«La Iglesia holandesa ha perdido dos generaciones. Hay que recomenzar de nuevo»

«La Iglesia holandesa ha perdido dos generaciones. Hay que recomenzar de nuevo»

El arzobispo emérito de Utrecht, el cardenal Adrianus Simonis, de 78 años, es el «gran anciano» de la Iglesia holandesa, conocido y amado en el país, también por los musulmanes.

Religión en Libertad,01/01/2010 – Pero sobre Holanda, el cardenal (que hoy vive en un pueblito de Brabante, Nieuwkuijk) parece menos optimista.

«Sí, quizás hay signos de una nueva tendencia, pero hablamos de números muy pequeños», dice. «Queda en pie esa cifra, ese 58 % de holandeses que ya no saben que es exactamente la Navidad. Está quien, observando a Holanda, está perturbado por el número de mezquitas. Lo puedo comprender, pero el auténtico problema aquí es anterior a la inmigración, ya que nos hemos extraviado, hemos perdido nuestra identidad cristiana. Si esta identidad fuese fuerte, no tendríamos miedo de los islámicos. Efectivamente, existe en Holanda el problema del fundamentalismo islámico, pero la mayor parte de los inmigrantes no lo sigue. Más que el integrismo, me preocupa el avance de la secularización en las jóvenes generaciones islámicas. Temo que terminarán convirtiéndose a la verdadera religión que domina en Occidente: el relativismo».

(En efecto, observando a los jóvenes marroquíes en los McDonald’s de Amsterdam, y a sus hermanas en pantalones ajustados, llegamos a preguntarnos si las nuevas generaciones musulmanas no están ya equiparándose, en todos los sentidos, a nosotros).

– Eminencia, ¿el racismo y la xenofobia no constituyen aquí un problema?
– No creo. Los holandeses son un pueblo tolerante. No veo en el horizonte una ola racista.

– En Haarlem el obispo dice que se comienza a advertir en los jóvenes un sentido de vacío, la falta de lo que ha sido olvidado…
– Es verdad, muchos advierten el vacío, pero no saben ir más allá, no saben qué preguntar ni a quién. No han sido educados para reconocer y percibir el deseo de su corazón. En este sentido, estoy convencido – al igual que el obispo Punt – que la Iglesia holandesa está verdaderamente llamada a ser misionera. Se han perdido dos generaciones. Se trata de recomenzar de nuevo, y dentro de una cultura indiferente al cristianismo, en medio de medios de comunicación que no son amistosos.

– Usted tiene 78 años. En los años de la guerra usted era un niño. ¿En ese entonces, Holanda no era un país fuertemente cristiano? ¿Qué ha sucedido luego?
– Probablemente era un cristianismo demasiado signado por un rígido moralismo. Luego se produjo una rebelión radical, como radical es el carácter de los holandeses. No son capaces de creer sólo «un poco» en algo. O una cosa la otra. Se han convertido en lo opuesto de lo que eran.

– Sin embargo, en el seminario de Haarlem hay hoy 45 estudiantes, y algunos centenares de adultos piden anualmente el bautismo. En Amsterdam he encontrado a las religiosas de la Madre Teresa en adoración frente al Crucifijo. Pocos, pero fuertes, los católicos aquí…
– Es verdad. Es cierto que en una situación como ésta la sal está obligada, por así decir, a ser más salada…

– ¿Qué intenta decir, en las Misas de Navidad, a los fieles?
– Que quizás han olvidado el hecho cristiano, lo que es en esencia: Dios se ha hecho hombre, ha venido al mundo en la pobreza, humilde y frágil como un niño recién nacido, por amor a nosotros.

– Sabe, Eminencia, que hace poco en la provincia vecina a ésta, en Drunen, he visto a un centenar de niños salir de la iglesia católica donde había habido una función de Navidad?
– Debe ser ese joven sacerdote que ha llegado hace poco, quien se dedica a hacer…

La historia que vuelve a comenzar otra vez. Para recomenzar, basta la presencia de un cristiano.

http://www.eltestigofiel.org/informacion/noticias.php?idn=6402

Albert Camus

4-01-2010

Albert Camus

Un cuatro de enero de 1960, Albert Camus, moría en un accidente de coche con el sobrino de su editor, Michel Gallimard. Aparece ahora en español un documento inédito que narra el acercamiento a Cristo del Nobel francés, considerado como una referencia del existencialismo.

Religión en Libertad,04/01/2010 – Soy un hombre desilusionado y exhausto. He perdido la fe, he perdido la esperanza. (…). Es imposible vivir una vida sin sentido». Eso decía Albert Camus, hace ya 50 años, en París, al reverendo Howard Mumma, con quién entabló una profunda amistad. El nobel francés añoraba una trascendencia que alejase al mundo del sinsentido, y en su búsqueda puso en juego toda la racionalidad que desplegó en sus obras.

Conversaciones en busca de respuestas
¿El padre del existencialismo, un ateo irredente, quería ser cristiano? Así es. Mumma recogió esas conversaciones en un libro que ahora ve la luz en castellano: El existencialista hastiado (Vozdepapel), en dónde traslucen los extensos y profundos diálogos con Camus y Sartre, y muestra hasta qué punto un existencialista hastiado luchó por alcanzar una fe que le diese aquello que el mundo no le daba.

Camus tenía inquietudes religiosas
Editado por primera vez en castellano, el extraordinario testimonio de Mumma recoge extensos y profundos diálogos con Camus, y muestra hasta qué punto un existencialista hastiado luchó por alcanzar una fe que le diese aquello que el mundo no le daba.

«Soy un hombre desilusionado»
El relato de este proceso de inquietud por conocer la respuesta que ofrece la fe cristiana a los interrogantes más profundos del ser humano, nos desvela a un escritor derrotado por el éxito e insatisfecho por la imposibilidad de encontrar en la lucha política por la justicia una solución a los problemas del mundo. “Soy un hombre exhausto y desilusionado. Es imposible vivir sin sentido”.

Desconcertante en él buscar el sentido de la vida. Las conversaciones de Mumma vienen precedidas por un estudio de la obra literaria y filosófica de Albert Camus, en el que el profesor universitario José Ángel Agejas recorre las distintas etapas creativas del escritor.

¿Una respuesta al sentido de la vida?
Lo más interesante de este análisis es comprobar cómo Albert Camus se planteó siempre desde la honestidad intelectual que su obra literaria no era una respuesta a la cuestión del sentido de la vida, sino una reflexión en voz alta sobre la incapacidad del mundo para dar una respuesta satisfactoria.

Camus no se consideraba un existencialista
Camus sufrió siempre la incomprensión de quienes le consideraban un existencialista, etiqueta que él rechazó. Su obra no era una defensa del absurdo de la existencia, sino un testimonio de que el mundo sólo responde con el absurdo a la inquietud del corazón humano por encontrar el sentido.

«Voy a seguir luchando por alcanzar la fe»
Del ateísmo a la creencia. La despedida de Mumma y Camus concluyó con la fase más desconcertante del relato para quienes siguen viendo en el Nobel francés a un defensor del agnosticismo: “Amigo mío, ¡voy a seguir luchando por alcanzar la fe!”.

http://www.eltestigofiel.org/informacion/noticias.php?idn=6401

(El existencialista hastiado. Howard Mumma. Edición de José Ángel Agejas. Vozdepapel).

¡Día sin pantalones en el metro!

Beatriz Arango S.
Medellín |Publicado el 11 de enero de 2010

La iniciativa es mundial y curiosa. Ayer se cumplió en varios metros del mundo el Día sin pantalones.

La idea nació hace nueve años, cuando un grupo de artistas se propuso no tomarse la vida demasiado en serio y mostrar relax a bordo del democrático metro. Se proponen, dicen, hacer reír a los demás y alejar el estrés.