas. Existe un monumento en una calle céntrica de Nueva York en honor y memoria de los no nacidos que pretendemos secundar en España, aunando las víctimas que han sobrevivido a sus muertes, pero que no les olvidan…

    Una de las acciones concretas que se quiere emprender es pedir que se incluyan en las estadísticas oficiales de población española los más de 77.000 abortos anuales realizados en clínicas y que se informe de la riqueza bruta nacional perdida por todas esos ciudadanos españoles que han dejado de existir voluntariamente. Además, AVA va a solicitar, unida a asociaciones como HazteOir.org, la publicación exacta de la relación de causas médicas por las que en España, en el siglo XXI, puede estar indicado abortar por peligro de la vida y la salud de la madre. Más del 96% de los 77.125 abortos del 2002 se acogieron a este supuesto de despenalización.

    Derecho a un entierro como todo ser humano

    Por último, es un fin de AVA enterrar los restos de los abortos humanos piadosamente y no consentir que los restos de seres humanos abortados voluntariamente sean objeto de uso comercial o de investigación. Actualmente existen investigaciones españolas que se realizan con restos de fetos y embriones procedentes de clínicas abortistas. AVA ha hecho público los nombres de los equipos de investigadores españoles que utilizan y se benefician intelectual y económicamente de abortos provocados para sus experimentos en el Periódico Hispanidad.com de 23 de abril de este año. Este procedimiento es utilitarista, pues viola la ética médica y científica.

    Recursos de AVA

    Existe en AVA un grupo de abogados comprometidos por la causa, para defender los derechos de las mujeres que hayan sido violados en cada caso. Algunos de ellos pertenecen al Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro. Contamos con médicos psiquiatras, ginecólogos y psicólogos que se han ofrecido para atender a las mujeres o parejas de AVA que lo necesiten. Además, AVA colaborará estrechamente con numerosas asociaciones que realizan una amplia labor asistencial a las madres que tienen dificultades en su embarazo y que están investigando sobre las repercusiones psicológicas del aborto en las madres.

    Todos somos víctimas

    Examinemos más afectados por las interrupciones voluntarias del embarazo. ¿No es víctima el médico, farmacéutico o anestesista a quien se amenaza con represalias económicas, profesionales e incluso jurídicas por declararse objetor de conciencia a la interrupción de embarazo fuera de causa real médica? ¿No es víctima del aborto aquel contribuyente a quien se le obliga a sufragar un crimen con sus impuestos? ¿No es víctima el intelectual, escritor o periodista que es censurado o marginado por defender la vida humana no nacida?. ¿Acaso no es víctima del aborto aquel político que acaba fuera del partido por decisión propia o ajena al ser coherente con su conciencia en defensa a los derechos naturales?

    Por último, ¿no es víctima cualquier ciudadano de a pie que lucha contra el mayor genocidio que ha conocido la historia, o incuso el que considera que no se puede luchar contra la poderosa estructura de los que siegan la vida?… Si estás en alguno de estos casos, AVA puede ofrecerte ayuda para actuar en tu defensa y auxiliarte.

    Para empezar, en tu declaración de la renta en España, te sugerimos desde AVA ejercitar el derecho constitucional de objeción de conciencia en su ámbito fiscal siguiendo las indicaciones de Impuestoporlavida.org. No existe ley ni norma que pueda obligar a subvencionar interrupciones voluntarias del embarazo con nuestros impuestos, si dichos procedimientos van en contra de la libertad de conciencia del que lo paga, amparada por el artículo 16.1 de la Constitución. Se trata de un perjuicio directo que ocasionamos a las mujeres y a sus parejas con el aborto provocado y tenemos derecho a objetar en conciencia para no cooperar en su realización con nuestro dinero. A los conciertos económicos en abortos médicos y quirúrgicos, se añade la píldora del día después, pues el Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha anunciado su intención de repartir de modo gratuito la píldora abortiva del día después, píldora del día siguiente o píldora postcoital a todas aquellas mujeres que la soliciten desde septiembre de 2004. Se sabe científicamente que el consumo de dicha píldora provoca abortos en un 75% de las ocasiones en que la consumidora esté ciertamente embarazada (Contraception 63;111,2001). Más víctimas para un «síndrome post-píldora postcoital» que está comenzando a aparecer.

    Victoria Uroz y Pablo Sánchez

    Fuente: http://www.arbil.org/

  6. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:56:23

    La mujer, víctima del aborto

    La mayoría de abortos que hoy por hoy se practican en España se amparan en el primer presupuesto despenalizador, esto es: que sea necesario [el aborto] para evitar un grave peligro para la vida o la salud psíquica de la embarazada.

    Paradójicamente, las estadísticas sugieren exactamente lo contrario: el aborto (que siempre es no deseado) es causa de importantes trastornos psicológicos que incluso pueden conducir a la muerte.

    La salud física y psicológica de la madre es injustificablemente puesta en peligro por aquellos que, de un modo irresponsable e interesado, afirman que el aborto es psicológicamente «seguro». Esta equivocada y obcecada actitud, al negar los efectos psicopatológicos del aborto, dificulta el tratamiento y la recuperación de la mujer que los padece.

    El deseo y el deber de proteger la salud psicológica de la madre deberían contraindicar el aborto, pero en ningún caso aconsejarlo.

    Síndrome Post Aborto (SPA)

    El Síndrome Post-Aborto (SPA) consiste en una serie de trastornos psicológicos y psicosomáticos que experimentan muchas mujeres a consecuencia de haber abortado.

    Merece la pena aclarar que las manifestaciones del SPA son normales: es decir, lo natural después de haber sufrido un aborto provocado, es sentir dolor, tristeza, culpabilidad, vacío,… lo anormal, sería quedarse completamente indiferente como si nada hubiera ocurrido (ello reflejaría un cierto grado de trastorno mental, aunque es preciso diferenciarlo de la actitud de negación, con la que la mujer aparenta ante sí misma y ante los demás esta supuesta indiferencia).

    El SPA suele aparecer tardíamente, pasados meses e incluso varios años desde que el aborto tuvo lugar; las manifestaciones más frecuentes son depresión, ansiedad, rabia, vergüenza, rechazo de sí misma y gran sentimiento de culpa. Si la mujer padecía algún trastorno mental previo o bien tenía una cierta predisposición a padecerlo, el aborto suele agravarlo o desencadenarlo.

    Estas alteraciones básicas, afectan la vida cotidiana de la mujer y se concretan de múltiples formas, perjudicando e interfiriendo en sus relaciones interpersonales (especialmente las conyugales o de pareja), su capacidad de trabajo o estudio, el interés por las cosas y por las otras personas, etc.

    También favorecen ciertas actitudes anormales como: auto-aislamiento, apatía, indiferencia, trastornos de la conducta alimentaria (anorexia o bulimia), conducta autodestructiva (tendencia suicida, abuso de alcohol y drogas), estado hiperalerta (sensación de estar permanentemente amenazada, en peligro, de modo que se vuelven mucho más susceptibles e irritables), comportamiento esquivo con los niños, maltrato infantil, dificultad para establecer un vínculo apropiado con los propios hijos, promiscuidad, automutilación (histerectomía, ligadura de trompas), tendencia a establecer relaciones abusivas (en las que resultan maltratadas), búsqueda de sobrecompensación profesional, etc.

    La herida abierta por el aborto puede provocar otro tipo de manifestaciones como insomnio, alucinaciones auditivas (oír el llanto de un niño), pesadillas (en las que el capítulo del aborto se repite continuamente, aparecen niños despedazados o mutilados,…), intrusiones (es decir: recuerdos súbitos diurnos de la experiencia del aborto), etc.

    Además, el aborto puede ocasionar dificultades en embarazos y partos posteriores, pero, en esta ocasión, influyen alteraciones tanto físicas cómo psicológicas que pueden comportar disfunción sexual (sobretodo con el padre de la criatura abortada) esterilidad, interrupción espontánea del embarazo, parto prematuro, (que, por cierto, incrementa el riesgo de parálisis cerebral en el neonato)…

    Tampoco es infrecuente que las mujeres busquen embarazos «expiatorios» (es decir, que compensen la pérdida sufrida) o que se involucren en el movimiento pro-vida (con una intención de reparación) o pro-aborto (con la esperanza inconsciente de fortalecer la idea de que el aborto fue una decisión correcta y razonable, de modo que no hay motivos para arrepentirse o dolerse por ella).

    Estas manifestaciones típicamente empeoran en las fechas en que tuvo lugar el aborto o en que el niño debería haber nacido (reacciones de aniversario) y también pueden desencadenarse o agravarse ante determinados acontecimientos vitales estresantes o emocionantes.

    En palabras del profesor Willke: «es más fácil sacar al niño del útero de su madre que sacárselo de su pensamiento».

    Factores de riesgo para sufrir SPA:

    No todas las mujeres que abortan experimentan el SPA ni todas las que lo padecen, sufren las mismas alteraciones ni en el mismo grado. Es difícil determinar a priori qué mujeres lo padecerán y cuáles no, pero sí se ha podido identificar ciertos factores que incrementan el riesgo de padecerlo:

    – Ser adolescente
    – Sufrir el aborto en el 2º o 3r trimestre de gestación
    – Presentar antecedentes de enfermedades o alteraciones psicológicas previas al aborto.
    – Haber sido presionada a abortar por terceras personas (pareja, padres, tutores, jefe del trabajo,…)
    – Que el aborto vaya en contra de creencias o convicciones morales.
    – Que se aborte con la esperanza de que de este modo se salvaguarda la salud psicológica.

