Protestantes y católicos: ¿similares?

Protestantes y católicos: ¿similares?

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A raíz del debate surgido alrededor del funeral católico `de Estado´ por las víctimas de la reciente tragedia aérea de Barajas, uno de los puntos que han formado parte de las muchas contestaciones recibidas desde el catolicismo es esta cuestión: ¿por qué no sentirse integrados los cristianos protestantes en un funeral cristiano católico?.

Es decir, mejor que haya una ceremonia religiosa católica oficial o de Estado –“al fin y al cabo cristiana”- que una “civil pagana” o una mezcla en un acto con muchas confesiones `no cristianas´, dicen muchos lectores católicos. 

Ya la separación Iglesia-Estado aconseja que para la buena salud de ambas instituciones no exista un matrimonio entre trono y altar. Y esto lo decimos para cualquier poder religioso, no sólo el católico. A esto se añade la cuestión práctica de que los representantes del Estado no pueden estar en todas las ceremonias religiosas de un funeral con gran cantidad de víctimas como los del 11M o Barajas (¿se imaginan a representantes de la Casa Real asistiendo uno tras otro a funerales católico, protestante, ortodoxo, judío, islámico, budista, hindú… ). Y por si fuera poco, los fallecidos sin creencia alguna también merecen un acto de Estado, lo que obligaría a un funeral civil de Estado si queremos ser respetuosos y justos. Ya sólo por estos motivos, nuestra defensa de un acto civil -preferiblemente con, o sin- participación de representantes religiosos de los fallecidos.

Pero al margen de estos razonamientos, volvemos a la pregunta inicial. ¿Nos sentimos los protestantes identificados con el cristianismo católico?

Tener la figura de Jesús en común no es un aval de tener al mismo Jesús. No ya sólo el islam, que incluye a Jesús entre los grandes profetas del Corán, siendo evidente que no significa que sea el Jesús cristiano. Incluso los Testigos de Jehová, con una Biblia “casi” idéntica a la del cristianismo desvirtúan la figura de Jesús de forma que ni católicos, ni ortodoxos, ni protestantes aceptan a este Cristo de los TJ.

Pero ¿y el Jesús católico-romano? El Nuevo Testamento es el mismo para católicos y evangélicos. Pero con respecto al cristianismo protestante la figura de Jesús en cuanto a la interpretación y aplicación de su vida y mensaje, son muy distintas. Tanto que, por ejemplo, un cristiano protestante considera una profunda herejía y traición al mismísimo Jesús de Nazareth rezar por los muertos, o siquiera pensar que “la” Iglesia deba añadir algún mérito o sacramento para agilizar la posible llegada al cielo del fallecido. Y esto ocurre en un funeral católico. Esto debería bastar –habría muchas razones más- para entender que jamás un cristiano evangélico o protestante aceptaría voluntariamente un funeral católico por su persona. Es más, lo rechazaría como contrario a su conciencia y convicciones más íntimas y sagradas.

Y es grave que la Iglesia católico-romana imponga una ceremonia oficial a los no-católicos. No nos importa a los protestantes lo que hagan o dejen de hacer los católicos para sus fieles, ya que es su legítima opción. Pero este acto institucional católico que incluye a víctimas protestantes (una o muchas, igual da) es una profunda falta de respeto a la identidad de los cristianos protestantes. De la misma forma que da más o menos igual ir sentado o de pie en los autobuses, salvo que se obligue a los negros a ir de pie para que los blancos puedan viajar cómodamente sentados. Los derechos de los ciudadanos no son cuantitativos, sino cualitativos.

Y sobre todo, para un evangélico consentir un funeral católico para su persona o un familiar fallecido es aceptar públicamente lo contrario a lo que estamos defendiendo, como si el catolicismo fuese una religión similar a la fe cristiana que defiende el protestantismo. Es simplemente nuestro punto de vista, del que estamos convencidos de la misma forma que los católicos pueden pensar a la inversa.

Sólo que nosotros estamos habituados a ser llamados heterodoxos españoles, y los católicos no. Y ya es hora de que se acostumbren, aunque sea un poco.

CARTA DE LA VIUDA DE RUBÉN SANTANA A ROUCO VARELA
Como muestra de lo expresado en este Editorial, basta leer la carta que firma Mari Carmen Hernández (viuda de Rubén Santana, el evangélico fallecido en la tragedia de Barajas) dirigida a Rouco-Varela, Presidente de la Conferencia Episcopal católica española.

En ella se expone -entre otras cosas- que ella y su familia, «considerarían una humillación y una ofensa el que se celebrara un funeral común, o actos, que incluyan un ritual a favor del alma del fallecido que, además de innecesario, choca con los principios más elementales de la fe evangélica que profesan, confiados en la total suficiencia del sacrificio vicario de Cristo para su salvación eterna, sin necesidad de otro sacrificio, ni ritual, ni intermediación sacerdotal alguna».

Por tal motivo -sigue la carta- se le pide «el mayor respeto por la voluntad de la familia y allegados (…), que no desean ser incluidos ni por activa ni por pasiva entre los destinatarios de una Misa a favor de su alma (…) que durante la celebración del funeral religioso se eviten las generalizaciones en cuanto a los destinatarios de dicha celebración y se aclare expresamente que, entre las víctimas, había personas de otras confesiones que están celebrando sus propios actos litúrgicos, conforme a su fe religiosa».

Redacción P+D es la Dirección de Protestante Digital

© ProtestanteDigital.com, España, 2008.

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Cristianismo primitivo

Cristianismo primitivo

Artículo de la Enciclopedia Libre Universal en Español.

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Se denomina Cristianismo primitivo o Paleocristianismo al periodo del cristianismo que va desde su origen, hacia el año 30, hasta el Concilio de Nicea (siglo IV).

Etapas

Siglo I

Jesús de Nazaret

Un judío de Nazaret (Galilea), inicia su actividad pública hacia el año 2830. Es considerado entre sus seguidores como un sanador, un rabino, un profeta o un mesías. Proclama que el Reino de Dios, anunciado por los profetas de Israel, ha llegado. Se forma una comunidad de seguidores o discípulos que le acompañan en sus viajes. Hay también un grupo de fieles que, sin abandonar su medio de vida, apoyan la iniciativa de Jesús, alojándole en sus casas.

Comunidades palestinas

Poco después de la muerte de Jesús, las comunidades palestinas del cristianismo surgen como una secta del judaísmo. Acuden a las sinagogas. Su proclama (Kerigma) es de tipo profético y anuncian que al Jesús de Nazaret al que las autoridades judías han matado, Dios lo ha resucitado. La comunidad de Jerusalén parece ser el centro de la nueva secta judía. Su seguidores reciben el nombre de los «Nazarenos». Son perseguidos por los sectores más radicales del judaísmo. El diácono Esteban es lapidado hacia el año 36. El primer jefe de la comunidad Palestina es Santiago el hermano de Jesús, considerado por el catolicismo como el primer obispo de Jerusalén. Murió apedreado en el año 62 según datos de Flavio Josefo. La hegemonía de la comunidad Palestina inicia entonces su declive, hasta su práctica desaparición hacia el año 70, con la destrucción de Jerusalén.

Según el testimonio que aporta la Carta a los Gálatas que escribió Pablo de Tarso hacia el año 56:

Entre los componentes de las comunidades que surgieron, destacaban como columnas, Cefas, Juan y Santiago el hermano del Señor, a quienes conoció Pablo en Jerusalén (Gal 2,9). Cefas fue después hasta Antioquia, donde Pablo lo amonestó por su actitud hipócrita ante unos enviados de parte de Santiago (Gal 2,11-15).

Comunidades paulinas

Aunque la evangelización de las regiones paganas se había iniciado antes de la conversión de Pablo de Tarso en el año 36, es éste quien propaga el cristianismo, comenzando por Arabia y Damasco.

Año 50

La tensión entre las tendencias judaizantes provenientes de las comunidades palestinas y las tendencias paulinas, llega a su momento de crisis y resolución en el primer Concilio de Jerusalén

Año 51

Según la Primera Carta a los Tesalonicenses escrita a la comunidad de Tesalónica, fundada en el año 50:

Este es el texto más antiguo del Nuevo Testamento.

Según autores pertenecientes a la apologética católica, aunque no se nombra en todo el Nuevo Testamento a la Santísima Trinidad, en esta carta encontramos el primer esbozo, con mención al Espíritu Santo, a Dios Padre y a su Hijo. Se mantiene la afirmación monoteísta propia del judaismo de un sólo Dios vivo y verdadero. Se expresa la esperanza en la segunda venida de Jesucristo, y de su papel redentor (1 Tes 1,1; 1,6; 1,9-10).

Se da a Jesús el título de Señor, que era habitualmente utilizado para dirigirse al dios nacional en los países del entorno de Judea (Egipto, Mesopotamia, etc.). Esta misma palabra (Kyrios) es la que se utiliza en la Biblia de los Setenta para traducir el tetragrama YHWH (Yahveh) que representa al Dios de Israel. Este hecho promueve la teoría de que ya en esta fecha Pablo de Tarso daba carácter de divinidad a Jesús. Hay autores que niegan esta posibilidad, aduciendo que el título de Señor también se daba tanto a los reyes y soberanos, como a los dioses personales del helenismo. Algunos defienden que Pablo diviniza a Jesús precisamente por influencia helenística, al modo de Dioniso, dejando de lado la procedencia farisea de Pablo (educado por el rabino Gamaliel el Grande), su pasado como perseguidor de los discípulos de Jesús y su constante autoproclamación de judío. Otros autores apuntan el hecho de que este título atribuido a Jesús es el que se da al divino emperador romano, representado probablemente una peligrosa rivalidad[1]. Por otro lado, es de señalar que en las cartas paulinas siempre se distingue el titulo que se da a Jesús (κύριος Kyrios) del que se da al Padre (θεος, Theos).

Se afirma la creencia en la resurrección de los muertos (1 Tes 4, 13-14).

Creían en esos momentos que la segunda venida de Cristo era inminente. Se preocupaban y entristecían porque algunos seres queridos morían sin haber visto llegar a Jesucristo en la gloria del final de los tiempos (1 Tes 4, 15-17).

Año 54

En torno a este año están fechadas la Primera y la Segunda Carta a los Corintios, dirigidas a la comunidad allí fundada hacia el año 50, y motivadas por los conflictos surgidos en el año 52.

Menciona a un grupo de «los doce» y a un grupo de apóstoles, así como a algunos misioneros a los que denomina «hermanos del Señor», no identificándolos con Pedro ni con los apóstoles (1Cor 9,5; 15,5-7).

(…)

Año 56

Según la Carta a los Gálatas:

Año 57

Según la Carta a los Filipenses, dirigida a la comunidad de Filipo, fundada hacia el año 49

Año 58

Según la Carta a los Romanos, a la comunidad creada en los años 40.

Año 61

Según la Carta a Filemón, escrita durante la cautividad en Roma

Años 60

En la década de los años 60 han desaparecido la mayor parte de los apóstoles y testigos directos de Jesús, incluidos Santiago el hermano de Jesús, jefe de la comunidad de Jerusalén, así como Simón Pedro el jefe de la comunidad de Roma, que murió en las persecuciones de Nerón junto con Pablo de Tarso. Comienzan a abundar tradiciones orales y escritas diversas, algunas con influencias del gnosticismo, como la que dió lugar al Evangelio copto de Tomás. Surge la necesidad de poner por escrito la vida y obra de Jesús.

