LEYES DE INTERPRETACION DE LAS ESCRITURAS
Cualquier libro escrito tiene palabras, ideas u oraciones que necesitan explicación. ¡Cuánto más la Biblia! Es un libro escrito con temas que abarcan el cielo y la tierra, el tiempo y la eternidad, lo visible y lo invisible, lo material y lo espiritual; un libro que fue escrito por personas de varias naturalezas y en épocas remotas, en países distantes entre sí y en medio de gentes de costumbres diferentes y más que eso, en un idioma que no es el nuestro. Es cierto que todos los hombres tienen derecho de leer e interpretar las Sagradas Escrituras, pero no caprichosamente; lo que ha traído por consecuencia tantos errores y tantas herejías, sino ciñendose a las leyes de interpretación. El estudio de las leyes de interpretación de las Escrituras se le llama Hermenéutica. En seguida se encuentran algunas leyes de interpretación.
1. La misma Biblia es el mejor intérprete de la Biblia.
Esta es la regla fundamental, el principio básico para entender o interpretar la Palabra de Dios. Sin peligro de poder añadir o quitar lo que sabemos que es condenado por el mismo libro. (Apoc. 22:18-19) Un pasaje aclara otro, o da la interpretación correcta. Es Dios mismo interpretando SU PALABRA. Por lo tanto, esta interpretación debe ser preferida y respetada por encima de todas las que el hombre quiere formular. Ninguna persona está tan autorizada para interpretar su documento como su propio autor; por lo cual Dios, que es el autor de la Biblia, es el mejor que puede explicarla. (Sal. 22:18 y Mat. 27:35, Juan 16:16 y 16:19).
2.Un pasaje debe entenderse literalmente, a menos que el contexto o las condiciones del caso hagan que tal interpretación sea imposible o poco probable.
En la Biblia, como en cualquier libro, hay dos maneras de expresión: literal o figurada. Es literal la expresión: literal o figurada. Es literal la expresión donde las palabras se usan en un sentido o significado recto y absoluto. Ejemplo: «y lloró Jesús», «ycerca de la cuarta vigilia de la noche, vino a ellos andando sobre el mar». Ahí no hay nada que interpretar. Cuando dice que «lloró», significa que lloró como lo hacen todas las personas y cuando dice que «andaba sobre las aguas:, quiere decir que andaba sobre ellas como anda uno de nosotros sobre la tierra. Es lenguaje figurado aquel en el cual las palabras no conservan su propio significado.
Por ejemplo: «Toda carne había corrompido su camino sobre la tierra». Las palabras «carne» y «camino» están usadas en sentido figurado; «carne» está usada en lugar de «persona» y «camino» en sentido de «costumbre, modo de proceder o religión». El versículo quiere decir: Toda persona había corrumpido sus costumbres, modo de proceder a su religión. En muchas ocasiones se ha abusado de esto y se ha creído que todo es figurado.
Algunas al interpretar el Sal. 8:7-8 en forma figurado han dicho que los bueyes y las ovejas allí mencionadas se refieren a los creyentes y las aves y los peces se refieren a los inconversos; formulando de esto la doctrina de que todos los hombres, quieren o no, estan en las manos del Señor. Todo el error se debe a que el pasaje no es figurado sino literal.
Por lo tanto se establece esta ley de interpretar la Biblia literalmente hasta donde las circunstancias lo permitan. Hay pasajes que al solo verlos se sabe si son literales o figurados. En otros casos debemos estudiar el contexto y los pasajes paralelos para saber como hemos de tomas las palabras para una recta interpretación.
3. Entre dos interpretaciones igualmente posibles debe escogerse la más natural y evidente.
Esto no merece discutirse. Hay pasajes que cuando se estudian a fondo, ofrecen dos o tres posibles soluciones. Entre ellas el intérprete de la Biblia debe escoger la más natural y la más evidente, tratando en todo de conocer el propósito del Espíritu Santo al hablar en tal o cual forma.
4. Claves para la interpretación correcta de una palabra o frase obscura.
Tanto en la Biblia, como en cualquier otro libro, hay palabras y frases cuyo significado varía mucho, según el sentido de la oración o argumento en que se emplean. Para determinar cual es el pensamiento que se propone expresar el autor se necesita, en estos casos, un cuidadoso estudio.
A. Si se trata de una palabra cuyo significado no es claro, debe tomarse en consideración la frase en que aparece; si es una frase dudosa, debe tomarse en cuenta la oración completa. Pudiéramos decir que éste es el primer tribunal donde se juzga la palabra o frase dudosa para encontrar su recta interpretación. Por ejemplo: La palabra FE, ordinariamente significa confianza, pero tiene también otras acepciones. Leemos de Pablo, por ejemplo: «Ahora anuncio la fe que en otros tiempos destruía». Del conjutno de esta frase vemos claramente que la fe aquí significa creencia o sea, la doctrina del Evangelio. Al decir los judíos: «Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos» usaron la palabra sangre en sentido de la culpa y sus consecuencias por haber dado muerte al inocente Hijo de Dios.
B. En muchos casos la frase o la oración no dan la luz suficiente para interpretar correctamente, entonces se apela al contexto o sea a la porción que está antes y después del texto incluyendo así todos los versículos que tengan que ver con el texto. Por ejemplo: Al decir Pablo, «Podéis entender cual sea mi inteligencia en el misterio de Cristo: quedamos un poco dudosos en relación con la palabra misterio. Pero leyendo los versículos que están antes y después de éste nos damos cuenta que la palabra misterio aquí empleada se aplica a la participación de los gentiles en los beneficios del Evangelio.
C. Cuando los recursos anteriores fallan para poder interpretar correctamente una palabra o frase, debemos de tratar de explicarla a la luz del objeto y designio donde se encuentra. El propósito del libro se entiende leyendo el libro. En algunos casos el mismo libro dice claramente cual es su propósito. Por ejemplo: El propósito de toda la Biblia se encuentra en Rom. 15:4 y II Tim. 3:16-17; el propósito de los Evangleios está claro en Juan 20:31 y el de la segunda Epístola de San Pedro en II Ped. 3:2. Otro ejemplo: Las epístolas de Pablo parecen estar en contradicción con la de Santiago porque una dice lo contrario de las otras. Pablo afirma que el hombre se justifica por la fe solamente, sin necesidad de las obras, (Rom. 2:23), mientras que Santiago afirma que si alguno tiene fe y no tiene obras, su fe es muerta. (Sant. 2:14, 17,20).
La presente contradicción que hay aquí desaparece cuando se toman en consideración los designios de ambos libros. Pablo escribe para refutar el error de los que confiaban en las obras de la ley Mosaica para su justificación delante de Dios y hace bien claro que el hombre delante de Dios se justifica solamente por fe; mientras que Santiago no está hablando de la justificación delante de Dios sino delante de los hombres. Como los hombres no pueden ver la fe, tenemos que mostrársela por medio de buenas obras, que son el fruto de la justificación que hemos alcanzado delante de Dios.
Sobre todo en las epístolas es muy necesario conocer el propósito inicial con que fueron escritas para una recta y fácil interpretación de ellas.
D. La última cosa que debemos tomar en consideración para la recta interpretación es que la Biblia es un sólo libro inspirado por una sola mente, por cuya razón sus enseñanzas tienen que armonizar sin contradicciones. Por eso, no se puede formular una doctrina basada en un versículo independientemente de los demás que hablan sobre el mismo asunto. El que quiere conocer las enseñanzas de las Escrituras, libre de prejuicios y de previas interpretaciones, ha de comparar los pasajes que hablan sobre el asunto y entonces, a la luz de todos ellos formular la sana interpretación. Este es lo que se llama «analogía de la Fe.».
5. Figuras Retóricas
Hemos establecido ya la regla de que un pasaje debe ser interpretado literalmente a menos que por medio del contexto estemos seguros de que se trata de lenguaje figurado. El lenguaje figurado consta de formas poéticas o figuras retóricas de algunas de las cuales vamos a ocuparnos a continuación.
A. Metáfota – Alguien ha dicho que metáfora es una comparación implicada. O, como dice otro autor, es «una relación de semejanza». En el discurso del Señor, en Juan 15:5, tenemos un claro ejemplo cuando dice, «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos». La comparación clara sería: «Yo soy como la vid, vosotros como los pámpanos», o para tener la misma fuerza de la semejanza: «Yo soy para vosotros como la vid es para los pámpanos». Otros ejemplo son: «Yo soy la Puerta», «Yo soy la luz» etc.
B. Símil – Esta figura distingue de la metáfora en que la comparación se establece claramente por el adverbio «como», por la expresión semejante a, o cualquiera otra frase adverbial de comparación. Cuando el Señor pronuncia Su profecía contra Jerusalén usa esta figura: «Jerusalem, Jerusalem, cuántas veces quise juntar tus hijos como la gallina junta sus pollos debajo de sus alas». (Mat. 23:37).
Otros ejemplos: «Como el relámpago, que sale del Oriente», (Luc. 17:24). «El reino de los cielos es semejante a la levadura», (Mat. 13:33).
C. Sinécdoque – Hacese uso de esta figura donde la parte se toma por el todo o el todo por la parte. Por ejemplo: El salmista pone la parte por el todo al decir: «Mi carne reposará segura», queriendo decir: mi ser, mi todo, reposará seguro. Cuando Pablo exhorta que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, está tomando la parte por el todo, queriendo decir que debemos presentar toda nuestra vida y nuestro ser entero en sacrificio vivo.
D. Metonimia – Cuando se emplea la causa por el efecto o el símbolo por la realidad. Por ejemplo: Cuando Abraham dice al rico: «A Moisés y a los profetas tienen», se refiere a los libros de Moisés y de los profetas usando a Moisés, que es la causa, por sus libros que son el efecto. Cuando Juan dice: «La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado», está tomando el símbolo por la realidad queriendo decir: La muerte expiatoria es la única cosa eficaz para satisfacer por el pecado y para limpiar al hombre mismo.
E. Hipérbole – Cuando una cosa es presentada mucho más grande o más pequeña de lo que realmente es apra presentarla más viva a la imaginación, entonces, se ha usado la hipérbole. Tal fue el lenguaje que usaron los espías a su regreso de la tierra prometida: «Vimos allí gigantes – y eramos nosotros a nuestro parecer, como langostas…las ciudades son grandes y amuralladas hasta el cielo». Ese lenguaje es el que usamos nosotros en la conversación diaria al decir, por ejemplo: «Te lo he dicho mil vece,» o «Ya todo el mundo lo sabe»; expresiones en las que se aumenta la cantidad para dar fuerza a la expresión. También se dice: «Espérame un segundo», queriendo decir un rato. Aquí se habla de la cosa disminuyendo su valor con el mismo propósito.
F. Alegoría – Esta consta de varias metáforas unidas, representando cada una de ellas realidades correspondientes. Por ejemplo: Jesús hace una expresión alegórica al decir: «Yo soy el pan vivo que ha descendido del cielo». Si alguno comiere de este pan vivirá para siempre y el pan que yo daré es mi carne. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna… La expresión de esta alegoría que empieza en Juan 6:50 y termina en el versículo 65 tiene su explicación en el mismo pasaje y especialmente en los versículos 47, 63-65 y 68.
G. Fábula – Es una figura retórica en la cual se presenta un hecho mediante la personificación de animales o cosas. Por ejemplo: En II Reyes 14:9, dice: «El cardillo que está en el Líbano envió a decir al cedro que está en el Líbano: da tu hija por mujer a mi hijo.» Aquí aparecen hablando estos dos árboles tomando el sitio o representando a los dos reyes de Israel y Judá. Otra fábula nos presenta Jotham en Jueces 9:8-15 relatando como los árboles eligieron al escaramjo por rey sobre todos; con cuya fábula hace comprender a los que habían elegido por rey a Abimelec las consecuencias funestas que les vendrían.
H. Parábola – Es una historia o relato terrenal con un significado celestial o espiritual. Este fue un método favorito usado por el Señor para presentar las grandes verdades del Evangelio. En algunos casos en el mismo pasaje está explicada la parábola. Para interpretar una parábola debe buscarse el objeto o el incidente que la motivó, esto puede ser la clave para entenderla. Al hacerse la interpretación deben tomarse en cuenta los rasgos principales solamente, pues, los rasgos de menos importancia son adornos para completar el cuadro.
I. Hebraísmos – Se entiende por hebraísmos aquellas características peculiares del idioma hebreo en que fue escrito el Antigüo Testamento.
1. Era la costumbre de los hebreos llamar a la persona hijo de la cosa que más le caracterizaba, de modo que al pacífico y bien dispuesto se le llamaba Hijo de Paz al iluminado o entendido, Hijo de Luz; a los desobedientes, Hijos de Desobediencia.
2. Las palabras «amar» y «aborrecer» se usaban para expresar preferencia de una cosa a otra, por ejemplo: «A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí» debe entenderse: «Preferí a Jacob en lugar de Esaú».
3. Con frecuencia usaban los judíos el nombre de los padres para designar a los descendientes. Decían: «Maldito sea Canaán», por decir, «Malditos sean los descendientes de Canaán».
4. La palabra hijo se usaba como en otros idiomas, para designar un descendiente más o menos remoto. Así es que los sacerdotes, por ejemplo, se llamaban Hijos de Leví.
fuente: http://www.jesusdios.com/2010/01/leyes-de-interpretacion-de-las.html
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