    El Aborto en las Adolescentes

    De todos los factores de riesgo antes mencionados, el más importante es el hecho de ser adolescente; esto es así por varios motivos:

    – las adolescentes manifiestan más a menudo el deseo de tener el bebé
    – se sienten obligadas a abortar con más frecuencia
    – tienen convicciones anti-abortistas más sólidas

    El SPA se manifiesta en ellas de un modo más cruento, les cuesta mucho más superarlo y a menudo sufren secuelas psicológicas irreversibles. El riesgo de suicidio es del doble en comparación con las mujeres adultas y el riesgo de padecer alteraciones mentales graves que requieran hospitalización, tres veces superior. También están expuestas a un mayor riesgo de sufrir lesiones uterinas, vaginales y abdominales durante la intervención abortiva.

    El aborto supone un riesgo de muerte cuatro veces mayor que el parto

    Contrariamente a la idea que los promotores de la cultura de la muerte se han encargado de difundir, el aborto supone un riesgo para la salud de la mujer significativamente mayor que el embarazo y el parto.

    El estudio más serio que se ha realizado al respecto, fue llevado a cabo en Finlandia, por el Centro Nacional Finlandés de Investigación y Desarrollo para la Salud y el Bienestar.
    Dicho estudio se realizó sobre 9.192 mujeres que fallecieron entre los años 1987-1994 con una edad comprendida entre los 15 y los 49 años (es decir, en edad reproductiva); de todas ellas, 281 murieron en el curso de un año desde su último embarazo.

    Analizando la mortalidad global y la mortalidad por causas, encontramos en todos los casos que el embarazo y el parto reducen el riesgo de morir mientras que el aborto provocado lo incrementa.

    Las conclusiones de dicho estudio son las siguientes:

    MORTALIDAD GLOBAL
    3,5 veces superior en las mujeres que habían abortado en comparación con las mujeres que habían dado a luz.

    MORTALIDAD POR SUICIDIO
    7 veces superior en las mujeres que habían abortado en comparación con las mujeres que habían dado a luz a un hijo.

    Merece la pena añadir que el 30-55% de las mujeres que abortan tienen ideas de suicidio y entre el 7-30% llegan a cometer intentos. Estos últimos son especialmente importantes en las mujeres de menos de 30 años y en las mujeres con antecedentes de alteraciones psicológicas o tendencia suicida.

    Es preciso destacar que una cierta proporción de suicidios en mujeres que han abortado, se asocian a infanticidio: la mujer se suicida después de haber acabado con la vida de sus otros hijos.

    Hay otro dato muy revelador que refuerza esta constatación: la tasa de suicidio femenino en China es la más elevada del mundo; además, China es el único país donde mueren más mujeres que hombres por este motivo. No deja de ser «curioso» que sea precisamente China el país donde el control de la natalidad es más agresivo y la sociedad más coacciona a las mujeres a cometer abortos no deseados.

    MORTALIDAD POR CONDUCTA DE RIESGO
    El riesgo de morir a causa de un accidente es 4 veces superior para una mujer que ha sufrido un aborto en comparación con una mujer que ha dado a luz a un hijo

    Por un lado, las mujeres que dan a luz a un hijo, adoptan actitudes más cuidadosas y evitan situaciones de riesgo que puedan poner en peligro a su hijo o a ellas mismas.

    Contrariamente, las mujeres que han sufrido un aborto, adoptan actitudes más imprudentes y temerarias que ponen en peligro sus vidas (conducta auto-destructiva). La adquisición de esta conducta de riesgo es el resultado de los trastornos psicológicos incluidos en el denominado síndrome post-aborto: indiferencia, apatía, depresión, desprecio de la vida, baja auto-estima, sentimiento de culpabilidad, desesperación, mayor tendencia a abusar del alcohol y las drogas o automedicación con sustancias antidepresivas o estimulantes… Las muertes por conducta de riesgo serían el reflejo de un grado menor de conducta suicida: el deseo de morir o de no continuar viviendo sin llegar a pensar en quitarse activamente la vida. El resultado es un mayor riesgo de morir por «accidente».

    MORTALIDAD POR HOMICIDIO
    El riesgo de morir a causa de agresiones por otras personas es 4 veces superior para las mujeres que han sufrido un aborto en comparación con la población en general

    Otros estudios realizados en mujeres que habían abortado muestran que alrededor del 60% de ellas referían haber perdido el control sobre ellas mismas y adoptado conductas hostiles, agresivas y violentas a raíz del aborto. Todo ello puede favorecer la generación de conflictos en las relaciones interpersonales que pueden llegar a tener un desenlace fatal.

    También es posible que entre las mujeres que optan por abortar haya una proporción superior de mujeres con trastornos psicológicos y con mayor tendencia a establecer relaciones conflictivas o abusivas en las que puede predominar el maltrato.

    MORTALIDAD POR CAUSAS NATURALES
    1,6 veces superior en las mujeres que han abortado en comparación con las mujeres que han dado a luz o han sufrido una interrupción espontánea del embarazo.

    Son diversas las causas que podrían explicar esta constatación:

    – Por un lado es posible que las mujeres que logran quedarse embarazadas y dar a luz a un hijo, presenten un estado de salud superior al de las mujeres en edad fértil en general: este hecho podría justificar que la mortalidad por causas naturales en mujeres que han dado a luz a un hijo sea inferior que la media, pero, en cualquier caso, no explicaría que la mortalidad entre las mujeres que abortaron sea un 60% superior que en las mujeres que quedaron embarazadas pero no sufrieron un aborto provocado. Los abortos provocados que se practican por estar en peligro la salud física de la madre no fueron lo suficientemente abundantes como para explicar esta diferencia.

    – Por otro lado, el aborto provocado induce una serie de cambios físicos y psicológicos no fisiológicos (es decir, no naturales) que pueden repercutir negativamente en el estado general de salud de la mujer. Entre estos procesos encontramos: el estado depresivo (que compromete la funcionalidad del sistema inmunitario), los conflictos psicológicos (que consumen energía, de modo que la mujer descuida otros aspectos que condicionan su estado de salud) y las alteraciones del sueño y la alimentación o el abuso de sustancias tóxicas (alcohol, drogas y fármacos) que tan frecuentes son en las mujeres que han abortado.

    El aborto como factor de riego para sufrir complicaciones en embarazos posteriores

    El aborto se ha identificado como factor de riesgo para dar a luz a bebés con bajo peso (alteración que se traduce en un mayor riesgo de parálisis cerebral). En este sentido las estadísticas norteamericanas son muy sugerentes: la población de color presenta una incidencia de bebés con parálisis cerebral notablemente superior a la población caucásica. No deja de ser «curioso» que la tasa de aborto sea proporcionalmente superior en la población negra que en la blanca. La asociación estadística entre ambos fenómenos es significativa y el punto de conexión se encuentra precisamente en la mayor incidencia de partos prematuros y de bebés con bajo peso entre las mujeres que han padecido algún aborto provocado.

    También se ha relacionado el aborto con una mayor dificultad para con embarazos y partos posteriores, con un amplio abanico de manifestaciones que van desde la esterilidad hasta la dificultad para llegar a término, mayor incidencia de partos prematuros, alteraciones durante el embarazo que ponen en peligro la salud tanto de la madre como la del hijo (eclampsia, pre-eclampsia, muerte fetal, infección intrauterina, hemorragia uterina,…), retención de la placenta, hemorragia posparto, embarazo ectópico, disfunción sexual (con gran componente psicológico) y dificultades para establecer un vínculo adecuado madre-hijo (tanto desde el punto de vista afectivo como físico, no siendo infrecuente la dificultad para amamantar al bebé).

    El aborto quirúrgico comporta ciertos riesgos y efectos secundarios que dependen sobretodo de la técnica utilizada (que a su vez está en función de las semanas de embarazo en el momento del aborto). En general, estos riesgos son: perforación uterina, infección, embolismo, convulsiones, hemorragia, daño cervical (es decir, del cérvix uterino), fiebre y vómitos entre otros. Estas lesiones pueden tener consecuencias inmediatas o bien manifestarse en forma de alteraciones de la fertilidad, el embarazo y el parto en gestaciones posteriores y que pueden repercutir negativamente tanto en la salud de la madre como del bebé.

    Por otro lado, la interrupción del embarazo en el primer trimestre de gestación supone un riesgo 30-50% superior de desarrollar cáncer de mama. A esto hay que añadir que el hecho de dar a luz a un hijo tiene un efecto protector frente al cáncer de mama, de modo que el aborto no sólo supone un factor de riesgo positivo para desarrollar este tumor, sino que también priva a la mujer de un factor protector frente al mismo, como es el embarazo a término y la lactancia. Son los embarazos en edades tempranas los que presentan un mayor efecto protector frente al cáncer de mama. Y son precisamente las muchachas jóvenes las que padecen mayores trastornos físicos y mentales por el hecho de haber abortado. Estas observaciones contradicen el argumento pro abortista según el cual el aborto beneficia a la mujer en general y a las adolescentes o jóvenes en particular.

    Aborto y consentimiento informado

    Los modelos sanitarios actuales, no conciben ningún tipo de relación médico-paciente que no observe lo que se denomina «consentimiento informado»: es decir, el enfermo debe conocer las distintas opciones terapéuticas que en su caso concreto merece la pena valorar y bajo el consejo del médico, ambos (médico y paciente) valoran conjuntamente cuál de las opciones posibles es más conveniente. Para que el paciente pueda decidir, es preciso que se le explique en qué consiste cada opción, así cómo sus ventajas y sus inconvenientes, los riesgos y los posibles efectos secundarios de cada intervención o tratamiento (naturalmente, es preciso que el médico adapte su lenguaje a la capacidad de entendimiento del paciente).

