Pescadores de hombres

El Sermón Dominical
Domingo 17 de Agosto del 2008

Pescadores de hombres

Pastor Tony Hancock

Introducción

Un muchacho se había quedado en la casa cuidando a su hermanita pequeña mientras sus padres se iban de compras. Aburrido, decidió irse a pescar – pero desde luego, tuvo que llevarse a su hermanita.

Cuando sus padres regresaron a la casa les contó lo que había hecho, y luego dijo: «¡Nunca vuelvo a cometer ese error! ¡No pesqué nada!» Su madre le preguntó: «¿Qué pasó? ¿Tu hermanita hizo mucho ruido y espantó a los peces?» . «No», respondió el joven, «no fue eso. Es que se comió la carnada.»

Estoy seguro que muchos de ustedes tienen historias relacionadas con la pesca. Parece que cualquier persona que se va a pescar regresa con un cuento, aunque quizás no regrese con pescado. Hoy encontramos a Jesús hablando con un pescador.

Los pescadores son famosos por sus exageraciones. El pez que se escapó se hace más grande con cada recuento. La historia que hoy leemos no es ninguna exageración. En ella, el pescador que se encontró con Jesús tuvo que enfrentarse a la realidad – y fue un cruel despertar. Sin embargo, la historia tiene un final feliz.  Lectura: Lucas 5:1-11

5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 5:2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 5:3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón,
le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
5:4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
5:5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. 5:6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su
red se rompía. 5:7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. 5:8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. 5:9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,
5:10 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 5:11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.

Encontramos a Jesús enseñando a orillas del lago de Genesaret, también conocido como el mar de Galilea. La orilla del mar formaba un anfiteatro natural, permitiendo a muchas personas oír sus palabras. Las palabras de Jesús no eran comunes; nos dice el texto que la gente empujaba para oír la palabra de Dios.

Me llama la atención el hecho de que el mensaje de Jesús es también el mensaje de Dios. Es decir, las palabras que salían de los labios de Jesús eran las palabras de Dios. Es por este motivo que merecen estudio y atención. Merecen nuestro más profundo esfuerzo.

Dime, si te llegara una carta con la Casa Blanca como dirección de remitente, ¿dejarías la carta para después? ¿Dirías: A ver cuándo tengo tiempo para leerlo? ¡Creo que no! Ansiosamente abrirías la carta para ver qué te dice el presidente.

Dios te mandó una carta. ¿La has leído con atención? O ¿la dejas para después? Las personas que buscaron a Jesús tenían hambre de oír la Palabra de Dios, y El los alimentó. Si compartes su hambre, también serás alimentado.

Cuando Jesús terminó de enseñar, volteó su atención hacia la persona que le había prestado su barca para usarla como plataforma para la enseñanza. Jesús había crecido con un oficio, el de carpintero. Estoy seguro de que El, humanamente hablando, conocía muy bien cualquier cosa relacionada con la madera. Pero ¿qué iba a saber un carpintero de la pesca? ¿Qué podría conocer de los efectos del clima, de las corrientes del lago, de las costumbres de los peces que un pescador busca pescar? ¡Nada!

Por este motivo, a primera vista, parece ilógico que Jesús le dijera a Pedro que volviera a echar sus redes. ¡Ha estado pescando toda la noche! Si hubiera peces en esa parte del lago, Pedro y sus compañeros los habrían encontrado. Sin embargo, Pedro aceptó.

Pedro había visto algo en Jesús que le inspiraba confianza. Había algo que lo impulsó a obedecer, a pesar de que todos sus conocimientos humanos como pescador profesional le decían que no había peces en esa parte del lago. El resultado fue una pesca desbordante. Los barcos se llenaron, a tal grado que las redes
se rompían y los barcos se hundían.

Algunas personas han sugerido que la vista de Jesús fue tan fina que El alcanzó a ver un banco de peces que los demás no vieron.
¿Te parece lógico? Jesús estaba mirando hacia la playa, donde la gente lo escuchaba; Simón manejaba el barco. Si alguien pudiera haber visto un banco de peces, habría sido Simón, no Jesús. Simón mismo sabía esto.

Es por eso que su reacción a lo sucedido es tan extremo. Lo que pasó, en realidad, es que Simón miró a Jesús, y luego se miró a sí mismo. Quiero invitarte a hacer lo mismo en esta mañana.
Primero, Mira a Jesús

Cuando te digo que mires a Jesús, no te estoy diciendo que formes una imagen mental de El. Quizás cuando pienses en Jesús recuerdas algún cuadro o alguna imagen que has visto de El. Quizás te viene a la mente el rostro de algún actor que lo ha representado en alguna película.

Nosotros no sabemos cómo se veía físicamente Jesús. No existe ninguna fotografía de El, ni cuadro ni estatua hecha cuando El vivía. Todo lo que tenemos es la imaginación. Debemos de tener cuidado, porque nuestras ideas pueden convertirse en ídolos, si tan sólo nos imaginamos la apariencia de Jesús cuando pensamos en El.

No; más bien, mira a Jesús en la realidad de su persona. En la apariencia de Jesús no había nada extraño; no tenía aureola. Fue sólo después de darse cuenta de quién era Jesús en realidad que Simón Pedro se postró ante El para rogarle: ¡Apártate de mí! ¿Por qué quería Pedro que Jesús se apartara de él? ¿No le acababa de regalar una pesca estupenda?

Pedro se estaba dando cuenta de quién era Jesús. Hasta ese momento, él quizás había visto a Jesús como un buen maestro, un hombre que se estaba haciendo famoso en toda esa área por sus dotes de sanador. Ahora se da cuenta de que Jesús es mucho más.  Se da cuenta de que él tenía un ser sobrenatural en su barca, y
no estaba seguro qué podría suceder ahora.

Se dio cuenta, en otras palabras, de que Jesús era santo. Jesús no era un simple hombre como él, era mucho más; y ese reconocimiento le causó temor. Nosotros hemos perdido tanto el respeto para Dios que no nos damos cuenta de que la santidad es peligrosa. Frente a un Dios completamente santo, nosotros
estamos perdidos.

El profeta Isaías experimentó lo mismo cuando tuvo una visión de Dios, grande y exaltado, en su templo. El respondió: ¡Ay de mí! Nuestro Dios, como dice la Palabra, es un fuego consumidor.

Dime, cuando miras a Jesús, ¿qué ves? ¿Ves a un tipo desgraciado, triste, que lastimosamente fue clavado en una cruz por gente mala? ¿Ves a un bebé en los brazos de su madre? ¿O ves al Creador del universo, la gloria misma de Dios hecho hombre, perfecto y santo en cada aspecto? Ese es el Cristo que yo adoro
– y es el Jesucristo de la Biblia.

Después de mirar a Jesús, Simón Pedro se miró a sí mismo. Te invito a hacer lo mismo.

Mírate a ti mismo

¿Qué dijo Simón? ¡Apártate de mí, Señor; me incomodas! No, no dijo eso. ¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador! Después de darse cuenta quién era Jesús, Simón se dio cuenta de quién era él. ¿Era pecador? ¡Simón! Era indigno de estar en la presencia de Jesús, y quizás le daba miedo pensar en lo que le podría
suceder estando en esa presencia.

Cuando tú realmente te encuentras con Jesús, la primera cosa que pasa es que te das cuenta de tu estado verdadero. Mientras vivas ignorando a Jesús puedes pensarte una persona decente, normal, quizás no perfecta, pero sí más o menos buena. Puedes encontrar a mucha gente que es mil veces peor que tú.

Cuando te encuentras espiritualmente con Jesús, sin embargo, tienes que enfrentar la realidad. Todos tus pretextos, tus defensas, tus excusas se caen y te ves como eres. De hecho, el apóstol Juan nos dice que hay muchas personas que no se acercan a Jesús precisamente por este motivo. «Todo el que hace lo malo
aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.» (Juan 3:20)

Estas personas incluso se encuentran en las iglesias; personas religiosas, pero que nunca han tenido un encuentro con Jesucristo. Escúchame bien: este paso es esencial para que tú conozcas a Cristo, y vivas para El. Si nunca has llegado a ver quién eres, en realidad, pídele a Dios que te abra los ojos.

A veces nos cuesta enfrentar la realidad acerca de nosotros mismos porque pensamos que nadie nos podría querer si vieran el verdadero yo. Preferimos quedarnos con la imagen que hemos construido de una persona autosuficiente. Sin embargo, es sólo cuando enfrentamos la realidad que podemos oír estas palabras de
Jesús: «No temas».

Es sólo cuando enfrentamos la realidad acerca de nosotros mismos que podemos experimentar el amor incondicional de Dios, ese amor que estuvo dispuesto a sacrificarse a sí mismo por nosotros. Es entonces que el Señor extiende su mano y nos levanta. Fue sólo así que Jesús pudo decirle a Simón: «Desde ahora serás pescador de hombres».

Cuando has mirado a Jesús y te has mirado a ti mismo, El te llama a hacer lo siguiente:

Mira la pesca

Cuando te has encontrado con Jesús, El te llama a unirte a El en su misión de rescatar a otros. Vivimos rodeados de personas que se están ahogando en un mar de desesperación, de pecado, de vicios, de perdición; personas que viven separadas de Dios.

Si tú has conocido a Cristo, ahora tienes una misión. Has sido llamado a unirte a Jesús en lo que El vino a hacer: a rescatar de la humanidad perdida un pueblo para sí mismo. Simón y sus compañeros oyeron muy bien el llamado; ellos lo dejaron todo para seguir a Jesús.