Años 70-100. Redacción de los evangelios

Diversos relatos originados entre los años 2830 y los años 70, se transmiten de forma oral o escrita. Son recopilados y reelaborados por los evangelistas, que los insertan en un marco geográfico y cronológico ficticio, dando lugar a los Evangelios

Años 70: Evangelio de Marcos

El estudio crítico del Evangelio según San Marcos ha aportado en los últimos años, datos acerca de las características de las primitivas comunidades cristianas.

Años 80: Evangelios de Mateo y Lucas

En el Evangelio según San Mateo se observa la relación conflictiva de la primitiva comunidad cristiana con los fariseos que habían escapado a la destrucción de Jerusalén y se habían organizado en Yamnia, haciéndose con el control del judaísmo.

La literatura judía de los años 80 menciona a los nazarenos en su XII bendición:

«Desarraiga pronto en nuestros días el reino del ogullo y perezcan en un instante los nazarenos y los herejes. (…)»

Pablo afirmó ser judío hasta sus últimos días. Hay muchos indicios que hacen suponer que los apóstoles consideraban su fe como una nueva perspectiva del judaísmo. Tras la muerte en los años 60 de Pablo y los principales apóstoles, y con la pérdida de la hegemonía que tenía la comunidad cristiana de Jerusalén, la secta cristiana se fue alejando del judaísmo hasta formar una nueva religión.

El Evangelio según San Lucas muestra ciertas características de las comunidades cristianas procedentes del paganismo.

Final del siglo I

El Evangelio según San Juan, las cartas y el libro del Apocalipsis aportan algunos datos del final del siglo I y principios del siglo II, que estuvo marcado por las persecuciones romanas.
Si en el evangelio de Mateo se ponen de manifiesto los enfrentamientos contra los fariseos, de modo específico, en el evangelio de Juan es evidente que el conflicto entre cristianismo y judaísmo ya es generalizado.

Siglo II

En el año 135, el emperador Adriano mandó construir templos al dios Apolo en los lugares de culto cristiano: el Gólgota, el lugar venerado como la tumba de Jesús, o la gruta de Belén donde se suponía que había nacido Jesús.

(…)

Simbolismo

Los primeros cristianos no tenían a la cruz como símbolo sino al pez. El pez tenía un doble significado. Por un lado, recordaba el Milagro de los panes y los peces de Jesús. Por otro lado, con la palabra ἸΧΘΥΣ IXTHUS (pez en griego) formaban el acróstico Ἰησοῦς Χριστός, Θεοῦ Υἱός, Σωτήρ (Iesous Xristos Theos Uios Soter; «Jesucristo hijo de Dios Salvador»).

Referencias

Notas

  1. John Dominic Crossan: «En busca de Pablo» (2006)

Bibliografía

  • CROSSAN, J.D.; REED, J.L. «En busca de Pablo. El Imperio de Roma y el Reino de Dios frente a frente en una nueva visión de las palabras y el mundo del apóstol de Jesús». Ed. Verbo Divino, 2006 ISBN 84-8169-697-8

http://enciclopedia.us.es/index.php/Cristianismo_primitivo

 

La Trinidad: ¿Un Dogma de Errores y Contradicciones?

Septiembre 2008

La Trinidad: ¿Un Dogma de Errores y Contradicciones?

Respuesta a Julio César Clavijo

Pablo Santomauro

Pablo Santomauro

Pablo Santomauro

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El escritor unicitario Julio César Clavijo acaba de publicar en febrero de este año, su nuevo libro en línea titulado La Trinidad: un Dogma de Errores y Contradicciones (http://www.pentecostalesdelnombre.com/trini.pdf). Previamente a la introducción de su obra, Clavijo aclara a los lectores que el libro en cuestión ha sido escrito específicamente para refutar varios trabajos míos que critican la doctrina unicitaria. Hemos considerado necesario comentar sobre el contenido de la introducción del libro, ya que la misma está plagada de desaciertos e información errónea. Una vez que alcancemos a entender que tan distorsionado es el material en el comienzo del libro, no podremos evitar leer el resto del libro con cierta dosis de sano escepticismo. Leamos ahora del material del libro:

INTRODUCCION

El Centro de Investigaciones Religiosas – CIR de Montebello California, Estados Unidos, es una entidad religiosa que promueve la adoración al dios trino, con lo cual se desvía por completo del conocimiento del Dios verdadero que presenta la Santa Escritura. La Biblia afirma claramente que hay un solo Dios, pero jamás se pronuncia sobre un misterio de personas en la Deidad. El CIR, ha publicado una serie de artículos escritos por Pablo Santomauro, en los que ataca la sana doctrina apostólica y presenta una caricatura superficial de la Iglesia del nombre de Jesucristo. Dichos artículos están atestados de calumnias, burlas mal intencionadas e información falsa contra los pentecostales apostólicos, en la que se nos llama con todo tipo de sobrenombres despectivos, tales como “Solo Jesús”, “modalistas”, sabelianistas”, “unicitarios”, etc. La gravedad de los errores presentes en esos artículos, pone en duda la integridad y la honradez de esos trabajos.

El primer error que Clavijo comete, y pensamos que sin mala intención, es expresar que los artículos de mi autoría son endorsados por el Centro de Investigaciones Religiosas. Esto no es cierto, ya que la página oficial de dicho ministerio no contiene ninguno de mis artículos en el tema (defensadelafe.org). En correspondencia directa con Clavijo, le solicité que eliminara la mención al Centro de Investigaciones Religiosas (CIR) de su libro, cosa a la que Clavijo asintió. A pesar de que el 13 de febrero del corriente Clavijo prometió corregir el error, siete meses más tarde aun no existen los cambios prometidos.

Clavijo, por otra parte, se manifiesta ofendido por los nombres con los que se conoce a su movimiento, los cuales son detallados en mis trabajos: “modalistas, sabelianistas, unicitarios, «sólo Jesús», etc”. Lejos de ser despectivos, como los llama Clavijo, estos nombres tienen su origen en:

1) la doctrina predicada por ellos respecto a la naturaleza de Dios (modalismo)

2) el máximo exponente de tal doctrina en la antigüedad (Sabelio)

3) la forma en que muchos exponentes prefieren ser llamados (unicitarios)

4) el marcado énfasis de los Pentecostales Unicitarios en el bautismo en el «nombre de Jesús» solamente (“sólo Jesús”).

Una explicación detallada de lo anterior escapa al alcance de este artículo.

Clavijo continúa escribiendo:

En la serie de artículos titulado: “Contestando Argumentos de los Pentecostales Unicitarios Contra la Doctrina de la Trinidad”, Pablo Santomauro afirma que la finalidad de su trabajo es contestar 26 contradicciones del trinitarismo, que fueron expuestas en forma de preguntas en el capítulo 11 del libro “La Unicidad de Dios”, del escritor pentecostal apostólico David K. Bernard. Sin embargo, antes de proceder a pronunciarse sobre esas preguntas, Pablo Santomauro denigra de David K. Bernard y declara falsamente que el hermano Bernard ya no es miembro de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional (una de tantas organizaciones del nombre de Jesús que existen actualmente). Es tan fácil demostrar que el hermano David K. Bernard es en la actualidad miembro de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional, con lo que Pablo Santomauro queda desenmascarado como un testigo falso y su testimonio contra los pentecostales apostólicos como nada digno de credibilidad. (énfasis nuestro)

Recordemos que Clavijo también pone en duda «la integridad y honradez» de un servidor basado en «los errores presentes en estos artículos», como dijo anteriormente. Lo cierto es que a través de su libro, Clavijo sólo menciona un error nuestro, y lo hace en la introducción de su obra. Mi error fue expresar que David K. Bernard, el autor del libro La Unicidad de Dios, ya no pertenecía a la Iglesia Pentecostal Unida, la mayor denominación unicitaria en la actualidad. Lamentablemente, mis fuentes no fueron precisas en tal tema. Lo expresado fue un error y en forma correspondiente yo envíe comunicados a las diferentes páginas para que se corrigiera el error. Clavijo fue avisado de mi proceder inmediatamente.

Basado en este error mío sobre Bernard, Clavijo expresa que «Pablo Santomauro queda desenmascarado como un testigo falso y su testimonio contra los pentecostales apostólicos como nada digno de credibilidad». De un plumazo, Clavijo expresa aquí que todo lo que yo escribo es falso. Al respecto considero necesario remarcar que yo, como humano, cometo errores al igual que cualquier otro, pero haber cometido tal equivocación acerca de David K. Bernard no significa lógicamente que todo lo que yo digo es incorrecto, o en su defecto, una mentira. Si esto fuera cierto, significaría que todo lo que Clavijo dice también es una mentira. ¿Por qué? Porque él ha cometido varios errores.

Encontramos uno de ellos en la misma introducción de su libro, donde Clavijo escribe:

«Pablo Santomauro tergiversa nuestra doctrina, al afirmar que nuestro argumento es que Dios es una sola persona y que esa persona es el Padre, cuando lo que nosotros hemos afirmado (de acuerdo con la Santa Escritura) es que Dios es Espíritu (Juan 44:24). Nosotros jamás llamamos a Dios persona, pues la Biblia jamás se refiere a Dios de esa manera. Llamar persona a Dios, es menospreciarlo y limitarlo y demostrar por completo el desconocimiento bíblico.» (énfasis nuestro).

Es obvio que Clavijo basa su argumento en una definición limitada de la palabra “persona”. El error está en pensar que “persona” siempre se refiere a “ser humano”. Afortunadamente, unicitarios de renombre y con más sentido no están de acuerdo con Clavijo. Robert Sabin, un prominente escritor y teólogo del movimiento unicitario escribe:

«Hebrews 1:3 tells us Jesus Christ is the express image [NIV states «exact representation] of his [God’s] person. God is a person, an individual, an identity, a unique being.» (http://www.whoisjesus.com/manJesus.html) (énfasis nuestro)

Traducción:
«Hebreos 1:3 nos dice que Jesucristo es la imagen expresa [la versión NIV declara «representación exacta] de la persona de [Dios]. Dios es una persona, un individuo, una identidad, un ser único.» (énfasis nuestro)

A su vez, una página de la Iglesia Pentecostal Unida, iglesia que Clavijo reconoce como «una de las tantas organizaciones del nombre de Jesús que existen actualmente», en sus artículos de fe trae lo siguiente:

Hebrews 1:3 refers to Jesus as «the express image of [God’s] person«. No wonder Jesus could say «he that hath seen me hath seen the Father» (John 14:9)

(http://www.altupc.com/altupc/articles/apostdoc.htm)

Traducción:
Hebreos 1:3 se refiere a Jesús como «la expresa imagen de la persona de Dios». No es sorpresa que Jesús pudiera decir «el que me ha visto a mí, ha visto al Padre». (resaltado nuestro)

Un tercer ejemplo: el mismo David K. Bernard de quien Clavijo es admirador, en su debate con Gene Cook, expresa apenas a un minuto de haber comenzado su exposición introductoria:

The Godhead is not a substance . The Godhead is a person«. (http://www.deeperlifebookstore.org/AuthorPages/DavidBernard.htm)

Traducción:
La Deidad no es una sustancia. La Deidad es una persona.

