El rector del Seminario Reina Valera responde al artículo polémico que causa consternación alrededor del mundo

Estimados alumnos,

Este correo estudiantil trata de un tema serio. Hace un mes un artículo polémico fue escrito prediciendo el colapso del movimiento evangélico dentro de diez años. Claro que el autor, Michael Spencer, estaba exagerando para llamar la atención cuando dijo «dentro de 10 años», puesto que él mismo es un evangélico y escribe sus argumentos en forma de una advertencia para la comunidad evangélica. Sin embargo, todo mundo está hablando del artículo. Se publicó primero en un blog. Después fue tomado por un periódico nacional. Prendí la radio a oír la BBC de Londres y lo estaban discutiendo. La semana pasada asistí a una conferencia católica y también se comentaba. Pienso que será de beneficio que los alumnos del Seminario Reina Valera también fueron informados de este acontecimiento.

Tengo que aclarar que las amonestaciones del autor están dirigidas a la comunidad evangélica de los Estados Unidos y no de América Latina. Pero, creo que sería de interés para la comunidad evangélica creciente de América Latina ver cómo sus correligionarios de Norteamérica se están perdiendo membrecía e influencia en la sociedad. El problema se notó en las últimas elecciones presidenciales cuando los evangélicos, juntos con los católicos conservadores, no votaron por el cambio. El problema tiene tiempo manifestándose desde que los evangélicos regalan ciegamente sus votos a un solo partido y abiertamente apoyaron la invasión inmoral de Irak. Ahora, todo el mundo sufre las consecuencias de una depresión económica causada por las pólizas del ex-Presidente Bush, supuestamente evangélico.

El autor, Michael Spencer, enumera los problemas que enfrentan los evangélicos de los Estados Unidos de esta manera. Primero, los evangélicos son vistos como una amenaza a la ciencia, la educación y la sociedad en general. Segundo, no han pasado la fe a sus hijos y la educación cristiana que ofrecen no prepara a una persona vivir en un mundo secular. Y tercero, la iglesia está demasiada preocupada por el dinero. Son críticas fuerte, pero en lo personal pienso que tiene mucha razón y que la Iglesia de América Latina puede aprender de esta situación. Consideremos estas tres observaciones hechas por el autor.

En cuanto al primer argumento, no cabe duda que los evangélicos han desperdiciado muchísima energía en la lucha en contra del aborto sin efecto, en tratar de imponer la enseñanza del creacionismo en las escuelas sin efecto y su oposición a las uniones civiles de los homosexuales, también sin efecto. Con todo, los evangélicos se parecen como los ignorantes. Los evangélicos no han podido comprender que cuestiones morales como el aborto no se pueden controlar con la legislación, por malo que sea. Además, los evangélicos practican el aborto en los mismos porcentajes que la población en general. Segundo, la ciencia demuestra que Darwin tiene razón y los evangélicos no han podido decir simplemente que –Dios es tan grande que primero hizo al mundo y después hizo al mundo hacerse a sí mismo. Esto se debe a una idea equivocada de lo que significa la interpretación literal de la Biblia. Tratar de imponer la enseñanza de la creación del universo en un período de siete días hace 6000 años es simplemente ridículo y hace a los evangélicos parecerse ignorantes y en contra de la educación y la ciencia. En fin, la homosexualidad se tiene que comprender dentro del marco biológico y psicológico. También tienen derecho, como todo ser humano, de llevar unas vidas felices y realizadas. La comunidad evangélica tiene cosas mejores que hacer que afanarse por los homosexuales.

En cuanto al segundo argumento, no cabe duda que la comunidad evangélica en los Estados Unidos lucha para transmitir la fe a sus hijos. Esto, según el autor, se debe en gran parte a que la Iglesia se ha obsesionada con las «guerras culturales» (las cuestiones mencionadas arriba) a tal grado que se ha olvidado enseñar la doctrina cristiana y la vida santa a sus hijos. En breve, esta generación no sabe lo que cree, sino lo que siente. Mucha de la educación cristiana sólo ha servido para apartar a los hijos de las escuelas públicas, precisamente la educación secular que en antaño la iglesia protestante había fomentada con orgullo. Vaya, miles de padres no mandan a sus hijos a la escuela sino los educan en casa, sin duda con deficiencias intelectuales necesarias para responder a un mundo secular. Una observación del autor que me gustó fue que hasta los seminarios eran excesivamente costosos y que se necesitaba encontrar nuevos modelos de educar al clero como por ejemplo el uso del Internet. (Esto es exactamente lo que hace el Seminario Reina Valera http://www.seminarioabierto.com que ofrece clases de doctrina y educación cristiana para cimentar la fe y clases de psicología, ética, y derechos humanos para responder a un mundo secular, a muy bajo costo.)

En cuanto al tercer argumento, el amor al dinero que ha permeado al clero y las instituciones religiosas, hasta el punto de ser una vergüenza. ¡Tanta avaricia en el nombre de Dios! Aquí el autor reserva una crítica especial para las iglesias y especialmente ministerios pentecostales de los Estados Unidos. No sólo por su afán de conseguir ofrendas, sino porque esta actitud está creando una generación de clero que prefiere ser servido que servir. Además, estos aprovechados, son para muchos pastores jóvenes el modelo que seguir en vez de desear ser pastores amorosos y maestros de la Biblia. Los mismos cultos parecen ser organizados para recoger fondos, vacíos de enseñanza y sentido espiritual, y el público se cansa después de un tiempo. Como tanto en este mundo que parece suceder en ciclos, hay evidencia en los Estados Unidos, que las personas están poco a poco disertando las iglesias con cultos informales en favor de iglesias que ofrecen cultos más formales. Esto puede ser en parte porque la población se está envejeciendo y los gustos cambian con la edad.

¡Qué puede aprender la iglesia evangélica en América Latina de las fallas en el mundo evangélico de Norteamérica? Permítame sugerir que aprendamos que la Iglesia evangélica no debe aislarse del mundo, sino tratar de ser una influencia moral positiva en medio de la sociedad sin identificarse con un solo punto de vista política y que apoye toda reforma política, sobretodo la defensa de los derechos humanos. Que apoye la educación pública y seglar para toda la gente, resistiendo la expansión de la educación religiosa, sea católica o protestante. Que enseñe a la gente a vivir de un modo mejor en familia, en amor y armonía. Que aprecie a los pastores sinceros y apoye, hasta insistir, en la educación del clero. Que enseñe la doctrina cristiana y evite las fábulas y suposiciones pasajeras, especialmente el evangelio de prosperidad. Mejor será combatir los vicios que amenazan el presupuesto de la familia y animar a los jóvenes a lograr una profesión o emprender un pequeño negocio. Que vuelva la iglesia a la enseñanza de la santidad y perfección cristiana. Sobre todo, no hacer de la fe evangélica algo de otro mundo, sino ser reales y prácticos como creyentes en el diario vivir.

Dios les bendiga, mis alumnos, por desear ser instrumentos preparados en las manos de Dios, para dar respuesta a las necesidades de este mundo. El Seminario Reina Valera existe para combatir la ignorancia en el ámbito religioso. Claro que el movimiento evangélico no va a acabar en 10 años, pero necesita ser sanado si desea tener la misma influencia en el siglo 21 que tuvo en el siglo 20.

Atte. Gilbert Abels, Rector

Seminario Reina Valera

http://www.seminarioabierto.com