Consideraciones Teológicas Sobre la Definición Humana (Primera Parte)

14:15 10/12/2008, Pável,

El hombre como problema

“… queda un hecho negativo: una asamblea numerosa, y que no se reunía por primera vez, de intelectuales europeos de todas las especialidades y tendencias, ha estudiado y discutido a lo largo de diez días el problema del nuevo humanismo sin haber llegado más que a informes y sugerencias contradictorias, sin que de ningún lado haya surgido una visión clara y convincente para todos los participantes y mucho menos directamente beneficiosa para el mundo de hoy (…) para no hablar de propuestas concretas. Sobre el “nuevo humanismo” cada uno de los congresistas tuvo como quien dice sus propias ideas, si es que creían en las mismas. Finalmente, ni siquiera estuvimos de acuerdo en si se podía esperar en nuestro tiempo “un nuevo humanismo”, y ni tan siquiera si era deseable.“
“Y aun falta lo peor, ya desde el primer día se puso de manifiesto, cosa que resultó evidente el día último, que hasta el concepto y definición de humanismo estaban rodeados de la mayor oscuridad y contradicción”[1]

El hombre, en principio, es susceptible de ser entendido como problema. Esa distinción es subjetiva e implícita. Con esto se quiere decir que no se trata de una problematización artificial o aprendida. La cuestión es que el hombre, sin importar época, edad o clase social se percibe, de modo universal, como una pregunta no respondida. “Conócete a ti mismo”, decía Sócrates sugiriendo, en cierta forma, que toda la información acerca del ser humano está inconclusa, las ideas que se tienen no constituyen un verdadero conocimiento, o por lo menos, no llegan a ser un conocimiento relevante o significativo. De allí que, al margen de la respuesta teológica, no hay otro modo de entender la realidad humana sino a través del reconocimiento de su problemática. Se puede percibir en el asunto, el sabor de lo inconcluso, queda la sensación de que todavía es necesario descubrir el significado verdadero de lo humano, no solamente en su composición ontológica, sino que, además, en cuanto a sus implicancias teleológicas.

Es común en ciertas disciplinas establecer un límite entre ser y finalidad. La definición clásica de corte aristotélico así lo sugiere; ya que la indicación de género próximo y diferencia específica se refiere – al menos aparentemente -, a cuestiones relacionadas de manera exclusiva con el ser. Sin embargo, no es posible hacer una definición del hombre en la que podamos decir lo que “es” sin ocuparnos de su “fin”. Cuando el hombre se pregunta acerca de sí, realmente se pregunta acerca del sentido de su propio ser. Es menos relevante para él entender su composición que entender su función.

“¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?” Se pregunta el salmista Biblia. Puede notarse que no se está haciendo una pregunta ontológica o biológica. La pregunta acerca del hombre está formulada en relación con Dios y el resto de lo creado, la pregunta tiene que ver con el significado de lo humano. Similar implicancia moral la encontramos en el cuestionamiento Socrático, “conócete a ti mismo” está destinado a establecer “quién eres” antes de “qué eres”
El hombre es un problema cuya solución es fundamental. Hay una relación entre la convicción y la acción. La conducta humana no está conformada por una serie de eventos inconexos; de hecho, la conducta y la voluntad son el resultado de la interacción del conocimiento y la afectividad. Nuestras creencias determinan nuestras acciones.

Ortega y Gasset lo define al establecer una distinción entre ideas y creencias. Las ideas son posesiones humanas, mientras las creencias poseen a los hombres. Las ideas están en el hombre, pero los hombres están en sus creencias, de modo que su conducta es regida por aquellas.

“Con las creencias propiamente no hacemos nada, sino que simplemente estamos en ellas. Precisamente lo que no nos pasa jamás – si hablamos cuidadosamente – con nuestras ocurrencias.”[2]

Las ideas deben ser pensadas, pero las creencias rigen nuestra vida de un modo no consciente. Si alguien elije salir a la calle, ni siquiera tiene que pensar que la calle existe, no lo duda. Existe el convencimiento de que la calle estará allí cuando salga, por lo tanto puede tomar la decisión de salir. La creencia de que la calle estará afuera, no tiene que ser declarada, hace ya mucho tiempo que se alojó en nuestra mente y determina gran cantidad de nuestra conducta diaria. Este mismo mecanismo afecta toda la vida humana. El hombre se conduce de acuerdo a lo que cree.
De esto se deriva la importancia de la respuesta que se de al problema del hombre, ya que la convicción respecto de su naturaleza determinará la conducta humana de un modo radical. Si el hombre se observa así mismo como un producto de la naturaleza, entonces su existencia es simplemente necesaria en un sentido natural. El mundo como producto de la necesidad natural no es un objeto calculado ni pensado; simplemente, es el resultado de un proceso seguido por fuerzas inconscientes y por lo tanto, no tiene sentido la libertad ni la responsabilidad.

