La Sincronicidad en la Naturaleza

La Sincronicidad en la Naturaleza
Publicado por Malena el 29 de Diciembre de 2009

Estamos tan acostumbrados a ver la perfección con que se manifiesta la naturaleza que hemos perdido nuestra capacidad de asombro.

Cuando percibimos cómo los pájaros vuelan en formaciones perfectas, cómo se turnan para ocupar los lugares que les exigen mayor esfuerzo y cómo cambian de dirección sincronizadamente, sin chocarse jamás unos con otros, es un espectáculo que inquieta nuestra mente y nos obliga a cuestionarnos sobre nosotros mismos.

Lo mismo ocurre con los cardúmenes de peces que forman verdaderos organismos vivientes al moverse al unísono en una danza ancestral.

¿Cómo hacen las aves y los peces para informarse mutuamente su intención de cambiar la dirección o para saber cuál de las aves es la indicada para ocupar el lugar dejado por otra?

Todavía los científicos no pueden contestar estas preguntas y aventuran hipótesis que no pueden ser confirmadas.

Las aves disponen de un mecanismo natural para no chocarse entre sí, mientras los seres humanos, supuestamente más inteligentes, no podemos evitar los accidentes de tránsito.

Deepak Chopra nos dice que la comunicación entre los animales proviene de una dimensión espiritual, una inteligencia no circunscripta con capacidad organizadora que reside en ese ámbito virtual.

Casi todo el mundo animal muestra alguna forma de comunicación fuera del espacio y del tiempo, dado lo inmediato de las respuestas.

Rupert Shaldrake dedicó gran parte de su vida en investigar minuciosamente la comunicación entre los perros y sus amos y la capacidad de estos animales de predecir su vuelta al hogar aún cuando lo hagan en horas inesperadas.

Shaldrake demostró que no se trata de ningún sentido físico sino de una capacidad no física que tienen los perros de percibir las intenciones de sus dueños, cuando piensan en volver a casa.

Según Chopra, esta es una comunicación que se produce en otra dimensión que no conocemos.

Los gemelos idénticos pueden experimentar lo que está pensando o sintiendo el otro y también las personas que tienen estrechos vínculos afectivos; como si ambos estuvieran sumergidos en una sustancia común capaz de transmitir información.

El cuerpo humano es un ejemplo de sincronicidad, porque cada parte se relaciona con la totalidad y el pensamiento y la intención pueden mover todo el cuerpo.

Ningún científico pudo aún descubrir de dónde provienen los pensamientos. La hipótesis de Chopra es que su origen es el campo virtual, o realidad no circunscripta.

La sincronicidad es perfecta en un cuerpo saludable; y cuando ésta se perturba, por ejemplo por el estrés, se pierde el equilibrio y se interrumpe la conexión con esa dimensión.

Las emociones también intervienen provocando rupturas entre la realidad material y el campo virtual, como la ira y la hostilidad que actúan como agentes desintegradores y como inhibidores del sistema inmunológico.

Estos sentimientos humanos también son percibidos por los animales y los llevan a actuar con agresividad.

El Universo mantiene un equilibrio que se manifiesta en forma de ritmos y toda la naturaleza actúa según el ciclo que corresponda como un solo organismo, inclusive nosotros, porque no somos ajenos a este proceso.

La inteligencia no circunscripta está dentro nuestro y también nos rodea, fuera del espacio y el tiempo.

Toda la realidad es una proyección, una apariencia de esa inteligencia, única, poderosa, eterna e infinita.

Fuente: “Sincro Destino”, Deepak Chopra, Edit. Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A., 2003.

Darwin y su importancia en la consolidación del pensamiento científico…Ciencia y religión

Darwin y su importancia en la consolidación del pensamiento científicoCiencia y religión

Revista Digital Universitaria(RDU)

Ana Barahona Echeverría:(ABE)

RDU: Actualmente existen grupos, sociedades religiosas e incluso sociedades científicas que mantienen posturas que contradicen la teoría de Darwin. Frente a este fenómeno cuál es la postura que adopta la biología y la ciencia en general, ya que es un fenómeno que limita entre aspectos científicos, sociales y religiosos.

ABE: Yo pienso que la discusión entre científicos y religiosos acerca de por qué los seres vivos existimos y de si nos transformamos o no es una discusión entre sordomudos, es decir, esta discusión que ha tenido por siglos la Iglesia con la ciencia es irreconciliable. La Iglesia basa sus principios en la fe y la ciencia se fundamenta en el conocimiento probado. La fe no tiene cabida en la ciencia, por ejemplo, yo no puedo validar la ley de la gravitación universal tan sólo porque tengo fe en ella, existen suficientes evidencias empíricas que afirman que existe la gravedad como fenómeno natural que es explicado por la ley antes mencionada; la manifestación de la gravedad la vemos en los cuerpos celestes —cómo es que la Tierra gira en torno al Sol, por qué la Luna gira alrededor de la Tierra- o por qué no salimos volando del planeta y tenemos cierto peso, o el efecto de la gravedad terrestre sobre los seres vivos, por mencionar algunos.

Las discusiones entre la Iglesia y la ciencia, tienen una historia larga, y como mencioné antes, son irreconciliables porque estamos hablando de dos cosas completamente distintas. Creo que la postura que ha mantenido la religión, sobre todo la Iglesia católica, que ha polemizado con la teoría de la evolución, en concreto sobre si hemos evolucionado o no, y si compartimos o no rasgos con los primates, es persistente. Pero esta es una cuestión meramente científica y existen evidencias desde muchas disciplinas, como la paleontología, la antropología, la biología molecular o la genómica en la actualidad, que nos dan muy buenas razones para creer que lo que sostiene la teoría de la evolución como selección natural ha sucedido, es decir, nos permite creer que la evolución es un hecho. Mientras que la Iglesia se basa en principios que no son comprobables; la ciencia al enfrentarse a las religiones lo hace con argumentos que son incompatibles con la fe. El conocimiento científico es probado, existen diferentes metodologías para poder explicar los fenómenos y poder inferir las leyes, que son los marcos explicativos de estos fenómenos naturales, y la religión no funciona así.

Por supuesto que uno de los grandes conflictos en general con la ciencia, en particular con la biología y la propuesta evolutiva, es que de esta forma la Iglesia pierde poder en la explicación del mundo, pues ya existe una explicación de por qué el humano es de cierta forma, o por qué comparte un ancestro con el chimpancé, o por qué las plantas son de uno u otro color. Dentro de la biología encontramos explicaciones científicas y ya no tenemos que apelar, como Newton propuso hace tres siglos, a entidades metafísicas, que no tienen una corroboración empírica; ésto debilita de cierta forma el poder que tiene la religión sobre la sociedad y sobre las explicaciones del mundo. No podemos explicar cómo fue la creación, el diluvio universal y si hay un Dios. No hay formas de explicar científicamente si esto existió, aunque como individuo sí puedo tener fe en ello, de hecho hay biólogos, evolucionistas o científicos físicos, químicos, etcétera, que muy personalmente tienen una creencia religiosa y hay una polémica alrededor de esto.

También existen posturas radicales como la de Richard Dawkins que piensa que si uno es un biólogo evolutivo es incongruente con que tenga sentimientos religiosos. Pero hay posturas mucho más moderadas que dicen que un científico no tiene por que abandonar sus creencias religiosas para estar convencido de una teoría científica, en este punto siempre habrá mucha diversidad; no está todo dicho, es un debate que sigue estando presente en la sociedad. Pero por otro lado la iglesia católica recientemente aceptó la evolución pero anteponiendo al origen de todo a Dios: Dios creó al mundo incluyendo la evolución de las especies.

Basados en la creencia de Dios, antes de las propuestas de Darwin, la visión hegemónica era el creacionismo, pero a partir del arraigo de la visión darwinista sobre la evolución, el creacionismo cayó en descrédito, porque cada día se encontraban más evidencias del cambio en los seres vivos. De hecho recientemente, en el año 2004, se descubrió un organismo llamado Tiktaalikque de la misma forma al Arqueopterix, el cual es un referente que liga la evolución de los reptiles con las aves, este Tiktaalik es un tertrápodo que relaciona de una manera muy sugerente a los peces con los anfibios. Es una especie de pez que vivió en el agua pero también salía a tierra, tiene branquias, pero también cuenta con pulmones, además de cuello movible y un tipo de patas, es decir, está repleto de rasgos intermedios entre los peces crosopterigios y los primeros vertebrados con patas, con los que comparte varias características únicas. Este fósil nos proporciona una evidencia más de la evolución, específicamente de los linajes que se originaron en el agua hasta los que salieron a la superficie terrestre.

A partir de todas las evidencias que han proporcionado las ciencias como la biología, la sistemática, la génica y la biología molecular, el creacionismo no sólo fue cayendo en descrédito sino que fue abandonado.

Es importante destacar que la enseñanza en las clases de ciencias, antes de la separación entre la iglesia y el estado, por ejemplo en México, era lo impuesto por la Iglesia de acuerdo a sus cánones. En México, a partir de las Leyes de Reforma con Benito Juárez, donde se da la separación entre la iglesia y el estado, éste toma la educación de los mexicanos y además decreta la formación del registro civil, pues antes de la Reforma la Iglesia llevaba los registros de matrimonios, nacimientos y defunciones. Desde ese momento el Estado lleva las riendas de la educación.

En el caso específico de Estados Unidos, cuando se empieza a promover la teoría de la evolución, inician los conflictos a principios del siglo XX. En México no nos cuestionamos la enseñanza de estas teorías científicas, al menos seriamente; y tampoco en los salones de clase nos cuestionamos que estos temas formen parte de los libros de texto, porque justamente el estado es laico y ha establecido la educación laica en la Constitución. Pero en lugares como en Estados Unidos, donde si se cuestiona la enseñanza de la evolución, es diferente porque no existe la hegemonía de una iglesia sino que hay muchas iglesias, donde a diferencia de México, sus influencias en la esfera pública son muy grandes. En nuestro país persiste la hegemonía de la Iglesia católica, pero el Estado la mantiene al margen de aspectos como el político y el educativo, y ha confinado la religión al ámbito privado donde no puede decidir lo que se enseña en las escuelas o los libros que se publican, con respecto a la enseñanza de la evolución. De la misma forma en que el estado no interfiere con el culto religioso.

El problema de Estados Unidos es muy paradójico, porque al haber muchas religiones tienen gran presencia pública, lo que significa poder ante el estado. Además, como ya no se puede hablar del creacionismo, pues fue sumamente refutado, ahora se quiere introducir de nuevo la discusión y la enseñanza del creacionismo en las escuelas a través del llamado diseño inteligente, que es disfrazar esa postura dogmática con apariencia científica, “el viejo vino en botella nueva”, por decirlo de alguna manera. El diseño inteligente defiende una complejidad irreducible en los seres vivos, que no se explica con las leyes de la física, la química o la biología, y apela a que hay un ‘diseñador’y un ‘diseño inteligente’. Esto no es más que enseñar el creacionismo disfrazado de esta nueva disciplina, haciendo pasar el creacionismo como científico. Por ejemplo hay estados de la unión americana donde se enseña evolución, pero no se enseña la Biblia; hay otros donde no se da evolución, pero sí este nuevo tipo de creacionismo. Hay muchas variantes en Estados Unidos, y afortunadamente en México no tenemos estas inquietudes de sacar la evolución de las escuelas y meter el estudio de la Biblia, para eso existen en algunas escuelas privadas clases de catecismo en horarios extra oficiales donde los padres deciden si llevan o no a sus hijos.

http://www.revista.unam.mx/vol.10/num6/art36/int36-1.htm

Debate abierto: Evolución versus Biblia

Estimado Paulo:

Quedo muy agradecido por tus amables palabras que me sirven de aliento y me dan ánimo para continuar en esta difícil tarea de escribir. Me alegro mucho que te hayan gustado esos artículos. Muchas gracias por tu felicitación.

Tienes razón en lo que me aconsejas, trataré de corregirlo. Por supuesto que seguiré dándote  noticias de todo lo que publique.

Por último, te hago una petición aun arriesgándome a pecar de atrevido, ¿podrías ayudarme a que mi modesta web sea más visitada? ¿Sería posible que pusieras en tus estupendos blogs algún enlace a mi web y/o que publicaras algunos de mis artículos haciendo referencia a mi web? Perdona mi atrevimiento.

Bendiciones.

Carlos Aracil Orts.

www.amistadencristo.com

Respuesta:

A pedido de Carlos Aracil Orts,quien amablemente me envió sus artículos para que los publique, me pareció bien darle entrada y trascendencia a estos trabajos por el alto nivel teológico y filosófico de los trabajos. No a fuerza de dogma,sino de investigación, dejo las inquietudes a resolver en forma amistosa.

bendiciones.

Paulo Arieu

Debate abierto: Evolución versus Biblia

Versión 16-10-08

Antecedentes

Con el artículo de Don Javier Moreno, Licenciado en Filosofía y Teología, iniciamos “El debate evolución versus Biblia”, quedando invitados a participar en él, todos los que lo deseen y envíen un correo electrónico, con la aportación que les gustaría fuese publicada en esta sección.

Este primer artículo escrito por Don Javier Moreno se produce en respuesta al deseo que le expresé que quedaría muy complacido si pudiera darme su opinión respecto al estudio bíblico publicado en esta web titulado: Por qué Jesucristo es el único que puede salvarnos de la muerte”.

La idea de realizar este debate fue sugerida por Don José Luis Mira, Licenciado en Geografía e Historia. Aprovecho, desde aquí para agradecer a Don Javier Moreno su amabilidad al aceptar mi petición, y a Don José Luis Mira, por su magnifica idea, la cual espero sea bien acogida por la generalidad de los lectores de esta web, a los que agradeceré también todas sus aportaciones.

Carlos Aracil Orts

EVOLUCIÓN “versus” BIBLIA, UNA DISYUNTIVA EQUIVOCADA
(Aportación a un estudio de Carlos Aracil)

Javier Moreno, Licenciado en Filosofía y Teología


Querido Carlos: 
Inicias tu estudio bíblico con un alegato en contra de la teoría de la evolución, para justificar a continuación que hemos de atenernos a la Biblia en su comprensión literal. Creo que es apresurado el descrédito global en que sitúas la teoría de la evolución. La evolución es sólo una “teoría científica”. Como tal, comporta una base de construcción conceptual, que es un elemento arbitrario, elegido, y por otro lado una apoyatura experimental. Si no hubiera tal confirmación experimental, en este caso los restos paleontológicos, ya no podría presentarse como ciencia. Creo que este apoyo existe, si bien no hay una correspondencia exacta entre todas y cada una de las afirmaciones o implicaciones de la teoría y los restos que se han estudiado.  Quiero decir que la teoría siempre va más allá de lo que cabalmente puede demostrar. Pero esto ocurre con cualquier teoría científica. En el caso de la evolución, tratándose de una teoría típica del campo de la biología, su alcance es mucho mayor, pues se ha convertido, desde el siglo XIX, en una especie de paradigma que abarca todas las ciencias y aun determina la visión global del mundo. No sólo lo biológico sino también lo geológico y lo cosmológico se ven como un gigantesco proceso de diversificación, complejización y adaptación. Lo que el capítulo primero del Génesis atribuye a un tiempo de siete días, de medida humana ordinaria, la visión evolutiva lo extiende a un tiempo de muchos millones de años, medida que se escapa a lo que normalmente podemos concebir o imaginar. En este descomunal proceso se insertan incluso, en su últimísima etapa, todos los productos de la cultura humana, también la religión. En ésta se ha “evolucionado”, por ejemplo, de un fetichismo a un politeísmo, de éste a un henoteísmo y por fin al monoteísmo. La idea de progreso está presente en la política que precisamente se llama “progresista”…

Admito lo que de arbitrario y aun impuesto –algunos dirán que se trata de una “tiranía”– tiene este paradigma. Por cierto que los paradigmas son necesarios, si vamos a hacer caso al filósofo de la ciencia Thomas S. Kuhn (1922-1997), no en el sentido de que se mantengan por siempre sino, más bien al contrario, en cuanto que cada cierto tiempo (un tiempo que puede durar varios siglos), hay uno que domina –de acuerdo con él se elabora la ciencia en ese periodo–  para después ser sustituido por otro, una vez que se ha comprobado el anterior como ya insostenible por la presencia creciente de “anomalías” experimentales inasumibles. Digo que, de todos modos, a pesar de la relatividad de los paradigmas y visiones del mundo, no me parece mal el paradigma evolutivo y no veo su alternativa.

Es verdad que el evolucionismo, particularmente el biológico, se ha desarrollado movido de hecho, en muchos de sus representantes, por una intención desacreditadora de la religión tradicional. Pero esto es resultado del “cientificismo”, visión reductivista según la cual sólo habría que admitir como verdadero o válido aquello que entra dentro del método científico, pretendiendo extrapolar dicho método a todos los ámbitos de la realidad. El cientificismo no respeta la amplitud y diversidad del saber humano, no distingue los “niveles”, como tú también señalas. De todos modos, hay una evolución que sí puede se integrada con los contenidos más genuinos de la tradición cristiana, aunque no con la Biblia entendida en su literalidad. Yo pienso que el relato del Génesis, poseyendo unos profundos contenidos teológicos, corresponde a una visión del mundo muy superada, la cual, vista desde la actualidad, es sin duda “ingenua”. En la Iglesia católica nos hemos hecho conscientes de los “géneros literarios” de la Escritura. Cada uno tiene su estilo, sus exigencias y su contexto. Hay una historia de la redacción, un a veces complicado proceso de formación de los textos tal como los poseemos en la actualidad. Quiero tan sólo preguntarte si tienes en cuenta que en los primeros capítulos del Génesis encontramos dos o tres documentos distintos (por la época, por los autores primitivos y en consecuencia de todo ello por el estilo) que fueron posteriormente engarzados unos con otros para resultar el texto actual. Difieren en gran medida el relato sacerdotal (hasta el capítulo 2 en el versículo 4a), que supone ya una cierta abstracción en la consideración del origen del hombre, hecho “a imagen” de Dios, a pesar del antropomorfismo evidente de los siete días,  y el relato yavista (de 2,4b en adelante), más colorista, plástico e ingenuo, más antiguo también. Aunque reconozcamos en los libros de la Biblia una expresión del mismo Dios, por la inspiración, no podemos dejar de considerarlos como documentos humanos que son, porque esto último es lo evidente e inmediato, siendo lo primero una asunción de fe, que se puede admitir, como paso ulterior, siempre que de alguna manera se justifique dicha asunción con motivos racionales, es decir, comprensibles en principio por todos los humanos.

Dices que “también se necesita mucha fe para aceptar la teoría de la evolución”. Estoy de acuerdo. ¿Cómo de simples mutaciones al azar podría haber surgido la maravillosa complejidad de nuestro mundo? Para mí, el contemplar el gigantesco proceso de la evolución cósmica, planetaria y vital me lleva a reconocer una dirección inteligente, una presencia de Dios en todo el proceso, en toda la extensión del ser. El que haya una presencia de Dios no excluye que dicho proceso tenga sus causas naturales, más o menos discernibles: ahí está la labor de la ciencia. Y precisamente con la teoría de la evolución adquiere un sentido más preciso y cabal la quinta vía de Santo Tomás (expresada ya por los mejores filósofos de la Antigüedad): la del orden y finalidad en este mundo. Y no sólo aprecio en todo esto una inteligencia portentosa sino también una “paciencia” que sólo de naturaleza divina podría ser. Creo que es más digno de Dios, y mueve más a admiración y pasmo,  una Creación que dura 13.700 millones de años que una que se hace apresuradamente en siete días: alguien podría decirnos que un dios que hiciera así las cosas sería un dios chapucero y estresado, como lo somos los pobres humanos. Efectivamente, con una evolución bien entendida, aparece más a las claras la grandeza de lo divino y la pequeñez de lo humano.