    En el caso de las mujeres que están considerando la opción de abortar, es preciso que, al igual que en el resto de intervenciones médicas, se respete su derecho al consentimiento informado. Esto implicaría:

    – Prevenir acerca de las consecuencias psicopatológicas que entraña el aborto.
    – Avisar del mayor riesgo de complicaciones en embarazos posteriores al aborto (niños de menos peso, parálisis cerebral)
    – Explicar en qué consiste la técnica abortiva
    – Explicar que, de acuerdo con el estadio del embarazo, el embrión o feto, es de un determinado modo: tiene bracitos, piernas, un corazón que late desde la cuarta semana,…
    – Informar acerca de las posibles complicaciones, riesgos y efectos secundarios que sobre la salud física y sobre la fisiología reproductiva de la mujer entraña la técnica abortiva a que se va a someter.
    – En el caso de la «píldora abortiva del día después» es necesario que la mujer sepa que es posible que esté ABORTANDO (es decir, acabando con la vida de su hijo todavía no nacido), y no impidiendo la concepción.
    – Informar acerca de las otras alternativas: por ejemplo, no abortar y decidir después del parto entre ejercer la maternidad o dar al bebé en adopción.

    Quizá sea cierto que abortar de un modo inconsciente, sin conocer todos estos detalles sea mucho menos doloroso. Pero lo que yo creo es que muchas mujeres tomarían la decisión de no abortar si lo supieran. Si socialmente se acepta este engaño es porque se tiene la convicción de que lo que realmente le conviene a esa mujer es abortar y, lo que hay que hacer por caridad, es hacer que esta difícil decisión sea más soportable, menos dolorosa y más fácil de tomar.

    Ni que decir tiene que, por lo menos en España, el derecho al consentimiento informado es violado a diario en cada mujer que se dirige a una consulta de planificación familiar con la esperanza de recibir orientación e información para poder tomar una decisión «libre» acerca de su embarazo. No es posible tomar decisiones libres cuando uno desconoce la realidad sobre lo que es objeto de su decisión, especialmente si es posible adquirir este conocimiento. Es un delito sugerir o favorecer que una persona tome una determinada decisión a la par que se le oculta información que podría modificar la resolución final.

    Conclusiones

    El aborto supone, en primer lugar, acabar con la vida de un ser humano en desarrollo, el más inocente e indefenso de todos. Pero, a la vez, supone herir profundamente en el cuerpo y en el alma a la mujer que aborta. Me resulta difícil imaginar un sufrimiento mayor al que puede llegar a experimentar una mujer que ha abortado cuando toma conciencia de ello. Al duelo natural por la muerte evitable de un hijo, se suma la carga de saberse responsable de tan dolorosa pérdida.

    Todo aborto tiene, por lo menos, dos víctimas: una de ellas muere; la otra, sobrevive y sufre a diario las consecuencias de un crimen abominable.

    De nada sirve el intentar mentalizar a la mujer de que el aborto fue una decisión correcta y razonable de la que no tiene porqué arrepentirse; de nada sirve cuando la mujer ya ha descubierto en su dolor, que aquel montoncito de células que arrancaron de su seno era algo más que una masa informe. Insistir en negar lo trágico del aborto sólo contribuye a incrementar el sentimiento de soledad e incomprensión en las madres víctimas de un aborto.

    En nuestra sociedad son muchas las mujeres (sobretodo adolescentes y jóvenes) que quedan embarazadas en situaciones en que quizás lo más conveniente o lo más deseable (bajo un criterio y un juicio humanos) hubiera sido que ese embarazo no se produjera. Pero eso no quiere decir que la solución al problema sea interrumpir ese embarazo y acabar con la vida de un bebé inocente.

    Estoy convencida de que la inmensa mayoría de abortos (sino todos) son no deseados. Ninguna mujer desea pasar por la experiencia de un aborto. Es mucho más indeseado e indeseable un aborto que cualquier embarazo. Los pro abortistas insisten en combatir los embarazos no deseados con abortos todavía menos deseados y con bastantes más efectos secundarios negativos que el llevar a término un embarazo imprevisto y dar a luz a un hijo aunque sea dado en adopción.

    La mayoría de mujeres que optan por abortar ante un embarazo no deseado, lo hacen presionadas por personas allegadas o por problemas de carácter social o económico. La mayoría de ellas refiere que si sus circunstancias hubieran sido otras, habrían tenido a su bebé. El 70% afirma que jamás volverían a abortar por muy adversas que fueran las circunstancias.

    Son muchos los motivos que pueden hacer que una mujer se plantee la opción de abortar en una sociedad donde el aborto es legal y considerado como un medio por el cual la mujer es liberada de las cadenas de su feminidad. En el fondo de estas decisiones se suele encontrar la falta de apoyo por parte del padre del bebé o de los familiares y amigos más allegados y también por parte de la sociedad que, en lugar de buscar medios para ayudar a las mujeres en su maternidad deseada, invierte recursos humanos y económicos en clínicas donde llevar a cabo los abortos no deseados.

    No se ha publicado en la prensa científica ningún estudio acerca de las supuestamente gravísimas y más que «evidentes» consecuencias de completar hasta el parto un embarazo no deseado en un principio. Pero, por desgracia, la abundancia de víctimas supervivientes del aborto, está proporcionando datos suficientes como para continuar afirmando, confirmando y reafirmando lo expuesto en este artículo: el aborto es una amenaza para la integridad física y psicológica de la mujer.

    Para concluir este artículo, recomiendo la lectura del texto:

    El proyecto Raquel: Fe en acción, un Ministerio de compasión y solicitud

    Que pueden encontrar en la dirección:

    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/raquel-fe.html

    Bibliografía

    A) ARTÍCULOS Y COMUNICACIONES

    1. Gómez Lavín, Carmen, Consecuencias psicopatológicas del aborto en la mujer, Comunicación presentada en el I Simposium Europeo de Bioética, Santiago de Compostela, V-1993.
    http://www.bioeticaweb.com/Inicio_de_la_vida/consecuencias_psicopatologicas_d.htm
    (2002-03-23)

    2. Thorn, Vicky, El Proyecto Rachel, en VIDA HUMANA INTERNACIONAL
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/raquel.html

    3. ¿Qué es el Síndrome post aborto?
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/sindrome.html

    4. Los pro abortistas reconocen que existe el Síndrome post aborto
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/reconocen.html

    5. Dr. Alberto Iglesias, El Síndrome post aborto en la mujer
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/sindrome_mujer.html

    6. Dr. Edgar Hernández Gálvez, Síndrome post aborto
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/galvez.html

    7. Dr. Pablo Verdier, El Síndrome post aborto: ¿Porqué se diagnostica menos de lo que se debería?
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/diagnostica.html

    8. Dr. Pablo Verdier, Subtipos clínicos del síndrome post aborto
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/subtipos.html

    9. Dra Anne Speckhard, Ph. D., ¿Qué dicen las estadísticas?
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/sindrome_estadisticas.html

    10. Seis pasos hacia la sanación después del aborto
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/pasos.html

    11. Burke Theresa., Reardon David C., Abortion Trauma and Child Abuse, en Post-Abortion Review, Volume 6, number 1 (winter 1998)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V6/n1/ChildAbuseReenactment.htm
    (2002-03-23)

    12. Reardon, D.C, Ph.D., Abortion is four times deadlier than childbirth, en Post-Abortion Review, Volume 8, number 2 (spring 2000)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V8/n2/finland.html
    (2002-03-23)

    13. Rue, Vincent M, Ph.D., The psychological safety of abortion: the need for reconsideration, en en Post-Abortion Review, Volume 5, number 4 (fall 1997)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V5/n4/Rue.htm
    (2002-03-23)

    14. Sobie, Amy R., The risks of choice, en Post-Abortion Review, Volume 8, number 3 (summer 2000)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V8/n3/abortionrisks.html
    (2002-03-23)

    15. Sobie, Amy R., Reardon David C., Ph.D., Detrimental effects of adolescent abortion, en Post-Abortion Review, Volume 9, number 1 (winter 2001)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V9/n1/teens_vs_older.html
    (2002-03-23)

    16. 15th study links abortion and substance abuse, en Post-Abortion Review, Volume 8, number 1 (winter 2000)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V8/n1/substanceabuse.html
    (2002-03-23)

    17. Abortions vs. Childbirth, en Post-Abortion Review, Volume 8, number 3 (summer 2000)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V8/n3/mentalhealthstudy.html
    (2002-03-23)

    B) PÁGINAS DE ORGANIZACIONES DE AYUDA A LA MUJER QUE HA ABORTADO

    18. Instituto de investigaciones para la recuperación del aborto
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/recuperacion.html

    19. WEBA
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/sufrido.html

    20. Elliot Institute
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/elliot.html

    21. Sobrevivientes del aborto
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/saa.html

    C) TESTIMONIOS DE MUJERES QUE HAN SUFRIDO UN ABORTO

    22. Testimonios de mujeres que han abortado:
    http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/testimonios_mujeres.html

    23. Amy Sobie, David C. Reardon, Ph.D., A generation at risk: how teens are manipulated into abortion, en Post-Abortion Review, Volume 8, number 1 (winter 2000)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V8/n1/teensabortion.html
    (2002-03-23)

    24. Cindy Hendrickson, Consequences, en Post-Abortion Review, Volume 5, number 2 (spring 1997)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V5/n2/consequences.htm
    (2002-03-23)

    25. Karen Temple, Finding real place, en Post-Abortion Review, Volume 9, number 1 (winter 2001)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V9/n1/testimony91.html
    (2002-03-23)

    26. Sally Garneau, The Choice, en Post-Abortion Review, Volume 6, number 3 (summer 1998)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V6/n3/TESTIMONY.HTM
    (2002-03-23)

    27. Terri Hurst, Never Again, en Post-Abortion Review, Volume 5, number 3 (summer 1997)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V5/n3/neveragain.htm
    (2002-03-23)

    28. Theresa Karminski Burke, Ph.D., When de Doll Breaks, en Post-Abortion Review, Volume 6, number 1 (winter 1998)
    http://www.afterabortion.org/PAR/V6/n1/DollHeads.htm
    (2002-03-23)

    D) Páginas web de interés

    Página web del Elliot Institute (ayuda a la mujer que ha sufrido un aborto):
    http://www.afeterabortion.org

    Página web de Vida Humana Internacional:
    http://www.vidahumana.org

    Página de la Asociación Canaria de Bioética (ACABI):
    http://www.bioeticaweb.com