Si los comentarios de Clavijo acerca de que ellos jamás han llamado a Dios «una persona» son correctos, se deduce que Robert Sabin, David K. Bernard y la página de la IPU (Iglesia Pentecostal Unida) están:

1) enseñando algo que contradice a Clavijo.
2) enseñando algo contrario a lo que dice la Biblia (ya que «la Biblia jamás se refiere a Dios de esa manera», como dice Clavijo).

O como expresa Clavijo respecto a la teología trinitaria y sus expositores:

3) «menospreciando» a Dios.

4) «limitando» a Dios.
5) «demostrando» por completo su ignorancia bíblica.

¿Quién está en lo correcto? ¿Clavijo, Sabin, Bernard, la página de la UPC? ¿Es Dios una persona o no es una persona? ¿Es éste un error de Clavijo, o una mentira? Contrario a lo que Clavijo opina, es obvio que algunos en el movimiento unicitario admiten que Dios es una persona. ¿Es Clavijo un falso testigo? ¿Ha quedado Clavijo desenmascarado como un falso testigo y su testimonio contra la Trinidad como nada digno de credibilidad? ¿Significa esto que todo lo que dice Clavijo de aquí en adelante es falso? ¡Por supuesto que no! Todos cometemos errores, somos humanos. La verdad es que Robert Sabin, David Bernard y otros unicitarios bien preparados admiten que Dios es un ser personal, y que en cierto sentido, Dios es una persona. Clavijo, en este aspecto, está totalmente equivocado.

Clavijo me acusa, además, de proferir calumnias contra los unicitarios, y precisamente eso es lo que él hace al llamarme mentiroso. Clavijo me debe una disculpa al respecto.

Retomamos el discurso de Clavijo:

Pablo Santomauro dice que nuestro argumento es que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una misma persona, cuando lo que hemos repetido hasta la saciedad y conforme a la Santa Escritura, es que existe un solo Dios (Deuteronomio 6:4, Isaías 43;10-11, Santiago 2:19). Ese único Dios posee varios títulos que enfatizan ya sea una cualidad de Dios o alguna de las maneras que él ha utilizado para interactuar con el hombre. Por ejemplo, Dios es llamado el Eterno, en razón de que él existe desde siempre y hasta siempre; es llamado Señor, en razón de que él domina sobre todo; y es llamado el Omnipotente, en razón de que él ostenta todo el poder, etc. De igual forma es llamado el Padre, en razón de que él es el Creador y el Sustentador de todo cuanto existe; es llamado el Espíritu Santo, porque Dios es Espíritu y es Santo; y es llamado Hijo de Dios, porque Dios fue manifestando en carne y al igual que sus hijos participó de carne y de sangre (Hebreos 2:14-1. Todas las veces que nosotros hablamos del Hijo de Dios, evocamos que Dios fue manifestado en carne (Isaías 9:6, Mateo 1:23, 1Timoteo 3:16).

En pocas palabras, el Padre, el Hijo (con ciertas cualificaciones) y el Espíritu Santo son la misma persona, o si no les gusta, son el mismo ser, o el mismo Dios actuando con diferentes máscaras, disfraces o títulos. ¿Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? En este caso terminamos siempre con la idea de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son la misma persona, 360 grados redonditos.

Escribe Clavijo:

Pablo Santomauro dice que la posición de los pentecostales del nombre de Jesucristo, es la de un Dios que se ha puesto de manera sucesiva ciertas máscaras o disfraces teatrales para actuar sucesivamente durante la historia, primero como Padre, luego como Hijo y finalmente como Espíritu, de tal manera que el Espíritu es la modalidad en la cual Dios opera en el presente. Así, Pablo Santomauro demuestra que no conoce a la Iglesia Pentecostal del Nombre de Jesús, y que lo único que hace es repetir los mismos errores, mentiras y desinformación que los teólogos católico-romanos levantaron contra los cristianos apostólicos que vivieron durante la edad media, al desfigurar su verdadera posición teológica llamándolos con el apodo de modalistas.

Clavijo le podrá llamar “apodo” a la cualificación de “modalista” y la considera como una ofensa, pero lo cierto es que él debe ponerse a tono con David K. Bernard, una persona (¿Le podré llamar persona?) a quien Clavijo reconoce como una autoridad en la materia. Bernard escribe en su libro La Unicidad de Dios: Basically, modalism is the same as the modern doctrine of Oneness” (The Oneness of God, p. 318). Traducción: Básicamente, modalismo es lo mismo que la doctrina moderna de la Unicidad.

Queda en evidencia que el que no conoce “la verdadera posición teológica” de su propio movimiento, es Julio César Clavijo.

Escribe Clavijo:

Cuando la Iglesia Católica Romana se impuso como la religión oficial del imperio, esta inició una persecución contra todos aquellos que se opusieran al dogma de la trinidad, catalogando sus creencias como herejías y destruyendo todos sus escritos; razón por la cual, en los días actuales no contamos con el pensamiento de primera mano de aquellos “modalistas”, sino que la información que obtenemos acerca de ellos, proviene de escritores católico-romanos que estaban en abierta oposición contra los mismos.

Este párrafo de Clavijo trasluce algo ya evidente de su mentalidad exclusivista. La fobia de Clavijo hacia el término “modalista” se reafirma una vez más en el hecho de que escribe la palabra entre comillas. Clavijo aborrece que sus creencias sean identificadas con personajes del pasado que fueron los primeros que expusieron la misma herejía que hoy los unicitarios como Clavijo siguen proclamando con platillos y trombones. Hay otros pasajes en sus escritos, donde Clavijo intenta desprenderse del pasado aduciendo que nadie puede saber a ciencia cierta lo que los modalistas del segundo y tercer siglo enseñaban. Clavijo sostiene esto basado en que la mayoría de las ideas de estos modalistas deben ser deducidas de los escritos de sus opositores, ya que sus trabajos se perdieron. Sin embargo, David K. Bernard, a quien Clavijo cita repetidamente, no piensa de la misma manera. Veamos lo que Bernard expresa sobre el tema:

Indudablemente, la doctrina de los modalistas fue mal interpretada, tergiversada, y torcida en el proceso. Es imposible, por lo tanto, hallar una descripción precisa de las creencias de un cierto modalista. Sin embargo, juntando diversas declaraciones acerca de estos varios hombres, es posible llegar a una comprensión bastante buena del modalismo …….Básicamente, entonces, el monarquianismo modalista enseñaba que Dios no tiene ninguna distinción de número sino solamente de nombre o de modo. El término Hijo se refiere a la encarnación. Esto significa que el Hijo no es una naturaleza eterna, sino que es un modo de la actividad de Dios hecho especialmente con el propósito de la salvación de la humanidad. No hay un Hijo preexistente, pero uno puede hablar del Cristo preexistente puesto que el Espíritu de Cristo es Dios mismo. El Logos se ve como algo que se refiere a la actividad de Dios. Entonces, Jesús es el verbo o la actividad del Padre vestido en carne. Al igual que el Logos, el l Espíritu Santo no es un ser distinto. El término Espíritu Santo describe lo que Dios es, y se refiere al poder de Dios y a su acción en el mundo. Entonces, los términos Logos y Espíritu Santo se refieren a Dios mismo, en modos específicos de actividad. El efecto del monarquianismo modalista es el de reafirmar el concepto del Antiguo Testamento de un Dios indivisible que puede manifestarse y se manifiesta a sí mismo y a su poder en muchas maneras diversas. Además, Jesucristo se identifica como el único Dios que se ha manifestado a sí mismo por medio de la encarnación en un cuerpo humano. Así entonces, el modalismo reconoce la Deidad plena de Jesús, mucho más de lo que la reconoce el trinitarismo, lo cual es exactamente lo que los modalistas decían. La plenitud y la perfección de Dios están en Jesús. En resumen, el monarquianismo modalista puede ser definido como la creencia de que Padre, Hijo, y Espíritu Santo son manifestaciones de un solo Dios sin posibles distinciones de personas. Además, el único Dios se expresa completamente en la persona de Jesucristo. (énfasis nuestro)

[David K. Bernard, La Unicidad de Dios, Capítulo 10,
http://pentecostalesdelnombre.com/x/index.php?option=com_content&task=view&id=104]

Según Bernard, sí es posible tener una buena idea de lo que los primeros modalistas pensaban. Como vemos, es imposible para Clavijo cortar el cordón umbilical con los herejes modalistas del pasado. También es imposible para él deshacerse del calificativo de modalista. El desafío para Clavijo sería encontrar una diferencia entre las enseñanzas de esos padres unicitarios y la enseñanza propagada hoy por unicitarios modernos como él.

Escribe Clavijo:
Nosotros nunca hemos hablado de tres manifestaciones sucesivas durante la historia, sino que hemos dicho que Dios tuvo el poder de ejercer simultáneamente los oficios de Padre y de Hijo durante el plan redentor, de manera que Jesús es simultáneamente Dios y hombre, Padre e Hijo. Dios no sólo es Padre en la creación, pues ahora mismo es nuestro Padre y actúa como nuestro Padre, en razón de que hemos sido adoptados como hijos suyos por causa del nuevo nacimiento. Dios sólo tomó la forma humana como Hijo, por causa de la redención, pues sólo un humano puro y perfecto podía representar a toda la humanidad (Isaías 53:4-6, Ezequiel 22:30). Dios no sólo es Espíritu Santo en razón de que él llena nuestras vidas en la regeneración, sino que él siempre ha sido, es y será Espíritu y Santo, por eso él es el Espíritu Santo. [énfasis nuestro]

No se necesita decir específicamente las palabras “tres manifestaciones sucesivas durante la historia” para enseñar el concepto. La verdad es que quiérase o no, la ilustración para describir al dios modalista es genial. Es obvio que durante el Antiguo Testamento, según la teología modalista, el personaje central es el Padre. Durante el Nuevo Testamento es el Hijo, y en esta edad presente es el Espíritu Santo (de cuyos dones los unicitarios son grandes promotores). Con sus palabras, Clavijo acaba de confirmar lo que trata de refutar. Eso se conoce como el argumento del suicidio.

Escribe Clavijo:

Otro de los errores que cometen los trinitarios, es imaginarse que cuando nosotros decimos que Jesús es el Padre y el Hijo, estamos diciendo que Padre es igual a Hijo ¡Nada de eso es verdad! Un solo hombre puede ser ingeniero y también músico, pero a ninguno se le ocurriría pensar que ingeniero es igual a músico. Jesús como Padre es el único Dios creador que existe, pero Jesús como Hijo, es el único Dios que fue manifestado en carne como un verdadero ser humano.

La analogía escogida por Clavijo no puede ser peor. Si bien un hombre puede ser un ingeniero y también un músico, en el análisis final terminamos con un mismo hombre.

Clavijo inserta este argumento en medio de su crítica, y si bien no dice particularmente que yo cometo ese error, esa es la impresión. La verdad es que yo nunca he enseñado que el Padre es igual al Hijo en la teología de los pentecostales del nombre. Para muestra basta citar mis propias palabras en referencia al Hijo:

Una variante importante en este esperpento teológico [unicitario] es que los nombres o títulos, Jesucristo, Jesús, Hijo de Dios, Cristo, Hijo del Hombre, pueden ser usados alternativamente para describir la carne, la humanidad, el cuerpo del Hijo [7]. Hijo de Dios es un título que los unicitarios usan mayormente para identificar la humanidad de Jesucristo — aunque cuando les conviene lo validan para describir a la humanidad y la deidad juntas en Jesucristo [8]. Este Hijo no es eterno, nació en un momento de la historia (de María), no existió en el pasado [9], y en el futuro dejará de cumplir su papel de Hijo [10].