Tolstoi desarrolla esta idea en “La Guerra y la Paz”. Libro que pretende ilustrar la relación de identidad entre el determinismo histórico y el supuesto mito de la libertad individual. La historia, según su pensamiento, no es el producto de la voluntad de los gobernantes ni de la voluntad de un individuo. El liderazgo, desde esa perspectiva, es un espejismo. El hombre sin excepción está cautivo de sus circunstancias, y es tanto más prisionero cuanto más poder supone tener. De ese modo, para Tolstoi, Napoleón no tuvo la idea de invadir Rusia, Napoleón fue arrastrado por una fuerza superior hacia un destino más allá de todo cálculo. Él, como los demás combatientes, como el resto de sus personajes viven vidas que están determinados a vivir, sin poder sustraerse a su destino. Los hombres, según Tolstoi, están condicionados por sus limitaciones temporales y espaciales, así como por la necesidad de sus propias circunstancias físicas y sociales. Caminan y ven del modo que les permiten sus cuerpos y sus propios pensamientos. Toda “elección”, en verdad, es una aparente elección. Hasta en las decisiones más sencillas están ausentes las opciones. Decidimos hacer lo único que realmente podemos hacer. Nuestras circunstancias objetivas y subjetivas determinan nuestra vida, simplemente. En este contexto la libertad no existe. Tolstoi compara la sensación de libertad con la percepción que tenemos de la Tierra. Sabemos que el planeta es curvo y que está en continuo movimiento. Sin embargo lo percibimos plano y quieto. La aparente forma y quietud del suelo es solamente una ilusión que hace posible nuestra vida. Del mismo modo, nuestra facultad de elegir es solamente una ilusión que nos ayuda a permanecer con vida. La libertad, entonces, sería el gran autoengaño de la especie humana.

“No hay alma ni libertad porque la vida de un hombre se expresa mediante movimientos musculares, sometidos a su vez a la actividad nerviosa; no hay alma ni libertad porque en cierto periodo de tiempo, desconocido, descendimos del mono. Así dicen y escriben estos hombres, sin imaginar siquiera que, hace miles de años, todas las religiones y los pensadores todos, no sólo reconocieron, sino que ni siquiera negaron esa ley de la necesidad que tan celosamente intentan ahora probar por medio de la fisiología y la zoología comparada. No ven que en esta cuestión el papel reservado a las Ciencias Naturales se reduce a servir de instrumento para esclarecer el único aspecto, puesto que si bien desde el punto de vista de la observación, la razón y la voluntad no son más que secreciones cerebrales y el hombre, según las leyes generales, pudo descender de animales primitivos en cierto tiempo que nos es desconocido, ninguna de estas cosas explica más que un aspecto nuevo de esta verdad reconocida desde hace miles de años por todas las religiones y disciplinas filosóficas: que, desde el punto de vista de la razón, el hombre está sometido a la ley de la necesidad. Pero nada de esto supone el más mínimo hacia una solución del problema, que tiene otra vertiente opuesta, la del reconocimiento de la libertad.”[3]

El postulado de Tolstoi, parte de la idea de necesidad social, que en la práctica viene a ser semejante a la necesidad natural. El hombre en esa perspectiva es ajeno a cualquier otra obligación que la que imponga la propia naturaleza, es ajeno a propósito alguno, a no ser que sea el que el mismo se auto-imponga, sin embargo este propósito será una comisión artificiosa por no decir falsa.

Por el contrario, si el hombre se concibe así mismo como un ser creado, entonces, su existencia no es producto de la necesidad natural (evolución), sino de la voluntad de un ser superior, con quien deberá entablar una relación. Está relación trae consigo el sentido de la responsabilidad individual y la noción del propósito personal. Es observable está interacción entre creación y propósito en toda la revelación. Por ejemplo en el salmo 51, David exclama: «Crea en mí un corazón limpio, Oh Dios (…) Entonces enseñaré tus caminos a los transgresores, y los pecadores se volverán a ti” Es evidente que la idea de propósito está muy ligada, con la idea de haber sido formado por Dios.

En la concepción naturalista del hombre, no hay propósito alguno, ya que la naturaleza, entendida desde la perspectiva materialista, carece de propósitos propios; desde ese enfoque los hechos se dan sin mediación de voluntad, por lo que el hombre sería un ser sin significado. En la concepción creacionista, en cambio, el hombre posee un propósito de vida del mismo modo que la naturaleza cumple con un propósito determinado por el creador.