    María Valent
    maria_valent@hotmail.com

    Fuente: http://www.arbil.org/

  7. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:56:49

    Secuelas físicas del aborto

    * Muerte
    * Cáncer de mama
    * Cáncer de ovarios, hígado y cervical (cuello uterino)
    * Perforación de útero
    * Desgarros cervicales (cuello del útero)
    * Placenta previa (sic)
    * Recién nacidos discapacitados en posteriores embarazos
    * Embarazo ectópico
    * Afección inflamatoria pélvica [ pelvic inflammatory disease (pid)]
    * Endometritis
    * Complicaciones inmediatas
    * Riesgos añadidos para las mujeres con múltiples abortos
    * Riesgos añadidos para las adolescentes
    * Peor estado de salud general
    * Riesgo añadido por factores que hacen peligrar la salud

    • MUERTE:

    Las primeras causas de muerte en relación con el aborto son hemorragia, infección, embolia, anestesia, y embarazos ectópicos sin diagnosticar [ undiagnosed ]. El aborto legal constituye la quinta causa de muerte de gestantes en los EE. UU, aunque de hecho se sabe que la mayoría de muertes relacionadas con el aborto no son registradas oficialmente como tales.(2)

    • CÁNCER DE MAMA:

    El riesgo de cáncer de mama casi se dobla después de un aborto e incluso se incrementa aún más con dos o más abortos.(3)

    • CÁNCER DE OVARIOS, HÍGADO Y CERVICAL (cuello uterino):

    Las mujeres con un aborto se enfrentan a un riesgo relativo de 2.3 de cáncer cervical, en comparación con las mujeres que no han abortado, y las mujeres con dos o más abortos encaran un riesgo relativo de 4.92. Riesgos igualmente elevados de cáncer de ovario e hígado se ligan con el aborto único o múltiple. Estos porcentajes incrementados de cáncer para el caso de mujeres que han abortado se vinculan aparentemente a la interrupción no natural de los cambios hormonales que acompañan al embarazo, así como a la lesión cervical no tratada. (4)

    • PERFORACIÓN DE ÚTERO:

    Entre un 2 y un 3 % de las pacientes de aborto pueden sufrir perforación del útero; es más, la mayoría de estas lesiones quedarán sin ser diagnosticadas ni tratadas a no ser que realice una visualización mediante laparoscopia. (5) Esta clase de examen puede resultar útil cuando se inicia un proceso judicial por negligencia en la práctica del aborto. El riesgo de perforación uterina se incrementa para las mujeres que ya han tenido hijos y para las que reciben anestesia general durante la realización del aborto.(6) El daño en el útero puede complicarse en ulteriores embarazos y eventualmente puede acarrear problemas que requieran una histerectomía, lo que de por sí puede conllevar diversas complicaciones adicionales y lesiones que incluyen la osteoporosis.

    • DESGARROS CERVICALES (cuello del útero):

    En al menos un uno por ciento de abortos realizados en el primer trimestre se producen importantes desgarros cervicales que requieren sutura. Las laceraciones de menor envergadura o las micro-fracturas, que normalmente no son tratadas, pueden también a la larga perjudicar la función reproductiva. La lesión latente post-aborto puede abocar a una posterior incompetencia cervical [ subsequent cervical incompetence ], parto prematuro y complicaciones durante el parto. El riesgo de lesión cervical es mayor en adolescentes, para abortos realizados en el segundo trimestre, y cuando los facultativos no usan laminaria (sic) para dilatar el cuello uterino.(7)

    • PLACENTA PREVIA (sic):

    El aborto incrementa el riesgo de placenta previa en ulteriores embarazos (una circunstancia que pone en peligro tanto la vida de la madre como su embarazo deseado), en una escala de entre siete y quince. El desarrollo anormal de la placenta debido a lesión uterina aumenta el riesgo de malformación fetal, muerte perinatal y efusión excesiva de sangre durante el parto. (8)

    • RECIÉN NACIDOS DISCAPACITADOS EN POSTERIORES EMBARAZOS:

    El aborto se asocia con lesiones cervicales y uterinas que pueden incrementar el riesgo de parto prematuro, complicaciones en el parto y desarrollo anormal de la placenta en posteriores embarazos. Estas complicaciones reproductivas constituyen las causas principales de las minusvalías en recién nacidos. (9)

    • EMBARAZO ECTÓPICO:

    El aborto está relacionado de forma importante con un riesgo añadido de embarazos ectópicos posteriores. Los embarazos ectópicos, a su vez, amenazan la vida y pueden llevar a un descenso en la fertilidad. (10)

    • AFECCIÓN INFLAMATORIA PÉLVICA [ pelvic inflammatory disease (PID) ]:

    Se trata de una enfermedad que puede poner en peligro la vida y conllevar un riesgo añadido de embarazo ectópico y reducción de fertilidad. De entre las pacientes que tienen una infección por clamidia [ a chlamydia infection ] en el momento del aborto, un 23 % desarrollará PID en cuatro semanas. Algunos estudios han arrojado que entre un 20 y un 27 % de pacientes que abortan sufren una infección por clamidia. Aproximadamente un 5 % de pacientes que no han sido infectados por clamidia desarollan PID dentro de las 4 semanas posteriores a un aborto realizado durante el primer trimestre. Es por tanto razonable suponer que cuantos practican abortos previenen y tratan tales infecciones antes del aborto. (11)

    • ENDOMETRITIS:

    La endometritis representa un riesgo post-aborto para todas las mujeres, pero en especial para las adolescentes, las cuales tienen una probabilidad 2.5 veces mayor de contraer endometritis después de un aborto que las mujeres con edades entre 20 y 29 años. (12)

    • COMPLICACIONES INMEDIATAS:

    Alrededor de un 10 % de mujeres que se someten a un aborto provocado sufrirán complicaciones inmediatas, de las cuales aproximadamente un quinto (2 %) tienen la consideración de riesgo mortal. Las nueve grandes complicaciones más comunes que pueden darse durante la práctica del aborto son: infección, efusión excesiva de sangre, embolia, desgarro o perforación del útero, complicaciones de la anestesia, convulsiones, hemorragia, lesión cervical y «shock» endotóxico. Las complicaciones ‘menores’ más comunes incluyen: infeccion, efusión de sangre, fiebre, quemaduras de segundo grado [ second degree burns ], dolor abdominal crónico, vómitos, problemas gastro-intestinales, y sensibilización del Rh [ Rh sensitization ]. (13)

    • RIESGOS AÑADIDOS PARA LAS MUJERES CON MÚLTIPLES ABORTOS:

    En general, la mayoría de los estudios arriba citados reflejan factores de riesgo para mujeres que se han sometido a un solo aborto. Estos mismos estudios muestran que las mujeres que tienen abortos múltiples encaran un riesgo mucho mayor de sufrir tales complicaciones. Este punto es especialmente digno de ser mencionado desde el punto y hora en que alrededor de un 45 % de todos los abortos se practican en mujeres que ya habían abortado antes.

    • RIESGOS AÑADIDOS PARA LAS ADOLESCENTES:

    Las adolescentes, que suponen aproximadamente un 30 por ciento de las mujeres que abortan, se exponen a un riesgo mucho más alto de sufrir numerosas complicaciones relacionadas con el aborto. Esto reza tanto para las complicaciones inmediatas como para los perjuicios reproductivos a largo plazo. (14)

    • PEOR ESTADO DE SALUD GENERAL:

    En un estudio realizado sobre 1.428 mujeres, los investigadores descubrieron que los embarazos malogrados y en particular los debidos a aborto provocado se asociaban de manera significativa a una salud general más deficiente. Los abortos múltiples correspondían a una valoración todavía peor de la salud presente. Mientras que la interrupción del embarazo por causas naturales iba en detrimento de la salud, el aborto provocado resultó estar más estrechamente relacionado con una salud deficiente. Tales hallazgos confirman investigaciones anteriores que arrojaban que durante el año siguiente a un aborto las mujeres visitaban a su médico de cabecera un 80 % más por toda clase de razones y un 180 % más por razones psico-sociales. Los autores también se encontraron con que si hay un compañero presente y que no presta apoyo [not supportive], el porcentaje de aborto natural se eleva a más del doble y el de aborto provocado es cuatro veces mayor que si él está presente y apoyando. Si el compañero está ausente, el porcentaje de aborto provocado es seis veces mayor. (15)

    • RIESGO AÑADIDO POR FACTORES QUE HACEN PELIGRAR LA SALUD:

    El aborto está en buena medida ligado a cambios de conducta tales como promiscuidad, tabaquismo, abuso de las drogas y desórdenes alimenticios que en conjunto contribuyen a incrementar los riesgos de padecer problemas de salud. Por ejemplo, la promiscuidad y el aborto están ambos relacionados con un aumento de las tasas de PID y embarazos ectópicos. Cuál de los dos contribuye más es algo todavía incierto, pero deslindarlo puede ser irrelevante si la promiscuidad es de por sí una reacción al trauma post-aborto o a la pérdida de autoestima.

    NOTAS

    1. Una excelente fuente de información para cualquier abogado interesado en lo referente a la negligencia en la práctica del aborto es Thomas Strahan’s Major Articles and Books Concerning the Detrimental Effects of Abortion (Rutherford Institute, PO Box 7482, Charlottesville, VA 22906-7482, (804) 978-388.).

    2. Kaunitz, «Causes of Maternal Mortality in the United States,» Obstetrics and Gynecology, 65(5) May 1985.

    3. H.L. Howe, et al., «Early Abortion and Breast Cancer Risk Among Women Under Age 40,» International Journal of Epidemiology 18(2):300-304 (1989); L.I. Remennick, «Induced Abortion as A Cancer Risk Factor: A Review of Epidemiological Evidence,» Journal of Epidemiological Community Health, (1990); M.C. Pike, «Oral Contraceptive Use and Early Abortion as Risk Factors for Breast Cancer in Young Women,» British Journal of Cancer 43:72 (1981).