Cristo te está llamando también a dejarlo todo por El. Esto no significa que vas a abandonar tu casa y a tu familia para vagar por el mundo. Lo que significa es que vas a vivir con una escala de valores radicalmente diferente. Las cosas que te importan más van a ser distintos.

Considera esto: cuando Jesús regresa y tienes que dejar atrás todo lo que tienes – tu casa, tu carro, tus cosas – ¿te dolerá dejarlas? O ¿los olvidarás por el gozo de estar con El? Si El te llamara a servirle en el campo misionero donde tendrías que dejar estas cosas atrás, ¿lo harías?

Si tu corazón está enamorado de las cosas que tienes, de lo que puedes hacer o de los placeres, no podrás serle útil a Jesús en su misión. Sólo puedes conocer el gran gozo de servirle a El si dejas atrás lo material y lo que satisface tu ego.

Este es el llamado de Cristo: mírale a El, mírate a ti mismo y mira la pesca. Cristo te está llamando hoy a tomar una decisión. Quizás sea la decisión de acercarte a El por primera vez, de reconocerlo como Señor y Salvador de tu vida. Quizás sea la decisión de dejarlo todo atrás para seguirle y ser pescador de hombres. ¿Qué decisión debes tomar hoy?

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Que es el Evangelio???

Que es el Evangelio???

Posted: 04 Aug 2010 09:41 PM PDT

En muchos lugares se dice que N. T. Wright reduce el evangelio a la proclamación de que Jesús es Rey. Para Wright, esta declaración tiene repercusiones. Me gusta lo que dice Edith Humphrey, que los críticos de Wright se enfocan mas en la fuente de la proclamación, y no en el resultado de esta.

En fin, he respondido a algunos de estos críticos, con especial referencia al debate de lo que es el evangelio para Pablo. Para esto, me base en el capitulo 3 del libro de Wright, El Verdadero Pensamiento de Pablo. Por lo visto, en los próximos capítulos, seguiré interactuando con los críticos de Wright, y demostrando que su lectura de Wright esta muy nublada por su subjetividad de querer que todo cuaje con una perspectiva Reformada.

Wright es el mejor para contestar a sus críticos, por lo tanto, así como los críticos usan las palabras de Wright para denunciarlo, yo también uso las palabras de Wright para denunciar las malas interpretaciones, las calumnias, y mentiras de los críticos.

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Una acusación que siempre se hace sobre los críticos de N. T. Wright, es que estos no leen a Wright bien, o como se diría en ingles, They don’t read Wright right. No leen a Wright correctamente/bien. Muchos desechan esta aseveración como una excusa de los defensores de Wright, pero ¿qué correcto es esta aseveración?

En el Internet se puede encontrar un sin fin de criticas de Wright, y ahora, comenzaron abundar también en español. Desde la falsa e incorrecta acusación de que Wright esta recatolizando el protestantismo, a que este le quita al Evangelio su clásica interpretación. Es la segunda acusación que el capitulo 3 del libro de Wright, demuele y la muestra como falsa. En otro lugar del Internet, en el escrito de Rick Klueg, se le acusa a Wright, usando sus propias palabras, de reducir el evangelio simplemente a la declaración que Jesús es el Señor (en la critica, se hace uso del libro en ingles de What St Paul Really Said. Yo are uso de la versión en español, seguida con las referencias al versión en ingles cuando sea preciso). Esto demuestra y confirma, que hay personas que aunque lean el libro, una y otra ves, no están dispuestos a tomar a Wright en su totalidad, y que solo leen para encontrar una falla en su exposición, y así poder cantar victoria de que ellos si son los cristianos ortodoxos y verdaderos, y Wright es un peligro para el mundo evangélico. Pero pregunto, ¿Si estas personas son tan selectivas en su forma de leer, quien es en realidad el peligroso o peligrosa?

Wright comienza su capitulo recordándonos la continuidad entre el Saulo camino a Damasco, y el Pablo a quien se le apareció Jesús en el camino. Wright hace una critica que muchos han tornado el evangelio en el método o forma de cómo alguien debe de ser salvo. Esto, Wright no lo niega, pero como el mismo propone, restringe mucho como el termino es usado tanto en el Antiguo Testamento, AT, como en el Nuevo Testamento, NT. Arrancando de esa perspectiva, en el AT existen muchos pasajes donde la palabra evangelio es mencionada, que no solo habla de la salvación individual de personas, sino de una total restauración de la creación. Dos pasajes que Wright resalta son Isaías 40:9; 52:7. De especial mención es el segundo pasaje, que define el evangelio, Isaías 52:7f “Y dice a Sión: Tu Dios Reina!” Esta, la catalogo, la primera afirmación de Wright de lo que es el Evangelio desde la perspectiva del AT, un mensaje que a pesar de estar en cautiverio, se les da las buenas nuevas a los Judíos que su Dios sigue reinando, y por lo tanto, traerá libertad y salvación a los suyos. La segunda afirmación de lo que el evangelio es, tiene que ver con la innovación de Pablo en el NT, que veremos mas adelante.

Esta afirmación del Dios de Israel como el rey sobre todos, seguía siendo una fuente de esperanza para los Judíos del segundo templo. Wright nos muestra como cuando se proclamaba a un emperador romano, llegando este al trono por nacimiento, guerra, o cualquier otra causa, su llegada se proclamaba como “alegres nuevas, pg. 49. Ya para el tiempo de Jesús y Pablo, evangelio podía aplicársele tanto a la proclamación de consuelo de Isaías, como también a la proclamación imperial. Ya para esta época, como lo fue en la anterior, el evangelio no solo tenia connotaciones religiosas, sino que también políticas.

Esto Pablo lo remacha con su interpretación de Romanos 1:1-5. Romanos 1:1, se nos dice del “evangelio de Dios”. Este evangelio de Dios, tiene cuatro facetas, 1. Jesús crucificado; 2. Jesús resucitado; 3. Jesús Rey, y 4. Jesús es Señor.

Jesús crucificado, es como el gana la batalla en contra del enemigo. Esto es totalmente en contra de cómo los emperadores romanos, y o cualquier otro rey, llegaría a su trono. No de balde Pablo escribe lo que escribe en I Corintios 1:18-2:8. La forma de que Cristo conquisto a sus enemigos, no fue matándolos, sino, que el muriendo, los vencía. Wright escribe algo que expone poco a poco que significa que el Evangelio sea proclamar Jesús como Señor, “Así, la resurrección y la crucifixión son los elementos básicos de ‘el evangelio’ de Pablo.” pg. 55. Jesús no puede resucitar sin ser crucificado, y el proclama su victoria, por medio de estos dos eventos.

Jesús resucitado, es esencial para la proclamación, kerygma, del evangelio. Wright escribe, “Según Pablo, el acontecimiento escatológico mas importante, a través del cual el Dios vivo había revelado (o si se prefiere, ‘había apocalipsado’) su plan para salvar a todo el cosmos, tuvo lugar cuando Jesús resucito de entre los muertos.” Se debe de notar la mala traducción, que traduce “embodiement” en la pagina 50 de la versión en ingles, como “reencarnación” en la pagina 56 de la versión en español. Wright, no quiere dar eso a entender, y esta mala interpretación, serviría mas bien para darle mas municiones a sus detractores. Me asombra que estos no hayan ya saltado a tal fácil oportunidad de acusación. Wright, siguiendo su tema sobre exilio, declara que la resurrección de Jesús muestra el final del exilio para Israel, dado que dicho evento, inauguraba la nueva era.

Jesús es rey, por los títulos que se le dan. Wright nos llama la atención a los títulos como Mesías o Cristo. El termino en hebreo y griego, es usado en el AT y NT aplicándose a un rey. Wright sugiere que el nombre ‘Jesucristo’ se traduzca como ‘Jesús Rey’. La importancia por la cual Jesús se convirtió en rey, fue pues “Pablo declara que la muerte de Jesús el Rey ha derrotado al mal definitivamente.” Wright demuestra como Pablo desarrolla este tema desde el AT dentro del NT, en especial en Gálatas. Pero algo que rebata a la acusación de Klueg, mencionada arriba, es como Wright termina su sección sobre como Jesús es rey, “Para Pablo, ‘el evangelio’ es la historia de Jesús de Nazaret crucificado y resucitado, el Rey Jesús, El Mesías de Israel prometido.’ pg. 61, en ingles, pg. 55. A esto, le podemos añadir a lo dicho por Wright en sección del Jesús crucificado, donde dice “Cuando Pablo declara que ‘el Mesías había muerto por nosotros según las escrituras’-así empieza el resumen oficial de ‘el evangelio’ en 1ª Corintios 15:3-8-..”pg. 55, en ingles, pg. 49. Esta es la segunda fase, ya del NT, de lo que Wright ve que Pablo define como evangelio. Me pregunto si Klueg, y los demás críticos de Wright, que lo condenan que Wright reduce la proclamación del evangelio a solo declarar que Jesús es Rey, han leído bien a Wright. Si leen bien el libro, se darán cuenta que no, pero por lo visto, siguen con las gafas de la Reforma puestas, que llegan a leer algo que no esta ahí, o en este caso, a no percibir lo que esta escrito en frente de ellos. Ya será hora de ir a oculista y revisar la graduación de sus lentes.

Jesús es Señor. De importancia son los pasajes en Salmos 2:7-8 y Salmo 72:1, 8. La palabra Señor, nos informa Wright, aunque usada para muchas personas con un aire de respeto, se le asignaba al Cesar, reconociéndole su poderío. Comentando brevemente sobre Filipenses 2:5-11, Wright nos dice, “Y aquí, con la palabra ‘Señor’ vuelve a pasar lo mismo que con ‘evangelio’: el lenguaje que Pablo usa lo toma prestado, no solo de Isaías, sino también del culto que se tendía al emperador.”