La dificultad de la autodefinición humana radica en su trascendencia intelectual. El hombre es un sujeto que puede objetivarse a sí mismo. No solamente puede establecer un discurso del “yo”, si no que puede realizar un discurso acerca del “yo”, en donde el “yo” pasa a ser visto como “aquél”. Es en esa relación subjetividad – objetividad donde se manifiesta la distorsión de su visión. El hombre no es capaz de verse realmente como es. Tal cuestión, obedece a un principio teológico de importancia radical, como se verá más adelante, pues está ligada al origen del mal en la naturaleza humana y a la consecuente afectación de esta.

El hombre como problema no solamente es la adjetivación de una incógnita estática, sino que el hombre como problema, es a la vez una invitación a su solución. ¿En dónde radica la respuesta al ser de la humanidad? John Stott refiriéndose al libro Man in the Natural World, que había hecho una recopilación graciosa de los diferentes intentos de determinar lo humano, dice lo siguiente:

“Señala Tomas que el ser humano fue descrito por Aristóteles como un animal político, por Thomas Willis como un animal que se ríe, por Benjamín Franklin como un animal religioso, y por James Boswell, el gastrónomo, como un animal que cocina. Otros escritores se han centrado en algún rasgo físico del cuerpo humano. Platón dio preponderancia a la postura erecta, de modo que los animales miran hacia abajo, mientras que solo los seres humanos miran hacia el cielo, mientras que Aristóteles agregó la peculiaridad de que los seres humanos son incapaces de mover las orejas. A un médico de la época de los Estuardo en la Gran Bretaña le impresionaron grandemente nuestros intestinos, debido a sus ‘circunlocuciones, enroscamientos, y retorcimientos anfractuosos’, en tanto que en las postrimerías del siglo XVIII Uvedale Prince llamó la atención a la nariz: ‘El hombre, es entiendo, el único animal que tiene una marcada proyección en el centro del rostro’.” [4]

Entre la cita de Barth hecha al iniciar este artículo, y en la de Stott, se puede vislumbrar la problemática del hombre. La ciencia ha hecho que los seres humanos puedan entender procesos tan complicados como la fisión nuclear y la trasmisión genética; sin embargo entre los grandes y pequeños descubrimientos, hay una pregunta sin respuesta, una identidad desfigurada, un conocimiento perdido: el conocimiento de uno mismo.

Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta

[1] Parte de una conferencia pronunciada por Karl Barth en Zurcí el 02 de febrero de 1950, en la que comenta el Reencuentro Internacional de Genova de 1949. Vid: Barth, Karl; Ensayos Teológicos; p. 53
[2] Ortega y Gasset, José; Ideas y Creencias; Madrid – España; Espasa Calpe; 7° Edición; 1964; p.19
[3] Tolstoi, León; La Guerra y la Paz; Colombia; Ed. Oveja Negra; Tomo II; 1985; p.565
[4] Stott, John; El Cristiano Contemporáneo; Gran Rapids – EE. UU.; Ed. Nueva Creación; 1995; p. 33

extr. de

http://cristianismohoy.blogspot.com/2007/03/consideraciones-teolgicas-sobre-la.html

Reseña: Creados a imagen de Dios

18:57 26/03/2010, Marcelo Sánchez Ávila,

HOEKEMA, Anthony. Creados a imagen de Dios. Grand Rapids: Libros Desafío, 2005, 341 pp.

El Dr. Anthony Hoekema (1913 – 1988) fue un teólogo reformado nacido en la ciudad de Drachten en Holanda. A los diez años emigró a Estados Unidos donde estudio en el Calvin College, la Universidad de Michigan, el Calvin Theological Seminary y el Princeton Theological Seminary (Th.D., 1953). Fue pastor de las Iglesias Cristianas Reformadas y profesor de Teología Sistemática en el Calvin Theological Seminary.

Entre sus libros más conocidos están “The Four Major Cults” [Las Cuatro Grandes Sectas] (1963), “What about Tongue-Speaking?” [Acerca de Hablar en Lenguas] (1966), “Holy Spirit Baptism” [El Bautismo del Espíritu Santo] (1972), “The Bible and the Future” [La Biblia y el Futuro] (1979), “Created in God’s Image” [Creados a Imagen de Dios] (1986) y “Saved by Grace” [Salvos por Gracia] (1989).