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    5. S. Kaali, et al., «The Frequency and Management of Uterine Perforations During First-Trimester Abortions,» Am. J. Obstetrics and Gynecology 161:406-408, August 1989; M. White, «A Case-Control Study of Uterine Perforations documented at Laparoscopy,» Am. J. Obstetrics and Gynecology 129:623 (1977).

    6. D. Grimes, et al., «Prevention of uterine perforation During Curettage Abortion,» JAMA, 251:2108-2111 (1984); D. Grimes, et al.,»Local versus General Anesthesia: Which is Safer For Performing Suction Abortions?» Am. J. of Obstetrics and Gynecology, 135:1030 (1979).

    7. K. Schulz, et al., «Measures to Prevent Cervical Injuries During Suction Curettage Abortion», The Lancet, May 28, 1983, pp 1182-1184; W. Cates, «The Risks Associated with Teenage Abortion,» New England Journal of Medicine, 309(11):612-624; R. Castadot, «Pregnancy Termination: Techniques, Risks, and Complications and Their Management,» Fertility and Sterility, 45(1):5-16 (1986).

    8. Barrett, et al., «Induced Abortion: A Risk Factor for Placenta Previa», American Journal of Ob&Gyn. 141:7 (1981).

    9. Hogue, Cates and Tietze, «Impact of Vacuum Aspiration Abortion on Future Childbearing: A Review», Family Planning Perspectives (May-June 1983),vol.15, no.3.

    10. Daling,et.al., «Ectopic Pregnancy in Relation to Previous Induced Abortion», JAMA, 253(7):1005-1008 (Feb. 15, 1985); Levin, et.al., «Ectopic Pregnancy and Prior Induced Abortion», American Journal of Public Health (1982), vol.72,p253; C.S. Chung, «Induced Abortion and Ectopic Pregnancy in Subsequent Pregnancies,» American Journal of Epidemiology 115(6):879-887 (1982)

    11. T. Radberg, et al., «Chlamydia Trachomatis in Relation to Infections Following First Trimester Abortions,» Acta Obstricia Gynoecological (Supp. 93), 54:478 (1980); L. Westergaard, «Significance of Cervical Chlamydia Trachomatis Infection in Post-abortal Pelvic Inflammatory Disease,» Obstetrics and Gynecology, 60(3):322-325, (1982); M. Chacko, et al., «Chlamydia Trachomatosis Infection in Sexually Active Adolescents: Prevalence and Risk Factors,» Pediatrics, 73(6), (1984); M. Barbacci, et al., «Post-Abortal Endometritis and Isolation of Chlamydia Trachomatis,» Obstetrics and Gynecology
    68(5):668-690, (1986); S. Duthrie, et al., «Morbidity After Termination of Pregnancy in First-Trimester,» Genitourinary Medicine 63(3):182-187, (1987).

    12. Burkman, et al., «Morbidity Risk Among Young Adolescents Undergoing Elective Abortion» Contraception, 30:99-105 (1984); «Post-Abortal Endometritis and Isolation of Chlamydia Trachomatis,» Obstetrics and Gynecology 68(5):668- 690, (1986)

    13. Frank, et.al., «Induced Abortion Operations and Their Early Sequelae», Journal of the Royal College of General Practitioners (April 1985),35(73):175-180; Grimes and Cates, «Abortion: Methods and Complications», Human Reproduction, 2nd ed., 796-813; M.A. Freedman, «Comparison of complication rates in first trimester abortions performed by physician assistants and physicians,» Am. J. Public Health, 76(5):550- 554 (1986).

    14. Wadhera, «Legal Abortion Among Teens, 1974-1978», Canadian Medical Association Journal, 122:1386-1389,(June 1980).

    15. Ney, et.al., «The Effects of Pregnancy Loss on Women’s Health,» Soc. Sci. Med. 48(9):1193-1200, 1994; Badgley, Caron, & Powell, Report of the Committee on the Abortion Law, Supply and Services, Ottawa, 1997: 319-321.

    © copyright 1997 Elliot Institute Compiled by David C. Reardon, Ph.D.

  8. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:57:21

    Secuelas psíquicas del aborto

    * Necesidad de tratamiento psicológico
    * Trastornos por estrés post-traumático (en inglés PTSD o PAS)
    * Disfunción sexual
    * Planteamientos suicidas e intentos de suicidio
    * Refuerzo del hábito de fumar con los correspondientes efectos negativos para la salud
    * Abuso del alcohol
    * Abuso de las drogas
    * Desórdenes alimenticios
    * Descuido de los niños o conducta abusiva hacia ellos
    * Divorcio y problemas crónicos de relación
    * Abortos de repetición

    • NECESIDAD DE TRATAMIENTO PSICOLÓGICO:

    En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3 % del grupo de control [ 3 % of the control group ]. (3) Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto. (4)

    Puesto que muchas mujeres tras un aborto recurren a la represión como mecanismo de defensa [ as a coping mechanism ], puede darse un largo período de negación antes de que una mujer requiera tratamiento psiquiátrico. Estos sentimientos reprimidos son susceptibles de causar afecciones psicosomáticas y psiquiátricas o de conducta en otras facetas de la vida de la mujer. En consecuencia, algunos asesores [counselors; al parecer, se refiere a ciertos peritos de los procesos judiciales norteamericanos] informan del hecho de que la angustia [ distress ] por un aborto que no se quiere reconocer es lo que en realidad subyace en muchas de sus pacientes, incluso aunque se hayan dirigido a ellos en demanda de terapias para problemas que aparentemente nada tienen que ver con ello. (5)

    • TRASTORNOS POR ESTRÉS POST-TRAUMÁTICO (en inglés PTSD o PAS):

    Un importante muestreo concluyó que al menos un 19 % de mujeres que han abortado padecen trastornos por estrés post-traumático (PTSD). Aproximadamente la mitad presentaba muchos de los síntomas de PTSD, aunque no todos, y entre un 20 y un 40 por ciento mostraban niveles de estrés que fluctuaban entre moderados y altos, así como conducta evasiva respecto a sus experiencias abortivas. (6) Puesto que nos hallamos ante una alteración grave que puede estar presente en muchas demandantes, y que no es fácilmente comprendida fuera de la profesión de asesor, el siguiente resumen será más completo que otros apartados de esta sección. El PTSD es una disfunción psicológica producto de una experiencia traumática que anula los mecanismos normales de defensa de una persona, derivando en miedo intenso, sensación de desvalimiento o de estar atrapado, o en pérdida del control. El riesgo de que una experiencia resulte traumática se incrementa cuando el hecho traumatizante es percibido como susceptible de conllevar amenazas de lesión física, violación sexual o presencia personal o participación en una muerte violenta. Se da el PTSD cuando el hecho traumático produce la hiperexcitabilidad [ hyperarousal ] de los mecanismos de defensa de vuelo o lucha [ flight or fight ]. Tal hiperexcitación provoca que estos mecanismos de defensa se desorganicen, desconectados de las circunstancias presentes, y empiecen a funciona por su cuenta, dando lugar a una conducta anormal y a graves transtornos de la personalidad. A guisa de ejemplo de esta deconexión de funciones mentales, puede ocurrir que alguna víctima de PTSD experimente una intensa emoción, pero sin clara memoria del hecho; otros pueden recordar cada detalle pero sin emoción; otros incluso pueden revivir tanto el hecho como las emociones en furtivas y abrumadoras experiencias de flashback. (7)

    Las mujeres pueden interiorizar el aborto como una experiencia traumática por varias razones. En muchos casos llegan a él forzadas por maridos, novios, padres u otros. Si la mujer ha sido victima en repetidas ocasiones de abuso de posición dominante, el aborto forzado puede ser percibido como la violación definitiva en el curso de una vida marcada por el abuso. Otras mujeres -sin importar cuánto de imperioso tuviesen las razones por las que recurrieron al aborto- pueden incluso percibir el final de su embarazo como la muerte violenta causada a su propio hijo. El miedo, la ansiedad, el dolor y la culpa asociada al procedimiento aparecen entreverados en esta percepción de muerte violenta y grotesca. Algunas mujeres aun dan cuenta de que el dolor del aborto, desatado sobre ellas por un extraño enmascarado que asalta su cuerpo, se siente como idéntico al de una violación. (8) En efecto, los investigadores han concluido que las mujeres en cuya historia clínica constan agresiones sexuales pueden sentir mayor angustia durante y después de la práctica del aborto a causa de estas asociaciones entre ambas experiencias. (9) Cuando el factor de estrés que conduce al PTSD es el aborto, algunos clínicos lo denominan Síndrome Post-aborto (PAS).

    Los síntomas más importantes del «PTSD» son clasificados generalmente en tres categorías: hiperexcitación [ hiperarousal ], intrusión y constricción.

    El primero consiste en una intervención inapropiada y crónica de los mecanismos de defensa fight or flight. La persona se halla por lo visto en permanente alerta frente a amenazas de peligro. Los síntomas de hiperexcitación incluyen: respuestas exageradamente sobresaltadas, ataques de ansiedad, irritabilidad, explosiones de ira o rabia, conducta agresiva, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, dificultad para conciliar el sueño o mantenerse despierto, o reacciones fisiológicas ante situaciones que simbolicen o se asemejen a algún aspecto de la experiencia traumática (por ejemplo, aceleración del pulso o sudoración durante un examen pélvico, o al tiempo de oír el sonido de una bomba neumática).

    La intrusión consiste en revivir el hecho traumático involuntaria e inesperadamente. Los síntomas de intrusión en los casos de PAS incluyen: pensamientos recurrentes e intrusivos sobre el aborto o el niño abortado,flashbacks en los que las mujeres vuelven a vivir momentáneamente un aspecto de la experiencia abortiva, pesadillas sobre el aborto o el niño, o reacciones de intenso pesar o depresión en la fecha del aniversario del embarazo abortado o del aborto.