En la conclusión del capitulo, Klueg hace una media referencia a lo dicho por Wright, y lo mal interpreta, pg. 60 en la versión en ingles, pg. 66 en la versión en español, y las negritas, es lo citado por Klueg, mientras que el resto, es la cita completa. “He sugerido que para Pablo, ‘el evangelio’ no es un mensaje sobre ‘como alcanzar la salvación’, en un sentido individual y ahistórico. Se trata de la proclamación cuádruple sobre Jesús:…” Podemos notar como Klueg no incluye el caveat que Wright nos otorga a no tomar el evangelio de una forma individualista, y arrancándolo de su contexto histórico.

Es esta forma de leer a Wright, que lleva a los malos entendidos que Klueg, Ruiz, Santomauro, y muchos mas, propagan. Si esta es la forma de leer a un hombre, me preocupa que sistema usan para leer las Escrituras. Una lectura completa y justa de Wright, demostraría a estos críticos que el que esta correcto (right) es Wright, y no ellos.

Después de la lectura de este capitulo, he quedado mas interesado que nunca en seguir leyendo. He leído el libro en ingles, y en español, pero ahora leyendo con el transfondo de tanta critica y oposición, veo que el libro, aunque solo una introducción a lo que Pablo pensaba y decía, es sólido.

Hasta la próxima.

Luis Alberto Jovel.

Refugiados norcoreanos arriesgan vida por su libertad

Refugiados norcoreanos arriesgan vida por su libertad

By George Thomas
CBN News Sr. Reporter
Thursday, August 05, 2010

Corea del Norte sufre una de las dictaduras más brutales del mundo. Los que tratan de escapar del país enfrentan la prisión e incluso la muerte. Dos norcoreanos dejaron todo para encontrar la libertad más allá de la frontera.

En los años noventas una grave hambruna golpeó a Norcorea matando a dos millones de personas. Muchos huyeron a la vecina China en busca de comida. Ji Hyun disidente norcoreana fue una de ellos.

“Mi segundo hijo murió de hambre. Temía que mis otros dos hijos también murieran. No había comida, debíamos comer pasto” comenta Hyun.

En China, Ji Hyun trabajó como sirvienta para poder llevar comida a su familia. Pero al regresar a Norcorea, los soldados comenzaron a buscarla.

Ante este evento su madre les dijo que había muerto, pues sabía que esa era la única forma en que su hija podría ser libre.

Libertad más allá de la frontera.

Durante su viaje a China Ji Hyun creyó que había un Dios por primera vez en su vida. Luego, ella descubrió que algunos miembros de su familia eran cristianos, pero lo mantenían en secreto pues, al revelarlo, podrían ser ejecutados por el gobierno norcoreano.

“Mi abuelo conoció de Jesús por un misionero americano” comenta Hyun.

Otro disidente que escapó durante la hambruna es Chul Kim.

“Tomó un año planear mi escape. Sabía que si me atrapaban, sería torturado antes de morir. Pensar eso me daba temor, pero morir de hambre me daba más miedo. Mis dos hermanas murieron de hambre”, agrega Kim.

En el 2001, Kim escapó a través de una red secreta de valientes voluntarios llamada “El Ferrocarril Subterráneo”.

“Ferrocarril Subterráneo”.

Chun Ki Won lidera uno de los grupos que ayudan a los norcoreanos a huir. Considerado por muchos como un “Moisés moderno”, el pastor Chun ha ayudado a más de 600 disidentes a escapar a Corea del Sur y otros países.

El Dr. Norbert Vollertsen del “Ferrocarril Subterráneo” agrega:“Decimos que Chun Ki Won es como un Robin Hood de los refugiados norcoreanos por su valentía, su actitud honesta, y por sus reuniones secretas con las autoridades chinas y norcoreanas. A veces no estaba en ninguna parte, a veces estaba en todas partes”.

Por su parte el Pastor Chun Ki Won, Director, Misión Durihana dice: “En 1995, ví con mis propios ojos a muchos norcoreanos morir mientras cruzaban hacia China. Vi muchos huérfanos y viudas vagando y niñas vendidas para prostitución. Esto me dio la carga de ayudarles”.

Pero no todos los que escapan terminan a salvo. Muchos han sido atrapados, otros han desaparecido y algunos fueron ejecutados. Por ejemplo el pastor Chun fue arrestado en China en el 2002 por sus actividades y estuvo en prisión 7 meses.

Pero Chun dice que valió la pena pues pudo compartir el amor de Dios con los norcoreanos que trató de ayudar: “Mientras viajamos les enseño la biblia. Vemos milagros de dios. Una vez tuvimos que cruzar el río de día y oramos para que los soldados no nos vieran. De repente llovió tan fuerte que los soldados no nos vieron cruzando el río”.

Derecho a una vida nueva.

Gracias a la ayuda de Chun, disidentes como Ji Hyun y Chul Kim ahora pueden reconstruir sus vidas en corea del Sur. Ji Hyun obtuvo un título en enfermería y ahora trabaja en un hogar de ancianos. Chul Kim está en la escuela bíblica.

“El propósito de Dios para mí es compartir el evangelio con mis compatriotas norcoreanos” comenta Chul Kim.

La posibilidad de conversaciones entre Corea del Norte y del Sur llena de esperanza a Hyun y a Kim, quienes esperan que algún día sus naciones y sus familias se vuelvan a unir.

Chile: Investigan programa que parodia a Jesús

Chile: Investigan programa que parodia a Jesús

By Mundo Cristiano
Tuesday, August 03, 2010

El Consejo Nacional de Televisión de Chile (CNTV) anunció que investigará los contenidos de un programa de humor que realiza parodias sobre Jesús, en el canal de televisión de propiedad del presidente Sebastián Piñera.

El anuncio lo hizo el presidente de la CNTV, Herman Chadwick, quien aseguró que pedirá estudiar a profundidad el programa, sobre el que se han quejado algunos televidentes e incluso un sacerdote.

«El Club de la Comedia», un programa que incluye monólogos y representaciones de situaciones divertidas, incluye entre sus parodias una de Jesús con sus apóstoles, quienes se ven involucrados en situaciones divertidas y de doble sentido, vestidos con túnicas y largas barbas.

En un capítulo, aparece Lucho, «el hermano desconocido de Jesús», que le explica a una multitud admirada la fórmula de la cura contra el SIDA. De pronto es interrumpido por un apóstol que le dice a la gente que, más alla, «Jesús está multiplicando el copete (bebida alcohólica)», generando que el público deje solo a Lucho y corra a buscar a Jesús.

También se ve a Judas revelando los trucos detrás de los milagros o a los apóstoles pidiéndole permiso a una imagen de la Virgen María, instalada en el Cerro San Cristobal de Santiago, para que deje salir a Jesús.

«Me parece bien que el Consejo quiera analizar los contenidos, esa es su misión», dijo Pedro Ruminot, el actor que representa a Jesús. «Si ofendemos a alguien, tendremos que pedir disculpas, pero creo que Chile es un país diverso y todos tenemos que aprender a reírnos y tolerar al que piensa diferente», añadió.

El programa se transmite por Chilevisión, canal de televisión de propiedad del presidente Sebastián Piñera, quien ha sido víctima de críticas de sus opositores por no haberlo vendido antes de asumir el mandato. El gobernante ha dicho que la venta debe concretarse en unas semanas más.

Batallando la Incredulidad de la Avaricia

Batallando la Incredulidad de la Avaricia

1 Timoteo 6:6-12

La meta que tengo para nosotros en esta serie de mensajes es fijar en nuestra mente de manera permanente esta verdad: la manera en que podemos combatir el pecado en nuestras vidas es luchar contra la incredulidad; y para lograr la justicia, la santidad y el amor debemos pelear la batalla de la fe.

Las Tres Razones por la Meta de Esta Serie

Existen por lo menos tres razones tengo esta meta para nosotros.

1. La Necesidad de la Perseverancia para la Salvación

En primer lugar, (de conformidad con Hebreos 12:14) hay una santidad sin la cual no vamos a ver el Señor. Hay alguien que profesan ser cristianos que viven una vida de desobediencia tal, que oirán a Jesús decir (de acuerdo con Mateo 7:23), «Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE PRACTICAIS LA INIQUIDAD.» Hay personas que acuden a la iglesia y creen que son salvados porque oraron recibir a Jesús una vez, sin darse cuenta de que la prueba de la autenticidad de dicha oración es la perseverancia. Como dijo Jesús en Mateo 24:13, «Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo.» Pablo dice a los creyentes profesantes, «Si vivís conforme a la carne, habréis de morir»(Romanos 8:13). No quiero que vayan a Belén durante 10, 20 o 30 años y, luego pasen la eternidad en el infierno porque nunca aprendieron a pelear la batalla de la fe y a perseverar en la santidad. Eso es la primera razón por que estoy predicando esta serie.

2. El Camino Equivocado Perseguir la Santidad

La segunda razón es que hay una manera de perseguir la santidad que es contraproducente y conduce a la muerte. ¡Qué tragedia, si tan solo yo pudiera convencerlos de Escritura de que hay una santidad sin la cual no vamos a ver al Señor, y despues de decirlo comenzaran a luchar por conseguirla en una forma que es denunciada en las Escrituras y está condenada como un fracaso! Romanos 9:31 dice, «pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. ¿Por qué? Porque no la buscó por la fe, sino como si fuera por obras.» Y no lo es!! La práctica justicia diaria se alcanza cuando la ley es perseguida por la fe, no por obras. «Obras» es la guerra de justicia sin el poder de la fe en las satisfactorias promesas libertadoras de Dios. Así pues, la segunda razón por qué estoy predicando esta serie es que estoy tan preocupada que aprendemos a luchar por la santidad por la fe y no por obras.

