Auméntanos la fe
(Luc. 17:1-10)
Autor: Pastor Dr. Ricardo Alberto Tomas Arieu
Vemos en el texto de la Palabra recién leída que los discípulos se dieron cuenta que tenían la misma necesidad de los ejemplos relatados y por eso le dijeron a Cristo: «Auméntanos la fe.» Y así como los discípulos, también nosotros pedimos a Dios, «auméntanos la fe.» Sí, auméntanos la fe para que no dependamos de nuestra fe ni de las buenas obras, sino del poder de Jesucristo nuestro Salvador
I, Para que no dependamos de nuestra propia fe.
En los primeros versículos del texto vemos que Jesucristo les manda a sus discípulos: primero que no ocasionen en nadie motivo para pecar con sus palabras o acciones, y si alguien ha pecado, que lo reprendan,(V.3). Además si esta persona se arrepiente, que la perdone,(V:4). Al escuchar este mandato de Cristo, los discípulos se dieron cuenta que sería muy difícil hacer lo que Cristo les había mandado, y entonces le piden, (V:5)»Auméntanos la fe.» A primera vista parece una muy buena petición ¿verdad? Pero Cristo como podía ver los corazones de sus discípulos sabía muy bien que sus motivos no eran puros, porque no estaban confiando en él, sino en su propia fe. Por eso les dijo,(V:6) «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro (un tipo de árbol), «Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.» El punto de vista de Cristo está bien claro: la fe aunque fuera tan chiquita como un grano de mostaza, puede hacer cosas maravillosas, porque el poder no viene de la fe sino de Dios. Entonces, con estas palabras Cristo les regaña a los discípulos, porque tenían fe en su propia fe, y el depender de su propia fe es depender de sí mismo. Tenemos un muy buen ejemplo en Pedro: En la noche antes de que Cristo fue crucificado, le dijo a Pedro que lo iba a negar él, Pedro, el cual tenía mucha confianza en su propia fe le dijo a su Señor, (Luc.22:31)»Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré.» Y ¿qué hizo Pedro en esa misma noche?
(Luc.22:56)Negó a Cristo tres veces jurando que no le conocía. San Pablo advierte a todos los que confían en su propia fe al decir, «el que piensa estar firme, mire que no caiga. Cuando alguien piensa que tiene un problema sin solución, en general se desespera, y no sabe que hacer, o sea, que no puede entender por qué Dios lo ha desamparado. Es frecuente que cuando consulta a un amigo sobre lo que le pasa le diga que tiene que tener fe porque si confías en Dios, el te ayudará.» Pero mejor es decirle. Dios siempre te va a ayudar, puedes confiar en él.»
¿Entienden la diferencia? La protección de Dios y su poder no depende del tamaño de nuestra fe, sino de Dios. La fe no es la confianza en sí mismo sino en Dios. Si uno depende del tamaño de la fe es como fijarse mientras camina. ¿Qué va a pasar? Va a chocar con algo o caerse. Nosotros somos débiles, somos pecadores, y entonces si confiamos en el hecho que somos buenos cristianos y que asistimos a la iglesia, ¿qué va a pasar? Nos vamos a caer ¿verdad? Nos vamos a caer en tentación, nos vamos a caer en la duda, nos vamos a caer… Y entonces, en vez de fijarnos en como andamos es mejor qué nos fijemos en Cristo, quien es el camino al cielo, porque él es poderoso para ayudamos. Mejor que nos fijemos en Cristo porque él es confiable, o sea, Cristo siempre cumple con sus promesas.
Y lo más importante es que vamos a fijarnos en Cristo porque dio su vida en aquella cruz por nuestros pecados. Cristo es nuestra confianza. Y entonces, sí, aumentemos la fe para confiar aún más en él y para poder servirle mejor. Y por los medios de gracia que son la Palabra con sus promesas sobre el Espíritu Santo que nos aumentara la fe y nos ayudara a fijar más y más en Cristo al estudiar su palabra. Y por eso es tan importante que sigamos estudiando la Biblia, no para mostrar que tan fuerte es nuestra fe, sino para confiar más y más en Jesucristo, la fuente de nuestra salvación, y para servirle mejor. Y vemos en los versículos leídos que los discípulos realmente querían servir a Cristo, pidiéndole que les aumente la fe…
ll Para que no dependamos de nuestras obras.