El libro “Creados a Imagen de Dios” publicado en 2005 por Libros Desafío es un tratado de Antropología Teológica. En el prefacio el autor dice que su objetivo en este libro es “plantear lo que la Biblia enseña acerca de la naturaleza y destino de los seres humanos”, cuando nos enfrentamos al tema del estudio del hombre según la Palabra de Dios nos enseña recordamos las sabias palabras de Juan Calvino (Institución de la Religión Cristiana, I.I.I), quien, hablando acerca de la importancia del conocimiento que el hombre debe tener de sí mismo dice:

“por nuestra pobreza se muestra todavía mejor aquella inmensidad de bienes, que en Dios reside; y principalmente esta miserable caída, en que por la transgresión del hombre caímos, nos obliga a levantar los ojos arriba, no solo para que, ayunos y hambrientos, pidamos de allí lo que nov haga falta, sino también para que, despertados por el miedo, aprendamos humildad. Porque como en el hombre se halla todo, un mundo  de miserias, después de haber sido despojados de los dones del cielo, nuestra desnudez, para grande vergüenza nuestra, descubre una infinidad de oprobios; y por otra parte no puede por menos que ser tocado cada cual de la conciencia de su propia, desventura, para poder, por lo menos, alcanzar algún conocimiento de Dios.”

El libro está divido en doce capítulos. El primero de ellos, llamado “La importancia de la doctrina acerca del hombre”, es una introducción al texto, donde el autor muestra como el asunto de la antropología ha sido desde siempre un asunto importante en el pensar humano, explicando básicamente las visiones del hombre que hay en las distintas filosofías. En el segundo capítulo, como el nombre lo indica, Hoekema habla sobre “el hombre como persona creada” planteando la paradoja de ser un ser creado, y por ello dependiente, y persona, con independencia relativa. Esta posición, de aceptar como paradojal las verdades de la soberanía divina y la libertad humana (en especial en cuanto a su responsabilidad) está en contraposición con la enseñanza bíblica de que la responsabilidad humana tiene como fundamento la existencia de demandas de un Dios soberano. Así estas dos verdades son complementarias y no paradójicas.

Los siguientes tres capítulos hablan sobre la imagen de Dios en el hombre. El capítulo tres habla de la imagen de Dios haciendo un análisis exegético de algunos de los pasajes más importantes del Antiguo y Nuevo Testamento con relación al tema tratado. Hoekema, nuevamente apelando a una paradoja, afirma que la imagen de Dios en el hombre es “un aspecto del hombre que no se puede perder, una parte de su esencia y existencia”[1] y al mismo tiempo “es la semejanza a Dios que se pervirtió cuando el hombre cayó en pecado, pero que se está restaurando y renovando en el proceso de santificación.”[2]

El capítulo cuatro es un panorama histórico del entendimiento de la doctrina de la Imagen de Dios. Hoekema evalúa los entendimientos de Ireneo, Tomás de Aquino, Juan Calvino, Karl Barth, Emil Brunner y G. C. Berkouwer; y muestra como la idea de imagen de Dios fue cambiando de lo estructural a lo relacional. Él opta por aceptar ambas ideas.

En el capítulo cinco Hoekema trabaja la idea de la relación triple del hombre: con Dios, el próximo y la naturaleza; y de cómo, en la historia, la imagen puede operar en estas relaciones de distintos modos; a saber, imagen original, pervertida, renovada y perfeccionada.

En el sexto capítulo el autor trata del hombre en una cuarta relación: consigo mismo. Para él, esta relación es subyacente a las otras y hace posible que la persona se desempeñe de manera adecuada en ellas. La tesis del autor es que el hombre debe tener una imagen de sí mismo que sea dinámica, esto debido a la renovación progresiva del Espíritu Santo.

El capítulo siete es el primero de cuatro capítulos que hablan acerca del pecado, este habla acerca del origen del pecado, planteando la tesis de que Adán fue una persona histórica y la caída un suceso real, es por esta caída que el pecado entró en la historia sin embargo éste es algo accidental, no esencial al hombre.

El capítulo ocho, que se titula “La Difusión del pecado”, habla de las consecuencias de la caída, la universalidad del pecado, el pecado original y la forma en como este pecado se transmite de generación en generación. En este capítulo Hoekema, debido a la teoría de la gracia común, niega los Cánones de Dort que afirman que el hombre natural “ni aún en asuntos naturales y cívicos, tampoco usa rectamente esta luz [entendida aquí como algún conocimiento de Dios, de las cosas naturales, y de la distinción entre lo que es lícito e ilícito]; antes bien, sea como fuere, la empaña totalmente de diversas maneras, y la subyuga en injusticia; y puesto que él hace esto, por tanto se priva de toda disculpa ante Dios” (III/IV.IV) diciendo que la incapacidad del hombre está limitada a asuntos espirituales y no a su vida toda. Con respecto a la difusión del pecado Hoekema propone la aceptación del realismo y el federalismo como verdades complementarias.