3. La Gloria de Dios en Nuestra Perseverancia

La tercera razón de esta serie es que quiero que Dios sea glorificado en nuestra búsqueda de la santidad, la justicia y el amor. Pero Dios no es glorificado en nuestra búsqueda si no estamos facultados por la fe en sus promesas. Y así, a menos que aprendamos a como pelear la batalla de la fe, podremos lograr objetivos religiosos y morales notables, pero no para la gloria de Dios. Él es glorificado cuando confiamos en él (Romanos 4:20). Él es glorificado cuando el poder de ser santos proviene de nuestro deleite en sus promesas. Dado que este es domingo de Reforma, es apropiado dejar que Martin Lutero hable sobre esta gran verdad:

La fe honra a aquel en el que confía con el más reverente y más alto respeto, ya que lo considera veraz y digno de confianza. No hay otro honor igual al de la estima que representa la veracidad y justicia con la que honramos aquel en quien confiamos. . . Cuando el alma confía firmemente en las promesas de Dios, lo considera como veraz y justo, y reconoce sus atributos. El culto más alto que se le puede rendir a Dios, es este, que le atribuyamos la verdad, justicia, y todo lo que se le atribuye a la persona que se le tiene confianza. (Freedom of a Christian, en Dillenberger collection, p. 52)

Así las cosas, mi gran deseo en esta serie es que aprendamos a vivir por el honor de Dios, y esto significa vivir por la fe en las promesas de Dios; significa batallar contra la incredulidad que quiere apoderarse de nuestros corazones, incluyendo la avaricia.

La Definición de la Avaricia

Nuestro tema del día de hoy es la avaricia.

Creo que nuestro texto en 1 Timoteo deja en claro lo que es la avaricia y que la batalla contra es, es una batalla contra la incredulidad o una lucha por la fe en las promesas de Dios.

La palabra «avaricia» no es utilizada aquí, sin embargo, es su realidad de lo que trata este texto. Cuando en el versículo 5b dice que algunos de ellos están tratando la piedad como un medio de ganancia, Pablo responde en el versículo 6 que «Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.» Esto nos da la clave para la definición de la avaricia. La avaricia es algo que desea tanto que se pierde el contentamiento en Dios. «Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento.»

Lo opuesto a la avaricia es el contentamiento en Dios. Cuando el contentamiento en Dios disminuye, la avaricia por la ganancia aumenta. Por eso Pablo dice en Colosenses 3:5 que la avaricia es idolatría. «Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría.» Es idolatría, porque el contentamiento que el corazón debería estar recibiendo de Dios, lo comienza a recibir de otra cosa.

Por lo tanto, la avaricia es desear algo tanto que pierdes el contentamiento en Dios. O: pierdes el contentamiento en Dios para buscarlo en otra parte.

¿Alguna vez has considerado que los Diez Mandamientos comienzan y terminan con prácticamente el mismo mandamiento? «No tendrás otros dioses delante de mí» (Éxodo 20:3) y «No codiciarás» (Éxodo 20:17) son mandamientos casi iguales. Avariciar es desear cualquier otra cosa diferente a Dios de manera que revela una pérdida de contentamiento y satisfacción en él. La avaricia es un corazón dividido entre dos dioses. Por ello, Pablo lo denomina idolatría.

«Huya de la Avaricia – Pelee la Batalla de la Fe «

Ahora, lo que Pablo está haciendo en 1 Timoteo 6:6-12 es tratando de persuadir a la gente de no ser avara. Pero aseguremos de que vemos como Pablo entiende esta batalla contra la avaricia. Él da sus razones para no ser avaro en los versículos 6-10 (que volveremos a ver), y a continuación, en el versículo 11 le dice a Timoteo que evite o huya de todo eso–huir del amor al dinero y el deseo de ser rico, es decir, la avaricia.

Y dice en el versículo 11b, en lugar de ceder a la avaricia, «sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.» Y de esta lista escoge la «fe» para darle atención especial, y dice (en el versículo 12), «Pelea la buena batalla de la fe.» En esencia, dice entonces, «huye de la avaricia… Pelea la buena batalla de la fe».

En otras palabras, la lucha contra la avaricia no es otra cosa que la batalla de la fe. Esta es una de las pruebas más claras de que la manera de obedecer los Diez Mandamientos (uno de los cuales es, «¡No codiciarás!») es por la fe. Es también la prueba de que la avaricia es un estado de incredulidad.

Si pensamos en ello, eso es justamente lo que la definición de la avaricia implica. Dijimos que la avaricia es desear tanto algo que se pierde el contentamiento en Dios. O: es la pérdida de su contentamiento en Dios para que comenzar a buscar satisfacción en otra parte. Pues, ahora, este contentamiento es justamente lo que es la fe.

Jesús dijo en Juan 6:35, «Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.» En otras palabras, creer en Jesús significa experimentarlo como la satisfacción a la sed de mi alma y al hambre de mi corazón. La fe es experimentar contentamiento en Jesús. La batalla de la fe es la lucha por mantener ese contentamiento en Cristo—creer sinceramente, y continuar creyendo, que él suplirá todos y cada uno de nuestros deseos.

La avaricia es, entonces, exactamente el opuesto de la fe. Es la pérdida del contentamiento en Cristo de manera que comenzamos a desear otras cosas para satisfacer las ansias de nuestro corazón. No hay duda, entonces, que la batalla contra la avaricia es una batalla contra la incredulidad y una batalla por la fe. Cada vez que sintamos la mas minima manifestación de avaricia en nuestro corazón, debemos ponerte en contra de ella y luchar con todas nuestras fuerzas con las armas de la fe.

La principal arma de fe es la Palabra de Dios. Así que cuando la avaricia comienza a manifestarse, debemos comenzar a predicarnos a nosotros mismos la Palabra de Dios. Tenemos que escuchar lo que dice Dios. Tenemos que escuchar sus advertencias acerca de lo que le pasa a los avaros, y lo grave que es la avaricia. Y tenemos que escuchar sus promesas que le dan gran contentamiento al alma y superan todos los deseos avaros.

Advertencias Contra la Avaricia

En primer lugar, algunas advertencias.

1. La Avaricia Nunca Trae Satisfacción

Eclesiastés 5:10, » El que ama el dinero no se saciará de dinero, y el que ama la abundancia no se saciará de ganancias. También esto es vanidad.»

Esta es la palabra de Dios en cuanto al dinero: no satisface a los que lo aman. Si creemos en él, nos apartaremos del amor al dinero. Es un callejón sin salida.

Jesús dijo así en Lucas 12:15, «Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes.» Si la Palabra del Señor necesitara confirmación, es un hecho que existe mucha gente rica miserable en el mundo para demostrar que la satisfacción en la vida no proviene de las posesiones.

2. La Avaricia Ahoga la Vida Espiritual

Jesús dijo la parábola de la tierra (Marcos 4:1-20) que algunas semillas cayeron sobre las espinas y estas crecieron y las ahogaron.

Luego interpretó la parábola y dijo que la semilla es la Palabra de Dios. La semilla sembrada entre las espinas se interpreta de este modo: «lo mundano, el deleite en las riquezas y el deseo de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y por ende, hay esterilidad».

Cuando se predica la Palabra de Dios, se levanta una verdadera batalla. El deseo por otras cosas puede ser tan grande que los comienzos de una vida espiritual pueden ahogarse por completo. Esta es una temible advertencia de que todos debemos estar en guardia cada vez que escuchamos la Palabra de Dios para recibirla con fe y no ahogarla con la avaricia.

3. La Avaricia da Lugar a Muchos Otros Pecados

1 Timoteo 6:10 dice: «porque raíz de todos los males es el amor al dinero.» Y Santiago 4:2 dice, «Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis.»

La avaricia es la base de millares de otros pecados. Y esto hace que la advertencia de huir de ella y combatirla con todas nuestras fuerzas, sea aun mayor.

4. La Avaricia Te Abandona Cuando Tú Más Necesita Ayuda

Te abandona a la hora de la muerte. 1 Timoteo 6:7 dice, «Nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.» En la mayor crisis de tu vida, cuando tú necesita contentamiento, esperanza y seguridad más que en cualquier otro momento, tu dinero y todas tus posesiones adquieren alas y vuelan lejos. Te abandonan. Solo son amigos de los buenos tiempos. Y al entrar a la eternidad, entras sin nada, solo con el contentamiento que tú tenías en Dios.

Si tú murieras ahora mismo, ¿estarías llevando una carga de contentamiento en Dios, o estarías de pie delante de él con un agujero espiritual donde antes se encontraba la avaricia? La avaricia te abandona cuando tú más necesitas ayuda.

5. Al Final la Avaricia Destruye el Alma

1 Timoteo 6:9 dice: «Los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición.»

Al final la avaricia destruye el alma en el infierno. La razón por la que estoy seguro de que esta destrucción no es un fiasco financiero temporal, sino la destrucción final en el infierno es que Pablo dice en el versículo 12 que la avaricia debe ser peleada con la buena batalla de la fe, y luego añade, «echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” Lo que está en juego al huirle a la avaricia y luchar la buena batalla de la fe, es la vida eterna. (Ve 6:19.)

Así las cosas, el versículo 9 no está diciendo que la avaricia puede estropear tu matrimonio o tu empresa (que sin duda lo puede hacer!), sino que la avaricia puede estropear tu eternidad con ruina y destrucción, o como dice el versículo 10 al final, «por esta ansia, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.» (Literalmente: «se empularon con muchos dolores.»)