Pero Cristo tenía que recordarles algo importante en cuanto al servicio: si ellos hubieran hecho todo lo que Cristo les maridó, o sea, si no hubieran causado en otros pecar, si hubieran perdonado a todos los que pecaron contra ellos, si hubieran hecho todo, todavía no merecerían ninguna recompensa, porque era su deber. Cristo hace una comparación: es como un siervo, el cual trabaja todo el día y todavía tiene que preparar la cena para su amo, pero por ello no merece agradecimiento ni recompensa especial, porque lo que hizo era su deber, nada más. Los discípulos tenían que confesar que no eran especiales si obedecieron la voluntad de Dios; tenían que confesar que eran siervos inútiles..
Es probable que los discípulos no siempre perdonaron a los que pecaron contra ellos y a veces sus acciones y palabras aún causaron a otros pecar. pues eran pecadores, los cuales no podían servir perfectamente, y por eso merecían la ira y el castigo de Dios. Pero, gracias a Dios, su salvación no dependía de lo que hicieron ellos, porque la salvación viene por medio de Jesucristo, el Cordero de Dios el cual se sacrificó a si mismo por sus pecados. Cristo vino a este mundo e hizo lo que los discípulos no podían. No causó a nadie pecar, sino llevó una vida perfecta y les enseñó el camino a los cielos: (Jn.14:6), pues, camino que es el mismo Jesús. Además, en su misericordia, murió en la cruz para poder perdonar a todos los pecados de todos los tiempos. Pregunto ¿qué tan bueno es nuestro modo de servir? Igual como los discípulos ¿verdad? ¿Cuántas veces rompemos los mandatos de Dios? ¿Cuántas veces nos enojamos con nuestros esposos e hijos? Y aún cuando hacemos lo que debemos hacer, no debemos tener orgullo, porque sólo estamos haciendo nuestro deber, y no más.
Hermanos es muy fácil creernos mejores que los demás porque asistimos a la iglesia y porque estudiamos la Biblia. Pero nosotros no merecemos la gloria, sino Dios la merece, porque nosotros somos siervos inútiles, los cuales merecemos la muerte eterna por nuestros muchos pecados. Pero nuestra salvación no depende de lo que hacemos nosotros, sino de lo que hizo Jesucristo. Por los méritos de Jesucristo, Dios nos perdona todos nuestros pecados. Hay perdón por las muchas veces que nos enojamos con nuestros familiares y amigos. Hay perdón por las muchas veces que no aconsejamos a los que pecan, porque tenemos miedo de que se vayan a enojar. Hay perdón por las muchas veces que no perdonamos a otros, a los que nos maltratan, y a los que se burlan de nosotros. Y donde hay perdón, allí está la salvación. Pues Cristo es el objeto de nuestra confianza, que es la confianza que vamos a estar en el cielo para siempre porque él murió en la cruz por nuestros pecados. Y esta fe ya nos anima a servir a Dios, pero no para ganar algo ni para gloriar en lo que hacemos, sino porque queremos agradecerle a Dios. Por lo tanto, cuida a tu prójimo, para que evite pecar y exhórtalo con la Palabra de Dios. Y si tu prójimo peca, y especialmente si peca contra ti, aconséjalo, porque no es amor dejar a alguien seguir en sus pecados.
Al contrario, cuando le digas que ha pecado contra Dios y merece la muerte eterna, le muestras amor. Y si esta persona se arrepiente,dile que Cristo murió por sus pecados y que ya le perdono..
Así como dijo Pablo, «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» Entonces pidamos a Dios que nos aumente la fe y que sigamos usando los medios por los cuales Dios nos fortalece en la fe, o sea, su Palabra.
Sigamos estudiando su Palabra para que no dependamos de nuestra propia fe ni de nuestras propias obras, sino únicamente de Cristo.
Sí, Señor, auméntanos la fe. AMEN.
Fuente: Ministerio del Nuevo Pacto, Por Andrew Schroer
Revisado y modificado Por: Pastor Dr. Ricardo Alberto T. Arieu
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