[Cita de Contestando Argumentos de los Pentecostales Unicitarios contra la Doctrina de la Trinidad — Parte 1, Pablo Santomauro]

¿Se escucha esto como que estoy diciendo que el Padre es igual al Hijo en la doctrina unicitaria? ¡Ciertamente no! Podríamos citar más definiciones de nuestra pluma, pero ésta es suficiente para comprobar que yo NO uso el argumento al que alude Clavijo.

Escribe Clavijo:

Pablo Santomauro afirma que nuestro argumento es que Jesús no es Dios y que Jesús no es eterno, cuando nosotros hemos declarado contundentemente y conforme a la Escritura que Jesús es el único Dios eterno que se manifestó como Hijo.

¿No le parece extraño que Clavijo no use ninguna cita nuestra para respaldar lo que dice aquí? Yo tuve que escudriñar entre mi material para poder surgir con alguna cita que podría remotamente interpretarse como que yo afirmo algo similar a lo que dice Clavijo. Esto es lo que encontré:

“… de acuerdo con los unicitarios el Hijo es un ser creado pero no es divino en ningún modo, no pre-existió, y su rol cesará en cierto momento del futuro. El Hijo es tan solo el cuerpo de Jesús, “el velo de carne”, como le llaman. El Hijo no existía antes de la encarnación. Dentro de ese cuerpo moraba el Espíritu Divino del Padre (llamado Jesús). Por más complicado que esto parezca, lo que encontramos en el análisis final de los unicitarios es que Jesucristo no es Dios. Esta es la reina de las herejías dentro del sistema herético global unicitario. Un escritor unicitario escribe, por ejempo: «Dios no murió en la cruz, ni ninguna persona divina eterna ofreció la sangre de su cuerpo divino eterno. Como el Hijo de Dios, Jesús ofreció Su propio cuerpo humano y Su propia sangre humana a Dios.” (Did Jesus Pray to Himself ? by J.L. Hall, http://www.altupc.com/articles/jespray.htm)

[Cita de Contestando Argumentos de los Pentecostales Unicitarios contra la Doctrina de la Trinidad — Parte 3, por Pablo Santomauro]

Analizando cuidadosamente mi cita, veremos que Clavijo distorsiona mis declaraciones intencionalmente (deshonestidad intelectual sigue siendo el estilo). Este es el truco de Clavijo: cambia el nombre “Jesucristo” por el de “Jesús’ en mi declaración para luego acusarme de decir que Jesús no es Dios y predisponer a sus lectores contra mí. Pero como podemos ver, yo mismo aclaro que en la teología modalista, el nombre del Padre es Jesús. ¡Con razón Clavijo no usa ninguna cita para apoyar su afirmación!

Escribe Clavijo:
La manera en que la “teología” trinitaria confunde a la gente para que adultere la Palabra de Dios, puede exponerse así: (1) Asuma que el Credo de Atanasio está al mismo nivel de la Biblia y sirve para reinterpretar la Biblia. (2) Reinterprete la Biblia en consonancia con el Credo de Atanasio, eliminando siempre las concepciones mentales que puedan contradecir dicho Credo. (3) Conforme con el Credo de Atanasio, todas las veces que lea en la Biblia “Padre”, “Hijo” y “Espíritu Santo”, piense que se trata de tres personas distintas que hacen parte de un dios trino. (4) No se preocupe por los errores, absurdos y contradicciones del dogma trinitario. Recuerde que este está por encima de los parámetros que la inteligencia humana puede concebir. (5) Repita el ciclo anterior de manera indefinida y no se olvide de enseñar a otros que el Dios de la Biblia es una trinidad, para que ellos también transiten por la senda que usted ha decidido tomar.

Es bastante irónico que lo que Clavijo pretende que sea un argumento, puede darse vuelta y ser usado también contra su posición, por ejemplo:

La manera en que “teología” unicitaria confunde a la gente para que adultere la palabra de Dios, puede exponerse así: (1) Presuponga que la declaración de fe de (aquí ponga el nombre de cualquiera de las organizaciones de la secta unicitaria) está al mismo nivel de la Biblia y sirve para reinterpretar la Biblia. (2) Reinterprete la Biblia en consonancia con (algún credo de la secta unicitaria – IPU por ejemplo), eliminando siempre las concepciones mentales que puedan contradecir dicha declaración doctrinal. (3) Conforme con el credo de la IPU, todas las veces que lea en la Biblia “Padre”, “Hijo” y “Espíritu Santo”, piense que se trata del mismo Dios asumiendo diferentes roles. (4) No se preocupe por los errores, absurdos y contradicciones del dogma unicitario. Recuerde que éste fue dado por “revelación especial” a una gente muy especial, nosotros los unicitarios, y que sin esa “revelación” es imposible entender la doctrina de la unicidad de Dios. (5) Repita el ciclo anterior de manera indefinida y no se olvide de enseñar a otros que el Dios de la Biblia NO es una trinidad, para que ellos también transiten por la senda que usted ha decidido tomar.

La explicación de Clavijo, como vemos, carece de validez argumentativa.

Por último, corresponde denunciar a Clavijo por su demagogia y malicia demostradas cuando escribe:

Pablo Santomauro presenta a los pentecostales apostólicos como un pueblo ignorante que es oprimido por sus líderes, argumentando que nuestros líderes ejercen un control tirano sobre la iglesia en general, a fin de mantener un régimen religioso extremadamente severo que produce a la larga personas y familias destrozadas. Después de desinformar por completo a sus lectores, concluye que eso nos convierte en una secta nociva desde todo punto de vista.

Claramente, Clavijo hace aquí uso de malicia para predisponer a las personas que se congregan en sus iglesias contra mí. Con ello procura que la capacidad analítica de su lector sea obstruida por una emoción negativa y no se percate de la debilidad de sus argumentos. Eso se llama “manipulación”, táctica ésta que esconde quién es en realidad el que considera a los pentecostales apostólicos como un pueblo ignorante. Veamos la verdad. Esto es lo que yo escribí:

Sumado al error garrafal del modalismo, y como prueba de que el error engendra error, los Pentecostales Unicitarios sostienen que para ser salvo uno debe ser bautizado con la fórmula específica que ellos usan (en el nombre de Jesús), la persona debe hablar en lenguas y debe mantener ciertas normas de santidad, entre las cuales se incluyen reglas en cuanto a vestimenta, corte de cabello, y la prohibición de ir al cine, ver televisión y cosas por el estilo. Este legalismo ejerce una presión tremenda sobre los miembros de las iglesias, lo que sumado al conocido abuso de autoridad y control por parte de los pastores, produce a la larga personas y familias destrozadas. Si usted es un cristiano verdadero, y todos esos ataques contra la Trinidad, la doctrina del bautismo con la fórmula “correcta” y todo lo demás le suenan como lo que son, barro y madera, sepárese de esos falsos maestros y busque una iglesia de sana doctrina.

{http://www.calvarychapelamistad.org/ccamistadnew/modules.php?name=News&file=article&sid=43&mode=&order=0&thold=0]

Como el lector podrá notar de inmediato, yo no presento a los pentecostales apostólicos como “un pueblo ignorante” y mi exhortación nace de un corazón sincero que anhela que este pueblo llegue a conocer al verdadero Dios de la Biblia. <>

DIOS TE BENDIGA

Pablo Santomauro

VISIÓN DEL CRISTIANISMO EVANGÉLICO EN MÉXICO

VISIÓN DEL CRISTIANISMO EVANGÉLICO EN MÉXICO

Precisamente para lograr dar una visión correcta del protestantismo en México el Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano, junto con el Seminario Teológico Presbiteriano de México y la Fraternidad Teológica Latinoamericana-México han organizado un amplio curso (Diplomado 2008, Visión panorámica del cristianismo evangélico en México: desde la Colonia hasta nuestros días).

El objetivo es proveer a los participantes de una introducción general a la génesis, desarrollo, expansión y estado actual del cristianismo evangélico en México, así como estimular la comprensión de su diversidad y recomposición presente.

Las sesiones se realizará cada sábado a partir del 11 de octubre y hasta el 13 de diciembre, de 10:00 a.m. a 2:00 p.m. Una sesión es de dos horas, por lo que cada sábado se cubrirán dos temas. La sede del curso es el Seminario Teológico Presbiteriano de México, Arenal 36, Col. Guadalupe Chimalistac, Delegación Álvaro Obregón, México, D.F. (casi esquina con Av. Universidad y a un semáforo de la estación del Metro Miguel Ángel de Quevedo).

INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES
Si alguien está interesado en acudir para más información e inscripciones puede contactar con Dalilah Calderón, Tf. (55) 5661-0397, correos-e: info@teologicodemexico.com / teologicodemexico@gmail.com (el costo del curso es de $ 3,000 pesos, lo que incluye los materiales). Hay un número limitado de medias becas para estudiantes de seminarios teológicos. Para solicitar beca es necesario contactar al decano del Seminario Teológico Presbiteriano de México. Pbro. Iván Efraín Ada-me (decania@teologicodemexico.com).

Se requiere preinscripción con $500.00 (que se descontarán del costo total del Diplomado) antes del 3 de octubre para asegurar la participación. Se puede depositar a la cuenta Banamex No. 03463360404 a nombre del Seminario Teológico Presbiteriano de México y enviar por fax o email copia de la ficha de depósito.

 

PROGRAMA
– Sesión 1: La Reforma protestante en el siglo XVI y el “descubrimiento” del Nuevo Mundo.
– Sesión 2: El protestantismo en la Nueva España.
– Sesión 3: James Thomson y la distribución de la Biblia en el México independiente.
– Sesión 4: El debate sobre la libertad de cultos entre 1830 y la Constitución de 1857.
– Sesión 5: Los Padres Constitucionalistas y la Iglesia de Jesús.
– Sesión 6: La Ley de Libertad de Cultos (1860) y el arribo de los primeros misioneros protestantes.
– Sesión 7: La implantación del protestantismo en el último tercio del siglo XX. Las iglesias históricas: presbiteriana, bautista, metodista y otras (I).
– Sesión 8: La implantación del protestantismo en el último tercio del siglo XX. Las iglesias históricas: presbiteriana, bautista, metodista y otras (II).
– Sesión 9: Los protestantes y la Revolución mexicana.
– Sesión 10: El Congreso de Edimburgo (1910) y el carácter evangélico del protestantismo mexicano.
– Sesión 11: Defensa y justificación de la presencia del protestantismo en México, desde la perspectiva de algunos intelectuales evangélicos (1930-1950). Los casos de Alberto Rembao (congregacional) y Gonzalo Báez-Camargo (metodista).
– Sesión 12: El protestantismo histórico entre 1950 y 1970: ¿agotamiento de un modelo?
– Sesión 13: El pentecostalismo (I). El avivamiento de Azusa Street, California.
– Sesión 14: El pentecostalismo (II). Implantación y expansión en México.
– Sesión 15: El pentecostalismo (III). Características actuales.
– Sesión 16: El cristianismo evangélico en los pueblos indígenas (I).
– Sesión 17: El cristianismo evangélico en los pueblos indígenas (II).
– Sesión 18: Las iglesias evangélicas y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
– Sesión 19: Los evangélicos en el Censo General de Población del 2000.
– Sesión 20: Conclusiones y entrega de diplomas.