    La constricción consiste en paralizar los recursos emocionales o en desarrollar patrones de conducta, de forma se que eviten los estímulos asociados con el trauma. Se trata de la conducta evasiva [ o de evitación: «avoiding ]; un intento de negar y de evitar las sensaciones negativas de gente, lugares, o cosas que agraven las sentimientos negativos asociados con el trauma. En los casos de trauma post-aborto, la constricción puede incluir: incapacidad para recordar la experiencia abortiva o partes importantes de ella; esfuerzos por evitar actividades o situaciones que puedan excitar los recuerdos del aborto; abandono de relaciones, en especial, alejamiento de aquéllas que tuvieron que ver con la decisión de abortar; evitación de hijos; intentos de evitar o negar pensamientos o sensaciones relacionadas con el aborto; escasa presencia de sentimientos relacionados con el amor o la ternura; visión del futuro como en escorzo (p. ej. no esperar tener una carrera, casarse, criar hijos o una vivir una vida larga); interés reducido por actividades con las que antes se disfrutaba; abuso de drogas o alcohol; pensamientos o actos suicidas y otras tendencias autodestructivas.

    Como ya se mencionó, el estudio de Barnard identificó un porcentaje del 19 % de PTSD entre mujeres a las que les fueron practicados abortos entre tres y cinco años antes. Pero en realidad el porcentaje efectivo es mayor con toda probabidad. Como la mayoria de los estudios post-aborto, el de Barnard estaba lastrado por un porcentaje de omisiones del 15 % [ a fifty percent drop out rate ]. La experiencia clínica ha demostrado que las mujeres que menos suelen cooperar en una investigación post-aborto son aquéllas a las que el aborto ha causado mayor angustia psicológica. La investigación ha confirmado esta intuición, demostrando que las características demográficas de las mujeres que rechazan la evaluación posterior, coinciden en su mayoría con las de las mujeres que padecen la angustia post-aborto más acentuada. (10) La extraordinariamente alta tasa de negativas a participar en estudios post-aborto puede ser interpretada como evidencia de constricción o de conducta de evitación (no querer pensar en el aborto) que es un destacado síntoma de PTSD.

    Para muchas mujeres, el comienzo o la identificación inequívoca de los síntomas del PTSD puede demorarse durante varios años. (11) Hasta que una persona aquejada de PTSD ha recibido consejo y logrado un adecuado restablecimiento, el PTSD puede dar lugar a una incapacidad psicológica que impediría a una paciente de aborto afectada interponer una demanda judicial dentro del período normal establecido por la ley. Esta incapacidad puede, sin embargo, proveer de base legal para obtener una prórroga de dicho plazo.

    • DISFUNCIÓN SEXUAL:

    Entre un treinta y un cincuenta por ciento de mujeres que han abortado declaran sufrir disfunciones sexuales, tanto de breve como de larga duración, que comienza inmediatamente después de sus respectivos abortos. En concreto pueden incluir uno o varios problemas de los que se detallan a continuación: ausencia de placer en las relaciones, dolor añadido, aversión al sexo o a los hombres en general, o desarrollo de una forma de vida de tipo promiscuo. (12)

    • PLANTEAMIENTOS SUICIDAS E INTENTOS DE SUICIDIO:

    Aproximadamente un 60 por ciento de mujeres que experimentan secuelas post-aborto declaran albergar ideas suicidas, con un un 28 por ciento que intenta realmente suicidarse, de las cuales la mitad lo ha hecho en dos o más ocasiones.

    Investigadores finlandeses han identificado una estrecha relación estadística entre el aborto y el suicidio en un estudio basado en registros. Los 73 suidicidios identificados se asociaban en el espacio de un año a embarazos que acababan ya de forma natural, ya por aborto provocado. La tasa media anual de suicidio femenino en general era de 11.3 por cada 100.000. La tasa de suicidios asociados con nacimientos era significativamente más baja (5.9). Las tasas para interrupción del embarazo eran sensiblemente más altas. Para el aborto natural, la tasa era de 18.1 por cada 100.000 y para el aborto provocado de 34.7 por cada 100.000. La tasa de suicidio dentro del año posterior a la práctica del aborto era tres veces más alta que la tasa general femenina, siete veces más elevada que para las mujeres que llevan a término su embarazo, y casi el doble de alta que la de las mujeres que habían sufrido un aborto por causas naturales. (13)

    • REFUERZO DEL HÁBITO DE FUMAR CON LOS CORRESPONDIENTES EFECTOS NEGATIVOS PARA LA SALUD:

    El estrés post-aborto se vincula con una acentuación del tabaquismo. Las mujeres que abortan tienen el doble de probabilidades de convertirse en grandes fumadoras y de sufrir los correspondientes riesgos sobre la salud. (14) Las mujeres que han abortado tienen también mayor probabilidad de continuar fumando durante los posteriores embarazos deseados, con el riesgo añadido de muerte neonatal o anomalías congénitas. (15)

    • ABUSO DEL ALCOHOL:

    El aborto se vincula de forma significativa con un riesgo doblemente añadido de abuso del alcohol entre las mujeres. (16) El aborto seguido de abuso del alcohol se vincula con conductas violentas, divorcio o separacion, accidentes de tráfico, y pérdida del puesto de trabajo. (17) (ver también New Study Confirms Link Between Abortion and Substance Abuse)

    • ABUSO DE LAS DROGAS:

    El aborto se halla significativamente ligado a abuso posterior de las drogas. Además de los costes psico-sociales que supone tal abuso, la adicción las drogas se vincula con riesgo incrementado de contraer infecciones por VIH/SIDA, malformaciones congénitas y conducta agresiva. (18)

    • DESÓRDENES ALIMENTICIOS:

    Para algunas mujeres al menos, el estrés post-aborto se asocia con desórdenes en la ingestión de alimentos tales como comer compulsivamente [ binge eating ], bulimia, y anorexia nerviosa. (19)

    • DESCUIDO DE LOS NIÑOS O CONDUCTA ABUSIVA HACIA ELLOS:

    El aborto se vincula con mayores niveles de depresión, conducta violenta, abuso del alcohol y de las drogas, embarazos ‘de sustitución o reemplazo’, y relajación de los lazos que unen a las madres con los hijos habidos posteriormente. Estos factores se asocian estrechamente con el trato abusivo hacia los niños y parecen confirmar particulares valoraciones clínicas que vinculan el trauma post-aborto con abuso infantil subsiguiente. (20)

    • DIVORCIO Y PROBLEMAS CRÓNICOS DE RELACIÓN:

    Para la mayor parte de las parejas, un aborto crea problemas imprevistos en su relación. Las parejas que han recurrido al aborto están más expuestas a divorciarse o a separarse. Muchas mujeres que abortan desarrollan una mayor dificultad para establecer lazos duraderos con un compañero. Esto puede deberse a que el aborto se relaciona con reacciones tales como baja autoestima, mayor desconfianza hacia los hombres, disfunción sexual, abuso de substancias y niveles incrementados de depresión, ansiedad y cólera pasajera [ volatile anger ]. Las mujeres que se han sometido a más de un aborto (que representan alrededor del 45 % de todos los abortos) tienen mayor probablidad de requerir ayudas públicas, en parte porque también tienen más probabilidades de acabar constituyendo familias monoparentales. (21)

    • ABORTOS DE REPETICIÓN ( repeat abortions ):

    Las mujeres a las que les ha sido practicado un aborto arrostran un riesgo añadido de volver a abortar en el futuro. Las mujeres que cuentan con una experiencia abortiva anterior tienen una probabilidad cuatro veces mayor de volver a interrumpir voluntariamente su embarazo que aquéllas que no tienen historia abortiva previa. (22)

    Este riesgo incrementado se asocia con el aborto anterior por la baja autoestima, un consciente o inconsciente deseo de llevar a cabo un embarazo ‘de sustitición’, y una mayor actividad sexual post-aborto. Los abortos posteriores pueden producirse por culpa de deseos conflictivos de quedar embarazada y tener un hijo y presiones continuas en favor del aborto, como puede ser el abandono por parte del nuevo compañero. En los abortos de repetición se da cuenta también de cierta clase de auto-punición. (23)

    Aproximadamente un 45 % de todos los abortos son ahora abortos de repetición. El riesgo de caer en un patrón de aborto de repetición debería ser comentado con la paciente a la vista de su primer aborto. Es más, puesto que las mujeres a las que se les ha practicado más de un aborto se exponen a un importante riesgo añadido de sufrir secuelas físicas y psíquicas, tales riesgos cualificados deberían ser ampliamente comentados con las mujeres que optan por abortar.

    NOTAS:

    1. Una excelente fuente de información para cualquier abogado interesado en lo referente a la negligencia en la práctica del aborto es Thomas Strahan’s Major Articles and Books Concerning the Detrimental Effects of Abortion (Rutherford Institute, PO Box 7482, Charlottesville, VA 22906-7482, (804) 978-388.).

    2. Ashton,»They Psychosocial Outcome of Induced Abortion», British Journal of Ob&Gyn., 87:1115-1122, (1980).

    3. Badgley, et.al.,Report of the Committee on the Operation of the Abortion Law (Ottawa:Supply and Services, 1977) pp.313-321.

    4. R. Somers, «Risk of Admission to Psychiatric Institutions Among Danish Women who Experienced Induced Abortion: An Analysis on National Record Linkage,» Dissertation Abstracts International, Public Health 2621-B, Order No. 7926066 (1979); H. David, et al., «Postpartum and Postabortion Psychotic Reactions,» Family Planning Perspectives 13:88-91 (1981).

    5. Kent, et al., «Bereavement in Post-Abortive Women: A Clinical Report», World Journal of Psychosynthesis (Autumn-Winter 1981), vol.13,nos.3-4.

    6. Catherine Barnard, The Long-Term Psychological Effects of Abortion, Portsmouth, N.H.: Institute for Pregnancy Loss, 1990).