Creo que la ciencia y la religión han de integrarse, buscándose siempre síntesis fecundas. “Ciencia” no equivale sin más a “objetividad”, pero sí supone una tensión hacia ella: aunque no se da la “observación” pura, pues la observación y la experimentación siempre se realizan desde el prisma de unas concepciones teóricas discutibles y mejorables, no se pierde en la ciencia la referencia a la realidad constatable. En este sentido, no se hace ningún servicio a la verdad negando las aportaciones científicas. La religión, por su parte, es un saber eminentemente tradicional, cuyas afirmaciones han de ser con frecuencia reformuladas, aceptando los retos que plantean otros saberes. Creo que no es bueno el planteamiento apasionado y excluyente del “versus”, del “o lo uno o lo otro”. Es mejor el planteamiento del “y” ( aunque tiene el amargo inconveniente de que requiere más esfuerzo y acarrea encima la incompresión de muchos).

El intento de Teilhard de Chardin de encontrar una síntesis superior, que aunara los resultados de la ciencia y las convicciones de la religión, a pesar de las dificultades y de las críticas que ha recibido, me parece muy loable. Con unas palabras suyas, que reflejan un estilo de vida y de pensamiento que son también los míos, quiero terminar: 

«Desconfiad especialmente de todo lo que aísla, de todo lo que rechaza y de todo lo que separa. Cada cual en vuestra línea de conducta, obrad y pensad en universal, es decir, en total.»

Javier Moreno

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

Si Verdaderamente Jesucristo Fue Efecto de Clonación: ¿Descartaremos el Milagro?

Si Verdaderamente Jesucristo Fue Efecto de Clonación: ¿Descartaremos el Milagro?
Viernes 31 de Julio de 2009
Escatología
Chile

Pruebas reales y científicas actuales nos demuestran que enfrentando los temas referentes a clonación, inseminación artificial o asistida, con la teoría del nacimiento virginal de Jesús y la creencia religiosa que Dios es el único que da la vida, nos hacen poner en tela de juicio nuestra fe cristiana. Es la razón principal por la cual he elaborado este artículo, en el cual dilucidaré el punto como teólogo e investigador en los renglones siguientes.

Es verdad que una gran tensión se eleva sobre el ambiente creando una confrontación entre lo místico y religioso con lo técnico y científico, cada vez que se descubren o alcanzan mayores niveles de conocimiento en cuanto a la biotecnología y mas específicamente en el caso de la Inseminación Artificial, Clonación, o Estudios Científicos Avanzados en Células Madres.

Es por ello que debemos preguntarnos:

  1. ¿Fue Jesús el primer humano que nace efecto de una clonación?
  2. ¿Es un milagro divino su nacimiento?
  3. ¿Aún hoy podemos seguir creyendo en un evangelio que expone un hecho tan misterioso?
  4. O simplemente, ¿La ciencia avanza hacia los brazos de la inmensa profundidad de la sabiduría eterna de Dios?

Lo que tengamos que responder al respecto, no puede ser el efecto emotivo y parcial de emociones propias, o particularidades de fe personal, sean estas inclinadas a la creencia o increencia, se necesita de un exámen sólido que evidencie una respuesta efectiva a tales interrogantes.

– En el dogma cristiano se considera que Jesús nace por un fenómeno llamado Partenogénesis, es el momento en el cual el enviado de Dios (un ángel) se le aparece a Maria y confiesa “el benedictus” o la bendición de ser la elegida para que el depósito eterno de Dios este en ella (el Verbo de Dios la segunda persona de la Deidad) y además para que el mismo Espíritu de Dios la cubra con su presencia en todo este proceso; esto es básicamente lo que enseña la doctrina cristiana en el nuevo testamento y que fielmente lo muestra el evangelio según Sn. Lucas en el capítulo 1, versículo 35.

(“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado hijo de Dios”) Ver. Reina Valera 1960

Es así como el Hijo de Dios, Jesús, se hace humano, de allí parte toda una construcción teológica y dogmática acerca del Misterio de la Encarnación, La Unión Hipostática, Kenosis de Cristo, y la misma historia y pedagogía de la salvación las cuales no trataremos ahora en detalle, por su basta extensión y complejidad, para quedarnos simplemente en el punto de la forma del nacimiento, que es el modo en cuestión.

-Por otro lado, la ciencia dedicada a la biotecnología alcanza cada día descubrimientos mas fuertes y sólidos en su intento por crear un ser humano, ya sea por inseminación o clonación, algunos de estos alcances se han llevado a la luz pública en la última década; nuestra pregunta sería: ¿Si la ciencia puede crear un ser humano perfecto, cuál sería el papel de Dios? O ¿es el avance de la ciencia la explicación al nacimiento virginal de Jesús?

En las semanas anteriores se hizo pública la siguiente declaración:

“El instituto de Células Madres del noreste de Inglaterra, anunció que podían crear espermatozoides o semen humano a partir de células madres, aunque se supone que su movimiento y estructura no era 100% perfecto o de idénticas cualidades al natural”. (Informe publicado por CNN)

Tengamos en cuenta que las células madres son las encargadas o responsables de dar origen a todo tipo de células en el cuerpo humano. Y si dado el caso a partir de ellas se lograra crear el tipo de célula específica que se necesita para fecundar un óvulo, no sería necesaria la presencia de una pareja humana para procrear, y al final de los casos, ni siquiera al mismo ser humano.

Por otro lado y fuera de temores religiosos es evidente que la ciencia se acerca a la explicación de los sucesos bíblicos, pues, el cuestionado nacimiento partenogenético de Jesús cobra fundamento al hacerse evidente la posibilidad de que un ovario pueda ser fecundado por otra célula contenida dentro de un mismo organismo.

La problemática es que, quienes son seguidores del evangelio saben que el Cristianismo como forma de vida, mas que como doctrina, esta basado en una persona real, dicho de tal manera, si se comprobara que Jesús no es real, o no existió físicamente sobre aquellas tierras hebreas del tiempo de Herodes el grande, entonces el cristianismo como tal desaparecería, porque no esta basado en una filosofía, mas si en una persona, de allí que el Cristianismo es en realidad un Jesúscristianismo, no siendo este el caso de otras doctrinas y religiones mundiales, ya que con o sin sus líderes ellas seguirían siendo excelentes filosofías.

Mas este es el punto controversial, porque lo mas difícil de entender acerca de Jesús es su nacimiento, el cual es virginal, algo así como una clonación o inseminación operada por un milagro del Espíritu Santo, (término que uso con el fin de ayudarnos a entender lo que ocurre científicamente en el proceso que actualmente conocemos, y sin el ánimo de despertar una doctrina mas, o irreverenciar el misterioso milagro de Dios por medio del Espíritu Santo).

-Respecto a los estudios con células madres:

Elmer Huertas, especialista en salud pública, dijo a CNN que “los científicos del Instituto de Células Madres del norte de Inglaterra después de haber incubado las células madres, notaron que el 3% habían conservado la mitad de sus cromosomas (que es la característica principal de los óvulos y espermas) al hacerles un seguimiento notaron que tomaban características como para ser consideradas espermatozoides, sin embargo la investigación sigue en progreso hasta perfeccionar dicha producción. El uso idealmente ayudaría a hombres con problemas de infertilidad, a quienes se les tomarían células madres y a partir de sus propias células podría tener sus propios hijos”

Otro caso al que quiero hace alusión interesante al respecto, lo cita el Dr. Antonio Cruz Suárez (Doctor en Ciencias Biológicas – Univ. Barcelona) en su libro: Bioética Cristiana, Publicado por editorial Clie; El Dice: “en 1944 en el Hannover destrozado por la guerra. Durante el bombardeo aliado en la ciudad, una joven alemana se desplomó en la calle. Nueve meses más tarde dio a luz una niña, que parecía – a través de análisis de sangre, huellas dactilares y otros indicadores, ser la exacta gemela de su madre. La mujer juró que no había mantenido con nadie relación sexual alguna, y exhaustivos test médicos apoyaban su demanda. Los médicos que la examinaron creen que el susto del bombardeo pudo haber agitado una célula dormida en el cuerpo dentro del útero, comenzando así la reproducción”, sin embargo la genetista Dra. Helen Spurway (genetista del London University College) sugiere que la partenogénesis humana puede ocurrir en uno de cada 1,6 millones de embarazos aunque muy pocas muestras han sido documentadas con fiabilidad.

La ciencia demuestra entonces que algunos accidentes biológicos, impulsos químicos y físicos pueden producir reacciones cromosómicas capaces de impulsar una partenogénesis humana.

Mas el caso anteriormente mencionado aún nos muestra la imposibilidad de que el impacto que pueda causar el tipo de reacción cromosómica para producir un nacimiento partenogenético, no produciría un ser humano de naturaleza masculina (ya que la identidad cromosómica contenida en las células de una mujer no pueden determinar el sexo del embrión), que fue lo acontecido con el nacimiento de Jesús; y si aún mañana se determinará que fuese posible tal efecto, sabríamos que el impacto causado por la presencia del Espíritu Santo, y la majestuosa sombra del Omnipotente al cubrir a María fue suficientemente fuerte para activar en ella por su poder tal impulso físico-químico generando las específicas reacciones cromosómicas.

Aún el milagro sigue siendo milagro, y todas las direcciones científicas se acercan a demostrarnos que no fue una violación divina al orden de la naturaleza humana, sino que su milagro de nacimiento virginal y partenogenético es tan natural y real como la ciencia lo ha podido definir hoy.

La declaración sigue en pie: “Dios esta parado detrás de cada puerta que la ciencia abre hoy”.

http://www.noticiacristiana.com/news/print_file.php?newID=85268

La fe estimula el cerebro, incluso el de los ateos

Ciencia
La fe estimula el cerebro, incluso el de los ateos

feycerebro
Los monjes budistas y las monjas católicas aumentan el poder de sus cerebros a través de la meditación y la oración, pero incluso los ateos pueden disfrutar de los beneficios mentales que los creyentes obtienen de su fe, según un popular autor de neurociencia.

La clave, según argumenta Andrew Newberg en su nuevo libro «How God Changes Your Brain» (Cómo cambia Dios tu cerebro, en una traducción literal), reside en la concentración y los efectos calmantes que la meditación o la oración intensa tiene dentro de nuestras cabezas.

Los escáneres cerebrales muestran que la meditación intensa altera la materia gris, reforzando las regiones que hacen centrar la mente y alimentan la compasión, al tiempo que calman aquellas relacionadas con el miedo y la ira.

Tanto si quien medita cree en lo sobrenatural como si es ateo que repite un mantra, asegura, el resultado puede ser el mismo – un crecimiento de la compasión que enseña prácticamente toda religión y una reducción de los sentimientos y emociones negativas.

«En esencia, cuando piensas en las cuestiones realmente importantes en la vida – sean estas religiosas, científicas o psicológicas – tu cerebro crece», dice Newberg, responsable del Centro para la Espiritualidad y la Mente.

gospelnews,Venezuela

de la Universidad de Pensilvania.

Creación y evolución, ¿compatibles?

Creación y evolución, ¿compatibles?
BARCELONA, La Vanguardia. / ACPress.net
El periódico La Vanguardia publicó un texto sobre el creacionismo y la evolución el pasado mes de febrero. Su contenido hablaba sobre la posibilidad de convivencia de una paradoja que no tiene por qué entrar en contradicción, y que establece la posibilidad de una compatibilidad entre creación y evolución. El autor es John Polkinghorne, físico, teólogo y pastor de la Iglesia anglicana, premio Templeton 2002 por el conjunto de su obra científica y teológica.

Uno de los grandes referentes mundiales en el diálogo entre ciencia y religión, sobre todo desde la perspectiva de la física teórica y la biología, ha participado en el seminario Teología de la Creación, organizado por la Facultat de Teologia de Catalunya. Es John Polkinghorne (Somerset, Inglaterra, 1930), físico, teólogo y pastor de la Iglesia anglicana, premio Templeton 2002 por el conjunto de su obra científica y teológica.

Este seminario ha coincidido prácticamente con el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, el 12 de febrero, y el 150 º aniversario de su obra El origen de la especies.

El físico y teólogo anglicano John Polkinghorne abona el diálogo entre fe y ciencia en el bicentenario de Darwin. Reproducimos a continuación lo publicado en “La Vanguardia”.

“FE Y CIENCIA BUSCAN LA VERDAD
Un sonriente y amable John Polkinghorne cuenta a la Vanguardia que se toma muy en serio lo que dicen la ciencia y la fe.
“Fe y ciencia –afirma- son amigas, no enemigas. Ambas buscan la verdad. La verdad es tan importante para la ciencia como para la fe. La ciencia pregunta como son las cosas. La fe pregunta por su porqué. Las religiones explican que este mundo tiene un sentido y una finalidad. No podemos disociar las preguntas del cómo y del porqué”.

“HEMOS DE DAR RAZONES DE POR QUÉ SE CREE”
El científico y creyente Polkinghorne explica lo que hay que entender por fe.
“La fe – confiesa – es un compromiso con una creencia motivada correctamente. La fe tiene implicaciones en la vida diaria. La física no implica un compromiso en la vida. Yo no puedo creer en la física ni en los grandes físicos. Yo puedo creer en Jesucristo. Puedo creer en Dios tal como se ha revelado en Jesucristo. No se trata de una fe ciega, sino de una fe iluminada por la razón. Hemos de dar razones de por qué se cree. Intento dar estas razones como científico y creyente”.

“CIENCIA Y FE TIENEN LIMITACIONES
Ahora bien, ¿tiene límites la fe? ¿Y la ciencia? Polkinghorne contesta:
“Ciencia y fe miran el mundo desde perspectivas diferentes. Ambas tienen limitaciones. Si se pregunta cómo es el mundo, cómo funciona…., los creyentes han de acudir a la ciencia. La ciencia no nos da toda la verdad, pero nos da verdades. Y los creyentes que buscan a Dios se alegran de las verdades que les proporciona la ciencia. La ciencia tiene una limitación más grande que la fe. Si se pregunta a un científico qué es la música, podrá decir, por ejemplo, que es una serie de unas cuantas vibraciones en el aire. Pero la música es mucho más, posee un sentido más grande y afecta a la persona en su totalidad. Muchos científicos son conscientes de la limitación que tiene la ciencia.

“DIRÍA A HAWKING QUE LA CIENCIA NO PUEDE RESPONDER A TODAS LAS PREGUNTAS
Pero, según Polkinghorne, otros científicos no son conscientes de la limitación de la ciencia, como Stephen Hawking,
“que piensa que la ciencia puede explicarlo todo”. ¿Qué les diría a estos científicos como Hawking? “Les diría – contesta – que la ciencia no puede responder todas las preguntas. Y que no todo lo que podemos hacer debemos hacerlo. Las decisiones científicas han de estar articuladas con las decisiones éticas. No todo lo que podemos hacer desde el punto de vista científico debemos llevarlo a cabo desde el punto de vista ético. Ejemplo, la investigación sobre los embriones”.

“VIVIMOS EN UN MUNDO EN EVOLUCIÓN”
Y sobre las aportaciones de Charles Darwin, Polkinghorne comenta:
“Vivimos un mundo en evolución. Estoy totalmente de acuerdo con este punto central de Darwin. La fe en la creación es compatible con la teoría de la evolución de Darwin. Desde el primer momento hubo creyentes que aceptaron con mucha satisfacción las propuestas de Darwin. Una de las personas que más lo hicieron fue Charles Kingsley, quien dijo que gracias a Darwin sabemos que Dios no ha hecho un mundo de manera instantánea o de golpe (a world ready made). El mundo está lleno de potencialidades en su interior que son efectos de la acción divina de manera que las criaturas pueden hacerse a sí mismas. Esta es la forma teológica de entender la evolución”.

“La ciencia – prosigue Polkinghorne – explica que hay momentos en el mundo en que aparecen realidades completamente nuevas. Aparece la vida cuando antes solo había materia inanimada. En sucesivos momentos aparece la vida animal, la conciencia, la autoconciencia, la conciencia de Dios. Son procesos de gran fecundidad. Teológicamente, estos pasos son expresión del mundo que Dios ha creado. La acción divina en el mundo es verosímil, pero ¿Cómo comprobarlo? Dios actúa a través de la naturaleza más que a través de cualquier otra vida como, por ejemplo, los milagros. Hay milagros, aunque son muy pocos. El más grande es la resurrección de Cristo. El milagro es, por decirlo así, resultado de una operación mágica celestial a través de la cual Dios se exhibe. El milagro es un signo de que Dios hace algo radicalmente nuevo. Dios y Jesús se encuentran en una relación única, y en la historia esto se concreta en la resurrección de Jesús, que es el signo de lo que Dios hará para todos más allá de la historia”.

VIDA DEDICADA A LA FÍSICA Y A LA TEOLOGÍA
John Polkinghorne cuenta que dedicó la primera parte de su vida, en la Universidad de Cambridge, a la física teórica y a la física de partículas. También matemático fue miembro del departamento de Matemáticas y Física Teórica al que también pertenecía el físico Stephen Hawking. Pero Polkinghorne, para quien la fe cristiana es sustancial en su vida, consideró al cabo de 25 años que tenía que reorientar su actividad investigadora, ante la sorpresa de muchos de sus colegas científicos. Comenzó a estudiar teología. Volvió a la universidad. Llegó a ser presidente del Queen’s Collage de Cambridge. Se ordenó pastor anglicano. Estuvo cinco años realizando labor pastoral en Bristol y en una parroquia próxima a Canterbury. Y confirmó que su vocación científica y teológica era y es la de dedicarse a pensar como razón y fe, mundo y Dios son compatibles. Es su principal labor desde hace 25 años.

El diseño inteligente y sus críticos

El diseño inteligente y sus críticos

John C. Walton

Los logros en materia de diseño son quizá la característica más sobresaliente de nuestra época. Moléculas y materia son combinadas para formar diseños sumamente originales y útiles. Se proyectan líneas de producción robotizadas para fabricar vehículos en serie, eficiente y rápidamente. Medicamentos y refinados métodos de diagnóstico han transformado la medicina. El logro más sorprendente en materia de diseño es el de los microchips de silicio, que han facilitado la comunicación global.

Es una ironía que mientras la tecnología obra maravillas como fruto de este auge del diseño inteligente, muchas personas influenciadas por los biólogos evolucionistas están convencidas de que no hubo un diseño inteligente en el origen de las complejas estructuras del mundo biológico y natural. Aun cuando las células han sido reiteradamente descriptas como fábricas en miniatura, estas personas sostienen que su existencia no se debe a un proyecto inteligente. Es bien sabido que el ácido desoxirribonucleico (ADN) consiste en un código con una maquinaria molecular de réplica, pero ellos pretenden que no hizo falta ningún criptógrafo. El cerebro, habitualmente descrito como una computadora, supuestamente habría surgido sin que estuvieran involucrados ni programadores ni ingenieros.

Esta sucesión de rápidos cambios en el plano material nos han acostumbrado a convivir con eventos inexplicables o aparentemente ilógicos. Lewis Carroll resumió correctamente la vida moderna de esta forma: “A veces ya antes de desayunar he creído seis cosas contradictorias”.1 Sin embargo, era de esperar que la paradoja resultante de la divergencia filosófica entre la tecnología basada en el diseño y la biología evolucionista produjera un despertar del razonamiento de mentes analíticas.

Diseño inteligente: ¿el fantasma olvidado de la ópera cósmica?

Los desafíos a la evolución han surgido repetidas veces y finalmente fueron puestos sobre el tapete a comienzos de 1990 por Phillip Johnson, profesor de derecho en la Universidad de California en Berkeley. En su análisis incisivo sobre los orígenes de la vida presentó argumentos bastante convincentes de que la teoría evolucionista darwiniana no tiene respaldo en evidencias paleontológicas ni en datos empíricos de la biología.2 El argumento central de Johnson es que el edificio darwiniano está fundamentado en los supuestos materialistas del naturalismo filosófico.3 Los científicos que estudian los orígenes insisten en que se puede aceptar únicamente el azar y las leyes de la naturaleza para explicar el surgimiento de la vida. Cualquier interpretación que se aparte de este estrecho margen es automáticamente rechazada como no científica, o bien se la señala como supersticiosa.

El desafío se intensificó con la publicación del libro La caja negra de Darwin4 del bioquímico de la Universidad de Lehigh (Pensilvania, EE.UU.), Michael Behe. Sistemas biológicos como la cadena de reacciones de la visión, los cilios celulares y los flagelos bacterianos requieren gran complejidad y coordinación molecular. Behe demostró que tales “máquinas moleculares” poseen una “complejidad irreducible”. Rastreó la literatura en busca de escenarios evolutivos que explicasen su origen, pero sólo encontró muy pocos ejemplos y, además, totalmente inadecuados. Entonces declaró que estos mecanismos biológicos son evidencias poderosas de un diseño inteligente en la biología.

¿Es posible determinar si algo realmente fue diseñado o si meramente parece diseñado? El matemático y filósofo William Dembski señala que detectar si algo ha sido diseñado es una actividad científica bien establecida en áreas tales como la ciencia forense, la arqueología y la criptología. Los métodos empleados para discernir entre una actividad criminal y una accidental, o para diferenciar artefactos de objetos naturales y para decodificar mensajes deberían poderse aplicar también a las estructuras biológicas y a los acontecimientos naturales.
El criterio objetivo de Dembski para identificar el diseño genuino y diferenciarlo de los efectos de causas naturales se denomina “complejidad específica”.5 Cuando se aplica a ciertos fenómenos biológicos complejos, el criterio coincide muy bien con la conclusión de Behe de que sus orígenes implican un diseño inteligente.6

El movimiento de DI que tuvo origen a partir de estas consideraciones está despertando interés alrededor del mundo. Las ideas acerca del DI están siendo diseminadas por el Centro de Ciencia y Cultura del Discovery Institute.7 La gran repercusión en los medios acerca de un juicio relacionado al DI en la corte de Pensilvania y el documental televisivo de la BBC acerca del DI en el Reino Unido han logrado que este tema llegue al público general.8

Críticas corrosivas al diseño inteligente
Como era de prever, los científicos de disciplinas evolucionistas se han opuesto rotundamente al DI y la vieja escuela materialista rechaza estas ideas usando todos los medios a su alcance. Dos ejemplos: desde la Universidad de Oxford el profesor de química Peter Atkins criticó duramente el libro de Behe en una publicación9 y lo mismo sucedió en un artículo aparecido en Guardian, escrito por los evolucionistas Richard Dawkins y Jerry Coyne.10 La crítica corrosiva no es usual entre los científicos serios, por lo tanto el hecho de que en este caso sí esté ocurriendo revela que hay una motivación ideológica muy poderosa. Muchos evolucionistas son miembros militantes de organizaciones ateas y/o humanistas. Tal es el caso de Dawkins, quien expuso claramente su compromiso emocional con el ateísmo en una serie televisiva acerca de la religión, a la que calificó “la raíz de toda la maldad”.

¿Es el Diseño Inteligente una conspiración religiosa?
Es cierto que ha habido ciertas críticas coherentes del DI. Algunas fueron presentadas por Dawkins y Coyne en su artículo del Guardian en el que dicen: “No hay nada de nuevo acerca del DI. Es simple creacionismo camuflado bajo un nuevo nombre”. Otros sugieren que el DI es una forma de “conspiración religiosa”. Los propulsores del DI, por su parte, sostienen que es una búsqueda científica que investiga el efecto de causas inteligentes. Para Dembski, el propósito del DI es “rehabilitar el diseño como una forma de explicación científica”. Meyer escribió: “La pregunta que hay que plantearse respecto al origen de la vida no es qué escenario materialista parece más adecuado sino qué fue lo que produjo el surgimiento de la vida en la tierra”.11 El criterio de complejidad específica, utilizado para decidir si algo ha sido diseñado, no hace referencia a libros sagrados y es independiente de cualquier autoridad religiosa. Las connotaciones religiosas son inevitables para cualquier intento de indagar acerca de los orígenes. A cada acusación de “agenda religiosa” que se lanza contra la ciencia del DI es posible responder con una cantidad similar de hipótesis que podrían atribuirse a una “agenda ateísta”. Las explicaciones evolucionistas acerca de los orígenes, perdidas en las brumas del precámbrico e imposibles de explicar, también reflejan los anhelos humanistas, sin proveer las evidencias necesarias. Quienes buscan la verdad deberían ignorar tales argumentos y evaluar cuidadosamente las evidencias que presentan ambos bandos.

Al comienzo de su artículo, Dawkins y Coyne dicen: “¿Por qué estamos seguros que el DI no es una teoría científica sólida, digna de una evaluación equilibrada? ¿No es meramente nuestra opinión personal? Por el contrario, es una opinión compartida por la vasta mayoría de los biólogos profesionales”. “Si el DI fuese realmente una teoría científica, las evidencias a su favor, acumuladas mediante investigaciones, estarían siendo divulgadas por revistas científicas que provienen de revisiones críticas por los pares. Sin embargo, eso no está sucediendo y no es porque los editores se nieguen a publicar investigaciones de DI. Sin embargo, para los naturalistas materialistas la “verdadera ciencia” sólo admite como causas válidas el azar y la necesidad. Dawkins y sus colegas evolucionistas automáticamente descartan el DI por razones ideológicas y consideran al análisis de la evidencia como una pérdida de tiempo. Muchos biólogos profesionales trabajan en institutos de “Biología evolucionista” o alguna variante de este nombre. Los fondos que financian las investigaciones, los salarios, las carreras, la reputación profesional de todos estos científicos dependen de su adhesión a la teoría de la evolución. En estas circunstancias, la objetividad en cuestiones relacionadas a los orígenes no es una opción. La opinión de la mayoría científica es un parámetro muy inseguro para determinar la validez del DI.

No sorprende que el DI no reciba eco en las principales publicaciones científicas ya que, contrariamente a la afirmación de Dawkins y Coyne, los editores siempre se rehúsan a publicar artículos sobre el tema. Cuando el Dr. Richard Sternberg, editor de los Proceedings of the Biological Society of Washington, publicó un único artículo del científico Stephen Meyer, formado en la Universidad de Cambridge y que sostenía las ideas del DI, inmediatamente se convirtió en blanco de una campaña para ridiculizarlo e intimidarlo. “Decían que me dejé sobornar con dinero, que era un sacerdote camuflado, que era un infiltrado enviado por los creacionistas”, dice Sternberg. Incluso le aconsejaron no asistir a un encuentro de una sociedad biológica, porque los ánimos estaban tan acalorados que no se podría asegurar que habría orden si él estaba presente. La Oficina de Consejo Especial de los Estados Unidos examinó el intercambio de email que salía del Smithsonian Institute, donde Sternberg trabajaba, e informó que “la revancha se efectuó de diversas maneras…. Se difundieron calumnias [contra Sternberg] a través del Smithsonian y hacia otros individuos. Posteriormente se descubrió que las acusaciones en su contra eran falsas”.12 Los editores y revisores son muy conscientes de la intimidación que van a tener que enfrentar, y por eso es comprensible que se abstengan de publicar artículos que apoyen el DI.

Es irónico que Dawkins denigre al DI porque “sus seguidores evaden el proceso científico normal apelando directamente al público no científico” cuando éste es el método que él adopta. Su principal contribución a la ciencia es una serie de libros dirigida al público general acerca del evolucionismo. Dawkins es sucesor de varios evolucionistas, incluyendo a Charles Darwin, Thomas Huxley y Stephen Gould, que han apelado directamente al público no científico por medio de libros y artículos populares.

Temores de que el Diseño Inteligente destruya la ciencia
De acuerdo a Dawkins y Coyne, los proponentes del DI tienen exigencias irrazonables: “A un bando (los evolucionistas) se le exige presentar evidencias para cada etapa del proceso. Al otro bando nunca se le exige presentar evidencia, sino que se lo declara vencedor del debate tan pronto como el primer bando encuentra una dificultad, es decir, el tipo de dificultades que en el ámbito de las ciencias se encuentran diariamente y a las cuales se buscan soluciones”. Por más de un siglo los científicos han estado prometiendo que la evidencia de laboratorio pronto produciría respuestas convincentes para las encrucijadas básicas de la evolución tales como el mecanismo cuantitativo requerido para el cambio evolutivo; cómo se originó la vida; cómo surgieron el código genético y la nueva información genética; el origen de un solo estereoisómero en los péptidos; el origen de órganos biológicos complejos como los ojos, las cilias, los flagelos, etc.; cómo se desarrollaron nuevas especies biológicas a partir de formas ancestrales y por qué los restos fósiles no muestran las “innumerables formas de transición” que Darwin esperaba. Los científicos que apoyan el DI reconocen el gran avance que han hecho los biólogos en entender cómo han ocurrido cambios pequeños o cómo se producen nuevas variedades de animales o plantas, es decir, la microevolución. Los evolucionistas aseguran que los grandes pasos hacia nuevas estructuras (macroevolución) consisten en la suma de pequeños pasos. Sin embargo, después de más de un siglo, la evidencia experimental aún no ha sido presentada; los registros fósiles sacan a luz grandes problemas y se ofrecen únicamente explicaciones o “escenarios” fantasiosos. Los científicos partidarios del DI sostienen que llegó el momento de examinar otras explicaciones en las cuales el diseño sea evaluado a la par de las causas naturales. El ahínco con el cual los científicos trabajan para resolver problemas relacionados con los orígenes de la vida podría beneficiarse si se sumase el criterio de DI a su arsenal de herramientas científicas.

Los críticos arguyen que la ciencia del DI se apoya en milagros y temen que esto pueda dañar el espíritu indagador de la ciencia. Las experiencias del pasado demuestran que no hay necesidad de preocuparse por esto. La mayor parte de la labor científica continuaría exactamente como en el presente. En la investigación del origen de organelas biológicas complejas (y sistemas complicados en otras partes del universo), el filtro de complejidad específica sería usado conjuntamente con otras herramientas científicas para entender los organismos vivos, incluyendo los seres humanos. En vez de reprimir la búsqueda científica, la existencia de diseño en el universo abre nuevos horizontes para que los fenómenos sean comprensibles. Si se llega a la conclusión de que un diseñador inteligente (o Dios mismo) planificó un organismo, esto permitirá comprender y utilizar ventajosamente ese concepto.

La existencia de diseño en la naturaleza no implica que constantemente ocurran milagros que intervendrían de manera arbitraria, transgrediendo leyes naturales. Al diseñar una máquina compleja usando la inteligencia humana, no se contravienen las leyes naturales sino que se las utiliza. La creación de una computadora, por ejemplo, demanda que se ordene la materia de una forma determinada y se la dote de información para así crear un objeto muy complejo que tendría poca probabilidad de surgir por casualidad.13 La evidencia de diseño en la naturaleza puede comprenderse de la misma forma en que se entienden los instrumentos diseñados por el hombre. Las convicciones religiosas no impidieron que científicos de primera línea como Isaac Newton, Louis Pasteur o James Clerk Maxwell hiciesen importantes descubrimientos; tampoco se interponen a los descubrimientos de muchos científicos creyentes modernos. Más bien, estas creencias refuerzan la idea de que los fenómenos naturales son comprensibles e impulsan proyectos permitiendo su utilización.

¿El Diseño Inteligente es innecesario y ha sido refutado?
Los críticos sostienen que no hay necesidad de que la ciencia se dedique a estudiar el DI porque, como Dawkins declaró en un documental de la BBC,8 “la evolución explica el 99% de lo que sabemos acerca de la biología”. Si se consulta casi cualquier libro de ciencias, es evidente cuán grande es esta exageración, particularmente en las áreas biológicas donde se discuten fenómenos cuantitativos. Recientemente Peter Atkins publicó un libro de texto titulado Physical Chemistry for the Life Sciences.14 En esta área de la ciencia encontramos leyes y principios que sirven de fundamento para la biología. El hecho de que en el libro no se encuentre ni siquiera una referencia a la evolución evidencia que ésta es una postura ideológica y no una realidad científica.
Por su parte, Dawkins y Coyne nos aseguran: “El flagelo de las bacterias no es demasiado complejo como para haber evolucionado, así como cualquier otra estructura que haya sido cuidadosamente estudiada. Los biólogos han localizado una serie de pasos intermedios plausibles, que utilizan ingredientes que se pueden encontrar en otros sistemas vivos”.10 Estas afirmaciones son simplemente ilusiones. Tal vez podría localizarse “una serie de pasos intermediarios plausibles” en un escenario imaginario. ¡La imaginación científica no conoce límites! Pero el cuadro que pinta la evolución en esta área de la ciencia carece de ideas concretas y evidencias sustanciales.

El anuncio de Kenneth Miller del “colapso del concepto de la complejidad irreducible”15 terminó siendo meras palabras. Su argumento es que, por ejemplo, aunque no se pueda llegar al flagelo por una vía darwiniana directa, las proteínas que lo componen pueden haber sido preservadas por selección natural en sistemas menores que tienen otras funciones. Esta hipótesis implica que estas proteínas específicas (o algunas muy similares) se encontrarían esparcidas en otros sistemas bioquímicos que estarían accesibles a la bacteria. Si este escenario fuese válido, las mismas proteínas se reconocerían fácilmente en sus localizaciones alternativas y la literatura científica estaría llena de vías evolucionistas plausibles para el flagelo y otras maquinarias biológicas. Pero ésta no es la realidad.
Los obstinados defensores de Darwin
Según Dawkins y Coyne, “La evolución es un hecho, tan real como las placas tectónicas o el sistema solar heliocéntrico”. Esta afirmación se ha convertido en el estribillo de los darwinistas ortodoxos. En diversos contextos, “evolución” significa simplemente cambio y ¿quién negaría la existencia de cambios en el mundo natural? Hay mucha evidencia de que la microevolución ocurre. Todos están de acuerdo en que la evolución del pico de los pájaros pinzones o la aparición de resistencia entre las bacterias son hechos reales.

Por más de 100 años la ciencia se ha esforzado por demostrar que el azar unido a las leyes naturales explican el origen de todo lo que existe. A pesar del enorme y sostenido esfuerzo, las propuestas evolucionistas para explicar el origen de la vida, de las estructuras irreductiblemente complejas y del código genético siguen siendo especulativas y carentes de evidencias concretas.

El debate en torno al DI no se libra entre hechos científicos y creencias religiosas. El verdadero enfrentamiento es de tipo ideológico, en el cual los científicos tratan de mantener la hegemonía intelectual y cultural de la cosmovisión ateísta. El objetivo primario del movimiento del DI es establecer el diseño como un factor básico en el mundo natural que, junto con el azar y las leyes naturales, permite comprender el origen de las estructuras biológicas complejas. Hay indicios animadores de que una nueva generación, escéptica ante los estribillos darwinistas, está reconociendo al DI como una propuesta razonable y bien fundamentada.

John Walton (D.Sc., Sheffield University; Ph.D., Saint Andrews University) es profesor de química reactiva en la Saint Andrews University, Reino Unido. Email: jcw@st-and.ac.uk.
REFERENCIAS
1. Esta es una referencia ligeramente modificada. En realidad Carroll dijo, “A veces he creído seis cosas imposibles antes de desayunar”.
2. Phillip E. Johnson, Darwin on Trial, 2da edición (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1993).
3. El naturalismo filosófico es la idea de que nada existe más allá de “el mundo espacio-temporal de entidades físicas que podemos investigar en las ciencias naturales”. Ver M. J. Wilkins y J. P. Moreland en Jesus Under Fire (Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1995).
4. Michael Behe, Darwin’s Black Box (New York: Free Press, 1996).
5. William A. Dembski, The Design Revolution (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 2004); The Design Inference: Eliminating Chance Through Small Probabilities (Cambridge University Press, 1998).
6. William A. Dembski, editor, Uncommon Dissent: Intellectuals Who Find Darwinism Unconvincing (Wilmington, Delaware: ISI Books, 2004).
7. The Discovery Institute, Center for Science and Culture, Seattle, http://www.discovery.org/csc/ Ver también la página de internet de Dembski relacionada al Diseño Inferido: http://www.designinference.com/.
8. Para un resumen, ver http://www.bbc.co.uk/sn/tvradio/programmes/horizon/index.shtml.
9. Peter W. Atkins, http://www.infidels.org/library/modern/peter_atkins/behe.html.
10. Richard Dawkins y Jerry Coyne, “One Side Can Be Wrong”, http://www.guardian.co.uk/life/feature/story/0,13026,1559743,00.html.
11. Stephen C. Meyer en Science and Evidence for Design in Nature, M. J. Behe, W. A. Dembski y S. C. Meyer, editores (San Francisco, California: Ignatius Press, 2000), p. 53.
12. Ver http://www.rsternberg.net/ para leer la crónica del propio Sternberg.
13. Ver Dembski, The Design Revolution, c. 24, p. 183 para más detalles.
14. Peter W. Atkins y J. de Paula, Physical Chemistry for the Life Sciences (Oxford University Press, 2006).
15. Kenneth R. Miller, “The Flagellum Unspun” en Debating Design: from Darwin to DNA, editors W. A. Dembski y M. Ruse, (New York: Cambridge University Press, 2004). Ver también: K. R. Miller, http://www.millerandlevine.com/km/evol/design2article.html.

Fuente:http://dialogue.adventist.org/articles/18_2_walton_s.htm

La teoría del multiverso genera debate entre pensadores científicos y religiosos

La teoría del multiverso genera debate entre pensadores científicos y religiosos

Para algunos cuestiona la existencia de Dios, mientras que para otros es una prueba más de que existe
El escritor Nathan Schneider aborda en un artículo aparecido en la revista Seed las consecuencias que para el pensamiento religioso actual está teniendo la aparición de la teoría del multiverso. Para algunos pensadores religiosos relevantes, por ejemplo, el hecho de que –hipotéticamente- habitemos en uno de los muchos universos posibles es un ataque directo a la constatación de un universo inteligentemente diseñado. Para otros pensadores creyentes, sin embargo, la teoría del multiverso sólo es una respuesta a grandes cuestiones de la física –como la teoría de cuerdas- y no entra en conflicto con la idea del cosmos como creación divina. Por Yaiza Martínez.

La teoría del multiverso genera debate entre pensadores científicos y religiosos
El escritor Nathan Schneider, editor de la revista Killing the Budha, ha publicado recientemente en la revista Seed un artículo en el que reflexiona sobre la teoría de los multiversos y la aceptación de ésta entre los pensadores religiosos.Como en otras épocas, escribe Schneider, en la actualidad el ser humano sigue buscando una “teoría del todo”, una explicación que englobe de forma integral la realidad que conocemos. Y una de las respuestas a las que se ha llegado es la de la teoría de los multiversos.

A grandes rasgos, esta teoría señala que nuestro universo podría ser únicamente un islote aislado en el seno de un inmenso “multiverso” o conjunto de universos alternativos.

Especulaciones religiosas y científicas

Pero el multiverso no puede ser observado y, por tanto, esta hipótesis no es verificable. Este hecho emborrona la línea entre ciencia y especulación y da lugar a que algunos científicos rechacen por completo la idea de que nos encontremos en uno de todos los universos posibles.

Desde un punto de vista más filosófico, la teoría de los multiversos desafiaría, además, tanto la exclusividad del ser humano como su lugar central en el cosmos, por lo que también provoca debates teológicos.

Schneider cita algunos ejemplos a este respecto, como el del arzobispo de Viena, Christoph Cardinal Schönborn que, en 2005, acusó en The New York Times a los científicos de elaborar en secreto la idea de un multiverso para “contrarrestar la abrumadora evidencia de propósito y de diseño (en el universo), constatada por la ciencia moderna”.

A partir de ese momento, explica Schneider, diversos y destacados pensadores cristianos también han argumentado que la teoría del multiverso pretende rechazar la “artesanía” de Dios en la elaboración del Cosmos.

Es el caso de William Lane Craig, profesor de filosofía de la Escuela Talbot de Teología de California o de la periodista canadiense Denyse O’Leary, especializada en ciencia y religión.

Vida y obra de Dios

Para estos críticos, la cosmología supone una promesa teológica, dado que proporciona evidencias racionales de que el universo está diseñado para la vida.

Por ejemplo, el hecho de que los científicos hayan tenido que reconocer que, si a medida que el universo se fue expandiendo, esta expansión hubiera sido ligeramente más lenta de lo que fue, ahora mismo nuestro universo sería tan sólo una nube de hidrógeno inhabitable.

Es decir, que si se dieron las condiciones cósmicas necesarias para que apareciera la vida es, afirman estos pensadores, porque habitamos en un universo inteligentemente diseñado.

Sin embargo, si hay que pensar que vivimos en un vasto y variado multiverso, en el que podrían haber en total unos 10.500 universos distintos, el universo diseñado específicamente para la vida dejaría de ser una prueba de la existencia de Dios.

Pero, tal y como publicamos anteriormente en Tendencias21, lo cierto es que muchos modelos actuales, ya sean admitidos, como la relatividad general, o especulativos, como la teoría de cuerdas, conducen naturalmente a multiversos.

Estos universos múltiples serían, en realidad, las consecuencias de teorías elaboradas para responder a cuestiones específicas de la física de partículas o de la gravitación. Muchos problemas centrales de la física teórica –complejidad y naturalidad- encuentran en el multiverso una explicación natural.

Encontrar el sentido al universo

En resumidas cuentas, como escribe Schneider, que la teoría del multiverso va adquiriendo cada vez una mayor credibilidad, e incluso ha sido defendida ya por científicos religiosos.

Es el caso del físico católico, especializado en física de partículas, Stephen Barr que ha escrito que existen razones físicas por las que la teoría del multiverso ha de ser tomada en serio. O del físico evangelista Don Page, de la Universidad de Alberta, en Estados Unidos, que señala que los modelos del multiverso responden a cuestiones clave de la física de partículas, la teoría de cuerdas o de la inflación cósmica, y no niegan las evidencias de diseño en el cosmos.

Para Page, el multiverso no es una alternativa al diseño de Dios. Según él, “Dios habría diseñado todas las cosas” (incluido el multiverso). UCLA

Jeffrey Zweerink, un astrofísico de la Universidad de California en Los Ángeles, y miembro de el grupo de reflexión Reasons to Believe (Razones para Creer), va incluso más allá señalando que el modelo del multiverso fortalece la evidencia de Dios en un artículo titulado Who’s Afraide of the Multiverse? (¿A quién le preocupa el multiverso?).

Según escribe Schneider, inevitablemente la teoría del multiverso desafía tanto a científicos como a profanos a preguntarse por posibilidades universales casi insondables. Por otro lado, dada la escasez de evidencias empíricas al respecto, tanto la imaginación científica como la espiritual son más libres que normalmente de elucubrar. Por estas razones, es tal vez natural que aparezca la tensión entre científicos y creyentes religiosos, dado que ambos intentan en realidad alcanzar un solo objetivo: encontrar el sentido al universo.

Miércoles 15 Abril 2009,Yaiza Martínez, tendencias21.net

Darwin y el debate sobre creación-evolución

Sábado 7 de marzo de 2009

Darwin y el debate sobre creación-evolución

La teoría de la evolución puede explicar cómo se ha dado el proceso de evolución hasta la forma humana; pero no puede dar respuestas a las preguntas más acuciantes que nos hacemos los seres humanos: ¿qué sentido tiene el mundo, la vida, la especie humana? Por Rafael Velasco, sj.

   

Rafael Velasco, sj
Rector de la Universidad Católica de Córdoba

Este año se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Darwin y 150 años de la primera edición de su célebre libro El origen de las especies.

La teoría científica de la evolución, expuesta en esa obra, encendió un encarnizado debate entre “evolucionismo” y “creacionismo”, que ha sido sostenido durante mucho tiempo.

Durante años la teoría de la evolución fue criticada particularmente desde los ámbitos religiosos por considerarse que contradecía los relatos del libro del Génesis, de donde abreva la fe monoteísta, que sostiene: “Un Dios creador de todo desde la nada”.

La teoría de la evolución desplazó contundentemente los argumentos religiosos sostenidos durante siglos. Muchos sintieron que se le quería quitar espacio a Dios. Que si era verdad lo del evolucionismo, entonces las cosas no eran como la Biblia dice. O la Biblia o Darwin estaban en un error.

Muchos tomaron este argumento lineal y decretaron que Darwin se equivocaba. No faltaron, tampoco, quienes dijeron, desde el mundo científico: por fin nos hemos sacado a la religión de encima.

Lamentablemente, la discusión no ha estado siempre correctamente enfocada. Y el problema no residió tanto en la teoría de Darwin, sino en una inadecuada comprensión del mensaje de la Biblia.

Una lectura bíblica. Comprender mejor el sentido de los textos bíblicos que narran los relatos de creación en los que los creyentes fundamos nuestra fe en un Dios creador, tal vez ayude a acceder a una comprensión más amplia. De este modo, comprobaríamos que la teoría científica de la evolución de las especies no contradice la fe en un Dios creador, fundamentalmente porque estamos hablando de dos planos diferentes, que no se excluyen y pueden ser complementarios.

Las religiones monoteístas basan nuestra fe en el Dios creador del Universo, fundamentalmente, en los relatos de los dos primeros capítulos del libro del Génesis, el primer libro de la Biblia.

¿Qué dicen estos textos? Al comenzar a leerlos ya tenemos una sorpresa: hay dos relatos de la creación (no uno solo), y son bastante diferentes. Y sin embargo, están los dos en la Biblia como textos canónicos. Aquí ya hay algo que “no funciona”. ¿Cómo fue, entonces, la creación? ¿Cómo la relata el capítulo primero o cómo lo relata el capítulo segundo? Se ve que al autor bíblico esa aparente contradicción no le interesa, justamente porque tiene en claro que no está haciendo una narración histórica. Es un midrash, un cuento, un mito de origen que tiene un mensaje poderoso de fondo, para el creyente: Dios es el creador, somos su criatura y por eso no somos solitarios, participamos de su espíritu y de su semejanza. Desde el principio el ser humano fue amigo de Dios.

Si bien se lee, el relato del capítulo primero –que relata la creación en siete días–, empieza con la creación de la luz, y sin embargo recién en el cuarto día son creados el Sol y la Luna. Estos astros eran considerados divinidades para los pueblos vecinos (en particular los cananeos) por eso el autor las pone como una creación más en el medio de la creación. Es ilógico, aun para una conciencia “pre–científica”, que se cree la luz el primer día y no se cree el Sol al mismo tiempo. Aquí el autor se ha vuelto a “equivocar”… o no le interesa esa aparente contradicción.

En este relato Dios crea con su palabra, no interviene de maneras más materiales, es trascendente a su creación. Dice y las cosas son: “Dijo Dios hágase la luz, y la luz se hizo…”.

En este relato de la creación el acto más importante no es la creación del ser humano (que es creado el sexto día, junto con los animales), sino el día de descanso, el “Shabat”. “El séptimo día Dios descansó, y bendijo ese día”. Lo más importante de la creación es el día séptimo de descanso, que era el día del culto para el pueblo judío. El escritor indudablemente está tratando de dar fundamento a la santificación del día de culto. Lo más grande de la creación de Dios es el sábado, porque es el día de descanso de Dios.

En este relato, en los manuscritos más antiguos, a Dios se lo llama “Elohim” (el altísimo); nunca se lo llama Yahveh. Este primer relato pertenece a una tradición tardía (siglo V a.C.), ya supone un pueblo organizado y con una religión centrada en el culto. El sábado es el centro de la creación; lo mejor que Dios ha hecho, porque es el centro de la vida del pueblo.

El relato del capítulo segundo comienza con la creación del hombre. Sitúa además la creación en un lugar geográfico determinado: la medialuna fértil, tierra de la que –según esta tradición– proviene Abraham, el padre del pueblo judío; el primer creyente en el Dios bíblico.

Dios además aparece antropomorfizado: hace barro como un alfarero, opera al hombre como un cirujano para sacar de su costado a la mujer, camina por el jardín a la hora de la tarde, sopla sobre el hombre para darle su aliento, dialoga con él. Aquí hay elementos más primitivos (el relato es del siglo X a.C.) y a Dios se lo llama Yahveh (el que es, o el que está y estará).

Estas diferencias con el primer relato no son accidentales. El autor está desarrollando otra teología, es decir otra visión acerca de Dios y su relación con los seres humanos y la creación. Lo más importante no es el culto, sino el ser humano, que es imagen y semejanza del Creador, porque está hecho por Dios de la “adamá” (tierra colorada, de ahí el nombre, Adán: hombres –plural– de tierra colorada) y está lleno de vida (Eva, significa vida).

El texto, entonces, está diciendo que desde el comienzo había “hombres y vida”. Y eso es lo querido por Dios. Dios se ha empleado a fondo porque ha trabajado Él mismo en la creación. Aparece un Dios más comprometido en su creación, a diferencia del Dios más trascendente del relato del capítulo primero. Dos relatos, dos teologías, y por eso dos modos de nombrar a Dios.

De aquí se ve con claridad que los relatos pretenden ser otra cosa muy distinta a lo que se imaginó durante mucho tiempo. Son dos teologías de la creación, dos miradas sobre Dios y sobre el hombre, pero nunca pretenden ser una palabra científica definitiva, ni nada por el estilo. Los relatos del Génesis son dos miradas que no se excluyen entre si, pero que enfatizan uno, la trascendencia de Dios y la importancia del culto religioso (el día del descanso) y el otro la centralidad del ser humano como amigo de Dios.

Interpretación bíblica y ciencia. Los textos, como ya dijimos, no intentan ser textos científicos y menos en el sentido positivista de ciencia que poseemos hoy. Pretender eso sería un anacronismo.

Los libros de la Biblia son libros de teología, es decir libros que contienen afirmaciones acerca de Dios, y en ese sentido son considerados verdaderos por los creyentes, pero no son, ni pretendieron ser nunca, libros científicos o históricos en el sentido en que comprendemos actualmente la ciencia histórica. Comprenderlos así ha sido –en su momento– un serio error de las Iglesias (no sólo de la Iglesia Católica) y de las religiones en su versión más fundamentalista.

Si leemos los relatos de creación, desde esta perspectiva que he expuesto aquí, y que es en el fondo una sucinta síntesis de lo que la exégesis actual –católica y protestante– afirma, no podemos encontrar de ninguna manera fundamento para afirmar que la Biblia quiera explicar que la creación fue así, como se relata, en esa sucesión.

No hay, tampoco, argumentos, desde esta perspectiva, para negar un proceso de evolución que ha ido dando origen a la vida y las diferentes especies. No hay fundamento para negar –desde la fe– que el proceso evolutivo sea el modo en el que Dios va creando un mundo en evolución, un mundo que sigue evolucionando. Ya Pierre Teilhard de Chardin, sj, lo afirmó en El Medio Divino y otras obras suyas.

Si el tiempo del mito es justamente intemporal; entonces es posible afirmar que según la Biblia, Dios continúa creando el mundo. Constantemente somos sacados del barro, el soplo de Su Espíritu nos inspira y podemos ser amigos de Dios y de todo lo creado.

Desde la teología de la creación se puede afirmar que Dios va obrando en las causas naturales, a través de ellas de manera misteriosa pero real, de modo trascendente, en y más allá de la historia. El plano de la acción de Dios sólo puede ser comprendido plenamente desde la Fe, aunque no es irracional.

Finalmente. La teoría de la evolución puede explicar el fenómeno; es decir cómo se ha dado el proceso de evolución desde las primitivas formas de vida, hasta la forma humana; pero no puede dar respuestas a las preguntas más acuciantes que nos hacemos los seres humanos: ¿qué sentido tiene el mundo, la vida, la especie humana? Quién se adentre a esos interrogantes humanos, deberá tomar otros caminos: la filosofía, la metafísica, o la religión.

Al final, León Tolstoi tenía razón cuando afirmaba: “La ciencia no nos sirve, porque deja sin responder las dos preguntas fundamentales: qué nos es dado esperar y qué debemos hacer”.

© La Voz del Interior 

Sobre el Midrash

¿Qué son Midrashím?

La interpretación común de la palabra «Midrashim» como «leyendas», «fábulas» o «cuentos» no es solamente inadecuada, sino también, engañosa.

El término «Midrashim» proviene de la raíz hebrea «darash» que significa buscar, investigar. El Midrash, por lo tanto, es una exposición de los pesukim (versículos) de la Torá que surge de nuestros sabios, después de haber sondeado en las profundidades de cada pasuk y en todas las palabras y letras del mismo en busca del verdadero significado interior.

Según la tradición Sinaítica, las palabras de la Torá pueden ser interpretadas por los Sabios de la Torá en distintos niveles de comprensión. Todas ellas son verdaderas, pues el Creador moldeó la Torá de forma tal, que cada una de sus palabras y letras están cargadas de significado, permitiendo así un gran número de interpretaciones diferentes.
Ahora explicaremos el origen de los Midrashim (adaptado del R. Moshe Jaim Luzzato, Ma-amar al Haagadot).
El Todopoderoso dictó a Moshé el texto de toda la Torá, desde la primer palabra «Bereshit» hasta las últimas palabras, «I»eínei kol Israel». Al mismo tiempo, le proporciona a Moshé una Explicación Oral detallada del texto que le estaba dictando. El Texto Escrito de la Torá constituía meras notas, breves alusiones a la Torá Oral elaborada. Sin embargo, Hashem le advirtió a Moshé de no poner por escrito la Torá Oral.

Moshe y los Sabios, quienes lo seguían, cuidaron de preservar no solo los rollos escritos de la Tora sino también la Explicación Oral de los mismos. La estudiaron y la transmitieron de generación en generación.

Sin embargo, llegó el momento en que los lideres de la Torá de una generación consideraron que la Torá Oral no podía ser conservada en la memoria únicamente como lo hicieran las generaciones anteriores. Las persecuciones y sufrimientos que el Pueblo Judío padecía en manos de los romanos afectaba su tranquilidad mental y poder de concentración. La Torá Oral corría peligro de ser olvidada, jas veshalom. Los Sabios, por lo tanto, aplicaron una regla Sinaítica, transmitida por Moshé, que autorizaba a los Sabios de la Torá líderes de una generación a tomar ciertas medidas de emergencia a fin de asegurar la supervivencia de la Torá. Dicha medida de emergencia a fin de preservar la integridad de la Torá, fue la de emprender la compilación de la Torá Oral en varios volúmenes escritos. Estos son conocidos como la Mishná y la Guemará (Talmud). Se trataba de una empresa gigantesca que solo podría ser lograda por varias generaciones de los estudiosos de Torá más brillantes (aprox. 3450- 4230). Fue concluida exitosamente con la obvia ayuda del Todopoderoso.

Los Sabios codificaron adecuadamente las halajot, leyes religiosas que Hashem habla encomendado a Moshé. Sin embargo, surgió un problema, respecto de cómo registrar la ética Divina y las enseñanzas de moral que Hashem había revelado a Moshé. Estas contenían principios morales e ideológicamente profundos que, cuando estuvieran escritos, podrían ser leídos por estudiantes de carácter impuro. Los Sabios temieron que, cualquiera que no estuviese guiado por el Temor Divino y que estudiara la verdadera ética de la Torá, podría distorsionar su significado, aún si fuera un erudito. Y si los futuros estudiosos de éstas explicaciones, los Midrashím, fueran tambien ignorantes, seguramente sacarían deducciones erróneas.

Sabios decidieron poner por escrito las enseñanzas morales de la Torá, pero mediante un código secreto. Sólo serían comprensibles para quienes poseyeran la clave del código maestro. Por lo tanto, disimularon dichas enseñanzas morales Divinas, los Midrashim, en cuentos, adivinanzas, parábolas y proverbios enigmáticos. Estos serían inteligibles para los legos, sólo serían descifrados por un circulo limitado de estudiosos de la Torá cuyos maestros les hubieran transmitido dichas claves. Estos, a su vez, revelaron a sus discípulos que el texto literal de los Midrashim es solamente una investidura exterior que disimula su alma y verdadera esencia. Si alguien leyera los Midrashim sin estar familiarizado con el código, eludiría su verdadero significado.

A continuación figura una lista parcial de axiomas relacionadas con losMidrashim:
– Relacionan principios éticos y morales profundos mediante parábolas y comparaciones aparentementes simples.

– Para los principiantes, muchas máximas de nuestros Sabios parecen verdaderas en su sentido absoluto. En realidad, son únicamente aplicables a una esfera limitada – a un tiempo, lugar o sujeto determinado. Por lo tanto, un extraño que no está acostumbrado a su aplicación limitada o a un Mídrash en particular puede ser confundido. Para él contradice otra afirmación de los Sabios.

– Los Sabios sabían, por tradición, que Hashem, cuando concibió la Torá, invistió cada palabra y cada letra con un vasto número de diferentes significados, todos ellos verdaderos.

– Los Sabios, a veces, ocultaban una profunda moral tras principios aparentemente científicos, aceptables en su época. En realidad, no les preocupaba su validez científica, sino la lección moral que ocultaban.

– Es imposible comprender Midrashim salvo que una persona se haya interiorizado previamente de ciertos conceptos fundamentales. Por ejemplo, es evidente que todas las leyes naturales están regidas por fuerzas espirituales- ángeles, shedim y mazikim. Las leyes de la naturaleza operan únicamente por el resplandor del Mundo Celestial. A la inversa, cada uno de los movimientos del hombre deja una huella espiritual en el Mundo Celestial.

– También es importante tener en cuenta que si nuestros Sabios presentan diferentes puntos de vista sobre un mismo tema todos ellos contienen un determinado aspecto de la realidad. Aunque aparentemente resulte contradictorio, todos contienen la verdad en cierto sentido.

– Nuestros Sabios sostenían una tradición por la cual cada pasuk de la Torá aparte de ser verdadero en su sentido más simple y obvio, también contenía un vasto número de alusiones a eventos pasados y futuros. Ellos explicaban los pesukim de acuerdo con las leyes Divinas para la interpretación de la Torá.

Los Midrashim nos inspiran temor y amor hacia el Creador cuando se refieren a Su grandeza, la unicidad del pueblo Judío, la santidad de los tzadikim y la recompensa divina en éste mundo y en el mundo- por- venir. Por lo tanto, también se los llama «hagadot» que en Arameo deriva de la raíz «atraer», pues captura los corazones del lector, atrayéndolo a servir al Todopoderoso.

Cuando leemos los Midrashím, debemos tener en cuenta que fueron registrados por nuestros Sabios, cuya talla y santidad era tal que podían vivir milagros. La Guemará relata un ejemplo (Taanit 24a)

R..Elazar Ish Bartota distribuía entre los pobres hasta el último centavo que poseía. Era conocido por su caridad que no era proporcional a sus ingresos, por lo que se privaba de necesidades elementales. Por lo tanto, los recaudadores de caridad judíos trataban de evitarlo.
El día del casamiento de la hija de R. Elazar era inminente. El fué al mercado a comprar los alimentos para la boda. Mientras caminaba por las calles, los recaudadores de fondos pasaron, en cuanto notaron la presencia de R. Elazar trataron de esconderse, pero fue demasiado tarde. El los había detectado e iba tras ellos. Cuando los alcanzó, les dijo – Les ruego que me digan por qué causa están recaudando fondos.
Para una niña y un niño huérfanos – contestaron. -Están a punto de casarse y carecen de los fondos necesarios.
R.Elazar exclamó -Juró que tienen prioridad sobre mi hija. Tomen todo el dinero que yo poseo y utilícenlo para su casamiento.
R. Elazar vació sus bolsillos y les entregó su dinero. Se guardó únicamente un zuz (una pequeña moneda) con la cual compró un poco de grano. Cuando volvió a su hogar, colocó el grano en su granero y fue al Beit Hamidrash a estudiar
Más tarde, su mujer le preguntó a su hija -¿Qué compró tu padre para tu boda?
-Un poco de grano- contestó ella. Fué al granero y lo inspecciono, pero para su sorpresa, cuando trató de abrir la puerta del granero no la pudo mover Estaba bloqueada por muchas bolsas, de granos apiladas hasta el techo del granero.
La hijo de R. Elazar corrió al Beit Hamidrash llamó a su padre, Ven a ver lo que tu buen amigo (el Todopoderoso) hizo por ti. Le contó del milagro que había ocurrido.
R. Elazar hizó una promesa – Juro que estas provisiones son como el hekdesh (comida sagrada). Tu participación está limitado a un monto equivalente a todos los pobres del K-Ial Israel.
Lá,Guemará pregunta por qué los milagros evidentes son, otorgados a algunos de los Sabios. (Berajot 20a)

R. Papa preguntó a Abaie – ¿Por qué somos diferentes a las generaciones anteriores en que no vivimos milagros como ellos? Y ésto a pesar de que nuestros conocimientos de la Torá supera los de ellos.

El respondió La diferencia es, que las generaciones anteriores estaban preparadas para mayores sacrificios en aras de kidush Hashem (a fin de santificar el Nombre de Hashem) mientras nosotros no estamos preparados para lo mismo.

Hashem actúa frente a un hombre de la misma manera que él se conduce. Como las generaciones anteriores demostraron tener un espíritu sobrenatural por el Honor Divino, El respondió con hechos sobrenaturales en sus vidas, con milagros. Las generaciones posteriores estaban dispuestas a sacrificar sus vidas por Hashem también, pero únicamente si se los exigía la halaja. Las generaciones anteriores, por el otro lado, desplegaban mesirut nefesh (abnegación), aún en los casos en que la Torá permitiera permanecer pasivo.
Las vidas de nuestros Sabios constituían un permanente kídush Hashem. Su amor por Hashem se expresaba no solamente en su estudio de la Torá y en sus plegarias sino en trabajar, comer, dormir y en cada respiración.
R. Elazar Ish Bartota, quien encontró que el grano se había multiplicado milagrosamente en su granero, dio más tzedaka de la que por halaja se le exige a cada Judío. Fué un moser nefesh por la mitzva. Las necesidades de un hombre pobre eran más importantes a sus ojos que las propias. (Consideren el abismo entre nuestro mundo del pensamiento y el de él. Si se le sugiere a una persona donar el dinero para una caridad en lugar de las flores o un pródigo menú o un fotógrafo en el casamiento de su hija, ¿cómo reaccionaría?)
Los Sabios que compilaron los Midrashim eran santos.
Para darnos una idea más de su grandeza, consideremos la siguiente afirmación (Suka 21b):

«Hilel tenía ochenta discípulos. Treinta de ellos eran tan grandes que merecían la shejiná como la de Moshe Rabeinu. Treinta merecían que la órbita solar se detuviera como con Iehoshua Bin Nun. Veinte eran comunes. El más grande entre ellos era Ionathan ben Uziel, el menos importante, R. Iojanan ben Zakai. Acerca del menos importante, Iojanan ben Zakai, se decía que no había versículo de las Escrituras ni de la Mishna o del Talmud que no conociera; había estudiado todas las halajot, Midrashim, las complicadas alusiones ocultas de los versículos, y todas las normas de los Sabios – no había ningún tema de la Torá mayor o menor en el cual no estuviera versado. Entre los grandes, Ionatan ben Uziel, se decía que mientras estudiaba Torá los ángeles lo rodeaban para escucharlo. Como resultado del fuego espiritual que emanaba, cualquier pájaro que sobrevolaba sobre la cabeza de Ionatan ben Uziel mientras él estudiaba, se quemaba.»

Lo que surge de lo anterior es que el estudio superficial de los Midrashim no le hacen justicia. Cada palabra de nuestros Sabios sagrados fué pronunciada con ruaj hakodesh (espíritu Divino) en ellas. No se registró ningún Midrash para contarnos un simple cuento – cada uno transmite un profundo mensaje.
Por supuesto, una versión de los Midrashim en castellano sólo proporciona un mero resplandor de la santidad, belleza y sabiduría inherente al texto original en Hebreo. La popularización de los Midrashim en castellano no es otra cosa que una «medida de emergencia» necesaria para satisfacer la imposibilidad de la mayoría de los lectores de acceder a las fuentes originales.
Rezamos y esperamos antes que «la tierra se llene del conocimiento de Hashem, como las aguas cubren el mar» (Ieshaiau 11:9).

Fuente:http://www.tora.org.ar/contenido.asp?idcontenido=131

CIENCIA y FE EN DIOS

CIENCIA y FE EN DIOS

Epicurios y estoicos: Oportunidad y Necesidad

Los argumentos desde la creación: Hch. 17 y Rom 1

Otra razón es la “mass media”.  

 Hay mucha discusión hoy sobre los embriones, la genética, etc. y de estos temas hemos de hablar también con la gente e involucrarnos en los foros de diálogo… Debe oírse la voz “cristiana”…

 El apóstol Pablo encontró en Atenas las mismas cosas que encontramos hoy.

En cuanto a la CIENCIA encontró a los epicúreos y a los estoicos.

Los epicúreos creían en la razón y que Dios estaba muy lejos y desinteresado de lo que pasaba en el mundo.

La creación es obra de Dios y los hombres en ella pueden ver el poder de Dios aunque no puedan ver a Dios.

Es por eso que la evolución es el producto de lo mismo que creemos ahora… producto del cáncer…  Pablo en Atenas predicó (Hch. 17) acerca de que Dios es creador y Romanos 1

La Creación es un argumento que hemos de usarlo.

Es para nosotros más fácil hoy explicar cómo Dios creó las cosas, que explicarlo hace 50 años atrás.

ÉTICA  

La filosofía de los últimos 200 años ha agitado la fe cristiana.

Hay gente muy preocupada con la ética en el día de hoy.

LOS EFECTOS

Sobre el concepto de la familia

Vemos en el mundo animal diferentes comportamientos

Muchos de los niños conocen hoy solo el afecto de un padre,…

TV:   5 horas por día ven TV los niños. Es el medio por el que reciben mucha información y hay que considerarlo como un medio de evangelización.

EN EL VALOR DE VIDA  

No hay razón para pensar que un pescado sufre menos que un aborto. La vida de un recién nacido es de menos valor que la de un pez o un chimpancé. Cosas como éstas se dicen… y nosotros cometemos el error de no estar respondiendo a estas preguntas. ¿Es cuestión de eliminar a esa criatura por el hecho de que no va a ser “doctor”, p.ej.?

El principio: LEY Y DISCRIMINACIÓN  

Filipos, Tesalónica, Corinto: ACUSACIONES por infringir la ley.  

Se les acusa a los creyentes de ir en contra de la ley e incluso crear leyes en contra de los creyentes. Es lo que pasó con Daniel (Daniel 6) fue metido en el foso con los leones porque no podía aceptar la ley dada… Mira a Europa en los próximos 10 años y verás donde se pondrán las leyes… será algo que no se podrá cumplir… serán tan fuertes que nadie las podrá cambiar ni cumplir.

Puedo compartir lo que creo pero llegará el momento de poner en riesgo mi vida, al hacerlo.

 EL ARGUMENTO DE CONCIENCIA  

 LA PALABRA Y LA IGLESIA  

En los Hechos encontramos 5 marchas

6:7; 9:31; 12:24; 16:5; 19:20

Pablo decía: no me avergüenzo. Y hay una necesidad de levantarnos y predicarlo resueltamente. 

Una perspectiva grande: la aparición de nuestro salvador: su venida como juez. ¡Yo no ESTOY AVERGONZADO!  

Importancia de la transmisión de la palabra  

La gran perspectiva: La venida del Salvador y la venida del Juez  

No nos quedemos callados. Todos estos temas nos desafían en Europa…

NO ESTOY AVERGONZADO DEL EVANGELIO DE CRISTO porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.

El creacionismo divide a Estados Unidos

El creacionismo divide a Estados Unidos 

Febrero 20, 2009

clase

En las escuelas de EEUU está prohibido hacer proselitismo religioso

Público Digital

Charles Darwin sigue dando que hablar, 200 años después de su nacimiento. La efeméride del científico británico, autor de El origen de las especies se cumple mañana, y su teoría sobre la evolución y la selección natural continúa encendiendo ásperos debates. Una de las sociedades más polarizadas es la estadounidense, dividida entre los que piensan que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, tal y como cuenta la Biblia, y los que apuestan por la evolución a lo largo de los siglos.

La balanza se inclina ligeramente hacia el lado de los primeros. Así lo reflejan de forma coincidente diversas encuestas realizadas durante las últimas dos décadas. Las pequeñas variaciones en las cifras se deben, según los expertos, a la forma en cómo se plantean las preguntas. También se ha detectado cierta confusión entre los términos creacionismo el clásico sostiene que Dios creó al hombre y al mundo en una semana, tal y como narrael Génesis y evolucionismo basado en las teorías de Darwin. A ambos hay que sumar el de diseño inteligente, que niega al naturalista británico al señalar que el desarrollode formas de vida tan complejas como las que conocemos no se ha podido dar mediante la evolución si no por la intervención de una fuerza superior, un diseñador.

Explicar las dos visiones

Los sondeos más recientes, de Gallup en 2005 y del Pew Research Center en 2006, arrojan números parecidos: el primero señala que el 44 % de los ciudadanos favorece el creacionismo y el segundo lo cifra en un 42 %. Por el contrario, los estadounidenses que creen en la evolución suman el 26 %, según el Pew, y el 14%, de acuerdo con Gallup. Pero en esta brecha tiene que ver la forma en cómo se formulan las preguntas. Por ejemplo, la encuesta de Gallup ofrece tres opciones, dos de ellas sugieren la intervención de Dios en la creación y la otra la niega de forma tajante. De ahí que, según los expertos, en una sociedad mayoritariamente fundada en creencias religiosas la balanza se incline hacia los creacionistas. La del Pew Research Center no menciona expresamente a Dios, dando más margen a una interpretación científica. Además, dentro de los creacionistas hay quienes admiten algún grado de evolución.

Sobre la polémica batalla que libran los creacionistas para que sus teorías se puedan enseñar en las escuelas públicas algo que está ahora prohibido por hacer proselitismo de una religión en concreto, la mayoría de los estadounidenses, alrededor de un 60%, está a favor de que se expliquen las dos visiones. Un 38 % quisiera que solo se enseñara el modelo creacionista.

La confianza en Darwin por religiones

– 81% de los budistas: los ciudadanos estadounidenses que practican el budismo son, según la encuesta del Pew Research Center, los que creen en mayor porcentaje en la teoría de la evolución, con un 81%. Los hindués (80%) y los judíos (77%) les siguen a escasa distancia.

– 58% de los católicos: los creyentes católicos piensan, en su mayoría (58%), que la teoría de la evolución “es la que mejor explica los orígenes de la vida en la Tierra”, según formula la pregunta de la encuesta. Los protestantes les siguen, con un 51%.

– 8% de los testigos de Jehová: menos del 10% de los Testigos de Jehová que viven en EEUU cree en la teoría de la evolución formulada por Darwin.

Visto en oldearth.wodpress.com

La física de la materia ordinaria produce la conciencia

La física de la materia ordinaria produce la conciencia

El descubrimiento del quinto estado de la materia y otros fenómenos de macrocoherencia cuántica posibilitan una neurología cuántica de la mente

Hace más de un siglo que la física comenzó a cuestionar la naturaleza corpuscular de la materia. El nacimiento de la física cuántica abrió nuevos horizontes científico-filosóficos con una novedosa visión de la materia. Cada intento por escudriñar el último rincón profundo de la materia para encontrar un último reducto corpuscular abre nuevas empresas que cuestionan la idea de partícula elemental. Actualmente los conceptos de la Teoría Cuántica de Campos se ordenan en una nueva interpretación de la materia con mayor énfasis en su naturaleza campal. El descubrimiento del quinto estado de la materia y otros fenómenos de macrocoherencia cuántica son evidencias empíricas de un comportamiento coordinado de la materia con importantes consecuencias para una futura neurología cuántica de la mente. Por Manuel Béjar.

Observación directa de la condensación Bose-Einstein. MIT.
La historia moderna de la física de partículas comienza a finales del siglo XIX cuando grandes físicos comienzan a romper la materia en pequeños laboratorios. Es la época del descubrimiento del electrón en Cambridge mientras J. J. Thomson trabajaba con rayos catódicos. La baja energía de estos rayos fueron suficiente para arrancar electrones de la prisión atómica. Desde que Dalton propusiera su teoría atómica para explicar las propiedades físico-químicas de los gases a comienzos del XVIII, el concepto de materia formada por entidades fundamentales indivisibles era bien parecido a la clásica idea de Demócrito en el siglo V a.C. Durante dos largos milenios la humanidad confió en una interpretación reduccionista y corpuscular de la materia. Con los trabajos de Thomson se abrió la veda a una sucesión de experimentos que refutaron la indivisibilidad del átomo. La historia empezó a cambiar. 

La era nuclear de la primera mitad del siglo XX

El descubrimiento de la radiactividad sirvió de nueva fuente energética para bombardear la estructura atómica con partículas radiactivas de energía un millón de veces superior a la de los rayos catódicos. Esta energía fue suficiente para que Rutherford y Chadwick identificaran al protón y al neutrón en la prodigiosa década de los veinte. En el primer tercio del siglo XX el hombre alcanzó la frontera nuclear y descubrió que el átomo es un denso núcleo de protones y neutrones, protegido por una pantalla de electrones. Siendo el electrón la primera partícula atómica descubierta resulta comprensible por qué fue la electrodinámica la pionera teoría cuántica de campos. La segunda era de la física de partículas se propuso el reto de penetrar la esfera nuclear. Pero, ¿cómo conseguir la energía?

La mirada se puso en el cielo. Con frecuencia la Tierra es bombardeada por rayos cósmicos procedentes del espacio exterior. La energía media de estos rayos es suficiente para romper el núcleo atómico y poder observar su interior. Sin embargo, es imposible predecir el lugar y el momento exactos donde caerá un rayo cósmico. Fue en los años sesenta cuando la tecnología de los aceleradores de partículas consiguió controlar energías de alcance nuclear. El resultado fue el descubrimiento de dos nuevas interacciones físicas de mayor y menor intensidad que la electromagnética: la nuclear fuerte y la nuclear débil.

Bajo estas condiciones energéticas impuestas por los experimentadores el protón sufre una resonancia inexplicable para una partícula fundamental. Se descubrió que el protón no era una partícula elemental como a Demócrito le hubiese gustado. Cada protón está constituido por tres quarks ligados por interacción fuerte residual. Entre 1977 y 1996 se ha confirmado experimentalmente la existencia de seis tipos de quarks que, además de carga eléctrica, tienen carga electrodébil, de sabor y de color. El primero y último de ellos, los quarks b y t, se descubrieron en el Fermilab de Chicago.

Los aceleradores de partículas rompen la barrera nuclear

Con energías aún mayores, en las profundidades subnucleares las partículas experimentan la interacción débil. De menor alcance e íntimamente relacionada con la electromagnética, la interacción débil causa las desintegraciones nucleares más fácilmente detectables, las desintegraciones beta de protones y neutrones. Fue Fermi quien dio nombre a una nueva partícula resultante de estas interacciones: el neutrino. Los neutrinos son exóticas partículas de masa despreciable, predichas por Pauli en los años treinta y descubiertas en 1956 por los nobel en física, Clyde Cowan y Frederick Reines.

El carácter fundamental de las partículas es un concepto histórico que depende de la energía máxima de los aceleradores del momento. A energías próximas a la de los modernos aceleradores, toda la materia ordinaria o fermiónica se compone de tres tipos de partículas: electrones, neutrinos y quarks. A diferencia de electrones y neutrinos, los quarks nunca se dejan ver solos, sino formando dúos o tríos. El protón es el producto resultante de la interacción de un quark d y dos u, densamente confinados por interacción fuerte. Los tres quarks del protón apenas suponen una millonésima parte del volumen del protón. El volumen efectivo del protón está lleno de un campo de energía de confinamiento.

Partículas mediadoras que producen campos físicos

El campo de energía mediador entre fermiones tiene una naturaleza física distinta bien descrita por un nuevo tipo de partícula denominado bosón. Todas las partículas interaccionan gravitatoria y débilmente, pero sólo los quarks experimentan la interacción fuerte. Las partículas fundamentales fermiónicas se ligan unas con otras a través del intercambio de otras partículas denominadas bosones mediadores. Cada tipo de estos bosones produce una de las cuatro interacciones fundamentales. Las partículas interaccionan al tener al menos una carga física susceptible a la presencia de algún mediador. Así, dos electrones interaccionan electromagnéticamente por sus cargas eléctricas cuando un fotón hace de mediador entre ellos. Del mismo modo los gluones son bosones con carga electrodébil y de color que aglutinan los quarks de los protones. A energía de un trillón de electronvoltios es posible alcanzar los escondrijos del núcleo atómico hasta sentir la presencia de las interacciones fuerte y débil que experimental los quarks en el núcleo profundo.

El alcance de las cuatro interacciones fundamentales depende de la masa de sus respectivos bosones. De acuerdo con el Principio de Heisenberg, cuanto mayor sea su energía en reposo, menor es el tiempo de vida media y, por tanto, pueden recorrer distancias menores, reduciéndose su alcance. Las interacciones de alcance ilimitado son la electromagnética y gravitatoria, mediadas respectivamente por el fotón y el hipotético gravitón, que carecen de masa. Los bosones débiles son realmente masivos. Por ello, la interacción débil queda limitada al interior del núcleo. Los mediadores sólo pueden conectar partículas a distancias típicas de la escala subnuclear. De igual manera, los gluones sólo hacen interaccionar a quarks que comparten el mismo recinto nuclear. A diferencia de los bosones débiles, los gluones carecen de masa, pero debido a interacciones entre ellos se forma una masa efectiva equivalente no nula que limita el alcance de la interacción. Podemos decir que el gluón desnudo de masa nula es revestido con una energía de interacción que lo dota de masa y, en consecuencia, la interacción fuerte se hace de corto alcance.

Un zoológico de partículas elementales

El espectro de partículas es amplísimo. Por cada partícula elemental existe una compañera con cargas físicas opuestas. Son las partículas de antimateria que, al interaccionar con la materia ordinaria, se transforman en radiación electromagnética. Los bosones mediadores coinciden con su antipartícula salvo el bosón débil y fuerte. Al resto de las partículas fundamentales le corresponde una antipartícula distinta. Por ejemplo, el positrón es una partícula de antimateria con la misma masa y espín que el electrón, pero con carga eléctrica positiva. Igualmente existen antiquarks, con cargas eléctricas, de isoespín y color opuestas a la de los quarks: el compañero de antimateria de un quark con carga de color roja es un antiquark antirrojo. Un quark y su antiquark de color opuesto pueden formar estados ligados y originar mesones, sin carga de color: los piones, kaones, los mesones …

Un caso importante fue gypsy, un sistema quark-antiquark, cuyo estudio supuso importantes avances en cromodinámica cuántica. El último tipo de partículas elementales, los neutrinos también tiene su respectiva compañera de antimateria, aunque aún no está clara su verdadera naturaleza. Al ser una partícula neutra, el opuesto de su cargas coincide con el original y, por tanto, parece ser que neutrino y antineutrino coinciden (neutrinos de Majorana). De tener algún número cuántico que los diferenciara serían neutrinos de Dirac. El debate sigue su curso y tendrá importantes consecuencias en las nuevas teorías generalizadas de partículas.

Existen partículas que permanecen estables durante un brevísimo periodo de tiempo hasta desintegrarse por interacción fuerte en partículas más estables como protones, neutrones y piones. Son las partículas delta y sigma, que son resonancias bariónicas de mayor energía que las fundamentales. Es posible, incluso, que existan un número ilimitado de estas resonancias con mayor masa y espín. A energías mucho más elevadas que la de los modernos aceleradores no sería posible otorgar el calificativo de fundamental a los electrones, neutrinos y quarks frente a las resonancias. Por tanto, el atributo elemental de las partículas depende de la energía del entorno en cuestión.

El modelo estándar de partículas en el siglo XX

El conocimiento físico de la materia está recogido canónicamente en el denominado modelo estándar de las partículas elementales, a excepción del gravitón. La interacción gravitatoria no puede aún explicarse físicamente en el mismo marco que las otras tres. Esta limitación del modelo estándar exige y justifica una especulación físico-metafísica que trasciende la frontera científica (véase Penrose sienta las bases de una biofísica cuántica de la mente en Tendencias 21, 23 Febrero 2007) . La teoría cuántica de campos es la construcción científica más importante. Su potencia de predicción y su capacidad para desentrañar la realidad física microscópica están rigurosamente confirmadas por los resultados experimentales. Cualquier análisis de la materia requiere, por su potencial y precisión, partir de sus presupuestos teóricos. El modelo estándar es la teoría cuántica de campos de las partículas fundamentales. La teoría de campos unifica la teoría cuántica con la Relatividad especial de Einstein, el Principio de Heisenberg y el Principio de Causalidad. La teoría cuántica de campos explica el amplio espectro de partículas a partir de las doce partículas fundamentales y tres bosones mediadores.

La elementalidad de las partículas fundamentales depende de la energía. No es algo absoluto. A altísimas energías, la física de partículas no puede distinguir los elementos básicos de la materia. Todo es un energético dinamismo que hace emerger multitud de partículas denominadas resonancias. Incluso, en situaciones de menor energía, cuando las interacciones físicas determinan las partículas fundamentales por su mayor estabilidad, podemos seguir hablando de la naturaleza emergente de la materia desde un soporte básico primario. El protón no es la mera suma de tres quarks, pues su individualidad carece de sentido. Es, más bien, el todo surgido de una sinergia física que, a su vez, dota al protón de una cierta individualidad y propiedades físicas bien definidas. En su dinámica desde un soporte energético fundamental, la materia emergente evoluciona hacia estados de mayor definición física como consecuencia de sus interacciones cuánticas básicas. Se va adquiriendo una mayor individualidad sin anular definitivamente el potencial emergente de su verdadera ontología.

La emergencia de la materia en un fondo dinámico de energía

El camino recorrido hacia la esencia ontológica de la materia conduce hasta un fondo energético pseudo-espaciotemporal dominado por el Principio de Incertidumbre. Al hablar de fondo de energía nos referimos al mar de energía planckiano de elevadísimas energías. No es una energía independiente, sino un campo de energía ligado con la materia fenoménica, tanto corpuscular como campal.

Esta energética actividad física recuerda a los fenómenos de fluctuaciones del vacío cuántico. Es precisamente esta física del vacío cuántico el límite fronterizo usado por David Bohm (véase La biofísica cuántica de la conciencia, explicada desde la teoría cuántica de David Bohm en Tendencias 21, 19 Marzo 2007) para distinguir entre su física y metafísica. El análisis físico de la materia desemboca finalmente en el estudio de las fluctuaciones de la energía de fondo. Las propiedades físicas de la materia son el producto resultante de las interacciones de esta energía. Cualquier partícula fundamental no es una entidad individual independiente de este fondo de energía. No es tanto una individualidad cuanto el producto de una necesaria coexistencia. Por ello, los físicos de partículas niegan que la masa de una partícula libre sea un observable. Carece de sentido físico porque cualquier partícula está siempre en interacción. Por tanto, al referirse a la masa de una partícula se entiende la masa efectiva que resulta bajo la acción del entorno energético. Las partículas son concentraciones locales del fondo de energía revestidas de fluctuaciones. Dejan de asemejarse a las inmutables esferas de Parménides-Demócrito y se comprenden hoy como campos localizados de energía.

Las propiedades físicas están, pues, íntimamente ligadas con el entorno. La física de partículas no concibe partículas desnudas independientes como si tratara de pequeños corpúsculos indivisibles. Las partículas, cuya naturaleza física fundamental es siempre relativa, son objetos materiales revestidos o apantallados por la actividad del vacío. En síntesis, podemos concluir que cada partícula es más un todo a través de su ligazón a una ontología capaz de hacer emerger materia, que un mero constituyente. La materia es en sí misma más interacción que individualidad, aunque la materia pueda gozar de una relativa independencia a través de estructuras más complejas surgidas en este orden físico holístico.

Comportamiento cuántico coherente de la materia

El desarrollo tecnológico va corroborando las ideas físicas sobre la materia. Sistemas artificiales, en las condiciones físicas adecuadas, presentan un comportamiento cuántico inexplicable desde el conjunto de leyes clásicas. El estudio de estos sistemas cuántico-tecnológicos pone de manifiesto las propiedades físicas coherentes de la naturaleza cuántica subyacente. La materia se estructura de tal forma que los resultados macroscópicos se agrupan en estados discretos. Todo el vasto conjunto de electrones se agrupa de tal forma, que el material sólo adquiere valores bien definidos a partir de la constante de Planck. El efecto Josephson muestra cómo es posible mantener la coherencia cuántica de un sistema incluso cuando es escindido en dos por una barrera de potencial. Este efecto resulta especialmente importante por su sensibilidad de adaptación a la radiación electromagnética del medio.

La materia presenta unas propiedades físicas especiales cuando su dinámica está regida por fluctuaciones del fondo de energía. Un sistema físico guiado por esta dinámica desde un estado crítico puede producir estados de macrocoherencia cuántica en condiciones ambientales extremadamente adversas. Es de notar la relevancia de estas transiciones en sistemas unidimensionales y sus repercusiones en el carácter emergente de la naturaleza campal de la materia.

Fenómenos cuánticos macroscópicos de coherencia cuántica

Los condensados Bose-Einstein son el quinto estado físico de la materia donde se alcanzan niveles elevados de coherencia cuántica y la materia presenta un comportamiento más campal. Resultan especialmente importante los resultados obtenidos en condensados generados a partir de redes ópticas. La interacción de los bosones con la radiación electromagnética permite la existencia de oscilaciones de coherencia cuántica. Los condensados ópticos sufren transiciones reversibles BEC-Mott entre estados coherentes y no coherentes, de tal manera que el sistema oscila entre estados de naturaleza campal y corpuscular. Se hace, pues, manifiesto el doble comportamiento complementario de una misma unidad material, regulada últimamente por el fondo de energías.

Junto a los condensados Bose-Einstein los fenómenos de superconductividad y superfluidez son dos ejemplos paradigmáticos de experimentos que muestran la unidad física coherente de la materia bajo ciertas condiciones técnicas. En ambos casos, la materia presenta una coherencia cuántica para un número macroscópico de partículas clásicas, que dotan al sistema cuántico de una integridad intrínseca con relativa autonomía frente al medio. Más allá de las condiciones físicas ideales para mantener estos agregados cuánticos macroscópicos, en una fase de transición cuántico-clásica, los sistemas coherentes reaccionan positivamente a las perturbaciones externas, generando estructuras físicas (vórtices) que logran mantener la unidad coherente macroscópica. La materia deja de seguir patrones de interacciones corpusculares y se comporta como un todo unitario donde no es posible diferenciar componentes elementales. Nos referimos a los estados macroscópicos de coherencia cuántica.

La naturaleza campal de la materia

El carácter emergentista de los fenómenos físicos apoya una naturaleza ontológica dinámica de la materia que conforma el universo. Los fenómenos macroscópicos de coherencia cuántica revelan a nivel experimental las propiedades fundamentales de la materia como sustrato ontológico capaz de dirimir la relativa individualidad de sus componentes para enlazar coherentemente nuevas realidades campales con un dinamismo unitario. La dimensión campal holista de la materia permite conexiones que conforman un entramado cuánticamente interconectado capaz de realizar instantáneamente complicados procesos. Estos fenómenos cuánticos, junto a la incesante actividad física del fondo de energía nos presentan una naturaleza física de la materia con propiedades emergentes.

Supuesta esta ontología física emergente, resulta natural explicar el origen y evolución del universo como un producto de este substrato metafísico que se hace explícito a través de procesos cuánticos consolidados en el régimen clásico de la experiencia. Las estructuras físicas, los seres vivos, el psiquismo animal y la conciencia son productos que últimamente emergen de esta ontología dinámica. La incesante actividad de esta realidad subyacente dinamiza todo el proceso evolutivo del cosmos, generando estructuras clásicas más complejas y estables, capaces de resonar las propiedades cuánticas de su naturaleza material, tal y como los fenómenos cuánticos macroscópicos mantienen sus propiedades cuánticas a nivel de experimentación.

Materia y conciencia

Análogamente, las propiedades psíquicas de los animales superiores o la formación de sofisticados estados conscientes en el hombre son productos resultantes de la evolución cósmica de estructuras materiales. Las estructuras psíquicas son resonadores más finos capaces de explicitar las propiedades psíquicas de la ontología material. No sólo canalizan la actividad física de la materia, como durante miles de millones de años hizo el universo físico, sino que activan la dimensión psíquica de la materia. En este sentido, la actual neurología propone una coordinación entre las regiones del cerebro más primitivo (físico) y del moderno neocórtex, más susceptible al comportamiento psíquico.

Una explicación científica, coherente con el esquema evolutivo del cosmos, debe centrarse en el paradigma emergentista para poder explicar todas las propiedades psíquicas de los animales superiores, irreducibles a meras conexiones de corte mecano-clásico. Así, sobre aún leves pero prometedores resultados neurológicos experimentales, la neurología cuántica tantea la posibilidad de comprender cuánticamente el cerebro, en la línea vanguardista de los modelos de Bohm y Penrose. La física de microtúbulos y las sinapsis cuánticas (uniones gap) ofrecen nuevas posibilidades para entender el enigma de la conciencia.

Manuel Béjar es miembro de la Cátedra CTR


tendencias21.net

Lunes 09 Febrero 2009
Manuel Béjar 

La religión es un eficaz regulador del comportamiento humano

La religión es un eficaz regulador del comportamiento humano

Ochenta años de investigaciones confirman que los individuos religiosos son más persistentes y más eficientes en la consecución de los objetivos

Las personas religiosas tienen mayor capacidad de autocontrol que las no religiosas, señalan los resultados de la revisión de las investigaciones realizadas a este respecto en los últimos ochenta años. Así, se ha descubierto, por ejemplo, que ciertos rituales religiosos –como la oración o la meditación- afectan a partes de la corteza del cerebro humano que resultan claves en la autorregulación y el autocontrol. Por otro lado, las religiones contribuyen al autocontrol porque proporcionan a los individuos modelos claros de comportamiento. Esta autorregulación permite que los individuos religiosos sean más persistentes y más eficientes en la consecución de los objetivos que para ellos resultan “sagrados”. Una vez conocido el mecanismo, según los científicos, éste puede ser “copiado” por cualquier individuo para implementar cualquier resultado. Por Yaiza Martínez.



La religión es un eficaz regulador del comportamiento humano
Un estudio reciente realizado por especialistas de la Universidad de Miami, en Estados Unidos, señala que las personas religiosas tienen mayor capacidad de autocontrol que las no religiosas. 

La presente investigación ha sido dirigida por el profesor de psicología de dicha universidad Michael McCullough, que lleva años estudiando la relación entre la religión y la psicología del ser humano.

McCullough es autor de diversos libros al respecto, como The Psichology of Gratitude o Handbook of Religion and Health.

Según declaraciones del investigador para The New York Times, sus motivos para el estudio de la religión no son religiosos sino profesionales, y surgen del deseo de comprender el porqué de las religiones y de que éstas parezcan ayudar a tanta gente.

Persistencia y eficacia

Investigaciones realizadas en distintas partes del mundo han demostrado que las personas más devotas tienden a tener un mejor rendimiento escolar, a vivir durante más tiempo y, en general, a ser más felices, asegura McCullough.

Ahora, la revisión por parte del investigador y de su colaborador, Brian Willoughby, de estudios realizados en las últimas ocho décadas ha permitido concluir que la fe religiosa y la devoción fomentan, además, el autocontrol.

Según escriben los científicos en un artículo publicado en el Psychology Bulletin de la American Psychological Association (APA), los resultados obtenidos señalan que la gente religiosa, en general, es más persistente y capaz de alcanzar aquellos objetivos a largo plazo importantes para ellos y para sus grupos religiosos.

Este hecho podría ayudar a explicar porqué las personas religiosas tienden a presentar tasas más bajas de abuso de sustancias, mejor rendimiento académico, niveles más bajos de delincuencia, mejores hábitos de salud, menos depresión y una mayor esperanza de vida.

Religiosidad en todo el mundo

Para el estudio, McCullough y Willoughby evaluaron investigaciones sobre la religión realizadas en los últimos ochenta años, con personas de todas partes del mundo.

Así, se obtuvieron evidencias en diversos campos (como las ciencias sociales, la neurociencia, la economía, la psicología y la sociología) de que las creencias religiosas y sus prácticas hacen que la gente ejerza un mayor autocontrol y regule de manera más eficiente sus actitudes y emociones, con la finalidad de conseguir objetivos para ellos valiosos.

Según McCullough, la importancia del autocontrol y de la autorregulación para la comprensión del comportamiento humano es bien conocida por los sociólogos, pero la posibilidad de que exista un vínculo entre la religiosidad y ese autocontrol no ha recibido aún una atención explícita.

Los científicos insisten en que el presente estudio proporciona evidencias muy claras de que la religión está positivamente relacionada con el autocontrol y con otras características como la amabilidad o la rectitud, consideradas por muchos teóricos los sustratos básicos de la capacidad de autocontrolarse.

La fuerza de los objetivos “sagrados”

Algunas de las conclusiones más importantes derivadas del análisis de resultados señalan, por ejemplo, que los rituales religiosos –como la oración o la meditación- afectarían a partes de la corteza del cerebro humano que resultan claves en la autorregulación y el autocontrol.

Otros estudios sugieren, además, que las imágenes religiosas y la lectura de los libros sagrados potenciarían funciones auto-reguladoras similares.

Por otro lado, se ha detectado que cuando la gente cree que sus objetivos son “sagrados”, emplea más energía y esfuerzo en alcanzar dichos objetivos, por lo que actúan de forma centrada, y finalmente son más efectivos en sus logros.

Además, los estilos de vida religiosos contribuyen al autocontrol porque proporcionan a los individuos modelos claros de comportamiento. La gente está así más atenta a lo que hace, e incluso puede sentir que Dios vigila su forma de actuar.

Estos modelos de comportamiento varían entre unas religiones y otras, pero algunos valores específicos resultan de gran importancia para diversas religiones, como la judía, la cristiana o la musulmana. En todos estos casos, se valora más las relaciones sociales positivas y la armonía social que el individualismo y el hedonismo, que requieren menor autocontrol.

Autocontrol secular

La revisión de las investigaciones sobre religión y autocontrol realizada por McCullough contribuye además a comprender mejor cómo la misma fuerza social que motiva actos de caridad y generosidad puede también provocar que la gente llegue incluso a llevar bombas pegadas al cuerpo para hacerlas estallar en sitios públicos.

Según los investigadores, si se piensa que la religión ayuda a controlar los impulsos personales para servir a objetivos mayores, se comprende que pueda motivar a los individuos a hacer cualquier cosa, positiva o negativa.

Desde una perspectiva más optimista, en The New York Times McCullough recomienda, para cualquiera que desee aumentar su autocontrol, copiar algunos de los mecanismos religiosos que lo posibilitan, como la meditación o la vinculación a organizaciones con grandes ideales.

Las personas religiosas, afirma, se autocontrolan más no sólo por el miedo al juicio de Dios, sino porque están absorbidas por ideales de sus religiones respectivas, que han ido incorporando a sus propios sistemas de valores.

Estos ideales les dan a sus objetivos personales un aura de sacralidad que garantiza su dedicación y persistencia. A cualquier persona, encontrar sus propios “valores sagrados”, aunque no sean religiosos, podría ayudarle en el mismo sentido.


tendencias21.net

Miércoles 14 Enero 2009
Yaiza Martínez

¿Existe conflicto entre Ciencia y Fe?

¿Existe conflicto entre Ciencia y Fe?

Mientras que para la Iglesia Católica no existe motivo alguno para un conflicto entre fe y ciencia, existen muchos científicos que se han empeñado en señalar la imposibilidad de entablar un diálogo sano entre ambas. Un estudio publicado en Estados Unidos mostraría que el problema no sería por causa de la fe ni de la ciencia, sino más bien de algunos científicos, quienes en su mayoría rechazan el dato revelado y se declaran ateos. con sus consecuentes prejuicios y vicios metodológicos.

El Informe

El informe elaborado por los historiadores Edward Larson de la Universidad de Georgia y Larry Witham del Instituto Discovery de Seattle, reveló que sólo el 40 por ciento de los científicos en Estados Unidos cree en un ser supremo y en la existencia de una vida después de la vida, mientras que la mayoría rechaza la sola posibilidad de la existencia de un ser trascendente. Así, según el informe, el 45 por ciento de científicos encuestados niega la existencia de Dios y se declara atea, mientras que un 15 por ciento de «indecisos» se declara agnóstico.

Siguiendo a Leuba

Las cifras, publicadas en la revista científica Nature, coincidieron sorprendentemente con unas presentadas por el investigador James Leuba, hace más de ocho décadas, en 1916. Tal como lo hiciera Leuba a principios de siglo, los dos historiadores realizaron encuestas a 1.000 personas elegidas del American Men and Women of Science, que consigna una relación general de los científicos norteamericanos.

Las cifras

Los científicos respondieron a preguntas acerca de si creían en la existencia de un Dios que responde a las plegarias, en la inmortalidad del hombre, o en la vida después de la muerte. Sorprendentemente los resultados coincidieron con los de Leuba: la mayoría de científicos se proclama abiertamente ateo y niega las verdades fundamentales de la fe. En efecto, en ambas encuestas, cerca del 45 por ciento se declaran «ateo» y el 15 por ciento «agnósticos».

La única diferencia entre la investigación de principios de siglo y la de Larson y Witham está en la distribución de los creyentes en las diferentes disciplinas. Así, mientras que en 1916 los más escépticos frente a la existencia de Dios fueron los biólogos con un 69,5 por ciento; en el reporte de Larson y Witham, la mayoría atea se ubicó entre los físicos y astrónomos.

Prejuicios

De este modo, mientras que la gran mayoría de los norteamericanos se reconoce creyente, en el ambiente científico domina el escepticismo. Así, el trabajo de Larson y Witham vendría a comprobar una vez más el hecho de que muchos científicos tienen ya prejuicios acerca de algunas verdades que enseña la fe tales como la creación, la vida después de la vida o la existencia de Dios, sobre las cuales la ciencia no tiene competencia.

Una muestra de la existencia de este tipo de prejuicios es un episodio producido en Australia y que raya con lo tragicómico. Recientemente un geólogo australiano demandó judicialmente a una compañía que elabora y provee material educativo cuyos contenidos presentan la creación como hecho histórico. En efecto, la institución Creation Science Foundation enfrentó un juicio porque un profesor de geología de la Universidad de Melbourne, Ian Plimer, cree que hablar de la creación como un hecho es simplemente «anticientífico». La fundación científica demandada ha afirmado no tener ningún problema en someter el tema al examen de una entidad científica «neutral» que demuestre la veracidad de sus afirmaciones en el plano meramente científico. El problema ahora será encontrar una institución auténticamente neutral, ya que para muchos científicos lo «neutral» es justamente la incredulidad, mientras que la fe es una «distorsión».

Vicio metodológico

Científicos cercanos a la Creation Science Foundation señalan que «la radicalidad del punto de partida ateo revela prejuicios que pueden distorsionar el propio trabajo científico» y destacan que «el informe de Larson y Witham es otro botón de muestra de cómo los científicos suelen adoptar el ateísmo como una postura natural del quehacer científico, cuando en realidad es un vicio de método que ha llevado a desarrollar la ciencia en términos materialistas a lo largo de este siglo».

Fuente: http://www.aciprensa.com/controversias/ciencia-fe.htm

Necesitará la ciencia una reforma (II)

Necesitará la ciencia una reforma (II)

Autor: Paulo Arieu

LOS ORÍGENES DE LA CIENCIA

¿De dónde viene en realidad la ciencia? Todo comenzó alrededor de seis siglos antes de Cristo con los filósofos griegos, que comenzaron a buscar una respuesta no teológica para la existencia de la vida y el orden del mundo natural. Se hicieron esfuerzos en una dirección protocientífica. Sin embargo, los griegos nunca desarrollaron nada que se parezca a la ciencia moderna. De lo contrario, ¡hubiéramos tenido la edad nuclear y espacial en el año 100 a.C.! La mentalidad griega miró mayormente hacia el mundo natural como un simple ejercicio para la magnífica razón griega, No debía cambiarse el mundo, ni debiera usarse; simplemente debía entendérsele. Todo era un juego de ejercicio mental. Así ellos aplicaron a la naturaleza los sistemas de deducción racional que desarrollaron y aparecieron con muchos hechos grandes e interesantes. Pero esto nunca desarrolló «la era científica».

El doctor Malcolm Jeeves, en su libro The Scientific Enterprise and the Christian Faith [La empresa científica y la fe cristiana hace la pregunta de por qué los griegos nunca avanzaron en sus indagaciones científicas. Señala que una única mezcla del pensamiento griego con una versión muy particular del cristianismo, sobre todo la fe reformada, dio origen a la ciencia moderna.

Jueves escribe: Fue con el redescubrimiento de la Biblia y su mensaje en la época de la Reforma que el desarrollo de la ciencia cobró nuevos ímpetus. Estos nuevos impulsos, corriendo juntos con todo lo mejor del pensamiento griego, fueron a producir la mezcla exacta que desataría la reacción en cadena que llevaría a la explosión de conocimiento que comenzó a principios de la revolución científica, en el siglo dieciséis, y que continúa avanzando con cada vez mayor auge en la actualidad.[3]

No solo la ciencia no se desarrolló con los griegos, sino que tampoco se originó con los hebreos por la simple razón de que para los hebreos, como se puede ver en los Salmos, el mundo natural era simplemente una oportunidad para alabar al Creador. «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos» (Salmo 19.1).

Tampoco pudo la ciencia moderna provenir de los árabes debido a la religión musulmana. Los escritos de Aristóteles, cuando se perdieron para el mundo occidental desde alrededor del 500 d.C. hasta el 1100 d.C., fueron mantenidos por los árabes del norte de África y finalmente reintroducidos en Europa en los años 1100 y 1200. Aristóteles, a diferencia de Platón, tenía una filosofía que podía prestarse al tipo de estudio científico porque era más inductivo que el razonamiento deductivo de Platón. Platón podía llegar a un ideal y deducir toda clase de cosas de él. Aristóteles tendía a mirar a las particularidades e inducir principios a partir de ellos, basándose en los pensamientos de Aristóteles, a los cuales habían tenido acceso, los árabes —incluidos los cristianos Nestorianos— en la Edad Media hicieron en general mucho mayores avances en la ciencia y las matemáticas que los europeos.

Durante todo ese tiempo los árabes tampoco introdujeron ni crearon ciencia real alguna. ¿Por qué? A causa de su religión; del fatalismo que domina la fe musulmana. Como todo está fatalmente determinado, obviamente no tiene sentido tratar de manipular el mundo natural para cambiar algo, puesto que todas las cosas son Inmutables.

La ciencia nunca habría podido llegar a existir entre los animistas de África Central o del Sur u otros muchos lugares del mundo porque ellos nunca hubieran comenzado a experimentar en el mundo natural, ya que todo —desde las piedras, árboles, animales hasta cualquier cosa— contenían en sí espíritus vivientes de varios dioses y ancestros.

La ciencia tampoco habría podido originarse en la India entre los hindúes ni en China entre los budistas porque tanto el hinduismo como el budismo enseñan que el mundo físico es irreal y que la única realidad es la del alma del mundo y que lo más grande que todos debemos aprender es que el mundo físico no es real. Por lo tanto, no habría tenido sentido invertir la vida de uno neciamente en aquello que, en primer lugar, carece de realidad.

La ciencia esperó la llegada del cristianismo, tomó varios de los diferentes esfuerzos y los entretejió para producir en el siglo dieciséis el fenómeno que conocemos como ciencia moderna. Esto fue gracias a muchas enseñanzas fundamentales del cristianismo. Ante todo está el hecho de que hay un Dios racional quien es la fuente de toda verdad y que este mundo es un mundo racional. Esto ofreció la posibilidad de leyes científicas.

Es interesante notar que la ciencia no podía originarse en el concepto filosófico que prevalece en el mundo actual. La filosofía prevaleciente en el mundo occidental de hoy es el existencialismo, el cual es irracional. Sería imposible para la ciencia desarrollarse en un mundo irracional porque ella se basa en el hecho de que si el agua hierve a los cien grados hoy, hervirá a los cien grados mañana y lo mismo ocurrirá el día siguiente, y que hay ciertas leyes y regulaciones que controlan el universo. Todo esto se origina en el concepto cristiano del Dios que creó el mundo; un Dios racional que ha creado un mundo racional.

EL MANDATO CULTURAL.

Otro concepto que el cristianismo originó es el «mandato cultural» de Génesis que hemos citado al inicio de este capítulo, en el que Dios mandó al hombre, desde el principio, a tener dominio sobre la tierra. Los cristianos en el siglo dieciséis, por primera vez, tomaron en serio y trabajaron sistemáticamente en las implicaciones del señorío de Cristo sobre todos los reinos de la tierra. Si Jesucristo Ira a ser Rey en toda la tierra; si fuera Rey de reyes y Señor de Señores; si su reino fuera a gobernar sobre toda la tierra; si su reino ira a estar no solo en el corazón de los hombres sino en todas las esferas de la sociedad humana; si Cristo fuera a ser el todo en todos y si todas las cosas que se hallan en el mundo natural estuvieran allí para la gloria de Dios y para beneficio del hombre, su compañero, entonces el hombre tendría dominio sobre todo ello. Lo hubiera tomado, modelado y usado para su propio beneficio, el de prójimo y para la gloria de Dios. El mundo no estaba aquí simplemente para que se le entendiera como pensaban los griegos, para que condujera a la adoración como pensaban los hebreos; tampoco para que se le negara como pensaban los hindúes ni para que se le adorara como pensaban los animistas, sino que estaba aquí como la creación de un gran Creador, hecho para su gloria y para nuestro bien.

Otro concepto fundamental que condujo hacia la ciencia fue la letrina del pecado. Llegó a quedar en claro que el hombre es pecador y esta pecaminosidad del hombre y su total depravación se tomaron en serio por primera vez. Los reformadores del siglo dieciséis comprendieron que todas las facultades del hombre, incluso su mente, eran depravadas; por tanto, no podemos depender de la razón humana exclusivamente para llegar a toda la verdad como los griegos orgullosamente habían supuesto. A causa de la pecaminosidad del hombre y su propensión a torcer las cosas de acuerdo con sus propios deseos, era necesario para la razón ser respaldada por la experimentación. La ciencia, usted puede recordar, es una mezcla de razón y experimentación, de racionalismo y empiricismo. Es esta combinación de deducción e inducción que a llevado a la ciencia y a todas sus conquistas. Por tanto, todo racionalismo debía ser respaldado por el experimento. Pero el cristiano, sobre todo el calvinista, tomando muy seriamente la total depravación del hombre, pensó que aun la experimentación pudiera tergiversarse para propósitos pecaminosos. Por tanto, esto debía ser siempre evaluado a la luz de las Escrituras porque los cristianos creían que Dios se había revelado en dos libros: El libro de la naturaleza y el de las Escrituras; es decir, una revelación general y una revelación especial. El hombre a quien se ha acreditado haber desarrollado el método científico, Francis Bacon, lo resumió completamente cuando escribió: «Hay dos libros puestos ante nosotros para estudiar y evitar caer en error: En primer volumen de las Escrituras que revelan la voluntad de Dios; el volumen de las criaturas, que expresan su poder».[4]

Y así, el estudio profundo de estos dos libros — la creación y la palabra escrita del Creador — hizo surgir la ciencia moderna.

LAS RAÍCES CRISTIANAS DE LA CIENCIA MODERNA

La ciencia moderna comenzó — observa Francis Schaeffer cuando el concepto de Aristóteles del universo se puso en tela de juicio científicamente.[5] ¿Que era lo que estaba en juego en la revolución de Copérnico? Muchos librepensadores modernos dirán: una cosmología bíblica. En realidad, fue una cosmología aristotélica que fue sacudida hasta la médula por Copérnico. Solo por imponer el pensamiento de Aristóteles sobre la Biblia, la iglesia, erróneamente y mal guiada, pudo censurar a Galileo en 1632.

Schaeffer dice: Puede decirse que se estableció el fundamento de la ciencia moderna en Oxford, cuando allí los eruditos atacaron las enseñanzas de Tomás de Aquino probando que su suprema autoridad, Aristóteles, había cometido ciertos errores acerca del fenómeno de la naturaleza[…] Cuando la Iglesia Romana atacó a Copérnico y Galileo (1564-1642), no fue porque sus enseñanzas tuvieran algo contrario a la Biblia. Las autoridades de la iglesia pensaron así, pero fue porque algunos elementos aristotélicos habían llegado a ser parte de la Ortodoxia de la iglesia y las teorías de Galileo claramente Hitaban en conflicto con ellas. En realidad, Galileo defendió Ha compatibilidad de Copérnico y la Biblia y este fue uno de los factores que condujeron a su juicio.[6]

En años recientes la Iglesia Católica Romana se disculpó públicamente por su censura a Galileo, y el Papa afirmó el importante lugar de la ciencia en nuestra vida.

PROTESTANTISMO Y CIENCIA

James Moore, de la Universidad Abierta en Milton Keynes, Inglaterra, escribe que hay una «clara y plausible evidencia de que el protestantismo dio origen a la ciencia moderna».[7] Por ejemplo, los luteranos tuvieron gran participación en el financiamiento, la publicación y la distribución del libro de Copérnico De Revolutionibus.[8] Moore señala que en el siglo sexto, los luteranos, entre ellos Johannes Kepler, ayudaron a preparar el camino para el desarrollo y en el siglo diecisiete los calvinistas tomaron la delantera.

Una de las grandes organizaciones que ayudaron a propulsar la ciencia y los avances científicos fue la Sociedad Real de Londres para Perfeccionar el Conocimiento Natural, fundada en 1660. La mayoría de sus miembros eran cristianos profesantes. La Sociedad leal comenzó en un colegio cristiano, Gresham College de Londres. En realidad, Gresham era un colegio puritano; por tanto, era de orientación puramente bíblica.

Moore escribe: Allí (en el Colegio Gresham) en 1645, Theodore Haask, inspirado por el educador moravo J. A. Comenio,[9] comenzó reuniones informales que, en 1661, llegaron a ser la Sociedad Real de Londres. Siete de los diez científicos que formaban el núcleo de esas reuniones eran puritanos. En 1663, el sesenta y dos por ciento de los miembros de la Sociedad Real eran puritanos de origen, en una época en que estos eran una pequeña minoría en Inglaterra.[10]

Moore concluye que la razón exacta por la cual el protestantismo «alentó el origen de la ciencia moderna» está en disputa que algunos historiadores ven el énfasis protestante en el sacerdocio de todos los creyentes como un factor significativo. También señala que hubo importantes científicos de los siglos dieciséis y diecisiete que eran católicos romanos.[11]

PIONEROS DE LA CIENCIA: CRISTIANOS CONSAGRADOS

Algunos de los más grandes pioneros de la ciencia fueron cristianos consagrados. Johannes Kepler (1571-1630) acuñó la frase que constituye el título de este capítulo: «Pensando los pensamientos de Dios a su manera». Cuando un científico está comprometí en el estudio de la naturaleza, está investigando qué leyes Dios estableció en ella. Kepler escribió: «Como los astrónomos son sacerdotes del Dios Altísimo en relación con el libro de la naturaleza, nos conviene considerar, no la gloria de nuestras mentes, sino la gloria de Dios».[12] Kepler escribió en The Mystery of the Universe [El Misterio del Universo]: «Ahora, como Dios el Creador jugó, enseñó el juego a la naturaleza, la cual creó a su imagen».[13]

Otro piadoso pionero de la ciencia fue Blas Pascal (1623-1662),cuyo trabajo fue tan importante que incluso ahora un lenguaje de computadora lleva su nombre. Pascal no solo hizo innovaciones en matemáticas, la ciencia de las probabilidades e inventó el primer metro, sino que también fue un cristiano devoto de una secta particular de Francia conocida como los Jansenitas. Estos fueron un grupo calvinista quasi protestante dentro de la iglesia católica»[14] Pascal escribió un clásico devocional cristiano, conocido como los Pensamientos, el cual es una defensa de la fe cristiana. Pascal escribió: La fe nos dice lo que los sentidos no pueden, pero no es contraria a sus descubrimientos. Ella simplemente los trasciende sin contradecirlos».[15]

Pascal usó su mente científica para hacer una convincente apologética del cristianismo. Escribió: «Jesucristo es la única prueba del Dios viviente. Solo conocemos a Dios por medio de Jesucristo».[16] Pascal señala que el conocimiento que tenemos acerca de Dios trasciende lo que podemos detectar con nuestras mentes.

El Dios de los cristianos no consiste simplemente en un Dios autor de verdades matemáticas y del orden de los elementos. Esa es la teoría de los paganos y epicúreos[…] Pero el Dios de Abraham, Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de los cristianos, es un Dios de amor y consolación.[17]

Otro gran científico que veía la ciencia como pensando los pensamientos de Dios fue Isaac Newton (1642-1727) quien escribió copiosamente tanto sobre teología como sobre ciencia. Newton es bien conocido por su piedad, aunque abrigaba algunas dudas. Mientras a veces es tenido por Unitario[18], profesaba creer en Cristo y en su mensaje de salvación.[19]Newton tenía una sólida fe en Dios que apuntalaba su perspectiva científica. Escribió en Principio «Este hermoso sistema solar, planetas y cometas solo puntan proceder del consejo y dominio de un Ser todopoderoso e inteligente».[20] Francis Schaeffer señala que los humanistas se lamentan que Newton, hacia el final de su vida, invirtió mucho más tiempo escribiendo acerca de la Biblia que estudiando la creación independiente del Creador.[21] Esta crítica es predicada sobre la convicción de que la ciencia y las Escrituras son incompatibles, pues que fue la Biblia la que hizo surgir la ciencia moderna Newton dijo: «Tengo una fe fundamental en la Biblia como la Palabra de Dios, escrita por hombres que fueron inspirados. Estudio la Biblia diariamente».[22]

Este gran científico tenía esto que decir sobre el tema de la incredulidad: «El ateísmo es completamente insensato. Cuando contemplo el sistema solar, veo la tierra a la distancia exacta del sol para que recibamos la cantidad apropiada de calor y luz. Eso no ocurrió por casualidad».[23]

Otro gran científico cristiano fue Michael Faraday (1791 -1867) Faraday hizo sus más grandes contribuciones al estudio de la electricidad. Descubrió la inducción electromagnética e inventó el generador.[24]Schaeffer observa que Faraday perteneció a un grupo de comunión cristiana de científicos cuya posición era; «Donde las Escrituras hablan, hablamos; donde las Escrituras callan,callamos»[25] Fue miembro activo de su iglesia que daba una gran importancia a la Biblia y se dice de él que tuvo una sólida fe viviente» en la Biblia y la oración.[26]

¿La ciencia tiene una meta?

¿Adónde va la ciencia? Los científicos estudiaron el mundo de las moléculas y de los átomos, inquirieron en el cosmos y evaluaron los inmensos espacios de las galaxias. Empiezan a entrever el funcionamiento de la vida biológica. Exploran el cerebro. Nada parece detenerlos… ¿Pero adónde va a parar la ciencia? Nadie lo sabe.

¿Qué quiere hacer con el hombre? Nadie lo dice. Los investigadores están ansiosos por conocer y avanzan con el entusiasmo de la búsqueda. ¿Cuál será el resultado? Lo ignoran, ¡pero a pesar de todo avanzan! Algunos se detienen perplejos, pero la mayoría prosigue, aún más encarnizada…

Esta constatación nos recuerda un versículo de la Biblia: “Conozco, oh Señor, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23). Al hombre moderno se le hace creer que es el resultado del azar, que avanza por casualidad y por eso no puede conocer su meta ni conducirse con sabiduría.

¡Pero no somos el fruto del azar! Dios concibió un plan eterno; nada ni nadie lo puede obstaculizar. Él rigió este plan antes de que el hombre estuviera en la tierra. Si confiamos en él, nos conducirá en nuestras vidas. De todos modos llevará a cabo su plan para con los que creen en él. Confiamos en Aquel a quien aprendimos a conocer como siendo el amor mismo.

La neurociencia cuestiona el materialismo imperante

La neurociencia cuestiona el materialismo imperante

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Si se puede demostrar que la mente gobierna el cerebro, es que existe una realidad no material

La revista The Global Spiral publica una reseña del último libro del neurólogo canadiense Mario Beauregard. Esta obra revisa las viejas cuestiones sobre la realidad material, la realidad inmaterial y Dios desde la perspectiva de la neurociencia, estableciendo en esta rama científica dos posturas contrapuestas: la materialista (que cree que no hay nada más allá del cerebro) y la no materialista (que cree que mente y cerebro son dos cosas distintas). Experimentos realizados por Beauregard han demostrado empíricamente que la mente puede gobernar y transformar el cerebro lo que, según él, significa que la materia no es lo único que existe. Esa realidad in-material es, para el científico, consistente con la idea de la existencia de Dios. Pero, señala Beauregard, dicha existencia no será nunca constatada sino tan sólo inferida, porque Dios no puede convertirse en objeto de estudio. Por Yaiza Martínez.

La neurociencia cuestiona el materialismo imperante
Mario Beauregard, director del Laboratorio de Investigación Mente/Cerebro (MBRL) de la Universidad de Montreal, en Canadá, ha publicado recientemente, junto a la periodista especializada en religión y ciencia,Denyse O’Leary, el libro The Spiritual Brain: A neuroscientist’s case for the existence of the soul.

La obra, según explica The Global Spiral, publicación del Instituto Metanexus, explora un debate muy antiguo, en este caso llevado a un contexto moderno: el contexto científico.

Desde esta perspectiva, a las viejas preguntas se les dan nuevos matices: ¿somos los seres humanos algo más que materia y energía?; ¿estamos dotados de un aspecto no material llamado espíritu o alma?; ¿qué pasa con las experiencias religiosas?, ¿son reales o, simplemente, fruto de una actividad cerebral anómala?; ¿es el misticismo un estado elevado de conciencia o sólo una alucinación? ¿qué es nuestra conciencia: la reunión de miles de millones de neuronas o algo que conecta con el universo?

Y es que el aún creciente auge del contexto racionalista y científico cuestiona las verdades religiosas e intenta exiliar a Dios de la cultura humana; mientras que las posturas materialistas, por su parte, hacen que se trivialicen los valores morales, señala The Global Spiral.

Posturas contrapuestas

Concretamente, en el terreno de la neurología, existe una gran división respecto a estas grandes y eternas preguntas. La mayoría de los neurocientíficos, los científicos cognitivos y los biólogos, se aferran a la visión científica tradicional, señalando que fenómenos como el alma o Dios no son más que los chispazos de un cerebro complejo, al igual que lo serían otras alucinaciones y fantasías del ser humano.

Por otro lado, también existen pensadores, entre ellos científicos, que no ven así las cosas. Es el caso de Beauregard, neurólogo que, hace unos años por ejemplo, investigó a un grupo de monjas carmelitas, recopilando según él evidencias de que las experiencias religiosas tienen un origen no-material y que no provienen del cerebro.

Como él, algunos científicos creen que la mente es algo más que las macromoléculas, y que la dimensión espiritual del ser humano existe aunque no contemos con el método apropiado para conocerla.

El libro escrito por Bauregard y O’Leary explora los intentos más recientes por parte de la ciencia de localizar el “gen de Dios”, y defiende que nuestro cerebro está estructurado para la religión y que, por tanto, los intentos para reducir las experiencias espirituales a un fenómeno puramente material están mal enfocados.

Materialismo insuficiente

Según los autores, muchos científicos ignoran evidencias que desafían a los prejuicios materialistas que les impelen a pensar que nuestras experiencias son explicables sólo por causas materiales, y que el mundo físico es la única realidad.

Pero ese materialismo científico no puede explicar por sí solo fenómenos irrefutables como la intuición, la fuerza de voluntad, el efecto placebo en medicina o las experiencias cercanas a la muerte, señalan los científicos.

The Spiritual Brain explora, en definitiva, las últimas investigaciones neurológicas al respecto de todos estos fenómenos más allá de la materia, en un intento de contradecir la perspectiva más extendida, la materialista.

Para ello, los autores han vertido en la obra numerosas citas de autoridades en la materia y han presentado argumentos, según The Global Spiral, bastante persuasivos, sobre lo inadecuado del paradigma materialista actual para la interpretación y el conocimiento de diversas materias.

Neurociencia y Dios

Todas estas ideas las expresó Beauregard en una entrevista publicada por HarperCollins. En ella, el neurólogo explicaba cómo la neurociencia no científica demuestra que la mente es real y puede cambiar el cerebro.

El neurocientífico afirmó haber demostrado, con otros neurocientíficos, cómo la mente influye en el cerebro a través de técnicas de registro de imágenes de la actividad cerebral. Estas técnicas demostraron el poder de la voluntad sobre el cerebro, con participantes que controlaron sus pensamientos tristes o las respuestas eróticas ante imágenes estimulantes en este sentido.

En cuanto a la pregunta sobre si la neurociencia puede demostrar la existencia de Dios, Beauregard señaló que no, porque Dios no puede convertirse en un objeto de la investigación científica, pero el científico opina que determinados fenómenos que ocurren en la mente, como la telepatía, pueden ser consistente con la creencia en una realidad más allá de la materia, y esta creencia podría ser consistente a su vez con la creencia en la existencia de Dios.

En Tendencias21 ya publicamos un artículo en 2007 sobre los estudios de Beauregard y otros neurocientíficos canadienses acerca de las redes neuronales implicadas en las experiencias místicas de las monjas carmelitas.

Fuente:

miércoles 17 Septiembre 2008

Teoría de Kepler sobre la estrella de Belén, avalada por la arqueología y astronomía

Teoría de Kepler sobre la estrella de Belén, avalada por la arqueología y astronomía

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Lunes 22 de Diciembre del 2008
Ciencia y Tecnología
 España

MADRID, España (El Manifiesto/ACPress.net) Una curiosa y extraordinaria revelación arqueológica se encuentra contenida en una tablilla acuñada en caracteres cuneiformes en el Museo estatal de Berlín. Se trata de un auténtico documento astronómico y astrológico que revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 antes de Cristo.

Existen muchas hipótesis sobre la estrella que vieron los sabios o magos de Oriente («magoi» en griego era la palabra con que se denominaba a la casta de sacerdotes persas y babilonios que se dedicaban al estudio de la astronomía y de la astrología) y que les llevó a afrontar según la Biblia un viaje de más de mil kilómetros con el objetivo de rendir homenaje a un recién nacido. La teoría que que ahora les relatamos y es sin duda una de las más verosímiles. 

Hay eruditos y científicos que están convencidos de que la ”estrella de Belén” fue real y se corresponde con lo que conocemos hoy como el planeta Júpiter. Para apoyar esta conclusión han hecho falta detalles para los que se ha recurrido a la astronomía y la historia, algo que ya adelantó en su tiempo el conocido científico y astrónomo alemán Johannes Kepler. 

Lo que ahora se sabe es que existen grandes coincidencias entre los datos de la conjunción astral sumamente inusual que contiene una antigua tablilla -guardada en el Museo estatal de Berlín- y el relato bíblico del nacimiento de la estrella de Oriente que anunciaba el nacimiento de Jesús. Algo que ya el astrónomo Kepler había adelantado como teoría, resultado de sus estudios pero sin el apoyo de este hallazgo arqueológico, producido en 1925.

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«Vinieron… unos magos, diciendo: ¿Dónde está
el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella
hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle» (Mateo 2:2).

¿QUÉ AÑO NACIÓ JESÚS?

Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesús en tiempos del censo ordenado por César Augusto, cuando Quirino era gobernador de Siria, y en los últimos años del rey Herodes, quien falleció en el mes de marzo del año 4 a.C. Para los historiadores, Jesús nació pues unos siete años antes del año «0» del calendario actual. 

El evangelista Mateo (2:2) pone en relación el evento del nacimiento de Jesús en Belén y la adoración de los “sabios de Oriente” con la aparición de una estrella particularmente luminosa e inusual en el cielo de Palestina. 

Y es precisamente en relación a este momento que la tablilla de arcilla ofrece un testimonio particular que apoya en muchos detalles una teoría sobre la veracidad del relato bíblico en lo que concierne a la señal de la estrella de Oriente. Algo ya conocido, pero que traemos como información al hilo de las fechas que se celebra la Navidad en todo el mundo, y con el 6 de enero como «día de los reyes de Oriente». 

APORTACIONES DE LA ASTRONOMÍA

Fue el 17 de diciembre de 1603 cuando Johannes Kepler, el conocido astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, al observar con un modesto telescopio desde el castillo de Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno.

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Johannes Kepler.

Con esta idea hizo concienzudos cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C. Recordó también que el famoso rabino y escritor Isaac Abravanel (1437-1508) había hablado de un influjo extraordinario atribuido por los astrólogos hebreos a aquel fenómeno: el Mesías tenía que aparecer durante una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Kepler habló en sus libros de su descubrimiento, pero la hipótesis cayó en el olvido, perdida entre su inmenso legado astronómico. 

Faltaba una base científica clara. Llegó en 1925, cuando el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones neobabilonias de escritura cuneiforme acuñadas en una tabla encontrada entre las ruinas de un antiguo templo del sol, en la escuela de astrología de Sippar, antigua ciudad que se encontraba en la confluencia del Tigris y el Éufrates, a unos cien kilómetros al norte de Babilonia. La tablilla se encuentra ahora en el Museo estatal de Berlín. 

Entre los numerosos datos de observación astronómica sobre los dos planetas, Schnabel encuentra en la tabla un dato sorprendente: la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis tiene lugar en el año 7 a.C.. Además, se produjo una circunstancia excepcional para un hecho ya de por sí nada frecuente: la conjunción se repitió en tres ocasiones durante un periodo de tiempo de unos pocos meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; del 5 al 15 de diciembre. Además, según los cálculos matemáticos, esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región de la cuenca del Mediterráneo. 

UNA PREGUNTA VEROSÍMIL

Si este descubrimiento se identifica con la estrella de Navidad de la que habla el Evangelio de Mateo, el significado astrológico de las tres conjunciones hace sumamente verosímil la decisión de los sabios-magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para buscar al Mesías recién nacido.

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«Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre
María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros,
le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra» (Mateo 2:11).

Según explica el prestigioso catedrático de fenomenología de la religión de la Pontificia Universidad Gregoriana, Giovanni Magnani, autor del libro “Jesús, constructor y maestro” (Gesú costruttore e maestro, Cittadella, Asís, 1997), “en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo y la constelación de Piscis como el signo del final de los tiempos; y el planeta Saturno era considerado en Oriente como la estrella de Palestina. Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos se aparecería ese año en Palestina. Con esta expectativa llegan los sabios-magos a Jerusalén, según el Evangelio de Mateo 2:2”. “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle”, preguntan los magos a los habitantes de Jerusalén y después a Herodes. 

La excepcional triple conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis explica también la aparición y la desaparición de la estrella a los ojos de los observadores, un dato que coincide claramente con el relato del Evangelio. 

Además, la tercera de estas conjunciones de Júpiter y Saturno, unidos como si se tratara de un gran astro único, tuvo lugar del 5 al 15 de diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, “delante de ellos” (Mateo 2:9). 

UN LARGO VIAJE

Por todas las razones expuestas en esta teoría que estamos analizando, los Magos habrían visto esos eventos como una señal especial en el cielo. El viaje fue largo, por lo que para al momento en que llegaron los sabios-magos a Belén -unos 15 meses después de iniciar el viaje- entonces Jesús no era ya un recién nacido, sino un niño pequeño”, dice Martin. 

Aunque, sin embargo, todas esas teorías sobre la “estrella de Belén” pueden ser un interesante ejercicio intelectual, pero para el Cristianismo lo esencial es que la historia de la estrella señala como centro de la Historia de Dios a Jesús.

MÁS INFORMACIÓN:

Lea la biografía de Johannes Kepler, en el siguiente enlace web:

Biografía de Johannes Kepler

Noticia Relacionada:

La verdadera estrella de Navidad nació en Belén

George Bush: “Mi creencia de que Dios creó el mundo es compatible con las pruebas científicas de la evolución”


George Bush: “Mi creencia de que Dios creó el mundo es compatible con las pruebas científicas de la evolución”
Miércoles 10 de Diciembre de 2008
Política
Estados Unidos

 


En una entrevista del lunes con la televisora ABC, el mandatario saliente hablo sobre sus creencias religiosas. Argumentó que la decisión de ir a la guerra en Irak no estuvo relacionada con sus creencias religiosas.

(NoticiaCristiana.com) El presidente George W. Bush dijo que su creencia de que Dios creó el mundo es compatible con las pruebas científicas de la evolución.

En una entrevista del lunes con la televisora ABC, el mandatario saliente dijo que quizá no tome literalmente a la Biblia, aunque como persona se puede aprender mucho, incluyendo la enseñanza del Nuevo Testamento sobre que Dios envió a su único hijo a la Tierra.

Cuando se le preguntó sobre la creación y la teoría de la evolución, Bush dijo: «Creo que se pueden tener las dos, creo que la evolución puede … me estas sacando de mis asuntos. Sólo soy un simple presidente. Pero bueno, creo que Dios creó la tierra, creó el mundo, pienso que la creación del mundo es tan misteriosa que se necesita de algo tan grandioso y poderoso y no considero que sea incompatible con las pruebas científicas sobre la evolución».

Después dijo: «Sucede que no creo que la evolución explique completamente el misterio de la vida».

El presidente dijo que Dios es tan grande como para amar a personas con diferentes creencias religiosas. «Sí creo que hay un Todopoderoso que es suficientemente grande y suficientemente amoroso para incluir a mucha gente».

Cuando se le preguntó si pensaba que no podría haber sido presidente si no fuera por su fe, Bush respondió: «No lo sé, es difícil decirlo. No sé qué podría haber sido de mí. Estoy muy seguro de que habría sido una persona bastante egoísta».

Bush, que pondrá fin el 20 de enero a su gobierno de ochos años, indicó que en muchas ocasiones se le pregunta si considera que fue elegido por Dios para ser presidente de Estados Unidos.

«No lo puedo saber», dijo, «No tengo tanta seguridad acerca de conocer al Todopoderoso como para decir, ‘Sí, dios me quería para todas esas personas»’.

También dijo que la decisión de ir a la guerra en Irak no estuvo relacionada con sus creencias religiosas.

«La basé en la necesidad de proteger a la población estadounidense del peligro», dijo Bush.

LA ESPECIE Y LOS MECANISMOS DE AISLAMIENTO REPRODUCTIVO.

LA ESPECIE Y LOS MECANISMOS DE AISLAMIENTO REPRODUCTIVO.

Aunque las especies son identificadas en la vida cotidiana por su apariencia, hay algo fundamental a tener en cuenta para su distinción: los individuos de una misma especie son capaces de cruzarse entre sí, pero no con individuos de otras especies diferentes.

Aunque el aislamiento reproductivo es un criterio claro para decidir si dos individuos pertenecen a la misma especie, se dan ambigüedades en la práctica por dos razones. La primera, es que veces no se sabe si individuos que viven en distintas regiones pertenecen a la misma especie, porque se desconoce si podrían cruzarse. La segunda razón se relaciona con el criterio de la evolución gradual: el origen de nuevas especies ocurre cuando dos poblaciones que antes pertenecían a la misma especie, divergen una de la otras y se convierten en dos especies diferentes; pero el proceso es gradual, y no hay un momento exacto en que se pueda decir que ambas poblaciones son ya dos especies diferentes. De este modo, se dan situaciones intermedias de divergencia.

El origen de una nueva especie implica la evolución de mecanismos o barreras biológicas que impidan el entrecruzamiento con individuos de otras especies. Las propiedades biológicas que impiden el apareamiento se llaman mecanismos de aislamiento reproductivo, y se pueden clasificar en dos grupos:

precigóticos, aquellos que impiden la fecundación del óvulo, y que pueden ser ecológicos, estacionales, conductuales, mecánicos y gaméticos;

postcigóticos, los que interfieren en el desarrollo del individuo o lo hacen estéril, de manera que no pueda dejar descendencia, pudiendo ser la inviabilidad y la esterilidad de los híbridos.

1. Aislamiento ecológico. A veces, individuos que ocupan el mismo territorio viven en diferentes hábitats y, por tanto, no tienen oportunidad de cruzarse. Por ejemplo, varias especies morfológicamente indistinguibles del mosquito Anopheles, que están aisladas por sus diferentes hábitats (aguas salobres, dulces y estancadas).

Barreras Geográficas (1) Barreras Geográficas (2)

2. Aislamiento estacional. Los organismos pueden madurar sexualmente en diferentes estaciones o horas del día.

3. Aislamiento conductual. La atracción entre machos y hembras, o entre gametos masculinos y femeninos, en el caso de plantas y organismos acuáticos, es necesaria para que se produzca la unión sexual.

Especies Diferentes

 

Entre los animales es, quizá, el más poderoso. Por ejemplo, existen tres especies gemelas de Drosophila, casi indistinguibles morfológicamente (D. serrata, D. birchii y D. dominicana),nativas de Australia, Nueva Guinea y Nueva Bretaña, que en muchas regiones coexisten geográficamente. A pesar de su semejanza genética y proximidad evolutiva, no existen híbridos en la naturaleza.

La fuerza del aislamiento ecológico entre las especies gemelas ha sido comprobada en el laboratorio agrupando machos y hembras de diferentes especies.

4. Aislamiento mecánico. La cópula es a veces imposible entre individuos de diferentes especies, ya sea por el tamaño incompatible de sus genitales, o por variaciones en la estructura floral.

5. Aislamiento gamético. En los animales con fecundación interna los espermatozoides son inviables en los conductos sexuales de las hembras de diferentes especies. En las plantas, los granos de polen de una especie generalmente no pueden germinar en el estigma de otra.

6. Aislamiento postcigótico. Los MAR que actúan tras la formación del cigoto pueden ser clasificados en diferentes categorías: inviabilidad, esterilidad y reducción de ambas. Por ejemplo, los embriones de borrego y vaca mueren en estados incipientes de desarrollo. La inviabilidad de los híbridos es común en plantas, cuyas semillas híbridas no germinan.

MODELOS DE ESPECIACIÓN.

Una especie está formada por grupos de organismos (poblaciones) que están reproductivamente aislados de individuos de otras especies. Por tanto, la cuestión del origen de las especies se centra en determinar cómo se genera el aislamiento reproductivo. Para ello, se han propuesto dos teorías:

La teoría incidental considera que dos poblaciones que están separadas divergen genéticamente como consecuencia de su adaptación al entorno local.

La teoría selectiva considera el aislamiento reproductivo como un producto directo de la selección. En el caso de que dos poblaciones estén ya genéticamente un tanto diferenciadas, los híbridos estarán menos adaptados que los no híbridos.

Las dos teoría anteriores no son necesariamente incompatibles. El aislamiento reproductivo puede aparecer como subproducto accidental de las barreras geográficas y de la adaptación a los medios diferentes. En otras ocasiones se requiere de una explicación por ambas teorías. El aislamiento reproductivos se inicia como consecuencia de la divergencia genética que tiene lugar en poblaciones geográficamente separadas; pero es completado por la selección natural una vez que surge de nuevo la oportunidad de apareamiento, cuando los híbridos tienen baja eficacia biológica.

La ausencia de flujo genético hace posible que las dos poblaciones se diferencien genéticamente como consecuencia de la adaptación y de la deriva genética.

El patrón más común de especiación se conoce como especiación geográfica o especiación alopátrica . La primera etapa se inicia como resultado de la separación geográfica de poblaciones. Si la separación continúa durante algún tiempo, aparecerán mecanismos de aislamiento reproductivo postcigóticos, como resultado de la divergencia genética entre las dos poblaciones.

La segunda etapa comienza cuando se presenta la oportunidad para el cruzamiento debido a un cese del aislamiento geográfico. Si la eficacia de los híbridos es suficientemente reducida, la selección natural promoverá el desarrollo de mecanismos de aislamiento reproductivo precigóticos y las dos poblaciones pueden evolucionar hasta convertirse en especies diferentes.

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