PROFESORES
– Carlos Martínez García (Autor de Poligénesis del cristianismo evangélico en Chiapas, Articulista de La Jornada y Protestante Digital, Investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano).
– Carlos Mondragón González (Autor de Leudar la masa: El pensamiento social de los protestantes en América Latina (1920-1950), Investigador de la UNAM y del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano)
– Alfredo Echegollen Guzmán (Coautor de Presente y futuro de las relaciones Estado-Iglesias-Sociedad, Investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano
– Deyssy Jael de la Luz García (Autora de El movimiento pentecostal en México (el caso de la Iglesia de Dios), Presidenta de la Red Mexicana de Estudios del Protestantismo)
– Ruhama Pedroza García (Autora de Pentecostalismo urbano en la ciudad de México)
– Y otros docentes invitados

EL ECUMENISTA DR. RICK WARREN

EL ECUMENISTA DR. RICK WARREN

EL DESTACADO DR. RICK WARREN ES OTRO EVANGÉLICO ECUMENISTA

Descargar(El-destacado-dr-Rick-Warren-es-otro-evangélico-ecumenista)

 

Él se graduó en 1972 y después obtuvo a un grado de Bachiller en Artes de la Universidad Bautista de California en Riverside. Obtuvo el grado de Master en Divinidad en el Seminario Teológico Bautista del Sudoeste en 1979 en Forth Worth, y su Doctorado en Ministerio del Seminario Teológico Fuller, en Pasadena, California. Tiene también doctorados honorarios. 

 

El Dr. Warren fue llamado uno de los 25 Líderes Sobresalientes de América en el número del 31 de octubre, 2005 del U.S.News y World Report . Warren fue elegido por la revista Time como uno de 15 Líderes de mayor importancia del Mundo (2005). La revista Newsweek lo llamó a él una de las «15 Personas Que hicieron de América grande», un premio dado a gente que, a través de la valentía o la generosidad, genio o pasión, se dedicaron a servir a otros.

Muchos conocen a Rick Warren como el fundador del modelo para la salud de la iglesia Con Propósito. Más de 250 mil pastores e líderes de iglesias de más de 125 naciones han asistido a talleres sobre la Iglesia con Propósito en 18 idiomas.  El hermano Peter Drucker llama a Rick “el inventor de un avivamiento constante.”

El libro anterior de Rick, “Una Iglesia con Propósito”, ha vendido más de un millón de copias en 20 idiomas. Ganó el Medallón de Oro de Libros de Ministerio del Año, y se está usado como manual en la mayoría de los seminarios.  Fue seleccionado como uno de “Los 100 Libros Cristianos que ha Cambiado el Siglo XX.”

Los libros de Warren han estado bajo la crítica de algunos, como otros maestros evangélicos, por su contenido heterodoxo. Algunos maestros evangélicos cuestionan las prácticas a las que se  promueven en estos libros, afirmando que distorsionan el evangelio o de otra manera utilizan dudosos métodos, incluyendo enseñanzas de la Nueva Era.

Warren dice que él es inclusivo más allá de sus raíces Bautistas Sureñas, y les da la bienvenida a los pastores y los líderes de todas las denominaciones para sus programas de entrenamiento. Warren reclama apegarse a las «cosas esenciales» de la fe y enfocar la atención en las «personas cariñosas en el Reino» de Dios en una forma atractiva sin comprometer las tesis esenciales de su fe. Muchos críticos, sin embargo, consideran que Warren compromete las diversas verdades doctrinales en sus enseñanzas, y que él adopta enseñanzas ecuménicas. Rick Warren también ha estado bajo fuego por su aparición en el 2006 en el Centenario del Reavivamiento de la calle Azusa en Los Ángeles, que también tuvo como invitados a los predicadores del Movimiento de Fe tales como Benny Hinn/T.D. Jakes/Kenneth Copeland y Creflo Dollar.

 

Artículo obtenido de:

http://apologista.blogdiario.com/1175355420/el-ecumenista-dr.-rick-warren/

LA LECTURA FUNDAMENTALISTA DE LA BIBLIA

LA LECTURA FUNDAMENTALISTA DE LA BIBLIA

(extracto del documento “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”, Pontificia Comisión Bíblica, 1993)

Descargar (La lectura fundamentalista de la biblia.pdf)

[El subrayado en negrita es mío]

LECTURA FUNDAMENTALISTA

La lectura fundamentalista parte del principio de que, siendo la Biblia palabra de Dios inspirada y exenta de error, debe ser leída e interpretada literalmente en todos sus detalles. Por «interpretación literal» entiende una interpretación primaria, literalista, es decir, que excluye todo esfuerzo de comprensión de la Biblia que tenga en cuenta su crecimiento histórico y su desarrollo. Se opone, pues, al empleo del método histórico-crítico, así como de todo otro método científico para la interpretación de la Escritura.

La lectura fundamentalista tuvo su origen en la época de la reforma, en una preocupación de fidelidad al sentido literal de la Escritura. Después del Siglo de las Luces, se presentaba, en el protestantismo, como una protección contra la exégesis liberal. El término «fundamentalista» se relaciona directamente con el Congreso Bíblico Americano tenido en Niágara, en el estado de New York, en 1895. Los exegetas protestantes conservadores definieron allí «cinco puntos de fundamentalismo»: la inerrancia verbal de la Escritura, la divinidad de Cristo, su nacimiento virginal, la doctrina de la expiación vicaria, y la resurrección corporal en la segunda venida de Cristo. Cuando la lectura fundamentalista de la Biblia se propagó en otras partes del mundo, dio origen a otros tipos de lecturas, igualmente «literales», en Europa, Asia, África y América del Sur. Este género de lectura encuentra cada vez más adeptos, a finales del siglo XX, en grupos religiosos y sectas, pero también entre los católicos.

Aunque el fundamentalismo tenga razón de insistir sobre la inspiración divina de la Biblia, la inerrancia de la palabra de Dios, y las otras verdades bíblicas incluidas en los cinco puntos fundamentales, su modo de presentar estas verdades se enraíza en una ideología que no es bíblica, a pesar de cuanto digan sus representantes. Ella exige una adhesión incondicionada a actitudes doctrinarias rígidas e impone, como fuente única de enseñanza sobre la vida cristiana y la salvación, una lectura de la Biblia que rehúsa todo cuestionamiento y toda investigación crítica.

El problema de base de esta lectura fundamentalista es que, rechazando tener en cuenta el carácter histórico de la revelación bíblica, se vuelve incapaz de aceptar plenamente la verdad de la encarnación misma. El fundamentalismo rehuye la relación estrecha de lo divino y de lo humano en las relaciones con Dios. Rechaza admitir que la palabra de Dios inspirada se ha expresado en lenguaje humano, y que ha sido escrita, bajo la inspiración divina, por autores humanos, cuyas capacidades y posibilidades eran limitadas.

Por esto, tiende a tratar el texto bíblico como si hubiera sido dictado palabra por palabra por el Espíritu, y no llega a reconocer que la palabra de Dios ha sido formulada en un lenguaje y en una fraseología condicionadas por tal o cual época. No concede ninguna atención a las formas literarias, y a los modos humanos de pensar presentes en los textos bíblicos, muchos de los cuales son el fruto de una elaboración que se ha extendido por largos períodos de tiempo, y lleva la marca de situaciones históricas bastante diversas.

El fundamentalismo insiste también, de un modo indebido, sobre la inerrancia de los detalles en los textos bíblicos, especialmente en materia de hechos históricos, o de pretendidas verdades científicas. Frecuentemente considera como histórico lo que no tenía pretensión de historicidad, porque incluye en tal categoría cuanto es referido o narrado con verbos en pretérito, sin la atención necesaria a la posibilidad de un sentido simbólico o figurativo.

El fundamentalismo tiene frecuentemente la tendencia a ignorar o negar los problemas que el texto bíblico presenta en la formulación hebrea, aramea o griega. Está frecuentemente ligado a una traducción determinada, antigua o moderna. Omite igualmente considerar las «relecturas» de ciertos pasajes en el interior mismo de la Biblia.

En lo que concierne a los evangelios, el fundamentalismo no tiene en cuenta el crecimiento de la tradición evangélica, sino que confunde ingenuamente el estadio final de esta tradición (lo que los evangelistas han escrito) con el estadio inicial (las acciones y las palabras de Jesús en la historia). 
Descuida por eso mismo un dato importante: el modo como las primeras comunidades cristianas han comprendido el impacto producido por Jesús de Nazaret y su mensaje. Ahora bien, éste es un testimonio de origen apostólico de la fe cristiana y su expresión directa. El fundamentalismo desnaturaliza así la llamada lanzada por el evangelio mismo.

 

El fundamentalismo tiene tendencia también a una gran estrechez de puntos de vista, porque considera conforme a la realidad una cosmología antigua superada, solamente porque se encuentra expresada en la Biblia. Esto impide el diálogo con una concepción más amplia de las relaciones entre la cultura y la fe. Se apoya sobre una lectura no crítica de algunos textos de la Biblia para confirmar ideas políticas y actitudes sociales marcadas por prejuicios, racistas, por ejemplo, y completamente contrarias al evangelio cristiano.

Finalmente, en su fijación sobre el principio de «sola Scriptura», el fundamentalismo separa la interpretación de la Biblia de la Tradición guiada por el Espíritu, que se desarrolla auténticamente en conexión con la Escritura en el seno de la comunidad de fe. Le falta reconocer que el Nuevo Testamento ha tomado forma en el interior de la Iglesia cristiana, y que es Sagrada Escritura de esta Iglesia, cuya existencia ha precedido a la composición de sus textos. El fundamentalismo, por ello, es frecuentemente antieclesial: desprecia los credos, los dogmas y las prácticas litúrgicas que se han vuelto parte de la tradición eclesiástica, así como la función de enseñanza de la misma Iglesia. Se presenta como una forma de interpretación privada, que no reconoce que la Iglesia ha sido fundada sobre la Biblia, y nutre su vida y su inspiración en las Escrituras.

El acercamiento fundamentalista es peligroso, porque seduce a las personas que buscan respuestas bíblicas a sus problemas vitales. Puede engañarlas, ofreciéndoles interpretaciones piadosas pero ilusorias, en lugar de decirles que la Biblia no contiene necesariamente una respuesta inmediata a cada uno de sus problemas. El fundamentalismo invita tácitamente a una forma de suicidio del pensamiento. Ofrece una certeza falsa, porque confunde inconscientemente las limitaciones humanas del mensaje bíblico con su sustancia divina.

http://darkpacker.blogspot.com/2007/08/la-lectura-fundamentalista-de-la-biblia.html

«El Exodo no existió», afirma el arqueólogo Israel Finkelstein

«El Exodo no existió», afirma el arqueólogo Israel Finkelstein

Descargar ( El-exodo-no-existio-afirma-el-arqueologo-israel-finkelstein.pdf )

Introduccion:

«Aunque la arqueología no es inspirada ni infalible, no podemos pasarla por alto. Sea cual sea la fecha de la invasión de Canaán, sabemos que los israelitas ya estaban en Canaán hacia fines del siglo XIII, porque un monumento de victoria erigido por el faraón Mer-nepath I en aquella fecha menciona una batalla entre los egipcios y los hebreos en Canaán.» (Pablo Hoff) 1

Sus investigaciones han revolucionado la disciplina de la arqueología bíblica    

 

TEL AVIV.– Israel Finkelstein es un hombre de suerte: aunque sus trabajos de arqueología cuestionan el origen divino de los primeros libros del Antiguo Testamento, judíos y católicos acogen sus hipótesis con auténtico interés y, curiosamente, no lo estigmatizan.