    7. Herman, Trauma and Recovery, (New York: Basic Books, 1992) 34.

    8. Francke, The Ambivalence of Abortion (New York: Random House, 1978) 84-95.

    9. Zakus, «Adolescent Abortion Option,» Social Work in Health Care, 12(4):87 (1987); Makhorn, «Sexual Assault & Pregnancy,» New Perspectives on Human Abortion, Mall & Watts, eds., (Washington, D.C.: University Publications of America, 1981).

    10. Adler, «Sample Attrition in Studies of Psycho-social Sequelae of Abortion: How great a problem.» Journal of Social Issues, 1979, 35, 100-110.

    11. Speckhard, «Postabortion Syndrome: An Emerging Public Health Concern,» Journal of Social Issues, 48(3):95-119.

    12. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; and Belsey, et al., «Predictive Factors in Emotional Response to Abortion: King’s Termination Study – IV,» Soc. Sci. & Med., 11:71-82 (1977).

    13. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; Gissler, Hemminki & Lonnqvist, «Suicides after pregnancy in Finland, 1987-94: register linkage study,» British Journal of Medicine 313:1431-4, 1996.C. Haignere, et al., «HIV/AIDS Prevention and Multiple Risk Behaviors of Gay Male and Runaway Adolescents,» Sixth International Conference on AIDS: San Francisco, June 1990; N. Campbell, et al., «Abortion in Adolescence,» Adolescence, 23(92):813-823 (1988); H. Vaughan, Canonical Variates of Post-Abortion Syndrome, Portsmouth, NH: Institute for Pregnancy Loss, 1991; B. Garfinkel, «Stress, Depression and Suicide: A Study of Adolescents in Minnesota,» Responding to High Risk Youth, Minnesota Extension Service, University of Minnesota (1986).

    14. Harlap, «Characteristics of Pregnant Women Reporting Previous Induced Abortions,» Bulletin World Health Organization, 52:149 (1975); N. Meirik, «Outcome of First Delivery After 2nd Trimester Two Stage Induced Abortion: A Controlled Cohort Study,» Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavia 63(1):45-50(1984); Levin, et al., «Association of Induced Abortion with Subsequent Pregnancy Loss,» JAMA, 243:2495-2499, June 27, 1980.

    15. Obel, «Pregnancy Complications Following Legally Induced Abortion: An Analysis of the Population with Special Reference to Prematurity,» Danish Medical Bulletin, 26:192-199 (1979); Martin, «An Overview: Maternal Nicotine and Caffeine Consumption and Offspring Outcome,» Neurobehavioral Toxicology and Tertology, 4(4):421-427, (1982).

    16. Klassen, «Sexual Experience and Drinking Among Women in a U.S. National Survey,» Archives of Sexual Behavior, 15(5):363-39 ; M. Plant, Women, Drinking and Pregnancy, Tavistock Pub, London (1985); Kuzma & Kissinger, «Patterns of Alcohol and Cigarette Use in Pregnancy,» Neurobehavioral Toxicology and Terotology, 3:211-221 (1981).

    17. Morrissey, et al., «Stressful Life Events and Alcohol Problems Among Women Seen at a Detoxification Center,» Journal of Studies on Alcohol, 39(9):1159 (1978).

    18. Oro, et al., «Perinatal Cocaine and Methamphetamine Exposure Maternal and Neo-Natal Correlates,» J. Pediatrics, 111:571- 578 (1978); D.A. Frank, et al., «Cocaine Use During Pregnancy Prevalence and Correlates,» Pediatrics, 82(6):888 (1988); H. Amaro, et al., «Drug Use Among Adolescent Mothers: Profile of Risk,» Pediatrics 84:144-150, (1989)

    19. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; J. Spaulding, et al, «Psychoses Following Therapeutic Abortion, Am. J. of Psychiatry 125(3):364 (1978); R.K. McAll, et al., «Ritual Mourning in Anorexia Nervosa,» The Lancet, August 16, 1980, p. 368.

    20. Benedict, et al., «Maternal Perinatal Risk Factors and Child Abuse,» Child Abuse and Neglect, 9:217-224 (1985); P.G. Ney, «Relationship between Abortion and Child Abuse,» Canadian Journal of Psychiatry, 24:610-620, 1979; Reardon, Aborted Women – Silent No More (Chicago: Loyola University Press, 1987), 129-30, describe el caso de una mujer que golpeó a su hijo de tres años hasta matarlo, poco después de haberle sido practicado un aborto que le desencadenó un «episodio psicótico» de aflicción, culpa e ira injustificada.

    21. Shepard, et al., «Contraceptive Practice and Repeat Induced Abortion: An Epidemiological Investigation,» J. Biosocial Science, 11:289-302 (1979); M. Bracken, «First and Repeated Abortions: A Study of Decision-Making and Delay,» J. Biosocial Science, 7:473-491 (1975); S. Henshaw, «The Characteristics and Prior Contraceptive Use of U.S. Abortion Patients,» Family Planning Perspectives, 20(4):158-168 (1988); D. Sherman, et al., «The Abortion Experience in Private Practice,» Women and Loss: Psychobiological Perspectives, ed. W.F. Finn, et al., (New York: Praeger Publ. 1985), pp98-107; E.M. Belsey, et al., «Predictive Factors in Emotional Response to Abortion: King’s Termination Study – IV,» Social Science and Medicine, 11:71- 82 (1977); E. Freeman, et al., «Emotional Distress Patterns Among Women Having First or Repeat Abortions,» Obstetrics and Gynecology, 55(5):630-636 (1980); C. Berger, et al., «Repeat Abortion: Is it a Problem?» Family Planning Perspectives 16(2):70-75 (1984).

    22. Joyce, «The Social and Economic Correlates of Pregnancy Resolution Among Adolescents in New York by Race and Ethnicity: A Multivariate Analysis,» Am. J. of Public Health, 78(6):626-631 (1988); C. Tietze, «Repeat Abortions – Why More?» Family Planning Perspectives 10(5):286-288, (1978).

    23. Leach, «The Repeat Abortion Patient,» Family Planning Perspectives, 9(1):37-39 (1977); S. Fischer, «Reflection on Repeated Abortions: The meanings and motivations,» Journal of Social Work Practice 2(2):70-87 (1986); B. Howe, et al., «Repeat Abortion, Blaming the Victims,» Am. J. of Public Health, 69(12):1242-1246, (1979).

    © Elliot Institute (Springfield, Illiniois, EE. UU.)

  9. pauloarieu
    Oct 21, 2008 @ 19:57:47

    El síndrome Post-Aborto
    Pilar Gutiérrez Vallejo

    La segunda víctima del aborto es la mujer. Las millones de mujeres que han caído en la trampa del aborto. Sólo en España son más de 800.000 las mujeres que han abortado desde que se despenalizó el aborto en 1985, y casi todas ellas -por no decir todas-, tarde o temprano – están sufriendo o sufrirán lo que se conoce ya como «Síndrome Post-aborto». Así lo reconoce la organización abortista más importante del mundo: la Federación Internacional de Planificación Familiar. En su Plan Trienal y Programa de Objetivos a Largo Plazo 1990-1993 afirma que: «la incidencia del trauma post-aborto para clientas de abortos quirúrgicos puede llegar a alcanzar hasta el 91% de los casos.»

    El Síndrome Post-aborto toma su nombre del Síndrome Post-Vietnam, porque fue en los años de esa terrible guerra cuando se legalizó el aborto el EE.UU.
    Como no había ya bastantes guerras en el mundo, quisieron declarar la peor de todas, la de los poderosos contra los más débiles, la de los nacidos contra los no nacidos, la de la madre contra su hijo, la de un médico contra su paciente, la de un Estado contra su pueblo… la guerra de las guerras.

    Pero al igual que los soldados que volvían de Vietnam traían esa guerra en sus entrañas para atormentarles el resto de sus vidas, así las mujeres que abortaban empezaron a sufrir los mismos síntomas que esos soldados, la misma angustia, la misma desesperación, la misma culpa: pesadillas, insomnio, alcoholismo, agresividad o depresión, psicosis… y suicidio.

    Siete veces más suicidio entre mujeres que habían abortado descubrió el Gobierno de Finlandia en un estudio de 1997 sobre una muestra de 9.129 mujeres tomada de la base de datos nacional… un estudio impecable y estremecedor. Además de la altísima tasa de suicidios, descubrieron que en el año siguiente al aborto, esas mujeres sufrieron 60 veces más muertes por causas naturales (enfermedad) que las que habían dado a luz, 4 veces más muertes por accidentes y 14 veces más muertes por homicidios.

    Pero en las mujeres, este Síndrome que estremeció al mundo en los rostros y las historias de esos pobres soldados, es mucho más grave aún, porque es oculto, es secreto, es reprimido, es ignorado y es tabú.

    A los ojos del mundo, no les pasa nada porque el aborto es «legal», y por definición, lo que es legal debe ser bueno, y lo que es bueno no puede hacer mal. Ergo, a las mujeres que abortan no les puede pasar nada, y si les pasa es su problema, es que, además, son idiotas o están desequilibradas… pero no por el aborto, claro.

    La sociedad no puede admitir que una mujer esté atormentada por algo que la sociedad misma le ha procurado, no puede reconocer que le ha dado veneno para beber y que por eso se está quemando por dentro.

    Y todos miran para otro lado mientras que las mujeres se vuelven locas: 64% de ellas ingresaron en hospitales psiquiátricos tras su aborto, según un estudio de la Universidad de Baltimore, USA, en 1984; «el 59% sufren trastornos psiquiátricos graves y permanentes tras el aborto» según la Real Academia de Obstetricia de Inglaterra… etc. etc. etc.

    Cientos de estudios de muchos países abortistas como Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra, Suiza, Australia, Dinamarca y Finlandia han llevado este Síndrome a los manuales Psicología y Psiquiatría de numerosas universidades.