El noveno capítulo habla de la naturaleza del pecado, de cómo éste debe ser definido y descrito. Aquí el autor niega que el pecado sea algo que pertenezca al hombre sino que es algo más bien accidental a él. También hace distinción entre clase y graduación de los pecados; terminando el capítulo con una sección sobre el pecado imperdonable.

El capítulo diez trata de cómo Dios frena el pecado en el mundo por medio de la gracia común, que es una doctrina que habría sido descrita por Calvino y desarrollada posteriormente por Bavinck y Kuyper. Hoekema también presenta la posición contraria a la gracia común pero lo hace sin incluir el tema decisivo sobre el asunto: el amor de Dios hacia el réprobo. Esta presentación tampoco es justa en el caso de los teólogos de la IPR que también afirman que Dios frena el pecado pero difieran en la motivación de Dios para hacerlo, para ellos este freno no es por gracia.

El siguiente capítulo, llamado “La persona total”, habla de otro tema controversial. En esta sección el autor rechaza la idea de que el ser humano esté compuesto por partes, como afirman el dicotomismo y el tricotomismo, y propone la teoría de la “Unidad psicosomática.”

El tema tratado en el capítulo doce es “la cuestión de la libertad.” Hoekema define verdadera libertad como “la capacidad de los seres humanos, con la ayuda del Espíritu Santo, de pensar, decir y hacer lo que le agrada a Dios y en armonía con su voluntad revelada”, capacidad perdida con la caída ya que, usando las palabras de Agustín, después de ella el hombre natural está en un estado en el cual no puede no pecar, que es restaurada en el proceso de redención y perfeccionada cuando estemos en la gloria, cuando entremos en un estado de no poder pecar.

Sin dudas el libro “Creados a Imagen de Dios” es un libro para recomendar a quien quiera conocer las doctrinas acerca del hombre. Hoekema hace en este libro un gran uso de análisis exegético y de los grandes teólogos reformados mostrando, en la mayoría de las veces, cual ha sido la opinión histórica del pensamiento reformado.

El libro también contiene desvíos como la aceptación de las paradojas como método válido de entender la Escritura y la aceptación de la gracia común, errores comunes en un ministro de las Iglesias Cristianas Reformadas.


[1] p. 52

[2] p. 52

copiado de http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/03/26/resena-creados-a-imagen-de-dios/

Reina el asombro: Marineros entre los antecesores humanos «primitivos»

21:29 18/02/2010,

Santiago Escuain

18 febrero 2010 — ¿Acaso sería más chocante el titular si dijese: «Aparece un iPod en la Tumba de Tutankamón»? Heather Pringle comenzaba un reportaje en National Geographic News con estas palabras: «No se suponía que fuese a ser así». Se han descubierto en la isla de Creta herramientas de piedra a las que se atribuye una edad de hasta 130.000 años.

La navegación es una característica cultural del hombre. El hallazgo de restos culturales en islas comporta consecuencias de peso contra las especulaciones de la antropología evolutiva. Grabado que representa una nave hawaiana, obra de John Webber, artista a bordo del barco de James Cook, ca. 1781.

Como se cree que Creta ha estado rodeada por las aguas del Mediterráneo durante cinco millones de años, esto significa que antecesores humanos que se creían demasiado primitivos para exhibir una conducta moderna fueron navegantes intencionales. Además, los cientos de herramientas de piedra que se han descubierto en nueve yacimientos sugieren que hubo grupos de ellos que llegaron para establecer poblaciones sostenibles. No llegaron allá por un acaso. Esto implica intención, propósito, «curiosidad y el deseo de explorar». ¿De qué manera afectará esto a las actuales teorías acerca del origen de los humanos?

Se creía que los antiguos humanos de este período no eran capaces de inventar barcos, o siquiera unas simples balsas —siendo que la tecnología se considera como una expresión de conducta moderna. El Homo sapiens con su práctica de conductas modernas, como la ornamentación con joyas y la expresión artística no comenzó a aparecer hasta hace alrededor de cien mil años.

Pero los nuevos descubrimientos indican que estos antecesores humanos eran capaces de una planificación, cooperación y construcción de mucha mayor sofisticación —en este caso, la construcción de barcos— que lo que se sugeriría con sus simples herramientas de piedra.

«Me quedé atónito«, decía [Curtis] Runnels [de la Universidad de Boston]. «La idea de descubrir herramientas de este período tan remoto en Creta era casi tan increíble como encontrar un iPod en la tumba del Faraón Tut».

Según la línea cronológica evolucionista, los navegantes deben haber sido Homo neanderthalensis o incluso Homo erectus. La suposición es que los antecesores humanos llegaron caminando desde África. Ahora esto deja patente que pudieron también haber llegado en barco. Sin duda, este descubrimiento respaldará las polémicas afirmaciones de que el Homo erectus era capaz de construir embarcaciones (véase, por ejemplo, 20/10/2003, en inglés), y que los «Hobbits» llegaron a la isla de Flores por vía marítima.

Los antropólogos que nunca pensaron en buscar indicios en las islas tendrán que comenzar a investigar. «Si humanos antiguos estaban atravesando el Mediterráneo, dice Runnels, entonces podrían desde luego haber atravesado otros obstáculos marítimos, como el Mar Rojo o el Golfo de Adén», escribe Pringle. Y Runnel añade: «Y esto significa que las suposiciones que aceptábamos —que la colonización de Eurasia fue realizada por homíninos primitivos desplazándose por vía terrestre a través del Próximo Oriente en dirección a la India y más allá— tendrán que ser revisadas».

Unas cuantas sorpresas como esta son equivalentes a un conejo en el precámbrico (véase Más sorpresas para Darwin). Si los evolucionistas se niegan a prestar atención al elefante en medio del salón, no es de esperar que se den cuenta de los conejos saltando alrededor de sus pies, y menos de los faraones con iPods.

Una sencilla aplicación del Teorema de Bayes puede valorar el peso de la hipótesis evolutiva a la luz de estos nuevos datos. La hipótesis es que el hombre moderno emergió procedente de antecesores primitivos a lo largo de millones de años. La mayoría de antropólogos evolutivos consideraba que la anterior probabilidad de esta hipótesis era elevada. Los datos nos hablan de herramientas de piedra en una isla, lo que exige unas sofisticadas capacidades de navegación marina. La probabilidad de los datos es 1, por cuanto son materia de observación. La probabilidad de estos datos en base a la hipótesis es sumamente baja. La probabilidad de la hipótesis ha quedado considerablemente reducida. Por tanto, la probabilidad posterior de la hipótesis, dados los datos, que es el producto de la probabilidad de que apareciesen estos datos si se concedía la hipótesis, por la probabilidad de la hipótesis, dividido ello por la probabilidad de los datos, ha quedado considerablemente reducida. La hipótesis darwinista queda rechazada.

Si usamos la misma actualización de las probabilidades, podemos valorar la probabilidad de la hipótesis de la creación. Afirma que el hombre ha sido siempre inteligente y capaz de una conducta deliberada y simbólica. Un accesorio de la hipótesis de la creación es que la tecnología humana sufrió un considerable retraso desde el Diluvio, de modo que hubiera mostrado un avance lento donde se encuentre, al haber tenido que volver a empezar desde cero. Debido a que la probabilidad de los datos concediendo la hipótesis es elevada, aumenta la probabilidad de la hipótesis, dados los datos. La probabilidad posterior de la hipótesis de la creación aumenta así dados los nuevos datos. La hipótesis de la creación queda confirmada.


Lecturas adicionales

Arthur C. Custance:

y también

Frank W. Cousins

ANTROPOLOGÍA CRISTIANA – EL SER HUMANO

ANTROPOLOGÍA CRISTIANA – EL SER HUMANO

Autor:Paulo Arieu

Introducción:

Este artículo refleja sólo la antropología hasta Adán… de ahí en adelante el pecado cambia la antropología humana. Se pierde la imagen de Dios, la mente del hombre pierde la capacidad natural, el deseo del hombre se hace contrario al deseo de Dios…

Mas adelante continuaré con una segunda parte que evalúe la condicion del hombre después de la caída.

1. Importancia de esta doctrina [1]

Cada doctrina cristiana tiene su importancia. En cuanto a la doctrina del ser humano, hay varias razones por las cuales es importante. Por lo menos hay cinco razones a saber:

  1. Debido a la relación existente con las otras doctrinas.
  2. Debido a que éste es el punto en donde la revelación bíblica y el interés humano convergen.
  3. Debido a la importancia dada al hombre por las diferentes disciplinas intelectuales.
  4. Debido a la crisis presente en la auto-comprensión del hombre.
  5. Debido a que esto afecta a la tarea de cada creyente y de la iglesia como un todo.

2. Diferentes perspectivas del ser humano [2]

COMO UNA MÁQUINA. Según esta perspectiva,»el ser humano es visto en función de lo que es capaz de hacer. Por ejemplo: E! valor que le da un empleador a un empleado, de acuerdo con el rendimiento, de acuerdo con lo que hace.Así los seres humanos son básicamente cosas, son vistos como medios, que solamente sirven mientras son útiles.