Este enfant terrible de la ciencia revolucionó la nueva arqueología bíblica cuando afirmó que la saga histórica relatada en los cinco libros que conforman el Pentateuco de los cristianos y la Torá de los judíos no responde a ninguna revelación divina. Dijo que, por el contrario, esa gesta es un brillante producto de la imaginación humana y que muchos de sus episodios nunca existieron.

El Pentateuco “es una genial reconstrucción literaria y política de la génesis del pueblo judío, realizada 1500 años después de lo que siempre creímos”, sostiene Finkelstein, de 57 años, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.

Añade que esos textos bíblicos son una compilación iniciada durante la monarquía de Josías, rey de Judá, en el siglo VII a.C. En aquel momento, ese reino israelita del Sur comenzó a surgir como potencia regional, en una época en la cual Israel (reino israelita del Norte) había caído bajo control del imperio asirio.

El principal objetivo de esa obra era crear una nación unificada, que pudiera cimentarse en una nueva religión. El proyecto, que marcó el nacimiento de la idea monoteísta, era constituir un solo pueblo judío, guiado por un solo Dios, gobernado por un solo rey, con una sola capital, Jerusalén, y un solo templo, el de Salomón. En sus trabajos, que han marcado a generaciones de la nueva escuela de la arqueología bíblica, Finkelstein establece una coherencia entre los cinco libros del Pentateuco: el Génesis, el Exodo, el Levítico, los Números y el Deuteronomio. Los siglos nos han traído esos episodios que relatan la creación del hombre, la vida del patriarca Abraham y su familia -fundadores de la nación judía-, el éxodo de Egipto, la instalación en la tierra prometida y la época de los Reyes. Según Finkelstein, esos relatos fueron embellecidos para servir al proyecto del rey Josías de reconciliar a los dos reinos israelitas (Israel y Judá) e imponerse frente a los grandes imperios regionales: Asiria, Egipto y Mesopotamia. El arqueólogo recibió a LA NACION en la Universidad de Tel Aviv.

-Durante más de veinte siglos, los hombres creyeron que Dios había dictado las Escrituras a un cierto número de sabios, profetas y grandes sacerdotes israelitas.

-Así es. Para las autoridades religiosas, judías y cristianas, Moisés era el autor del Pentateuco. Según el Deuteronomio, el profeta lo escribió poco antes de su muerte, en el monte Nebo. Los libros de Josué, de los Jueces y de Samuel eran archivos sagrados, obtenidos y conservados por el profeta Samuel en el santuario de Silo, y los libros de los Reyes venían de la pluma del profeta Jeremías. Así también, David era el autor de los Salmos y Salomón, el de los Proverbios y el del Cantar de los Cantares.

-Y sin embargo?

-Desde el siglo XVII, los expertos comenzaron a preguntarse quién había escrito la Biblia. Moisés fue la primera víctima de los avances de la investigación científica, que planteó cantidad de contradicciones. ¿Cómo es posible -preguntaron los especialistas- que haya sido el autor del Pentateuco cuando el Deuteronomio, el último de los cinco libros, describe el momento y las circunstancias de su propia muerte?

-Usted afirma que el Pentateuco fue escrito en una época mucho más reciente.

-La arqueología moderna nos permite asegurar que el núcleo histórico del Pentateuco y de la historia deuteronómica fue compuesto durante el siglo VII antes de Cristo. El Pentateuco fue una creación de la monarquía tardía del reino de Judá, destinada a propagar la ideología y las necesidades de ese reino. Creo que la historia deuteronómica fue compilada, durante el reino de Josías, a fin de servir de fundamento ideológico a ambiciones políticas y reformas religiosas particulares.

-Según la Biblia, primero fue el viaje del patriarca Abraham de la Mesopotamia a Canaán. El relato bíblico abunda en informaciones cronológicas precisas.

-Es verdad. La Biblia libra una cantidad de informaciones que deberían permitir saber cuándo vivieron los patriarcas. En ese relato, la historia de los comienzos de Israel se desarrolla en secuencias bien ordenadas: los Patriarcas, el Exodo, la travesía del desierto, la conquista de Canaán, el reino de los Jueces, el establecimiento de la monarquía. Haciendo cálculos, Abraham debería de haber partido hacia Canaán unos 2100 años antes de Cristo.

-¿Y no es así?

-No. En dos siglos de investigación científica, la búsqueda de los patriarcas nunca dio resultados positivos. La supuesta migración hacia el Oeste de tribus provenientes de la Mesopotamia, con destino a Canaán, se reveló ilusoria. La arqueología ha probado que en esa época no se produjo ningún movimiento masivo de población. El texto bíblico da indicios que permiten precisar el momento de la composición final del libro de los Patriarcas. Por ejemplo, la historia de los patriarcas está llena de camellos. Sin embargo, la arqueología revela que el dromedario sólo fue domesticado cuando se acababa el segundo milenio anterior a la era cristiana y que comenzó a ser utilizado como animal de carga en Medio Oriente mucho después del año 1000 a.C. La historia de José dice que la caravana de camellos transporta «goma tragacanto, bálsamo y láudano». Esa inscripción corresponde al comercio realizado por los mercaderes árabes bajo control del imperio asirio en los siglos VIII y VII a.C. Otro hecho anacrónico es la primera aparición de los filisteos en el relato, cuando Isaac encuentra a Abimelech, rey de los filisteos. Esos filisteos -grupo migratorio proveniente del mar Egeo o de Asia Menor- se establecieron en la llanura litoral de Canaán a partir de 1200 a.C. Esos y otros detalles prueban que esos textos fueron escritos entre los siglos VIII y VII a.C.

-El heroísmo de Moisés frente a la tiranía del faraón, las diez plagas de Egipto y el éxodo masivo de israelitas hacia Canaán son algunos de los episodios más dramáticos de la Biblia. ¿También eso es leyenda?

-Según la Biblia, los descendientes del patriarca Jacob permanecieron 430 años en Egipto antes de iniciar el éxodo hacia la Tierra Prometida, guiados por Moisés, a mediados del siglo XV a.C. Otra posibilidad es que ese viaje se haya producido dos siglos después. Los textos sagrados afirman que 600.000 hebreos cruzaron el Mar Rojo y que erraron durante 40 años por el desierto antes de llegar al monte Sinaí, donde Moisés selló la alianza de su pueblo con Dios. Sin embargo, los archivos egipcios, que consignaban todos los acontecimientos administrativos del reino faraónico, no conservaron ningún rastro de una presencia judía durante más de cuatro siglos en su territorio. Tampoco existían, en esas fechas, muchos sitios mencionados en el relato. Las ciudades de Pitom y Ramsés, que habrían sido construidas por los hebreos esclavos antes de partir, no existían en el siglo XV a.C. En cuanto al Exodo, desde el punto de vista científico no resiste el análisis.

-¿Por qué?

-Porque, desde el siglo XVI a.C., Egipto había construido en toda la región una serie de fuertes militares, perfectamente administrados y equipados. Nada, desde el litoral oriental del Nilo hasta el más alejado de los pueblos de Canaán, escapaba a su control. Casi dos millones de israelitas que hubieran huido por el desierto durante 40 años tendrían que haber llamado la atención de esas tropas. Sin embargo, ni una estela de la época hace referencia a esa gente. Tampoco existieron las grandes batallas mencionadas en los textos sagrados. La orgullosa Jericó, cuyos muros se desplomaron con el sonar de las trompetas de los hebreos, era entonces un pobre caserío. Tampoco existían otros sitios célebres, como Bersheba o Edom. No había ningún rey en Edom para enfrentar a los israelitas. Esos sitios existieron, pero mucho tiempo después del Exodo, mucho después de la emergencia del reino de Judá. Ni siquiera hay rastros dejados por esa gente en su peregrinación de 40 años. Hemos sido capaces de hallar rastros de minúsculos caseríos de 40 o 50 personas. A menos que esa multitud nunca se haya detenido a dormir, comer o descansar: no existe el menor indicio de su paso por el desierto.

-En resumen, los hebreos nunca conquistaron Palestina.

-Nunca. Porque ya estaban allí. Los primeros israelitas eran pastores nómadas de Canaán que se instalaron en las regiones montañosas en el siglo XII a.C. Allí, unas 250 comunidades muy reducidas vivieron de la agricultura, aisladas unas de otras, sin administración ni organización política. Todas las excavaciones en la región exhumaron vestigios de poblados con silos para cereales, pero también de corrales rudimentarios. Esto nos lleva a pensar que esos individuos habían sido nómadas que se convirtieron en agricultores. Pero ésa fue la tercera ola de instalación sedentaria registrada en la región desde el 3500 a.C. Esos pobladores pasaban alternativamente del sedentarismo al nomadismo pastoral con mucha facilidad.

-¿Por qué?

-Ese tipo de fluctuación era muy frecuente en Medio Oriente. Los pueblos autóctonos siempre supieron operar una rápida transición de la actividad agrícola a la pastoral en función de las condiciones políticas, económicas o climáticas. En este caso, en épocas de nomadismo, esos grupos intercambiaban la carne de sus manadas por cereales con las ricas ciudades cananeas del litoral. Pero cuando éstas eran víctimas de invasiones, crisis económicas o sequías, esos pastores se veían forzados a procurarse los granos necesarios para su subsistencia y se instalaban a cultivar en las colinas. Ese proceso es el opuesto al que relata la Biblia: la emergencia de Israel fue el resultado, no la causa, del derrumbe de la cultura cananea.

-Pero entonces, si esos primeros israelitas eran también originarios de Canaán, ¿cómo identificarlos?

-Los pueblos disponen de todo tipo de medios para afirmar su etnicidad: la lengua, la religión, la indumentaria, los ritos funerarios, los tabúes alimentarios. En este caso, la cultura material no propone ningún indicio revelador en cuanto a dialectos, ritos religiosos, formas de vestirse o de enterrar a los muertos. Hay un detalle muy interesante sobre sus costumbres alimentarias: nunca, en ningún poblado israelita, fueron exhumados huesos de cerdo. En esa época, los primeros israelitas eran el único pueblo de esa región que no comía cerdo.

-¿Cuál es la razón?

-No lo sabemos. Quizá los protoisraelitas dejaron de comer cerdo porque sus adversarios lo hacían en profusión y ellos querían ser diferentes. El monoteísmo, los relatos del Exodo y la alianza establecida por los hebreos con Dios hicieron su aparición mucho más tarde en la historia, 500 años después. Cuando los judíos actuales observan esa prohibición, no hacen más que perpetuar la práctica más antigua de la cultura de su pueblo verificada por la arqueología.

-En el siglo X a.C. las tribus de Israel formaron una monarquía unificada -el reino de Judá- bajo la égida del rey David. David y su hijo, Salomón, servirán de modelo a las monarquías de Occidente. ¿Tampoco ellos fueron lo que siempre se creyó?

-Tampoco en este caso la arqueología ha sido capaz de encontrar pruebas del imperio que nos legó la Biblia: ni en los archivos egipcios ni en el subsuelo palestino. David, sucesor del primer rey, Saúl, probablemente existió entre 1010 y 970 a.C. Una única estela encontrada en el santuario de Tel Dan, en el norte de Palestina, menciona «la casa de David». Pero nada prueba que se haya tratado del conquistador que evocan las Escrituras, capaz de derrotar a Goliat. Es improbable que David haya sido capaz de conquistas militares a más de un día de marcha de Judá. La Jerusalén de entonces, escogida por el soberano como su capital, era un pequeño poblado, rodeado de aldeas poco habitadas. ¿Dónde el más carismático de los reyes hubiera podido reclutar los soldados y reunir el armamento necesarios para conquistar y conservar un imperio que se extendía desde el Mar Rojo, al Sur, hasta Siria, al Norte? Salomón, constructor del Templo y del palacio de Samaria, probablemente tampoco haya sido el personaje glorioso que nos legó la Biblia.

-¿Y de dónde salieron sus fabulosos establos para 400.000 caballos, cuyos vestigios sí se han encontrado?

-Fueron criaderos instalados en el Sur por el reino de Israel varios decenios más tarde. A la muerte de Salomón, alrededor del 933 a.C., las tribus del norte de Palestina se separaron del reino unificado de Judá y constituyeron el reino de Israel. Un reino que, contrariamente a lo que afirma la Biblia, se desarrolló rápido, económica y políticamente. Los textos sagrados nos describen las tribus del Norte como bandas de fracasados y pusilánimes, inclinados al pecado y a la idolatría. Sin embargo, la arqueología nos da buenas razones para creer que, de las dos entidades existentes, la meridional (Judá) fue siempre más pobre, menos poblada, más rústica y menos influyente. Hasta el día en que alcanzó una prosperidad espectacular. Esto se produjo después de la caída del reino nórdico de Israel, ocupado por el poderoso imperio asirio, que no sólo deportó hacia Babilonia a los israelitas, sino que además instaló a su propia gente en esas fértiles tierras.

-¿Fue, entonces, durante el reino de Josías en Judá cuando surgió la idea de ese texto que se transformaría en fundamento de nuestra civilización occidental y origen del monoteísmo?

-Hacia fines del siglo VII a.C. hubo en Judá un fermento espiritual sin precedente y una intensa agitación política. Una coalición heteróclita de funcionarios de la corte sería responsable de la confección de una saga épica compuesta por una colección de relatos históricos, recuerdos, leyendas, cuentos populares, anécdotas, predicciones y poemas antiguos. Esa obra maestra de la literatura -mitad composición original, mitad adaptación de versiones anteriores- pasó por ajustes y mejoras antes de servir de fundamento espiritual a los descendientes del pueblo de Judá y a innumerables comunidades en todo el mundo.

-El núcleo del Pentateuco fue concebido, entonces, quince siglos después de lo que creíamos. ¿Sólo por razones políticas? ¿Con el fin de unificar los dos reinos israelitas?

-El objetivo fue religioso. Los dirigentes de Jerusalén lanzaron un anatema contra la más mínima expresión de veneración de deidades extranjeras, acusadas de ser el origen de los infortunios que padecía el pueblo judío. Pusieron en marcha una campaña de purificación religiosa, ordenando la destrucción de los santuarios locales. A partir de ese momento, el templo que dominaba Jerusalén debía ser reconocido como único sitio de culto legítimo por el conjunto del pueblo de Israel. El monoteísmo moderno nació de esa innovación.

Conclucion:

Trataré de dar respuestas a este controversial artículo.

Ver Enlaces relacionados con el artículo “Búsqueda en fuentes externas a la Biblia de las evidencias de la permanencia de Israel en Egipto previas al Exodo”

Paulo Arieu

Administrador


Fuente: Luisa Corradini / LA NACION, 25 de enero de 2006

 

Enlace: http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/

cultura/nota.asp?nota_id=775002

Citado en http://terraeantiqvae.blogia.com/2006/012501–el-exodo-no-existio-afirma-el-arqueologo-israel-finkelstein.php

Artículos relacionados

Notas:

1 Pablo Hoff,Libros Históricos,Ed. Vida,p.27

Bibliografía consultada

APOLOGETICA CATÓLICA V

APOLOGETICA CATÓLICA V

Capítulo 4 –  EL APÓSTOL PEDRO

ANTES DE ENTRAR a examinar en detalle las muchas prerrogativas que reclama para sí la iglesia católico-romana, se hace necesario considerar lo que esa iglesia reclama para el apóstol Pedro, pues es precisamente en esto en lo que se basan las exigencias de Roma a la supremacía. Ningún verdadero cristiano, protestante o romanista, desearía quitar al apóstol la más mínima parte del honor que le corresponde como apóstol, y aun más como el líder natural entre sus hermanos. En los Evangelios, el libro de los Hechos y aun en sus dos cortas epístolas se nos presenta como una personalidad imponente. Es una figura altamente simpática, llena de interés natural, porque con frecuencia encontramos en nosotros mismos el eco de sus características y aun en las personas que nos rodean. Es hueso de nuestros huesos y carne de nuestra carne. Lo que está en tela de juicio no es lo que Pedro reclamó para sí mismo, pues él nos exhorta a la humildad, después de haber llegado a ser el más humilde de todos, bajo la disciplina de la mano de su Señor. Veámosle al principio de su discipulado a los pies de Jesús: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Luc. 5:8). Veámosle también en la casa de Cornelio, levantándole a éste y diciéndole : “Levántate; yo mismo también soy hombre” (Hechos 10:26) . Y oigámosle ya en su edad madura, casi al terminar su carrera, escribiendo a los creyentes judíos que estaban esparcidos en las iglesias del Asia Menor:

“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de las aflicciones de Cristo” (sus pensamientos se vuelven al triste día en que negó tres veces a su Señor), “que soy también participante de la gloria que ha de ser revelada. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto; y no como teniendo señorío sobre las heredades del Señor, sino siendo dechados de la grey. Y cuando apareciere el príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Igualmente, mancebos, sed sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otras, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo” (I Pedro 5:1-6).

No, no tenemos que ocuparnos de lo que Pedro reclamó para sí, sino con las prerrogativas completamente falsas y exageradas que hombres posteriores a él le han atribuido, porque sin ellas no hubieran podido fundamentar el derecho a la supremacía e infalibilidad que ellos reclaman para sí mismos. El Señor reprendió a sus propios discípulos, cuando éstos estaban disputándose los mejores puestos en el Reino, diciendo:

“Sabéis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad. Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor; y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo: Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mat. 20:2-28).

La iglesia romana llama a Pedro el “príncipe de los apóstoles” y exalta a él y a sus sucesores a un trono que dice ser más alto que el de todos los príncipes seculares. ¿Puede haber cosa más ajena a la mente de Cristo o a la del mismo apóstol Pedro? Si él estuviera en la tierra sería el primero en rechazar tal honor.

La iglesia romana recurre en apoyo de su derecho a la supremacía a Mat. 16:17-19. después de la declaración de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente,” Jesús le dijo:

“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos. Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”

El hilo del pensamiento es como sigue:

Pedro era la piedra sobre la que iba a ser levantada la iglesia.

A él le fue entregado el poder de las llaves, lo que significa que él solo podría abrir la puerta del reino de los cielos.

El solo podría atar y desatar.

El llegó a ser el primer obispo de Roma, con lo que designó aquella ciudad como el centro del gobierno eclesiástico y espiritual de todas las iglesias del mundo.

Y, finalmente, toda la autoridad dada a Pedro ha ido pasando por sucesión ininterrumpida a una larga línea de obispos y papas, todos ellos vicarios de Cristo en la tierra hasta nuestro días.

En este capítulo nos ocuparemos de los argumentos que se relacionan con el apóstol Pedro, y dejaremos para otro capítulo los relacionados con los que se llaman sus sucesores. A. Se afirma que Pedro fue la piedra en que iba a levantarse la iglesia.

Hay aquí un juego de palabras entre Pedro y piedra, que aunque se derivan de la misma palabra griega, difieren entre sí. La primera, PETROS, de la que se deriva Pedro, Significa un pedazo de piedra suelta, como la que una persona podría arrojar a otra; la segunda PETRA, indica una roca fija y permanente. “Tú eres PETROS,” un pedazo de piedra, “y sobre esta PETRA,” una roca fija y permanente, “edificaré mi iglesia.”

Pedro no tuvo nada de roca permanente, de modo que era mal fundamento para un edificio. Casi inmediatamente después de haber recibido la recomendación del Señor, tuvo que ser reprendido con una severidad que nos sorprende por haber dicho, “Señor, en ninguna manera esto te acontezca,” cuando Cristo les había hablado de sus próximos sufrimientos y muerte: “Quítate de delante de mí, Satanás; me eres escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres” (Mat. 16:21-23).

De los ochenta y cuatro padres de la primitiva iglesia, solamente dieciséis creyeron que el Señor se refirió a Pedro cuando dijo: “Esta piedra.” Los demás se dividen en su opinión, diciendo unos que se refirió a Cristo, otros al testimonio de Pedro acerca de Cristo o a todos los apóstoles. De modo que si recurrimos a los padres de los primeros cuatro siglos, tenemos que rechazar lo que Roma reclama. Es completamente imposible creer que Dios hubiera podido permitir que una doctrina tan fundamental como esta, si es que en realidad es su verdad, permaneciera hundida en la oscuridad e incertidumbre por tanto tiempo, para ser re descubierta solamente por los jefes de la iglesia católico-romana cuando éstos estaban luchando siglos después para dejar establecida su autoridad.

Veamos lo que sobre esto mismo nos dicen otros lugares de las Escrituras.

Cuando los judíos del tiempo de Cristo se negaron a aceptar el mesianismo que él reclamaba para sí, él les dijo: “¿Nunca leísteis las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina: por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos?” (Mat. 21:42).

Cuando los mismos jefes judíos preguntaron a Pedro con qué poder y en qué nombre curó al paralítico de la Puerta Hermosa del templo, les dijo:

“Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:10-12).

El apóstol repite este mismo pensamiento en su epístola, refiriéndose a Cristo como la piedra:

«Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en ella no será confundido” (I Pedro 2:6).

Es el mismo Pedro, no otro, el que indica al Señor Jesús como la piedra fundamental. No hace ni la menor sugerencia a sí mismo. El apóstol Pablo, escribiendo a la iglesia de Efeso, dice:

“Mas ahora en Cristo Jesús, vosotros (los gentiles) que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación; dirimiendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en orden a ritos, para edificar en sí mismo los dos en un nuevo hombre, haciendo la paz, y reconciliar por la cruz con Dios a ambos en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; en el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor” (Efe. 2:13-22).

Aquí encontramos que Cristo as la principal piedra del ángulo; pero tenemos también un fundamento secundario, que es casi lo mismo que Roma afirma, pues en la pág. 149 de “The Question Box” (Buzón de Preguntas) dice:

“Cristo es el divino fundador de la iglesia y su piedra principal; Pedro fue la piedra secundaria por nombramiento divino.”