Dios ha ido más allá en la Biblia advirtiéndonos misericordiosamente que la idolatría de la avaricia es una situación en la que no hay ganancia. Es un callejón sin salida en el peor sentido de la palabra. Es un truco y una trampa. Por lo tanto, mi palabra para ustedes es la palabra de 1 Timoteo 6:11: Huye de ella. Cuando la veas venir (en un anuncio de televisión, o un catálogo de Navidad, o en la compra de un vecino), húyale, como le huiría de un león rugiente que ha escapado de un zoológico y tiene hambre.

Pero ¿Correr Hacia Dónde?

Corre hacia el arsenal de la fe, cubrirse rápidamente con la oración de Salmos 119:36: «oh SEÑOR, inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.» Y entonces tomar rápidamente las dos espadas, una corta y otra larga, confeccionadas especialmente por el Espíritu Santo para matar a la avaricia. Y luego aguardar de pie firme, a la puerta. En cuanto deje ver su rostro mortal muéstrele la espada más corta:

1 Timoteo 6:6 «Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento.» ¡GRAN GANANCIA! ¡GRAN GANANCIA! Quédate donde estás, León de Avaricia. Tengo gran ganancia en Dios. ¡Esta es mi fe!

Entonces, antes de que él tenga oportunidad para atacarte, tú tomas la espada mas larga (Hebreos 13:5-6),»Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él [Dios] dijo, ‘No te desampararé, ni te dejaré;’ de manera que podemos decir confiadamente, ‘El Señor es mi ayudador; no temeré ¿qué podrá hacerme el hombre?'» Y da una puñalada certera. Haz exactamente lo que Pablo dice que debes hacer en Colosenses 3:5, «Haced morir la avaricia.»

Hermanos y hermanas, toda avaricia es incredulidad. ¡Aprendan conmigo, a cómo usar la espada del Espíritu para luchar la batalla de la buena fe, y lograr la vida eterna!

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LA GUERRA ESPIRITUAL – QUE DICE LA BIBLIA ?

Guerra Espiritual : “¿Qué dice la Biblia acerca de la guerra espiritual?”
Publicado porcalithos on Agosto 5th, 2010
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LA GUERRA ESPIRITUAL – QUE DICE LA BIBLIA ?
Respuesta: Hay dos errores primarios cuando se habla de guerra espiritual: sobre-enfatizarla y subestimarla. Algunos culpan de cada pecado, cada conflicto y cada problema a los demonios que necesitan ser expulsados. Otros ignoran completamente la realidad espiritual, y el hecho de que la Biblia nos enseña que nuestras batallas son contra poderes espirituales. La clave para el éxito en la guerra espiritual es encontrar el balance bíblico. Algunas veces Jesús expulsó demonios de la gente, y algunas veces sanó a la gente sin mencionar lo demoníaco. El apóstol Pablo enseñó a los cristianos a librar batallas contra el pecado en ellos mismos (Romanos 6), y a librar batallas en contra del maligno (Efesios 6:10-18).

Efesios 6:10-12 declara, “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Este pasaje nos enseña algunas verdades cruciales; (1) Solo podemos estar fuertes en el poder del Señor, (2) Es la armadura de Dios la que nos protege, (3) Nuestra batalla es contra fuerzas espirituales de maldad en el mundo.

(1) Un poderoso ejemplo de esto es el arcángel Miguel en Judas verso 9. Miguel, como el más poderoso de todos los ángeles de Dios, no reprendió a Satanás en su propio poder, sino que dijo “El Señor te reprenda.” Apocalipsis 12:7-8 dice que en el final de los tiempos, Miguel derrotará a Satanás. Aún así, cuando se presentó su conflicto con Satanás, Miguel reprendió a Satanás en el nombre y autoridad de Dios, no en la suya propia. Es solo a través de nuestra relación con Jesucristo que nosotros, como cristianos, tenemos alguna autoridad sobre Satanás y sus demonios. Es solo en Su nombre que nuestra reprensión tiene algún poder.

(2) Efesios 6:13-18 nos da una descripción de la armadura espiritual que Dios nos da. Debemos estar firmes con (a) el cinturón de la verdad, (b) la coraza de justicia (c) el Evangelio de la paz, (d) el escudo de la fe, (e) el yelmo de la salvación, (f) la espada del Espíritu, y (g) orando en el Espíritu. ¿Qué es lo que estas piezas de la armadura espiritual representan para nosotros en la guerra espiritual? Debemos hablar la verdad contra las mentira de Satanás. Debemos descansar en el hecho de que somos declarados justos por el sacrificio que Cristo hizo por nosotros. Debemos proclamar el Evangelio, sin importar cuánta resistencia recibamos. No debemos vacilar en nuestra fe, no importa cuán fuertemente seamos atacados. Nuestra defensa principal es la seguridad de que tenemos nuestra salvación, y el hecho de que las fuerzas espirituales no pueden quitárnosla. Nuestra arma ofensiva está en la Palabra de Dios, no en nuestras propias opiniones y sentimientos. Debemos seguir el ejemplo de Jesús en reconocer que algunas victorias espirituales solo son posibles a través de la oración.

Jesús es nuestro mejor ejemplo para la guerra espiritual. Observa cómo Jesús manejó los ataques directos de Satanás: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a ÉL el tentador, y le dijo; Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está; No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” (Mateo 4:1-11) La mejor manera de combatir a Satanás es la manera que Jesús nos mostró y que fue citando la Escritura, porque el diablo no puede manejar la espada del Espíritu, la Palabra del Dios Viviente.

El mejor ejemplo de cómo no comprometerse en una guerra espiritual fueron los siete hijos de Esceva. “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo; – Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo; -A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” (Hechos 19:13-16). ¿Cuál fue el problema? Los siete hijos de Esceva estaban usando en Nombre de Jesús. Eso no es suficiente. Los siete hijos de Esceva no tenían una relación con Jesús, por lo tanto sus palabras eran carentes de cualquier poder o autoridad. Los siete hijos de Esceva se estaban basando en una metodología. Ellos no se basaban en Jesús, y no estaban empleando la Palabra de Dios en su guerra espiritual. Como consecuencia, recibieron una humillante golpiza. Aprendamos de su mal ejemplo y manejemos las batallas espirituales como lo describe la Biblia.

En resumen, ¿cuáles son las claves para el éxito en la guerra espiritual?. Primero, que nos apoyemos en el poder de Dios, no en el nuestro. Segundo, reprendamos en el Nombre de Jesús, no en el nuestro. Tercero, protegernos con toda la armadura de Dios. Cuarto, librar nuestras batallas con la espada del Espíritu – La Palabra de Dios. Por último, debemos recordar que aunque libramos batallas contra Satanás y sus demonios, no cada pecado o problema es un demonio que necesita ser reprendido. “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

El Bautismo parte 3

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¿Cómo debemos considerar el problema de la homosexualidad?

¿Cómo debemos considerar el problema de la homosexualidad?

Cómo debemos considerar el problema de la homosexualidad: como enfermedad sexual o como pecado? Y cual es la manera correcta y cristiana de tratar a las personas homosexuales? :

1. Delimitación del tema.

La homosexualidad se ubica entre las llamadas ‘desviaciones sexuales’, para distinguirlas de otros ‘disturbios sexuales’, como son las perversiones y las disfunciones sexuales. De modo concreto, entre las perversiones sexuales se enumeran: la masturbación, el narcisismo, el exhibicionismo, el fetichismo, el sadismo, el masoquismo, la necrofilia, la incestuosidad, el bestialismo, la pedofilia, la efebofilia, la patofilia, la gerontofilia, etc.; entre las disfunciones: los disturbios del deseo (ausencia o de deseo e hipererotismo), o en la excitación (impotencia y coitofobia), o en el orgasmo (frigidez), etc. Finalmente, entre las desviaciones sexuales se colocan el transexualismo, el travestismo, la bisexualidad y la homosexualidad. La respuesta la debemos limitar esta última.

2. Definición y naturaleza del fenómeno.

Una definición más o menos adecuada de la homosexualidad es la que da Sgreccia: una anomalía que consiste en la desviación de la atracción afectivo-sexual, por la cual el sujeto prueba atracción, e incluso puede mantener relaciones, con personas de su mismo sexo.

Esta desviación puede responder a causas puramente morales (perversión moral) o causas morales y psicológicas. Los orígenes del fenómeno en las personas que se descubren ‘constitucionalmente’ homosexuales, no son del todo claros; hay varias hipótesis. La más plausible indica que si bien puede haber predisposiciones orgánicas y funcionales, el origen se remonta generalmente a una intrincada red de relaciones afectivas y sociales. Han sido estudiados los eventuales factores hereditarios, sociológicos, e incluso hormonales; pero de todos, parece ser el más influyente el clima educativo familiar, especialmente en el período que va de los 6 a los 12 años. El dinamismo original de la desviación homosexual parecería consistir en una fracasada identificación afectiva del niño o de la niña.

Hay que distinguir los homosexuales en:

-Esenciales (también llamados primitivos, constitucionales, primarios); estos están sujetos a la compulsividad del instinto. A su vez se distinguen en: totales y exclusivos (aborrecen el sexo opuesto totalmente, y sienten impulso casi irresistible hacia el propio sexo) y los otros que pueden sentir también la atracción heterosexual (bisexuales).

-Ocasionales (también llamados veleitarios, secundarios): buscan el propio sexo por motivaciones mas superficiales como aventura, dinero o falta de pareja de otro sexo, pero conservan las tendencias heterosexuales.