    Y a muchas páginas web como la de http://www.afterabortion.org, de los especialistas en el tema en Estados Unidos, el Instituto Elliot. Pero casi toda la información está en inglés y, salvo http://www.vidahumana.org que tiene un capítulo sobre el Síndrome Post-aborto, los estudios sólo estaban disponibles para angloparlantes.

    Desde hace dos meses ya hay una página especializada en español sobre el Síndrome Post-aborto y demás secuelas psicosomáticas.

    Es http://www.nomassilencio.com.

    Digo «demás secuelas psicosomáticas» porque otra de las graves secuelas del aborto que se está descubriendo en estos últimos años es el cáncer de mama.

    Junto con el gran aumento de los cánceres del aparato reproductivo de la mujer, el cáncer de mama ha sufrido un aumento espectacular en los últimos 20 años en todos los países donde se ha generalizado el aborto. Y no en mujeres en edad de la menopausia, como solía ser, sino en mujeres cada vez más jóvenes.

    Según un estudio de una doctora pro-abortista, Janet Daling, en 1994 publicado en el Journal of the National Cancer Institute en los casos en que había antecedentes familiares y la mujer abortaba después de los 30 años, el riesgo aumentaba un 270%.

    Pero más aún, cuando la mujeres abortaba a su primer hijo antes de los 18 años y tenían antecedentes familiares de cáncer, el riesgo relativo llegaba ¡al infinito! De las 12 mujeres de su muestra con este perfil, el 100% desarrollaron cáncer de mama antes de los 45 años.

    Y en las mujeres sin antecedentes familiares, el aumento del riesgo era de un 150%. En mujeres que ya habían llevado un embarazo a término, el riesgo de cáncer de mama en las que abortaron era de un 50% más; entre ellas, las jóvenes menores de 18 años y mayores de 29 con aborto provocado aumentaron el riesgo más de un 100%.

    ¡Y los médicos siguen diciendo que el 50% de los factores de riesgo del cáncer de mama son desconocidos!

    Así lo oí con mis propios oídos en una Jornadas Municipales sobre Prevención del Cáncer de Mama celebradas en Madrid en el año 2001. Y ¡se quedan tan anchos! Cuando desde 1953 hay estudios como el del Dr. Segui en Japón sobre una población de 3.000 mujeres que descubrió un 160% de aumento del riesgo en las que habían abortado voluntariamente.

    Actualmente hay más de 38 estudios epidemiológicos internacionales, de los cuales 29 muestran una correlación positiva y significativa entre aborto y cáncer de mama. De ellos, 5 estudios indican el doble de riesgo… o más. No hay más que ver las estadísticas y los años en que se ha producido el aumento de casos: pocos años después de la legalización del aborto en cada país.

    Volviendo al Síndrome Post-aborto y sin extenderme mucho sobre lo que pueden ver mejor en la misma página web de http://www.nomassilencio.com, sólo dar algunos rasgos más de lo que está socavando nuestra sociedad sin que nadie se dé cuenta.

    La Asociación Norteamericana de Psiquiatría, a principios de los años 80, identificaba la depresión, la hostilidad, el desinterés y aislamiento, las imágenes recurrentes, el insomnio y pesadillas, y la incapacidad de expresar sentimientos como secuelas psicológicas del aborto.

    Otros estudios posteriores muestran un alto índice de intentos suicidas, de alcoholismo, bulimia y anorexia, frigidez y disfunciones sexuales, ruptura de relaciones de pareja (un 70%), de maltrato doméstico y autolesiones, de incapacidad de concentración, agotamiento y nerviosismo, crisis histéricas y agresividad.

    En España, el único estudio existente es el informe de 1993 de la Asociación Española de Neuropsiquiatría titulado «Mujer y salud mental» que señalaba como rasgos de las mujeres que abortan más de una vez la inmadurez, la inestabilidad emocional, la sexualidad pasiva y dependiente, la aversión a los métodos anticonceptivos, los problemas de pareja, conflictos con los padres, mala auto imagen, vivencias negativas o traumáticas, y tendencia y rasgos de personalidad patológica: esquizofrenia, paranoia y psicopatía.

    Confrontando los datos oficiales, un 25% de las mujeres que abortan cada año ya han abortado previamente.

    Parece, pues, evidente la necesidad de investigar más a fondo la existencia y características de este cuadro clínico en España, dado que, por sus síntomas, podría constituir una variable oculta subyacente al aumento espectacular de trastornos como la anorexia y la bulimia, el abuso juvenil de alcohol y drogas, los malos tratos en el hogar, así como las depresiones y suicidios juveniles y los brotes psicóticos.

    Concretamente, se observa un alarmante aumento de los malos tratos en países con altos índices de aborto, que en Estados Unidos ha sido contabilizado en un 500% de aumento en los años desde que se legalizó el aborto.

    También es evidente la cultura del «botellón» y las drogas de diseño, que ha llegado a ser un grave problema social.

    Por ello, un grupo de psiquiatras y psicólogos hemos iniciado una investigación sobre la incidencia de este Síndrome Post-aborto en España, que figura también en la página web http://www.nomassilencio.com, junto con el cuestionario para colaborar en la investigación.

    También ofrecemos a las mujeres que han abortado, la ayuda especializada que les permita renacer de sus cenizas y no volver a caer en el mismo error.

    Toda la sociedad somos responsables, por activa o por pasiva, de mantener abierta una trampa mortal para mujeres angustiadas y sus hijos inocentes.

    Por ello debemos, al menos, rescatar a las que han caído en ella y así evitar que otras caigan también.

    Pues las mejores defensoras de la vida son las que han pasado por la muerte espiritual que supone el aborto. Así está ocurriendo en países como Estados Unidos, donde son miles las mujeres de la Plataforma No Más Silencio que piden la derogación de la Ley del aborto para que nadie más caiga donde ellas cayeron.

    Pedimos, pues colaboración a toda la sociedad para poder llegar a tantas mujeres que sólo quieren olvidar lo inolvidable, pero que no podrán hacerlo hasta que identifiquen la raíz de su mal.

    Los interesados en colaborar pueden bajarse el cuestionario y pasarlo a mujeres que hayan abortado voluntariamente, tanto en su versión completa como en su versión reducida: datos personales, clínicos y psicológicos, y remitirlo posteriormente a la dirección indicada en la página web.

    Son encuestas anónimas, que por tanto pueden ser rellenadas por otra persona que conozca bien el caso, especificándolo así. Según un estudio piloto realizado por la Asociación Unidos por la Vida en el año 2001, el 62% de los 202 entrevistados conocía a alguna mujer que había abortado, y el 72% de ellas habían necesitado tratamiento psicológico.

    Por desgracia, todos conocemos a alguna mujer que ha abortado y podemos constatar la veracidad de estos datos.

    Esta información sobre el Síndrome Post-aborto y la página web de http://www.nomassilencio.com ya ha sido publicada en el Boletín Oficial del Colegio de Médicos de Madrid del mes de octubre (Cartas Galenas) y en el diario español La Razón de 5 de noviembre de 2003. Asimismo se está poniendo en conocimiento de las autoridades españolas competentes, pero necesitamos la colaboración de los lectores para difundirlo en su propio ámbito y conseguir así romper el mayor muro de silencio que jamás haya existido.

    Porque al ser el pecado más grande, es a la vez el más oculto, y por ser oculto, el más difícil de sanar. Hay que sacarlo a la luz para poderlo curar, y hace falta la ayuda de todos.

    Una buena manera de colaborar es enviar esta información a la sección de «Cartas al director» de los diarios de su zona, así como a los Boletines de los Colegios de Médicos y Psicólogos locales por parte de colegiados de los mismos.

    Estamos convencidos de que el conocimiento de las secuelas del aborto puede cambiar la marea negra del aborto en el mundo, como ya la está cambiando en los Estados Unidos.

    Los veteranos luchadores por el derecho a la vida de ese país han comprobado cómo es el miedo al Síndrome lo que está haciendo bajar cada año las cifras de aborto en EE.UU.

    Por desgracia, lo que no consigue el amor lo consigue el temor, pero al fin, se trata de conseguirlo: acabar con el monstruo del aborto. Además, creemos que es un derecho de toda persona saber los riesgos a los que se expone al realizar una acción, especialmente cuando estos riesgos son ya conocidos y comprobados.

    Así, es un derecho de la mujer saber a lo que se expone cuando aborta, como lo están legislando varios Estados norteamericanos en leyes de «Consentimiento Informado» que obligan a las clínicas abortistas y hospitales a dar a la mujer un formulario informativo para firmar antes de su aborto.

    Si el tabaco ha levantado tamaña polémica y sus riesgos se anuncian a bombo y platillo, ¿cómo no exigir lo mismo para algo infinitamente peor como es el aborto?

    Si el Estado permite el crimen del aborto, tiene, al menos, la obligación de informar a sus ciudadanos sobre los graves riesgos que entraña, tanto para la mujer como para toda la sociedad. Procuremos todos que así sea..

    Pilar Gutiérrez Vallejo

    Fuente: http://www.arbil.org/

  10. blanca lopez
    Nov 08, 2008 @ 17:47:00

    q esta muy muy muy muy bueno

  11. bernardita gaete catalan
    Nov 10, 2008 @ 19:36:17

    hola mi nombre es Bernardita y para la proxima semana tengo que hacer un debate sobre el ABORTO TERAPEUTICO en la bancada en contra de que este se legalice en mi pais (Chile). Bueno tengo 12 años y creo que el aborto terapeutico y cualquier otro nes una muerte igual, sea como sea con que metodo se haga SIEMPRE SE VA A MATAR A ALGUIEN INOCENTE. El derecho a la vida no se pierde por ninguna invalidez, enfermedad, malformacion, etc… OPTEMOS POR EL DERECHO A LA VIDA!!!!!!!!!!!!

  12. ddd
    Nov 16, 2008 @ 19:27:01

    nose nada