Argumentos de la existencia de Dios III

Argumentos de la existencia de Dios III

Autor: Paulo Arieu

III— El argumento de la causa final[0]

Este argumento fue traído por Anaxágoras, Sócrates, Platón y Aristóteles.

«El argumento teológico dice que desde que el universo despliega tal maravilloso diseño, debe haber habido un diseñador Divino. Por ejemplo, aún si la tierra estuviera unos pocos cientos de millas más cerca o más lejos del sol, no sería capaz de mantener mucha de la vida que en la actualidad lo hace. Si los elementos en nuestra atmósfera fueran diferentes aún en un pequeño porcentaje, cada cosa viviente sobre la tierra moriría. Las probabilidades de una simple molécula de proteína formada por casualidad es 1 en 10 elevado a la potencia 243 (es decir, 10 seguido de 243 ceros). Una simple célula consta de millones de moléculas de proteína.»[1]

EL TEÍSMO CRISTIANO

EL   TEÍSMO   CRISTIANO

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No se trata de una pura elaboración de la fantasía, a la manera de los mitos, sino de una hipótesis perfectamente legítima, que se construye sobre datos en parte adquiridos por la razón, y en parte provenientes de las creencias religiosas. He aquí, en breve, la explicación que da de la concordancia del pensamiento y del sér.

a) Averiguada, con las luces naturales de la razón, la existencia de DIOS, Ser eterno, infinito, CAUSA PRIMERA de todas las cosas; nuestro entendimiento halla en El la fuente común de la idealidad y de la realidad. Sin duda, las creencias religiosas refuerzan estas persuasiones, e inducen a admitirlas con más facilidad. Por eso, confesamos que la influencia de la Religión en esta hipótesis es innegable.

b) DIOS, desde toda la eternidad, se conoció a sí mismo, y al tener percepción de sí, conoció la imitabilidad de su Ser, o sea la posibilidad de que sus perfecciones pudieren ser participadas y remedadas, aunque muy limitadamente, por criaturas; es decir, por seres que El pudiere crear.

c) Al percatarse de la «imitabilidad» de su naturaleza, conoció las esencias eternas de todas las cosas. Tuvo concepto o idea de éstas. Presentáronse a su mente divina los planes acabados de todos los seres creados que pudieren existir. Esos planes de las cosas existieron siempre en el entendimiento de Dios; son eternos. Ellos son las ideas o esencias eternas de la cosas.

d) Cuando llegó el tiempo prefijado desde toda la eternidad, por un acto libre de su voluntad, el  Todopoderoso  creó   todas las cosas; vale decir, dio realidad física, objetiva, a las cosas, cuyas esencias metafísicas conoció ab aeterno. Al crearlas, las hizo perfectamente concordes con sus planes o ideas. Los objetos son exactamente como Dios los conoce; y son así, porque El los concibió de esa manera. Todos ellos guardan entre sí, en el universo, y con el Creador, el orden que El previo con su sabiduría infinita y estableció con su omnipotencia.

e) Las ideas perfectas, eternas, de las cosas, están en el entendimiento divino.  Pero ellas se verifican y se realizan en cada criatura. Las criaturas, en su ser físico, están fuera de la mente divina. Las  esencias eternas de las  cosas son inmanentes  en Dios; los objetos creados son trascendentes a El.

f) Dios dio a algunas criaturas la facultad de conocer, y quiso que ellas imitasen, dentro de sus limitadas capacidades, su perfección de conocer. Él conoce todas las cosas tales como son, Las criaturas, que participan de su facultad de conocer, deben obtener, por tanto, conocimientos de las cosas como son en sí; si bien, ni tan perfecta ni tan enteramente como Dios. Pero los pocos conocimientos que pueden adquirir con sus limitadas posibilidades, deben ser concordes con el sector de realidad que les es dado captar. Si no fuera así, no conocerían de ninguna manera como Dios conoce.

g) El hombre es un ser dotado de cuerpo material y alma espiritual. Dios quiso que conociese como la materia puede hacerlo, por medio de imágenes materiales, conformes con la realidad concreta de las cosas materiales, y también como el espíritu puede, por medio de conceptos o ideas que captan las esencias de las cosas y las relaciones que guardan entre sí, con el universo y con el Creador.

h) Dios no intenta nada en vano. Cuanto quiere hacer, lo puede. Habiendo querido que el hombre conociese como El conoce —si bien, no tan perfecta ni enteramente como El—, le dio poder de conocer las cosas como son en sí, dentro del campo a que se extienden sus posibilidades. No conocerá todo lo que se puede saber de las cosas; pero lo poco que percibe, es conforme con la realidad.