En todos hay que distinguir la tendencia hacia el propio sexo, y el acto homosexual (ya sea el deseo o pensamiento consentidos, o el acto externo sexual).

3. Valoración moral.

Hay que hacer un juicio diverso sobre la tendencia y sobre el acto.

1) El acto homosexual. Por acto homosexual entendemos no sólo los actos sexuales externamente consumados sino también los actos de deseo y pensamiento plenamente consentidos. Estos son intrínsecamente desordenados, es decir, malos ‘ex obiecto’. Lo enseña la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia Católica y la razón:

a) Sagrada Escritura. Numerosos son los textos. Basta algunos:

  • -Lev 18,22: ‘No te acostarás con varón como con mujer; es abominación’.
  • -Lev 20,13: ‘Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos’.
  • -Rom 1,27: ‘Igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío’.
  • -1 Cor 6,9-10: ‘No os engañéis! Ni los impuros… ni los afeminados, ni los homosexuales…heredarán el Reino de Dios’.

b) Magisterio. Hay varios documentos que tienen especial importancia:

-La Declaración Persona humana’ Según el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos privados de su regla esencial e indispensable. En la Sagrada Escritura están condenados como graves depravaciones e incluso presentados como la triste consecuencia de una repulsa de Dios (cf. Rom 1,24-27). Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen de esta anomalía son del todo responsables, personalmente, de sus manifestaciones; pero atestigua que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y que no pueden recibir aprobación en ningún caso’[1].

-Catecismo de la Iglesia Católica: ‘La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso‘[2].

-Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales: repite el texto de la declaración Persona humana[3].

-Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: verdad y significado.

-También tienen mucha importancia las intervenciones del Magisterio ante los errores sobre este punto de algunos moralistas. Asi, por ejemplo, ante los errores de J.J, McNeill[5], Charles Curran[6], Andre Guindon[7].

c) La razón. La razón, tanto filosófica, como teológica muestra la ilicitud de estos actos, en cuanto:

-Están absolutamente desposeídos de la finalidad procreativa que es propia del acto sexual humano (y la cual no puede ser excluida voluntariamente[8].

-Niegan la complementariedad entre el varón y la mujer, la cual esta inscrita en la misma naturaleza: no solo porque el varón y la mujer son complementarios genitalmente sino porque lo son tambien germinalmente (sus células sexuales son complementarias: ovulo y espermatozoo) y psicológicamente.

-Niega la sabiduría creadora de Dios: pues al negar lo único que está explícitamente escrito en la naturaleza del hombre (la complementariedad entre el varón y la mujer), niega el plan de Dios en la creación.

-Niegan la autodonación que la razón última que legitima el uso del sexo. Ya que el acto homosexual es más una búsqueda de autocomplacencia que una autodonación.

-Es un acto antisocial: porque no contribuye con la generación de nuevos hijos a la sociedad. El sexo se ordena a la perpetuación de la especie. Si la práctica homosexual fuera lícita y todos la practicasen equivaldría al suicido social.

2) La tendencia homosexual. Sobre la tendencia homosexual, cuando responde a factores no voluntarios, se suele verificar muchos equívocos. Fundamentalmente hay que decir que mientras no sea consentida no constituye pecado alguno, pero al mismo tiempo, también hay que afirmar que ella misma, por tender como fin a un acto desordenado, es un desorden.

a) Puede no constituir pecado: ‘Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; esta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba’[9].

b) Pero es objetivamente desordenada: ‘La particular inclinación de la persona homosexual, aunque en si no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia, mas o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada’[10].

c) Consecuentemente, estas personas están llamadas a vivir la castidad de modo total y unir el sufrimiento causado por su tendencia a la cruz de Cristo: ‘Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición. Las personas homosexuales estan llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de si mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana[11].

Algunos, para sostener la inculpabilidad de estos actos en las personas homosexuales cuya tendencia no es voluntaria, han afirmado que no son libres. Como afirma la Carta a los Obispos, esto es una injuria a esas personas, porque afirmar que no son libres es despojarlos de su auténtica libertad: ‘Se debe evitar la presunción infundada y humillante de que el comportamiento homosexual de las personas homosexuales está siempre y totalmente sujeto a coacción y por consiguiente sin culpa. En realidad también en las personas con tendencia homosexual se debe reconocer aquella libertad fundamental que caracteriza a la persona humana y le confiere su particular dignidad‘[12].

4. Consecuencias sociales: las actitudes sociales con las personas homosexuales[13].

Uno de los puntos más controvertidos es el de las actitudes sociales que se pueden y que se deben tomar respecto de estas personas.

Discriminación sexual? Derechos y límites. Ante todo, a estas personas no se las debe discriminar pastoralmente: hay que tratar de convertir a las que practican la homosexualidad, y hay que asistir a quienes no la practican pero tienen tendencias homosexuales. Es un pecado la violencia contra unas y otras.

Estas personas, como toda persona humana, son sujetos de derechos fundamentales: derecho al trabajo, a la casa, etc. Con todo, esos derechos no son absolutos; pueden ser limitados legítimamente por la Autoridad a causa de comportamientos externos objetivamente desordenados que atenten contra el bien común o contra los más débiles (física o moralmente).

Esta reducción de los derechos no absolutos se practica en muchos casos: en determinadas enfermedades contagiosas, enfermos mentales, individuos socialmente peligrosos, etc. De este modo, existe una discriminación justa: ‘Existen ámbitos en los que no se da discriminación injusta cuando se tiene en cuenta la tendencia sexual: por ejemplo, en la adopción o custodia de niños, en la contratación de profesores o instructores de atletismo, y en el servicio militar’[14].

Además, la discriminación verdadera, es decir, la que afectaría a una persona con tendencias homosexuales que quiere vivir castamente, es casi nula, porque ‘por regla general, la mayoría de las personas con tendencia homosexual, que procura llevar una vida casta, no da a conocer públicamente su tendencia homosexual. En consecuencia el problema de la discriminación en términos de empleo, casa, etc., normalmente no se plantea‘[15].

Por el contrario, ‘los homosexuales que declaran su homosexualidad son, casi siempre, personas que consideran su comportamiento o su estilo de vida homosexual como ‘indiferente o, sin más, bueno’, y por eso digno de aprobación pública’[16]. Por tanto, con estas personas la pretendida ‘discriminación’ es, en realidad, una defensa social de los más débiles (los inocentes que pueden ser inducidos a tales comportamientos).

Estos normalmente usan el slogan de la ‘discriminación sexual’ como un arma política para manipular la sociedad y la misma Iglesia[17]. Y el objetivo último no apunta a encontrar un lugar en la sociedad, viviendo castamente, sino explícitamente a lograr la aprobación de sus comportamientos homosexuales como es el caso del reconocimiento jurídico-social y la equiparación de la cohabitación homosexual con el matrimonio heterosexual, e incluso la implantación de un ‘derecho’ a contraer ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo. A este respecto hay que decir con Juan Pablo II: ‘Lo que no es moralmente admisible es la aprobación jurídica de la práctica homosexual. Ser comprensivos con respecto a quien peca, a quien no es capaz de liberarse de esta tendencia, no equivale a disminuir las exigencias de la norma moral (VS,95). Cristo perdonó a la mujer adúltera, salvándola de la lapidación (Jn 8,1-11), pero, al mismo tiempo, le dijo: Ve y de ahora en adelante ya no peques más’. Y refiriéndose a la resolución del Parlamento Europeo sobre este tema, añade: ‘El Parlamento ha conferido indebidamente un valor institucional a comportamientos desviados, no conformes al plan de Dios: existen las debilidades -lo sabemos-, pero el Parlamente al hacer esto ha secundado las debilidades del hombre’[18].


[1] Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Persona humana, nº 8.

[2] Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2357.

[3] Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, nº 3.

[4] Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: verdad y significado, Roma, 8 de diciembre de 1995, nº 104.

[5] Sobre McNeill: cf. Congregación para los religiosos y los institutos seculares, Roma, 2 gennaio 1987, Enchiridion Vaticanum, t. X, nº 1129ss.

[6] Sobre Charles Curran: cf. Sagrada Congregación para la doctrina de la fe, Curran sospeso dall’insegnamento della teologia, Roma 25 lulio 1986, Enchiridion Vaticanum, t. X, nº 724ss.

[7] Sobre Guindon, L’Osservatore Romano, 7 de febrero de 1992, p. 10.

[8] Cf. Humanae vitae, 14.

[9] Catecismo de la Iglesia Católica, nª 2358.

[10] Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, nª 3.

[11] Catecismo de la Iglesia Católica, nª 2358-2359.

[12] Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, nº 11.

[13] Cf. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986; Algunas consideraciones acerca de la respuesta a ciertas propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales, L’Osservatore Romano, 31 de julio de 1992, p. 7; Juan Pablo II, Angelus del 20 de febrero de 1994.

[14] Algunas consideraciones acerca de la respuesta a ciertas propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales, L’Osservatore Romano, 31 de julio de 1992, p. 7, nº 11.

[15] Ibid., nº 14.

[16] Ibid., nº 14.

[17] Cf. Carta a los Obispos…, nº 9.

[18] Juan Pablo II, Angelus del 20 de febrero de 1994.

Obtenido de:

http://www.teologoresponde.com.ar/respuesta.asp?id=55

El proposito de la Gracia: CREAR ABORRECIMIENTO POR TODO LO SATÁNICO

El proposito de la Gracia: CREAR ABORRECIMIENTO POR TODO LO SATÁNICO
John J Alvarado D 04 de agosto a las 11:30

  • Ni deis lugar al diablo. (Efe. 4: 27).