Pero no es esto precisamente lo que dice el mensaje a los Efesios, sino que dice: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas.” En estos queda naturalmente incluido Pedro, pero como uno de los del grupo del que formaban parte también todos los apóstoles y todos los profetas. El fundamento secundario lo forman él, los apóstoles y los profetas, pero no él solo. B. La iglesia católico-romana reclama para Pedro otra segunda característica, basándose en el pasaje Mat. 16:17-19. A él le fueron dadas las llaves del reino de los cielos. Por cierto que sí, y él las supo usar muy bien, pues en el día de pentecostés tuvo el singular privilegio de abrir la puerta del reino a una gran multitud de judíos y prosélitos que se habían reunido en Jerusalén para la fiesta, cuando tres mil almas entraron y recibieron el don del espíritu Santo como sello del perdón (Consúltese Efesios 1:13: “En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.”) Después que la puerta fue abierta una vez, no necesitó ser abierta de nuevo. Más tarde Pedro, el apóstol que en un principio fue a los judíos, tuvo por segunda vez el privilegio de abrir en Cesarea la puerta de la fe al mundo gentil, cuando Cornelio y otros gentiles con él, creyendo, fueron salvos y recibieron el don del Espíritu Santo. Tampoco esta puerta necesita ser abierta por segunda vez. Vale la pena decir de paso que Pedro, con su educación y prejuicios judíos, parece que fue reacio a abrir esta segunda puerta y por eso, lo mismo que lo había hecho después de su gran declaración en Cesarea de Filipos, trata de argüir con Dios, diciendo: “No, Señor,” y por segunda vez es reprendido por su osadía: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (Hechos 10:148). El Señor dijo a Pedro: “A ti te daré las llaves,” porque había dos puertas, y Pedro abrió ambas. ¿Puede darse coincidencia más singular? A. Aún se reclama una prerrogativa más para Pedro: el poder de atar y desatar.

“Todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra, será desatado en los cielos.” (Mat. 16:19).

Está muy bien; pero Pedro sólo lo podía hacer en las condiciones puestas por Dios, y estas condiciones fueron precisadas por el mismo Señor. Leamos:

“Mas después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentías y creed al evangelio” (Mar. 1:14-15).

Las condiciones indispensables sobre las que se ofrece el perdón al pecador y éste le recibe, son el arrepentimiento y la fe. Las puso el mismo Señor, y el apóstol Pedro las predicó e hizo énfasis en ellas.

“Y Pedro les dice: arrepentías, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” (Hechos 2:38).

“arrepentías y convertías, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19).

“A éste dan testimonio todos los profetas, de que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10:43).

Nuestro Señor usó estas mismas palabras en relación con atar y desatar en otras dos diferentes ocasiones. Una fue en Mat. 18:15-18, cuando dijo hablando a sus discípulos:

“Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solo: si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo uno a dos, para que en boca de dos o de tres testigos conste toda palabra. Y si no oyere a ellos, dilo a la iglesia: y si no oyere a la iglesia, tenle por étnico y publicano. Todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.”

Este pasaje se refiere primeramente al hermano que ofende, pero el principio del perdón es el mismo, con la particularidad, sin embargo, de que las palabras del Señor no se dirigen aquí solamente a Pedro, sino a todos los apóstoles. La congregación de la iglesia participa también de este poder de atar y desatar, y en esta ocasión se da como fundamento de la autoridad, no la presencia de Pedro o de los apóstoles, sino la del mismo Cristo:

“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos” (Mat. 18:20).

El otro pasaje se halla en Juan 20:21-23, y fue después de la resurrección. Los católico-romanos dicen que fue en esta ocasión cuando no sólo le fue prometida a Pedro la autoridad de atar y desatar, sino que le fue dada de hecho; pero precisamente en esta oportunidad las palabras fueron dirigidas no solamente a Pedro sino a todos los apóstoles. Comparando, además, este pasaje con su paralelo de Luc. 24:33-48, encontramos que se hallaban también presentes los dos discípulos de Emaús, porque mientras ellos hablaban, se presentó el Señor Jesús en medio de ellos y les mostró las huellas de sus heridas, según lo relata Juan. De modo que Cleofas y su compañero recibieron también el mismo poder. Pedro lo recibió, es cierto; y también los demás apóstoles; y en los tiempos posteriores también la iglesia.

Afirma, además, la iglesia de Roma, basándose en su propia interpretación de la Escritura, la cual obliga a todos, que la autoridad dada a Pedro se ha de entender como el poder de perdonar y retener los pecados en el sacramento de la penitencia. Así lo declara el Concilio de Trento:

“Cualquiera que afirme que las palabras del Señor y Salvador, ‘Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados, y a los que se los retuviereis, les serán retenidos,’ no se han de entender como el poder de perdonar y retener los pecados en el sacramento de la penitencia, sino que las restringe a la autoridad de predicar el evangelio en oposición a la institución de este sacramento, sea anatema.” (Concilio de Trento, Sesión XIV.)

Los cristianos protestantes creen y sostienen que lo que el Concilio de Trento anatematiza es la pura verdad de Dios apoyada por la clara enseñanza de las Santas Escrituras; pero no tienen miedo a los anatemas de Roma, porque “la maldición sin causa nunca vendrá” (Prov. 26:2 y 2 Sam. 16:12). Ni en una sola ocasión se nos dice en los Hechos de los Apóstoles o en las epístolas que Pedro o alguno de los demás apóstoles usara la fórmula “Yo te absuelvo,” como lo manda Roma, sino que predicaron siempre y únicamente alguna parte del evangelio:

“Séaos pues notorio, varones hermanos, que por éste os es anunciada remisión de pecados; y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en este es justificado todo aquel que creyere” (Hechos 13:38, 39).

Roma recurre a tres pasajes de las Escrituras para apoyar la afirmación que hace de la primacía de Pedro sobre los otros apóstoles. El primero es Mat. 16:18, 19, del que ya nos hemos ocupado. El segundo es Luc. 22:31, 32: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandaros como a trigo; mas yo he rogado por ti que tu fe no falte: y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” El tercero es Juan 21:15-17, con su triple repetición, “¿Me amas?”, y su triple mandato, “Apacienta mis ovejas.” Los protestantes en todas partes y de manera absoluta niegan que el Señor prometiera o de hecho confiriera a Pedro la primacía en ninguna de estas ocasiones. No es necesario repetir lo que ya se ha dicho al hablar de Mateo 16. En Luc. 22:31, 32, el Señor oró especialmente por Pedro, no porque le iba a conferir una nueva responsabilidad, sino porque el Señor preveía el ataque que Satanás iba a hacer a Pedro, y la peculiar debilidad de éste para resistir el ataque y la facilidad de ser él vencido a causa de la confianza que tenía en sí mismo: “Aunque todos te negaren, yo jamás te negaré.” Jesús vio que, en la misericordia de Dios, su caída y su experiencia del amor de Dios perdonándole, le capacitarían mejor para fortalecer a otros en la tentación. En Juan 21:15-17, la pregunta del Señor penetró tres veces en el corazón de Pedro, porque había negado tres veces a su Señor, Su triple mandato, “Apacienta mis ovejas,” no fue para conferirle la primacía; todas las circunstancias en que se desarrolló la escena están en contra de esa idea. No cabe duda de que pretendió el Señor restaurarle públicamente en el apostolado, para que él y los otros apóstoles tuvieran la certeza de que, a pesar de su caída, el Señor no le había abandonado, sino que aún le había de utilizar en su servicio. Esto difiere mucho de constituirle Cabeza de la Iglesia Militante y Príncipe de los Apóstoles. La interpretación forzada que Roma hace de las Escrituras, respaldada con los anatemas sobre los que se niegan a aceptar su punto de vista, no hace más que demostrar los apuros en que se encuentra para hallar apoyo bíblico para sus reclamos, sin el cual se ve precisada a recurrir enteramente a los decretos papales y decisiones conciliares. Es cierto que el nombre de Pedro aparece repetidamente a la cabeza de la lista de los apóstoles, pero en ninguna parte de la Escritura se nos dice que se le diera un puesto superior ni en dignidad ni en autoridad. Su carácter impetuoso y su facilidad para hablar y para actuar le trajeron inevitablemente alguna prominencia y a veces también dificultades.

Se encuentran en la Escritura muchas indicaciones que nos hacen ver que Pedro nunca ocupó el puesto de príncipe de los apóstoles. Leemos, por ejemplo, en Hechos 8:14, que los apóstoles enviaron a Samaria a Pedro y a Juan, dando a entender que Pedro no fue más que uno de los apóstoles: éstos le enviaron, él fue. Nuestro Señor dijo: “El siervo no es mayor que su señor, ni el apóstol es mayor que el que le envió” (Juan 13:16). Después que regresó de Cesarea a Jerusalén, algunos hermanos de esta iglesia le dijeron que no había procedido bien al visitar y comer con hombres incircuncisos. Pedro, en vez de reprenderlos, como lo hubiera podido hacer si hubiera sido príncipe entre ellos y cabeza de la iglesia, les explicó las circunstancias del caso humilde y modestamente (Hechos ll:l-18). Cuando ciertos creyentes judíos fueron a Antioquía y sembraron allí la semilla de la discordia, toda la iglesia delegó a Pablo y Bernabé con otros hermanos para que fueron a Jerusalén y se vieran con los apóstoles y ancianos. No enviaron a Pedro, como lo hubieran hecho si éste hubiera sido cabeza de la iglesia. La decisión fue tomada, no por Pedro, sino por toda la iglesia, aunque el mismo Pedro tomara parte en la discusión. Las cartas no fueron remitidas en el nombre de Pedro, sino en el nombre de los apóstoles y hermanos ancianos, y llevadas por hombres elegidos, no por Pedro, sino por la iglesia (Hechos 15:1-29).

Pedro escribió dos epístolas, pero en ninguna de ellas ni siquiera sugiere que ocupase un puesto de autoridad suprema. Se llama a sí mismo anciano, y se dirige a sus hermanos ancianos; pero no les da orden alguna sino que en su segunda epístola escribe: “Carísimos, yo os escribo ahora esta segunda carta, por las cuales ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento; para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y de nuestro mandamiento, que somos apóstoles (nótese el plural) del Señor y Salvador” (2 Pedro 3:1-2).

Cualquiera que dijera que era de Pablo o Apolo o Cefas (Pedro) o adoptaba para sí cualquier nombre humano era considerado por Pablo como sectario y sembrador de división en la iglesia (I Cor. 1:12).

En su segunda epístola a los Corintios ll:5, Pablo dice: “Cierto pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles.” Podemos estar seguro de que Pablo no hubiera escrito esto bajo inspiración divina, si Pedro hubiera sido realmente la cabeza oficial de la iglesia.

El efecto de las Escrituras que se aducen contra la doctrina romana de la primacía del apóstol Pedro y los errores que de ella se derivan tienen una fuerza de prueba acumulativa, que no puede ser destruida.

Cristo, no Pedro, es la piedra fundamental en la que está construida la iglesia.

Solo él puede perdonar el pecado por derecho de su muerte expiatoria en la cruz. Pedro, como instrumento de Dios, recibió el privilegio de abrir la puerta de la fe tanto a judíos como a gentiles.

Nunca recibió ni ocupó un puesto de gobierno sobre los demás apóstoles. “Uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos” (Mat. 23:8 y 10).