Así estableció Dios la concordancia y la armonía entre el conocimiento y el ser.

No deja de ser ésta una teoría muy interesante.

Fuente:

Patricio Hopkins,Filosofía ,pag. 199-200,ediciones Almagro,Bs.As, Argentina , 1975

Dios y el problema metafisico V – LA INTUICIÓN DE DIOS

Dios y el problema metafisico V – LA INTUICIÓN DE DIOS

Algunos filósofos modernos — FICHTE, SCHEIXING, HEGEL, MAX SCHELEB, MALEBRANCHE, BERGSON— sostienen que podemos alcanzar una intuición de Dios. El conocimiento que de El tenemos, no es resultado de razonamientos. Es una intuición.

El argumento de Bergson:

1. En primer lugar, es menester recordar que Bergson era empirista. Escribió: «No hay otra fuente de conocimiento que la experiencia».
Consecuente con su posición, pretendió señalar una vía experimental para llegar al conocimiento cierto de Dios.

2. He aquí resumido su razonamiento:
Hay algunos hombres dignos del mayor crédito que han afirmado que llegaron a ponerse en contacto con la Divinidad.
Los grandes místicos cristianos están entre los que esto aseguraron.
Hay que reconocer en la vida de esos hombres el influjo de una excepcional virtud, de caridad universal y operante, en la cual refulge la más perfecta expresión de la Divinidad.

Ahora bien; si estos hechos se consideran a la luz de las conclusiones ya probadas en la filosofía (se entiende en la de Bergson), engendran certeza de la existencia de Dios.
Luego, DIOS EXISTE.

N. B. — Las conclusiones que Bergson cree haber demostrado en sus libros y que tienen atinencia con esta prueba, son:

a) La verdad metafísica no puede alcanzarse sino por una cierta intuición interna.
b) Esta intuición se da en todos los hombres en algún grado; pero de un modo más perfecto solamente en algunos de ellos.

Ahora bien; como los místicos cristianos aseguran que llegaron a la más perfecta intuición —y sus vidas corroboran de muchas maneras que deben de haberla alcanzado—, entonces hay que creerles sin temor de equivocarse.

3. Podrían hacerse muchos reparos a la filosofía de Bergson y a las bases de esta prueba. Pero hay que conceder que las experiencias de los místicos cristianos (que nadie puede negar fundadamente) inducen a admitir la existencia de Dios.

Dichas experiencias no pueden explicarse cabalmente sin la existencia de Dios. Además, los admirables efectos obrados en las vidas de los místicos, y los portentosos hechos que acompañan sus experiencias, apuntan certeramente a la existencia de Dios como causa necesaria para la producción de esos efectos y sucesos.

Conclusión: Basta lo dicho, para demostrar que las figuras cumbres de la Filosofía y la inmensa mayoría de los filósofos son teístas, admiten la existencia de Dios. Difieren solamente en sus opiniones sobre la naturaleza de Este, y sobre el modo de adquirir conocimiento cierto de su existencia. Yo no hallo razón suficiente para cantar fuera de coro. A la afirmación convencida y corroborada de tantos y tan esclarecidos pensadores presto mi más íntimo y caluroso asentimiento.

Fuente:

Patricio Hopkins,Filosofía ,pag. 289-290,ediciones Almagro,Bs.As, Argentina , 1975

 

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DIOS Y EL PROBLEMA METAFISICO

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1. Naturalmente, el estudio profundo, filosófico, del ser, que se hace en la Metafísica,  debe incluir este tan  importante problema:
¿Cuál es el ORIGEN DEL SER, del UNIVERSO y del HOMBRE en particular?
Es un problema que suscita sumo interés en todos los hombres. Sería muy difícil —si no enteramente imposible— encontrar un pueblo, aunque sea el más primitivo, que no haya tenido gran inquietud por resolver este problema, y que no haya presentado ninguna solución racional o imaginaria.
2. También los entendimientos más reflexivos de los filósofos indagaron hondamente este problema.
¿Cuál fue la solución que hallaron?
Como de costumbre, se elaboraron distintas hipótesis.
a) Unos pensaron que todos los seres son eternos, y por lo tanto, tienen en sí mismos la razón suficiente de su existencia.
b) Otros opinaron que los seres son partes o modificaciones de un todo absoluto eterno.
c) Pero ¿cuál fue la solución que aceptaron la mayoría de las cumbres del pensamiento filosófico?… Fue la de la existencia de un ser necesario, infinito, Causa Primera, eficiente, de todos los demás seres finitos.
 