Lo que enciende la enemistad de Satanás contra la raza humana, es que ella, por intermedio de Cristo, es objeto del amor y de la misericordia de Dios.

Lo que él quiere entonces es oponerse al plan divino de la redención del hombre, deshonrar a Dios mutilando y profanando sus obras, causar dolor en el cielo y llenar la tierra de miseria y desolación. Y luego señala todos estos males como resultado de la creación del hombre por Dios.

La gracia que Cristo derrama en el alma es la que crea en el hombre enemistad contra Satanás. Sin esta gracia transformadora y este poder renovador, el hombre seguirá siendo esclavo cae Satanás, siempre listo para ejecutar sus órdenes.

Pero el nuevo principio introducido en el alma crea sin conflicto allí donde hasta entonces reinó la paz. El poder que Cristo comunica habilita al hombre para resistir al tirano y usurpador.

Cualquiera que aborrezca el pecado en vez de amarlo, que resista y venza las pasiones que hayan reinado en su corazón, prueba que en él obra un principio que viene enteramente de lo alto.

Como león rugiente, Satanás busca su presa. Prueba sus engaños con todo joven incauto; sólo hay seguridad en Cristo. Solamente por medio de su gracia se puede rechazar con éxito a Satanás.

Satanás les dice a los jóvenes que hay suficiente tiempo, que pueden entregarse al pecado y al vicio sólo por esta vez para no hacerlo nunca más; pero esa única entrega al mal envenenará toda la vida.

No os aventuréis ni siquiera una vez en terreno prohibido. En estos peligrosos días de maldad, cuando las incitaciones al vicio y a la corrupción se encuentran por todos lados, elévese al cielo el ferviente y sentido clamor de los jóvenes: «¿Con qué limpiará el joven su camino?»

Y que sus oídos estén abiertos y sus corazones inclinados a obedecer la instrucción que se da en la respuesta: «Por guardar tu Palabra» (Sal. 119: 9).

La única seguridad que pueden tener los jóvenes en esta edad contaminada consiste en hacer de Dios su confianza. Sin la ayuda divina serán incapaces de dominar las pasiones y los apetitos humanos.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios
(Salmo 46.10)
por Jonathan Edwards
ESTE salmo suena como un himno de la iglesia en tiempos de grandes convulsiones y desolaciones en el mundo. Es por eso que la iglesia se gloría en Dios como su amparo, su fortaleza y su pronto auxilio, aun en tiempos de las mayores tribulaciones y dificultades. “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y borboteen sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su ímpetu” (versículos 1, 2, 3).
La iglesia se enorgullece en Dios, no sólo por ser Él su ayudador, que la defiende cuando el resto del mundo se ve envuelto en desgracias y catástrofes, sino porque, como río refrescante, le da aliento y gozo, aun en medio de la calamidad pública. “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana” (vv. 4, 5). En los versículos 6 y 8 se declaran los cambios profundos y las calamidades que agitaban al mundo: “Braman las naciones, se tambalean los reinos; lanza él su voz, y se derrite la tierra. Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamiento en la tierra”. En el texto que sigue se expresa de manera admirable la manera en que Dios libra a la iglesia de estas desgracias, especialmente de los desastres de la guerra y la furia de sus enemigos: “Que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra. Que quiebra el arco, rompe las lanzas y quema los carros en el fuego”. Es decir, Él hace que cesen las guerras cuando son contra su pueblo; Él quiebra el arco cuando se dobla contra sus santos.
Siguen entonces estas palabras: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. La soberanía de Dios se manifiesta en sus grandes obras, las cuales aparecen descritas en los versículos anteriores. Esas mismas terribles desolaciones que Él desató en su designio de librar a su pueblo utilizando medios terribles muestran también su grandeza y su señorío. A través de todo eso demuestra su poder y soberanía, y así ordena a todos estar quietos, y conocer que Él es Dios. Porque, dice: “Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”.
De esto se pueden derivar observaciones interesantes
1. El deber de estar tranquilos delante de Dios, bajo las mercedes de su providencia. Esto implica que debemos mantener quietud de palabras, sujetándonos de hablar o de quejarnos contra los designios de la Providencia; no oscureciendo la razón con palabras de ignorancia, ni empleando el lenguaje pomposo de la vanidad. Debemos mantener quietud en nuestras acciones y en nuestra conducta, de modo que no contrariemos a Dios en sus designios. Y en lo tocante a la disposición interior de nuestros corazones, hemos de cultivar la calma y una serena sumisión de espíritu a la soberana voluntad de Dios, cualquiera que esta sea.
2. Podemos tener en cuenta el fundamento de este deber, esto es, la divinidad de Dios. El hecho de ser Dios es razón de sobra para que debamos estar quietos delante de Él, sin murmurar en lo más mínimo, sin objetar, sin oposición, sino tranquilamente y con humildad sometiéndonos a Él. ¿Cómo hemos de cumplir este deber de estar quietos delante de Dios? Sencillamente con un sentido de su divinidad, comprendiendo que el fundamento de ese deber es el conocimiento de que Él es Dios. Nuestra sumisión es la que corresponde a seres racionales. Dios no requiere que nos sometamos a Él a contrapelo de lo razonable, sino como viendo la razón y el fundamento de hacerlo así. De ahí que, la mera realización de que Dios es Dios puede ser suficiente para acallar toda objeción y oposición a sus divinos y soberanos designios.
Todo esto puede verse considerando lo siguiente:
1. Por cuanto Él es Dios, es un ser absoluta e infinitamente perfecto, siendo imposible que pudiera incurrir en error o maldad. Y como es eterno y no debe su existencia a ningún otro, no puede en medida alguna tener limitaciones en su ser ni en ninguno de sus atributos. Si algo tiene límites en su naturaleza, debe haber alguna causa o razón por la que esos límites están allí. De lo cual se deduce que toda cosa limitada debe tener alguna causa. Por lo tanto, aquello que no tenga causa tiene que ser ilimitado. Las obras de Dios demuestran con toda evidencia que su sabiduría y su poder son infinitos, pues quien hizo todas las cosas de la nada, que las sustenta, gobierna y maneja en todo momento y en todas las edades, sin cansarse, tiene que poseer un poder infinito. Tiene asimismo que ser infinito en el conocimiento; porque si Él hizo todas las cosas, y sin cesar las sustenta y gobierna todas, se sigue que él, continuamente y de una sola mirada, ve y conoce a la perfección todas las cosas, así las grandes como las pequeñas.
Lo cual no es posible sin un conocimiento infinito. Siendo, pues, infinito en conocimiento y poder, Dios tiene que ser también perfectamente santo. La falta de santidad supone siempre defecto y pobreza de visión. Donde no hay oscuridad ni engaño, no puede faltar la santidad. Es imposible que la maldad pueda coexistir con la infinita luz. Dios, siendo infinito en poder y conocimiento, tiene que ser totalmente autosuficiente. Es por lo tanto imposible que Él pueda caer en cualquier tentación o cometer alguna falta. No hay motivo por el cual pueda incurrir en nada semejante. Siempre que alguien es tentado a ceder a lo incorrecto, es por fines egoístas.
Entonces, ¿cómo podría un Ser todopoderoso —que no necesita de nada— ser tentado a hacer algo malo por fines egoístas? Es, pues, imposible que Dios, que es esencialmente santo, pudiera en ningún sentido incurrir en el mal.
2. Por el hecho de ser Dios, Él es tan grande que está infinitamente más allá de toda comprensión. Por tanto, es irrazonable de nuestra parte pretender juzgar sus decisiones, ya que las mismas son misteriosas. Si fuera un ser al cual nosotros pudiéramos comprender, no sería Dios. Sería irrazonable suponer nada más allá del hecho de que hay muchas cosas en la naturaleza de Dios, así como en sus obras y gobierno, que son para nosotros un misterio que jamás podremos discernir.
¿Qué somos y qué idea tenemos de nosotros mismos si esperamos que Dios y sus designios puedan estar al nivel de nuestro entendimiento? Somos infinitamente incapaces de tal cosa como comprender a Dios. Para nosotros sería menos irrazonable concebir que una cáscara de nuez pudiera contener al océano. Dice en Job 11.7ss: “¿Descubrirás tú las profundidades de Dios? ¿Alcanzarás el límite de la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra, y más ancha que el mar”. Si pudiéramos tener sentido de la distancia que existe entre Dios y nosotros, entenderíamos lo razonable de la interrogación del apóstol Pablo en Romanos 9.20: “…oh, hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios?”
Si creemos encontrarle faltas al gobierno de Dios, estamos virtualmente suponiéndonos capaces de ser sus consejeros; cuando en realidad más bien nos convendría, con gran humildad y adoración, clamar con el apóstol (Ro 11.33ss): “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios, e insondables sus caminos! Porque ¿quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos de los siglos”.
Si hubiera niños que alzaran la voz para criticar a los cuerpos legislativos de su país o para poner en tela de juicio las decisiones del poder ejecutivo, ¿no se estimaría que se estaban entrometiendo en cosas demasiado elevadas para ellos? ¿Y qué somos nosotros sino bebés? Pues nuestras inteligencias son infinitamente menores que las de los bebés en comparación con la sabiduría de Dios. Lo sensato para nosotros es tener esto en cuenta y ajustar a ello nuestra conducta. Dice en el Salmo 131.1,2: “Jehová, no está envanecido mi corazón, ni mis ojos son altivos; no ando tras grandezas, ni tras cosas demasiado sublimes para mí. Sino que me he calmado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre”.
Esta sola comprensión de la infinita distancia entre Dios y nosotros, y entre el entendimiento de Dios y el nuestro, debería ser suficiente para acallarnos y para acatar con serenidad todo lo que Dios hace, no importa cuán ininteligible o misterioso nos parezca. Ni tampoco tenemos derecho alguno a esperar que Dios nos explique en particular la razón de sus actos o sus designios. Está más que justificado que Dios no nos dé a nosotros, gusanos del polvo que somos, razón de sus asuntos, que así podamos captar la distancia que nos separa de Él, y le adoremos y nos sometamos a Él en humildad y reverencia.
Podemos ver a este respecto por qué, cuando Job padecía sufriendo por designio divino crueles penalidades, Dios le respondió no explicándole las razones de su misteriosa providencia, sino haciéndole ver su condición de miserable gusano, de nada, y cuán lejos estaba él de la altura de Dios. Esta actitud divina estaba más en consonancia con Dios que haber entrado en algún debate con Job, o haberle revelado el misterio de sus dificultades.
Y para Job fue bueno someterse a Dios en aquellas cosas que no podía entender, a lo cual quiso traerle la respuesta divina.
Conviene que Dios habite en profunda oscuridad, o en luz que ningún ser humano puede resistir, la cual ninguno ha visto ni puede ver. Nada hay de extraño en que un Dios de infinita gloria resplandezca con una brillantez demasiado viva y potente para el ojo humano. Porque los mismos ángeles, esos espíritus poderosos, aparecen cubriendo sus rostros ante esta luz (Isaías 6).
3. Siendo que Él es Dios, todas las cosas son suyas, por lo cual tiene derecho a disponer de ellas a su antojo y placer. Todas las cosas de este mundo inferior son suyas. “…Todo lo que hay debajo del cielo es mío” (Job 41.11). “He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella” (Dt 10.14). Todas las cosas son suyas porque todas proceden de Él; son totalmente de Él y de solamente de Él.
Aquellas cosas hechas por los hombres no son enteramente de ellos. Cuando un hombre edifica una casa, no es completamente suya; ninguno de los materiales con que fue hecha le debe su origen. Todas las criaturas son total y completamente fruto del poder de Dios.
Es lógico, por lo tanto, que todas sean para él y estén sujetas a su voluntad (Pr 16.4). Así pues, como todas las cosas vienen de Dios, así todas se sostienen por Él, y se hundirían en la nada en un instante si Él no las sostuviera. Y todas son para Él. “Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas” (Ro 11.36). “Porque por él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, las visibles y las invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas tienen consistencia en él” (Colosenses 1.16,17). Toda la humanidad es suya: sus vidas, su aliento, su ser; “porque en él vivimos y nos movemos y somos”. Nuestras almas y nuestras capacidades le pertenecen.
“He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía” (Ez 18.4).
4. Comoquiera que Él es Dios, es digno de ser soberano sobre todas las cosas. A veces los hombres poseen más de lo que son dignos de poseer. Pero Dios es no solamente dueño de todo el universo, siendo que todo procede y depende de Él, sino que tal es su perfección, la excelencia y dignidad de su naturaleza, que es digno de ser soberano por sobre todo. Nadie deberá osar oponerse a que Dios ejerza la soberanía del universo como si no fuera digno de ello, pues el ser soberano absoluto del universo no es gloria ni honor demasiado grandes para Él.
Todas las cosas en el cielo y en la tierra, ángeles y hombres, son nada en comparación con Él; todas son como la gota de agua en el balde o como el grano de arena en la playa. Es así adecuado que cada cosa esté en sus manos, para que Él disponga según le plazca. Su voluntad y su deseo son de infinitamente mayor importancia que los de las criaturas. Es correcto que su voluntad se cumpla, aunque fuere contraria a la de todos los demás seres; que Él haga de sí mismo su propio fin; y que disponga todas las cosas para sí. Dios está dotado de tales perfecciones y excelencias que tiene título a ser el soberano absoluto del mundo.
Ciertamente, conviene mucho más que todas las cosas estén bajo la dirección de una sabiduría irreprochable y perfecta que expuestas a caer en confusión o sujetas a causas sin control. Más aun, no es bueno que ningún negocio dentro del gobierno de Dios pueda quedar sin la dirección de su sabia providencia, muy especialmente aquellas cosas de mayor importancia.
Es absurdo suponer que Dios pudiera estar obligado a prevenir a cualquier criatura de pecar y de exponerse a castigo adecuado. De ser así, resultaría que no puede haber tal cosa como un gobierno moral de Dios sobre individuos razonables, y sería arbitrario para Dios dar mandamientos ya que Él mismo sería la parte comprometida a observar la conducta y estarían fuera de lugar las promesas o las amenazas. Pero si Dios puede dejar que alguien peque y se exponga a castigo, entonces resulta mucho más apropiado y mejor que el asunto sea tratado con sabiduría —quién en justicia debe a causa del pecado quedar expuesto a castigo y quién no— que permitir que venga por la confusión o el azar.
No es digno del Gobernador del universo dejar las cosas al azar; lo natural para Él es gobernar todas las cosas por medios de sabiduría. Y así como Dios posee sabiduría que lo autoriza para ser soberano, así también tiene el poder que lo capacita para ejecutar lo que aconseja la sabiduría. Más aun, Él es esencial e invariablemente santo y justo, e infinitamente bueno, por lo que está perfectamente calificado para gobernar el mundo de la mejor manera posible.
Por lo tanto, cuando actúa como soberano del mundo, lo indicado para nosotros es estar quietos y someternos de buen grado, sin objetar en manera alguna que Él tenga la gloria de su soberanía; por el contrario, conscientes de su dignidad, reconocerla con gozo, diciendo: “Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos”, y repetir con aquellos en Apocalipsis 5.13: “Al que está sentado en el trono … sea la alabanza, el honor, la gloria, y el dominio…”
5. Por cuanto Él es Dios, será soberano y actuará como tal. Él se sienta en el trono de su soberanía y su reino rige sobre todos. En su soberano poder y dominio será exaltado, como Él mismo declara: “Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”. Él hará saber a todos que es el supremo Señor de toda la tierra. Él efectúa su voluntad entre las huestes del cielo y entre los habitantes de la tierra, y nadie puede detener su mano. No puede haber tal cosa como frustrar, entorpecer o invalidar sus designios, pues Él es grande en el pensamiento y maravilloso en la acción. Su consejo prevalecerá, y Él hará todo lo que le plazca.
No hay sabiduría, ni inteligencia, ni talento que pueda ir contra el Señor. Cualquier cosa que Él quiera hacer será para siempre; nada le será añadido ni quitado. Cuando Él actúe, ¿quién le opondrá reparos? Él puede, si quiere, hacer trizas a sus enemigos. Si los hombres se juntan contra Él para estorbar u oponerse a sus designios, Él “quiebra el arco, rompe las lanzas, y quema los carros en el fuego”. Él mata y hace vivir, derriba y levanta, todo según el consenso de su voluntad. Dice en Isaías 45.6,7: “Para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo soy Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo soy Jehová, el que hago todo esto”.
Ni los eminentes, ni los ricos, ni los sabios pueden impedir o torcer la voluntad de Dios. Él despacha chasqueados a los doctos y no rinde pleitesía a los aristócratas ni concede privilegio a los ricos sobre los pobres. Hay muchos subterfugios en el corazón humano; pero el consejo del Señor y los pensamientos de su corazón permanecerán a través de todas las generaciones. Cuando Él concede paz, ¿quién puede crear problemas? Y si oculta su rostro, ¿quién puede contemplarlo? Lo que Él derriba no puede ser reconstruido y al que silencie así se queda. Cuando Él se proponga algo, ¿quién se lo estorbará? Y cuando extienda su mano, ¿quién hará que la recoja? No hay por lo tanto manera de impedir a Dios ser soberano ni que actúe como tal. “De quien quiere tiene compasión y al que quiere endurecer, endurece” (Ro 9.18). Él tiene las llaves del infierno y de la muerte: abre, y no hay quien cierre; cierra, y no hay quien abra. Esto puede hacernos ver la insensatez de ponernos en contra de los soberanos designios de Dios; y cuán sabios son aquellos que quietamente y de buen ánimo se someten a su soberana voluntad.
6. Como que Él es Dios, está en posición de vengarse de aquellos que se opongan a su soberanía. Él es sabio de corazón y poderoso en fortaleza; ¿quién podrá endurecerse contra Dios y salir airoso? A esto tiene que responder todo el que intente contender con Él. Y ay del miserable que quiera pelear contra Dios, ¿podrá defender su posición delante de Él? A cualquiera de sus enemigos al que mueva el orgullo, el Señor le mostrará que está por encima de ellos. Vendrán a ser como la paja en el viento, o como grasa de carneros; el fuego los consumirá y desaparecerán. “Quién pondrá contra mí en batalla espinos y zarzas? Yo los hollaré, los quemaré a una” (Isaías 27.4).

California: Revocan prohibición de matrimonios gay

California: Revocan prohibición de matrimonios gay

By Associated Press / Mundo Cristiano
Wednesday, August 04, 2010

Un juez federal revocó el miércoles la prohibición a los matrimonios gay en California, un caso histórico que podría terminar ante la Corte Suprema del país.

El juez federal de distrito Vaughn Walker emitió su fallo en una demanda interpuesta por dos parejas gay, las cuales afirmaban que la prohibición aprobada por los electores violaba sus derechos civiles, indicó AP.

Los partidarios argumentaban que la prohibición era necesaria para salvaguardar el concepto tradicional de matrimonio y para alentar la crianza responsable de niños.

Los electores de California aprobaron la prohibición en noviembre del 2008 bajo el título de Propuesta No. 8, cinco meses después de que la Corte Suprema estatal legalizó las bodas gay.