COMO UN ANIMAL. «Es visto como un miembro del reino animal. Como Dijo A.Gehlen «un mono que ha tenido éxito».[3] La diferencia del hombre con el animal es solamente que el hombre posee una capacidad craneal mayor y un mecanismo de estímulo-respuesta más altamente entrenado.

COMO UN SER SEXUAL. En un mundo en el que no se discutía abiertamente el tema, Freud desarrolló una teoría de la personalidad sobre la base de la sexualidad humana. Consideró a la sexualidad como el marco referencial básico del ser humano.A pesar de que el esquema teórico de Freud no fue aceptado totalmente, su idea básica se asume fácilmente hoy dia. Por ejemplo la filosofía «Playboy» asume que el hombre es primariamente un ser sexual, y que el sexo es la experiencia humana más significativa.

COMO UN SER ECONÓMICO. Según esta perspectiva, son las fuerzas económicas las que realmente afectan y motivan al ser humano. La ideología que mejor ha desarrollado este pensamiento es el materialismo dialéctico que precisamente sostiene que las fuerzas económicas mueven la historia hacia estadios progresivos. Por ejemplo la comida, la ropa y la vivienda son las necesidades más significantes de los humanos. Cuando el ser humano ha obtenido estas cosas, se puede dar por satisfecho.

COMO UN TÍTERE DEL UNIVERSO. Sostiene que el hombre está a merced de las fuerzas del mundo que controlan el destino. Así, las superpotencias políticas tienen influencia sobre el ser humano controlándolo.

COMO UN SER LIBRE. Enfatiza su habilidad de elegir, y ve a la voluntad del ser humano como la esencia de la personalidad. Manifiesta que todo tipo de regulación debe evitarse, que el paternalismo que provee para todas las necesidades no puede ser practicado. Si se sabe elegir, cada hombre es señor de su destino.

COMO SER SOCIAL «Esta perspectiva supo ne que el ser humano es fundamentalmente un miembro de la sociedad. Aquel que no interactúa con otros seres humanos no alcanza a ser plenamente humano. Se llega a decir que el ser humano no tiene una naturaleza como tal,sino que el conjunto de relaciones con otras personas es lo esencial.

3. Perspectivas Bíblicas del ser humano:

El ser humano fue hecho:

A IMAGEN DE DIOS.

Gn. 1:26, nos revela la grandeza del hombre; entender esto nos permite entender mejor lo trágico de su caída y la gloria de su redención en Jesús.

Esto significa que:

  1. Pertenecemos a Dios.
  2. Deberíamos moldear nuestra vida en relación con Jesús, por ser él la completa imagen de Dios.
  3. El ser humano es valioso.
  4. El ser humano tiene derecho de igualdad ante Dios.
  5. El ser humano tiene derecho de igualdad ante otro

PARA RELACIONARSE. Esto significa que:

  1. Se relaciona con Dios.
  2. Se relaciona con los demás.
  3. Se relaciona con sí mismo.
  4. Se relaciona con el mundo natural

COMO UN SER INTEGRAL. Esto significa que:

  1. El ser humano es una unidad, y así debe mirarse,
  2. Cada aspecto del ser existe con sus propias características peculiares,
  3. Cada aspecto continúa siendo lo que es en la unidad, y no se diluye en ell todo, sino que se complementa.
  4. Posee esencialmente tres partes fundamentales: El cuerpo (soma) con sus sentidos; el alma (ánemos) con su inteligencia y voluntad y el espíritu(pneuma) Cada una caracteriza un aspecto de la vida del ser humano: su vida física, su vida intelectual y su vida espiritual.

PARA RECONCILIARSE CON DIOS POR MEDIO DE CRISTO. Esto significa que la perspectiva específicamente cristiana de la existencia humana, está determinada en último término por la idea de la reconciliación del hombre en Cristo.

4. Significado de la palabra «imagen

LO QUE NO SIGNIFICA.

  1. Que el hombre se parece a Dios físicamente.
  2. Que el hombre es imagen sólo porque es señor de la creación, independiente de Dios.
  3. Que el hombre es una encarnación o extensión de los dioses.

LO QUE SIGNIFICA

  1. Que el hombre posee una personalidad
  2. Que el hombre posee una capacidad espiritual.
  3. Que el hombre es creativo.
  4. Que el hombre tiene una fuerte conciencia del bien y del mal.
  5. Que el hombre es inmortal, preparado para vivir eternamente en el más el más allá.

Imagen y semejanza en la biblia

Antiguo Testamento

Genesis 1:26,27 nos muestra que Dios resuelve hacer al hombre a su imagen y semejanza.
La expresión que une los términos imagen y semejanza está indicando una similitud, un parecido del hombre con Dios pero al mismo tiempo, una gran distancia.
Esto nos muestra que el hombre es uns er superior.
El hombre no es como Dios, es solo a su imagen, según su semejanza.
Gen. 9:6 nos muestra que al asesino le corresponde la pena de muerte “porque a imagen de Dios es hecho el hombre”

Nuevo Testamento
El tema vuelve a aparecer en Col. 3:10. I Cor. 11:7;Ef. 4:24
En Efesios 4:24 habla del “hombre nuevo”, “creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, “según Dios”, equivale a “la imagen de Dios”
El nuevo hombre es recreado a la misma imagen de Dios como una restauración de la imagen primitiva borrada y mancillada por el pecado.
2 Cor. 4:4; Col. 1:15; Heb. 1:3), afirma que Cristo es imagen de Dios, esto significa que lo que Adán habría tenido que cumplir en medio de y para todas las criaturas, pero no lo hizo, lo cumplió Cristo. El fue la imagen de Dios, un reflejo vivo y fiel de lo que Dios es para sus criaturas.
El hombre regenerado está llamado a ser hecho imagen de Cristo (Ro. 8:29)

Teología de la imagen de Dios en el hombre
Las palabras imagen y semejanza se usan como sinónimos e indistintamente. El hombre fue creado originalmente a la semejanza de Dios. Esta semejanza la lleva todo hombre, incluso el pecador.
El hombre no solo lleva la imagen de Dios, sino quie es una verdadera imagen.
La imagen de Dios incluye el conocimiento perfecto y la posesión efectiva de la justicia y la santidad.
Según Berkhof, en la salvación obrada por Cristo, el hombre vuelve a su condición original.
La imagen de Dios el hombre no la pierde por el pecado, sino que permanece, pero
deformada por el pecado (Gen. 9:6;I Cor. 11:7).

La imagen de Dios en el hombre incluye la espiritualidad.
“Dios es espíritu y es natural esperar que el elemento de la espiritualidad tenga también expresión en el hombre como imagen de Dios.”
La imagen de Dios en el hombre incluye la inmortalidad. El hombe primitivo no llevaba dentro de sí mismo la semilla de la muerte física y no estaba sujeto a ley de la muerte.
Domnio del hombre sobre la creación: Este dominio es señal de la gloria y el honor con que el hombre está coronado (Sal. 8:5,6)

Ideas contemporáneas sobre el tema
K Barth y Bruner entienden la imagen de Dios en el hombre, como referida a las relaciones del hombre con Dios.
El encuentra una analogía entre Dios y el hombre en el ser del hombre, como un ser de relaciones que le permitirá entrar en relación con Dios.
Según Gen. 1:26,27, Barth asocia la imagen de Dios al hecho de que creó al hombre “varón y hembra”
El da al plural “hagamos” un sentido trinitario.
Como varón y hembra, la humanidad es capaz de una relación de pacto. Por esa misma circunstancia, puede el hombre entrar en una relación semejante.con el mismo Creador.
Dios invita al hombre a entrar en un pacto con él lo que se cumple en Cristo. Es en Cristo donde la imagen de Dios se manifiesta en tanto que este lleva a su esposa la iglesia a un pacto de compañerismo con él. De modo que para ver la verdadera imagen de Dios debemos mirar al Sr. Jesús en relación con sui comunidad que es la iglesia.

La imagen de Dios en el pensamiento de Bruner
Para él, la imagen de Dios en el hombre es la capacidad del hombre para responder desde su responsabilidad y libertad, a los requerimeintos de Dios.
El considera que la imagen de Dios en el hombre debe bsucarse en la capacidad del hombre para relacionarse. Dios quiso crear un ser libre capaz de amar y ser amado.

El distingue en la imagen de Dios 2 aspectos:

a.un aspecto material y

b. un aspecto formal.

a Aspecto material: Es la respuesta de amor agradecido y reverente que el hombre ofrece a la iniciativa de Dios.
b. Aspecto formal: que esta respuesta sea la libre determinación de un sujeto personal.

Notas:

1 Millard Erickson. Christian Theology. pp.456-462.

2 Ibid. pp.462-470.

3 Citado por Floreal Ureta. Manual de Doctrina Cristiana, p.85.

4 Tomado, aunque no en su totalidad, de la recopilación hecha por Tomás Mackey, Teología Sistemática, cap. 5, pp.20-26.

Fuente:

Oscar Mraida, Apuntes de la materia «Teología Sistematica,serie escuela de Mision,pp.54-57,Iglesia evangélica Bautista del Centro,Estados Unidos 1273, Buenos Aires,Argentina,año 1997