ANAXÁGORAS, PLATÓN, SÓCRATES, ARISTÓTELES, en la antigüedad, encabezan la multitud de filósofos de aquellas edades que abrazaron esta opinión. SANTO TOMÁS DE AQUINO, SAN ALBERTO MAGNO, DUNS Escoro, son las cimas del pensar filosófico de la Edad Media, que casi con unanimidad acepta esta hipótesis. DESCARTES, BACON, KANT, LEIBNITZ, son las figuras descollantes de la Filosofía Moderna, y ellos aceptaron la misma solución, si bien presentaron argumentos diferentes para comprobar la existencia de Dios.
3. Por DIOS se entiende:
a) un Ser eterno en su duración (sin principio ni fin);
b) infinito en sus perfecciones (posee la plenitud del ser);
c) único en su sustancia;
d) causa primera, eficiente, de todos los demás seres finitos.
4. La existencia de Dios es una solución racional, filosófica, de sólido fundamento, que aclara satisfactoriamente el problema del origen del ser, del universo y del hombre en particular. No se demuestra por la sola experiencia; pero sí se demuestra con toda legitimidad por medio del razonamiento sobre datos recogidos por la experiencia.
5. Si no se admite esta solución —y su rechazo es siempre violento para la razón—, se tiene que reconocer:
a) que se desprecia una explicación racional, muy satisfactoria, del problema en estudio;
b) que cualquiera otra solución que se presente no eliminará, por cierto, las dificultades que pueda tener la primera, sino que las aumentará.
Ejemplo:   Si en vez de admitir un Ser Superior, Espiritual, Infinito, Onico, Eterno, distinto del universo, Causa Primera de todos los demás seres, se sostiene la eternidad del universo; la dificultad que algunos hallan en la explicación tradicional de tener que admitir un ser eterno, «a se», no desaparece. Se traslada simplemente a otro suieto: al universo, en el cual la experiencia diaria nos comprueba caracteres de contingencia y mutabilidad que bacen mucho más difícil aún admitir la eternidad en él. La nueva solución, por consiguiente, no quita la dificultad de la primera; antes la aumenta.
6. Frente a una solución que quizá no elimine por completo toda dificultad y por ende no engendre absoluta certeza, pero que es muy satisfactoria, y otra que, en vez de aminorar las dificultades, las aumenta; estimo que la actitud verdaderamente racional es aceptar la primera,
y no apartarse de ella mientras la otra no presente pruebas más convincentes. 
7. Los argumentos de la existencia de Dios que a continuación expondremos, se basan en el principio de causalidad.
 La  experiencia nos pone muy a menudo en contacto con muchos efectos en el universo.
Por sus caracteres conocemos que son efectos. Son cosas contingentes, imperfectas, limitadas; por ende, no existen por sí mismas.
Siendo efectos, deben tener causas. Una causa adecuada debe existir para explicar cada efecto. El razonamiento por el cual nos elevamos del efecto percibido en la experiencia al conocimiento de la causa, no observada directamente, es del todo legítimo, siempre que el principio de causalidad sea cierto…, y no hay prueba alguna convincente de que no lo sea.
Fuente: 

EL PROBLEMA METAFISICO

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El problema metafísico.    El ser.    Ser, existencia, realidad. Dios y el problema metafísico.

Introducción:

La metafísica

Históricamente, la metafísica ha sido rama indisociable de la filosofía, incluyendo ésta a la metafísica general u ontología y a la metafísica especial (cosmología filosófica, psicología racional o antropología especulativa , y teología racional o teodicea. Sin embargo, en el siglo XX, filósofos como Bertrand Russell, Karl Popper, Elí de Gortari y Mario Bunge se han opuesto a estas formas de filosofía. La propuesta es que, básicamente, la filosofía que propiamente puede llamarse científica consiste en la lógica, la filosofía de la ciencia (epistemología, ontología y metodología) y la filosofía del lenguaje. ¿Acaso no son científicos los trabajos de Bunge sobre epistemología? Así, según nuestra concepción contemporánea de filosofía, la teología no es filosofía, ni siquiera la teología racional; es más, hoy debemos negar la existencia de tal teología racional o teodicea, tratando de impulsar una filosofía científica que, a excepción de la lógica, se base en evidencias empíricas. Con respecto a la labor de la filosofía, Elí de Gortari plantea lo siguiente: